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Zaratustra

Definition:
Nietzsche enunció por vez primera la fórmula “Dios ha muerto” en el tercer libro del escrito aparecido en 1882 titulado “La gaya ciencia”. Con este escrito comienza el camino de Nietzsche en dirección a la construcción de su postura metafísica fundamental. Entre este escrito y los inútiles esfuerzos en torno a la configuración de la obra principal que había planeado aparece publicado “Así habló ZARATHUSTRA”. La obra principal planeada nunca fue concluida. De manera provisional debía llevar el título “La voluntad de poder” y como subtítulo “Intento de una transvaloración de todos los valores”. Heideggeriana: NietzscheDeus

En la segunda parte de “Así habló ZARATHUSTRA”, que apareció un año después de “La gaya ciencia”, en 1883, Nietzsche habla por primera vez de “voluntad de poder” en el contexto en el que justamente debe ser comprendida: “Donde encontré algo vivo, encontré voluntad de poder; y hasta en la voluntad del siervo encontré la voluntad de ser amo y señor”. Heideggeriana: NietzscheDeus

La voluntad no es un mero desear o un aspirar a algo, sino que querer es, en sí, dar órdenes, ordenar (vid. “Así habló ZARATHUSTRA”, I y II; “Voluntad de Poder”, afor. 668 del año 1888). Este ordenar tiene su esencia en el hecho de que aquel que ordena es señor con conocimiento de su disponibilidad sobre las posibilidades de la actuación efectiva. Lo que se ordena en la orden es el cumplimiento de esa disponibilidad. En la orden el que ordena obedece (y no precisamente después del que ejecuta la orden) a esa disponibilidad y a ese poder disponer y, de este modo, se obedece a sí mismo. Así pues, el que ordena está por encima de sí mismo en el sentido de que se arriesga a sí mismo. Ordenar, que es algo muy distinto que un mero mandar algo a los demás, es una autosuperación y más difícil que obedecer. La voluntad es el autorrecogimiento en lo ordenado. Sólo hay que seguir dando órdenes al que no sabe obedecerse a sí mismo. La voluntad no aspira en primer lugar a lo que quiere como a algo que no tenga todavía. Lo que quiere la voluntad, ya lo tiene. Porque la voluntad quiere su querer. Su voluntad es eso querido por ella. La voluntad se quiere a sí misma. Se supera a sí misma. Así pues, en cuanto querer, la voluntad quiere ir más allá de sí misma y, por lo tanto, tiene que llevarse detrás y debajo de sí misma. Es por eso por lo que Nietzsche puede decir (Voluntad de Poder, afor. 675 del año 1887-88): “Querer, en general, es tanto como querer ser más fuerte, querer crecer… Ser más fuerte quiere decir aquí “tener más poder”, esto es, tener sólo poder. Efectivamente, la esencia del poder reside en ser señor sobre el grado de poder alcanzado en cada caso. El poder sólo es tal poder mientras siga siendo aumento de poder y se siga ordenando “más poder”. Un simple detenerse en el aumento de poder, el mero hecho de quedarse parado en un grado determinado de poder es ya el comienzo de la disminución y decadencia del poder. La superación de sí mismo en el poder forma parte de la esencia del poder. Esta superación del poder forma parte y surge del propio poder, en la medida en que es una orden y como orden se otorga el poder de superarse a sí misma en cada nivel de poder alcanzado. Es verdad que de esta manera el poder está siempre en camino hacia sí mismo, pero no como una voluntad que se encuentra disponible para sí misma en algún lugar y que intenta alcanzar el poder en el sentido de una aspiración. El poder tampoco se otorga poder sólo para superarse a sí mismo en cada grado de poder alcanzado, sino únicamente con la intención de apoderarse de sí mismo en lo incondicionado de su esencia. Según esta determinación esencial, querer es en tan escasa medida una aspiración, que más bien se puede decir que toda aspiración es y permanece una forma posterior o previa del querer. Heideggeriana: NietzscheDeus

El pensamiento de Nietzsche que piensa el transhombre, nace del pensamiento que piensa ontológicamente lo ente como ente y, de este modo, se atiene a la esencia de la metafísica, aunque sin poder experimentar dicha esencia dentro de la metafísica. Por eso le queda oculto, como le ocurre a toda la metafísica anterior a él, en qué medida la esencia del hombre se determina a partir de la esencia del ser. Por este motivo, en la metafísica de Nietzsche queda necesariamente velado el fundamento de la relación esencial entre la voluntad de poder y la esencia del transhombre. Pero en todo velamiento reina ya una manifestación. La existentia, que forma parte de la essentia de lo ente, esto es, de la voluntad de poder, es el eterno retorno de lo mismo. El ser allí pensado contiene la relación con la esencia del trashombre. Pero esta relación permanece necesariamente impensada en su esencia conforme al ser. Por eso también a Nietzsche le queda a oscuras en qué relación se encuentra ese pensamiento que piensa el transhombre bajo la figura de ZARATHUSTRA, con la esencia de la metafísica. Por eso permanece oculto el carácter de obra de “Así habló ZARATHUSTRA”. Sólo cuando un pensamiento futuro sea capaz de pensar ese “libro para todos y para ninguno” junto con las “Investigaciones acerca de la esencia de la libertad humana” de Schelling (1809) y, por lo tanto, junto con la “Fenomenología del Espíritu” de Hegel (1807) y con la “Monadología” de Leibniz (1714) y, además, sea capaz de pensar estas obras no sólo metafísicamente, sino a partir de la esencia de la metafísica, entonces y sólo entonces se habrá puesto el fundamento para el derecho y el deber, para el suelo y el horizonte de una adecuada controversia. Heideggeriana: NietzscheDeus

Si Dios y los dioses han muerto en el sentido de la experiencia metafísica explicada, y si la voluntad de poder es querida, con conocimiento de causa, como principio de toda posición de las condiciones de lo ente, esto es, como principio de toda instauración de valores, entonces el dominio sobre lo ente como tal pasa, bajo la figura del dominio sobre la tierra, al nuevo querer del hombre, determinado por la voluntad de poder. Nietzsche cierra la primera parte de “Así habló ZARATHUSTRA”, que apareció un año después de la “La gaya ciencia” en 1883 con la frase: “Muertos están todos los dioses ahora queremos que viva el transhombre”. Heideggeriana: NietzscheDeus

En las notas de la IV parte de Así hablaba ZARATHUSTRA, Nietzsche escribe (1886): “¡Vamos a hacer una prueba con la verdad!. ¡Tal vez sucumba la Humanidad! ¡Adelante! “ (WW XII, p. 307). Heideggeriana: SuperarMetafisica

En qué medida dentro de la consumación de la moderna metafísica la relación con semejante ser forma parte del ser de lo ente, en qué medida la esencia del ángel de Rilke, a pesar de todas las diferencias de contenido, es metafísicamente lo mismo que el ZARATHUSTRA de Nietzsche, sólo puede mostrarse a partir de un desarrollo más originario de la esencia de la subjetividad. Heideggeriana: ParaQuePoetas

En 1910 Norbert v. Hellingrath. que cayó en Verdun en 1916, publicó por vez primera las traducciones de Píndaro a partir de manuscritos de Hölderlin. Luego, en 1914, siguió la primera edición de los Himnos tardíos de Hölderlin. Ambos libros fueron, para nosotros estudiantes, como un terremoto. El propio Stefan George, quien había orientado a Norbert v. Hellingrath hacia Hölderlin, recibió por medio de estas publicaciones — lo mismo que Rilke — impulsos decisivos. Desde entonces la poesía de Stefan George se acerca cada vez más al canto. Con ello presiente ya lo que dice Nietzsche en la tercera parte de Así habló ZARATHUSTRA, al final de la obra titulada De la Gran Nostalgia: “Oh mi alma, ahora te lo he dado todo y también mi último bien, y contigo todas mis manos se han vaciado: que yo te pidiera cantar, ves, éste era mi último bien!” (WW VI, 32?). Heideggeriana: EssenciaLinguagem

Con la transvaloración de todos los valores válidos hasta el momento al hombre se le formula, por lo tanto, la ilimitada exigencia de erigir de modo incondicionado, a partir de sí mismo, por medio de sí mismo y por encima de sí mismo, los “nuevos estandartes” bajo los cuales tiene que llevarse a cabo la institución de un nuevo orden del ente en su totalidad. Puesto que lo “suprasensible”, el “más allá” y el “cielo” han sido aniquilados, sólo queda la “tierra”. Por consiguiente, el nuevo orden tiene que ser: el dominio incondicionado del puro poder sobre el globo terrestre por medio del hombre; no por medio de un hombre cualquiera, y mucho menos por medio de la humanidad existente hasta el momento, que ha vivido bajo los valores hasta el momento válidos. ¿Por medio de qué hombre entonces? Con el nihilismo, es decir con la transvaloración de todos los valores válidos hasta el momento en medio del ente en cuanto voluntad de poder y a la vista del eterno retorno de lo mismo, se vuelve necesaria una nueva posición de la esencia del hombre. Pero puesto que “Dios ha muerto” lo que ha de ser medida y centro para el hombre sólo puede ser el hombre mismo: el “tipo”, la “figura” de la humanidad que asuma la tarea de transvalorar todos los valores en dirección del poder único de la voluntad de poder y que esté dispuesta a emprender el dominio incondicionado sobre el globo terrestre. El nihilismo clásico, que, en cuanto transvaloración de todos los valores válidos hasta el momento, experimenta el ente como voluntad de poder y sólo admite como única “meta” el eterno retorno de lo mismo, tiene que impulsar al propio hombre — es decir al hombre existente hasta el momento — “por sobre” sí mismo y tiene que crear como medida la figura del “superhombre”. Por eso se dice en Así habló ZARATUSTRA, IV, “Del hombre superior”, 2: “¡Adelante! ¡Arriba! ¡Vosotros, hombres superiores! Sólo ahora parirá la montaña del futuro del hombre. Dios murió: ahora nosotros queremos — que viva el superhombre” (VI, 418). Heideggeriana: NiilismoEuropeu

En parte bajo la influencia de Nietzsche, la filosofía erudita de fines del siglo XIX y comienzos del XX se convirtió en “filosofía de los valores” y “fenomenología de los valores”. Los valores mismos aparecen como cosas en sí que se ordenan en “sistemas”. En esta tarea, y a pesar del rechazo tácito de la filosofía de Nietzsche, sus escritos, especialmente el ZARATUSTRA, fueron examinados en busca de tales valores para montar entonces con ellos una “ética de los valores” de modo “más científico” que el “poco científico poeta-filósofo” que era Nietzsche. Heideggeriana: NiilismoEuropeu

Aquí Nietzsche contrapone claramente un valor a otro, y el “valor” que él pone, en cuanto valor, es decir en cuanto condición de vida, está extraído a su vez de la vida, pero dirigiendo la mirada a la esencia de la vida de una manera diferente: la vida no como lo que se fija y está fijado, como lo que se asegura y está asegurado en su existencia consistente, sino la “vida” como serpiente — como lo que se anilla y se abraza y quiere volver a sí como a su propio anillo esencial, lo que siempre se enrolla y siempre se desarrolla en el anillo en cuanto anillo, lo que deviene eternamente — la vida en cuanto serpiente, cuya calma es sólo aparente y no es más que la contención para un arranque y un salto. Por ello la serpiente se torna compañera de la soledad de ZARATUSTRA. Heideggeriana: VontadePoder

La diferencia abismal entre esto y el modo de pensar de Nietzsche la muestra una nota de la época del ZARATUSTRA (XIII, 276;1884): “Los monos son demasiado bonachones como para que el hombre pueda descender de ellos”. La animalidad del hombre tiene un fundamento metafísico más profundo que el que pueda enseñarse nunca de modo biológico-científico con la referencia a una especie animal existente que se asemeja aparentemente en ciertos aspectos de una manera exterior. Heideggeriana: VontadePoder

Desconocemos prácticamente los últimos pasos de su pensar y presentimos menos aún el alcance que tienen, confundidos sobre todo por la opinión, convertida ya en un dogma, de que Nietzsche no habría tenido ya ningún “desarrollo” después del ZARATUSTRA sino que “sólo” habría tratado de elaborar lo previamente alcanzado. Ahora bien, hablar aquí de “desarrollo” es simplemente inadecuado, pero si se piensa en esos términos hay que decir que el último “desarrollo” de Nietzsche, aún desconocido para nosotros, deja atrás todo los vuelcos que había soportado en el camino de su pensar. Heideggeriana: VontadePoder

(Mediodía; instante de la sombra más corta; fin del error más largo; punto más elevado de la humanidad; INCIPIT ZARATUSTRA).” (VIII, 82-83) Aquí nuevamente, lo decisivo, es decir la indicación positiva de lo que ahora, después de la caída de la distinción metafísica fundamental, es, está entre paréntesis. Heideggeriana: VontadePoder

La respuesta a nuestra pregunta acerca de qué ha ocurrido con la esencia de la verdad después de la abolición del mundo verdadero y el mundo aparente, reza: “Incipit ZARATUSTRA”. Pero para nosotros, esta respuesta es de momento sólo un conglomerado de preguntas. Sólo ahora, con la abolición de la distinción que sustenta a la metafísica occidental, comienza ZARATUSTRA. ¿Quien es “ZARATUSTRA”? Es el pensador cuya figura Nietzsche ha creado por anticipado y tenido que crear porque es el extremo, el extremo dentro de la historia de la metafísica. El “incipit ZARATUSTRA” dice que con el pensar de este pensador se vuelve necesaria y dominante aquella esencia de la verdad que ZARATUSTRA ya ha expresado, “sobre” la cual, en la medida en que ese pensar comienza, ya no está permitido hablar, porque, como consecuencia de esa esencia de la verdad, tiene que actuarse de modo pensante con el “incipit”; pues el “incipit ZARATUSTRA” tiene también otro nombre: “incipit tragoedia” (La gaya ciencia, n. 342). Heideggeriana: VontadePoder

Preguntamos nuevamente: Qué ocurre ahora, en el ocaso, con la esencia metafísica de la verdad? Qué dice sobre la verdad aquel que entra en el ocaso, aquel a quien Nietzsche denomina ZARATUSTRA? ¿Qué pensamiento piensa Nietzsche acerca de la esencia de la verdad en los años de la creación de Así habló ZARATUSTRA? Nietzsche piensa al extremo la esencia de la verdad en los términos de lo que llama “justicia”. Heideggeriana: VontadePoder

El pensamiento de la justicia domina desde temprano el pensar de Nietzsche. Historiográficamente puede mostrarse que se le ilumina en una meditación sobre la metafísica preplatónica, en especial la de Heráclito. Pero el hecho de que precisamente este pensamiento griego de la justicia, de la dike, se encendiera en él y siguiera ardiendo de modo cada vez más oculto y silencioso a lo largo de todo su pensar, inflamándolo continuamente, no tiene su razón en esas ocupaciones “historiográficas” con la filosofía preplatónica sino en la destinación histórica a la que se somete el último metafísico de occidente. Por ello Nietzsche ha creado en la figura de ZARATUSTRA el ideal de ese pensar que era para él mismo inalcanzable. Por eso también, en la época del ZARATUSTRA el pensamiento de la justicia se expresa, aunque rara vez, de la manera más decidida. Los pocos pensamientos capitales sobre la “justicia” no fueron publicados. Se encuentran en breves notas redactadas en la época del ZARATUSTRA. Después, en los últimos años, Nietzsche calla completamente sobre lo que llama justicia. Sobre todo, en ninguna parte se encuentra el menor intento de establecer, de modo explícito y partiendo de los fundamentos primeros de su pensar, una conexión estructurada entre el pensamiento de la justicia y los comentarios acerca de la esencia de la verdad. Además, falta toda indicación de que, y por qué, la abolición de la distinción metafísica de un mundo verdadero y un mundo aparente obliga a volver a la antigua determinación metafísica de la esencia de la verdad como omoiosis y al mismo tiempo, a interpretarla sin embargo como ajusticia”. Heideggeriana: VontadePoder

Nietzsche comprende por justicia aquello que hace posible y necesaria la verdad en el sentido de tener-por-verdadero, es decir de la asimilación al caos. Justicia es la esencia de la verdad, entendiendo “esencia” de modo metafísico como fundamento de posibilidad. En todos los casos en que Nietzsche trata de comprender la esencia de la verdad en los últimos años de su pensar, después de la publicación de Así habló ZARATUSTRA, la piensa desde el fundamento de su posibilidad: desde la justicia. Tiene de ésta un saber profundo, y sin embargo rara vez habla de ella. Si prescindimos de observaciones ocasionales y por sí mismas apenas comprensibles, hay sólo dos notas casi simultáneas que perfilan — aunque con la mayor precisión — la esencia de la verdad. Heideggeriana: VontadePoder

La primera de ellas lleva por título “Los caminos de la libertad” (XIII, n. 98, págs. 41 s.) y es del año 1884. Por su contexto implícito, la “justicia” es comprendida como el auténtico camino para ser libre, sin que se diga nada sobre la libertad misma. Sabemos, sin embargo, por la primera parte de Así habló ZARATUSTRA, por el capítulo “Del camino de los creadores”, qué pensaba Nietzsche en esa época (1882- 83) acerca de la libertad y cómo lo pensaba; citémoslo en la medida en que permite ver la conexión entre libertad y justicia: “Libre te llamas? Quiero oír tus pensamientos dominantes, y no que te has escapado de un yugo. Heideggeriana: VontadePoder

¿Libre de qué? ¿Qué le importa eso a ZARATUSTRA? Pero que tu ojo me anuncie con claridad: ¿libre para qué? ¿Puedes darte a ti mismo tu mal y tu bien y poner sobre ti tu voluntad como una ley? ¿Puedes ser juez para ti mismo y vengador de tu ley? Es terrible estar solo con el juez y vengador de la propia ley. Así se ve arrojado un astro al espacio desierto y al gélido aliento de la soledad. Heideggeriana: VontadePoder

La nota es casi contemporánea de la antes citada y forma parte de las reflexiones pertenecientes al período que se extiende entre la redacción de la tercera y la cuarta parte de Así habló ZARATUSTRA (1884; XIV, 80). El pasaje dice así: “Justicia, como función de un poder que mira lejos en torno a sí, que ve más allá de las pequeñas perspectivas del bien y del mal, que tiene, por lo tanto, un horizonte de ventaja más amplio, la intención de conservar algo que es más que esta o aquella persona.” Heideggeriana: VontadePoder

Con interpretaciones de ese tipo a lo sumo se puede constatar en Nietzsche una nueva determinación de la esencia de la voluntad, sobre todo respecto de Schopenhauer. Las interpretaciones políticas del pensamiento fundamental nietzscheano favorecen al máximo el aplanamiento aludido, cuando no directamente la eliminación de la esencia de la voluntad de poder. Para ello resulta indiferente que las falsificaciones políticas alimenten el odio a lo alemán o estén al “servicio” del amor por lo alemán. El poder que mira lejos en torno, cuyo ejercicio de poder se lleva a cabo en el pensar constructivo, eliminante y aniquilador, es la “voluntad” de poder. Lo que quiera decir “poder” debe comprenderse desde la voluntad de poder, y lo que signifique “voluntad” tiene que comprenderse igualmente desde la voluntad de poder. La voluntad de poder no es el resultado de ensamblar “voluntad” y “poder”, sino que, al contrario, “voluntad” y “poder” nunca dejan de ser fragmentos conceptuales artificialmente desgajados de la esencia originariamente unitaria de la “voluntad de poder”. Que esto es así lo deducimos fácilmente del modo en el que Nietzsche determina la esencia de la voluntad. Si se observa con exactitud, niega siempre toda determinación de una esencia de la voluntad que estuviera de algún modo separada. En efecto, continuamente insiste en que “voluntad” es meramente una palabra que no hace más que ocultar en su simplicidad fonética una esencia en sí múltiple. Tomada por sí, la “voluntad” es algo inventado; no hay algo así como “voluntad”: “Me río de vuestra voluntad libre, y también de vuestra voluntad no libre: ilusión es para mí lo que llamáis voluntad, la voluntad no existe.” (XII, 267; de la época del ZARATUSTRA) / “En el comienzo está la gran fatalidad del error de que la voluntad es algo que actúa, que la voluntad es una facultad… Hoy sabemos que es sólo una palabra… (Ocaso de los ídolos; VIII, 80) Heideggeriana: VontadePoder

Con la obra Aurora (1881) la claridad irrumpe en el camino metafísico de Nietzsche. En el mismo año le llega — “a 6000 pies sobre el nivel del mar y mucho más alto sobre todas las cosas humanas” — la visión del “eterno retorno de lo mismo” (XII, 425). Desde entonces su marcha se mantiene durante casi una década en la resplandeciente claridad de esta experiencia. ZARATUSTRA toma la palabra. Como maestro del “eterno retorno” enseña el “superhombre”. Se aclara y consolida el saber de que el carácter fundamental del ente es la “voluntad de poder” y de que de ella proviene toda interpretación del mundo, en la medida en que su índole es ser posiciones de valor. La historia europea desvela su rasgo fundamental como “nihilismo” y empuja hacia la necesidad de una “transvaloración de todos los valores válidos hasta el momento”. La nueva posición de valores, realizada a partir de la voluntad de poder que ahora se reconoce decididamente a sí misma, exige como legislación su propia justificación desde una nueva “justicia”. Heideggeriana: MetafisicaNietzsche

¿Está entonces este proyecto exclusivamente al arbitrio de este pensador individual? Así lo parece. Esta apariencia de arbitrariedad pesa en un primer momento también sobre la exposición de lo que piensa Nietzsche cuando dice las palabras “voluntad de poder”. Pero Nietzsche, en los escritos publicados por él mismo, apenas ha hablado de la voluntad de poder. Esto puede considerarse un signo de que quería resguardar el mayor tiempo posible lo más íntimo de la verdad sobre el ente en cuanto tal que había reconocido y ponerla bajo la protección de un decir de una simpleza única. La voluntad de poder es nombrada, aunque aún sin distinguirla como expresión fundamental, en la segunda parte de Así habló ZARATUSTRA (1883). El título del capítulo en el que se produce la primera y plena mirada esencial a lo así nombrado da un indicio para una recta comprensión. En el capítulo “De la superación de sí mismo” dice Nietzsche: “Allí donde encontré algo viviente, allí encontré voluntad de poder; y hasta en la voluntad del que sirve encontré la voluntad de ser señor”. De acuerdo con ello, la voluntad de poder es el carácter fundamental de la vida. “Vida” es para Nietzsche otra palabra para decir ser. “El “ser” no tenemos de él otra representación más que , “vivir”. ¿Cómo puede entonces “ser” algo muerto?” (La voluntad de poder, n. 582). Pero querer es querer ser señor. Esta voluntad está incluso en la voluntad del que sirve, no en cuanto que aspire a liberarse del papel de siervo, sino en la medida en que es siervo y servidor y, en cuanto tal, aún tiene siempre debajo de sí el objeto de su trabajo, al que “ordena”. Y en la medida en que el servidor, en cuanto tal, se hace imprescindible para el señor y de ese modo lo constriñe y lo hace depender de él (del siervo), el siervo domina sobre el señor. Ser servidor es también una especie de la voluntad de poder. Querer no sería nunca un querer-ser-señor si la voluntad no pasara de ser un desear y un aspirar, en lugar de ser desde su base y exclusivamente: ordenar. Heideggeriana: MetafisicaNietzsche

El “super” en la expresión “superhombre” contiene una negación y significa salir e ir más allá, por “sobre” el hombre habido hasta el momento. El no de esta negación es incondicionado, en la medida en que viene del sí de la voluntad de poder y afecta absolutamente la interpretación del mundo platónico, cristiano-moral, en todas sus variantes, manifiestas y ocultas. La afirmación que niega decide, pensando de modo metafísico, que la historia de la humanidad se convierta en una nueva historia. El concepto general, aunque no exhaustivo, de “superhombre” alude ante todo a esta esencia nihilístico-histórica de la humanidad que se piensa a sí misma de modo nuevo, es decir, aquí: de la humanidad que se quiere a sí misma. Por eso, el anunciador de la doctrina del superhombre lleva el nombre de ZARATUSTRA. “Tenía que concederle el honor a ZARATUSTRA a un persa: los persas fueron los primeros en pensar la historia en su totalidad, en su conjunto” (XIV, 303). En su “Prólogo”, que anticipa todo lo que ha de decir, ZARATUSTRA dice: “¡Mirad, yo os enseño el superhombre! El superhombre es el sentido de la tierra. Que vuestra voluntad diga: ¡Sea el superhombre el sentido de la tierra!” (Así habló ZARATUSTRA, prólogo, n. 3). El superhombre es la negación incondicionada, recogida expresamente en una voluntad, de la esencia que ha tenido el hombre hasta el momento. En el interior de la metafísica, el hombre es experimentado como el animal racional (animal raciónale). El origen “metafísico” de esta determinación esencial del hombre que sustenta toda la historia occidental no ha sido hasta ahora comprendido, no ha sido puesto a decisión del pensar. Esto quiere decir: el pensar no ha surgido aún de la escisión entre la pregunta metafísica por el ser, la pregunta por el ser del ente, y aquella pregunta que pregunta de un modo más inicial, que interroga por la verdad del ser y con ello por la referencia esencial del ser a la esencia del hombre. La metafísica misma impide preguntar por esa referencia esencial. Heideggeriana: MetafisicaNietzsche

En la medida en que ésta constituye el carácter fundamental de todo ente, sólo la animalidad determina al hombre como siendo verdaderamente. La razón sólo es viviente en cuanto vive corporalmente. Todas las facultades del hombre están predeterminadas metafísicamente como modos en que el poder dispone sobre su propio ejercicio. “Pero el que está despierto, el que sabe, dice: soy totalmente cuerpo, y nada más; y alma es sólo una palabra para algo en el cuerpo. El cuerpo es una gran razón, una multiplicidad con un sentido, una guerra y una paz, un rebaño y un pastor. Un instrumento de tu cuerpo es también tu pequeña razón, hermano mío, a la que tú llamas “espíritu”, un pequeño instrumento y un pequeño juguete de tu gran razón” (Así habló ZARATUSTRA, 1. parte: “De los que desprecian el cuerpo”). Lo que había sido hasta entonces la caracterización metafísica esencial del hombre, la racionalidad, se traslada a la animalidad en el sentido de la voluntad de poder que vive corporalmente. Heideggeriana: MetafisicaNietzsche

Así ZARATUSTRA, que enseña el superhombre, cierra la primera parte de su enseñanza con las palabras: “”Muertos están todos los dioses: ahora nosotros queremos que viva el superhombre”; ¡que ésta sea una vez, en el gran mediodía, nuestra voluntad última!” (Así habló ZARATUSTRA, 1.. parte, conclusión). En el momento de la claridad más luminosa, cuando el ente en su totalidad se muestra como eterno retorno de lo mismo, la voluntad tiene que querer el superhombre; pues sólo con la vista puesta en el superhombre puede soportarse el pensamiento del eterno retorno de lo mismo. La voluntad que aquí quiere no es un desear y un apetecer, sino la voluntad de poder. Los “nosotros, que allí quieren son aquellos que han experimentado el carácter fundamental del ente como voluntad de poder y saben que ésta, en su grado más alto, quiere su propia esencia y es así la consonancia con el ente en su totalidad. Heideggeriana: MetafisicaNietzsche

Sólo ahora resulta clara la exigencia del prólogo de ZARATUSTRA: “¡Que vuestra voluntad diga: sea el superhombre el sentido de la tierra!”. El ser dicho en este “sea” tiene el carácter de una orden y, puesto que la orden es por esencia voluntad de poder, es él mismo del tipo de la voluntad de poder. “Que vuestra voluntad diga” quiere decir ante todo: que vuestra voluntad sea voluntad de poder. Pero ésta, en cuanto principio de la nueva posición de valores, es el fundamento de que el ente ya no sea el más allá suprasensible sino la tierra de aquí, como objeto de la lucha por el dominio terrestre, y de que el superhombre se vuelva el sentido y la meta de tal ente. Meta no alude ya al fin existente “en sí” sino que quiere decir lo mismo que valor. El valor es la condición condicionada por la propia voluntad de poder para ella misma. La condición suprema de la subjetividad es ese sujeto en el que ella misma pone su voluntad incondicionada. Esta voluntad dice y pone lo que sea el ente en su totalidad. De la ley de esta voluntad toma Nietzsche estas palabras: “Toda la belleza y todo lo sublime que le hemos prestado a las cosas reales e imaginadas quiero reivindicarlos como propiedad y producto del hombre: como su más bella apología. El hombre como poeta, como pensador, como dios, como amor, como poder: ¡ay por la real generosidad con la que ha obsequiado a las cosas para empobrecerse y sentirse miserable! Este era hasta ahora su mayor desprendimiento, que admiraba y adoraba y sabía ocultarse que era él el que había creado eso que admiraba.” (La voluntad de poder, epígrafe al libro segundo, 1887-1888) Heideggeriana: MetafisicaNietzsche

No obstante, el hombre no se vuelve “señor” mediante cualquier violencia que ejerza sobre las cosas siguiendo opiniones y deseos casuales. Convertirse en señor quiere decir, ante todo, someterse a sí mismo a la orden que da poder a la esencia del poder. Las pulsiones sólo encuentran su esencia, de la especie de la voluntad de poder, como grandes pasiones, es decir como pasiones colmadas en su esencia por el puro poder. Éstas “se arriesgan ellas mismas” y son ellas mismas “juez, vengador y víctima” (Así habló ZARATUSTRA, segunda parte, “De la superación de sí mismo”). Los pequeños gozos se mantienen extraños a las grandes pasiones. Lo que decide no son los meros sentidos, sino el carácter del poder en el que están integrados: “La fuerza y el poder de los sentidos, eso es lo más esencial en un hombre logrado y completo: el espléndido “animal” tiene que estar previamente dado, ¡qué importaría si no toda “humanización”!” (La voluntad de poder, n. 1045) Heideggeriana: MetafisicaNietzsche

[…] Este grito escrito de su pensamiento es el libro que intituló: Así habló ZARATUSTRA […] Esta obra de Nietzsche piensa el único pensamiento de este pensador: el pensamiento del eterno retorno de lo Mismo. Cada pensador piensa solamente un único pensamiento. Heideggeriana: SignificadoPensar

[…] “Así hablo ZARATUSTRA. Un libro para todos y ninguno”. ¡Que inquietante es la forma en que este subtítulo de la obra se ha verificado en los setenta años que han pasado desde su aparición — pero en el sentido exactamente inverso! Llegó a ser un libro para cualquiera, y no asoma ningún pensante que esté a la altura del pensamiento fundamental de este libro y de su oscuridad. En la cuarta y última parte de este libro, escribió Nietzsche la palabra: “El desierto está creciendo…, escribiendo en esta palabra todo cuanto sabía. Porque esta palabra es el título de un canto que escribió Nietzsche cuando estaba más alejado que nunca de la vieja Europa nubosa, húmeda y melancólica. La palabra completa dice así: “El desierto está creciendo: ¡desventurado el que alberga desiertos!” ¿A quién va dirigido este “¡Ay!”? ¿Pensó Nietzsche aquí es sí mismo? ¿Y qué si hubiera sabido que precisamente su pensar había de acarrear primero una devastación en medio de la cual alguna vez, y procedente de otra parte, nacerían aquí y allá oasis y brotarían manantiales? ¿Y qué si hubiera sabido que él había de ser una transición provisional que señala tanto hacia el porvenir como hacia el pasado, siendo por esto ambigua en todas sus partes, hasta en la forma y el sentido de la misma transición? Todo lo indica así, como el mismo Nietzsche lo sabía y lo cual por esta razón, expreso a menudo en palabras enigmáticas. Ésta es también la razón por la que un diálogo pensante con él se va trasponiendo de continuo a otras dimensiones. Por eso, frente a su pensar fracasan en un sentido especial todas las fórmulas y títulos. Esto no quiere decir en manera alguna que el pensar de Nietzsche no sea más que un juego con imágenes y signos del que pueda uno desdecirse y retirar lo dicho en cualquier momento. Lo pensado de su pensamiento es unívoco si lo hubo; pero lo unívoco es pluridimensional, en dimensiones que ensamblan unas con otras. Una de las razones que para ello hay está en que en los pensamientos de Nietzsche están reunidos convenientemente, aunque transformados sin excepción, todos los motivos del pensamiento occidental. Heideggeriana: SignificadoPensar

El superhombre va más allá del hombre cual ha sido hasta ahora y que por esto, es el último hombre. De no quedarse estancado en la especie del hombre cual ha sido hasta ahora, el hombre es una transición: es un puente: es “una cuerda tendida entre el animal y el superhombre”. […] ZARATUSTRA no es todavía el mismo superhombre, sino el primero absolutamente que transita hacia aquél, o sea, que es el que se está haciendo superhombre. […] Heideggeriana: SignificadoPensar

¿Cuál es el espíritu de este representar? ¿De que índole es el pensar del hombre tal como ha sido hasta el presente? La respuesta que Nietzsche da a nuestra pregunta sobre ese representar que predomina de antemano en todo el parpadeo del ultimo hombre, está escrito en el párrafo antepenúltimo de la segunda parte de Así habló ZARATUSTRA (1883). Tiene por titulo las palabras “De la redención”, y dice así: “El espíritu de la venganza: amigos míos, esto ha sido hasta ahora lo mejor a donde llegó el pensar de los hombres, y donde había sufrimiento, allí debía estar siempre el castigo” Heideggeriana: SignificadoPensar

“Esto, si, esto solo es la venganza misma: la repugnancia de la voluntad contra el tiempo y su “fué”. (Así habló ZARATUSTRA, parte 2, De la redención) Heideggeriana: SignificadoPensar

Contestar a esta pregunta parece fácil. Porque encontramos la respuesta en el mismo Nietzsche, en proposiciones claramente formuladas Y además en itálicas. Se encuentran en aquella obra de Nietzsche que presenta de un modo expreso la figura de ZARATUSTRA. El libro consta de cuatro partes, surgió entre los años 1883 y 1885 y lleva el título de Así hablaba ZARATUSTRA. Heideggeriana: NietzscheZaratustra

“Así hablaba ZARATUSTRA. Un libro para todos y para nadie. “ De qué modo tan inquietante ha demostrado ser verdad el subtítulo de este libro en los setenta años que han pasado de su aparición… pero exactamente en el sentido contrario. Se convirtió en un libro para todo el mundo, y hasta el momento no se ve ningún pensador que esté a la altura del pensamiento fundamental de este libro ni que sea capaz de medir su procedencia en el alcance que ésta tiene. ¿Quién es ZARATUSTRA? Si leemos con atención el título de esta obra. nos percataremos de una seña: Así hablaba ZARATUSTRA. ZARATUSTRA habla. Es un hablante. ¿De qué tipo? ¿Un orador de masas o incluso tal vez un predicador? No. El que habla, ZARATUSTRA, es un “portavoz” (Fürsprecher: el que habla delante). En este nombre nos encontramos con una palabra muy antigua de la lengua alemana, y además de múltiples significados. “Für” significa Propiamente “vor” (delante), “Fürtuch” es el nombre aún hoy usual en el alemánico para el delantal. El “portavoz” (Fürsprech) habla delante y lleva la voz cantante (lleva la palabra). Pero “für” significa además: en favor de y como justificación. El portavoz (Fürsprecher) es finalmente aquel que explica y aclara aquello de lo que y para lo que habla. Heideggeriana: NietzscheZaratustra

ZARATUSTRA es un portavoz en este triple sentido. Pero ¿qué es lo que habla delante (de los demás)? ¿En favor de quién habla? ¿Qué intenta explicar? ¿Es ZARATUSTRA sólo un portavoz cualquiera de cualquier cosa o es el portavoz de lo Uno que siempre, y antes que nada, está interpelando al hombre? Hacia el final de la tercera parte de Así hablaba ZARATUSTRA hay una sección que lleva por título: “El convalescente” (Der Genesende). Éste es ZARATUSTRA. Pero ¿qué significa “der Genesende”? “Genesen” es la misma palabra que el griego neomai, nostos Significa: regresar a casa; nostalgia es la morriña, el dolor de hogar. El “Genesende” es el que se recoge para el retorno al hogar, es decir, para entrar en aquello a lo que está destinado. El “convalescente” está en camino hacia sí mismo, de tal modo que puede decir de sí quién es. En el fragmento citado, el convalescente dice: “Yo, ZARATUSTRA, el portavoz de la vida, el portavoz del sufrimiento, el portavoz del círculo … “ Heideggeriana: NietzscheZaratustra

ZARATUSTRA habla en favor de la vida, del sufrimiento, del círculo, y esto lo dice delante (lo proclama). Estas tres cosas: “Vida Sufrimiento-Círculo” se pertenecen mutuamente, son una misma cosa. Si fuéramos capaces de pensar correctamente esta Triplicidad como Uno y lo Mismo, estaríamos en situación de presentir de quién es portavoz ZARATUSTRA y quién quisiera ser él como tal portavoz. Bien es verdad que ahora podríamos intervenir con una explicación de brocha gorda, y, de un modo indiscutiblemente correcto, podríamos decir: “Vida” significa en la lengua de Nietzsche: voluntad de poder como rasgo fundamental de todo ente, no sólo del ser humano. Lo que significa “sufrimiento” lo dice Nietzsche con las siguientes palabras: “todo lo que sufre quiere vivir .. “ (W W VI, 469), es decir, todo lo que es en el modo de la voluntad de poder. Esto quiere decir: “Las fuerzas configuradoras chocan entre sí” (XVI, 151). “Círculo” es el signo del anillo, cuya curvatura vuelve sobre sí misma y de este modo alcanza siempre el retorno de lo igual. Heideggeriana: NietzscheZaratustra

En consecuencia, ZARATUSTRA se presenta a sí mismo como el portavoz de esto: todo ente es voluntad de poder, que, como voluntad creadora que choca, sufre, y de este modo se quiere a si misma en el eterno retorno de lo Igual. Heideggeriana: NietzscheZaratustra

Con este enunciado hemos llegado a una definición de ZARATUSTRA, como se dice en el lenguaje de la escuela. Podemos anotar esta definición, grabarla en la memoria y decirla cuando sea necesario. Esto que acabamos de decir podemos ilustrarlo incluso con aquellas proposiciones que en la obra de Nietzsche, subrayadas con itálicas, dicen quién es ZARATUSTRA. Heideggeriana: NietzscheZaratustra

En el fragmento citado, “El convalescente” (314) leemos: “¡Tú(es decir, ZARATUSTRA) eres el maestro del eterno retorno. Y en el prólogo de la obra entera (n. 3) encontramos: “ Yo (es decir ZARATUSTRA), os enseño el ultrahombre “. Heideggeriana: NietzscheZaratustra

Según estas proposiciones, ZARATUSTRA, el portavoz, es un “maestro”. A ojos vista, enseña dos cosas: el eterno retorno de lo Igual y el ultrahombre. Sólo que, de buenas a primeras, no se ve si, y de qué modo, estas dos cosas que enseña se pertenecen mutuamente. Pero aun en el caso de que se aclarara esta conexión, seguiría siendo cuestionable si estamos oyendo al portavoz, si estamos aprendiendo de este maestro. Sin este oír y aprender no sabremos nunca bien quién es ZARATUSTRA. Así que no basta con que nos limitemos a poner unas junto a otras proposiciones de las cuales sale lo que el portavoz y el maestro dice de sí mismo. Tenemos que prestar atención a cómo lo dice y además en qué ocasión y con qué intención. Las palabras decisivas: “Tú eres el maestro del eterno retorno”, no las dice ZARATUSTRA desde sí mismo a sí mismo. Se las dicen sus animales. Se las nombra al principio mismo del prólogo de la obra y, de un modo más claro, al final (n. 10). Aquí se dice: “… cuando el sol estuvo en el mediodía, miró (ZARATUSTRA) interrogativamente a lo alto; porque, por encima de él, oía la llamada clara y nítida de un pájaro. Y he aquí que un águila describía amplios círculos en el aire, y de ella colgaba una serpiente, no como una presa sino como una amiga: pues el águila la tenía enroscada en tomo a su cuello”. En este misterioso abrazo presentimos ya de qué forma, sin que se diga de un modo explícito, en los círculos que describe el águila y en el enroscamiento de la serpiente se enroscan círculo y anillo. Así resplandece el anillo, que se llama anulus aeternitatis: anillo sigilar y año de la eternidad. En el aspecto de los dos animales se muestra adónde ellos mismos pertenecen con su girar y su enroscarse. Porque no son ellos nunca los que empiezan haciendo círculo y anillo, sino que se ensamblan en él para, de este modo, tener su esencia. En el aspecto de los dos animales aparece Aquello que le concierne al ZARATUSTRA que levanta su mirada interrogativa hacia lo alto. De ahí que el texto continúe: “Son mis animales”, dijo ZARATUSTRA, y se alegró de todo corazón. — El más orgulloso de los animales que hay bajo el sol y el más inteligente de los animales que hay bajo el sol — los dos han salido de exploración. — Quieren averiguar si ZARATUSTRA aún vive. ¿En verdad, aún vivo?” Heideggeriana: NietzscheZaratustra

La pregunta de ZARATUSTRA sólo conserva su peso si la palabra indeterminada “vida” la entendemos en el sentido de “voluntad de poder”. ZARATUSTRA pregunta: ¿corresponde mi voluntad a la voluntad que, como voluntad de poder, domina la totalidad del ente? Sus animales averiguan la esencia de ZARATUSTRA. El se pregunta a sí mismo si él es aún, es decir si es ya aquel que propiamente es. En una ; nota a Así hablaba ZARATUSTRA, procedente de los escritos póstumos (XIV, 279), se dice: “”¿Tengo tiempo para esperar a mis animales? Si son mis animales, sabrán encontrarme”. El silencio de ZARATUSTRA. “ Heideggeriana: NietzscheZaratustra

De este modo, luego sus animales, en el pasaje citado del fragmento “El convalescente”, le dicen lo siguiente, que las palabras escritas en itálica no deben hacernos pasar por alto. Dicen: “Porque tus animales, oh ZARATUSTRA, saben bien quién eres y quién debes llegar a ser: mira, eres el maestro, eres el que enseña el eterno retorno — , ¡éste es ahora tu destino! “ Heideggeriana: NietzscheZaratustra

De este modo sale a la luz lo siguiente: ZARATUSTRA antes que nada tiene que llegar a ser el que es. Ante tal llegar a ser, ZARATUSTRA retrocede asustado. Este susto atraviesa toda la obra que lo representa. Este susto determina el estilo, la andadura vacilante y siempre ralentizada de la obra entera. Este susto ahoga toda seguridad en sí mismo y toda presunción de ZARATUSTRA, ya al principio de su camino. Quien, de todos estos discursos, que a menudo suenan a pretenciosos y en los que muchos de sus giros son sólo gestos de ebriedad no haya oído ya desde el principio, y no esté oyendo siempre este susto, éste no podrá saber nunca quién es ZARATUSTRA. Heideggeriana: NietzscheZaratustra

Si ZARATUSTRA debe llegar a ser primero el maestro del eterno retorno, entonces no puede empezar de entrada con esta enseñanza. Por esto al principio de su camino están estas otras palabras: “Yo os enseño el ultrahombre”. Heideggeriana: NietzscheZaratustra

Ahora bien, con la palabra “ultrahombre” lo primero que tenemos que hacer es mantenernos a distancia de todos los acentos equivocados y perturbadores que suenan habitualmente en las opiniones. Con la denominación “ultrahombre”, Nietzsche precisamente no menciona a un hombre simplemente de dimensiones mayores que las que ha tenido el hombre hasta ahora. Tampoco menciona a un tipo de hombre que arroje lo humano fuera de sí y haga de la mera arbitrariedad su ley y de un furor titánico su regla. El ultrahombre, tomando la palabra en su sentido completamente literal, es más bien aquel hombre que va más allá del hombre que ha habido hasta ahora, única y exclusivamente para llevar a este hombre a la esencia que tiene aún pendiente y emplazarlo allí. Una nota póstuma relativa al “ZARATUSTRA” dice (XIV, 271): “ZARATUSTRA no quiere perder ningún pasado de la humanidad, quiere arrojarlo Todo en el molde”. Heideggeriana: NietzscheZaratustra

De ahí que lo primero que tenemos que hacer sea aprender a aprender del maestro, aunque sólo sea aprender a preguntar más allá de él. únicamente de este modo experienciaremos un día quién es el ZARATUSTRA de Nietzsche, o no lo experienciaremos nunca. Heideggeriana: NietzscheZaratustra

De todos modos, ahora nos limitaremos a aprender unas pocas cosas, y además provisionales, relativas a ZARATUSTRA. Lo más conforme a la cuestión será que intentemos acompañar los primeros pasos del maestro que él es. Él enseña mostrando. Prevé la esencia del ultrahombre y la lleva a una figura visible. ZARATUSTRA es sólo el maestro, no es ya el ultrahombre mismo. Y, a su vez, Nietzsche no es ZARATUSTRA sino el que pregunta, el que, pensando, intenta hacerse con la esencia de ZARATUSTRA. Heideggeriana: NietzscheZaratustra

Esto último que hemos dicho no podemos perderlo de vista; no puede perderlo de vista ante todo el que pasa, y antes el maestro que tiene que mostrarlo. Si no se ve de antemano adónde se va, entonces este pasar carece de dirección, y aquello de lo que tiene que liberarse el que pasa permanece en lo indeterminado. Pero por otro lado, aquello a lo que está llamado el que pasa sólo se muestra a plena luz cuando ya ha pasado allí. Para el que pasa y, de un modo total, para aquel que como maestro tiene que mostrar este paso, para ZARATUSTRA mismo, el adónde está siempre en la lejanía. Lo lejano permanece. En tanto que permanece, permanece en una proximidad, es decir, en aquella que conserva lo lejano como lejano al pensar en lo lejano y en dirección a lo lejano. La proximidad a lo lejano, que conmemora lo lejano, es lo que nuestra lengua llama nostalgia (Sehnsucht). Erróneamente enlazamos la palabra “Sucht” con “suchen” y con “ser arrastrado”. Pero la vieja palabra “Sucht” significa: enfermedad, padecimiento, dolor. Heideggeriana: NietzscheZaratustra

Allí donde va el que pasa, a este el lugar le pertenece la nostalgia. El que pasa, y ya el que lo muestra, el maestro, como ya vimos, está en camino de regreso, hacia su esencia más propia. Es el convalescente. En la tercera parte del Así hablaba ZARATUSTRA, inmediatamente después del fragmento titulado “El convalescente”, sigue aquel fragmento que lleva por título “De la gran nostalgia”. Con este fragmento, el antepenúltimo de la 3 a parte, alcanza la obra Así hablaba ZARATUSTRA su punto culminante. En una nota póstuma (XIV, 285) señala Nietzsche: “ Un sufrimiento divino es el contenido del tercer ZARATUSTRA.” Heideggeriana: NietzscheZaratustra

En el fragmento “De la gran nostalgia”, ZARATUSTRA habla con su alma. Según la doctrina de Platón, regulativa para la metafísica occidental, la esencia del pensar descansa en el diálogo alma consigo misma. Es el logos, el recogimiento dicente del alma, el que el alma misma recorre de camino hacia sí misma, en el ámbito de lo que cada vez ve (Theaetet. 189e; cfr. Sophistes 263e). Heideggeriana: NietzscheZaratustra

En diálogo con su alma, ZARATUSTRA piensa “el más abismal de sus pensamientos” (Der Genesende, n. 1; cfr. III. Vom Gesicht und Rätsel, n. 2). En el fragmento “De la gran nostalgia”, ZARATUSTRA empieza con estas palabras: “Oh, alma mía, te enseñé a decir “Hoy” como “Antaño” y “Un día”, y a pasar danzando tu danza en corro por encima de todo Aquí y Ahí y Allí”. Heideggeriana: NietzscheZaratustra

Las tres palabras “Hoy”, “Un día”, “Antaño” están escritas con mayúsculas y entre comillas. Nombran los rasgos fundamentales del tiempo. El modo como ZARATUSTRA las pronuncia explica aquello que a partir de ahora ZARATUSTRA tiene que decirse a sí mismo en el fondo de su esencia. ¿Y qué es esto? Que “Antaño” y “Un día” son futuro y pasado como el “Hoy”. Pero el hoy es como lo pasado y lo que viene. Las tres fases del tiempo se desplazan hacia lo Mismo, como lo Mismo, juntándose en un presente único, en un constante Ahora. La Metafísica llama al continuo Ahora: la eternidad. También Nietzsche piensa las tres fases del tiempo desde la eternidad como continuo presente. Pero lo permanente en él no descansa en un estar (stehen) sino en un retorno de lo Igual. ZARATUSTRA, cuando le enseña a su alma aquel decir, es el maestro del eterno retorno de lo Mismo. Este retorno es la plenitud inagotable de la vida gozosa-dolorosa. Hacia allí se dirige “la gran nostalgia” del maestro del eterno retorno de lo Mismo. Heideggeriana: NietzscheZaratustra

La “gran nostalgia” vive sobre todo de aquello de lo que ella saca el único consuelo, es decir, la confianza. En lugar de la palabra antigua “Trost” (consuelo) (emparentada con ella: trauen, zutrauen, tener confianza, fiarse), en nuestra lengua ha entrado la palabra “Hoffnung” (esperanza) “La gran nostalgia” entona y determina a ZARATUSTRA, animado por ella, a su “más grande esperanza”. Heideggeriana: NietzscheZaratustra

Pero ¿qué es lo que le autoriza y le lleva a ésta? ¿Cuál es el puente que le deja pasar hasta el ultrahombre y que al pasar a la otra orilla le deja alejarse del hombre del pasado y de hoy, de tal modo que puede librarse de él? Es la estructura peculiar de la obra Así hablaba ZARATUSTRA, que debe mostrar la transición del que va más allá, lo que hace que la contestación a la pregunta que acabamos de formular se dé en la 2. parte de la obra, en la parte preparatoria. Aquí Nietzsche, en el fragmento “de las Tarántulas”, hace decir a ZARATUSTRA: “Porque que el hombre sea librado de la venganza: esto para mi es el puente a la más alta esperanza, y un arco iris después de largas inclemencias del tiempo”. Heideggeriana: NietzscheZaratustra

Pero ¿qué entiende aquí Nietzsche por venganza? ¿En qué consiste para él la liberación (le la venganza? Nos contentaremos con aportar algo de luz a estas dos preguntas. Tal vez esta luz nos hará ver con mayor claridad el puente que, para un pensar como éste, tiene que llevar al hombre de ayer y de hoy al ultrahombre. Con la transición se pone de manifiesto Aquello hacia lo que va el que pasa. Así podremos comprender antes en qué medida ZARATUSTRA, como el portavoz de la vida, del sufrimiento, del círculo, es a la vez el maestro del eterno retorno de lo Mismo y el ultrahombre Heideggeriana: NietzscheZaratustra

Entonces ¿por qué algo tan decisivo depende de la liberación de la venganza? ¿Cuál es la guarida del espíritu de la venganza? Nietzsche nos contesta en el tercer fragmento de la 2. parte de Así hablaba ZARATUSTRA. Lo titula: “De la salvación”. Aquí se dice: “El espíritu de la venganza: amigos míos, esto fue hasta ahora la mejor reflexión del hombre; y donde había sufrimiento, allí debía haber siempre castigo”. Heideggeriana: NietzscheZaratustra

La venganza no es aquí simplemente un tema de la Moral Y la liberación de la venganza no es una tarea de la educación moral. Del mismo modo, la venganza y el ansia de venganza no son un objeto de la Psicología. La esencia y el alcance de la venganza los ve Nietzsche metafísicamente. Pero ante todo, ¿qué significa venganza? Si, con la amplitud de miras necesaria, nos atenemos primero al significado de la palabra, podemos sacar de este modo una seña. Rache (venganza), räche, wreken, urgere significa: golpear, empujar, hacer avanzar delante de uno, perseguir, ir a la caza. ¿En qué sentido la venganza es un ir a la caza? Ella no busca meramente dar caza a algo, cogerlo, apropiárselo. Tampoco busca simplemente abatir aquello a la caza de lo cual va. Este ir a la caza para vengarse se opone de antemano a aquello en lo que se venga. Se opone a ello de este modo: rebajándolo, con el fin de, frente a lo que ha rebajado, ponerse a sí mismo en una posición de superioridad y, de este modo, reconstruir su propia validez, que es tenida como lo único que cuenta. Porque la sed de venganza es excitada por el sentimiento de ser vencido y perjudicado. Por los años en los que Nietzsche creaba su obra Así hablaba ZARATUSTRA, escribió esta observación: “Recomiendo a todos los mártires que reflexionen si no fue la sed de venganza lo que los empujó a lo extremo”. (XII, p. 298). Heideggeriana: NietzscheZaratustra

Pues bien, según las palabras de Nietzsche, el pensar estuvo hasta ahora determinado por el espíritu de la venganza. ¿Cómo piensa entonces Nietzsche la esencia de la venganza, suponiendo que la piensa metafísicamente? En la segunda parte de Así hablaba ZARATUSTRA, en el fragmento “De la liberación”, ya mencionado, Nietzsche hace decir a ZARATUSTRA: “Esto, sí, esto sólo es la venganza misma: la contravoluntad de la voluntad contra el tiempo y su “fue”.” Heideggeriana: NietzscheZaratustra

Pero ¿cómo podrá el hombre acceder al dominio sobre la tierra, cómo puede tomar en su custodia a la tierra como tierra si rebaja, y mientras rebaje, lo terrenal, en la medida en que el espíritu de la venganza determina su reflexión? Si hay que salvar a la tierra como tierra, entonces primero tiene que desaparecer el espíritu de la venganza. De ahí que para ZARATUSTRA, la liberación de la venganza sea el puente hacia la suprema esperanza. Heideggeriana: NietzscheZaratustra

ZARATUSTRA es el maestro que enseña el ultrahombre. Pero enseña esta doctrina única y exclusivamente porque es el maestro del eterno retorno de lo Mismo. Este pensamiento, del eterno retorno de lo Mismo es, por su rango, el primero, el “más abismático” de los pensamientos. De ahí que sea el último que el maestro pronuncie, y sólo de un modo vacilante. Heideggeriana: NietzscheZaratustra

¿Quién es el ZARATUSTRA de Nietzsche? Es el maestro que a la reflexión que hasta ahora ha estado vigente quisiera liberarla del espíritu de la venganza llevándola al Sí, al eterno retorno de lo Mismo. Heideggeriana: NietzscheZaratustra

ZARATUSTRA, como maestro del eterno retorno, enseña el ultrahombre. El estribillo de esta enseñanza dice, según una nota póstuma: “Refrán: Sólo el amor debe juzgar — (el amor que se olvida de sí mismo en sus obras)”. Heideggeriana: NietzscheZaratustra

Como maestro del eterno retorno y del ultrahombre, ZARATUSTRA no está enseñando dos cosas distintas. Lo que enseña forma un todo coherente porque una cosa pide la correspondencia de la otra. Heideggeriana: NietzscheZaratustra

Esta correspondencia, aquello en lo que ella esencia y el modo como se retira, es lo que oculta en sí la figura de ZARATUSTRA y, no obstante, lo que al mismo tiempo muestra, y, de este modo, es lo primero que lo hace digno de ser pensado. Heideggeriana: NietzscheZaratustra

Para descubrir el rostro del enigma y mantenerlo en la vista fijémonos de nuevo en el aspecto de sus animales, un aspecto que aparece al principio de su peregrinación: “Entonces miró ZARATUSTRA interrogativamente a lo alto; porque, por encima de él, oía la llamada clara y nítida de un pájaro. Y he aquí que un águila describía amplios círculos en el aire, y de ella colgaba una serpiente, no como una presa sino como una amiga: pues el águila la tenía enroscada en torno a su cuello.” Heideggeriana: NietzscheZaratustra

“”Son mis animales”, dijo ZARATUSTRA, “y se alegró en su corazón”.” Heideggeriana: NietzscheZaratustra

Así dice el pasaje del fragmento “El convalescente”, n. 1, que antes, intencionadamente, hemos citado sólo de un modo fragmentario: “ Yo, ZARATUSTRA, el portavoz de la vida, el portavoz del sufrimiento, el portavoz del círculo: ¡a ti te llamo, el más abismático de mis pensamientos!” Heideggeriana: NietzscheZaratustra

Con la misma palabra llama ZARATUSTRA al pensamiento del eterno retorno de lo Mismo en el fragmento de la 2. parte “Del rostro y del enigma” (n. 2). Allí ZARATUSTRA, en el enfrentamiento con el enano, intenta pensar por primera vez lo enigmático, que él ve como el objeto de su nostalgia. El eterno retorno de lo Mismo sigue siendo rostro para ZARATUSTRA, pero un enigma. No se puede demostrar ni refutar de un modo lógico ni empírico. En el fondo esto es válido para todo pensamiento esencial de todo pensador: algo avistado pero enigma, digno-de-ser-cuestionado. Heideggeriana: NietzscheZaratustra

¿Quién es el ZARATUSTRA de Nietzsche? Ahora podemos contestar con una fórmula: ZARATUSTRA es el maestro del eterno retorno de lo Mismo y el maestro del ultrahombre. Pero ahora estamos viendo, quizá estamos viendo de un modo más claro más allá de la mera fórmula ZARATUSTRA no es un maestro que enseñe dos cosas, dos cosas distintas: ZARATUSTRA enseña a el ultrahombre porque es el maestro del eterno retorno de lo Mismo. Pero también al revés: ZARATUSTRA enseña el eterno retorno de lo Mismo porque es el maestro del ultrahombre. Ambas doctrinas pertenecen conjuntamente a un círculo. Por su movimiento circular, esta doctrina corresponde a lo que es, al círculo que, como eterno retorno de lo Mismo, constituye el ser del ente, es decir, lo permanente en el devenir. Heideggeriana: NietzscheZaratustra

Del año 1885, es decir inmediatamente después de que Nietzsche terminara la obra Así hablaba ZARATUSTRA, hay una nota, recogida con el n 617 en el libro que está hecho espigando la obra póstuma del autor y que se publicó con el título de “La voluntad de poder”. La nota lleva, subrayado, este título: “Recapitulación “. Aquí, en pocas frases, con una lucidez inusitada, Nietzsche resume lo fundamenta de su pensamiento. En una observación marginal del texto, entre paréntesis, se nombra expresamente a ZARATUSTRA. La “Recapitulación” empieza con esta proposición: “Imprimir en el devenir el carácter del ser — esto es la suprema voluntad de poder”. Heideggeriana: NietzscheZaratustra

Pero el ajetreo del querer refutar no llega nunca al camino de un pensador. Forma parte de aquella cortedad de miras de cuyos desahogos necesita el público para su diversión. Además, hace tiempo que Nietzsche se ha anticipado ya a nuestra pregunta con una respuesta. El escrito que precede inmediatamente al libro Así hablaba ZARATUSTRA apareció en 1882 bajo el título “La Gaya Ciencia”. En su penúltimo fragmento, n. 341, “el más abismático de los pensamientos” de Nietzsche está presentado por primera vez bajo el título de “El más grande de los pesos”. El fragmento que le sigue, la conclusión, n. 342, está incorporada palabra por palabra como principio del prólogo, en la obra Así hablaba ZARATUSTRA. Heideggeriana: NietzscheZaratustra

¿Qué otra cosa nos queda por decir que esto: la doctrina de ZARATUSTRA no trae la liberación de la venganza? Lo decimos. Pero en modo alguno lo decimos como presunta refutación de la filosofía de Nietzsche. No lo decimos ni siquiera como objeción al pensar de Nietzsche. Pero lo decimos para dirigir nuestra mirada sobre el hecho de que el pensar de Nietzsche se mueve dentro del espíritu de la reflexión que ha estado vigente hasta ahora; y lo decimos para fijarnos en qué medida esto es así. Si este espíritu del pensar, tal como ha estado vigente hasta ahora, al ser interpretado como espíritu de venganza, ha sido alcanzado en su esencia decisiva o no, es una cuestión que vamos a dejar abierta. En cualquier caso, el pensar que ha estado vigente hasta ahora es Metafísica, y presumiblemente el pensar de Nietzsche cumplimenta el acabamiento de ésta. Heideggeriana: NietzscheZaratustra

Con ello, en el pensar de Nietzsche aparece algo que este mismo pensar ya no es capaz de pensar. Este quedarse detrás de lo pensado caracteriza lo creativo de un pensar. Además allí donde un pensar lleva a la Metafísica a su acabamiento, este pensar, en un sentido muy especial, señala hacia algo no pensado, y lo hace de un modo al mismo tiempo claro y confuso. Pero ¿dónde están los ojos para ver esto? El pensar metafísico descansa en la diferencia entre aquello que verdaderamente es y aquello que, medido con esto, constituye lo que no es verdaderamente. Para la esencia de la Metafísica, sin embargo, lo decisivo no está en que la diferencia citada se presente como la contraposición entre lo suprasensible y lo sensible, sino que aquella diferencia, en el sentido de una grieta que se abre entre una cosa y otra, permanezca como lo primero y lo fundamental. Esta grieta sigue estando ahí aun en el caso de que la jerarquización platónica entre lo suprasensible y lo sensible sea experienciada al revés, y aun en el caso de que lo sensible sea objeto de una experiencia más esencial y más amplia, en el sentido que Nietzsche llamó con el nombre de Dionysos. Porque la sobre-abundancia a la que se dirige “la gran nostalgia” de ZARATUSTRA es la inagotable consistencia del devenir, aquello como lo cual la voluntad de poder, en el eterno retorno de lo Mismo, se quiere a sí misma. Heideggeriana: NietzscheZaratustra

¿Quién es el ZARATUSTRA de Nietzsche? Es el portavoz de Dionysos. Esto quiere decir: ZARATUSTRA es el maestro que en su doctrina del ultrahombre, y para ésta, enseña el eterno retorno de lo Mismo. Heideggeriana: NietzscheZaratustra

¿Contesta esta proposición a nuestra pregunta? No. No la contesta, ni aun en el caso de que nos atengamos a las indicaciones que, para seguir el camino de ZARATUSTRA, aunque sólo sea en sus primeros pasos por el puente, explican esta proposición. La proposición, que parece una respuesta, podría sin embargo hacernos prestar atención y llevarnos con mayor atención a la pregunta que constituye el título de este ensayo. Heideggeriana: NietzscheZaratustra

¿Quién es el ZARATUSTRA de Nietzsche? Esto pregunta ahora: ¿quién es este maestro? ¿Quién es esta figura que en el estadio del acabamiento de la Metafísica aparece dentro de los límites de ella? En la historia de la Metafísica occidental en ninguna parte como aquí se poetiza o, digámoslo de un modo más adecuado, y literalmente, se ex-cogita (se consigue con el pensar) la figura esencial del pensador de cada momento; en ninguna parte excepto en los comienzos del pensar occidental, en Parménides, Y aquí sólo en perfiles velados. Heideggeriana: NietzscheZaratustra

Lo esencial en la figura de ZARATUSTRA es que el maestro enseñe dos cosas que en sí mismas se pertenecen la una a la otra: el eterno retorno y el ultrahombre. ZARATUSTRA es él mismo en cierto modo esta pertenencia mutua. Según esta perspectiva, también él sigue siendo un enigma que a nosotros apenas nos ha sido dado ver aún. Heideggeriana: NietzscheZaratustra

¿De dónde procede la copertenencia de ser y esencia del hombre? ¿De qué modo se pertenecen el uno al otro si ni el ser es un artefacto del hombre ni el hombre es sólo un caso especial dentro de los límites del ente? ¿,Se puede siquiera dilucidar la copertenencia de ser y esencia del hombre mientras el pensar esté aún pendiendo del concepto de hombre que ha estado vigente hasta ahora? Según éste es el animal rationale, el animal racional. ¿Es una casualidad o solamente un adorno poético el hecho de que los dos animales que acompañan a ZARATUSTRA sean un águila y una serpiente, que ellos le digan quién debe llegar a ser para ser el que es? En la figura de los dos animales tiene que aparecer para el que piense la conjunción de orgullo y sagacidad. Pero hay que saber lo que Nietzsche piensa sobre ambos. En las notas que proceden de la época de la redacción de Así hablaba ZARATUSTRA se dice: “Me parece que modestia y orgullo se pertenecen mutuamente de un modo íntimo… Lo común ‘en los dos casos’ es la mirada fría, segura, que evalúa (W W XIV, p. 99). Heideggeriana: NietzscheZaratustra

El enigma sobre quién es ZARATUSTRA como maestro del eterno retorno y del ultrahombre se nos hace visible en el aspecto de los dos animales. En este aspecto podemos fijar de un modo inmediato y con mayor facilidad lo que nuestra exposición ha intentado mostrar como lo digno de ser cuestionado: el respecto del ser con el ser vivo hombre: “Y he aquí que un águila describía círculos en el aire, y de ella colgaba una serpiente no como una presa sino como una amiga, pues el águila la tenía enroscada en torno a su cuello. “¡Son mis animales!”, dijo ZARATUSTRA y se alegró en su corazón.” Heideggeriana: NietzscheZaratustra

En la forma del trabajador y su dominio ya no se mira a la subjetiva, y mucho menos entonces a la subjetidad subjetivista de la esencia humana. El ver metafísico de la forma del trabajador corresponde al proyecto de la forma esencial de ZARATUSTRA dentro de la metafísica de la voluntad de poder. ¿Qué se esconde en ese aparecer de la subjetividad objetiva del subjectum (del Ser del ente), que es pensada como forma humana, y no como un hombre aislado? Hablar de la subjetidad (no subjetividad) de la esencia humana como el fundamento de la objetividad de todo subjectum (de todo presente) parece en todos los aspectos paradójico y artificial. Esta apariencia tiene su fundamento en que apenas hemos comenzado a preguntar por qué y de qué manera será necesario dentro de la metafísica moderna un pensar que ZARATUSTRA representa como forma. La información dada a menudo de que el pensamiento de Nietzsche había caído fatalmente en la poesía, es ella misma sólo el abandono del preguntar pensante. A pesar de todo, ni siquiera necesitamos volver a pensar hasta la deducción trascendental kantiana de las categorías para ver que, al mirar la forma como la fuente de la donación de sentido, se trata de la legitimación del Ser del ente. Sería una explicación demasiado grosera si se dijera que [397] aquí, en un mundo secularizado, el hombre como creador del Ser del ente ocupa el lugar de Dios. Que, en efecto, la esencia humana está en juego, no admite duda. Pero la esencia (verbal) del hombre, “el ser-ahí [Dasein] en el hombre” (véase Kant y el problema de la metafísica; 1 ed., 1929, § 43) no es algo humano. Para que la idea de la esencia humana pueda alcanzar el rango de lo que fundamenta ya a todo presente como la presencia, que permite primero una “representación” en el ente, y así legitima a éste como el ente, tiene el hombre ante todo que ser representado en el sentido de un fundamento normativo. Pero, ¿normativo para qué? Para el asegurarse del ente en su ser. ¿En qué sentido aparece “Ser” cuando se trata del asegurarse del ente? En el sentido de lo en todas partes y en todo tiempo constatable, es decir, representable. Descartes, entendiendo así el Ser, encontró la subjetividad del subjectum en el ego cogito del hombre finito. El aparecer de la forma metafísica del hombre como fuente de donación de sentido es la consecuencia última de la posición de la esencia humana como subjectum normativo. Conforme a ello, se transforma la forma interna de la metafísica, que consiste en lo que puede denominarse como la trascendencia. Ésta es dentro de la metafísica por razones esenciales ambigua. Allí donde esa ambigüedad no se tiene en cuenta se extiende una confusión incurable, que puede valer como característica del representar metafísico todavía hoy usual. Heideggeriana: PreguntaSer


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