sociedad

Category: Heidegger - Obra em espanhol
Submitter: Murilo Cardoso de Castro

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Ahora bien, ¿desde dónde y cómo se determina la esencia del hombre? Marx exige que se conozca y reconozca al “ser humano”. Y él lo encuentra en la “SOCIEDAD”. Para él, el hombre “social” es el hombre “natural”. En la “SOCIEDAD” la “naturaleza” del hombre, esto es, el conjunto de sus “necesidades naturales” (alimento, vestido, reproducción, sustento económico), se asegura de modo regular y homogéneo. El cristiano ve la humanidad del ser humano, la humanitas del homo, en la delimitación frente a la deitas. Desde la perspectiva de la historia de la redención, el hombre es hombre en cuanto “hijo de Dios” que oye en Cristo el reclamo del Padre y lo asume. El hombre no es de este mundo desde el momento en que el “mundo”, pensado de modo teórico-platónico, es solamente un tránsito pasajero hacia el más allá. Heideggeriana: CartaHumanismo

Posteriormente, la palabra “nihilismo” entró en circulación gracias a Turgueniev para denominar la concepción según la cual sólo el ente accesible en la percepción sensible, es decir experimentado por uno mismo, es real y existente, y ninguna otra cosa. Con ello se niega todo lo que esté fundado en la tradición y la autoridad o en cualquier otro tipo de validez. Para esta visión del mundo, sin embargo, se utiliza generalmente la designación “positivismo”. La palabra “nihilismo” es empleada por Jean Paul en su Vorschule der Ästhetik, par. 1 y 2, para designar como nihilismo poético a la poesía romántica. A ello conviene confrontar el prólogo de Dostoievski a su discurso sobre Pushkin de 1880 (Sämtliche Werke, ed. por Moeller v. d. Bruck. sección 2a., t. XII, pág. 95). El pasaje en cuestión dice: “Por lo que respecta a mi discurso, en él quería desplegar simplemente los siguientes cuatro puntos relativos a la importancia de Pushkin para Rusia: 1) Que Pushkin, con su espíritu profundo, penetrante y altamente dotado, y partiendo de su corazón auténticamente ruso, ha sido el primero en descubrir y reconocer como lo que es ese fenómeno significativo y patológico de nuestra intelectualidad, de esa SOCIEDAD nuestra desarraigada que se cree muy por encima del pueblo. Lo ha reconocido y ha sido capaz de poner plásticamente ante nuestros ojos el tipo de nuestro hombre ruso negativo: el hombre que no tiene sosiego y que no puede contentarse con nada de lo que existe, que no cree en su tierra natal ni en las fuerzas que surgen de ella, que en última instancia niega a Rusia y a sí mismo (o mejor dicho, a su clase social, a todo el estrato de la intelectualidad a la que él también pertenece y que se ha desprendido de la tierra de nuestro pueblo), que no quiere tener nada en común con sus compatriotas y que sufre sinceramente por todo esto. El Aleko y el Onegin de Pushkin han suscitado en nuestra literatura una serie de figuras similares.” Heideggeriana: NiilismoEuropeu

Esta época muestra una obviedad peculiarmente indiferente respecto de la verdad del ente en su totalidad. O bien el ser se explica aún de acuerdo con la tradicional explicación cristiano-teológica del mundo, o bien el ente en su totalidad — el mundo — se determina invocando “ideas” y “valores”. Las “ideas” recuerdan el comienzo de la metafísica occidental en Platón. Los “valores” remiten a la relación con el final de la metafísica en Nietzsche. Sólo que las “ideas” y “valores” no siguen siendo pensados en su esencia y en su proveniencia esencial. La invocación de “ideas” y “valores” y la posición de las mismas son el recurso más corriente y comprensible para la interpretación del mundo y la conducción de la vida. Esta indiferencia frente al ser en medio de la suprema pasión por el ente testimonia el carácter totalmente metafísico de la época. La consecuencia esencial de este estado de cosas se muestra en que las decisiones históricas se han trasladado ahora, de modo consciente, voluntario y total, de los diferentes dominios de la anterior actividad cultural — política, ciencia, arte, SOCIEDAD — al ámbito de la “cosmovisión”. La “cosmovisión” es esa figura de la metafísica moderna que se vuelve inevitable cuando comienza su culminación en dirección de lo incondicionado. La consecuencia es una peculiar uniformidad de la hasta ahora múltiple historia occidental-europea, uniformidad que se anuncia metafísicamente en el acoplamiento de “idea” y “valor” como recurso determinante para la interpretación cosmovisional del mundo. Heideggeriana: NiilismoEuropeu

Pero, ¿como qué es tomada de antemano en estas ciencias esa exsistencia pasada? ¿En qué carácter objetual, como qué clase de objeto, queda ahí o es ahí o está ahí para esas ciencias? El arte, la literatura, la religión, las costumbres, la SOCIEDAD, la ciencia, la economía quedan (para esas ciencias) en una caracterización que, marcando la dirección, va por delante de toda inquisición o determinación concretas que en cada caso puedan emprenderse: a esas ciencias todo ello les sale de antemano al encuentro (se lo topan) como “expresión”, como objetivaciones de lo subjetivo, como una vida de la cultura (como un alma de la cultura) que, bullente, aspirase a cobrar forma en ellas. Heideggeriana: Hermeneutica1923

Preguntamos: ¿De dónde y cómo es que adviene un espíritu nuevo a la Universidad Alemana, a principios del siglo 19? El siglo anterior, el siglo 18, lo solemos denominar: la Edad de la Ilustración y de la Revolución Francesa. Estas corrientes espirituales y movimientos políticos sacan su fuerza impulsora y sus orientaciones, en general, a partir de la aparición del espíritu moderno — de la modernidad. Esta se había distanciado del Medioevo. El nacimiento del espíritu moderno se lleva a cabo como una modificación de la posición del hombre [Umwandlung der Stellung des Menschen] al interior de la totalidad del ente. Esta modificación es, dicho de un modo más preciso, la emancipación del hombre de sus ligazones anteriores. A ello hay que agregar una meditación en torno a las facultades y a los poderes propios del hombre. Esta emancipación [Befreiung] se lleva a cabo en tres direcciones principales. 1. El desligarse del régimen de vida sobrenatural de la iglesia cristiana y de la autoridad de los dogmas. El hombre traslada su acción y su saber a las energías propias del cálculo del mundo, de la invención, del descubrimiento y de la conquista de tierras extrañas y territorios por el globo. 2. El desligarse del hombre de sus lazos con las criaturas naturales, con los seres vivos y lo orgánico. Conversión [Umdeutung] de toda la naturaleza a lo mecánico calculable, a lo que es controlable según las máquinas. 3. El desligarse del hombre fuera de su comunidad y de las regulaciones originarias. El hombre que se sabe a sí mismo [algo] individual, es el elemento normativo y el fundamento configurador de la nueva regulación. La comunidad se hace ahora una SOCIEDAD, es decir, una asociación de muchos individuos, en virtud de su compromiso y su contrato de acuerdo a una racionalidad. El estado se halla fundado sobre un contrato. Heideggeriana: UniversidadeAlema2

Esta verdadera libertad histórica como la autonomía del reconocimiento de pueblo a pueblo no precisa de una SOCIEDAD aparentemente organizada en una “Liga de las Naciones”. Empero, la liberación de un pueblo para sí mismo, acontece a través del estado. El estado no como aparato, ni como obra de arte, ni como limitación de la libertad — sino en tanto que deja en franquía para la libertad interna de todas las potencias del pueblo de acuerdo a la legalidad de su jerarquía más interna. Un estado es solamente en la medida que llega a ser, llega a ser el ser histórico del ente llamado pueblo. La verdadera libertad histórica de los pueblos de Europa es, sin embargo, el supuesto para que el occidente retorne nuevamente hacia sí mismo histórica — y espiritualmente, y a-segure [sicher-stellt] su destino en la gran decisión de la Tierra frente a lo Asiático. Heideggeriana: FilosofiaAlema

Es sólo porque el hombre se ha convertido en sujeto de modo general y esencial, y en la medida en que eso ha ocurrido, por lo que a partir de entonces hay que plantearle la pregunta expresa de un Yo limitado a su gusto y abandonado a su arbitrariedad o el Nosotros de la SOCIEDAD, si quiere ser como individuo o como comunidad, si quiere ser una persona dentro de la comunidad o un mero miembro de un grupo dentro de un organismo, si quiere y debe ser como Estado, nación y pueblo o como la humanidad general del hombre moderno, si quiere y debe ser el sujeto que ya es en tanto que ser moderno. Sólo allí en donde el hombre ya es esencialmente sujeto, existe la posibilidad de caer en el abuso del subjetivismo en sentido del individualismo. Pero, del mismo modo, sólo allí en donde el hombre permanece sujeto, tiene sentido la lucha expresa contra el individualismo y a favor de la comunidad como meta de todo esfuerzo y provecho. Heideggeriana: ImagemMundo

El referido fragmento se encuentra con el número 749 en el capítulo tercero del tercer libro de La voluntad de poder. Este capítulo fue titulado por los editores: “La voluntad de poder como SOCIEDAD y como individuo”. La primera sección, en la que se integró este fragmento, lleva el encabezamiento “SOCIEDAD y Estado”. El fragmento dice así: “Los príncipes europeos tendrían que meditar realmente acerca de si pueden prescindir de nuestro apoyo. Nosotros, inmoralistas, somos hoy el único poder que no necesita aliados para llegar a la victoria: por eso somos, con mucho, los más fuertes entre los fuertes. Ni siquiera necesitamos la mentira: ¿qué otro poder podría prescindir de ella? Una fuerte seducción lucha por nosotros, quizás la más fuerte que haya: la seducción de la verdad… ¿de la “verdad”? ¿Quién me ha puesto esta palabra en la boca? Pero ya la vuelvo a sacar, desdeño la orgullosa palabra: no, tampoco la necesitamos a ella, llegaríamos al poder y a la victoria también sin la verdad. El encanto que lucha por nosotros, el ojo de Venus que cautiva y enceguece hasta a nuestros enemigos, es la magia del extremo, la seducción que ejerce todo extremo: nosotros, inmoralistas, somos los extremos… Heideggeriana: VontadePoder

Los editores del libro La voluntad de poder han pensado de modo muy extrínseco, o bien no han pensado en absoluto, cuando, extraviados evidentemente por las primeras palabras del fragmento: “Los príncipes europeos…, sólo se les ocurrió relacionarlo de inmediato con el “estado” y la “SOCIEDAD” y colocaron el fragmento en el sitio completamente equivocado en el que ahora se encuentra. A causa de esta equivocación aparentemente inofensiva, el contenido y el peso del fragmento quedan ocultos; no logra salir a la luz la pregunta totalmente decisiva que encierra en sí, la pregunta: ¿qué sucede cuando ha caído la distinción entre un mundo verdadero y un mundo aparente?, ¿qué ocurre con la esencia metafísica de la verdad? Nietzsche ha respondido en la obra El ocaso de los ídolos, escrita e impresa en pocos días antes del 3 de septiembre de 1888, pero publicada sólo en 1889, después de su colapso. En esa obra se encuentra una sección que lleva el título: “Cómo el mundo verdadero se convirtió finalmente en fábula. Historia de un error”. En seis breves párrafos se relata esta historia (cfr. pág. 240). El último párrafo dice: “6) Al mundo verdadero lo hemos abolido: ¿qué mundo queda?, ¿el aparente, quizá?… ¡Pues no!, ¡con el mundo verdadero también hemos abolido el aparente! Heideggeriana: VontadePoder

Si Nietzsche cierra su caracterización de la esencia del valor con la palabra devenir hay que concluir que esa palabra final nos señala el ámbito fundamental al que únicamente y en general pertenecen los valores y la instauración de valores. “El devenir” es, para Nietzsche, “ la voluntad de poder”. La “voluntad de poder” es por tanto el rasgo fundamental de la “vida”, palabra que Nietzsche también usa a menudo en un sentido amplio que la pone al mismo nivel que el “devenir” dentro de la metafísica (vid. Hegel). Voluntad de poder, devenir, vida y ser en su sentido más amplio significan en lenguaje de Nietzsche lo mismo (Voluntad de Poder, afor. 582 del año 1885-86 y afor. 689 del año 1888). Dentro del devenir, la vida, esto es, lo vivo, se configura en centros respectivos de la voluntad de poder. Estos centros son en consecuencia formaciones de poder. Es en cuanto tales como Nietzsche entiende el arte, el Estado, la religión, la ciencia la SOCIEDAD. Por eso puede decir (Voluntad de Poder, afor. 715) lo siguiente: “’Valor’ es esencialmente el punto de vista para la consolidación o la debilitación de estos centros de dominio” (concretamente en lo tocante a su carácter de dominio). Heideggeriana: NietzscheDeus

De ahí que ésta esencie también allí donde en modo alguno se abre paso el yo individual, donde éste más bien se retira y donde lo que domina es la SOCIEDAD y otras formas de asociación colectiva. También aquí, y precisamente aquí, se encuentra el puro dominio del “egoísmo”, que debe ser pensado metafísicamente, y que no tiene nada que ver con el “solipsismo” pensado ingenuamente. Heideggeriana: SuperarMetafisica

“… poéticamente habita el hombre… Que los poetas habitan a veces poéticamente es algo que aún podríamos imaginar. Sin embargo, ¿cómo “el hombre”, y esto significa: todo hombre, y siempre, puede habitar poéticamente? ¿No es todo habitar incompatible con lo poético? Nuestro habitar está acosado por la carestía de viviendas. Aunque esto no fuera así, hoy en día nuestro habitar está azuzado por el trabajo — inestable debido a la caza de ventajas y éxitos —, apresado por el sortilegio de la empresa del placer y del ocio. Pero allí donde, en el habitar de hoy queda aún espacio y se ha podido ahorrar algo de tiempo para lo poético, en el mejor de los casos, esto se realiza por medio de una ocupación con las artes y las letras, ya sean éstas escritas o emitidas (por radio o televisión). La poesía queda entonces negada como un inútil languidecer o un revolotear hacia lo irreal y es rechazada como fuga a lo idílico, o bien se la cuenta entre la literatura. A la validez de ésta se la evalúa según los módulos de la actualidad de cada momento. Lo actual, a su vez, está producido y dirigido por los órganos que forman la opinión pública de la SOCIEDAD civilizadora. Uno de sus funcionarios — es decir, impulsor e impulsado a la vez — es la empresa literaria. De este modo la poesía no puede aparecer de otra manera que en forma de literatura. Incluso allí donde se la observa como un producto cultural o de un modo científico, la poesía es objeto de la Historia de la Literatura. La poesía occidental está en curso bajo el rótulo general de “Literatura europea”. Heideggeriana: HomemHabita

Por tanto, no es indiferente lo que los nombres “técnica”, “lenguaje” y “tradición” nos dicen, cómo los oímos, el que desde ellos nos hable o no lo que hoy es, es decir, lo que mañana nos alcanzará y ayer ya nos concernía. Por eso vamos a intentar algo atrevido, vamos a intentar una incitación a la meditación. Y ¿por qué algo “atrevido”? Porque meditación va a significar aquí: despertar el sentido para lo inútil. Y en un mundo en el que sólo tiene ya valor lo inmediatamente útil, que sólo se endereza ya a potenciar necesidades y el consumo que las satisfaga, una referencia a lo inútil representaría enseguida hablar en vacío. Un prestigioso sociólogo americano, David Riesmann, en su libro La muchedumbre solitaria [2] señala que en la moderna SOCIEDAD industrial, con el fin de asegurar la consistencia de ésta, el potencial de consumo tiene que ir por delante del potencial de dominar las materias primas y del potencial de trabajo. Pues bien, las necesidades se determinan por aquello que se tiene por inmediatamente útil. Y, ¿qué podría entonces lo inútil frente a este predominio de lo útil y utilizable? Inútil en la forma de que de ello no se sigue directamente nada en la práctica, lo es el sentido de la cosas. Por eso la meditación que busca indagar ese sentido, no arroja ninguna utilidad práctica, pero el sentido de las cosas es, sin embargo, lo más necesario. Pues sin ese sentido incluso lo útil permanecería sin sentido y, por tanto, ya no sería útil. En lugar de discutir y responder directamente a esta cuestión, oigamos un texto de los escritos del viejo pensador chino Dschuang-Dsï [3], un discípulo de Lao-Tse: El árbol inútil: Hui-Dsï habló a Dschuang-Dsï y le dijo: “Tengo un árbol grande, la gente lo llama el árbol de los dioses. Tiene un tronco y unas ramas tan nudosos y retorcidos, que no se los puede podar conforme a pauta alguna. Sus ramas son tan curvas y están tan enredadas que no se lo puede trabajar conforme a compás y escuadra. Está en el camino, pero ningún carpintero le hace caso. Así son vuestras palabras, oh señor, grandes e inútiles, y todos se muestran unánimes en pasar de ellas”. Dschuang-Dsï respondió así: “¿No habéis visto nunca una marta, esperando con encogido cuerpo a que algo pase, salta de una viga a otra y no teme dar grandes saltos hasta que cae en una trampa o queda cogida en un lazo? Pero también existe el yack. Es grande como una nube de tormenta; se le ve poderoso, pero ciertamente no puede cazar ratones. Tenéis un gran árbol y os lamentáis de que no sirva para nada. ¿Por qué no lo replantáis en un erial o en un gran campo vacío? Podríais pasear a su vera como descanso o dormir ociosamente bajo sus ramas. El hacha no le daría prematuramente fin y nadie le causaría daño. Que algo no valga para nada: ¿por qué habría uno de preocuparse de ello?” Heideggeriana: LinguagemTecnica

El despliegue de la Filosofía en ciencias independientes — aunque cada vez más decididamente relacionadas entre sí — es su legítimo acabamiento. La Filosofa finaliza en la época actual, y ha encontrado su lugar en la cientificidad de la humanidad que opera en SOCIEDAD. Sin embargo, el rasgo fundamental de esa cientificidad es su carácter cibernético, es decir, técnico. Presumiblemente, se pierde la necesidad de preguntarse por la técnica moderna, en la misma medida en que ésta marca y encauza los fenómenos del mundo entero y la posición del hombre en él. Heideggeriana: TarefaPensar

El concepto conductor de la cibernética, la información, es por tanto lo suficientemente amplio para que un día la exigencia de la cibernética haga tributaria suya a las ciencias históricas del espíritu (NT: o ciencias humanas). Esto resultará cuanto más fácil, en la medida en que la relación del hombre actual hacia la tradición histórica se transforme visiblemente en una mera necesidad de información. Mas en la medida que el hombre se entienda todavía como una naturaleza histórica libre, se va a proteger ante todo de abandonarse a la determinación del hombre al modo del pensar cibernético. Por de pronto, la cibernética misma acepta el que ella se topa aquí con preguntas difíciles. Con todo, las ve en el fondo como algo solucionable, y considera al hombre por ahora como un “factor de perturbación” en el cálculo cibernético. Entretanto, ella puede estar segura ya de su asunto, a saber: de calcular todo lo que es como proceso controlado, porque ya surge la idea de determinar la libertad del hombre como libertad planeada, es decir, controlable. Puesto que, esta última sola todavía parece garantizar la posibilidad del habitar humano para la SOCIEDAD industrial, en el mundo técnico que puja siempre cada vez más decididamente hacia adelante. Heideggeriana: AssuntoPensar

Mas ¿para quién se torna disponible lo presente de esta manera? No para los hombres individuales que como sujetos hacen frente a los objetos. La disponibilidad de los stocks, de las existencias, se organiza y regula a partir de la relación de lo que hay de colectivo y de mutua solicitud en la SOCIEDAD industrial. En efecto, ésta aparece con frecuencia aún como la subjetivación determinante, puesta sobre sí misma y siendo la norma para la objetivación de los productos e instituciones de la civilización técnica mundial. La SOCIEDAD industrial, sobre cuyas demandas y arreglos el pensamiento sociológico quiere sabidamente referir todo lo que es, se piensa de acuerdo a esto ampliamente todavía como subjetividad en el esquema sujeto-objeto, y esto quiere decir, como la base de explicación para todos los fenómenos. Sólo que, la SOCIEDAD industrial no es ni sujeto, ni objeto. Contraria a la apariencia que da de su auto-nomía (Selbst-Ständigkeit), puesta por ella misma, y la medida que ella sola da a todo, ella es mucho más que esto, desde el mismo poder del poner provocador (herausfordernden Stellen) puesto en la sumisión, que ha transformado también la antigua objetualidad de los objetos en mera disponibilidad de existencias. Heideggeriana: AssuntoPensar

Entretanto, ponderaremos bastante el alcance de la ciencia cibernético-futurológica del hombre, recién, cuando consideremos sobre qué supuesto se halla ésta fundada. Este supuesto consiste en que el hombre es contemplado como el ente social. SOCIEDAD, empero, significa: SOCIEDAD industrial. Ella es el sujeto al que permanece referido el mundo de los objetos. Se piensa, en verdad, que por su naturaleza social, la yoidad del hombre estaría superada. Pero, por esta naturaleza social el hombre no entrega en modo alguno su subjetividad. Más bien, la SOCIEDAD industrial es la yoidad, o sea, la subjetividad potenciada al grado extremo. En ella el hombre se establece exclusivamente sobre sí mismo y sobre las áreas del mundo por él vivido que ha dispuesto como instituciones. Pero la SOCIEDAD industrial sólo puede ser lo que ella es si se somete a la medida de la cibernética dominada por la ciencia y la técnica científica. La autoridad de la ciencia, empero, se apoya sobre el triunfo del método, el que por su parte ostenta su justificación en el efecto de la investigación por él controlada. A esta legitimación se la tiene por suficiente. La autoridad anónima de la ciudad vale como intocable. Heideggeriana: ArtePensar

Entretanto Uds. ya se habrán preguntado permanentemente: ¿A qué se deberán las exposiciones sobre cibernética, futurología y SOCIEDAD industrial? ¿No nos habremos distanciado con ello demasiado de nuestra pregunta por la proveniencia del arte? De hecho, parece que así hubiera sido y, sin embargo, no ha sido así. Heideggeriana: ArtePensar

¿Por qué cosa nos preguntamos ahora? ¿Por el ámbito desde donde proviene hoy la apelación para el arte? ¿Es este ámbito el mundo cibernético de la SOCIEDAD industrial planificada al modo de la futurología? Si este mundo de la civilización mundial llegara a ser el ámbito desde el cual fuese apelado el arte, entonces, en efecto, habríamos dado noticias de este ámbito mediante las indicaciones ya dadas. Sólo que el dar noticias no es aún ningún conocimiento de aquello que rige cabalmente al mundo en cuanto tal. Nosotros hemos de ir con el pensamiento detrás de aquello que domina en el mundo moderno, para poder mirar dentro del buscado ámbito de la proveniencia del arte. El rasgo fundamental del proyecto cibernético del mundo es el círculo regulador, por el que transcurre la retroalimentación de las informaciones. El círculo regulador más amplio encierra [umschliesst] la correlación de hombre y mundo. ¿Qué es lo que predomina en este cerco [Umschliessung]? Los lazos mundanos del hombre y, junto con ellos, la existencia social del hombre en su conjunto se hallan incluidas en el ámbito del dominio de la ciencia cibernética. Heideggeriana: ArtePensar

¿Y la SOCIEDAD industrial? Ella es la subjetividad que se instala sobre sí misma. Hacia este sujeto se han congregado todos los objetos. La SOCIEDAD industrial se ha convertido en la medida absoluta de toda objetividad. Así se hace evidente que: la SOCIEDAD industrial existe sobre la base de encerrarse o de recluirse al interior de nuestras propias hechuras [Gemächte]. Heideggeriana: ArtePensar

¿Qué sucede con el arte dentro de la SOCIEDAD industrial, cuyo mundo ha comenzado a devenir uno cibernético? ¿Se convertirán los enunciados del arte en algún tipo de información en y para este mundo? ¿Se irán a determinar sus producciones por el solo hecho de que satisfagan el carácter procesual del círculo regulador industrial y su constante cumplimiento? Si así fuera el caso, ¿puede la obra seguir siendo obra todavía? ¿No se hallará su sentido moderno acaso, en el quedar rezagado, de antes, ya, al servicio de la ejecución continua del proceso creativo, el cual sólo se regula desde sí mismo y, de ese modo, continúa estando encerrado en él mismo? ¿Se presenta el arte moderno como una retroalimentación de informaciones en el círculo regulador de la SOCIEDAD industrial y del mundo científico-técnico? ¿No recibirá incluso desde allí, la muy mentada “industria cultural” [Kulturbetrieb] su legítima fundamentación? Estas preguntas nos acosan como preguntas. Y se reúnen en una única, que dice: ¿Qué pasa con la reclusión del hombre en su mundo científico-técnico? ¿No impera en esta reclusión, quizá, la reserva del hombre [Verschlossenheit des M.] frente a aquello que envía al hombre recién a su determinación más propia, para que éste se apreste a lo justo [s. in das Schickliche fügen], en vez de disponer en forma calculadora, y técnico-científicamente de sí mismo y su mundo, de sí mismo y la propia fabricación técnica de sí mismo? (¿No es la esperanza — si pudiera ser considerada ésta como un principio — el absoluto egoísmo de la subjetividad humana?) Heideggeriana: ArtePensar

SPIEGEL: Tenemos todavía que mencionar una frase — enseguida acabamos con estas citas inútiles —, que no podemos imaginar que hoy siga suscribiendo. Decía Vd. en el otoño de 1933: “Ni los dogmas ni las ideas son las reglas de nuestro ser. El Führer mismo y sólo él es la realidad alemana actual y futura, y su ley.” HEIDEGGER: Estas frases no están en el discurso rectoral, sino en el periódico local de los estudiantes de Friburgo, a principios del semestre de invierno de 1933-1934. Cuando acepté el rectorado, tenía claro que no podía pasar sin compromisos. Las citadas frases hoy ya no las escribiría. Cosas de ese tipo ya no las volví a decir a partir de 1934. Pero todavía hoy repetiría, y con más decisión que entonces, el discurso sobre La autoafirmación de la Universidad alemana, obviamente sin referirlo al nacionalsocialismo. La SOCIEDAD ha ocupado el lugar del “pueblo”. De todos modos, el discurso habría sido hoy tan en vano como entonces. Heideggeriana: DerSpiegel

SPIEGEL: Vd. ve con toda claridad, y así lo ha expresado en su obra, un movimiento universal que conduce o ha conducido ya al Estado tecnológico absoluto. HEIDEGGER: ¡Sí! Pero justamente el Estado técnico corresponde poquísimo al mundo y la SOCIEDAD determinados por la esencia de la técnica. Frente al poder de la técnica, el Estado técnico sería su más servil y ciego esbirro. Heideggeriana: DerSpiegel

Pero la decisión no pertenece al hombre. Lo importante, si se quiere acceder a ello, es comprender que el hombre no es un ente que se hace a sí mismo, sin lo cual permanecemos en la oposición pretendidamente política entre la SOCIEDAD burguesa y la SOCIEDAD industrial, olvidando que la idea de SOCIEDAD no es más que un avatar o un espejo, una extensión de la subjetividad. Heideggeriana: SeminarioThor1969

Transpuesto al tiempo, este carácter da la actualidad. La permanencia no es más la constancia de lo transmitido, sino lo siempre nuevo del cambio permanente. Los slogans de mayo de 1968 contra la SOCIEDAD de consumo ¿llegan a reconocer en el consumo el rostro actual del ser? Sólo la técnica moderna hace posible la producción de todos esos stocks explotables. Ella es más que la base, es el fondo mismo, y así el horizonte. Así, estas materias sintéticas reemplazan cada vez más las materias “naturales”. También aquí la naturaleza en cuanto naturaleza se retira… Heideggeriana: SeminarioThor1969

Wisser: Son motivos muy diferentes los que llevaron a los intentos modernos tendientes a desembocar, en el plano social o en aquel de las relaciones entre individuos, a una reorientación de las finalidades y a una «reestructuración» de los datos fácticos. Evidentemente, está en juego aquí mucha filosofía, para bien o para mal. ¿Observa usted de hecho una misión social de la filosofía? Heidegger: ¡No! — En ese sentido no se puede hablar de una misión social. Si se quiere responder a esa pregunta, primero debemos preguntarnos «¿qué es la SOCIEDAD?», y meditar acerca del hecho de que la SOCIEDAD actual es la absolutización de la subjetividad moderna, y que a partir de ahí, una filosofía que ha superado el punto de vista de la subjetividad no tiene para nada el derecho a expresarse en el mismo tono. En cuanto a saber hasta qué punto podemos hablar verdaderamente de una transformación de la SOCIEDAD, eso es otro tema. La pregunta sobre la exigencia de la transformación del mundo nos lleva a una frase muy citada de las Tesis sobre Feuerbach de Karl Marx. Quisiera citarla exactamente y leerla: «Los filósofos se han limitado a interpretar el mundo de distintas maneras; de lo que se trata de transformarlo.» Al citar esta frase y al aplicarla, se pierde de vista que una transformación del mundo presupone un cambio de la representación del mundo y que una representación del mundo no puede ser obtenida más que por medio de una interpretación suficiente del mundo. Esto significa que Marx se basa en una interpretación bien determinada del mundo para exigir su «transformación» y esto demuestra que esta frase es una frase no fundada. Da la impresión de ser pronunciada resueltamente contra la filosofía, cuando en la segunda parte de la frase la exigencia de una filosofía está incluso, tácitamente, presupuesta. Heideggeriana: Wisser

Wisser: ¿De qué manera su filosofía puede actuar hoy en día con respecto a una SOCIEDAD concreta con sus múltiples tareas y preocupaciones, sus angustias y sus esperanzas? ¿O bien tienen razón, aquellos críticos que señalan que Martin Heidegger se ocupa del «Ser» con tanta concentración, que ha sacrificado la condición humana, el ser del hombre en SOCIEDAD y en tanto persona? Heidegger: ¡Esta crítica es un gran malentendido! Ya que la pregunta por el Ser y el desarrollo de esta pregunta presuponen incluso una interpretación del Dasein, es decir una determinación de la esencia del hombre. Y la idea que está en la base de mi pensamiento es precisamente que el Ser o el poder de manifestación del Ser necesita del hombre y que, viceversa, el hombre es hombre únicamente en la medida en que está en la manifestación (Offenbarkeit) del Ser. Así debería quedar resuelta la cuestión de saber en qué medida me ocupo solamente del Ser olvidando al hombre. No se puede plantear la pregunta por el Ser sin plantear la de la esencia del hombre. Heideggeriana: Wisser

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