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presente

Definition:
anwesend, Anwesende

Se trata por lo tanto en principio de hacer clara la finalidad de la física como ciencia. Lo que resulta más seguro para esto es mostrar la tendencia fundamental de la física, que en el curso de su historia desde Galilei hasta el presente ha surgido cada ves más claramente. 609 Heideggeriana: TempoHistoria

La ciencia histórica tiene como objeto al hombre, no como objeto biológico sino en tanto, a través de sus producciones espirituales y corporales, realiza la idea de la cultura. Esta creación cultural en su profusión y multiplicidad, transcurre en el tiempo, sufre un desarrollo, está subordinada a las más diversas transformaciones y regresiones, recibe a lo que lo antecede para elaborarlo más o para impugnarlo. Esta creación cultural del hombre, dentro de y en cooperación con las asociaciones y organizaciones (Estado) igualmente creadas por él, es en definitiva la objetivación del espíritu humano. Pero al historiador no le interesa la objetivación del espíritu consumada en el transcurso del tiempo en su respectiva totalidad (jedesmaligen Vollständigkeit), como si quisiera registrar todo lo que ocurre en general en el tiempo; a él le interesa sólo (se ha dicho) lo históricamente efectivo. Eduard Meyer, (369) que ha dado esta prescripción, la completa y la aclara exactamente: "La selección se basa en el interés histórico que tiene el presente en algún efecto, en el resultado del desarrollo" [Kleine Schriften, 1910, pág. 42.] 643 Heideggeriana: TempoHistoria

Pero siempre un interés tiene que ser fijado a partir de un punto de vista, tiene que ser guiado por una pauta. La selección de lo histórico a partir de la profusión de lo dado se basa por consiguiente en una relación de valor (Werbeziehung). La finalidad de la ciencia histórica es pues representar el contexto de efecto y desarrollo de las objetivaciones de la vida humana en su singularidad y unicidad (Einmaligkeit) comprensibles en relación con los valores de la cultura. Pero aún no se ha mencionado una característica esencial de todo objeto histórico. El objeto histórico siempre ha pasado, en sentido histórico ya no existe más, entre él y el historiador existe una distancia temporal. El pasado tiene siempre un sentido sólo visto desde un presente. Lo pasado no sólo no es más, considerado desde nosotros, sino que también fue algo distinto de lo que somos nosotros y nuestro contexto vital hoy en el presente. El tiempo tiene en la historia, como se ve, una significación muy original. Sólo cuando esta otroridad (Andersheit) cualitativa de tiempos pasados se abre paso en la conciencia de un presente, se ha despertado el sentido histórico. En la medida en que el pasado histórico es siempre una otroridad de objetivaciones en la vida del hombre, y nosotros mismos vivimos en una de estas y creamos una semejante, está dada desde un principio la posibilidad de comprender al pasado, puesto que este no puede ser algo distinto incomparable. Pero existe la gran separación temporal (zeitliche Kluft) entre el historiador y su objeto. Si él la quiere representar, tiene que tener de alguna manera el objeto ante sí. Se trata de superar el tiempo, y desde el presente, por encima del abismo temporal aclimatarse en el pasado. La exigencia de la (370) superación temporal y la descripción de un pasado, dada necesariamente en la finalidad y el objeto de la ciencia histórica, será sólo, posible si además el tiempo mismo de algún modo entra en función. Ya Johannes Bodinus (1607) tiene en su Methodus ad facilem historiarum cognitionem un capítulo especial sobre el tiempo; allí se encuentra la frase: "qui sine ratione temporum (es interesante el plural) historias intelligere se posse putant, perinde falluntur, ut si labyrinthi errores evadere sine duce velint" [Methodus ad facilem historiarum cognotionem, 1607, cap. VII "De temporis universi ratione", pág. 431.] 645 Heideggeriana: TempoHistoria

Pro-ducir (hervorbringen) se dice en griego tikto. A la raíz tec de este verbo pertenece la palabra techne, técnica. Esto para los griegos no significa ni arte ni oficio manual sino: dejar que algo, como esto o aquello, de este modo o de este otro, aparezca en lo presente. Los griegos piensan la techne, el pro-ducir, desde el dejar aparecer. La techne que hay que pensar así se oculta desde hace mucho tiempo en lo tectónico de la arquitectura. Últimamente se oculta aún, y de un modo más decisivo, en lo tectónico de la técnica de los motores. Pero la esencia del pro-ducir que construye no se puede pensar de un modo suficiente a partir del arte de construir ni de la ingeniería ni de una mera copulación de ambas. El pro-ducir que construye tampoco estaría determinado de un modo adecuado si quisiéramos pensarlo en el sentido de la techne griega originaria sólo como un dejar aparecer que trae algo pro-ducido como algo presente en lo ya presente. 759 Heideggeriana: ConstruirHabitar

¿Qué percibe la razón? ¿En qué elemento reside el percibir, de modo que, por ello, acontece un pensar? Percibir es la traducción de la palabra griega noein, que significa: darse cuenta de algo presente; dándose cuenta de ello, tomarlo delante y aceptarlo como presente. Este percibir que toma delante es un pre-sentar en el sentido simple, amplio y a la vez esencial de dejar que lo presente esté ante nosotros, erguido y extendido, tal como él está, erguido y extendido. 844 Heideggeriana: QuePensar

De estas palabras de Parménides sale con claridad a la luz lo siguiente: el pensar recibe su esencia como percibir a partir del ser del ente. Pero ¿qué significa aquí para los griegos, y luego para todo el pensar occidental hasta este momento: ser del ente? La respuesta a esta pregunta, hasta ahora no planteada — por demasiado simple —, es: ser del ente quiere decir: presencia de lo presente. La respuesta es un salto a la oscuridad. 850 Heideggeriana: QuePensar

Lo que el pensar percibe como percibir es lo presente en su presencia. De ella toma el pensar la medida para su esencia como percibir. En consecuencia, el pensar es aquella presentación de lo presente, la cual nos aporta lo presente en su presencia y con ello lo pone ante nosotros para que estemos ante lo presente y, dentro de los límites de él, podamos resistir este estar. En tanto que presentación, el pensar aporta lo presente llevándolo a la relación que tiene con nosotros, lo restablece refiriéndolo a nosotros. La presentación es por ello re-presentación. La palabra repraesentatio es luego el nombre corriente para representar. 852 Heideggeriana: QuePensar

Pero el hecho de que hasta ahora el pensar descanse en el representar, y el representar en la re-presentación (en el poner delante), esto tiene un provenir lejano. Éste se oculta en un acaecimiento propio que pasa inadvertido: el ser del ente aparece en el comienzo de la historia acontecida de Occidente — aparece para el curso entero de esta historia — como presencia. Este aparecer del ser como estar presente de lo presente es él mismo el comienzo de la historia acontecida de Occidente, en el supuesto de que nos representemos la historia acontecida no sólo según los acontecimientos sino que antes pensemos según aquello que, a través de la historia, está enviado de antemano, y lo está gobernando todo lo que acontece. 858 Heideggeriana: QuePensar

Lo presente es lo que mora y perdura, y que esencia en dirección al desocultamiento y dentro de él. El estar presente acaece de un modo propio sólo donde prevalece ya el estado-de-desocultamiento. Pero lo presente, en tanto que mora y perdura entrando en el estado-de-desocultamiento, es presente. 862 Heideggeriana: QuePensar

De ahí que al estar presente no sólo le pertenezca el estado-de-desocultamiento sino el presente. Este presente que prevalece en el estar presente es un carácter del tiempo. Pero la esencia de éste no se deja nunca aprehender por medio del concepto de tiempo heredado de la tradición. 864 Heideggeriana: QuePensar

Puesto que el permanecer fuera del ser es la historia del ser y por tanto la historia propiamente existente, el ente en cuanto tal, y especialmente en la época del dominio de la inesencia del nihilismo, cae en lo ahistórico. Signo de ello es la emergencia de la historiografía, que pretende ser la representación determinante de la historia. Toma a ésta como algo pasado y explica su surgimiento como una conexión de efectos causalmente demostrable. Lo pasado que se ha objetivado de tal manera mediante el relato y la explicación aparece en el círculo visual de aquel presente que lleva a cabo en cada caso la objetivación y que, a lo sumo, se explica a sí mismo como producto del acontecer pasado. Qué son los hechos y qué la facticidad, qué sea en general el ente en este tipo de pasado, es algo que ya se cree saber, puesto que la objetivación llevada a cabo por la historiografía siempre sabe aducir algún material de hechos y presentarlo en una visión fácilmente comprensible y, sobre todo, "actual". 1310 Heideggeriana: NiilismoSer

El hablar en tanto que decir pertenece al trazo abriente del despliegue del habla que está atravesado por modos del decir y de lo dicho. donde lo presente y lo ausente se dice. se confía o sé rehúsa: se muestra o se ausenta. Lo que permea el rasgo abriente del despliegue del habla es el decir multiforme de procedencia diversa. En la perspectiva relativa a las relaciones del decir denominamos el despliegue del habla en total, el Decir (Die Sage), admitiendo a la par que aún ahora no se percibe lo unitivo de las relaciones. 1476 Heideggeriana: CaminhoLinguagem

En lo que se refiere a la estructura del Decir no podemos. sin embargo, atribuir el mostrar en exclusiva ni decisivamente a la actividad humana. El mostrarse como aparecer caracteriza la presencia y la ausencia de lo presente de cualquier clase y rango. Incluso donde el mostrar viene cumplido por obra de nuestro decir, un dejar-se-mostrar precede a este mostrar entendido como indicar. 1484 Heideggeriana: CaminhoLinguagem

Pero ¿habla el habla misma? ¿Cómo puede lograr semejante propósito puesto que no está dotada de los órganos del habla? Y, sin embargo, el habla habla. Obedece y sigue, primeramente y en lo propio, a lo que es esencial en el hablar: el decir. El habla habla en cuanto que dice. esto es, muestra. Su decir brota del antiguamente hablado. pero hasta ahora aún inhablado. Decir (Sage) que atraviesa y permea el trazo abriente del despliegue del habla. El habla habla en cuanto que, como Mostración que llega a todos los ámbitos de lo presente. Deja, a partir de ellos, aparecer o des-aparecer presencia. Así que escuchamos el habla de tal modo que nos dejamos decir su Decir. Cualquiera que sea, por lo demás. el modo de nuestro escuchar, donde sea que escuchemos algo, el escuchar es el dejar-se-decir que ya contiene en sí toda percepción y toda representación. En el hablar en tanto que escucha del habla, re-decimos el Decir oído. Dejamos venir su voz sin sonido con lo que reclamamos el sonido que ya nos está reservado; lo llamamos estando tendidos hacia él. Ahora, tal vez, podría manifestarse más claramente un aspecto en el trazo abriente del despliegue del habla, permitiéndonos percibir cómo el habla en tanto que hablar alcanza su ser propio y habla así como habla. 1490 Heideggeriana: CaminhoLinguagem

El Decir es mostrar. En todo lo que nos habla; en todo lo que nos alcanza como lo hablado y lo acordado en lo hablado, en lo que se habla a nosotros, en lo que, en tanto que inhablado, nos espera. pero también en el hablar nuestro gobierna el mostrar que deja aparecer en presencia, que deja des-aparecer en ausencia. El Decir no es de ningún modo la posterior expresión hablante de lo que viene en presencia sino que todo brillo apareciente o des-apareciente reside en el Decir mostrante. Libera cada vez lo presente a su presencia y lleva lo ausente a su ausencia. El Decir prevalece de par en par y vertebra el libre espacio (das Freie) del Claro (die Lichtung) al que debe rendir visita todo aparecer y que debe dejar tras de sí todo des-aparecer, este Claro en el que todo venir en presencia e ir en ausencia debe entrar y mostrarse, o sea, venir a decirse. 1510 Heideggeriana: CaminhoLinguagem

El habla que habla diciendo, se cuida de que nuestro hablar, estando a la escucha de lo inhablado, corresponda a lo dicho por el habla. Así, también el silencio, al que se suele atribuir el origen del hablar, es ya de por sí un corresponder. [Vid. Sein und Zeit, 1927, párr. 34.] El silencio (Schweigen) corresponde a la inaudible llamada de la calma (Stille) del Decir apropiador-mostrante. El Decir que descansa en el advenimiento apropiador es, en tanto que mostrar, el modo más propio de apropiar. El advenimiento apropiador es diciente. El habla habla en este sentido cada vez según el modo en el cual el advenimiento apropiados en tanto que tal se desocupa o se retira. Un pensamiento que piensa en pos del advenimiento apropiador tan sólo puede conjeturarlo, sin embargo, puede hacer ya la experiencia del mismo en la esencia de la técnica moderna que se denomina por el aún desconcertante nombre de Ge-stell, [Vid. Vorträge und Aufsätze, 1954, pág. 31 ss.] Dispositivo. En la medida en que el Dispositivo desafía al hombre, o sea, lo reta a atender (bestellen) a todo lo presente como un inventario técnico, la unidad de todos los modos de puesta en posición — el Dispositivo — se despliega según el modo del advenimiento apropiados y esto de tal manera que al mismo tiempo disimula (verstellt) a éste último porque todo cometido (Bestellen) se ve remitido al pensamiento calculador y así habla el lenguaje del Dispositivo. El habla está desafiada a corresponder en todos los sentidos a la disponibilidad (Bestellbarkeit) técnica de todo lo presente. 1550 Heideggeriana: CaminhoLinguagem

Pero ¿y si el "habla natural", que para la teoría de la información no es más que un residuo molesto, entresacara su naturaleza — o lo desplegante de la esencia del habla — del Decir? ¿Y si el Decir, en lugar de sólo molestar a lo destructivo de la información. se hubiera ya adelantado a ella desde lo in-disponible (Unbestellbaren) del advenimiento apropiador? ¿Y si el advenimiento apropiador — nadie sabe cuando ni cómo — se hiciera in-tuito (Eirz-Blick) cuyo fulgor iluminante entra en aquello en lo que es y en lo que se toma por ente? ¿Y si por esta su entrada el advenimiento apropiador sustrajera todo lo presente de su sujeción a la mera disponibilidad y lo devolviera a lo que le es propio? Toda habla humana está apropiada en el Decir y, en tanto que tal, es, en el sentido estricto de la palabra. habla verdadera — si bien según distintas medidas de proximidad al advenimiento apropiados. Toda habla verdadera, por estar dirigida al hombre por la puesta-en-camino del Decir, está asignada, destinada y por ello es de carácter (históricamente) destinado. 1556 Heideggeriana: CaminhoLinguagem

El Decir que descansa en el advenimiento apropiador es, en tanto que mostrar, el modo más propio del apropiar. Esto suena como un enunciado. Si sólo lo oímos como tal, entonces no dice lo que está por pensar. El Decir es el modo por el que habla el advenimiento apropiador: el modo no tanto corno modalidad o género, sino como el melos, el canto que cantando, dice. Porque el Decir apropiador lleva lo presente al esplendor desde su propiedad, desde aquello adonde pertenece como presencia, lo alaba, esto es, lo enaltece a su ser propio (.. erlaubt es in sein eigenes Wesen). Al inicio de la octava estrofa de la Fiesta de la paz Hölderlin canta: Mucho desde la mañana, Desde que somos una plática y oímos los unos de los otros, Ha aprendido el hombre: pero pronto canto seremos (nosotros). 1572 Heideggeriana: CaminhoLinguagem

El árbol está genuinamente enraizado en la tierra. Así crece hacia el florecimiento abriéndose al favor del cielo. Es invocada la erección del árbol. Ésta mide a la vez la embriaguez del florecimiento y la sobriedad de las savias nutritivas. Crecimiento retenido de la tierra y prodigalidad del cielo pertenecen a su mutua unidad. El poema nombra el árbol de la gracia. Su genuino florecimiento resguarda la fruta inmerecida: lo sagrado que salva (das darrettend Heilige) y que es favorable a los mortales. En el dorado florecimiento del árbol reinan tierra y cielo, divinos y mortales. Su unida Cuaternidad es el mundo. Ahora la palabra "mundo" ya no es empleada en el sentido metafísico. No nombra ya ni la representación secularizada del universo de la naturaleza y de la historia, ni la representación teológica de la creación (mundus), ni tampoco la mera totalidad de lo presente (kosmos). 1689 Heideggeriana: Linguagem1950

La exposición de Nietzsche, que comenzó como una enumeración de las condiciones de surgimiento del nihilismo y como una mera descripción de su desarrollo, suena de pronto como la enunciación de lo que nosotros realizamos, más aún, de lo que tenemos que realizar. En todo esto, no se trata de una toma de conocimiento historiográfico de sucesos pasados y de sus repercusiones en el presente. Lo que está en juego es algo que está por delante, algo que todavía está en curso, decisiones y tareas. Su carácter general es interpretado como introducción y retirada de valores en el mundo y del mundo. 2013 Heideggeriana: NiilismoEuropeu

La meditación sobre ello puede adoptar diferentes vías. Nosotros elegimos la que nos sugiere la tarea de estas lecciones. Seguiremos el camino de una meditación histórica, antes de desarrollar una "filosofía de la historia"; quizás por ese camino esta última se vuelva por sí misma superflua. El camino que nos vemos obligados a recorrer lleva, independientemente de que conduzca o no a un buen resultado en lo particular, en la dirección de demostrar que, antes de Nietzsche, el pensamiento del valor era y tenía que ser extraño a la metafísica, y que, sin embargo, su surgimiento fue preparado por la metafísica en la época anterior a Nietzsche. En qué medida, sin embargo, al recorrer este camino histórico nos perdemos en algo que ya ha pasado hace mucho o, por el contrario, intentamos concentrarnos en dirección de algo que es aún futuro, no es necesario computarlo ni antes del camino ni después de él, siempre que lo recorramos realmente. De todos modos, con facilidad se nos volverá a cruzar en el camino una y otra vez un obstáculo que proviene de los reparos ya aludidos, convertido hoy en lugares comunes: que toda consideración de la historia está determinada por el presente y referida a él, que por lo tanto es "relativa", por lo tanto nunca "objetiva", por lo tanto siempre "subjetiva", que hay que resignarse a esa subjetividad y que entonces lo mejor es hacer de la necesidad de esta "realidad" una virtud y de la resignación a la subjetividad la superioridad de quien pone todo lo pasado al servicio de su respectivo presente. 2207 Heideggeriana: NiilismoEuropeu

La frase de Protágoras dice inequívocamente que "todo" ente está referido al hombre en cuanto ego (yo) y que el hombre es la medida del ser del ente. ¿Pero de qué tipo es esta referencia del ente al "yo", suponiendo que para entender la sentencia pensemos de modo griego y no introduzcamos en ella inadvertidamente representaciones del hombre como "sujeto"? El hombre percibe lo presente en el entorno de su percibir. Este presente se mantiene en cuanto tal y de antemano en un ámbito de accesibilidad, ya que este ámbito es un ámbito de desocultamiento. La percepción de lo presente se funda en el permanecer de éste en el interior del ámbito del desocultamiento. 2330 Heideggeriana: NiilismoEuropeu

No se trata, por lo tanto, de que ya en épocas anteriores hubiera poder y de que en un cierto momento, digamos desde Maquiavelo, se hubiera impuesto de manera unilateral y exagerada, sino que el "poder", rectamente entendido en su sentido moderno, es decir como voluntad de poder, sólo se vuelve metafísicamente posible como historia moderna. Lo que reinaba anteriormente es, en su esencia, algo diferente. Pero exactamente de la misma manera en que se toma al "subjetivismo" como algo obvio y se revisa entonces la historia, desde los griegos hasta el presente, buscando sus diferentes formas, así también se rastrea historiográficamente la historia de la libertad, del poder y de la verdad. De este modo, la comparación historiográfica obstruye el camino a la historia. 2350 Heideggeriana: NiilismoEuropeu

Lo dicho puede aclararse ahora diferenciando de acuerdo con los cuatro respectos, las representaciones metafísicas fundamentales de Protágoras y de Descartes. Para evitar repeticiones se hará en la forma de breves tesis: 1) Para Protágoras, el hombre está determinado en su ser sí mismo por la pertenencia a un entorno de lo desoculto. Para Descartes, el hombre está determinado como sí mismo por el retrotraer del mundo al representar del hombre. 2) Para Protágoras, la entidad del ente es — en el sentido de la metafísica griega — el presenciar en lo desoculto. Para Descartes, entidad quiere decir: ser representado por y para el sujeto. 3) Para Protágoras, verdad significa desocultamiento de lo presente. Para Descartes: certeza del representar que se re-presenta y asegura. 4) Para Protágoras, el hombre es la medida de todas las cosas en el sentido de la mesurante limitación al entorno de lo desoculto y al límite de lo oculto. Para Descartes, el hombre es la medida de todas las cosas en el sentido en que se arroga la pérdida de límites del representar para conducirlo a la certeza que se asegura a sí misma. El dar medida somete todo lo que puede valer como ente al cálculo del re-presentar. 2467 Heideggeriana: NiilismoEuropeu

Puesto que todo individual y particular tiene siempre en su idea su presencia y su existencia consistente, es decir, el ser, la idea, en cuanto proporciona el "ser", es, por su parte lo propiamente ente, ontos on. La casa individual, por el contrario, y del mismo modo todo ente particular, sólo deja que la idea aparezca en cada caso de tal o cual manera, o sea de modo limitado y menoscabado. Por eso Platón llama a las cosas que son, a las cosas particulares, lo me on no es simplemente nada sino, por el contrario, on, ente, pero en un modo en que propiamente no debería serlo, es aquello a lo que precisamente se le tiene que negar la caracterización plena como on, lo me on. Es siempre la idea y sólo ella lo que caracteriza al ente como un ente. Por eso, en todo lo presente la idea es lo que llega al aparecer en primer lugar y previamente. El ser, de acuerdo con su propia esencia, es lo proteron, lo a priori, lo anterior, aunque no en el orden de la captación por parte nuestra sino respecto de aquello que, viniendo hacia nosotros, se muestra a sí mismo en primer término, de aquello que, desde sí y viniendo hacia nosotros, presencia previamente en lo abierto. 2689 Heideggeriana: NiilismoEuropeu

La interpretación del ser como idea insta inmediatamente a comparar la captación del ente con el ver. Los griegos, sobre todo desde la época de Platón, comprendían efectivamente al conocer como una especie de ver y de mirar, lo que se manifiesta en la aún hoy usual expresión de lo "teórico", donde resuenan thea, la mirada, y oran, ver (teatro, espectáculo). Se pretende ofrecer una explicación más profunda de este hecho afirmando que los griegos tenían una especial predisposición óptica, que eran de "tipo visual". Que esta apreciada explicación no es explicación alguna se ve con facilidad. Se trata de explicar por qué los griegos elucidan la referencia al ente recurriendo al ver. Pero esto sólo puede tener su razón suficiente en la interpretación del ser que es dominante para los griegos. Porque ser quiere decir: presencia y consistencia, el "ver" resulta preferentemente apropiado para servir de aclaración para la captación de lo presente y consistente. En efecto, en el ver tenemos a lo captado "enfrente" en un sentido destacado, suponiendo que a nuestro ver no subyazca ya una interpretación del ente. Los griegos no han ilustrado la relación con el ente por medio del ver porque eran de "tipo visual" sino que, si se quiere emplear esa expresión, eran de "tipo visual" porque experimentaban el ser del ente como presencia y consistencia. 2714 Heideggeriana: NiilismoEuropeu

El ser es lo más olvidado, tan desmesuradamente olvidado que incluso ese olvido queda absorbido por su propio torbellino. Todos corremos constantemente detrás del ente; apenas si alguien piensa nunca el ser. Cuando sucede, el vacío de lo que es lo más universal y comprensible lo absuelve del vínculo en el que por un instante había tenido la intención de entrar. Pero esto que es lo más olvidado es al mismo tiempo lo que más se interna en el recuerdo [das Erinnerndste], lo único que permite penetrarse de lo sido, lo presente y lo venidero y estar en su interior. 2851 Heideggeriana: NiilismoEuropeu

En el presente contexto, esa palabra, en tanto que título de una determinada investigación de Aristóteles, sólo nos es importante en lo que respecta a la historia de su significado. Lo que el decir hace, la función del habla, es hacernos accesible algo como estando de manifiesto ahí, es decir, hacernos manifiesto algo como estando presente ahí delante. Y en cuanto tal, el logos tiene esa señalada posibilidad de hacer, que representa el aletheuein (el hacer disponible en cuanto destapado, es decir, dejándolo abierto ahí, lo que antes estaba oculto, tapado, lo que antes no estaba a la vista, lo que antes estaba pero no a la vista). Y porque ese escrito de Aristóteles habla de ello, por eso se le llamó con razón Peri hermeneías. 2957 Heideggeriana: GA63

3. El ser unos con los otros en el mundo, el compartirlo juntamente, tiene una señalada determinación ontológica. El modo fundamental de ser-ahí del mundo que unos y otros tienen juntamente es el hablar. El hablar, considerado en su plenitud, es un hablar con otro sobre algo expresándose. Sobre todo en el hablar está en juego el ser-en-el-mundo del hombre. Aristóteles era ya sabedor de esto. En la manera como es ser-ahí habla en su mundo sobre la forma de tratar con su mundo está dada juntamente una interpretación del ser-ahí acerca de sí mismo. Eso indica en cada caso cómo se comprende el ser-ahí, por qué se toma así mismo. En el hablar uno con otro, en aquello que se comenta, late en cada caso la auto-interpretación del presente, que se demora en este diálogo. 3324 Heideggeriana: BZ

El ser-ahí es propiamente cabe sí mismo, es verdaderamente existente, cuando se mantiene en dicha anticipación. Esta anticipación no es otra cosa que el fruto propio y singular respectivo del ser-ahí . En la anticipación el ser-ahí es su futuro, pero de tal manera que en este ser futuro vuelve sobre su pasado y su presente. El ser-ahí, concebido en su posibilidad más extrema de ser, no es en el tiempo. Se derrumba toda habladuría y aquello en lo que ella se sostiene; se derrumba todo desasosiego, todo trajín, todo bullicio y todo ajetreo. No tener tiempo significa arrojar el tiempo al mal presente de la vida cotidiana. El ser futuro da tiempo, forma el presente y permite reiterar el pasado en el "cómo" de su vivencia. 3360 Heideggeriana: BZ

Sin embargo, nosotros conocemos al ser-ahí que ha de ser él mismo tiempo, como un ente que se comporta calculando, incluso midiéndolo con el reloj. El ser-ahí está ahí con el reloj, aunque tan sólo sea con el reloj más cotidiano, el del día y la noche. El ser-ahí calcula y pregunta por el "cuánto" del tiempo, de modo que nunca está en medio del tiempo en sentido propio. Preguntando así por el "cuándo" y el "cuanto", el ser-ahí pierde su tiempo. ¿Qué pasa con este preguntar, como un preguntar que pierde el tiempo? ¿Hacia dónde va el tiempo? Precisamente el ser-ahí que calcula el tiempo y vive con el reloj en la mano, este ser-ahí que calcula el tiempo, dice constantemente: "no tengo tiempo". Procediendo así, ¿no se delata a sí mismo en lo que hace con el tiempo, no se delata como el que es él mismo en el tiempo? ¡Perder el tiempo y encima procurarse un reloj para este propósito! ¿No irrumpe aquí lo inhóspito del ser-ahí? La pregunta por el "cuándo" del indeterminado haber sido y, en general, la pregunta por el "cuánto" del tiempo, equivale a la cuestión de lo que todavía me queda, de lo que todavía me queda presente. Traducir el tiempo al "cuánto" significa tomarlo como el ahora del presente. Preguntar por el "cuánto" del tiempo significa ser absorbido por el cuidado de algo presente. El ser-ahí huye ante el "cómo" y se agarra al respectivo "qué" presente. El ser-ahí consiste en aquello de lo que se ocupa; el ser-ahí es su presente. Todo lo que le sale al encuentro en el mundo, le sale al encuentro como parándose en el ahora; así le sale al encuentro el tiempo mismo, tiempo que el ser-ahí es en cada caso, aunque sea como presente. 3366 Heideggeriana: BZ

El cuidarse de las cosas, como una dispersión en el presente, se halla, sin embargo, por ser cuidado, ante un todavía-no, al que hay que atender en el cuidarse de él. 3368 Heideggeriana: BZ

Incluso en el presente del ocuparse con las cosas, el ser-ahí es el tiempo completo, de tal manera que no se deshace del futuro. El futuro es ahora aquello de lo que está pendiente el cuidado, no es el futuro propio del haber sido, sino aquel que el presente mismo se configura como el suyo, pues el haber sido, en tanto que futuro propio, nunca puede hacerse presente. Si fuera presente, entonces sería la nada. El futuro del que está pendiente el cuidado es tal por mor del presente. y el ser-ahí , disipándose en el ahora del mundo presente, no está dispuesto a admitir que se ha deslizado del futuro propio, y esto es así hasta el punto de que él afirma que ha aprehendido el futuro en la preocupación por el desarrollo de la humanidad y la cultura, etcétera. 3370 Heideggeriana: BZ

El ser-ahí , en cuanto el presente del procurarse, se mantiene en aquello de lo que se ocupa. Cansado de llenar el día, se harta del "qué". Pronto al ser-ahí se le hace largo el tiempo, a ese ser-ahí descrito como ser-presente, que nunca tiene tiempo. El tiempo se vuelve vacío porque de antemano el ser-ahí ha hecho largo el tiempo en la pregunta por el cuánto. En cambio, el constante volver en la anticipación al haber sido nunca provoca aburrimiento. El ser-ahí desearía que cosas constantemente nuevas le salieran al paso en su presente. A tenor de la cotidianidad el acontecer del mundo se produce en el tiempo, en el presente. El mundo cotidiano vive pendiente del reloj, es decir, el cuidado vuelve incesantemente sobre el ahora; dice: de ahora hasta entonces, hasta el siguiente ahora. 3372 Heideggeriana: BZ

De ahí que la cotidianidad hable de sí misma como algo en lo que la naturaleza sale constantemente al encuentro. El hecho de que los acontecimientos se produzcan el el tiempo no significa que tengan tiempo: significa más bien que ellos, produciéndose y estando ahí, nos salen al encentro como si transcurrieran a través de un presente. Este tiempo del presente es explicitado como un decurso que constantemente pasa por el ahora; secuencia acerca de la cual se afirma que su dirección es única e irreversible. Todo lo acontecido se desliza desde un futuro sin fin hacia un pasado irreversible. 3378 Heideggeriana: BZ

La irreversibilidad comprende en sí aquello que esta explicación todavía acierta a retener del tiempo propio. Eso es lo que queda del futuro en cuanto fenómeno fundamental del tiempo como ser-ahí . Este modo de considerar las cosas aparta la vista del futuro y se concentra en el presente, y a partir de él la consideración del tiempo que fluye sigue hacia el pasado. La definición del tiempo según su irreversibilidad se fundamenta en el hecho de que el tiempo ha sido invertido previamente. 3382 Heideggeriana: BZ

Pero el hecho de que el tiempo se defina primera y mayormente así, radica en el propio ser-ahí. El carácter respectivo es constitutivo del mismo. El ser-ahí es el mío en su propiedad sólo en cuanto posible. Nos encontramos al ser-ahí mayormente en la cotidianidad. Ahora bien, la cotidianidad sólo puede entenderse como la temporalidad determinada que huye del futuro genuino, si se confronta con el tiempo propio del ser futuro del haber sido. Lo que el ser-ahí dice del tiempo, lo dice desde la cotidianidad. El ser-ahí, anclado en su presente, dice: el pasado es lo que fue, es irrecuperable. Éste es el pasado del presente de la vida cotidiana, que se demora en el presente de sus trajines. Por ello el ser-ahí, como presente así determinado, no ve lo pasado. 3386 Heideggeriana: BZ

La consideración de la historia que crece en el presente, sólo ve en ella un trajín irrecuperable: lo que pasó. La consideración de lo que pasó es inagotable. Se pierde en la materia. Porque esa historia y temporalidad del presente no logra penetrar en lo que es el pasado, éste tiene solamente otro presente. El carácter de pasado permanece cerrado a un presente mientras éste, que en el fondo es el ser-ahí, no es él mismo histórico. Pero el ser-ahí es en sí mismo histórico en tanto es su posibilidad. En su ser futuro el ser-ahí es su pasado; vuelve a él e el "cómo". La manera de tal volver es, entre otras cosas, la conciencia. Sólo el "cómo" puede reiterarse. El pasado, experimentado como historicidad propia, es todo menos lo que se fue. Más bien, es algo a lo que puedo volver una y otra vez. 3388 Heideggeriana: BZ

La generación actual cree estar en la historia, cree incluso estar sobrecargada de historia. Y se lamenta del historicismo, que es lucus a non lucendo (bosque sin luz). Pero se da el nombre de historia a algo que no lo es en absoluto. Dado que todo se disuelve en historia, dicen los hombres del presente, hay que conquistar de nuevo lo suprahistórico. Por si fuera poco que el actual ser-ahí se ha perdido en la pseudo-historia presente, tiene que utilizar además el último resto de su temporalidad (es decir, del ser-ahí) para apartarse por completo del tiempo, del ser-ahí. Y en este camino fantástico hacia lo suprahistórico se pretende encontrar una concepción del mundo. (Ahí está lo inhóspito que constituye el tiempo presente.) 3390 Heideggeriana: BZ

Si el tiempo se comprende en la forma expuesta, entonces se esclarece debidamente aquella afirmación tradicional sobre el tiempo que dice: el tiempo es el genuino principium individuationis. Esto se entiende generalmente como una sucesión irreversible, como tiempo del presente y tiempo de la naturaleza. ¿Pero hasta qué punto es el tiempo, en cuanto propio, el principio de individuación, o sea, aquello a partir de lo cual el ser-ahí está en lo respectivamente suyo? El ser-ahí, que vive en el modo del término medio, se hace él mismo en el ser futuro de la anticipación. En dicha anticipación el ser-ahí se manifiesta como la única vez en su destino único en la posibilidad de un pasado peculiarmente suyo. Esta individuación tiene la peculiaridad de que no permite alcanzar una individuación como formación fantástica de existencias excepcionales; derriba todo dárselas de algo. Individualiza de tal manera que nivela a todos. En relación con la muerte cada uno es conducido al "cómo" que cada cual puede ser en igual medida, a una posibilidad respecto de la cual nadie goza de preeminencia, al "cómo" en el que todo "qué" se pulveriza. 3396 Heideggeriana: BZ

Primeramente, una provisoria indicación dirigida al tiempo que nos sale al encuentro en la cotidianidad, al tiempo de la naturaleza y del mundo. El interés por lo que sea el tiempo ha sido despertado de nuevo en el presente por el desarrollo de la investigación física en su reflexión sobre los principios fundamentales de la aprehensión y determinación que en ella han ser llevadas a cabo: la medición de la naturaleza en [el marco de] un sistema de relaciones espacio-temporales. El estado actual de esta investigación está fijado en la teoría einsteiniana de la relatividad. Algunas proposiciones de ésta: el espacio no es nada en sí mismo; no hay un espacio absoluto. Existe solamente en virtud de los cuerpos y las energías contenidas en él. (Una antigua proposición aristotélica:) También el tiempo no es nada. Persiste sólo a consecuencia de los acontecimientos que tienen lugar en él. No hay un tiempo absoluto, y tampoco una simultaneidad absoluta. — En virtud del aspecto destructivo de esta teoría fácilmente se pasa por alto el aspecto positivo, y es que ella demuestra, frente a las transformaciones arbitrarias, la invariancia de las ecuaciones que describen los procesos naturales. 3423 Heideggeriana: EL CONCEPTO DEL TIEMPO (1924)

¿Qué nos enseña el reloj sobre el tiempo? El tiempo es algo en que se puede fijar arbitrariamente un punto-ahora, de manera que, de dos puntos temporales diferentes, siempre uno es más temprano y el otro más tarde. Y, en ello, ningún punto-ahora del tiempo se distingue de otro. En cuanto ahora, es el posible Más-temprano de un Más-tarde, y en cuanto Más-tarde, es el Más-tarde de un Más-temprano. Este tiempo es de punta a cabo uniforme, homogéneo. Sólo en la medida en que el tiempo está constituido en cuanto homogéneo, es medible. Así, el tiempo es un transcurrir cuyos estadios están, entre sí, en la relación de Más-temprano y Más-tarde. Cada Más-temprano y Más-tarde es determinable a partir de un ahora, el cual, sin embargo, es arbitrario. Si uno se dirige con el reloj a un acontecer, entonces el reloj torna explícito el acontecer, más en vista de su decurso en el ahora que en vista del Cuánto de su duración. La determinación primaria que suministra en cada caso el reloj no es la indicación del Cuán-largo, del Cuánto del tiempo que fluye en el presente, sino la fijación respectiva del ahora. Cuando saco mi reloj, lo primero que digo es: "Ahora son las nueve; 30 minutos desde que eso ocurrió. En tres horas serán las doce." 3427 Heideggeriana: EL CONCEPTO DEL TIEMPO (1924)

3. Ser uno con otro en el mundo, en cuanto tenerlo uno con otro, posee una señalada determinación de ser. El modo fundamental del Dasein del mundo, el tener-ahí [mundo] uno con otro, es el hablar. Hablar es, considerado en plenitud: hablar, expresándose (sich aussprechendes), con otro sobre algo. En el hablar se juega preponderantemente el ser-en-el-mundo del hombre. Esto ya lo sabía Aristóteles. En la manera en que el Dasein, en su mundo, habla sobre el modo del trato con su mundo está dada también una auto-interpretación (Selbstauslegung) del Dasein. Enuncia a título de qué se comprende a sí mismo el Dasein en cada caso, a título de qué se toma. En el hablar uno con otro, en lo que uno, así, anda hablando, reside en cada caso la autointerpretación del presente, que se entre-tiene (sich aufhält) en esta conversación. 3445 Heideggeriana: EL CONCEPTO DEL TIEMPO (1924)

El Dasein es propiamente consigo mismo (bei ihm selbst), es verdaderamente existente (existent), cuando se mantiene en este precursar. Este precursar no es otra cosa que el propio y único futuro del Dasein propio. En el precursar el Dasein es su futuro, de tal suerte que, en este ser-futuro (Zukünftigsein), vuelve sobre su pasado y su presente. El Dasein, concebido en su más extrema posibilidad de ser, es el tiempo mismo, no en el tiempo. En cuanto [es] el Cómo propio del ser-temporal, el ser-futuro así caracterizado es el modo de ser del Dasein en el cual y a partir del cual éste se da su tiempo. Manteniéndome en el precursar junto a mi haber-pasado tengo tiempo. Toda habladuría (Gerede), aquello en lo que ésta se entre-tiene, toda agitación, toda ocupación, todo bullicio y toda correría se desploma. No tener tiempo significa arrojar el tiempo en el mal presente de la cotidianidad. Ser-futuro da tiempo, configura el presente y permite repetir el pasado en el cómo de su ser-vivido. 3479 Heideggeriana: EL CONCEPTO DEL TIEMPO (1924)

Sin embargo, hemos conocido al Dasein, el mismo que ha de ser el tiempo, como uno que cuenta con el tiempo, e incluso midiéndolo con el reloj. El Dasein es ahí con el reloj, aunque sólo sea el más próximo y cotidiano del día y la noche. El Dasein cuenta e inquiere por el cuánto del tiempo, y por eso nunca está en propiedad cabe el tiempo. Preguntando así por el cuándo y el cuándo, pierde el Dasein su tiempo. ¿Qué pasa con este inquirir que pierde el tiempo? ¿Adónde se va el tiempo? Precisamente el Dasein que cuenta con el tiempo, que vive con el reloj en la mano, este Dasein que cuenta con el tiempo, dice constantemente: no tengo tiempo. ¿Acaso no se traiciona a sí mismo en lo que él hace con el tiempo, en la medida en que, al fin y al cabo, él mismo es el tiempo? ¡Perder el tiempo y proveerse para ello de un reloj! ¿Acaso no irrumpe aquí la inhospitalaria extrañeza del Dasein? La pregunta por el cuándo del haber-pasado indeterminado y, en general, por el cuánto del tiempo, es la pregunta por lo que todavía me queda, lo que me queda todavía como presente. Traer el tiempo al cuánto quiere decir tomarlo como el ahora del presente. Preguntar por el cuánto del tiempo significa absorberse en el procurar de un [algo, un] qué presente. El Dasein huye del Cómo y se cuelga del eventual qué presente. El Dasein es aquello que él procura; el Dasein es su presente. Todo lo que sale al encuentro en el mundo, le sale al encuentro [al Dasein] en cuanto que éste se mantiene en el ahora; así le sale al encuentro el tiempo mismo, que el Dasein es en cada caso, pero que es como presente. 3485 Heideggeriana: EL CONCEPTO DEL TIEMPO (1924)

El procurar como absorberse en el presente está, no obstante, en (bei) un todavía-no, que primeramente debe ser resuelto en la cura por éste mismo. El Dasein es también en el presente de su procurar el tiempo pleno (die volle Zeit), y esto de manera tal que no se desprende del futuro. El futuro es ahora aquello de lo que pende la cura, no el ser-futuro propio del haber-pasado, sino el futuro que el presente mismo se configura para sí como suyo, porque el haber-pasado, como el futuro propio, no puede nunca devenir presente. Si [el futuro] fuera esto, sería la nada. La futuridad, de la que pende la cura, es tal por gracia del presente. Y el Dasein, en cuanto se absorbe en el ahora del mundo presente, está tan escasamente dispuesto a aceptar que se ha evadido de la futuridad propia, que dice haber asumido el futuro en virtud de la cura por el desarrollo de la humanidad y la cultura, etc. 3487 Heideggeriana: EL CONCEPTO DEL TIEMPO (1924)

El Dasein, como presente procurante, se mantiene junto a aquello que procura. Se hastía en el qué, se hastía de llenar el día. Al Dasein, como ser-presente, que jamás tiene tiempo, a este Dasein se le hace el tiempo, de pronto, largo. El tiempo se vacía, porque el Dasein ha alargado el tiempo desde un comienzo en la pregunta por el cuánto, mientras que el constante volver en el precursar hacia el haber-pasado no deviene jamás aburrido (langweilig). El Dasein quisiera que siempre le saliese al encuentro algo nuevo en el propio presente. En la cotidianidad, el acontecer del mundo sale al encuentro en el tiempo, en el presente. El día a día vive con el reloj, y esto quiere decir que el procurar vuelve sin fin al ahora; dice: ahora, desde ahora hasta entonces, hasta el siguiente ahora. 3489 Heideggeriana: EL CONCEPTO DEL TIEMPO (1924)

La irreversibilidad abarca todo lo que esta explicación pueda atrapar aún del tiempo propio. Es lo que queda restante de la futuridad como fenómeno fundamental del tiempo en cuanto Dasein. Esta consideración aparta la vista del futuro [y la dirige] hacia el presente, y desde éste corre la consideración del tiempo fluyente en pos del pasado. La determinación del tiempo en su irreversibilidad se funda en que el tiempo fue invertido previamente. 3499 Heideggeriana: EL CONCEPTO DEL TIEMPO (1924)

Pero que el tiempo sea definido así inmediata y regularmente (zunächst und zumeist) estriba en el Dasein mismo. La eventualidad es constitutiva. El Dasein es mío en su propiedad sólo en cuanto posible. El Dasein es ahí, las más de las veces, en la cotidianidad, la cual, sin embargo, como aquella determinada temporalidad que huye ante la futuridad, sólo puede ser comprendida cuando se la confronta con el tiempo propio del ser-futuro del haber-pasado. Lo que dice el Dasein acerca del tiempo, lo pronuncia a partir de la cotidianidad. [Que] el Dasein [sea] en cuanto pendiente de su presente quiere decir que el pasado es el haber-pasado, [que] es irrecuperable. Este es el pasado del presente de lo cotidiano, que se entre-tiene en el presente de sus trajines. Por eso, el Dasein, en cuanto presente así determinado, no ve lo pasado. 3503 Heideggeriana: EL CONCEPTO DEL TIEMPO (1924)

La consideración de la historia que surge en el presente ve en ella solamente el trajín irrecuperable: lo que estaba pasando. La consideración de lo que pasó es inagotable. Se pierde en el contenido [Stoff]. Puesto que esta historia y temporalidad del presente no alcanza en absoluto al pasado, sólo tiene otro presente. El pasado permanece clausurado para un presente en tanto que éste, el Dasein, no sea, él mismo, histórico. Pero el Dasein es histórico en sí mismo en la medida en que es su posibilidad. En el ser-futuro, el Dasein es su pasado; vuelve a él en el Cómo. El modo del volver atrás es, entre otros, la conciencia (Gewissen). Sólo el Cómo es repetible. El pasado — experimentado como historicidad propia — es completamente distinto al haber-pasado. Es algo a lo cual siempre puedo volver. 3505 Heideggeriana: EL CONCEPTO DEL TIEMPO (1924)

La generación actual piensa que está en la historia, incluso, que está sobrecargada de historia. Se queja clamorosamente del historicismo — lucus a non lucendo. Se denomina historia a algo que no es historia en absoluto. Puesto que todo se disuelve en historia, dice el presente, habría que regresar otra vez a lo suprahistórico. No basta con que el Dasein actual se haya perdido en la presente pseudo-historia, sino que tiene que emplear también el último resto de su temporalidad (es decir, del Dasein) para hurtarse enteramente del tiempo, del Dasein. Y [se supone que] por este camino hacia la suprahistoricidad debe hallarse la Weltanschauung. (Esta es la inhospitalaria extrañeza que constituye el tiempo del presente.) 3507 Heideggeriana: EL CONCEPTO DEL TIEMPO (1924)

Sólo si el tiempo es entendido así como Dasein, sólo entonces se aclara bien lo que significa el enunciado tradicional acerca del tiempo, cuando dice que el tiempo es el verdadero principium individuationis. Esto se entiende regularmente como sucesión irreversible, como tiempo del presente y tiempo de la naturaleza. Pero ¿en qué medida es el tiempo, en cuanto propio, el principio de individuación, es decir, aquello a partir de lo cual el Dasein es en la eventualidad? En el ser-futuro del precursar, el Dasein, que es en la medianía, deviene él mismo; [es] en el precursar [que él] se hace visible como la única oportunidad (einzige Diesmaligkeit) de su único destino en la posibilidad de su único haber-pasado. Esta individuación tiene la peculiaridad de no llegar a una individuación en el sentido de la configuración fantástica de existencias excepcionales; reprime todo exceptuarse. Individúa de tal manera que hace a todos iguales. En el ser junto (Zusammensein) con la muerte cada uno es llevado al Cómo que cada uno puede ser en igual medida; a una posibilidad en referencia a la cual ninguno se distingue; al Cómo en el cual todo Qué se disipa pulverizado. 3515 Heideggeriana: EL CONCEPTO DEL TIEMPO (1924)

Ousia, el título para el ente y su ser (quididad y hecho de ser, a una) es también un título óntico, y, por cierto, precisamente para aquello que en el Dasein cotidiano del hombre es siempre disponible: las cosas de uso, casa y huerto, riqueza, posesión, aquello que en el uso cotidiano está en todo momento a la mano, lo por lo pronto y las más de las veces siempre presenciante (Anwesende). La significación temporal de ousia aparece en esta significación pre-filosófica todavía más nítidamente. Lo presente en este sentido no es solamente y no es tanto aei, sino que (está) presente (gegenwärtig) en todo ahora — pero el presente, aquí, como carácter tempóreo en el sentido de la presencia (Anwesenheit). Ousia es a menudo sólo una abreviatura de parousia, presencia. El para como título para el ser-presencial-junto-a (das Anwesendsein-bei), para el constante presente de algo en la más próxima cercanía, aparece en todos los problemas ontológicos capitales de Platón. 3597 Heideggeriana: TranscendenciaST

Hablamos de coincidencia dándole distintos significados. Por ejemplo, a la vista de dos monedas de cinco marcos que se encuentran sobre la mesa, decimos: las dos son iguales, coinciden. Ambas coinciden en su aspecto único. Tienen ese elemento en común y, por eso, desde ese punto de vista son iguales. Pero también hablamos de coincidir cuando, por ejemplo, afirmamos sobre una de las dos monedas de cinco marcos: esta moneda es redonda. Aquí, el enunciado coincide con la cosa. Ahora la relación ya no es entre cosa y cosa, sino entre un enunciado y una cosa. ¿Pero en qué pueden coincidir la cosa y el enunciado si los elementos que se han puesto en relación son distintos en lo tocante a su aspecto? La moneda es de metal. El enunciado no es nada material. La moneda es redonda. El enunciado no tiene para nada la naturaleza de algo espacial. Con la moneda se puede comprar algo. El enunciado sobre ella nunca puede ser un medio de pago. Pero, a pesar de toda esta desigualdad entre ambos, en la medida en que el enunciado es verdadero coincide con la moneda. Y, de acuerdo con el concepto corriente de verdad, este modo de concordar tiene que ser una adecuación. Pero cómo puede adecuarse a la moneda algo tan completamente desigual como el enunciado? Tendría que convertirse en moneda y de este modo anularse a sí mismo por completo. Pero eso es algo que el enunciado no puede conseguir nunca. Si lo consiguiera, en ese mismo instante el enunciado ya no podría coincidir con la cosa en cuanto tal enunciado. En la adecuación el enunciado tiene que seguir siendo lo que es o incluso precisamente llegar a serlo. ¿En qué consiste su esencia, absolutamente distinta de cualquier cosa? ¿Cómo consigue el enunciado adecuarse a otro, a la cosa, permaneciendo y persistiendo precisamente en su esencia? Adecuación no significa aquí una igualación real y concreta entre cosas que son distintas. Antes bien, la esencia de la adecuación se determina de acuerdo con la naturaleza de la relación existente entre el enunciado y la cosa. Mientras tal "relación" siga estando indeterminada e infundamentada en su esencia, toda discusión sobre la posibilidad e imposibilidad, así como sobre la naturaleza y el grado de la adecuación, carece de sentido. El enunciado sobre la moneda "se" refiere a esta cosa en la medida en que la re-presenta y dice qué ocurre con lo re-presentado mismo desde el punto de vista que predomina en casa caso. Lo que el enunciado representador dice de la cosa representada lo dice tal como ella es. El "tal como" concierne al re-presentar y a lo re-presentado. Si dejamos a un lado todos los prejuicios "psicológicos" y "de teoría de la conciencia", representar significa aquí el hacer que la cosa se presente frente a nosotros como objeto. Lo que está enfrente, en cuanto que está puesto así, tiene que atravesar un enfrenteabierto y al mismo tiempo detenerse en sí mismo como cosa y mostrarse como algo estable y permanente. Este aparecer de la cosa que se hace patente atravesando el enfrente tiene lugar dentro de un ámbito abierto cuya apertura no es creada por el representar, sino solamente ocupada y asumida por él como ámbito de referencia. La relación del enunciado representador con la cosa es la consumación de esa conexión que originariamente y siempre se pone en movimiento como un comportarse. Pero todo comportarse destaca por el hecho de que, estando en lo abierto, se atiene siempre a un elemento manifiesto en cuanto tal. Eso que sólo así y en sentido estricto es manifiesto, se experimenta tempranamente en el pensar occidental como "lo presente" y desde hace mucho tiempo recibe el nombre de "ente". 4100 Heideggeriana: EssenciaVerdade

Sólo que, la historia, no es para nosotros, tan sólo, lo pasado. La historia es también, y efectivamente, lo que está pasando hoy — el presente. Pues, el presente tiene su sentido en que él se anticipa al futuro, para configurarlo. Nuestro presente actual alemán, empero, se ha llenado de un gran vuelco [Umwälzung], que atraviesa [hindurchgreift] la existencia histórica completa de nuestro pueblo. El comienzo de este vuelco [trastorno], lo observamos nosotros en la Revolución Nacionalsocialista. 4273 Heideggeriana: UniversidadeAlema2

III. el devenir de la futura Universidad Alemana en el presente inmediato. 4281 Heideggeriana: UniversidadeAlema2

III. El devenir de la futura Universidad Alemana en el presente inmediato 4369 Heideggeriana: UniversidadeAlema2

El presente inmediato es el tiempo, en el que estamos. Lo que acontece, ahora, es una modificación de la realidad alemana. Esta transformación [Verwandlung] significa configuración del porvenir. Lo que acontece ahora, sin embargo, se viene preparando desde la Primera Guerra Mundial. El devenir de la futura Universidad Alemana lo comprenderemos sólo cuando nos hayamos aclarado la posición y la tarea de la universidad dentro del acontecer actual. Haremos esto en tres Partes. Consideraremos: 1. Las fuerzas determinantes en la preparación de la Revolución Nacionalsocialista y la actitud de la Universidad. 2. La esencia de la Revolución Nacionalsocialista como transformación de la realidad alemana. 3. La nueva tarea de la Universidad Alemana. 4371 Heideggeriana: UniversidadeAlema2

Sabemos ahora ¿qué es Filosofía? No! Lo dicho entrega únicamente una primera indicación del camino, en dirección del cual y hacia dónde hemos de buscar, para hacer la experiencia efectiva de la filosofía. ¿Dónde hemos de encontrarla? Como experiencia efectiva y patente sólo en la realidad. En ella hemos de poner la mirada, para ver aquello que se juega en el presente con el nombre de filosofía y las tareas que ella se pone. Así lo dice al menos el tema de nuestras elucidaciones. 4469 Heideggeriana: FilosofiaAlema

Cuando preguntamos por el presente y porvenir de la filosofía alemana, entonces, nos referimos, a estos tiempos — y no a una actualidad contingente. Pero ¿sabemos algo acaso respecto del tiempo verdadero — la hora cósmica de nuestro pueblo? Nadie lo sabe. (cf. F. Hölderlin, "A los alemanes" — las dos últimas estrofas.) Pues, bien limitado es nuestro tiempo de vida, Nuestra cuenta de años vemos y contamos, Mas los años de los pueblos, ¿Los verá acaso algún ojo mortal? Cuando el alma se te alce anhelante, por encima de tu propio tiempo, afligida permaneces entonces en la fría orilla, junto a los tuyos, sin jamás conocerles, 4485 Heideggeriana: FilosofiaAlema

En la acepción que acabamos de nombrar de la historia, el acontecer no sólo se haya referido, en general, al tiempo — sino a un carácter determinado y particular del tiempo: el pasado. Éste es, por así decir, el espacio donde reside la historia. Pero ¿no se convierte la historia, de esa manera, en "un asunto de anticuario" [algo de segunda mano]? ¿Es que acaso el acontecer respectivo del presente no es ya también historia — por cierto, la auténtica historia — de modo que el pasado sólo llega a ser y seguirá siendo historia "próxima a la vida" por su relación con el presente respectivo? Por lo que, también hoy, exigimos que desaparezca, sobretodo en la educación, la consideración histórica puramente del pasado. 4521 Heideggeriana: FilosofiaAlema

La idea que está a la base de esta clara petición, que fuera erigida por Nietzsche ya hace más de 60 años, es que: lo respectivamente presente es lo histórico que se comprende y se experimenta inmediatamente, mientras que lo pasado es efectivamente lo que se ha ido. Sólo que, al enfocar la mirada sobre lo respectivamente presente, en efecto, tampoco garantiza sin más, en sí mismo, el que ahora nos encontremos precisamente con aquello que, en el presente respectivo, constituye lo histórico. Porque en todo acontecer existe Aquello que hace ruidoso y estrépito, el trajín y lo incontrolado, lo informal y casual. Todo ello pertenece también a la historia y, en verdad, necesariamente: los meros datos. Pero la cuestión sigue siendo, si el pasado sea la auténtica esencia del acontecer; si acaso no experimentamos mejor esta esencia allí donde precisamente lo nuevo siempre, y mañana ya viejo y luego eternamente pretérito, se ha desplazado. La cuestión sigue siendo, si podremos hallar, en general, la esencia de lo histórico, mientras sigamos tomando el acontecer sólo como una serie de procesos temporales — sean estos pasados, lo sean del presente o sean [el producto d]el acoplamiento de ambos — . 4523 Heideggeriana: FilosofiaAlema

Pero, ¿cómo habríamos de experimentar la esencia de la historia de una forma diferente? Es evidente que, en la determinación de la esencia de la historia, el tiempo juega un papel destacado. Lo que no es el caso con la naturaleza, si bien los procesos naturales, sin embargo, transcurren asimismo todos "en el tiempo". Nunca hemos llamado a la naturaleza, por decir, lo presente, con el mismo énfasis a como caracterizamos la historia como lo pasajero. ¿Qué hay en el fondo de todo esto? ¿En qué sentido tiene la historia una destacada relación con el tiempo? Comencemos otra vez nuestra reflexión con la determinación corriente, que afirma que la historia es lo pasado, y pensémoslo más de cerca y a fondo. Lo pasado nos ha sido dado en el recuerdo. Cuando recordamos la historia — digamos la Guerra de los Siete Años — entonces no nos dirigimos, de ningún modo, a lo pasado como una cosa semejante, esto es, no a ello en su pasar y desaparecer, sino al contrario, a ello en su nacer y venir a ser de entonces. Pues, incluso, allí, cuando observamos de cerca un derrumbamiento histórico en el pasado — por decir, en los estados griegos — , no miramos el proceso de su derrumbe, sino su nacer y su devenir. La historia como lo temprano [Frühere] no es simplemente lo pasado, lo pretérito en su pasar [o transcurrir], sino lo que ha venido a ser [Gewordene] en su devenir. Entendiendo este devenir, empero, no como una culminación anterior, sino como un acontecer que de alguna manera todavía "es". Éste "es" — en la medida que se despliegue como lo temprano aún, como lo que sigue siendo en esencia desde antaño — renovando así esa vieja palabra alemana — lo sido [Gewesene]. Lo que ha sido y lo que ha pasado no son lo mismo. Se distinguen en su carácter temporal. Lo pasado es un dominio temporal, en el que se halla puesto lo invariable, inmutable. Lo sido, empero, es una fuerza, bajo la cual nos hallamos y, que en cierto sentido, es modificable. Todo lo sido es, en verdad, algo que también ha pasado — pero no cualquier cosa pasada es y puede ser — algo sido. Con todo, ¿qué es lo que se mienta con lo sido — en cuanto que aquello que sigue siendo desde antaño? ¿Encierra acaso la repercusión efectiva de aquello que lo precedió y que aún tiene secuelas sobre nosotros? Aún así, repercusiones en la realidad efectiva actual las hay muy variopintas. Y determinar las repercusiones en cuanto tales depende siempre de qué sea lo que nos reclame de la realidad actual como efectiva realidad. Sólo que, aquello en donde vemos la verdadera realidad, no admite, de ninguna forma, que se lo conciba a partir de lo actual. 4525 Heideggeriana: FilosofiaAlema

Lo que sigue siendo desde antaño [das von Früher her Wesende] se nos abre en el ser, que nosotros ponemos a nuestro mando en tanto que es algo venidero nuestro, — se nos abre a partir del cómo vayamos a dar en nosotros mismos a partir de nuestras anticipadas decisiones, a partir de nuestro futuro. ¿De manera que también el futuro pertenece al ser histórico? De todas maneras, y aquél incluso antes que todas las otras determinaciones temporales. Sólo que: el futuro no es ahora el espacio de tiempo, que se conecta con el presente como el lado opuesto del pasado, que sigue estando aún cerrado, sino otra vez como lo que ha sido — [o sea] una fuerza. 4529 Heideggeriana: FilosofiaAlema

Empero, el futuro como fuerza no se nos mostrará en un cálculo racional anticipado, ni mucho menos adivinándolo. Él no puede ser inventado. Debe ser determinado desde lo que sigue siendo desde antaño. Pues esto último no es lo pasado, lo concluido, lo que se halla puesto a las puertas del presente y no tiene nunca más entrada en él, sino que lo que ha seguido siendo de antaño hasta hoy trasciende siempre lo actual respectivo y nos sale al encuentro como nuestra determinación, "está" por venir, supuesto que nosotros salgamos a su encuentro. Lo sido es la potencia de la misión, el futuro la potencia del cometido. Tan sólo previendo nuestra misión y luchando por nuestro cometido, seremos capaces de estar, en verdad, en el presente. Quien las emprenda sólo con lo que está ahí delante dado, ha olvidado la misión, lo que significa: falsear el cometido por una calculada utilidad, con lo cual él no se hace presente, sino que sólo se ha perdido en la actualidad respectiva. Ambas cosas son una y misma — pero, por el carácter temporal doble de lo que aún sigue siendo y de lo que recién ha de venir, algo poderoso y, por tanto, superior [über-mächtig]. Historia no es ni lo recorrido en un pasado, ni lo que está dado ahí en un presente, ni ambas cosas juntas; más bien, historia es aquel acontecer que, viniendo y siendo, se hace [está] presente; [es] el acontecer que supera lo actual respectivo con la misión y desde el cometido. Quien piensa y es de un modo histórico, piensa en siglos. El acontecer de la historia no sólo tiene otra relación con el tiempo a diferencia de la naturaleza, sino que tal acontecer es en sí el tiempo mismo. Que además no nos es lícito entenderlo más como el espacio indiferente, al interior del cual asignamos un lugar temporal a los procesos y acontecimientos, sino que el tiempo es la trama del poder extendido en tres direcciones [dreifach erstreckte Machtgefüge], donde nuestro Dasein es el ensamble [Fuge] y, por ello, histórico. 4531 Heideggeriana: FilosofiaAlema

La obra templo, ahí alzada, abre un mundo y al mismo tiempo lo vuelve a situar sobre la tierra, que sólo a partir de ese momento aparece como suelo natal. Los hombres y los animales, las plantas y las cosas, nunca se dan ni se conocen como objetos inmutables para después proporcionarle un marco adecuado a ese templo que un buen día viene a sumarse a todo lo presente. Estaremos más cerca de aquello que es si pensamos todo a la inversa, a condición, claro está, de que estemos preparados previamente para ver cómo se vuelve todo hacia nosotros de otra manera. Porque pensar desde la perspectiva inversa, sólo por hacerlo, no aporta nada. 5017 Heideggeriana: OOA1935

¿Es necesario para ello una renovación de la filosofía griega? En absoluto. Suponiendo que fuera posible semejante imposibilidad, una renovación no nos serviría de nada, porque la historia oculta de la filosofía griega consiste desde sus inicios en que no permanece conforme a la esencia de la verdad ilustrada mediante la palabra aletheia y por lo tanto su saber y decir sobre la esencia de la verdad tiene que trasladarse cada vez en mayor medida a la explicación de una esencia, derivada, de la verdad. La esencia de la verdad como aletheia permanece impensada tanto en el pensamiento griego como, sobre todo, en la filosofía posterior. Para el pensar, el desocultamiento es lo más oculto de la existencia griega, pero al mismo tiempo es lo que desde muy temprano determina toda la presencia de lo presente. 5055 Heideggeriana: OOA1935

En ese alzarse ahí del templo acontece la verdad. Esto no quiere decir que el templo presente y reproduzca algo de manera exacta, sino que lo ente en su totalidad es llevado al desocultamiento y mantenido en él. El sentido originario de mantener es guardar. En la pintura de Van Gogh acontece la verdad. Esto no quiere decir que en ella se haya reproducido algo dado de manera exacta, sino que en el proceso de manifestación del ser-ute

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