sentido de ser

Category: Heidegger - Ser y Tiempo
Submitter: Murilo Cardoso de Castro

sentido de ser

Seinssinn

Sin embargo, Descartes no se limita a esta omisión ni, por consiguiente, a dejar en la completa indeterminación ontológica la res cogitans sive mens sive animus. Descartes lleva a cabo las consideraciones fundamentales de sus Meditationes mediante la aplicación de la ontología medieval al ente puesto por él como fundamentum inconcussum. La res cogitans es determinada ontológicamente como ens, y el SENTIDO DE SER del ens, para la ontología medieval, queda fijado en la comprensión del ens como ens creatum. Dios, como ens infinitum, es el ens increatum. Pero, ser-creado, en el sentido más amplio del ser-producido de algo, es un momento estructural esencial del concepto de ser de la antigüedad. El aparente nuevo comienzo del filosofar se revela como el injerto de un prejuicio fatal en virtud del cual la época inmediatamente posterior habría de omitir la elaboración de una analítica ontológica temática del «ánimo», hecha al hilo de la pregunta por el ser, y entendida como una confrontación crítica con la ontología legada por la antigüedad. STJR §6

El «estar en medio» del mundo, en el sentido del absorberse en el mundo – sentido que tendremos que interpretar todavía más a fondo – , es un existencial fundado en el estar-en. Como lo que pretenden estos análisis es llegar a ver una estructura originaria del ser del Dasein con cuyo contenido fenoménico debe conformarse la articulación de los correspondientes conceptos ontológicos, y como esta estructura es principialmente inaprehensible mediante las categorías ontológicas tradicionales, también este «estar en medio» deberá ser examinado más de cerca. Escogeremos, una vez más, la vía del contraste con algo por esencia ontológicamente diferente – e.d. con la relación categorial de ser que expresamos con los mismos términos. Aun a riesgo de explicar «cosas obvias», es necesario hacerse fenoménicamente presente de un modo explícito estas distinciones ontológicas fundamentales fácilmente evanescentes. Sin embargo, el estado actual de la analítica ontológica muestra que aún estamos lejos de tener un suficiente dominio de estas «cosas obvias», que pocas veces se las ha interpretado en su SENTIDO DE SER, y que menos aun se ha logrado una acuñación segura de los correspondientes conceptos estructurales. STJR §12

Con lo dicho se han evidenciado los fundamentos ontológicos de la determinación del «mundo» como res extensa: esa determinación se basa en la idea de sustancialidad, no sólo no aclarada en su SENTIDO DE SER, sino tenida por inaclarable, y expuesta mediante el rodeo a través de la característica sustancial más importante de la sustancia en cuestión. En la determinación de la sustancia mediante un ente sustancial se encuentra también la razón del doble significado de este término. Se apunta a la sustancialidad, y se la comprende desde una propiedad entitativa de la sustancia. Dado que bajo lo ontológico se ha puesto lo óntico, el término substantia tiene a veces significación ontológica, y a veces significación óntica, pero ordinariamente, una borrosa significación óntico-ontológica. Pero tras esta mínima diferencia de significación se oculta la impotencia frente al problema de fondo, al problema del ser. Su estudio demanda «rastrear» en forma adecuada los equívocos; y quien lo intente no se «ocupa con meras significaciones verbales», sino que tiene que aventurarse en la problemática más originaria de las «cosas mismas» para llegar a aclarar tales «matices». STJR §20

La respuesta a la pregunta acerca de quién es este ente (el Dasein), ya fue aparentemente dada con la indicación formal de las determinaciones fundamentales del Dasein (cf. § 9). El Dasein es el ente que soy cada vez yo mismo; su ser es siempre el mío. Esta determinación apunta hacia una estructura ontológica, pero sólo eso. Al mismo tiempo, contiene la indicación óntica, aunque rudimentaria, de que cada vez este ente es un determinado yo y no otros. El quién queda respondido desde el «yo mismo», el «sujeto», el «sí» [das «Selbst»]. El quién es lo que a través del cambio de los comportamientos y vivencias se mantiene idéntico y de esta manera se relaciona con esa multiplicidad. Ontológicamente solemos entenderlo como aquello que, dentro de una región cerrada y para ella, ya está siempre y constantemente ahí, como lo que, en un sentido eminente, subyace en el fondo de todo lo demás, es decir, como el subiectum. Éste tiene, en cuanto es «el mismo» en medio de la multiplicidad de las diferencias, el carácter de la mismidad. Aunque se rechace la idea de la sustancia del alma, al igual que la cosidad de la conciencia y el carácter de objeto de la persona, ontológicamente se sigue planteando algo cuyo ser conserva de un modo expreso o tácito el sentido del estar-ahí. La sustancialidad es el hilo conductor ontológico para la determinación del ente desde el que se responde a la pregunta por el quién. Tácitamente el Dasein queda concebido de antemano como algo que está-ahí. En todo caso, la indeterminación de su ser implica siempre este SENTIDO DE SER. El estar-ahí es empero el modo de ser de un ente que no es Dasein. STJR §25

El mundo no sólo deja en libertad lo a la mano como ente que comparece dentro del mundo, sino también al Dasein: a los otros, en su coexistencia. Pero este ente dejado en libertad en el mundo circundante es, por su más propio SENTIDO DE SER, un estar-en el mismo mundo en el que, compareciendo para otros, coexiste con ellos. La mundaneidad fue interpretada (§ 18) como el todo remisional de la significatividad. En la previa y comprensora familiaridad con ésta, el Dasein deja comparecer lo a la mano puesto al descubierto en su condición respectiva. El contexto remisional de la significatividad se afinca en el estar vuelto del Dasein hacia su ser más propio, el cual por esencia no puede tener condición respectiva, sino que, más bien, es el ser por mor del cual el Dasein mismo es como es. STJR §26

El Dasein cotidiano extrae la interpretación preontológica de su ser del modo de ser inmediato del uno. La interpretación ontológica sigue por lo pronto esta tendencia interpretativa, y comprende al Dasein desde el mundo encontrándolo allí delante como un ente intramundano. No sólo esto; la ontología «inmediata» del Dasein se hace dar desde el «mundo» también el SENTIDO DE SER en función del cual estos «sujetos» entitativos son comprendidos. Pero, como en este absorberse en el mundo se pasa por alto el fenómeno mismo del mundo, vienen a ocupar su lugar los entes que están-ahí dentro del mundo, las cosas. El ser del ente que coexiste es concebido como un estar-ahí. De esta manera, la presentación del fenómeno positivo del modo inmediato del estar-en-el-mundo cotidiano posibilita la penetración en las raíces de la falsa interpretación ontológica de esta estructura de ser. Ella misma, en su modo de ser cotidiano, es la que inmediatamente yerra respecto de sí y se encubre a sí misma. STJR §27

De momento, se trataba tan sólo de dejar en claro, mediante la demostración del carácter derivado del enunciado con respecto a la interpretación y el comprender, que la «lógica» del logos está enraizada en la analítica existencial del Dasein. El reconocimiento de la insuficiente interpretación ontológica del logos agudiza, además, la visión del carácter no originario de la base metodológica en que se apoya la ontología antigua. El logos es experimentado como algo que está-ahí e interpretado como tal; asimismo el ente mostrado por él tiene el sentido de un estar-ahí. Este SENTIDO DE SER queda sin diferenciar frente a otras posibilidades de ser, de tal manera que al mismo tiempo el ser, en el sentido formal de ser-algo, se amalgama con él, sin que se haya podido lograr siquiera una clara separación regional de ambos. STJR §33

La voluntad y el deseo arraigan ontológicamente de un modo necesario en el Dasein como cuidado, y no son simples vivencias ontológicamente indiferentes que tuvieran lugar en una «corriente» enteramente indeterminada en su SENTIDO DE SER. Esto no es menos válido para la inclinación y el impulso. También ellos, hasta donde es posible encontrarlos en estado puro en el Dasein, se fundan en el cuidado. Lo cual no excluye que el impulso y la inclinación sean también ontológicamente constitutivos de los entes que sólo «viven». Pero la estructura ontológica fundamental del «vivir» es ya, por sí misma, un problema, y éste sólo puede ser tratado, por la vía de una privación reductiva, a partir de la ontología del Dasein. STJR §41

Sin duda se puede hacer, dentro de ciertos límites, una caracterización fenomenológica de la realidad de lo real sin que se haya explicitado su base ontológico-existencial. Es lo que intentó Dilthey en el tratado de que hemos hablado más arriba. Lo real es experimentado en el impulso y en la voluntad. Realidad es resistencia o, más exactamente, «resistentidad» [Widerstandigkeit]. La dilucidación analítica del fenómeno de la resistencia es lo positivo en dicho tratado, y la mejor verificación concreta de la idea de una «psicología descriptiva y analítica». Pero la verdadera eficacia del análisis del fenómeno de la resistencia queda inhibida por el carácter que cobra la problemática de la realidad en la teoría del conocimiento. El «principio de la fenomenalidad» no le permite a Dilthey llegar a una interpretación ontológica del ser de la conciencia. «Tanto la voluntad como su obstáculo se presentan dentro de la misma conciencia». El modo de ser del «presentarse», el SENTIDO DE SER del «dentro», la relación de ser de la conciencia con lo real mismo, todo ello está necesitado de una determinación ontológica. La omisión de esta última se debe, en definitiva, a que Dilthey dejó sin diferenciar ontológicamente la vida, esa vida «más atrás» de la cual ciertamente es imposible ir. Pero la interpretación ontológica del Dasein no significa un retroceso óntico hacia otro ente. El hecho de que Dilthey haya sido refutado en el plano de la teoría del conocimiento no puede impedir, sin embargo, hacer fructífero lo positivo de sus análisis, que quedó precisamente incomprendido en esas refutaciones. STJR §43

¿Qué significa «presuponer»? Significa comprender algo como el fundamento del ser de otro ente. Semejante comprensión de un ente en sus conexiones de ser sólo es posible en base a la aperturidad, es decir, al ser-descubridor del Dasein. Presuponer la «verdad» quiere decir entonces comprenderla como algo por mor de lo cual el Dasein es. Ahora bien, el Dasein – en virtud de la estructura de ser del cuidado – se anticipa siempre a sí mismo. Es un ente al que en su ser le va su más propio poder-ser. Al ser y poder-ser del Dasein, en cuanto estar-en-el-mundo, le pertenece esencialmente la aperturidad y el descubrir. Al Dasein le va su poder-estar-en-el-mundo y, en él, le va el ocuparse circunspectivamente descubridor con el ente intramundano. En el anticiparse-a-sí del cuidado, en cuanto constitución de ser del Dasein, se encuentra la presuposición más originaria. Como este presuponerse le pertenece al ser del Dasein, también «nosotros» debemos presuponernos «a nosotros mismos» en cuanto determinados por la aperturidad. Este «presuponer» constitutivo del ser del Dasein no se refiere al ente que no tiene el modo de ser del Dasein – y que también es, además de aquél – , sino que se refiere únicamente al Dasein mismo. La verdad presupuesta o el «hay» con el que se debe determinar su ser, tiene el modo de ser o el SENTIDO DE SER del Dasein mismo. La presuposición de la verdad debemos «hacerla» nosotros, porque ella ya está «hecha» con el ser del «nosotros». STJR §44

Y así surge la tarea de introducir al Dasein entero en el haber previo. Pero esto significa desarrollar primero, de una vez por todas, la cuestión del poder-estar-entero de este ente. En el Dasein, mientras él es, queda siempre aún algo pendiente que él puede ser y será. Pero a este resto pendiente pertenece el «fin» mismo. El «fin» del estar-en-el-mundo es la muerte. Este fin, perteneciente al poder-ser, es decir, a la existencia, limita y determina la integridad cada vez posible del Dasein. El haber-llegado-a-fin del Dasein en la muerte y, por consiguiente, el estar-entero de este ente, sólo podrá empero ser incorporado en forma fenoménicamente adecuada al examen del posible estar-entero cuando se haya logrado un concepto ontológicamente suficiente, esto es, un concepto existencial, de la muerte. Ahora bien, si hablamos de un modo que sea conforme al Dasein, la muerte sólo es en un existentivo estar vuelto hacia la muerte. La estructura existencial de este estar [o ser] se revela como la constitución ontológica del poder-estar-entero del Dasein. Por consiguiente, el Dasein existente entero se deja introducir en el haber previo existencial. ¿Pero puede el Dasein existir entero también propiamente? ¿Cómo deberá entonces determinarse la propiedad de la existencia si no es con vistas a un existir propio? ¿De dónde tomaremos el criterio para ello? Manifiestamente, el Dasein mismo deberá ofrecernos en su ser la posibilidad y el modo de su existencia propia, si es que ésta no ha de serle ónticamente impuesta ni inventada ontológicamente. Ahora bien, el testimonio de un poder-ser propio lo da la conciencia moral. Al igual que la muerte, este fenómeno del Dasein exige una interpretación genuinamente existencial. Ésta nos llevará a ver que en el querer-tener-conciencia se da un poder-ser propio del Dasein. Pero, esa posibilidad existentiva que es el querer-tener-conciencia, tiende, por su SENTIDO DE SER, a determinarse existentivamente por medio del estar vuelto hacia la muerte. STJR §45

Todo auténtico método se apoya en una adecuada mirada previa sobre la estructura fundamental del «objeto» o dominio de objetos que han de ser patentizados. Toda auténtica reflexión metodológica – que hay que distinguir cuidadosamente de vacías consideraciones técnicas – también nos da, por consiguiente, información acerca del modo de ser del ente temático. La aclaración de las posibilidades, exigencias y límites metodológicos de la analítica existencial en general, le asegura la necesaria transparencia a ese paso decisivo que es la patentización del SENTIDO DE SER del cuidado. Pero la interpretación del sentido ontológico del cuidado deberá llevarse a cabo teniendo fenomenológicamente presente en forma cabal y constante la constitución existencial del Dasein que ha sido anteriormente expuesta. STJR §61

El afianzamiento del fenómeno originario de la temporeidad se logra demostrando que todas las estructuras fundamentales del Dasein que hemos expuesto hasta ahora son, en el fondo, «tempóreas» en su posible totalidad, unidad y despliegue, y que deben ser concebidas como modos de temporización de la temporeidad. De esta manera, al haber puesto al descubierto la temporeidad, surge para la analítica existencial la tarea de repetir [wiederholen] el análisis ya hecho del Dasein, interpretando las estructuras esenciales en función de su temporeidad. Las líneas fundamentales de los análisis exigidos están bosqueja-das por la temporeidad misma. El capítulo se divide, según esto, de la manera siguiente: el modo existentivo propio del poder-estar-entero del Dasein como resolución precursora (§ 62); la situación hermenéutica alcanzada para una interpretación del SENTIDO DE SER del cuidado, y el carácter metodológico de la analítica existencial en general (§ 63); cuidado y mismidad (§ 64); la temporeidad como sentido ontológico del cuidado (§ 65); la temporeidad del Dasein y las consiguientes tareas de una repetición originaria del análisis existencial (§ 66). STJR §61

§ 63. La situación hermenéutica alcanzada para una interpretación del SENTIDO DE SER del cuidado, y el carácter metodológico de la analítica existencial en general STJR §63

Con el tema de la resolución precursora el Dasein se ha vuelto fenoménicamente visible en lo que respecta a la posibilidad de su propiedad y de su integridad. La situación hermenéutica, hasta ahora insuficiente para la interpretación del SENTIDO DE SER del cuidado, ha logrado la necesaria originariedad. El Dasein ha sido puesto en el haber previo en una forma originaria, es decir, en una forma relativa a su modo propio de poder-estar-entero; la orientadora manera previa de ver – la idea de la existencia – ha podido ser determinada mediante la aclaración del poder-ser más propio; con la elaboración concreta de la estructura de ser del Dasein, se ha hecho tan clara su índole ontológica peculiar frente a todo lo que está-ahí, que la manera de entender previa de la existencialidad del Dasein posee ahora una articulación suficiente como para guiar en forma segura la elaboración conceptual de los existenciales. STJR §63

El análisis de la resolución precursora condujo, al mismo tiempo, al fenómeno de la verdad originaria y propia. Más arriba se mostró que la comprensión del ser inmediata y regularmente dominante comprende el ser en el sentido del estar-ahí, y de esta manera encubre el fenómeno originario de la verdad. Ahora bien, si sólo «hay» ser en tanto que la verdad «es», y si la comprensión del ser se modifica siempre según la índole de la verdad, entonces la verdad originaria y propia deberá garantizar la comprensión del ser del Dasein y del ser en general. La «verdad» ontológica del análisis existencial se configura sobre la base de la verdad existentiva originaria. En cambio, a ésta no le hace falta necesariamente aquélla. La más originaria y fundamental verdad existencial a que tiende – preparando, en definitiva, la pregunta por el ser – la problemática ontológico-fundamental es la apertura del SENTIDO DE SER del cuidado. Para poner al descubierto este sentido es necesario tener íntegramente a disposición el contenido estructural pleno del cuidado. STJR §63

El Dasein, en lo que respecta a su existencia, está propia o impropiamente abierto a sí mismo. Existiendo, el Dasein se comprende de tal manera, que este comprender no es una pura aprehensión, sino que es el ser existentivo del poder-ser fáctico. El ser abierto es el de un ente al que le va este ser. El sentido de este ser, es decir, del cuidado – sentido que lo posibilita en su constitución – es lo originariamente constitutivo del ser del poder-ser. El SENTIDO DE SER del Dasein no es algo «otro» y flotante, algo «ajeno» al Dasein mismo, sino que es el mismo Dasein que se autocomprende. ¿Qué es lo que hace posible el ser del Dasein y, con ello, su existencia fáctica? STJR §65

No parece necesario puntualizar una vez más que cuando en el curso de la interpretación existencial hablamos de la determinación «espacio-tempórea» del Dasein, esto no significa un estar-ahí del Dasein «en el espacio y en el tiempo». La temporeidad es el SENTIDO DE SER del cuidado. La constitución del Dasein y sus maneras de ser sólo son ontológicamente posibles sobre la base de la temporeidad, prescindiendo del hecho de si este ente se presenta o no «en el tiempo». Pero entonces también la espacialidad específica del Dasein deberá fundarse en la temporeidad. Por otra parte, la demostración de que esta espacialidad sólo es existencialmente posible por medio de la temporeidad no puede tener como finalidad la deducción del espacio a partir del tiempo, es decir, su disolución en puro tiempo. Si la espacialidad del Dasein es «abarcada» por la temporeidad, en el sentido de que queda existencialmente fundada por ella, esta relación entre espacio y tiempo, que deberá aclararse más adelante, es asimismo diferente de la primacía del tiempo sobre el espacio, en el pensamiento de Kant. Que las representaciones empíricas de lo que está-ahí «en el espacio» transcurran «en el tiempo», en cuanto sucesos psíquicos, y que de este modo lo «físico» también se presente mediatamente «en el tiempo», no es en absoluto una interpretación ontológico-existencial del espacio como forma de la intuición, sino la constatación óntica de que el ente que está psíquicamente ahí transcurre «en el tiempo». STJR §70

¿Deberemos entonces – si bien lo que llamamos la «trama» entre el nacimiento y la muerte está completamente oscuro desde un punto de vista ontológico – retirar la afirmación de que la temporeidad es el SENTIDO DE SER de la integridad del Dasein? ¿O nos dará, por el contrario, la temporeidad, tal como ha sido dilucidada, precisamente el fundamento para orientar en una dirección inequívoca la pregunta ontológico-existencial que interroga por esa «trama»? En el campo de estas investigaciones, quizás sea ya una ganancia que aprendamos a no tomar los problemas demasiado a la ligera. STJR §72

Teniendo presente lo que bajo el término de temporeidad hemos dilucidado como SENTIDO DE SER del cuidado, resulta claro que, si se sigue el hilo de la interpretación vulgar del Dasein, justificada y suficiente dentro de sus límites, no sólo no es posible realizar un genuino análisis ontológico del extenderse del Dasein entre el nacimiento y la muerte, sino que ni siquiera es posible plantearlo como problema. STJR §72

La finalidad de las consideraciones hechas hasta aquí era la de interpretar de un modo ontológico-existencial, y desde su fundamento, el todo originario del Dasein fáctico en la perspectiva de las posibilidades del existir propio e impropio. Ahora bien, ese fundamento y, por consiguiente, el SENTIDO DE SER del cuidado, se reveló como la temporeidad. Lo que la analítica existencial del Dasein nos ofreció en su etapa preparatoria antes de la puesta al descubierto de la temporeidad, ha quedado ahora retomado en la estructura originaria de la integridad del ser del Dasein, vale decir, en la temporeidad. Las estructuras que en un comienzo sólo habían sido «mostradas» han recibido ahora su «fundamentación» a partir de las posibilidades de temporización del tiempo originario, que hemos analizado. Sin embargo, la exhibición de la constitución del ser del Dasein sigue siendo tan sólo un camino. La meta es la elaboración de la pregunta por el ser en general. La analítica temática de la existencia necesita, por su parte, de la luz que viene de la previa aclaración de la idea del ser en general. Esto vale particularmente si se sostiene como normativa para toda investigación filosófica la tesis expresada en la introducción: la filosofía es una ontología fenomenológica universal que tiene su punto de partida en la hermenéutica del Dasein, la cual, como analítica de la existencia, ha fijado el término del hilo conductor de todo cuestionamiento filosófico en el punto donde éste surge y en el que, a su vez, repercute. Ciertamente tampoco esta tesis debe tomarse como un dogma, sino como formulación del problema fundamental, que sigue estando «velado»: ¿puede la ontología fundarse ontológicamente, o requiere también un fundamento óntico, y cuál es el ente que debe asumir la función fundante? STJR §83

Submitted on:  Mon, 19-Jul-2021, 09:49