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Léxico Filosofia

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discurso

Definition:
VIDE Gerede

Por lo demás, el proyecto es esencialmente un proyecto arrojado. El que arroja en ese proyectar no es el hombre, sino el ser mismo, que destina al hombre a la ex-sistencia del ser-aquí en cuanto su esencia. Este destino acontece como claro del ser, y éste sólo es como tal. El claro garantiza y preserva la proximidad al ser. En dicha proximidad, en el claro del “aquí”, habita el hombre en cuanto ex-sistente, sin que sea ya hoy capaz de experimentar propiamente ese habitar ni de asumirlo. La proximidad “del” ser, en que consiste el “aquí” del ser-aquí o Dasein, ha sido pensada a partir de Ser y tiempo en el DISCURSO sobre la elegía de Hölderlin “Heimkunft” (1934), ha sido escuchada en su decir más intenso en el propio poema cantado por el poeta y ha sido nombrada como “patria” desde la experiencia del olvido del ser. Esta palabra está pensada aquí en un sentido esencial que no es ni patriótico ni nacionalista, en el sentido de la historia del ser. Pero, al mismo tiempo, la esencia de la patria ha sido nombrada con la intención de pensar la apatricidad o desterramiento del hombre moderno desde la esencia de la historia del ser. El último que experimentó tal desterramiento fue Nietzsche. Y la única salida que le encontró desde dentro de la metafísica fue la inversión de la metafísica. Pero esto significa la consumación de la falta de salidas. Con todo, cuando compone su poema “Heimkunft”, Hölderlin se preocupa de que sus “paisanos” encuentren su esencia. Y no busca para nada esta esencia en el egoísmo de su pueblo, sino que la ve desde la pertenencia al destino de Occidente. Sólo que Occidente tampoco está pensado de modo regional, como lo opuesto a Oriente, no sólo está pensado como Europa, sino desde el punto de vista de la historia universal, desde la proximidad al origen. Apenas si hemos empezado a pensar todavía las enigmáticas referencias al Este que se han hecho palabra en la poesía de Hölderlin (vid. “Der Ister”, “Die Wanderung”, 3. estrofa y ss.). Lo “alemán” no es algo que se le dice al mundo para que sane y encuentre su salud en la esencia alemana, sino que se le dice a los alemanes para que, partiendo de su pertenencia destinal a los pueblos, entren con ellos a formar parte de la historia universal (vid. sobre el poema de Hölderlin, “Andenken”, el escrito conmemorativo “Tübinger Gedenkschrift”, de 1943, p. 322). La patria de este morar histórico es la proximidad al ser. Heideggeriana: CartaHumanismo

Ni es el mérito de mi preguntar ni el edicto de mi pensar el que este pertenecer y aportar repose en el aconteciente a-propiar y se llame Ereignis (cf. Identidad y Diferencia, p. 30 ss.). Que aquello que, muy sin pensar, nombramos “verdad”, para los griegos se llame ‘a-letheia, y por cierto, tanto en la lengua poética y en la no-filosófica como en la filosófica, no es invención ni arbitrio de ellos. Es la más alta dote de su lengua, en la cual lo presenciante como tal alcanzó el desocultamiento y — el ocultamiento. Quien no tenga sentido para avistar el dar de un tal don, para el destinar de algo así destinado, no comprenderá jamás el DISCURSO del destino del ser, tan escasamente como el ciego de nacimiento podrá jamás experimentar qué son luz y color. Heideggeriana: CartaPrologo

El “sonido articulado” es. según Wilhelm von Humboldt. “el fundamento y la esencia de todo hablar… (Sobre la diversidad, párr. 10. p. 65). En el párr. 8. p. 41, Humboldt acuña aquellas frases que. por cierto, se citan con frecuencia pero que pocas veces son pensadas. o sea, pensadas desde la perspectiva única de cómo determinan el camino al habla de Humboldt. Las frases rezan: “El habla, entendida en su verdadera esencia, es algo continuamente y en cada instante transitorio. Incluso su conservación por la escritura es siempre una preservación incompleta, momificada pero necesaria y que pide, pues, siempre de nuevo que se intente hacer perceptible el DISCURSO vivo. El habla misma no es una obra (Ergon), sino una actividad (Energeia). Su verdadera definición puede, por tanto, sólo ser genética. Es, en efecto, la labor del espíritu en su eterna repetición en vista de capacitar el sonido articulado para la expresión del pensamiento. En un sentido inmediato y riguroso; ésta es la definición del hecho, de hablar, cada vez, pero, en el sentido verdadero y esencial; sólo puede considerarse, en cierto modo, la totalidad y de este hablar como el habla.” Heideggeriana: CaminhoLinguagem

A su tiempo se hará inevitable la reflexión de cómo en el hablar del habla, en tanto que son del silencio de la Diferencia, el hablar de los mortales y su enunciación advienen a su propiedad. En la enunciación, sea DISCURSO o sea escritura, se rompe el silencio. ¿En qué se rompe el son del silencio? Roto, ¿cómo llega a la enunciación de la palabra? ¿De qué modo determina el apaciguamiento roto la palabra de los mortales que suena en versos y frases? Si, a la sazón, el pensamiento llegara algún día a responder a estas preguntas, deberá, sin embargo, guardarse de considerar la enunciación e incluso la expresión como los elementos decisivos del hablar humano. Heideggeriana: Linguagem1950

Posteriormente, la palabra “nihilismo” entró en circulación gracias a Turgueniev para denominar la concepción según la cual sólo el ente accesible en la percepción sensible, es decir experimentado por uno mismo, es real y existente, y ninguna otra cosa. Con ello se niega todo lo que esté fundado en la tradición y la autoridad o en cualquier otro tipo de validez. Para esta visión del mundo, sin embargo, se utiliza generalmente la designación “positivismo”. La palabra “nihilismo” es empleada por Jean Paul en su Vorschule der Ästhetik, par. 1 y 2, para designar como nihilismo poético a la poesía romántica. A ello conviene confrontar el prólogo de Dostoievski a su DISCURSO sobre Pushkin de 1880 (Sämtliche Werke, ed. por Moeller v. d. Bruck. sección 2a., t. XII, pág. 95). El pasaje en cuestión dice: “Por lo que respecta a mi DISCURSO, en él quería desplegar simplemente los siguientes cuatro puntos relativos a la importancia de Pushkin para Rusia: 1) Que Pushkin, con su espíritu profundo, penetrante y altamente dotado, y partiendo de su corazón auténticamente ruso, ha sido el primero en descubrir y reconocer como lo que es ese fenómeno significativo y patológico de nuestra intelectualidad, de esa sociedad nuestra desarraigada que se cree muy por encima del pueblo. Lo ha reconocido y ha sido capaz de poner plásticamente ante nuestros ojos el tipo de nuestro hombre ruso negativo: el hombre que no tiene sosiego y que no puede contentarse con nada de lo que existe, que no cree en su tierra natal ni en las fuerzas que surgen de ella, que en última instancia niega a Rusia y a sí mismo (o mejor dicho, a su clase social, a todo el estrato de la intelectualidad a la que él también pertenece y que se ha desprendido de la tierra de nuestro pueblo), que no quiere tener nada en común con sus compatriotas y que sufre sinceramente por todo esto. El Aleko y el Onegin de Pushkin han suscitado en nuestra literatura una serie de figuras similares.” Heideggeriana: NiilismoEuropeu

En la parte VI del citado DISCURSO del método, Descartes habla acerca del alcance de la nueva interpretación del ente, en especial de la naturaleza en el sentido de la res extensa, que debe ser re-presentada, es decir, hecha predecible, y por lo tanto dominable, según “figura y movimiento” (posición y estado dinámico La nueva conceptualización, basada en el cogito sun, le abre una perspectiva cuyo despliegue sólo es experimentado en su plena incondicionalidad metafísica por la época actual. Descartes dice (Opp.VI, 61 ss., cfr. ed. E. Gilson, 1925, pág. 61 s.): Car elles (quelques notions générales touchant la Physique) m’ont fait voir qu’il est possible de parvenir à des connaissances qui soient fort utiles à la vie, et qu’au lieu de cette philosophie spéculative, qu’on enseigne dans les écoles, on en peut trouver une pratique, par laquelle connaissant la force et les actions du feu, de I’eau, de l’air, des astres, des cieux et de tous les autres corps qui nous environnent, aussi distinctement que nous connaissons les divers métiers de nos artisans, nous les pourrions employer en même façon á tous les usages auxquels ils sont propres, et ainsi nous rendre comme maîtres et possesseurs de la nature”. Heideggeriana: NiilismoEuropeu

Las reflexiones que siguen y quizá forman parte de una ciencia previa, cuya tarea consiste en investigar qué significa en definitiva lo que en la filosofía y la ciencia, lo que el DISCURSO interpretativo del ser-ahí dice acerca de él mismo y acerca del mundo. Si nos aclaramos acerca de qué es un reloj, con ello adquiere vida la forma de comprensión propia de la física y la forma en que el tiempo tiene oportunidad de manifestarse. Esta ciencia previa, dentro de la cual se mueven nuestras consideraciones, vive del presupuesto — quizá recalcitrante. d que la filosofía y la ciencia se mueven en el medio de los conceptos. Su posibilidad consiste en que cada investigador clarifique lo que comprende y lo que no comprende. Nos permite saber cuándo una investigación está realmente en su asunto, y cuándo, por el contrario, se nutre de una terminología tradicional y gastada. En cierto modo, tales indagaciones ejercen el servicio policial en el cortejo de las ciencias, una tarea que ciertamente es subordinada, pero que de tanto en tanto resulta urgente, de acuerdo con la opinión de algunos. la relación de estas exploraciones con la filosofía es la de un acompañamiento, y a veces incluye el cometido de realizar un registro en la morada de los antiguos para ver cómo éstos se desenvolvieron con tales cuestiones. Las reflexiones que siguen sólo tienen en común con la filosofía el hecho de no ser teología. Heideggeriana: ConceitoTempo

Las reflexiones que siguen pertenecen quizás a una pre-ciencia, cuyo negocio comprende lo siguiente: conducir indagaciones sobre aquello que en definitiva podría significarse con lo que la filosofía y la ciencia, lo de que el DISCURSO interpretativo de la existencia, dicen acerca de ésta misma y del mundo. Si llegamos a claridad acerca de qué es un reloj, la especie de aprehensión que late en la física cobra vida, y, con ello, [también] el modo en que el tiempo tiene oportunidad de mostrarse. Esta pre-ciencia, dentro de la cual se mueve esta consideración, vive de la presuposición tal vez obstinada de que la filosofía y la ciencia se mueven en el concepto. Su posibilidad consiste en que cada investigador llegue a claridad sobre aquello que entiende y sobre lo que no entiende. Da a conocer cuándo una investigación está en su asunto, o cuándo se nutre de un saber verbal transmitido y desgastado sobre el mismo. Tales indagaciones son, por así decir, el servicio policial en el desfile de las ciencias, ocupación que ciertamente es subordinada, pero a veces urgente, en opinión de algunos. Su relación con la filosofía es sólo acompañarla, para llevar a cabo de vez en cuando un allanamiento de morada en casa de los antiguos, a fin de ver cómo [fue que] procedieron ellos propiamente. La siguiente reflexión tiene con la filosofía sólo tanto en común, cuanto que no es teología. Heideggeriana: EL CONCEPTO DEL TIEMPO (1924)

¿Qué pasa con esa nada? ¿Es fruto de la casualidad que hablemos así de modo tan espontáneo? ¿Es sólo una manera de hablar… y nada más? Pero entonces ¿por qué nos preocupamos de esta nada? Precisamente, la ciencia rechaza la nada y prescinde de ella como de algo nulo. Ahora bien, al despreciar de este modo la nada, ¿no estamos precisamente admitiéndola? Aunque, ¿se puede hablar también de admitir cuando lo que admitimos es nada? Tal vez estos giros del DISCURSO se muevan ya en un juego de palabras vacío. Frente a eso, la ciencia tiene que volver a afirmar ahora su seriedad y lucidez: que lo único que le importa es lo ente. ¿Qué otra cosa le puede parecer a la ciencia la nada más que un espanto y una fantasmagoría? Si la ciencia está en lo cierto, entonces una cosa es segura: la ciencia no quiere saber nada de la nada. Al final, ésa es la concepción rigurosamente científica de la nada: la sabemos en la misma medida en que no queremos saber nada de ella. Heideggeriana: QueMetafisica

Sólo en la clara noche de la nada de la angustia surge por fin la originaria apertura de lo ente como tal: que es ente y no nada. Este “y no nada” añadido a nuestro DISCURSO no es una explicación a posteriori, sino lo que previamente hace posible el carácter manifiesto de lo ente en general. La esencia de la nada cuyo carácter originario es desistir reside en que ella es la que conduce por vez primera al ser-aquí ante lo ente como tal. Heideggeriana: QueMetafisica

En cualquier caso y con cualquiera de estos significados, aunque cada vez a su manera, la no-esencia sigue siendo esencial para la esencia y nunca resulta inesencial en el sentido de indiferente. Pero hablar así de inesencialidad y de no-verdad choca todavía demasiado contra lo que se piensa habitualmente y parece que es sólo una especie de acumulación de impresionantes “paradojas” inventadas. Y como es difícil acabar con esa impresión lo mejor será renunciar a este DISCURSO que sólo le resulta paradójico a la doxa (opinión) habitual. Por contra, para el que sabe, el “no” de la inicial no-esencia de la verdad en cuanto no-verdad remite al ámbito todavía no experimentado de la verdad del ser (y no sólo de lo ente). Heideggeriana: EssenciaVerdade

De allí que la esencia del lenguaje acontezca originariamente y pura sólo ahí donde el ser del ente sea nombrado, por primera vez, y sea fundado con su nombrar — en el decir de la gran poesía. Ella es lenguaje original de un pueblo. Pero — apenas queda dicha, se ha abandonado también la palabra ya el llano repetir y mero desdecir. La palabra ha decaído. El lenguaje se ha convertido en habladuría. Y con ella se ha adueñado de todo la no-esencia del lenguaje. El lenguaje se abre paso como lenguaje de trato. En una mirada exclusiva sobre éste, se consolida la idea corriente de que el lenguaje es sólo un medio de entendimiento y nada más que eso. El decir habitual del DISCURSO cotidiano se ha convertido en la regla. Con esto la poesía se torna entonces en la excepción de la regla, en tanto que, la poesía es, en verdad, en su originariedad, la ley del decir y lo restante no es nada más que consecuencia y caída. Heideggeriana: FilosofiaAlema

Debemos pensar en qué medida la verdad en tanto que desocultamiento de lo ente no dice otra cosa más que la presencia de lo ente como tal, es decir, del ser (vid. p. 62, y de este modo el DISCURSO acerca del establecerse de la verdad — es decir, del ser-dentro de lo ente, tocará la parte cuestionable de la diferencia ontológica (vid. “Identität und Differenz”, 1957, pp. 37 y ss.). Por eso, en “El origen de la obra de arte” (p. 52) se dice cautamente: “Cuando alude a ese establecerse de la apertura en el espacio abierto, el pensar toca una región que no podemos detenernos a explicar todavía”. Todo el ensayo sobre “El origen de la obra de arte” se mueve, a sabiendas aunque tácitamente, por el camino de la pregunta por la esencia del ser. La reflexión sobre qué pueda ser el arte está determinada única y decisivamente a partir de la pregunta por el ser. El arte no se entiende ni como ámbito de realización de la cultura ni como una manifestación del espíritu: tiene su lugar en el Ereignis, lo primero a partir de lo cual se determina el “sentido del ser” (vid. “Ser y Tiempo”). Qué sea el arte es una de esas preguntas a las que no se da respuesta alguna en este ensayo. Lo que parece una respuesta es una mera serie de orientaciones para la pregunta. (Vid. las primeras frases del Epílogo.) Heideggeriana: ObraArte

Cuando Hegel en la conclusión del mencionado DISCURSO dice del “universum”, y esto es, para él, a la vez, del absoluto, que no tiene en sí fuerza alguna de resistencia, de afirmar su esencia cerrada, ante el ánimo explorador del conocimiento metafísico, surge entonces la pregunta de por qué le falta al absoluto esta fuerza de resistencia. La respuesta reza: porque el absoluto según su esencia no puede resistirse a la exploración, sino por el contrario se quiere manifestar. Esta voluntad de mostrarse es su esencia. El aparecer es la voluntad esencial del espíritu. Desde la mirada a esa voluntad esencial del absoluto está pronunciada aquella frase de Hegel. Esta determinación esencial del absoluto es entonces el supuesto del sistema-Enciclopedia. ¿Pero qué ocurre con este supuesto mismo? ¿Puede el sistema elevar la pretensión de ser absoluto cuando reposa en un supuesto, que él mismo no fundamenta y a saber absolutamente? Hegel ha desarrollado de hecho la fundamentación de esta esencia del absoluto y denunciado este desarrollo en la “Ciencia de la fenomenología del espíritu”. Si el absoluto quiere manifestarse, porque él mismo es voluntad de manifestación, entonces tiene que pertenecer a la esencia del absoluto el manifestarse, es decir, el aparecer. Esencia y aparecer son aquí idénticos. El absoluto es espíritu. El espíritu es lo que se sabe a sí mismo y en tal saber, saber de sí mismo que se quiere, como fundamento esencial de todo ente. El espíritu es el saber absoluto. Mas como a su esencia pertenece el aparecer, el saber absoluto tiene que presentarse (darstellen) como saber que aparece. Sólo así el saber absoluto concede a partir de sí al ánimo del conocimiento humano la posibilidad de estar abierto para este conocimiento y en general en lo conocido de este conocer. Viceversa el conocer humano tiene, en tanto sabe el absoluto, antes que todo llevar a ejecución (Ausführung) el presentarse del saber que aparece. Pero esta ejecución del presentarse del absoluto que aparece sólo puede ser ella misma absoluta, si debe adecuarse al absoluto. Por su parte la ciencia tiene que llevar este absoluto presentarse a absoluta ejecución. Si la “Fenomenología del espíritu” es esta ejecución, entonces la obra con este título ha osado una tarea metafísica como antes nunca necesitó ser planteada ni posteriormente nunca más podía serlo. Por ello esta “obra” es un instante único y en un particular sentido destacado de la historia de la metafísica. Y mentamos con la “obra” no la producción pensante del hombre Hegel, sino la “obra” como acaecimiento de una historia, en medio de la cual y para la cual se exige a toda realización (Vollbringen) humana una propia estabilidad y determinación (la instancia del ser-ahí). Heideggeriana: HegelFenomenologia

El conocer absoluto tiene que ser examinado. En el examen el conocer tiene que legitimarse como aquello que reivindica ser. Pero si el conocer del absoluto es el rayo como el cual el absoluto nos toca, entonces éste, en el caso de que ahora esté aún permitido este DISCURSO en general, sólo de este modo puede legitimarse, apareciendo él mismo, y a saber a partir de sí, y manifestando en ello este su aparecer como su esencia. El absoluto es el espíritu, pensado modernamente como la autoconciencia incondicionada. La conciencia es el incondicionado autoconcebirse. La primera proposición de la conciencia reza: “La conciencia… es para sí misma su concepto” (parágrafo 8, WW II, 66). En el autoconcebirse el saber absoluto, según su esencia, se pone de manifiesto. El absoluto es esencialmente, como conciencia, el saber que aparece. Nuestro examen del conocer absoluto no puede entonces ya ser una realización, que se emprenda junto al conocer como un medio presente en alguna parte. Porque el conocer mismo es el curso irradiado hacia el que irradia, la única esencia aquí posible del examen se realiza en ser este curso mismo, y a saber, de una manera determinada. Este curso tiene que hacer que el saber que aparece se muestre en su aparecer, es decir, en su propia verdad. En este curso el absoluto viene a nosotros como la conciencia que aparece, se despliega en la verdad de su esencia. Se legitima en tanto se acusa y de este modo muestra que en este aparecer corresponde a su esencia, que se muestra a través de este aparecer. En ello estriba: El examen no necesita aportar la regla de medida que requiere. Heideggeriana: HegelFenomenologia

En primer lugar ha de preguntarse: ¿Qué mienta aquí el DISCURSO acerca “del nuevo verdadero objeto”? De la proposición introductoria resulta que la experiencia es ejercida en la conciencia como “movimiento dialéctico”. Pero la conciencia es en sí el tener conciente un objeto, al que está inmediatamente referida. Sin embargo, en tanto se habla de un “nuevo verdadero objeto” que surge antes que todo “de la conciencia”, ella “tiene” en esta experiencia propiamente “dos objetos”. Hegel dice: “Vemos que la conciencia ahora tiene dos objetos, el uno el primer en si, el segundo el ser-para-ella de este en sí” (ibíd). Consideremos, por ejemplo, la conciencia en la figura de una intuición sensible, como ésta de este libro aquí. El objeto de esta intuición sensible (en sentido amplio) es este libro aquí, y es mentado como este objeto sensible. Este libro aquí, según la opinión de la intuición sensible el ente en sí, es sin embargo “también” intuido y “es” por ello como intuido al mismo tiempo por cierto “para ella”, a saber para la conciencia que intuye. En el “en sí” como lo así mentado enteramente legítimo, se encuentra sin embargo el “ser-para-ella (la conciencia)” del en sí. Pero este ser-para-sí no es otra cosa que el ser objeto del objeto “libro”. El ser objeto y todo lo que le pertenece se llama la objetividad de este objeto. La objetividad no es ella misma nada, sino algo tal que hasta ahora y continuamente sólo permaneció desconocido al intuir sensible. La objetividad del objeto es, en tanto sale por encima de todo objeto conocido y habitual, algo “nuevo”. Si acaso la objetividad misma es expresamente representada y mentada, entonces ella es “el nuevo objeto”. El ser objeto del objeto (libro) se determina a través del ser-para-la conciencia del libro y parece precisamente no ser otra cosa que el saber acerca del libro en el modo del intuir al mismo. Sólo que, examinada con precisión, la objetividad del objeto no es algo que sólo es adherido al objeto, sin interesarle por el contrario “algo”. El primer objeto (libro) se convierte ahora él mismo más bien en otro; pues ahora como objeto recién ha llegado a lo que es, es decir, a su esencia, a saber, a la objetividad. Pero la esencia de algo es lo “verdadero” “en” un objeto. La objetividad como esencia del objeto es por ello no sólo “el nuevo objeto”, sino al mismo tiempo y ante todo “el verdadero objeto”. Y este nuevo verdadero objeto contiene según la proposición final del parágrafo “la nulidad del primero”. Esto quiere decir: El primer objeto no es “en sí” lo verdadero y a saber precisamente porque es sólo “en sí”, de modo que su objetividad, es decir, su verdad, no surge aún. El primer objeto (por ejemplo, el libro) es, visto así, lo no-verdadero, no-propiamente-verdadero, visto desde la esencia, lo “nulo”. Sin embargo, el nuevo objeto como objetividad del objeto “es” su verdad. Pero de este modo “contiene” lo que el no verdadero es en verdad como no verdadero; contiene su nulidad. El nuevo objeto “es” la experiencia hecha sobre el primero. Heideggeriana: HegelFenomenologia

El nihilismo tampoco inaugura su predominio en los lugares en que se niega al dios cristiano, se combate el cristianismo o por lo menos, con actitud librepensadora, se predica un ateísmo vulgar. Mientras sigamos limitándonos a ver solamente los diversos tipos de incredulidad que reniegan del cristianismo, bajo sus variadas manifestaciones, nuestra mirada quedará presa de la fachada externa y más precaria del nihilismo. El DISCURSO del loco dice precisamente que la frase “Dios ha muerto” no tiene nada en común con las opiniones confusas y superficiales de los que “no creen en dios”. Aquellos que son no creyentes de este modo, no están todavía en absoluto afectados por el nihilismo como destino de su propia historia. Heideggeriana: NietzscheDeus

Partiendo de esta realidad de la voluntad de poder veía yo, ya entonces, lo que es. Esta realidad de la voluntad de poder se puede enunciar también, en el sentido de Nietzsche, con la frase “Dios ha muerto”, frase que, por razones esenciales, introduje en mi DISCURSO rectoral. Nada tiene que ver esta frase con la afirmación de un vulgar ateísmo, sino que significa: el mundo suprasensible, especialmente el mundo del Dios cristiano, ha perdido su vigencia efectiva en la historia (cfr. mi conferencia de 1943 sobre la frase de Nietzsche “Dios ha muerto”). Si esto no hubiera sido así, ¿habría sido posible la Primera Guerra Mundial? Y, sobre todo, si esto no hubiera sido así, ¿habría llegado a ser posible la Segunda Guerra Mundial? ¿No había, pues, razón bastante y suficiente necesidad esencial como para, en una reflexión original sobre la superación de la metafísica de la voluntad de poder, pensar más allá de ella; lo cual quiere decir abrir un debate con el pensamiento occidental, a partir de un retorno a su inicio? ¿No había, pues, razón bastante y suficiente necesidad esencial como para intentar, entre nosotros, los alemanes, despertar y llevar a la palestra a ese lugar que funciona como sede del cultivo del saber y del conocimiento, la Universidad alemana, con vistas a esta reflexión sobre el espíritu de Occidente? Sin duda, el argumento contra la marcha de la historia que empieza diciendo: “¿Qué habría sucedido, si …y si no …?” es siempre arriesgado. Pero es lícito plantear la cuestión: ¿qué habría sucedido y qué se habría podido prevenir si en 1933 todas las fuerzas más capaces se hubieran puesto en camino, en secreta alianza, para, lentamente, purificar y moderar al “movimiento” que llegaba al poder? Sin duda, el que los hombres lleven a otros hombres la cuenta de sus culpas y se las apunten, es siempre una arrogancia. Pero si se buscan culpables y se miden las culpas, ¿no existe también la culpa que consiste en una omisión esencial? Aquellos que, ya entonces, estaban tan dotados de capacidad profética que vieron todo lo que había de venir tal y como vino — mi sabiduría no llegaba a tanto —, ¿por qué esperaron casi diez años para actuar contra el desastre? ¿Por qué, en 1933, los que creían saberlo, por qué, justamente ellos, no se pusieron entonces en camino para llevar todo, y desde su raíz, hacia el buen fin? Sin duda, la reunión de todas las fuerzas más capaces habría sido difícil; difícil también habría sido el paulatino influjo sobre el movimiento en su totalidad y sobre su posición hegemónica; pero no más difícil que lo que luego tuvimos que soportar. Heideggeriana: RepensandoReitorado

El propósito y la actitud de mi rectorado se encuentran expresados en el DISCURSO rectoral de mayo de 1933. Heideggeriana: RepensandoReitorado

Sin embargo, en él, como en cualquier palabra hablada, todo depende de la interpretación y de que se tenga la disposición de acogerse a lo esencial y de ponerlo ante la mirada. El núcleo del DISCURSO del rectorado, que ya sólo por su extensión se hace perceptible, es la exposición de la esencia del saber y de la ciencia, en la que se basa la Universidad, y que es el fundamento sobre el que debe afirmarse en su esencia también como Universidad alemana. El servicio del saber no es mencionado en tercer lugar, junto con el servicio del trabajo y el servicio de las armas, porque se subordine a ellos, sino porque el saber es lo que auténtica y primordialmente concentra la esencia de la Universidad y, por ende, la reflexión. En lo que toca al mencionado servicio del trabajo, permítaseme recordar que este “servicio” surgió y tomó forma, por exigencias de la época y por voluntad de la juventud, mucho antes de 1933. Y el “servicio de las armas” no lo mencioné en un sentido militarista ni en un sentido agresivo, sino que lo pensé como legítima defensa. Heideggeriana: RepensandoReitorado

El núcleo del DISCURSO se propone la explicación de la esencia del saber, de la ciencia y de las profesiones, cuya preparación se basa en la ciencia. En su contenido son de destacar cuatro momentos principales: 1. La fundamentación de las ciencias en la experiencia del ámbito esencial de su campo de objetos. 2. La esencia de la verdad entendida como dejar ser al ente como es. 3. El mantenimiento de la tradición del inicio del saber occidental en el mundo griego (cfr. mi curso de dos horas semanales, “El inicio de la filosofía occidental”, en el semestre de verano de 1932). 4. De acuerdo con ello, la responsabilidad de Occidente. Heideggeriana: RepensandoReitorado

La actitud del reflexionar y del cuestionar está orientada a la “lucha”. Pero, ¿qué significa “lucha” en el DISCURSO? Si lo esencial de la reflexión se retrotrae a la episteme griega, esto es, a la aletheia, puede fácilmente suponerse que la esencia de la “lucha” no está concebida a capricho. La “lucha” está pensada en el sentido del fragmento 53 de Heráclito. Pero, para comprender esa sentencia — tan frecuentemente citada y con la misma frecuencia malentendida —, hay que atender previamente a dos cosas, a las que a menudo ya me refería en mis cursos y seminarios: 1. La palabra pelemos, con la que empieza el fragmento, no significa “guerra”, sino lo mismo que la palabra xxxxx, que Heráclito usa con el mismo sentido. Pero ésta significa “disputa”, pero no disputa en el sentido de riña, altercado o mero desacuerdo, y menos aún de empleo de la fuerza y derrota del enemigo, sino posición-de-uno-frente-a-otro [Aus-einander-setzung], de tal manera que en ella la esencia de los que se ponen en frente se expone al otro y, así, se muestra y sale a la luz, lo que en griego significa: salir a lo desoculto y verdadero. Puesto que la lucha es el exponerse a lo esencial, reconociéndose mutuamente, se habla siempre en el DISCURSO, que coloca este cuestionar y reflexionar en la “lucha”, del “estar expuesto”. Que esta expresión está en la dirección de la sentencia heraclítea lo atestigua la propia sentencia con toda claridad. Pero hay que atender aún a un segundo punto. Heideggeriana: RepensandoReitorado

La esencia del pelemos radica en el deiknênai (aparecer) y en el poiein (pro-ducir), que en griego significa: colocar delante, abierto a la vista. Esta es la esencia de la “lucha” filosóficamente pensada, y lo que se dice en el DISCURSO está pensado de manera puramente filosófica. Heideggeriana: RepensandoReitorado

De acuerdo con esta concepción y con esta actitud básicas el DISCURSO lleva el título de La autoafirmación de la Universidad alemana. Muy pocos se dieron claramente cuenta de lo que ya este título de por sí significaba en el año 1933, pues sólo pocos de aquellos a los que iba dirigido se tomaron el trabajo de, sin ideas preconcebidas y sin ofuscarse por habladurías, pensar con claridad lo que se dijo. Heideggeriana: RepensandoReitorado

También se puede, evidentemente, proceder de otro modo. Puede uno dispensarse de la reflexión y atenerse a la fácil idea de que, inmediatamente después de la toma del poder por el nacionalsocialismo, un rector recién elegido pronunció un DISCURSO sobre la Universidad, que defiende “el” nacionalsocialismo, es decir, que propaga la idea de “ciencia política”, idea que significa, toscamente entendida, “verdadero es lo que sirve al pueblo”. De donde se deduce, desde luego con razón, que así se niega la esencia de la Universidad alemana en su mismo centro y se trabaja por su destrucción, con lo que el título habría más bien de decir: “La autonegación de la universidad alemana”. Puede procederse así, cuando se tiene la suficiente falta de juicio e incapacidad para la reflexión, cuando se tiene la suficiente comodidad para dejarse llevar por las habladurías, cuando se tiene la suficiente dosis de malevolencia. Heideggeriana: RepensandoReitorado

Puede procederse tan irresponsablemente en la interpretación del DISCURSO; pero no es lícito entonces pretender pasar por alguien que se dice responsable del espíritu y de la salvación de la Universidad alemana. Pues pensar con tal superficialidad, y con tal superficialidad parlotear en público, corresponde quizá a métodos políticos, pero contradice el espíritu de objetividad que es intrínseco al pensamiento y que, sin embargo, se pretende salvar. Heideggeriana: RepensandoReitorado

El DISCURSO no fue entendido por aquellos a quienes iba dirigido; no fue entendido su contenido ni tampoco el punto de vista desde el que decía lo que iba a ser, durante mi actividad en el cargo, la clave para distinguir lo esencial de lo menos esencial y de lo puramente superficial. Heideggeriana: RepensandoReitorado

El DISCURSO, y con él mi actitud, fue aún menos comprendido por el partido y las instancias dirigentes, pero, sin embargo, fue “entendido”, en la medida en que enseguida se intuyó su oposición. El ministro Wacker me dijo ya el mismo día, tras la comida ofrecida por el rectorado en el “Kopf”, cuál era su “opinión” sobre el DISCURSO que acababa de oír. Heideggeriana: RepensandoReitorado

2. Sobre todo: el conjunto del DISCURSO no estaba construido sobre la idea de raza. Heideggeriana: RepensandoReitorado

Poco tiempo después de la fiesta de toma de posesión del rectorado me fue dado a entender, estando personalmente en el ministerio, lo siguiente: 1. Que en el futuro no era deseable la presencia del arzobispo en tales celebraciones; 2. Que mi DISCURSO en la sobremesa de la fiesta del rectorado cometía un desliz al destacar de la Facultad de Teología al colega Sauer y acentuar lo que yo le debía en mi formación científica y académica. Heideggeriana: RepensandoReitorado

Yo mismo estaba cada día más ocupado con cosas que, respecto de mis verdaderos proyectos, no podía por menos que considerarlas carentes de importancia. No sólo no estaba interesado en la gestión formal de esos vacíos asuntos burocráticos, sino que carecía de experiencia, pues siempre hasta entonces había rechazado todo cargo académico y era, por tanto, un principiante. A ello se añadía la desafortunada circunstancia de que el jefe de la secretaría estaba sólo desde hacía poco en el cargo y era igualmente inexperto en las cosas de la Universidad. De esta manera, se produjeron algunas insuficiencias, incorrecciones y faltas de precaución que, al parecer, fueron lo único que ocupó a los colegas. El DISCURSO del rectorado fue en vano y se olvidó al día siguiente de la fiesta; durante todo el tiempo que duró el rectorado ni uno solo de los colegas hizo ningún tipo de pronunciamiento sobre el DISCURSO. Seguían moviéndose en las, desde décadas, trilladas sendas de la política universitaria. Heideggeriana: RepensandoReitorado

Con una conferencia sobre Universidad y ciencia, intenté aclarar el núcleo esencial del DISCURSO del rectorado y presentar más rigurosamente la tarea de la Universidad, refiriéndola a los mencionados principios. Surgieron enseguida, en grupos aislados, fructíferos diálogos sobre el saber y la ciencia, saber y creer, fe y concepción del mundo. Por la mañana del segundo día aparecieron en coche — de repente y sin previo aviso — el jefe estudiantil de la región, Scheel, y el Dr. Stein, y se pusieron a hablar vehementemente con los participantes de Heidelberg en el campamento, cuya “función” se hizo poco a poco patente. El Dr. Stein pidió dar también él una conferencia. Habló sobre la raza y el principio de la raza. La conferencia fue escuchada por los participantes en el campamento, pero no la debatieron después. El grupo de Heidelberg tenía la misión de hacer saltar el campamento. Pero no se trataba en realidad del campamento, sino de la Universidad de Friburgo, cuyas Facultades no podían ser dirigidas por miembros del partido. Fueron hechos desagradables, en parte dolorosos, pero que tuve que aceptar, si no quería que se echara a perder de antemano el ya inminente semestre de invierno. Quizá habría sido mejor dimitir ya en ese momento. Pero entonces no contaba aún con lo que pronto salió a la luz: la agudización de la oposición por parte tanto del ministerio y del grupo de Heidelberg, que en él mandaba, como de los colegas. Heideggeriana: RepensandoReitorado

A partir de este momento comenzó contra mí la sospecha, que degeneró en denostación grosera. Baste como prueba la referencia a los números anuales de la revista de E. Krieck, que surgió entonces, Volk im Werden. Apenas apareció un ejemplar de esta revista en que, abierta o encubiertamente, no se denigrara mi filosofía con una polémica sin base. Como nunca hasta hoy me di por enterado de esos manejos ni jamás me dediqué a refutarlos, aumentaba la rabia de los que, por su penuria, nunca había atacado personalmente. De forma algo diferente ejercía el mismo oficio de denuncia A. Baeumler en su revista de pedagogía por encargo de la Oficina de Rosemberg. Servía de vanguardia la revista de las Juventudes Hitlerianas Wille und Macht. Mi DISCURSO rectoral, que entretanto había aparecido impreso, era el objeto preferido de la polémica en los campamentos de profesores (atestiguado por H. G. Gadamer, Gerh. Krüger , W. Brökker). Heideggeriana: RepensandoReitorado

“Teoría del Conocimiento” es el rótulo que se da a la creciente, esencial incapacidad de la Metafísica moderna para saber su propia esencia y el fundamento de ésta. El DISCURSO de la “Metafísica del Conocimiento” se queda en el mismo malentendido. En realidad se trata de la Metafísica del objeto, es decir, del ente como objeto, del objeto para un sujeto. Heideggeriana: SuperarMetafisica

Como la voluntad de voluntad niega toda meta en sí y sólo permite metas en tanto que medios para vencerse deliberadamente a sí misma en el juego y para instalar el espacio de juego para este juego, pero como, a pesar de todo, la voluntad de voluntad, si tiene que instalarse en el ente, no puede aparecer como la anarquía de las catástrofes, que es lo que ella es, además tiene que legitimarse a sí misma. Aquí la voluntad de voluntad inventa el DISCURSO de la “misión”. Ésta no está pensada en vistas a lo inicial y a su preservación, sino como meta asignada desde el punto de vista del “destino” y por ello como meta que justifica la voluntad de voluntad. Heideggeriana: SuperarMetafisica

¿Cuál o qué es el más amplio círculo? Rilke piensa presumiblemente en lo abierto y concretamente según un determinado punto de vista. El más amplio círculo rodea todo lo que es. El círculo engloba o abraza a todo lo ente, de tal modo que en esta unificación es el ser de lo ente. Pero ¿qué significa “ente”, “lo que es”? Cierto que el poeta nombra lo ente en su totalidad con las palabras “naturaleza”, “vida”, “lo abierto”, “la completa percepción”. Es más, siguiendo la costumbre del lenguaje metafísico hasta nombra esa totalidad redonda de lo ente con el término “el ser”. Pero nunca llegamos a saber qué esencia tiene ese ser. Aunque ¿no se dice ya algo cuando Rilke llama al ser el riesgo que todo lo arriesga? No cabe duda. Por lo tanto, también intentamos volver a pensar lo así nombrado en la esencia moderna del ser de lo ente dentro de la voluntad de voluntad. Sólo que ahora el DISCURSO sobre el más amplio círculo no nos dice nada preciso si intentamos pensar lo así nombrado como lo ente en su totalidad y el círculo unificador como el ser de lo ente. Heideggeriana: ParaQuePoetas

¿Se refiere la expresión de Rilke acerca del más amplio círculo a ese carácter esférico del ser? No sólo no hay nada que nos permita pensar esto, sino que la caracterización del ser de lo ente como riesgo (voluntad) habla completamente en contra de dicha acepción. Sin embargo, Rilke mismo habla en una ocasión de la “esfera del ser” en un contexto que atañe directamente a la interpretación del DISCURSO sobre el más amplio círculo. En una carta del día de Reyes de 1923 (vid. Inselalmanach, 1938, p. 109) Rilke escribe así: “como la luna, seguramente la vida también tiene una cara siempre oculta que no es su contrario, sino lo que le falta para la perfección, la completitud, para la verdadera, salva y completa esfera del ser”. Por mucho que no debamos forzar una imagen corporal a partir del cuerpo celeste que se representa aquí objetivamente, no deja de estar claro que en este caso Rilke no piensa lo esférico desde la perspectiva del ser en el sentido de la presencia iluminadora y unificadora, sino desde la perspectiva de lo ente en el sentido del número completo de todas sus caras. La esfera del ser aquí citada, esto es, de lo ente en su totalidad, es lo abierto en cuanto lo cerrado de las puras fuerzas que, carentes de límites, fluyen y actúan las unas sobre las otras. El más amplio círculo es la completitud de toda la percepción de la atracción. A este más amplio círculo corresponde en cuanto centro más poderoso “el inaudito centro” de la gravedad pura. Heideggeriana: ParaQuePoetas

Sin duda, y si prestamos suficiente atención a ellas, la donación y la retirada del Ser no se dejan representar, como si sólo afectaran de vez en cuando y por instantes a los hombres. La esencia humana consiste más bien en que siempre así como así se mantiene y vive en la donación. Decirnos siempre del “Ser mismo” demasiado poco, si al decir “el Ser”, omitimos la pre-sencia para la esencia humana, y con ello desconocemos que esa esencia misma forma parte de “el Ser”. Decimos también siempre demasiado poco del hombre, si al decir “el Ser” (no el ser humano), ponemos el hombre para sí, y lo así puesto lo ponemos entonces otra vez en relación con el “Ser”. Pero también decimos demasiado, si pensamos en el Ser como lo omniabarcante y con ello representamos al hombre sólo como un ente especial entre otros (plantas, animales) y a ambos los ponemos en relación; pues ya en la esencia humana está la relación para con lo que, a través de la relación, el relacionar en sentido de necesitar, determina como “Ser” y así es sustraído a su supuesto “en y por sí”. El DISCURSO sobre el “Ser” persigue el representar [408] de una perplejidad a la otra, sin que se pueda mostrar la fuente de este desconcierto. Heideggeriana: PreguntaSer

Pero todo va inmediatamente, al parecer, en la mejor dirección, si no descuidamos adrede lo pensado hace mucho tiempo: la relación-sujeto-objeto. Dice que a cada sujeto (hombre) le pertenece un objeto (Ser) y a la inversa. Cierto; si no fuera porque esa totalidad — la relación, el sujeto, el objeto —, se basa ya en la esencia de eso que, como se mostró, nos representamos de manera enteramente insuficiente como relación entre Ser y hombre. Subjetividad y objetividad se fundan ya por su parte en una peculiar apertura del “Ser” y de la “esencia humana”. Ella estabiliza el representar en la distinción de los dos como objeto y sujeto. Ésta vale desde entonces como absoluta y confina al pensar en un callejón sin salida. Una posición del “Ser”, que quisiera nombrar a “el Ser” teniendo en consideración la relación-sujeto-objeto, no medita lo que ya queda impensado en lo problemático. Y así queda pues el DISCURSO sobre una “donación del Ser” como un recurso de urgencia y enteramente problemático, porque el Ser consiste en la donación, de modo que ésta nunca puede acceder al Ser. Heideggeriana: PreguntaSer

La diferencia de ente y ser es el ámbito dentro del cual la metafísica, el pensamiento occidental en la totalidad de su esencia, puede ser lo que es. Por ello, el paso atrás va desde la metafísica hasta la esencia de la metafísica. La observación sobre el uso que hace Hegel de la palabra conductora de múltiples sentidos “ser”, nos permite ver que el DISCURSO sobre el ser y lo ente nunca se puede restringir a una época determinada de la historia de la manifestación del ser. El DISCURSO sobre el ser tampoco entiende nunca este nombre en el sentido de un género dentro de cuya generalidad vacía tuvieran su lugar como casos singulares las doctrinas de lo ente concebidas históricamente. El “ser” habla en todo tiempo de modo destinado, de un modo, por lo tanto, penetrado por la tradición. Pero el paso atrás desde la metafísica hasta su esencia, recaba una duración y una capacidad de resistencia cuya medida desconocemos. Sólo está clara una cosa: el paso precisa de una preparación que debe ser intentada aquí y ahora, pero teniendo presente a lo ente en cuanto tal en su conjunto tal y como es ahora y como empieza a mostrarse cada vez de modo más claro. Lo que es ahora, se encuentra marcado por el dominio de la esencia de la técnica moderna, dominio que se manifiesta ya en todos los campos de la vida por medio de características que pueden recibir distintos nombres tales como funcionalización, perfección, automatización, burocratización e información. De la misma manera que llamamos biología a la representación de lo vivo, la representación y formación de ese ente dominado por la esencia de la técnica puede ser llamada tecnología. La expresión también puede servir para designar a la metafísica de la era atómica. El paso atrás desde la metafísica a la esencia de la metafísica es, visto desde la actualidad y a partir de la idea que nos hemos formado de ella, el paso que va desde la tecnología y la descripción e interpretación tecnológica de la época, a esa esencia de la técnica moderna que todavía está por pensar. Heideggeriana: OntoTeoLogia1957

La introducción añadida a la quinta edición de ¿Qué es metafísica? (1949), se refiere expresamente a la esencia onto-teológica de la metafísica (pp. 17 ss.; 7. ed., pp. 18 y ss.). Sin embargo, sería apresurado afirmar que la metafísica sea teología sólo porque es ontología. Antes habrá que decir que la metafísica es teología, esto es, un DISCURSO sobre Dios, porque el Dios entra en la filosofía. De este modo, la pregunta acerca del carácter onto-teológico de la metafísica, se precisa en esta nueva pregunta: ¿Cómo entra el Dios en la filosofía, no sólo en la moderna, sino en la filosofía como tal? Esta pregunta sólo se podrá contestar después de haberla desarrollado suficientemente como tal pregunta. Heideggeriana: OntoTeoLogia1957

Como es natural, aquí se hace necesaria una aclaración acerca de nuestro DISCURSO sobre el asunto del pensar, aclaración que, por otra parte, reclama nuestra atención siempre de nuevo. Al decir “el ser”, estamos usando la palabra en la generalidad más amplia e imprecisa. Pero ya sólo con hablar de una generalidad hemos pensado el ser de modo inadecuado, hemos representado el ser de una manera en la que él, el ser, nunca se da. La forma de comportarse del asunto del pensar, del ser, sigue siendo un estado de cosas único en su género que en principio nuestro usual modo de pensar nunca podrá aclarar suficientemente. Intentaremos dar un ejemplo teniendo en cuenta de antemano que, para la esencia del ser, no existe ejemplo [Beispiel] alguno en ningún lugar de lo ente, presumiblemente porque la esencia del ser es el propio juego. [Spiel] Heideggeriana: OntoTeoLogia1957

¿Pero no oímos hablar del ser ser en el orden y la consecución históricos del proceso dialéctico que piensa Hegel? Ciertamente. Pero el ser también se deja ver aquí únicamente bajo la luz que brilló para el pensar de Hegel, lo que quiere decir que la forma en la que se da el ser se determina siempre ella misma a partir del modo en que éste se da luz a sí mismo. Pero este modo es un modo destinado, es siempre la marca de una época que sólo se nos manifiesta como tal si le damos la libertad de volver a su propio ser pasado. Sólo podemos llegar a la proximidad de lo destinado por medio de una súbita chispa de recuerdo que surge en un instante. Esto también vale para la experiencia que tenemos de la marca que lleva en cada ocasión la diferencia de ser y ente, a la que corresponde en cada caso una interpretación de lo ente como tal. Lo dicho también vale de modo particular para nuestro intento de salir del olvido de la diferencia como tal por medio del paso atrás, y de pensar en ésta como en la resolución entre la sobrevenida desencubridora y la llegada que se encubre a sí misma. Ciertamente, a un oído más atento se le revela que en nuestro DISCURSO acerca de la resolución, ya dejamos que aquello que ha sido tomase la palabra, en la medida en que pensamos en un desencubrir y un encubrir, esto es, en una sobrevenida (trascendencia) y una llegada (presencia). Tal vez mediante esta explicación de que la diferencia de ser y ente se encuentra en la resolución en calidad de preámbulo de su esencia, salga a la luz algo permanente que atraviesa el destino del ser desde el principio hasta su consumación. Pero con todo, sigue siendo difícil decir cómo debe ser pensada esa permanencia, puesto que, ni es algo general que valga para cada caso, ni una ley que garantice la necesidad de un proceso en sentido dialéctico. Heideggeriana: OntoTeoLogia1957

Historia del ser quiere decir destino del ser, destinaciones del ser en las cuales tanto el destinar como también el Se o Ello que destina se abstienen o contienen en la manifestación de sí mismos. Abstenerse, contenerse, se dice en griego epoche. De ahí el DISCURSO acerca de épocas del destino del ser. Época no quiere decir aquí una sección temporal en el acontecer, sino el rasgo fundamental del destinar, el retener-se-a-sí-mismo en cada caso a favor de la perceptibilidad del don, es decir, del ser por referencia a la fundamentación de lo ente. La sucesión de las épocas en el destino del ser ni es casual, ni se deja calcular como necesaria. En el destino se anuncia, sin embargo, lo “destinal” en el destino, lo pertinente en la copertenencia de las épocas. Éstas se recubren en su sucesión, de modo que la destinación inicial del ser como presencia es de distinta manera más y más encubierta. Heideggeriana: TempoYSer

Mas hasta ahora no nos hemos ocupado de mostrar con mayor nitidez lo que quiere decir el presente en el sentido de presencia. Por ésta es determinado el ser unitariamente como estar presente y dejar estar presente, es decir, como desocultamiento. ¿En qué cosa pensamos cuando decimos asistir o estar presente? El sistere del asistir, el estar del estar presente, quiere decir permanecer. Mas harto rápidamente nos damos por satisfechos al entender el permanecer como mero durar y al durar tomando como hilo conductor la representación habitual del tiempo como un trecho temporal de un ahora a otro que le sigue. El DISCURSO del estar-presente, el DISCURSO del a-sistir, demanda, sin embargo, que percibamos en el permanecer como per-manecer el aguardar y seguir aguardando. El estar presente nos atañe, la palabra alemana que designa al tiempo presente, Gegenwart, quiere decir: aguardar-nos a nosotros, los humanos. Heideggeriana: TempoYSer

Pero el estar ausente nos atañe en el sentido de lo todavía no presente según el modo del estar presente en el sentido del ad-venir-nos. El DISCURSO del ad-venir-nos ha llegado a convertirse en un tópico. Así se oye decir: “El futuro ha empezado ya”, lo cual no es el caso, porque el futuro nunca jamás comienza, en la medida en que el estar ausente como el estar presente de lo todavía-no-presente nos atañe siempre ya de alguna manera, es decir, está presente tan inmediatamente como el pasado. En el por-venir, en el ad-venir-nos se extiende el estar presente. Heideggeriana: TempoYSer

Con la natural reserva pudiera decirse que la conferencia repite el movimiento y el cambio del pensar heideggeriano desde Ser y tiempo al posterior decir del acaecimiento apropiador. ¿Qué sucede en este movimiento? ¿Cómo se perfila el cambio del preguntar y el responder que ha acontecido en el pensar de Heidegger? Ser y tiempo es el intento de una interpretación del ser sobre el horizonte trascendental del tiempo. ¿Qué quiere decir aquí “trascendental”? No la objetividad de un objeto de la experiencia en tanto que constituido en la consciencia, sino el ámbito de proyecto, divisado desde el esclarecimiento del estar-ahí, para la determinación del ser, es decir, del estar presente como tal. El hasta ahora impensado sentido del tiempo que yace en el ser como estar presente es retrotraído en la conferencia “Tiempo y ser” a una relación más originaria. El hablar de algo “más originario” da fácilmente lugar a malentendidos. Pero aunque dejemos por de pronto sin determinar cómo hay que entender este “más originario”, y esto quiere decir cómo no entenderlo, sigue estando, sin embargo, fuera de duda que el pensar — y ciertamente tanto en la conferencia misma como en la totalidad del camino de Heidegger — tiene el carácter de un retroceso. Éste es el paso atrás. La pluralidad de significados de esta expresión resta por considerar. Necesario se hace dilucidar el “hacia dónde” y el “cómo” en el DISCURSO del “atrás”. Heideggeriana: ProtocoloTempoYSer

En esta sesión fue nuevamente abordado el DISCURSO, iniciado en una sesión anterior, en torno a modelos ónticos — por ejemplo, el ofrecer, el don, etc., como procesos ónticos en el tiempo-. Un pensar que piensa en modelos no debe ser inmediatamente caracterizado por ello como un pensar técnico, porque no hay que entender aquí modelo en el sentido técnico, como réplica o proyecto de algo a escala reducida. Modelo es más bien aquello de lo cual el pensar ha necesariamente menester de desembarazarse como de una presuposición natural, de manera tal que este “aquello de lo cual” sea a la par el “aquello mediante lo cual” se desembaraza. En la necesidad de usar modelos, el pensar coincide con el lenguaje. El lenguaje del pensar sólo puede partir del lenguaje natural. Pero éste está, en el fondo, determinado por la historia de la metafísica. En él está ya dada de antemano — al modo de lo evidente de suyo — una interpretación. Desde esta perspectiva, sólo se da para el pensar la posibilidad de buscar modelos a utilizar y consumar así el tránsito a lo especulativo. Como ejemplos de contenidos temáticos pensados a partir de modelos se nombraron: 1) la proposición especulativa en Hegel, que es desarrollada tomando por modelo la proposición ordinaria y ciertamente de manera que ésta libra el modelo a utilizar para la proposición especulativa; 2) el modo de movimiento del noein, tal y como es dilucidado en Las Leyes de Platón, a saber, tomando por modelo el automovimiento de los seres vivos. Heideggeriana: ProtocoloTempoYSer

Así en la subsiguiente discusión en torno al lenguaje se trató con mayor precisión la relación que subsiste entre los llamados lenguajes naturales y el lenguaje del pensar. El DISCURSO de modelos ónticos da por supuesto que el lenguaje tiene principalmente un carácter óntico, de manera que el pensar, que sólo puede manifestar mediante la palabra lo que quiere decir ontológicamente, se encuentra en el trance de tener que utilizar al respecto modelos ónticos. Heideggeriana: ProtocoloTempoYSer

La presencia está dirigida hacia el claro en el sentido de la custodia de lo libre. La pregunta reza: ¿Qué es lo que se aclara en el claro despejado de la presencia en cuanto tal? ¿Acaso el DISCURSO del claro no es también y todavía una metáfora extraída del claro del bosque? Sólo que, ésta es ella misma algo presente en el bosque que se presenta. Pero el claro, como custodia de lo libre para el hacer presente y perdurar de lo presente no es ni algo presente, ni una propiedad de la presencia. Sin embargo, el claro, y aquello que el aclara, permanece como tal, en lo que al pensar atañe, en cuanto es tocado por la pregunta de cuál sea la respectividad que tenga con la presencia en cuanto tal. Heideggeriana: AssuntoPensar

Homero llama a Atenea polýmetis, la múltiple consejera. Y ¿qué significa aconsejar? Significa: anticipar, prever y, por tanto, dejar que algo resulte, que se logre. Es por eso que, Atenea impera siempre allí donde los hombres producen algo, traen a la luz, encaminan algo, ponen algo en obra, actúan y hacen. De ese modo, Atenea es la amiga consejera y ayuda de Hércules en sus proezas. La métopa de Atlas del Templo de Zeus en Olimpia muestra a la diosa aún invisible en su asistencia y a la vez lejana, desde la elevada distancia de su divinidad. Atenea da especialmente consejo a los hombres que producen aparatos, vasijas, adornos. Todo aquel que es hábil en el producir [Herstellen], que conoce su oficio, que puede dirigir su manejo, es un technítes. Captamos muy estrechamente el sentido de este nombre, cuando lo traducimos por el de “artesano”. También aquellos que levantan obras arquitectónicas y producen obras plásticas se llaman tecnitas. Se llaman de ese modo, porque su hacer determinante está guiado por un comprender, que lleva el nombre de téchne. La palabra nombra un tipo de saber. No mienta el hacer ni el elaborar. Pues, saber significa: tener previamente en la mirada aquello, que es importante al sacar afuera, producir [Hervorbringen] una imagen y una obra. La obra también puede ser una tal de la ciencia y de la filosofía, de la poesía y del DISCURSO público. El arte es téchne, pero no técnica. El artista es technítes, pero no técnico, ni artesano. Heideggeriana: ArtePensar

SPIEGEL: ¿Veía Vd., pues, una relación entre la situación de la Universidad alemana y la situación política general de Alemania? HEIDEGGER: Evidentemente seguía los acontecimientos políticos que tuvieron lugar entre enero y marzo de 1933 y hablé sobre ellos ocasionalmente con jóvenes colegas. Pero mi trabajo estaba dedicado a una interpretación global del pensamiento presocrático. Al empezar el semestre de verano me volví a Friburgo. Entretanto, el 15 de abril, el profesor von Möllendorf había tomado posesión como rector. Apenas dos semanas después era relevado de su cargo por el entonces ministro de Cultura de Baden, Wakker. La ocasión, que presumiblemente estaban esperando, para esta decisión del ministro la ofreció el hecho de que el rector había prohibido que en la Universidad se colgara el llamado “cartel de judío”. SPIEGEL : Von Möllendorf era socialdemócrata. ¿Qué hizo tras su destitución? HEIDEGGER: Ya el mismo día de su destitución vino von Möllendorf y me dijo: “Heidegger ahora tiene Vd. que aceptar el rectorado.” Yo puse en consideración que carecía de experiencia en la administración. Sin embargo, el entonces vicerrector Sauer (teólogo) me presionó para presentar mi candidatura a la nueva elección de rector, porque, si no lo hacía, existía el peligro de que el ministerio nombrara rector a un funcionario. Jóvenes colegas con los que desde hacía años había discutido cuestiones universitarias me asediaban para que aceptara el rectorado. Vacilé largo tiempo. Finalmente, declaré que estaría dispuesto a aceptar el cargo, y sólo en interés de la Universidad, cuando estuviera seguro de la máxima adhesión del pleno. Pero, entretanto, se mantenían mis dudas sobre mi idoneidad para ejercer el rectorado, de manera que la misma mañana del día fijado para la elección me dirigí al rectorado y les dije, al depuesto colega von Möllendorf, allí presente, y al vicerrector Sauer, que no podía aceptar el cargo. A lo cual ambos contestaron que la elección estaba ya preparada y no podía volverme atrás. SPIEGEL: Tras ello se declaró Vd., por fin, dispuesto. ¿Cómo se desarrollaron entonces sus relaciones con los nacionalsocialistas? HEIDEGGER: Dos días después de mi toma de posesión apareció en el rectorado el “jefe estudiantil” con dos acompañantes y exigió de nuevo que se colgara el “cartel de judío”. Me negué. Los tres estudiantes se alejaron advirtiendo que la prohibición sería comunicada a la jefatura de estudiantes del Reich. Algunos días después recibí una llamada telefónica del jefe de grupo de las SA Dr. Baumann, desde la oficina universitaria de la jefatura suprema de las SA. Exigía que se colgase el “cartel de judío”; en caso contrario, podía contar con mi destitución, si no con el cierre de la Universidad. Lo rechacé e intenté conseguir el apoyo del ministro de Cultura de Baden. Pero me explicó que no podía hacer nada contra las SA. Sin embargo, no retiré mi prohibición. SPIEGEL: Hasta ahora esto no se sabía. HEIDEGGER: El motivo fundamental que me llevó a aceptar el rectorado está ya en mi lección inaugural de Friburgo, titulada ¿Qué es Metafísica?: “Los dominios de las ciencias están muy distantes entre sí. El modo de tratar sus objetos es radicalmente diverso. Esta dispersa multiplicidad de disciplinas se mantiene, todavía, unida, gracias tan sólo a la organización técnica de las Universidades y Facultades, y conserva una significación por la finalidad práctica de las especialidades. En cambio, el enraizamiento de las ciencias en su fundamento esencial se ha perdido por completo”. Lo que intenté, mientras estuve en el cargo, en relación con esta situación de las Universidades — hoy degenerada hasta el extremo — está expuesto en mi DISCURSO rectoral. Heideggeriana: DerSpiegel

SPIEGEL: Queremos intentar descubrir si estas manifestaciones de 1929 coinciden con lo que Vd. decía en su DISCURSO inaugural como rector en 1933, y de qué manera. Sacamos ahora de su contexto esta frase: “La tan celebrada “libertad académica” es expulsada de la Universidad; pues, por puramente negativa, es inauténtica”. Creemos que puede suponerse que esta frase expresa, parcialmente al menos, ideas de las que Vd., aún hoy, no está lejos. HEIDEGGER: Sí, estoy de acuerdo. Pues esta “libertad” académica era en lo fundamental puramente negativa: liberarse del esfuerzo de comprometerse con lo que el estudio académico exige de meditación y reflexión. Por lo demás, la frase que Vd. ha extraído, no debe verse aislada, sino en su contexto; entonces se verá claro lo que quise dar a entender con “libertad negativa”. SPIEGEL: Bien, eso se comprende. Sin embargo, creemos percibir en su DISCURSO rectoral un tono nuevo, cuando habla en él, cuatro meses después del nombramiento de Hitler como canciller del Reich, de “la grandeza y el esplendor de esta puesta en marcha”. HEIDEGGER: Sí, estaba convencido de ello. SPIEGEL: ¿Podría explicar esto algo más? HEIDEGGER: Con mucho gusto. Yo no veía entonces otra alternativa. En medio de la confusión general de las opiniones y de las tendencias políticas de veintidós partidos, había que encontrar una orientación nacional y sobre todo social, más o menos en el sentido de Friedrich Naumann. Sólo a título de ejemplo podría citar aquí un artículo de Eduard Spranger, que va mucho más allá de mi DISCURSO rectoral. Heideggeriana: DerSpiegel

SPIEGEL: ¿Cuándo comenzó Vd. a ocuparse de los asuntos políticos? Los veintidós partidos hacía tiempo que existían. También había ya millones de parados en 1930. HEIDEGGER: En esa época estaba todavía enteramente absorto en cuestiones que están desarrolladas en Ser y Tiempo (1927) y en los escritos y conferencias de los años siguientes, cuestiones básicas del pensamiento, que afectan también, indirectamente, a cuestiones nacionales y sociales. Como profesor en la Universidad, tenía directamente ante la vista la pregunta por el sentido de las ciencias y, con ello, la determinación del cometido de la Universidad. Este esfuerzo está expresado en el título de mi DISCURSO rectoral, La autoafirmación de la Universidad alemana. Un título así nadie se habría atrevido a ponerlo en ningún DISCURSO rectoral de la época. Pero los que polemizan contra este DISCURSO, ¿lo han leído a fondo, ponderándolo y comprendiéndolo a la luz de la situación de entonces? SPIEGEL: Autoafirmación de la Universidad, en un mundo tan turbulento, ¿no resulta un poco inadecuado? HEIDEGGER: ¿Por qué? “Autoafirmación de la Universidad”, esto va contra la llamada “ciencia política”, que en aquella época exigían el partido y el estudiantado nacionalsocialista. Ese nombre tenía entonces un sentido completamente distinto; no significaba, como hoy, politología, sino que quería decir: la ciencia en cuanto tal, su sentido y su valor, han de evaluarse por su utilidad práctica para el pueblo. La oposición a esta politización de la ciencia se expresa intencionadamente en mi DISCURSO rectoral. Heideggeriana: DerSpiegel

SPIEGEL: Y por eso proclamó Vd. en su DISCURSO rectoral estos tres pilares: “Servicio del trabajo”, “Servicio de las armas”, “Servicio del saber”. ¿Pensaba Vd. que de esta forma el servicio del saber debía ser elevado al mismo rango que los otros dos, posición que los nacionalsocialistas no le concedían? HEIDEGGER: No se trata de “pilares”. Si Vd. lee atentamente, el servicio del saber está desde luego situado en tercer lugar, pero por su sentido su puesto es el primero. No hay que dejar de pensar que el trabajo y la defensa armada, como cualquier actividad humana, se fundan en un saber, que los ilumina. Heideggeriana: DerSpiegel

SPIEGEL: Tenemos todavía que mencionar una frase — enseguida acabamos con estas citas inútiles —, que no podemos imaginar que hoy siga suscribiendo. Decía Vd. en el otoño de 1933: “Ni los dogmas ni las ideas son las reglas de nuestro ser. El Führer mismo y sólo él es la realidad alemana actual y futura, y su ley.” HEIDEGGER: Estas frases no están en el DISCURSO rectoral, sino en el periódico local de los estudiantes de Friburgo, a principios del semestre de invierno de 1933-1934. Cuando acepté el rectorado, tenía claro que no podía pasar sin compromisos. Las citadas frases hoy ya no las escribiría. Cosas de ese tipo ya no las volví a decir a partir de 1934. Pero todavía hoy repetiría, y con más decisión que entonces, el DISCURSO sobre La autoafirmación de la Universidad alemana, obviamente sin referirlo al nacionalsocialismo. La sociedad ha ocupado el lugar del “pueblo”. De todos modos, el DISCURSO habría sido hoy tan en vano como entonces. Heideggeriana: DerSpiegel

SPIEGEL: Durante largo tiempo fue Vd. amigo de Karl Jaspers. Después de 1933 empezó a enturbiarse esta relación. Se dice que este enturbiamiento guarda relación con el hecho de que la mujer de Jaspers era judía. ¿Puede Vd. decir algo sobre esto? HEIDEGGER: Eso que Vd. dice es mentira. Era amigo de Karl Jaspers desde 1919. Les visité, a él y a su mujer, en el verano de 1933 en Heidelberg. Entre 1934 y 1938 me envió todas sus publicaciones “con un cordial saludo”. Aquí las tiene. SPIEGEL: Aquí dice: “Con un cordial saludo”. Pero el saludo no sería “cordial” si antes hubiera habido un enturbiamiento. Otra pregunta similar: Vd. fue discípulo de su predecesor judío en la cátedra de la Universidad de Friburgo, Edmund Husserl. El le propuso a Vd. como sucesor en la cátedra. Su relación con él no puede haber estado exenta de agradecimiento. HEIDEGGER: Vd. tiene la dedicatoria de Ser y Tiempo. SPIEGEL: Claro. HEIDEGGER: En 1929 redacté el escrito de homenaje para su setenta cumpleaños y en la fiesta de su casa pronuncié el DISCURSO que, también en mayo de 1929, fue impreso en las comunicaciones académicas. SPIEGEL: Pero es más tarde cuando se enturbian las relaciones. ¿Puede Vd., si lo desea, decirnos a qué hay que atribuirlo? HEIDEGGER: Las diferencias, desde el punto de vista objetivo, se habían agudizado. A comienzos de los años treinta Husserl llevó a cabo públicamente un ajuste de cuentas con Max Scheler y conmigo en términos inequívocos. Qué movió a Husserl a pronunciarse con tal notoriedad contra mi pensamiento, no he podido saberlo. SPIEGEL: ¿Con ocasión de qué fue eso? HEIDEGGER: En la Universidad de Berlín Husserl habló ante 1.600 oyentes. Heinrich Mühsam habló en uno de los grandes periódicos de Berlín de un “ambiente de palacio de deportes”. SPIEGEL: En nuestro contexto la disputa en sí misma no tiene interés. Sólo interesa que no hubo una disputa que tuviera algo que ver con el año 1933. HEIDEGGER: En lo más mínimo. SPIEGEL: Esa era también nuestra idea. Pero, ¿no es cierto que más tarde Vd. retiró de Ser y Tiempo la dedicatoria a Husserl? HEIDEGGER: Es cierto. He explicado este hecho en mi libro De camino hacia el lenguaje. En él escribí: “Con el fin de hacer frente a falsas afirmaciones, ampliamente extendidas, hay que hacer notar aquí expresamente que la dedicatoria de Ser y Tiempo, mencionada en el texto del diálogo (p. 92), se mantuvo también en la 4. a edición de 1935. Cuando el editor vio en peligro la quinta edición del libro — por una posible prohibición — se convino finalmente, a propuesta y por deseo de Niemeyer, retirar la dedicatoria en esta edición, con la condición, que yo puse, de que se mantuviera la nota de la página 38, que es donde realmente esa dedicatoria recibe su fundamento, y que dice: “Si la siguiente investigación da algunos pasos hacia adelante por el camino que abre las ‘cosas mismas’, lo debe el autor en primera línea a E. Husserl, que le familiarizó durante los años de estudio del autor en Friburgo con los más variados dominios de la investigación fenomenológica, mediante una solícita dirección personal y la más liberal comunicación de trabajos inéditos””. SPIEGEL: Entonces ya no necesitamos preguntarle si es cierto que Vd., como rector de la Universidad de Friburgo, prohibió la entrada o la utilización de la Biblioteca de la Universidad o del Seminario de Filosofía al profesor emérito Husserl. HEIDEGGER: Eso es una calumnia. SPIEGEL: ¿Y no hay tampoco una carta en la que se expresa esta prohibición a Husserl? ¿De dónde ha salido ese rumor? HEIDEGGER: Tampoco lo sé, no encuentro para ello explicación alguna. Que todo este asunto es inverosímil, puedo demostrárselo a través de algo que tampoco se conoce: Durante mi rectorado, el ministerio pretendió retirar al director de la Clínica Universitaria, profesor Tannhauser, y al profesor de Química y Física, futuro premio Nobel, von Hevesy, ambos judíos; tras una visita al ministro, logré mantenerlos en sus puestos. Que mantuviera a estos dos hombres y que al mismo tiempo actuara, de la forma que se ha divulgado, contra Husserl, profesor emérito y mi propio maestro, es absurdo. Impedí también que estudiantes y profesores prepararan una manifestación contra el profesor Tannhauser delante de su clínica. En la esquela que la familia Tannhauser publicó en el periódico de aquí se dice: “Hasta 1934 fue el respetado director de la Clínica Universitaria en Friburgo i. Br. Brocline, Mass., 18.12.1962”. Sobre el profesor von Hevesy informaban las Freiburger Universitätsblätter, Heft 11, febrero de 1966: “Durante los años 1926-1934 von Hevesy fue director del Instituto de Física y Química de la Universidad de Friburgo i. Br.” Cuando yo dimití, ambos directores fueron cesados de sus cargos. Había entonces profesores, que se habían quedado sin cátedra, que pensaban: ahora es el momento de ascender. A toda esta gente la rechacé cuando venía a verme. SPIEGEL: Vd. no participó en 1938 en el entierro de Husserl. ¿Por qué? HEIDEGGER: Sobre esto sólo querría decir lo siguiente: el reproche de que rompí mis relaciones con Husserl carece de base. En mayo de 1933 mi mujer escribió a la Sra. Husserl, en nombre de los dos, una carta en la que le testimoniábamos nuestro inalterable agradecimiento, y se la envié a casa con un ramo de flores. La Sra. Husserl contestó enseguida, dando las gracias de manera formal y diciendo que las relaciones entre nuestras familias se habían roto. Que durante la enfermedad y muerte de Husserl no le testimoniara una vez más mi agradecimiento y mi respeto, es un fallo humano, del que más tarde pedí disculpas por carta a la Sra. Husserl. SPIEGEL: Husserl murió en 1938. Ya en febrero de 1934 había Vd. dimitido del rectorado. ¿Cómo sucedió? HEIDEGGER: Aquí no tengo más remedio que remontarme un poco más atrás. Con la intención de superar la organización técnica de la Universidad, es decir, de renovar las Facultades desde dentro, partiendo de sus tareas objetivas, propuse nombrar como decanos para el semestre de invierno de 1933-1934 en algunas Facultades a colegas jóvenes, pero, sobre todo, destacados en su especialidad, y desde luego sin mirar cuál era su posición respecto del partido. De esta manera fueron decanos los profesores Erik Wolf en la Facultad de Derecho, Schadewalt en la de Filosofía, Soergel en la de Ciencias y von Möllendorf, que en primavera había sido destituido como rector, en la de Medicina. Pero ya durante las Navidades de 1933 estuvo claro que no podría sacar adelante la renovación de la Universidad, que yo imaginaba, contra la resistencia de mis colegas y contra el partido. Por ejemplo, los colegas tomaban a mal que metiera a los estudiantes en responsabilidades administrativas de la Universidad, justo como ocurre hoy. Un día me llamaron de Karlsruhe, donde el ministro, por boca de su consejero ministerial y en presencia del jefe estudiantil de la región, me exigió que sustituyera a los decanos de Derecho y Medicina por otros colegas que fueran bien vistos por el partido. Rechacé estas pretensiones y ofrecí mi renuncia al rectorado, si el ministro permanecía en sus exigencias, lo que fue el caso. Esto fue en febrero de 1934; me retiré tras diez meses en el cargo, cuando los rectores permanecían entonces dos o tres años. Mientras la prensa de dentro y de fuera del país comentó de diversas maneras mi aceptación del rectorado, no dijo una palabra de mi dimisión. Heideggeriana: DerSpiegel

SPIEGEL: ¿No tuvo Vd. además otras dificultades con el partido? HEIDEGGER: Sólo sé que mis escritos no podían ser reseñados, por ejemplo, el artículo “La doctrina de Platón acerca de la verdad”. Mi conferencia sobre Hölderlin, que pronuncié en 1936 en el Instituto Germánico de Roma, fue atacada de forma rastrera en la revista de las Juventudes Hitlerianas Wille und Macht. La polémica que en el verano de 1934 se inició contra mí en la revista de E. Krieck Volk im Werden deberían volverla a leer los interesados. En el Congreso Internacional de Filosofía de Praga, en 1934, no formé parte de la delegación alemana ni fui invitado a participar. De igual forma, seguí siendo excluido en el Congreso Internacional de Descartes de París, en 1937, lo cual resultó en París tan extraño que la dirección del Congreso allí — el profesor Bréhier, de la Sorbona — se dirigió por su cuenta a mí para preguntarme por qué yo no formaba parte de la delegación alemana. Contesté que podrían informarse de este caso en el ministerio de Educación del Reich, en Berlín. Algún tiempo después me llegó de Berlín el requerimiento de integrarme con posterioridad en la delegación, cosa que rechacé. Las conferencias “¿Qué es Metafísica” y “De la esencia de la verdad” tuvieron que venderse, sin título en la cubierta, bajo cuerda. Después de 1934, el DISCURSO del rectorado fue inmediatamente retirado de la venta por orden del partido. Sólo debía ser comentado en los campamentos de profesores nacionalsocialistas como objeto de polémica política. SPIEGEL: Cuando en 1939 la guerra… HEIDEGGER: En el último año de guerra, quinientos de los más conocidos científicos y artistas fueron liberados de cualquier tipo de servicio militar. A mí no me incluyeron entre ellos; al contrario, fui destinado en el verano de 1944 a trabajos de atrincheramiento al otro lado del Rin, en Kaiserstuhl. Heideggeriana: DerSpiegel

SPIEGEL: En el otro lado, en la parte suiza, cavó trincheras Karl Barth. HEIDEGGER: Es interesante cómo sucedió. El rector invitó a todo el cuerpo docente a ir al aula 5 y pronunció un breve DISCURSO del siguiente tenor: lo que iba a decir había sido acordado con el jefe del distrito y con el jefe de la región del NS. Quería dividir todo el cuerpo docente en tres grupos: primero, el de los profesores de los que se podía prescindir totalmente; segundo, el de los que se podía prescindir a medias; y el tercero, el de los imprescindibles. En el primer lugar de los totalmente innecesarios fue citado Heidegger y luego Ritter. En el semestre de invierno de 1944-1945, cuando acabé de cavar trincheras en el Rin, di un curso con el título: “Poetizar y pensar”, en cierto sentido una continuación de mi curso sobre Nietzsche, es decir, de la discusión con el nacionalsocialismo. Después de la segunda hora, fui enrolado en la Volkssturm; de los profesores que fueron llamados, yo era el más viejo. Heideggeriana: DerSpiegel

¿Sabemos algo de esta misión espiritual? Tanto si lo sabemos como si no, la pregunta sigue siendo ineludible: ¿estamos nosotros, profesores y alumnos de esta alta escuela, enraizados auténticamente y en común en la esencia de la Universidad alemana? ¿Tiene esta esencia auténtica capacidad de informar nuestra existencia [Traduzco Dasein por “existencia”. Aunque, como es bien sabido, Dasein es un término técnico del pensamiento heideggeriano que designa el hecho de que el hombre es el lugar o el “ahí” del ser, no me parece necesario, en el contexto de este DISCURSO, hacer explícita referencia, mediante una traducción como “ser-ahí” o “ahí del ser”, a esa especial característica ontológica. “Existencia” o “existencia humana” son suficientes para una correcta comprensión de este texto de Heidegger.]? Sólo, ciertamente, si queremos esta esencia a fondo. Pero, ¿quién podría dudar de ello? Suele, por lo general, verse en su “autonomía” [Selbstverwaltung: literalmente, “autoadministración”, “autogobierno”. Dejo “autonomía” por ser en español el término típico en el ámbito universitario.] el rasgo esencial predominante de la Universidad; autonomía que debe ser mantenida. Sólo que ¿hemos pensado del todo lo que exige de nosotros esta reivindicación de autonomía? Autonomía significa: ponernos nosotros mismos la tarea y determinar incluso el camino y el modo de su realización, para ser lo que debemos ser. Pero, ¿sabemos realmente quiénes somos nosotros, esta corporación de profesores y alumnos de la escuela superior del pueblo alemán? ¿Podemos saberlo, sin la más constante y severa autorreflexión? Ni el conocimiento del estado actual de la Universidad ni tampoco la familiaridad con su temprana historia garantizan ya un saber suficiente de su esencia; a no ser que, con claridad y dureza, delimitemos para el futuro esta esencia, en tal delimitación, la queramos, y, en tal querer, nos afirmemos nosotros mismos. Heideggeriana: UniversidadeAlemana

La autonomía sólo se justifica sobre la base de la autorreflexión. Pero la autorreflexión sólo puede acontecer si la Universidad alemana tiene la fuerza de autoafirmarse. ¿La llevaremos a cabo? ¿Cómo? La autoafirmación de la Universidad alemana es la voluntad originaria, común, de su esencia [Die Selbstbehauptung der deutschen Universtität ist der ursprüngliche, gemeinsame Wille zu ihrer Wesen. La expresión “voluntad de esencia” es poco castellana, pero prefiero dejarla así, para mantener el tono rotundo y enfático del DISCURSO, que se rompería si se tradujera — quizá más acertadamente —, mediante la paráfrasis interpretativa “voluntad de que [la Universidad] sea lo que en su esencia es”.]. Para nosotros, la Universidad alemana es la escuela superior que, desde la ciencia y mediante la ciencia, acoge, para su educación y disciplina, a los dirigentes y guardianes del destino del pueblo alemán. La voluntad de la esencia de la Universidad alemana es voluntad de ciencia en el sentido de aceptar la misión espiritual histórica del pueblo alemán, pueblo que se conoce a sí mismo en su Estado. Ciencia y destino alemán tienen sobre todo que llegar, queriendo su esencia, al poder. Y lo lograrán si, y sólo si, nosotros, profesores y alumnos, exponemos, por un lado, la ciencia a su más propia necesidad y, por otro, nos mantenemos firmes en el destino alemán con todo su apremio. Heideggeriana: UniversidadeAlemana

La primera vinculación es con la comunidad nacional, y obliga a participar, compartiéndolos y coejerciéndolos, en los esfuerzos, anhelos y capacidades de todos los miembros y estamentos de la nación. Esta vinculación se afianzará en adelante y arraigará en la existencia estudiantil mediante el servicio del trabajo [Arbeitsdienst. El servicio del trabajo, voluntario u obligatorio, era una figura ya existente, que Heidegger no hace más que integrar en su DISCURSO. Desarrollado a partir de los campos de trabajo de los movimientos estudiantiles de los años veinte, la idea de un trabajo voluntario al servicio de la comunidad fue promovida legalmente, en el contexto del creciente paro, por el gobierno de Brüning en 1931. El régimen nazi lo estableció como una obligación para todos los jóvenes de ambos sexos comprendidos entre los dieciocho y los veinticinco años.]. Heideggeriana: UniversidadeAlemana

Pero, partiendo de la referida esencia de la ciencia, una cosa evidentemente sabemos: que la Universidad alemana sólo llegará a tomar forma y poder cuando los tres servicios — del trabajo, de las armas y del saber — se reúnan originariamente en una única fuerza conformadora. Lo cual quiere decir: La voluntad esencial del profesorado tiene que despertar a la simplicidad y amplitud del saber de la esencia de la ciencia y fortalecerlas. La voluntad esencial del alumnado tiene que esforzarse por llegar a la suprema claridad y disciplina del saber y, exigiendo y decidiendo, integrar el saber que ya tienen [Traduzco Mitwissenschat por “el saber que ya tienen”. La idea que el DISCURSO expresa es que el estudiantado, por su enraizamiento en el pueblo y su Estado, tiene ya un saber sobre ellos que no debe ser desechado, sino elevado a la forma de ciencia.] sobre el pueblo y su Estado en la esencia de la ciencia. Ambas voluntades tienen que estar dispuestas a luchar entre sí. Todas las facultades de la voluntad y del pensamiento, todas las fuerzas del corazón y todas las capacidades del cuerpo tienen que desarrollarse mediante la lucha, aumentar en la lucha y conservarse como lucha. Heideggeriana: UniversidadeAlemana

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