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Léxico Filosofia

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Hölderlin

Definition:
Durante los diez años siguientes fue suspendida toda publicación de importancia, hasta que la editorial Niemeyer se atrevió en 1941 a publicar mi interpretación del himno de HÖLDERLIN Como cuando en día de fiesta…, sin indicación del año de publicación. Heideggeriana: CaminoFenomenologia

La humanitas es pensada por vez primera bajo este nombre expreso y se convierte en una aspiración en la época de la república romana. El homo humanus se opone al homo barbarus. El homo humanus es ahora el romano, que eleva y ennoblece la virtus romana al “incorporarle” la paideia tomada en préstamo de los griegos. Estos griegos son los de la Grecia tardía, cuya cultura era enseñada en las escuelas filosóficas y consistía en la eruditio e institutio in bonas artes. La paideia así entendida se traduce mediante el término “humanitas”. La auténtica romanitas del homo romanus consiste precisamente en semejante humanitas. En Roma nos encontramos con el primer humanismo. Y, por eso, se trata en su esencia de un fenómeno específicamente romano que nace del encuentro de la romanidad con la cultura de la Grecia tardía. El que se conoce como Renacimiento de los siglos XIV y XV en Italia es una renascentia romanitatis. Desde el momento en que lo que le importa es la romanitas, de lo que trata es de la humanitas y, por ende, de la paideia griega. Y es que lo griego siempre se contempla bajo su forma tardía, y ésta, a su vez, bajo el prisma romano. También el homo romanus del Renacimiento se contrapone al homo barbarus. Pero lo in-humano es ahora la supuesta barbarie de la Escolástica gótica del Medioevo. De esta suerte, al humanismo históricamente entendido siempre le corresponde un studium humanitatis que remite de un modo determinado a la Antigüedad y a su vez se convierte también de esta manera en una revivificación de lo griego. Es lo que se muestra en nuestro humanismo del siglo XVIII, representado por Winckelmann, Goethe y Schiller. Por contra, HÖLDERLIN no forma parte de este “humanismo” por la sencilla razón de que piensa el destino de la esencia del hombre de modo mucho más inicial de lo que pudiera hacerlo dicho “humanismo”. Heideggeriana: CartaHumanismo

El esti gar einai de Parménides sigue estando impensado todavía. Y eso nos da la medida del progreso de la filosofía. Si atiende a su esencia, en realidad la filosofía no progresa nada. Se pone en su lugar para pensar siempre lo mismo. Progresar, es decir, marchar más allá de ese lugar, es un error que sigue al pensar como esa sombra que él mismo arroja. Es precisamente porque el ser sigue impensado todavía por lo que también en Ser y tiempo se dice del ser que: “se da”. Pero no podemos permitirnos especular directamente y sin apoyarnos en algo a propósito del il y a. Este “se da” reina como destino del ser. Su historia llega al lenguaje a través de la palabra de los pensadores esenciales. Por eso, el pensar que piensa en la verdad del ser es histórico en cuanto tal pensar. No existe un pensar “sistemático” y, a su lado, a modo de ilustración, una historia de las opiniones pretéritas. Pero tampoco existe, como piensa Hegel, una sistemática que pueda convertir a la ley de su pensamiento en ley de la historia y que pueda asumir simultáneamente tal historia en el sistema. Pensando de modo más inicial, lo que hay es la historia del ser, de la que forma parte el pensar como memoria de esa historia, un pensar acontecido por ella misma. La memoria se diferencia esencialmente de la actualización a posteriori de la historia comprendida como un transcurrir pasado. La historia nunca ocurre de entrada como suceso, y el suceso no es un transcurrir. El suceder de la historia se presenta como destino de la verdad del ser a partir de dicho ser (vid. la conferencia sobre el himno de HÖLDERLINWie wenn am Feiertage…, 1941, p. 31). El ser llega a ser destino en la medida en que él mismo, el ser, se da. Pero, pensado como destino, esto quiere decir que se da y al mismo tiempo se niega a sí mismo. Sin embargo, la definición de Hegel de la historia como desarrollo del “espíritu” no carece de verdad. Tampoco es que sea en parte falsa y en parte verdadera. Es tan verdadera como es verdadera esa metafísica, que, gracias a Hegel, deja que tome voz por vez primera en un sistema su esencia pensada de modo absoluto. La metafísica absoluta, junto con las inversiones que llevaron a cabo Marx y Nietzsche, pertenece a la historia de la verdad del ser. Lo que de ella sale no se puede atacar ni mucho menos eliminar por medio de refutaciones. Sólo se puede asumir, siempre que su verdad se vuelva a albergar de manera más inicial en el propio ser y se sustraiga al ámbito de la mera opinión humana. Toda refutación en el campo del pensar esencial es absurda. La disputa entre pensadores es la “disputa amorosa” de la cosa misma. Es la que les ayuda alternantemente a entrar a formar parte de la sencilla pertenencia a la cosa misma, a partir de la cual encuentran en el destino del ser el destino adecuado. Heideggeriana: CartaHumanismo

Por lo demás, el proyecto es esencialmente un proyecto arrojado. El que arroja en ese proyectar no es el hombre, sino el ser mismo, que destina al hombre a la ex-sistencia del ser-aquí en cuanto su esencia. Este destino acontece como claro del ser, y éste sólo es como tal. El claro garantiza y preserva la proximidad al ser. En dicha proximidad, en el claro del “aquí”, habita el hombre en cuanto ex-sistente, sin que sea ya hoy capaz de experimentar propiamente ese habitar ni de asumirlo. La proximidad “del” ser, en que consiste el “aquí” del ser-aquí o Dasein, ha sido pensada a partir de Ser y tiempo en el discurso sobre la elegía de HÖLDERLIN “Heimkunft” (1934), ha sido escuchada en su decir más intenso en el propio poema cantado por el poeta y ha sido nombrada como “patria” desde la experiencia del olvido del ser. Esta palabra está pensada aquí en un sentido esencial que no es ni patriótico ni nacionalista, en el sentido de la historia del ser. Pero, al mismo tiempo, la esencia de la patria ha sido nombrada con la intención de pensar la apatricidad o desterramiento del hombre moderno desde la esencia de la historia del ser. El último que experimentó tal desterramiento fue Nietzsche. Y la única salida que le encontró desde dentro de la metafísica fue la inversión de la metafísica. Pero esto significa la consumación de la falta de salidas. Con todo, cuando compone su poema “Heimkunft”, HÖLDERLIN se preocupa de que sus “paisanos” encuentren su esencia. Y no busca para nada esta esencia en el egoísmo de su pueblo, sino que la ve desde la pertenencia al destino de Occidente. Sólo que Occidente tampoco está pensado de modo regional, como lo opuesto a Oriente, no sólo está pensado como Europa, sino desde el punto de vista de la historia universal, desde la proximidad al origen. Apenas si hemos empezado a pensar todavía las enigmáticas referencias al Este que se han hecho palabra en la poesía de HÖLDERLIN (vid. “Der Ister”, “Die Wanderung”, 3. estrofa y ss.). Lo “alemán” no es algo que se le dice al mundo para que sane y encuentre su salud en la esencia alemana, sino que se le dice a los alemanes para que, partiendo de su pertenencia destinal a los pueblos, entren con ellos a formar parte de la historia universal (vid. sobre el poema de HÖLDERLIN, “Andenken”, el escrito conmemorativo “Tübinger Gedenkschrift”, de 1943, p. 322). La patria de este morar histórico es la proximidad al ser. Heideggeriana: CartaHumanismo

Como destino que destina la verdad, el ser permanece oculto. Pero el destino del mundo se anuncia en la poesía sin haberse revelado todavía como historia del ser. Por eso, el pensar histórico universal de HÖLDERLIN, que llega a la palabra en el poema “Andenken” , es más esencialmente inicial y, por ende, está más preñado de futuro que el mero cosmopolitismo de Goethe. Por el mismo motivo, la relación de HÖLDERLIN con lo griego es algo esencialmente diferente del humanismo. Por eso los jóvenes alemanes que sabían de HÖLDERLIN pensaron y vivieron frente a la muerte algo muy distinto de lo que la opinión pública hizo pasar por el modo de pensar alemán. Heideggeriana: CartaHumanismo

El pensar trabaja en la construcción de la casa del ser que, como conjunción del ser, conjuga destinalmente la esencia del hombre en su morar en la verdad del ser. Este morar es la esencia del ser-en-el-mundo (vid. Ser y tiempo, p. 54). La referencia que allí se hace al “ser-en” en cuanto “morar” está lejos de ser un juego etimológico. La referencia en la conferencia de 1936 al verso de HÖLDERLIN “Lleno de mérito, mas poéticamente mora — el hombre sobre la tierra” no es ningún adorno de un pensar que se salva de la ciencia refugiándose en la poesía. Todo este hablar sobre la casa del ser no es ninguna transposición de la imagen de la “casa” al ser. Lo que ocurre es que, partiendo de la esencia del ser, pensada del modo adecuado y conforme a su asunto, un día podremos pensar mejor qué sea “casa” y qué “morar”. Heideggeriana: CartaHumanismo

HÖLDERLIN dice en un esbozo de himno: Un signo somos, sin interpretación — sin dolor estamos nosotros y casi — hemos perdido la lengua en lo extraño. Heideggeriana: QuePensar

Y es que en HÖLDERLIN la palabra griega Mnemosyne es el nombre de una titánida. Es la hija del cielo y de la tierra. Mnemosyne, como amada de Zeus, en nueve noches se convierte en la madre de las musas. El juego y la danza, el canto y el poema, pertenecen al seno de Mnemosyne, a la memoria. Es evidente que esta palabra es aquí el nombre de algo más que aquella facultad de la que habla la Psicología, la facultad de guardar lo pasado en la representación. La palabra memoria piensa en lo pensado. Pero el nombre de la madre de las musas no quiere decir “memoria” como un pensamiento cualquiera, referido a cualquier cosa pensable. Memoria aquí es la coligación del pensar que permanece reunido en vistas a aquello que de antemano ya está pensado porque quiere siempre ser tomado en consideración antes que cualquier otra cosa. Memoria es la coligación de la conmemoración de aquello-que-hay-que-tomar-en-consideración antes que todo lo demás. Esta coligación alberga cabe sí y oculta en sí aquello en lo que hay que pensar siempre de antemano; en relación con todo aquello que esencia y se exhorta como esenciando y habiendo esenciado. Memoria, como coligada conmemoración de lo que está por-pensar, es la fuente del poetizar. Según esto la esencia de la poesía descansa en el pensar. Esto es lo que nos dice el mito, es decir, la leyenda. Su decir se llama lo más antiguo, no sólo porque, según el cómputo del tiempo, es el primero sino porque, por su esencia, es, desde siempre y para siempre, lo más digno de ser pensado. No hay duda, mientras nos representemos el pensar según las informaciones que sobre él nos da la Lógica, mientras no tomemos en serio que la Lógica se ha fijado ya en un determinado modo del pensar, mientras ocurra esto, no podremos reparar en que el poetizar descansa en la conmemoración; ni podremos darnos cuenta nunca de hasta qué punto esto es así. Heideggeriana: QuePensar

Todo lo poetizado ha surgido de la atención fervorosa de la conmemoración. Bajo el título de “Mnemosyne” dice HÖLDERLIN: “Un signo somos nosotros, sin interpretación… Heideggeriana: QuePensar

¿Quiénes son “nosotros”? Nosotros los hombres de hoy, los hombres de un hoy que hace tiempo que dura y que durará todavía mucho tiempo, en una duración para la que jamás ningún cómputo temporal de la historia podrá aportar medida alguna. En el mismo himno “Mnemosyne” se dice: “Largo es — el tiempo”; es decir, aquel en el que nosotros somos un signo sin interpretación. ¿No da bastante que pensar esto de que seamos un signo, y concretamente un signo sin interpretación? Quizás lo que HÖLDERLIN dice en estas y en las siguientes palabras pertenece a aquello en lo que se nos muestra lo preocupante, al hecho de que todavía no pensemos. Pero el hecho de que todavía no pensemos, ¿descansa en el hecho de que seamos un signo sin interpretación y estemos sin dolor, o bien somos un signo sin interpretación y estamos sin dolor en la medida en que todavía no pensamos? Si fuera esto último, entonces el pensamiento sería aquello por medio de lo cual, y sólo por medio de lo cual, se les regalaría a los mortales el dolor y se le daría una interpretación al signo que los mortales son. Entonces un pensar así empezaría por trasladarnos a una interlocución con el poetizar del poeta, un poetizar cuyo decir, como ningún otro, busca su eco en el pensar. Si nos atrevemos a ir a buscar la palabra poética de HÖLDERLIN y a llevarla a la región del pensar, entonces, sin duda alguna, debemos guardarnos de equiparar de un modo irreflexivo lo que HÖLDERLIN dice poéticamente con aquello que nosotros nos disponemos a pensar. Lo dicho poetizando y lo dicho pensando no son nunca lo mismo. Pero lo uno y lo otro pueden, de distintas maneras, decir lo mismo. Pero esto sólo se consigue si se abre de un modo claro y decidido el abismo que hay entre poetizar y pensar. Esto ocurre siempre que el poetizar es alto y el pensar es profundo. También esto lo sabía HÖLDERLIN. Tomamos su saber de las dos estrofas que llevan por título: Sócrates y Alcibíades — “¿Por qué, Sócrates santo, estás agasajando — a este muchacho siempre? ¿Nada más grande conoces? — ¿Por qué con amor, como a dioses, lo miran tus ojos? La respuesta la da la segunda estrofa. “Quien pensó lo más profundo, éste ama lo más vivo; excelsa juventud comprende quien el mundo miró — y los sabios se inclinan a menudo, al fin, hacia lo bello.” Heideggeriana: QuePensar

El Decir que descansa en el advenimiento apropiador es, en tanto que mostrar, el modo más propio del apropiar. Esto suena como un enunciado. Si sólo lo oímos como tal, entonces no dice lo que está por pensar. El Decir es el modo por el que habla el advenimiento apropiador: el modo no tanto corno modalidad o género, sino como el melos, el canto que cantando, dice. Porque el Decir apropiador lleva lo presente al esplendor desde su propiedad, desde aquello adonde pertenece como presencia, lo alaba, esto es, lo enaltece a su ser propio (.. erlaubt es in sein eigenes Wesen). Al inicio de la octava estrofa de la Fiesta de la paz HÖLDERLIN canta: Mucho desde la mañana, Desde que somos una plática y oímos los unos de los otros, Ha aprendido el hombre: pero pronto canto seremos (nosotros). Heideggeriana: CaminhoLinguagem

Cuando preguntamos por el presente y porvenir de la filosofía alemana, entonces, nos referimos, a estos tiempos — y no a una actualidad contingente. Pero ¿sabemos algo acaso respecto del tiempo verdadero — la hora cósmica de nuestro pueblo? Nadie lo sabe. (cf. F. HÖLDERLIN, “A los alemanes” — las dos últimas estrofas.) Pues, bien limitado es nuestro tiempo de vida, Nuestra cuenta de años vemos y contamos, Mas los años de los pueblos, ¿Los verá acaso algún ojo mortal? Cuando el alma se te alce anhelante, por encima de tu propio tiempo, afligida permaneces entonces en la fría orilla, junto a los tuyos, sin jamás conocerles, Heideggeriana: FilosofiaAlema

Nosotros somos — como dijo HÖLDERLIN — un diálogo, es decir, interpelados por los dioses y estamos puestos bajo su apelación [An-spruch]. — Los dioses no traen al habla, si es que somos y cómo lo seamos, si respondemos al ente y sus potencias y cómo lo hagamos, si es que nos a-signamos su ley o si la negamos. Heideggeriana: FilosofiaAlema

Nadie sabe cuando acontecerá aquello. Pero, una cosa sabemos, lo que HÖLDERLIN — el más alemán de los alemanes — dice, en un fragmento de su poesía tardía más propia: “Una vez pregunté a la musa, y ella me respondió: Al final lo habrás de encontrar. De lo supremo quisiera callar. Fruto prohibido, como el laurel, es empero a menudo la patria. Pero, aquella la probará cada uno al final.” [F. HÖLDERLIN, Fragmento 17. N. v. Hellingrath IV, p.249] Heideggeriana: FilosofiaAlema

HÖLDERLIN, loco ¿POR QUÉ se ha escogido la obra de HÖLDERLIN con el propósito de mostrar la esencia de la poesía? ¿Por qué no Hornero o Sófocles, por qué no Virgilio o Dante, por qué no Shakespeare o Goethe? En las obras de estos poetas se ha realizado la esencia de la poesía tan ricamente o aún más que en la creación de HÖLDERLIN, tan prematura y bruscamente interrumpida. Puede ser. Sin embargo, sólo es HÖLDERLIN el escogido. Pero ¿es posible deducir de la obra de un único poeta, la esencia general de la poesía? Lo general, es decir, lo que vale para muchos, sólo podemos alcanzarlo por medio de una reflexión comparativa. Para esto es necesario la muestra del mayor número posible de la multiplicidad de poesías y géneros poéticos. La poesía de HÖLDERLIN es sólo una entre muchas. De ninguna manera basta ella sola como modelo para la determinación de la esencia de la poesía. Por eso nuestro propósito ha fracasado en principio, si entendemos por “esencia de la poesía” lo que se contrae en el concepto que vale igualmente para toda poesía. Pero esto general que vale igualmente para todo particular es siempre o indiferente, aquella “esencia” que nunca puede ser esencial. Buscamos precisamente lo esencial de la esencia que nos fuerza a decidir si en lo venidero tomamos en serio la poesía y cómo; si junto obtenemos los supuestos para mantenernos en el dominio de la poesía y cómo. Heideggeriana: EssenciaPoesia

HÖLDERLIN no se ha escogido porque su obra, como una entre otras, realice la esencia general de la poesía, sino únicamente porque está cargada con la determinación poética de poetizar la propia esencia de la poesía. HÖLDERLIN es para nosotros en sentido extraordinario el poeta del poeta. Por eso está en el punto decisivo. Heideggeriana: EssenciaPoesia

Sólo que poetizar sobre el poeta ¿no es la señal de un narcisismo extraviado y a la vez la confesión de una carencia de plenitud del mundo? ¿Poetizar sobre el poeta no es un exceso desconcertante, algo tardío, un final? La respuesta es la siguiente: es indudable que el camino por el que logramos la respuesta es una salida. No podemos aquí como sería necesario, exhibir cada una de las poesías de HÖLDERLIN en un recorrido completo. En vez de esto, sólo reflexionaremos en cinco palabras-guía del poeta sobre la poesía. El orden determinado de estos motivos y su conexión interna deben poner ante los ojos la esencia esencial de la poesía. Heideggeriana: EssenciaPoesia

En una carta a su madre de enero de 1799 HÖLDERLIN llama a la poesía “la más inocente de todas las ocupaciones” ¿Hasta dónde es “la más inocente”? La poesía se muestra en la forma modesta del juego. Sin trabas, inventa su mundo de imágenes y queda ensimismada en el reino de lo imaginario. Heideggeriana: EssenciaPoesia

Este juego se escapa de lo serio de la decisión que siempre de un modo o de otro compromete (schuldig macht). Poetizar es por ello enteramente inofensivo. E igualmente es ineficaz, puesto que queda como un hablar y decir. No tiene nada de la acción que inmediatamente se inserta en la realidad y la transforma. La poesía es como un sueño, pero sin ninguna realidad, un juego de palabras sin lo serio de la acción. La poesía es inofensiva e ineficaz. ¿Qué puede ser menos peligroso que el mero lenguaje? Al llamar a la poesía “la más inocente de las ocupaciones”, todavía no hemos concebido su esencia. Pero al menos indicamos por dónde debemos buscarla. La poesía crea su obra en el dominio y con la “materia” del lenguaje. ¿Qué dice HÖLDERLIN sobre el lenguaje? Oigamos una segunda palabra del poeta. dos — En un bosquejo fragmentario que data del mismo tiempo 1800 que el citado pasaje de la carta, dice el poeta: “Pero el hombre vive en cabañas recubriéndose con un vestido recatado, pues mientras es más íntimo, es más solícito y guarda su espíritu, como la sacerdotisa la flama celeste, que es su entendimiento. Y por eso se le ha dado el albedrío y un poder superior para ordenar realizar lo semejante a los dioses y se le a dado al hombre el más peligroso de los bienes, el lenguaje, para que con él cree y destruya, se hunda y regrese a la eternamente viva, a la maestra madre, para que muestre lo que es, que ha heredado y aprendido de ella lo que tiene de más divino, el amor que todo lo alcanza” ( IV, 246). Heideggeriana: EssenciaPoesia

¿Quién es el hombre? Aquel que debe mostrar lo que es. Mostrar significa por una parte patentizar y por otra que lo patentizado queda en lo patente. El hombre es lo que es aun en la manifestación de su propia existencia. Esta manifestación no quiere decir la expresión del ser del hombre suplementaria y marginal, sino que constituye la existencia del hombre. Pero qué debe mostrar el hombre? Su pertenencia a la tierra. Esta pertenencia consiste en que el hombre es el heredero y aprendiz en todas las cosas. Pero éstas están en conflicto. A lo que mantiene las cosas separadas en conflicto, pero que igualmente las reúne, HÖLDERLIN llama “intimidad”. La manifestación de la pertenencia a esta intimidad acontece mediante la creación de un mundo, así como por su nacimiento, su destrucción y su decadencia. La manifestación del ser del hombre y con ello su auténtica realización acontece por la libertad de la decisión. Esta aprehende lo necesario y se mantiene vinculada a una aspiración más alta. El ser testimonio de la pertenencia al ente en totalidad acontece como historia. Pero para que sea posible esta historia se ha dado el habla al hombre. Es un bien del hombre. Heideggeriana: EssenciaPoesia

Pero, ¿hasta dónde es el habla “el más peligroso de los bienes”? Es el peligro de los peligros, porque empieza a crear la posibilidad de un peligro. El peligro es la amenaza del ser por el ente. Pero el hombre expresado en virtud del habla es un Revelado a cuya existencia como ente asedia e inflama, y como no-ente engaña y desengaña. El habla es lo que primero crea el lugar abierto de la amenaza y del error del ser y la posibilidad de perder el ser, es decir, el peligro. Pero el habla no es sólo el peligro de los peligros, sino que encierra en sí misma, para ella misma necesario, un peligro continuo. El habla es dada para hacer patente, en la obra, al ente como tal y custodiarlo. En ella puede llegar a la palabra lo más puro y lo más oculto, así como lo indeciso y común. La palabra esencial, para entender y hacerse posesión más común de todos, debe hacerse común. Respecto a esto se dice en otro fragmento de HÖLDERLIN: “Tú hablas a la divinidad, pero todos han olvidado que siempre las primicias no son de los mortales, sino que pertenecen a los dioses. Los frutos deben primero hacerse más cotidianos, más comunes, para que se hagan propios de los mortales” ( IV, 238 ). Lo puro y lo común son de igual manera un dicho. La palabra como palabra no ofrece nunca inmediatamente la garantía de que es una palabra esencial o una ilusión. Al contrario una palabra esencial, a menudo toma, en su sencillez, el aspecto de inesencial. Y lo que, por otra parte, da la apariencia de esencial por su atavío es sólo una redundancia o repetición. Así, el habla debe mantenerse siempre en una apariencia creada por ella misma, y arriesgar lo que tiene de más propio, el decir auténtico. Heideggeriana: EssenciaPoesia

Pero ¿en qué sentido es un “bien” para el hombre éste que es el más peligroso? El habla es su propiedad. Dispone de ella con el fin de comunicar experiencias, decisiones, estados de ánimo. El habla sirve para entender. Como instrumento eficaz para ello es un “bien”. Sólo que la ausencia del habla no se agota en eso de ser un medio de entenderse. Con esta determinación no tocamos su propia esencia, sino que indicamos nada más una consecuencia de su esencia. El habla no es sólo un instrumento que el hombre posee entre otros muchos, sino que es lo primero en garantizar la posibilidad de estar en medio de la publicidad de los entes. Sólo hay mundo donde hay habla, es decir, el círculo siempre cambiante de decisión y obra, de acción y responsabilidad, pero también de capricho y alboroto, de caída y extravío. Sólo donde rige el mundo hay historia. El habla es un bien en un sentida más original. Esto quiere decir que es bueno para garantizar que el hombre puede ser histórico. El habla no es un instrumento disponible, sino aquel acontecimiento que dispone la más alta posibilidad de ser hombre. Debemos primero asegurarnos de esa esencia del habla, para concebir verdaderamente el campo de acción de la poesía y a ella misma. ¿Cómo acontece el habla? Para encontrar la respuesta a esta pregunta, reflexionemos sobre una tercera palabra de HÖLDERLIN. tres — Tropezamos con esta palabra en un proyecto grande y desarrollado para el poema incompleto que comienza: “Reconciliador en que tú nunca has creído… (IV, 162 y 339 s.) El hombre ha experimentado mucho Nombrado a muchos celestes, desde que somos un diálogo y podemos oír unos de otro (IV, 343), Heideggeriana: EssenciaPoesia

Hagamos resaltar luego, en estos versos, lo de inmediato referido en el contexto hasta aquí discutido: “Desde que somos un diálogo”… Nosotros los hombres somos un diálogo. El ser del hombre se funda en el habla; pero ésta acontece primero en el diálogo. Sin embargo, esto no es sólo una manera como se realiza el habla, sino que el habla sólo es esencial como diálogo. Lo que de otro modo entendemos por “habla”, a saber, un repertorio de palabras y de reglas de sintaxis, es sólo el primer plano del habla. Pero ¿qué se llama ahora un “diálogo”? Evidentemente el hablar unos con otros de algo. Así entonces el habla es el medio para llegar uno al otro. Sólo que HÖLDERLIN dice: “Desde que somos un diálogo y podemos oír unos de otros.” El poder oír no es una consecuencia del hablar mutuamente, sino antes al contrario el supuesto de ello. Sólo que también el poder oír, en si, está arreglado sobre la posibilidad de la palabra y necesita de ésta. Poder hablar y poder oír son igualmente originarios. Somos un diálogo quiere decir que podemos oírnos mutuamente. Somos un diálogo significa siempre igualmente que somos un diálogo. Pero la unidad de este diálogo consiste en que cada vez está manifiesto en la palabra esencial el uno y el mismo por el que nos reunimos, en razón de lo cual somos uno y propiamente nosotros mismos. El diálogo y su unidad es portador de nuestra existencia (Dasein). Heideggeriana: EssenciaPoesia

Pero HÖLDERLIN no nos dice simplemente que somos un diálogo, sino: “Desde que somos un diálogo… Heideggeriana: EssenciaPoesia

Pero inmediatamente surge la cuestión: ¿cómo empieza este diálogo que nosotros somos? ¿Quién realiza aquel nombrar de los dioses? ¿Quién capta en el tiempo que se desgarra algo permanente y lo detiene en una palabra? HÖLDERLIN nos lo dice con la segura ingenuidad del poeta. Oigamos una cuarta palabra. Heideggeriana: EssenciaPoesia

Pero al ser nombrados los dioses originalmente y llegar a la palabra la esencia de las cosas, para que por primera vez brillen, al acontecer esto, la existencia del hombre adquiere una relación firme y se establece en una razón de ser. Lo que dicen los poetas es instauración, no sólo en sentido de donación libre, sino a la vez en sentido de firme fundamentación de la existencia humana en su razón de ser. Si comprendemos esa esencia de la poesía como instauración del ser con la palabra, entonces podemos presentir algo de la verdad de las palabras que pronunció HÖLDERLIN, cuando hacía mucho tiempo la noche de la locura lo había arrebatado bajo su protección. cinco — Esta quinta palabra-guía la encontramos en el gran poema, poema inmenso que principia: En azul amable florece el techo metálico del campanario (VI, 24 s. ). Aquí dice HÖLDERLIN (v. 32 s.): Pleno de méritos, pero es poéticamente como el hombre habita esta tierra. Heideggeriana: EssenciaPoesia

Lo que el hombre hace y persigue lo adquiere y merece por su propio esfuerzo. “Sin embargo — dice HÖLDERLIN en duro contraste —, todo esto no toca la esencia de su morada en esta tierra, todo esto no llega a la razón de ser de la existencia humana.” Esta es “poética” en su fundamento. Pero nosotros entendemos ahora a la poesía como el nombrar que instaura los dioses y la esencia de las cosas. “Habitar poéticamente” significa estar en la presencia de los dioses y ser tocado por la esencia cercana de las cosas. Que la existencia es “poética” en su fundamento quiere decir, igualmente, que el estar instaurada (fundamentada) no es un mérito, sino una donación. Heideggeriana: EssenciaPoesia

Que nuestra existencia sea en el fondo poética no puede, en fin, significar que sea propiamente sólo un juego inofensivo. Pero ¿no llama HÖLDERLIN mismo a la poesía, en la primera palabra-guía citada, “la más inocente de las ocupaciones”? ¿Cómo se compagina esto con la esencia de la poesía que ahora explicamos? Con esto retrocedemos a la pregunta que de pronto habíamos puesto a un lado. Y al contestar ésa pregunta tratemos a la vez de resumir ante la mirada interna la esencia de la poesía y del poeta. Heideggeriana: EssenciaPoesia

Pero entonces: ¿es la poesía la obra más peligrosa? En la carta a un amigo, antes de su partida para el último viaje a Francia, escribe HÖLDERLIN: “¡Oh amigo! El mundo está ante mí más claro que otra vez y más serio. Me gusta como va, me gusta, como cuando en verano el viejo padre sagrado, con mano tranquila, sacude la nube rojiza con relámpagos de bendición. Pues entre todo lo que puedo ver de Dios es esta señal la que se ha hecho predilecta. Antes saltaba de júbilo por una nueva verdad, una visión mejor de lo que está sobre nosotros y a nuestro alrededor; ahora temo que me suceda al final lo que al viejo Tántalo, que recibió de los dioses más de lo que podría digerir” (V, 321). Heideggeriana: EssenciaPoesia

Y un año más tarde, después de que HÖLDERLIN tocado por la locura regresa a la casa de su madre, escribe al mismo amigo, recordando su estancia en Francia: “El poderoso elemento, el fuego de los cielos, la tranquilidad de los hombres, su vida en la naturaleza, su limitación y contentamiento, me han impresionado siempre y, como se repite de los héroes, bien puedo decir que Apolo me ha herido” (V. 327) . La excesiva claridad lanza al poeta en las tinieblas. ¿Se necesita todavía otro testimonio del máximo peligro de su “ocupación”? Lo dice todo el propio destino del poeta. Suena como un presagio esta palabra en el Empédocles de HÖLDERLIN: Debe partir a tiempo, aquel por el que habla el espíritu (III, X54). Heideggeriana: EssenciaPoesia

Y, sin embargo, la poesía es “la más inocente de las ocupaciones”. HÖLDERLIN escribe así en su carta no sólo para no lastimar a su madre, sino porque sabe que este inofensivo aspecto externo pertenece a la esencia de la poesía de igual modo que el valle a la montaña. Pero ¿cómo se elaboraría y conservaría esta obra peligrosa, si el poeta no estuviera “proyectado fuera” de lo cotidiano, y protegido por la apariencia de inocuidad de su ocupación? La poesía parece un juego y, sin embargo, no lo es. El juego reúne a los hombres, pero olvidándose cada uno de sí mismo. Al contrario, en la poesía los hombres se reúnen sobre la base de su existencia. Por ella llegan al reposo, no evidentemente al falso reposo de la inactividad y vacío del pensamiento, sino al reposo infinito en que están en actividad todas las energías y todas las relaciones (cf. la carta a su hermano, 14 de enero de 1799; 111, 368 s.). Heideggeriana: EssenciaPoesia

Ciertamente toda instauración queda como una donación libre, y HÖLDERLIN oye decir: “Sean libres los poetas como las golondrinas” (IV, 168 ). Pero esta libertad no es una arbitrariedad sin ataduras y deseo caprichoso, sino suprema necesidad. Heideggeriana: EssenciaPoesia

… vuela el espíritu audaz como el águila en la tormenta, prediciendo sus dioses venideros (IV, 135). La instauración del ser está vinculada a los signos de los dioses. La palabra poética sólo es igualmente la interpretación de la “voz del pueblo”. Así llama HÖLDERLIN a las leyendas en las que un pueblo hace memoria de su pertenencia a los entes en totalidad. Pero a menudo esta voz enmudece y se extenúa en sí misma. No es capaz de decir por sí lo que es propio, sino que necesita de los que la interpretan. El poema que lleva por título La voz del pueblo se nos ha trasmitido en dos versiones. Ante todo, las estrofas finales son diferentes, aun cuando se complementan. En la primera versión dice la conclusión Por eso, porque es piadosa y ama a los celestes, venero la voz del pueblo, voz reposada. Pero, por los Dioses y los Hombres, que no sé complazca demasiado en su reposo (IV, 141). Y he aquí la segunda versión: . . . En verdad son buenas las leyendas, si son en memoria del Altísimo, sin embargo, es preciso uno que interprete lo sagrado (IV, 144). Heideggeriana: EssenciaPoesia

Ininterrumpidamente, y cada vez más seguro en medio de la plenitud desbordante de imágenes, HÖLDERLIN ha consagrado su vocabulario poético, con la mayor sencillez, a este reino intermedio. Esto nos fuerza a decir que es el poeta de los poetas. Heideggeriana: EssenciaPoesia

¿Pensaríamos ahora que HÖLDERLIN se haya engolfado en un vacío y exagerado narcisismo por la falta de plenitud del mundo? o ¿reconoceremos que este poeta ha penetrado poéticamente el fondo y el corazón del ser con un excesivo impulso? Para HÖLDERLIN mismo valen las palabras que dice Edipo, en aquel tardío poema, “En amable azul florece. . .”: Quizá el rey Edipo tiene un ojo de más (VI, 2G). Heideggeriana: EssenciaPoesia

HÖLDERLIN poematiza la esencia de la poesía, pero no en el sentido de un concepto de valor intemporal. Esta esencia de la poesía pertenece a un tiempo determinado. Pero no conformándose a este tiempo como algo ya existente. Cuando HÖLDERLIN instaura de nuevo la esencia de la poesía, determina por primera vez un tiempo nuevo. Es el tiempo de los dioses que han huido y del dios que vendrá. Es el tiempo de indigencia porque está en una doble carencia y negación: en él ya no más de los dioses que han huido, y en él todavía no del que viene. Heideggeriana: EssenciaPoesia

La esencia de la poesía que instaura HÖLDERLIN es histórica en grado supremo, porque anticipa un tiempo histórico. Pero como esencia histórica es la única esencia esencial. Heideggeriana: EssenciaPoesia

Solo en virtud de la verdad de este saber llega un pueblo a acercarse a su origen; desde esta cercanía se viene a constituirsele un suelo, sobre el cual hacer posible un pararse firme y un persistir, una verdadera autoctonía. HÖLDERLIN lo dice: “Difícilmente abandona el lugar, lo que vive cercano al origen”. Heideggeriana: EuropaFilosofia

Incluso Nietzsche, a quien visto desde otra perspectiva debemos agradecer, junto a HÖLDERLIN, el redespertar de la filosofía presocrática, permanece allí en el malentendido del siglo 19, en tanto que de lo que se trataba era de reformular la cuestión fundamental. Y debido a que él recoge sus conceptos fundamentales metafísicos del Ser y del devenir justamente del inicio de la filosofía — pero en el malentendido —, acaba su propia metafísica en el callejón sin salida de la doctrina del eterno retorno. Este fue un intento violento de pensar de modo igualmente esencial y a una el Ser y el devenir. Pero un intento, que se mueve en las categorias ya desarraigadas del siglo 19., y que no se reencuentra en la reformulación originaria de la cuestión primera por el Ser. Heideggeriana: EuropaFilosofia

Meister Eckart y Jakob Boehme, Leibniz y Kant, Schelling y HÖLDERLIN, y finalmente Nietzsche buscan retroceder siempre de nuevo al fundamento del Ser, que se torna, siempre, en cada una de las diferentes interpretaciones, un abismo. Heideggeriana: EuropaFilosofia

Todo el mundo conoce obras de arte. En las plazas públicas, en las iglesias y en las casas pueden verse obras arquitectónicas, esculturas y pinturas. En las colecciones y exposiciones se exhiben obras de arte de las épocas y pueblos más diversos. Si contemplamos las obras desde el punto de vista de su pura realidad, sin aferrarnos a ideas preconcebidas, comprobaremos que las obras se presentan de manera tan natural como el resto de las cosas. El cuadro cuelga de la pared como un arma de caza o un sombrero. Una pintura, por ejemplo esa tela de Van Gogh que muestra un par de botas de campesino, peregrina de exposición en exposición. Se transportan las obras igual que el carbón del Ruhr y los troncos de la Selva Negra. Durante la campaña los soldados empaquetaban en sus mochilas los himnos de HÖLDERLIN al lado de los utensilios de limpieza. Los cuartetos de Beethoven yacen amontonados en los almacenes de las editoriales igual que las patatas en los sótanos de las casas. Heideggeriana: ObraArte

Así pues, en la obra no se trata de la reproducción del ente singular que se encuentra presente en cada momento, sino más bien de la reproducción de la esencia general de las cosas. Pero ¿dónde está y cómo es esa esencia general con la que coinciden las obras de arte? ¿Con qué esencia de qué cosa puede coincidir un templo griego? ¿Quién podría afirmar algo tan inverosímil como que en el edificio concreto está representada la idea de templo en general? Y, sin embargo, es precisamente en una obra semejante, siempre que sea obra, donde está obrando la verdad. Si no, pensemos en el himno de HÖLDERLIN “El Rin”. ¿Qué le ha sido dado aquí al poeta y cómo le ha sido dado, para que a continuación haya podido reproducirlo en el poema? Por mucho que en el caso de este himno y otros poemas semejantes la idea de una relación de copia entre la obra real y la obra de arte parezca fallar manifiestamente, la opinión de que la obra copia parece confirmarse de modo admirable en una obra como el poema de C. F. Meyer “La fuente romana”: Se eleva el chorro y al caer rebosa la redondez toda de la marmórea concha, que cubriéndose de un húmedo velo desborda en la cuenca de la segunda concha; la segunda, a su vez demasiado rica, desparrama su flujo borboteante en la tercera, y cada una toma y da al mismo tiempo y fluye y reposa. Heideggeriana: ObraArte

¿Estamos en nuestro Dasein históricamente en el origen? ¿Sabemos o, lo que es lo mismo, tomamos en consideración la esencia del origen? ¿O, por el contrario, en nuestra actitud respecto al arte nos limitamos a invocar conocimientos ilustrados acerca del pasado? Para solucionar este dilema existe un signo que no engaña. HÖLDERLIN, el poeta cuya obra aún es una tarea por resolver por parte de los alemanes, nombró este signo cuando dijo: Difícilmente abandona su lugar — lo que mora cerca del origen. (Die Wanderung, vol. IV; Hellingrath, p. 167). Heideggeriana: ObraArte

La consonancia originaria de las disposiciones conductoras es apenas plenamente entonada a través de la disposición fundamental. En ella están los futuros, y en tanto así dispuestos son de-terminados por el último dios. (Sobre disposición comp. lo esencial en los cursos — HÖLDERLIN). Heideggeriana: EreignisFuturos

HÖLDERLIN, su poeta venido de lejos y por ello el más futuro. HÖLDERLIN es el más futuro porque procede de lo más lejos y en esta vastedad recorre y transforma lo más grande. Heideggeriana: EreignisFuturos

El hombre sólo llegará a saber lo incalculable o, lo que es lo mismo, sólo llegará a preservarlo en su verdad, a través de un cuestionamiento y configuración creadores basados en la meditación. Ésta traslada al hombre futuro a ese lugar intermedio, a ese Entre, en el que pertenece al ser y, sin embargo, sigue siendo un extraño dentro de lo ente. HÖLDERLIN ya lo sabía. Su poema titulado “A los alemanes” concluye con estas palabras: En verdad, nuestro tiempo de vida está estrechamente limitado. Vemos y contamos la cifra de nuestros años. Pero los años de los pueblos ¿qué mortal los ha visto? Si tu alma alza nostálgico el vuelo por encima de tu propia época, tú en cambio permaneces triste en la fría ribera junto a los tuyos y jamás los conoces. Heideggeriana: ImagemMundo

Por eso, sólo tiene un interés historiográfico saber que Nietzsche “conocía” a Heráclito y lo apreció más que a nadie a lo largo de toda su vida, ya desde muy temprano, cuando aún se ocupaba exteriormente de sus tareas de profesor de filología clásica en Basilea. Filológico-historiográficamente quizás hasta podría demostrarse que la concepción nietzscheana de la verdad como “ilusión” “proviene” de Heráclito, o dicho con más claridad: que al leerlo lo había plagiado. Dejamos a los historiógrafos de la filosofía la satisfacción por el descubrimiento de este tipo de relaciones de plagio. Incluso suponiendo que Nietzsche hubiera tomado su determinación de la verdad como “ilusión” de aquella sentencia de Heráclito, queda siempre la pregunta de por qué se detuvo precisamente en Heráclito, cuya “filosofía” no era en aquel entonces de ninguna manera tan apreciada como se ha vuelto, por lo menos como moda exterior, desde Nietzsche. Se podría aún responder a esta pregunta indicando que ya cuando era estudiante de bachillerato Nietzsche admiraba especialmente al poeta HÖLDERLIN, en cuyo Hyperion se alaban pensamientos de Heráclito. Pero la misma pregunta se plantea nuevamente: por qué apreciaba tanto precisamente a HÖLDERLIN, en una época en que generalmente sólo se lo conocía de nombre y como un romántico fracasado. Con esta historiográfica ciencia de detectives dedicada a rastrear dependencias no avanzamos absolutamente nada, es decir no avanzamos jamás en dirección de lo esencial sino que sólo nos enredamos en parecidos y relaciones extrínsecas. Era necesario, sin embargo, aludir a lo superficial que resulta este proceder porque se suele designar al pensar nietzscheano como heraclíteo, pretendiendo que, con citar este nombre, ya se ha pensado algo. Pero ni Nietzsche es el Heráclito de finales del siglo XIX ni Heráclito un Nietzsche de la época de la filosofía pre-platónica. Por el contrario, lo que “es” , lo que aún acontece en la historia occidental — en la anterior, en la nuestra y en la próxima — es el poder de la esencia de la verdad, en el sentido de que en ella se muestra el ente en cuanto tal y en consecuencia, es aprehendido como eso que se representa en el re-presentar, representar que se comprende generalmente como pensar. Lo que es y lo que acontece consiste en la extraña circunstancia de que en el comienzo del acabamiento de la modernidad la verdad se determina corno “ilusión”, determinación en la que las decisiones fundamentales del inicio se transforman, pero ejercen el dominio de manera no menos decidida. Heideggeriana: VontadePoder

Y sin embargo, en la medida en que vemos esta sombra como sombra estamos ya en otra luz, sin encontrar el fuego del que proviene su brillo. La sombra misma es así ya algo diferente y no un ofuscamiento: “De los caminantes muchos hablan de ello, — y erra en los abismos el venado — y sobre las alturas vaga el rebaño — pero a la sagrada sombra, — en la verde ladera habita — el pastor y contempla las cimas.” HÖLDERLIN, A la madre tierra (Helingrath IV, 156 s.) Heideggeriana: VontadePoder

Incluso las raras conferencias que, después de 1934, di en ámbitos estrictamente científicos fueron denostadas en cada ocasión de forma repugnante por la prensa local del partido, y los rectorados universitarios de entonces sólo con dificultad se decidían a tomar medidas contra esta agitación. Las conferencias pronunciadas fueron: 1935: “Del origen de la obra de arte”, 1938: “La fundación de la imagen moderna del mundo por la metafísica”, 1941: “El himno de HÖLDERLIN: Como cuando en un día de fiesta… y 1943: “Conmemoración de HÖLDERLINHeideggeriana: RepensandoReitorado

“… ¿y para qué poetas en tiempos de penuria?”, pregunta la 248 elegía de HÖLDERLIN “Pan y Vino”. Hoy apenas si entendemos la pregunta. ¿Cómo podríamos entonces entender la respuesta que da HÖLDERLIN? “… ¿y para qué poetas en tiempos de penuria?” La palabra ‘tiempos’ se refiere aquí a la era a la que nosotros mismos pertenecemos todavía. Con la venida y el sacrificio de Cristo se inaugura, para la experiencia histórica de HÖLDERLIN, el fin del día de los dioses. Atardece. Desde que “aquellos tres”, Hércules, Dioniso y Cristo, abandonaron el mundo, la tarde de esta época del mundo declina hacia su noche. La noche del mundo extiende sus tinieblas. La era está determinada por la lejanía del dios, por la “falta de dios”. La falta de dios experimentada por HÖLDERLIN no niega sin embargo la permanencia de una relación cristiana con dios en individuos singulares y en las iglesias y tampoco juzga peyorativamente tal relación con dios. La falta de dios sólo significa que ningún dios sigue reuniendo visible y manifiestamente a los hombres y las cosas en torno a sí estructurando a partir de esa reunión la historia universal y la estancia de los hombres en ella. Pero en la falta de dios se anuncia algo mucho peor. No sólo han huido los dioses y el dios, sino que en la historia universal se ha apagado el esplendor de la divinidad. Esa época de la noche del mundo es el tiempo de penuria, porque, efectivamente, cada vez se torna más indigente. De hecho es tan pobre que ya no es capaz de sentir la falta de dios como una falta. Heideggeriana: ParaQuePoetas

El cambio de la era no acontece porque en algún momento irrumpa un nuevo dios o vuelva a resurgir el antiguo desde el trasfondo. ¿Hacia dónde podría volverse el dios a la hora de su retorno si previamente los hombres no le han preparado una morada? ¿Cómo podría nunca un lugar ser adecuado al dios si previamente no ha empezado a brillar un esplendor de divinidad en todo lo que existe? Los dioses que “estuvieron antaño aquí” sólo “retornan” en el “momento adecuado”, esto es, sólo volverán cuando las cosas relativas a los hombres hayan cambiado en el lugar correcto y la manera correcta. Por eso dice lo siguiente HÖLDERLIN en su himno inacabado “ Mnemosyne”, compuesto poco después de “Pan y Vino” (IV [Hellingrath] 225): …No todo lo pueden los celestiales. Pues antes alcanzan el abismo los mortales. Así cambian las cosas con ellos. Largo es el tiempo, pero acontece lo verdadero. Heideggeriana: ParaQuePoetas

Largo es el tiempo de penuria de la noche del mundo. Ésta tiene que llegar primero largamente a su propio medio. En la medianoche de esa noche es donde reina la mayor penuria del tiempo. Entonces, ese tiempo indigente ni siquiera experimenta su propia carencia. Esta incapacidad, por la que hasta la pobreza de la penuria cae en las tinieblas, es la penuria por excelencia del tiempo. La pobreza se torna completamente tenebrosa por el hecho de aparecer ya sólo como una necesidad que debe ser cubierta. Pero aún así, hay que pensar la noche del mundo como un destino que acontece más acá del pesimismo y el optimismo. Tal vez la noche del mundo se dirija ahora hacia su mitad. Tal vez la era se convierta ahora por completo en un tiempo de penuria. Pero tal vez no, todavía no, aún no, a pesar de la inconmensurable necesidad, a pesar de todos los sufrimientos, a pesar de un dolor sin nombre, a pesar de una ausencia de paz en constante progreso, a pesar de la creciente confusión. Largo es el tiempo, porque hasta el terror, tomado por sí mismo como un motivo del cambio, no logra nada mientras no se produzca un cambio entre los mortales. Ahora bien, los mortales cambian cuando se encuentran en su propia esencia. Ésta reside en que alcanzan el abismo antes que los celestiales. Si pensamos su esencia, vemos que permanecen más próximos a la ausencia, porque se sienten aludidos por la presencia, nombre del ser desde tiempos antiguos. Pero como, al mismo tiempo, la presencia también se oculta, ya es ella misma ausencia. De este modo, el abismo cobija y señala todo. En el Himno de los Titanes (IV, 210), HÖLDERLIN llama al “abismo” ese “que todo lo señala”. Aquel de entre los mortales que tenga que alcanzar el abismo antes y de otra manera que los demás, experimenta las señales que marca el abismo. Para el poeta, son las huellas de los dioses huidos. Para HÖLDERLIN, es Dioniso, el dios del vino, el que deja este rastro a los sin dios en medio de las tinieblas de su noche del mundo. En efecto, el dios de la vid conserva en ésta y en su fruto la esencial relación mutua entre la tierra y el cielo en tanto que lugar donde se celebra la fiesta nupcial de hombres y dioses. Si acaso hay algún lugar donde los hombres sin dios puedan hallar todavía rastros de los dioses huidos será sólo en éste. Heideggeriana: ParaQuePoetas

¿y para qué poetas en tiempos de penuria? HÖLDERLIN contesta humildemente a través de la boca del amigo poeta, Heinse, a quien interpelaba la pregunta: Pero ellos son, me dices, como los sagrados sacerdotes del dios del vino, que de tierra en tierra peregrinaban en la noche sagrada. Heideggeriana: ParaQuePoetas

Los poetas son aquellos mortales que, cantando con gravedad al dios del vino, sienten el rastro de los dioses huidos, siguen tal rastro y de esta manera señalan a sus hermanos mortales el camino hacia el cambio. Ahora bien, el éter, único elemento en el que los dioses son dioses, es su divinidad. El elemento éter, eso en lo que la propia divinidad está todavía presente, es lo sagrado. El elemento del éter para la llegada de los dioses huidos, lo sagrado, es el rastro de los dioses huidos. Pero ¿quién es capaz de rastrear semejante rastro? Las huellas son a menudo imperceptibles y, siempre, el legado dejado por una indicación apenas intuida. Ser poeta en tiempos de penuria significa: cantando, prestar atención al rastro de los dioses huidos. Por eso es por lo que el poeta dice lo sagrado en la época de la noche del mundo. Por eso, la noche del mundo es, en el lenguaje de HÖLDERLIN, la noche sagrada. Heideggeriana: ParaQuePoetas

En su carta a Böhlendorff del 2 de diciembre de 1802, HÖLDERLIN escribe así: “y la luz filosófica en torno a mi ventana es ahora mi alegría; ¡ojalá pueda seguir siempre como hasta ahora!”. Heideggeriana: ParaQuePoetas

El poeta piensa en el lugar que se determina a partir de ese claro del ser que ha alcanzado su sello característico en tanto que ámbito de la metafísica occidental que se autoconsuma. La poesía pensante de HÖLDERLIN ha impuesto su sello sobre este ámbito del pensar poético. Su poetizar habita en ese lugar con más familiaridad que ninguna otra poesía de la época. El lugar alcanzado por HÖLDERLIN es una manifestación del ser que pertenece, ella misma, al destino del ser y le está asignada al poeta a partir de dicho destino. Heideggeriana: ParaQuePoetas

Pero tal vez esa manifestación del ser dentro de la metafísica consumada es también ya el extremo olvido del ser. ¿Qué pasaría si ese olvido fuera la esencia oculta de la penuria de lo indigente de los tiempos? Entonces, naturalmente, no sería el momento para una huida estética hacia la poesía de HÖLDERLIN. Entonces no sería el momento para convertir la figura del poeta en un mito artificial. Entonces no habría ocasión para utilizar mal su poesía convirtiéndola en fuente de hallazgos para la filosofía. Pero habría y hay la necesidad única de experimentar lo inexpresado en lo dicho por su poesía por medio de un pensar lúcido. Ésta es la vía de la historia del ser. Si alcanzamos esa vía, llevará al pensamiento a un diálogo con la poesía desde la historia del ser. Para la investigación histórico-literaria, ese diálogo pasa por ser una violación anticientífica de aquello que considera como hechos. El diálogo es para la filosofía una especie de desvío que para evitar el desconcierto cae en la fantasía ensoñada. Pero el destino sigue su vía sin preocuparse por eso. Heideggeriana: ParaQuePoetas

No estamos preparados para la interpretación de las Elegías y los Sonetos, porque el ámbito desde el que hablan no ha sido aún suficientemente pensado en su constitución y unidad metafísica desde la esencia de la metafísica. Pensarlo sigue siendo difícil por dos motivos. Por un lado, porque la poesía de Rilke se queda por detrás de la de HÖLDERLIN en cuanto a su lugar y rango en la vía histórica del ser. Además, porque apenas conocemos la esencia de la metafísica y no estamos familiarizados con el decir del ser. Heideggeriana: ParaQuePoetas

Pero donde está el peligro, crece también lo salvador (HÖLDERLIN IV, 190). Heideggeriana: ParaQuePoetas

HÖLDERLIN es el precursor de los poetas en tiempos de penuria. Por eso, ningún poeta de esta época puede superarlo. Sin embargo, el precursor no se marcha hacia un futuro, sino que vuelve de él, de tal modo, que sólo en el advenimiento de su palabra se hace presente el futuro. Cuanto más puro es ese advenimiento, tanto más presente será su permanencia. Cuanto más escondidamente se reserva lo que viene en la predicción, tanto más puro es el advenimiento. Por eso, sería erróneo pensar que sólo llegará el tiempo de HÖLDERLIN cuando “todo el mundo” entienda su poema. Nunca llegará por esa vía, porque es la propia penuria la que le presta a la edad del mundo fuerzas con las que, ignorante de su hacer, impide que la poesía de HÖLDERLIN se adecue a los tiempos. Heideggeriana: ParaQuePoetas

¿Pero qué pasa allí, donde el peligro en cuanto peligro se acontece-apropia y, así, ante todo es desocupado el peligro? Para oír la respuesta a esta pregunta, prestemos atención a la señal que está detectada en unos versos de HÖLDERLIN. En la composición última del himno “Patmos” (ed. v. Hellingrath, IV, 227) dice el poeta al comienzo: “Pero donde hay peligro, crece — También lo salvador”. Heideggeriana: Kehre1949

Estas palabras han sido sacadas de un poema tardío de HÖLDERLIN que ha llegado a nosotros por un camino especial. Empieza así: “En un azul amable, dulce florece, con el metálico tejado, la torre de la iglesia… (Stutt. Ausg. 2, 1 p. 372 v ss.; Hellingrath VI p. 24 y ss.). Para oír adecuadamente las palabras “…poéticamente habita el hombre… debemos devolverlas cuidadosamente al poema. Es por esto por lo que consideramos estas palabras. Aclaramos los reparos que ellas inmediatamente despiertan. Porque de lo contrario, nos falta la libre disposición a contestar a estas palabras yendo detrás de ellas. Heideggeriana: HomemHabita

Cuando HÖLDERLIN habla del habitar, está mirando el rasgo fundamental del estar del hombre. Pero lo “poético” lo ve él desde la relación con este habitar entendido de un modo esencial. Heideggeriana: HomemHabita

“… poéticamente habita el hombre… dice el poeta. Oiremos más claramente las palabras de HÖLDERLIN si las devolvemos al poema del que provienen. De momento oigamos sólo los dos primeros versos, de los que hemos extraído, y con ello cortado, estas palabras. Dicen: “Lleno de méritos, sin embargo poéticamente, habita el hombre en esta tierra”. Heideggeriana: HomemHabita

Ahora bien, si HÖLDERLIN se atreve a decir que el habitar de los mortales es poético, con sólo decir esto despierta en nosotros la impresión de que el habitar “poético” lo que hace justamente es arrancar a los hombres de la tierra. Porque lo “poético”, cuando se entiende la poesía como género literario, pertenece al reino de la fantasía. El habitar poético, por la vía de la fantasía, sobrevuela todo lo real. Con este temor se topa el poeta cuando dice expresamente que el habitar poético es el habitar “en esta tierra”. De este modo HÖLDERLIN no sólo preserva a lo “poético” de una mala interpretación, que es fácil que se dé, sino que, añadiendo las palabras “en esta tierra”, señala propiamente la esencia del poetizar. Éste no sobrevuela la tierra ni se coloca por encima de ella para abandonarla y para flotar sobre ella. El poetizar, antes que nada pone al hombre sobre la tierra, lo lleva a ella, lo lleva al habitar. Heideggeriana: HomemHabita

“Lleno de méritos, sin embargo poéticamente, habita el hombre sobre esta tierra”. ¿Sabemos ahora en qué medida el hombre habita poéticamente? No lo sabemos todavía. Corremos incluso el peligro de introducir, de nuestra cosecha, elementos extraños en la palabra poética de HÖLDERLIN. Porque si bien HÖLDERLIN nombra el habitar del hombre y sus méritos, sin embargo no pone, como ocurrió antes, el habitar del hombre en conexión con el construir. No habla de construir, ni en el sentido de abrigar, cuidar y erigir, ni de tal modo que llegue a representarse el poetizar como un modo propio del construir. Según esto, del habitar poético HÖLDERLIN no dice lo mismo que nuestro pensar. Sin embargo pensamos lo Mismo que piensa HÖLDERLIN en este poema. Heideggeriana: HomemHabita

Pero aquí hay que prestar atención a algo esencial. Es necesario introducir una observación breve. El poetizar y el pensar sólo se encontrarán en lo mismo si permanecen de un modo decidido en el carácter diverso de su esencia. Lo mismo no coincide nunca con lo igual, tampoco con la vacía indiferencia de lo meramente idéntico. Lo igual se está trasladando continuamente a lo indiferenciado, para que allí concuerde todo. En cambio lo mismo es la copertenencia de lo diferente desde la coligación que tiene lugar por la diferencia. Lo Mismo sólo se deja decir cuando se piensa la diferencia. En el portar a término decisivo de lo diferenciado adviene a la luz la esencia coligante de lo mismo. Lo mismo aleja todo afán de limitarse sólo a equilibrar lo diferente en lo igual. Lo mismo coliga lo diferente en una unión originaria. Lo igual, en cambio, dispersa en la insulsa unidad de lo que es uno sólo por ser uniforme. HÖLDERLIN, a su modo, supo de estas relaciones. En un epigrama que lleva por título “Raíz de todo mal” dice lo siguiente: “Ser en unidad es divino y bueno; ¿de dónde entonces el afán entre los hombres de que tan sólo uno y una cosa tan sólo sea?” (Stuttg. Ausg. I, 1 p. 305) Heideggeriana: HomemHabita

Si seguimos con el pensamiento lo que HÖLDERLIN poetiza sobre el habitar poético del hombre, sospecharemos la existencia de un camino en el que, por lo pensado de un modo distinto, nos acercaremos a lo Mismo que el poeta poetiza. Heideggeriana: HomemHabita

Pero ¿qué dice HÖLDERLIN del habitar poético del hombre? Buscamos la contestación a esta pregunta escuchando los versos 24 a 38 del mencionado poema. Porque es desde el ámbito de éstos como han hablado los dos versos explicados al principio. “¿Puede, cuando la vida es toda fatiga, un hombre mirar hacia arriba y decir: así quiero yo ser también? Sí. Mientras la amabilidad dura aún junto al corazón, la Pura, no se mide con mala fortuna el hombre con la divinidad. ¿Es desconocido Dios? ¿Es manifiesto como el cielo? Esto es lo que creo más bien. La medida del hombre es esto. Lleno de méritos, sin embargo poéticamente, habita el hombre en esta tierra. Pero más pura no es la sombra de la noche con las estrellas, si yo pudiera decir esto, como el hombre, que se llama una imagen de la divinidad. ¿Hay en la tierra una medida? No hay ninguna.” Heideggeriana: HomemHabita

Vamos a considerar sólo una pequeña parte de estos versos, y vamos a hacerlo con la única intención de oír más claramente lo que HÖLDERLIN quiere decir cuando llama al habitar del hombre un habitar “poético”. Los primeros versos que hemos leído (24 a 26) nos dan una seña. Están en la forma de una pregunta afirmada de un modo confiado. Ésta dice con otras palabras lo que, de un modo inmediato, expresan los versos que acabamos de dilucidar: “Lleno de méritos, sin embargo, poéticamente habita el hombre sobre esta tierra.” HÖLDERLIN pregunta: “¿Puede, cuando la vida es toda fatiga, un hombre mirar hacia arriba y decir: así quiero yo ser también? Sí.” Heideggeriana: HomemHabita

La esencia de la dimensión es la asignación de medida del entre, una asignación despejada y por ello medible de un cabo al otro: del hacia arriba, hacia el cielo, y del hacia abajo, hacia la tierra. Vamos a dejar a la esencia de la dimensión sin nombre. Según las palabras de HÖLDERLIN, el hombre mide la dimensión al medirse con los celestes. Esta medición no la emprende el hombre de un modo ocasional, sino que es en esta medición, y sólo en ella, como el hombre es hombre. De ahí que, si bien el hombre puede cerrar esta medición, acortarla o deformarla, no puede sustraerse a ella. El hombre, como hombre, se ha medido ya siempre en relación con algo celeste y junto a algo celeste. También Lucifer viene del cielo. Por esto, en los versos siguientes (28 al 29) se dice: “El hombre se mide… con la divinidad”. Ella es “la medida” con la cual el hombre establece las medidas de su habitar, la residencia en la tierra bajo el cielo. Sólo en tanto que el hombre mide de este modo su habitar, es capaz de ser en la medida de su esencia. El habitar del hombre descansa en el medir la dimensión, mirando hacia arriba, una dimensión a la que pertenecen tanto el cielo como la tierra. Heideggeriana: HomemHabita

El poetizar es probablemente un medir especial distinto de los demás. Más aún. Tal vez la proposición: poetizar es medir debemos pronunciarla acentuándola de esta otra manera: poetizar es medir. En el poetizar acaece propiamente lo que todo medir es en el fondo de su esencia. Por esto se trata de prestar atención al acto fundamental del medir. Este acto consiste en empezar por tomar la medida con la cual habrá que medir en los demás casos. En el poetizar acaece propiamente la toma de medida. El poetizar es la toma-de-medida, entendida en el sentido estricto de la palabra, por la cual el hombre recibe por primera vez la medida de la amplitud de su esencia. El hombre esencia como el mortal. Se llama así porque puede morir. Poder morir quiere decir esto: ser capaz de la muerte como muerte. Sólo el hombre muere, y además continuamente, mientras permanece en esta tierra, mientras habita. Pero su habitar descansa en lo poético. La esencia de lo “poético” la ve HÖLDERLIN en la toma-de-medida por medio de la cual se cumplimenta la medición de la esencia del hombre. Heideggeriana: HomemHabita

Sin embargo, ¿cómo vamos a demostrar que HÖLDERLIN piensa la esencia del poetizar como toma-de-medida? Aquí no necesitamos demostrar nada. Toda demostración es sólo siempre algo que se hace después, una empresa fundamentada en presupuestos. Según como éstos se establezcan, se puede demostrar todo. Pero prestar atención sólo podemos prestar atención a pocas cosas. Por esto basta con que prestemos atención a la palabra propia del poeta. Pues bien, en los versos siguientes, antes que nada lo que hace HÖLDERLIN es preguntar por la medida, no hace otra cosa. Esta es la divinidad, con la que el hombre se mide. Esta pregunta empieza en el verso 29 con las palabras: “¿Es desconocido Dios?” Está claro que no. Pues si lo fuera, ¿cómo podría ser, como desconocido, la medida? Sin embargo — y ahora hay que escuchar esto y retenerlo —, Dios, en tanto que es El que es, es desconocido para HÖLDERLIN, y como tal Desconocido es precisamente la medida para el poeta. Es por esto por lo que le desconcierta esta incitante pregunta: ¿Cómo es posible que lo que según su esencia es siempre lo desconocido pueda convertirse alguna vez en medida? Pues aquello con lo que el hombre se mide tiene que comunicarse (dar parte de sí), tiene que aparecer Pero si aparece, entonces ya es conocido. El dios, sin embargo, es desconocido y, no obstante, es la medida. No solamente esto, sino que el dios que permanece desconocido, al mostrarse como El que es, tiene que aparecer como el que permanece desconocido. La Revelabilidad de Dios, no sólo El mismo, es misteriosa. Por esto el poeta pregunta inmediatamente la siguiente pregunta: “¿Es revelable como el cielo?” HÖLDERLIN contesta: “Esto es lo que creo más bien”. Heideggeriana: HomemHabita

Pero ¿por qué esta medida, que tanto nos extraña a los hombres de hoy, tiene que ser exhortada al hombre y tiene que estar participada por medio de la toma-de-medida del poetizar? Porque sólo esta medida saca la medida de la esencia del hombre. Porque el hombre habita midiendo lo que está “sobre la tierra” y lo que está “bajo el cielo”. Este “sobre” y este “debajo de” se pertenecen el uno al otro. La interpenetración de ambos es la medición transversal (de un cabo a otro) que el hombre recorre siempre en tanto que es como terrenal. En un fragmento (Stuttg. Ausgabe 2, 1. p. 334) dice HÖLDERLIN: “Siempre, ¡queridos!, la tierra — anda y el cielo aguanta”. Heideggeriana: HomemHabita

¿Sabemos ahora lo que para HÖLDERLIN es “lo poético”? Sí y no. Sí en tanto que recibimos una indicación sobre desde qué punto de vista hay que pensar el poetizar, es decir, como un medir especial, distinto de los demás. No en tanto que el poetizar como sacar la medida de aquella extraña medida es algo que se hace cada vez más misterioso. Y así es como tiene que seguir siendo si es que estamos dispuestos a residir (a mantenernos abiertos) en la región esencial de la poesía. Heideggeriana: HomemHabita

Sin embargo no deja de extrañar que HÖLDERLIN piense la poesía como un medir. Y esto con razón mientras representemos el medir en el sentido que nos es corriente. En este caso, con ayuda de algo conocido — a saber, escalas de medida y números destinados a medir — algo desconocido es recorrido contando las veces que en él cabe la unidad de medida y de este modo se le convierte en algo conocido y se le mete dentro de los límites de un número y un orden abarcables en todo momento. Este medir puede variar según el modo de los instrumentos solicitados. Pero ¿quién nos garantiza que este modo de medir, sólo por el hecho de ser el modo habitual, acierte ya con la esencia del medir? Cuando hablamos de medida pensamos inmediatamente en el número y representamos ambos, número y medida, como algo cuantitativo. Ahora bien, la esencia de la medida, al igual que la esencia del número, no es un quantum. Con números podemos calcular, pero no con la esencia del número. Cuando HÖLDERLIN avista el poetizar como un medir y lleva a cabo éste sobre todo como la toma-de-medida, entonces, para pensar el poetizar, ante todo tenemos que considerar una y otra vez la medida que se toma en el poetizar; tenemos que prestar atención al modo de este tomar, que no descansa en un echar mano, no descansa en modo alguno en un coger, sino en un dejar llegarlo Asignado-como-Medida. ¿Cuál es la medida para el poetizar? La divinidad; ¿entonces Dios? ¿Quién es Dios? Tal vez esta pregunta es demasiado difícil para el hombre y demasiado prematura. Preguntemos pues antes qué es lo que se puede decir de Dios. Limitémonos primero a preguntar esto: ¿qué es Dios? Por fortuna, y para ayudarnos aquí, nos han quedado unos versos de HÖLDERLIN que, desde el punto de vista temático y temporal, pertenecen al círculo del poema “Endulce azul florece… Empiezan así (Stuttg. Ausgabe 2, 1 p. 210): “¿Qué es Dios? desconocido, sin embargo lleno de propiedades está el rostro del cielo de él. Así los rayos la ira son de un Dios. Tanto más invisible es una cosa cuando se destina a lo extraño… Heideggeriana: HomemHabita

El poeta poetiza sólo cuando toma la medida, diciendo los aspectos del cielo de tal modo que éste se inserta en sus fenómenos como en lo extraño a lo que el Dios desconocido se “destina”. Para nosotros el nombre corriente para aspecto y apariencia de algo es “imagen”. La esencia de la imagen es: dejar ver algo. En cambio, las copias y reproducciones son ya degeneraciones de la imagen propia, que deja ver el aspecto de lo invisible y de este modo lo mete en la imagen de algo extraño a él. Como el poetizar toma aquella medida misteriosa, a saber a la vista del cielo, por esto habla en “imágenes” (Bildern). Por esto las imágenes poéticas son imaginaciones (Ein-Bildungen), en un sentido especial: no meras fantasías e ilusiones sino imaginaciones (resultado de meter algo en imágenes), incrustaciones en las que se puede avistar lo extraño en el aspecto de lo familiar. El decir poético de las imágenes coliga en Uno claridad y resonancia de los fenómenos del cielo junto con la oscuridad y el silencio de lo extraño. Por medio de estos aspectos extraña el dios. En el extrañamiento da noticia de su incesante cercanía. Por esto HÖLDERLIN, en el poema, después de los versos “Lleno de méritos, sin embargo, poéticamente vive el hombre sobre la tierra” puede continuar así: “… Pero más pura no es la sombra de la noche con las estrellas, si yo pudiera decir esto, como el hombre que se llama una imagen de la divinidad.” Heideggeriana: HomemHabita

HÖLDERLIN escribe el 12 de marzo de 1804 desde Nürtnigen a su amigo Leo von Seckendorf: “La fábula, visión poética de la historia y arquitectónica del cielo me tiene ocupado en la actualidad de un modo especial, sobre todo lo nacional, en cuanto que es distinto de lo griego” (Hellingrath V2, p. 333): “… poéticamente habita el hombre… Heideggeriana: HomemHabita

El poetizar construye la esencia del habitar. Poetizar y habitar no sólo no se excluyen. No, poetizar y habitar, exigiéndose alternativamente el uno al otro, se pertenecen el uno al otro. “Poéticamente habita el hombre… ¿Habitamos nosotros poéticamente? Probablemente habitamos de un modo absolutamente impoético. Si esto es así, ¿queda desmentida la palabra del poeta y se convierte en algo no verdadero? No. La verdad de su palabra queda corroborada del modo más inquietante. Porque un habitar sólo puede ser impoético si el habitar, en su esencia, es poético. Para que un hombre pueda ser ciego tiene que ser, según su esencia, un vidente. Un trozo de madera no puede nunca volverse ciego. Pero cuando un hombre se vuelve ciego queda siempre la pregunta sobre si la ceguera proviene de una falta o de una pérdida, o si descansa en una sobreabundancia o en una sobremedida. HÖLDERLIN, en el mismo poema en el que medita sobre lo que es la medida para todo hombre, dice (verso 75-76): “El rey Edipo tenía tal vez un ojo de más”. De este modo podría ser que nuestro habitar impoético, su incapacidad para tomar la medida, viniera de la extraña sobremedida de un furioso medir y calcular. Heideggeriana: HomemHabita

Es por esto por lo que el poetizar propio no acaece en todas las épocas. ¿Cuándo, y para cuánto tiempo, se da el poetizar propio y verdadero: HÖLDERLIN lo dice en los versos que ya hemos leído (26-29). Su dilucidación fue pospuesta a propósito hasta este momento. Los versos dicen: “… mientras la amabilidad dura aún junto al corazón, la Pura, no se mide con mala fortuna el hombre con la divinidad… Heideggeriana: HomemHabita

“La amabilidad” — ¿esto qué es? Una palabra inocente, pero nombrada por HÖLDERLIN con el adjetivo “la Pura”, escrito con mayúscula. “La amabilidad” — esta palabra es, si la tomamos literalmente, la espléndida traducción de HÖLDERLIN de la palabra griega karis. De la karis dice Sófocles en Aias (v. 522):”Pues es la gracia la que siempre llama a la gracia.” Heideggeriana: HomemHabita

“Mientras la amabilidad dura aún junto al corazón, la Pura… HÖLDERLIN, en un giro que a él le gusta usar, dice “junto al corazón”, no “en el corazón”; “junto al corazón”, es decir, llegada (venida a ponerse junto a) cabe la esencia morante del hombre, como interpelación de la medida al corazón, de tal modo que éste se vuelva a la medida. Heideggeriana: HomemHabita

Mientras dura este advenimiento de la gracia, mientras ocurre esto, logra el hombre medirse con la divinidad. Si este medir acaece propiamente, entonces el hombre poetiza desde la esencia de lo poético. Si acaece propiamente lo poético, entonces el hombre mora poéticamente sobre esta tierra; entonces, como dice HÖLDERLIN en su último poema, “la vida del hombre” es una “vida que habita” (Stutt. Ausg. 2, 1 p. 312). La visión: Cuando a la lejanía se va la vida, habitando, de los hombres, Donde en dirección a la lejanía resplandece el tiempo de los sarmientos, Está también la vacía campiña de verano, El bosque aparece en su imagen oscura. Que la Naturaleza complete la imagen de los tiempos, Que se demore, que ellos pasen deslizándose veloces, Es por su perfección; la cumbre de los cielos brilla Entonces para los hombres, como las flores coronan los árboles. Heideggeriana: HomemHabita

La central hidroeléctrica está emplazada en la corriente del Rin. Emplaza a ésta en vistas a su presión hidráulica, que emplaza a las turbinas en vistas a que giren, y este movimiento giratorio hace girar aquella máquina, cuyo mecanismo produce la corriente eléctrica, en relación con la cual la central regional y su red están solicitadas para promover esta corriente. En la región de estas series, imbricadas unas con otras, de solicitación de energía eléctrica, la corriente del Rin aparece también como algo solicitado. La central hidroeléctrica no está construida en la corriente del Rin como el viejo puente de madera que desde hace siglos junta una orilla con otra. Es más bien la corriente la que está construida en la central. Ella es ahora lo que ahora es como corriente, a saber, suministradora de presión hidráulica, y lo es desde la esencia de la central. Para calibrar, aunque sólo sea desde lejos, la medida de lo monstruoso que se hace valer aquí, fijémonos un momento en el contraste que se expresa en estos dos títulos: “El Rin” construido en la central energética, como obstruyéndola, y “El Rin”, dicho desde la obra de arte del himno de HÖLDERLIN del mismo nombre. Pero, se replicará: el Rin sigue siendo la corriente de agua del paisaje. Es posible, pero ¿cómo? No de otro modo que como objeto para ser visitado, susceptible de ser solicitado por una agencia de viajes que ha hecho emplazar allí una industria de vacaciones. Heideggeriana: PreguntaTecnica

Consideremos de un modo cuidadoso las palabras de HÖLDERLIN. ¿Qué significa “salvar”? Habitualmente pensamos que significa sólo esto: a algo que está amenazado de sucumbir, cogerlo en el momento justo antes de que sucumba, para asegurarlo en la persistencia que ha tenido hasta ahora. Pero “salvar” dice más. “Salvar” es: ir a buscar algo y conducirlo a su esencia, con el fin de que así, por primera vez, pueda llevar a esta esencia a su resplandecer propio. Si la esencia de la técnica, la estructura de emplazamiento, es el peligro extremo y si, al mismo tiempo, las palabras de HÖLDERLIN dicen verdad, entonces, el dominio de la estructura de emplazamiento no puede agotarse sólo en la deformación de todo lucir, de todo salir lo oculto, en la deformación de todo resplandecer de la verdad. En este caso lo que tiene que ocurrir más bien es que precisamente la esencia de la técnica sea lo que albergue en sí el crecimiento de lo que salva. Pero, ¿no podría ser entonces que una mirada suficiente, fijada en lo que es la estructura de emplazamiento, en tanto que sino del salir de lo oculto, hiciera resplandecer en su emerger a lo que salva? ¿En qué medida allí donde hay peligro crece también lo que salva? Donde algo crece, allí tiene echadas las raíces, y desde allí prospera. Ambas cosas acontecen de un modo oculto y callado y a su tiempo. Pero según las palabras del poeta, no podemos esperar precisamente que allí donde hay peligro podamos echar mano de lo que salva de un modo inmediato y sin preparación previa. Por eso, lo primero que tenemos que hacer ahora es considerar en qué medida, en lo que es el peligro extremo, en qué medida, en el prevalecer de la estructura de emplazamiento lo que salva tiene sus raíces, sus raíces más profundas además, y prospera desde ellas. Para considerar esto es necesario que, en un último paso de nuestro camino, miremos con visión aún más clara al peligro. En consecuencia tenemos que preguntarnos una vez más por la técnica. Porque, según lo dicho, lo que salva echa sus raíces y prospera en la esencia de ésta. Heideggeriana: PreguntaTecnica

Aquí reconocemos por qué todo decir de esta índole se sigue esforzando en lo que carece de ayuda. Camina siempre a través de la ambigüedad de la palabra y sus giros. La ambigüedad del decir no consiste en absoluto en una mera acumulación de significados que emergen caprichosamente. Consiste en un juego que cuanto más ricamente se desarrolla tanto más rígidamente se atiene a una escondida regla. Por ésta juega la ambigüedad en lo equilibrado, cuyo balanceo raramente experimentamos. Por ello queda el decir ligado a la suprema ley. Ésta es la libertad que libera en la textura, que está en todas partes en juego, de la transformación nunca en reposo. La ambigüedad de aquellas palabras, que “brotan como flores” (HÖLDERLIN, “Pan y vino”), es el jardín de lo silvestre, donde crecimiento [424] y cuidado están sintonizados desde una intimidad incomprensible. No le extrañará a usted que la explicación de la esencia del nihilismo afecte ineludiblemente en cualquier lugar del camino a lo incitante digno de pensar, que nosotros de modo bastante torpe llamamos la cosa del pensar. Este decir no es la expresión del pensar, sino él mismo, su paso y cántico. Heideggeriana: PreguntaSer

Es menester para esto constructores que sepan que el hombre no vivirá de la energía atómica sino que podrá cuando más perecer — es decir —, que perderá su esencia inclusive si esta energía atómica es empleada únicamente para fines pacíficos, mientras esos fines pacíficos continúen siendo los únicos decisivos para toda ambición y toda determinación humanas. Ante esta situación, los verdaderos constructores piensan que el simple hecho de vivir no es todavía habitar: pues el hombre, cuando habita, “habita”, de acuerdo con la frase de HÖLDERLIN, “poéticamente sobre esta tierra”. Heideggeriana: HebelAmigo

Sueño o prodigio de la lejanía — Al borde de mi país traía — Esperando a que la Norna antigua — En su fuente el nombre hallara — Después denso y fuerte lo pude asir — Ahora florece y por la región reluce… Prodigios y sueños por un lado, nombres para poder asirlos por el otro, ambos fundidos — así advenía la poesía. ¿Hacía esta poesía justicia a lo que es la tarea del poeta; fundar lo que permanece para que perdure y sea? Así y todo, a Stefan George le llega el instante en el que hacer poesía como hasta entonces se rompe, de pronto, y le recuerda las palabras de HÖLDERLIN: Pero lo que perdura lo fundan los poetas. Heideggeriana: EssenciaLinguagem

Con un breve comentario sobre las seis estrofas precedentes intentamos alcanzar una visión del camino poético de esta experiencia. Una mirada al camino del poeta sólo desde lejos — no vayamos a pretender haber recorrido nosotros mismos este camino. Porque el decir poético de Stefan George, en ese poema y los que le acompañan, es un caminar que equivale a un alejamiento, después de que este poeta hubiera hablado anteriormente como legislador y profeta. Así, también este poema La Palabra pertenece a la última parte del último libro de George, El Nuevo Reino, aparecido en el año 1928. La última parte lleva por título: El Canto. El canto está cantando, no a continuación. sino: en el cantar comienza el canto a ser canto. El poeta del canto es el cantor. Poesía es canto. HÖLDERLIN. siguiendo el ejemplo de los antiguos, gusta de denominar “canto” a la poesía. Heideggeriana: EssenciaLinguagem

En el himno Fiesta de la Paz, recientemente descubierto, HÖLDERLIN canta al comienzo de la octava estrofa: Mucho desde la mañana. — Desde que somos una plática y oímos los unos de los otros, — Ha aprendido el hombre; pero pronto canto seremos (nosotros) Heideggeriana: EssenciaLinguagem

Los que “oímos los unos de los otros” — éstos son los hombres y los dioses. El canto es la celebración del advenimiento de los dioses — en este advenimiento todo se torna silencio. El canto no es lo opuesto al diálogo, sino la más íntima afinidad con él; pues también el canto es habla. En la estrofa precedente, la séptima, dice HÖLDERLIN: Ley del destino es que todos se conozcan, — Que, cuando retorna el silencio, haya también un habla. Heideggeriana: EssenciaLinguagem

En 1910 Norbert v. Hellingrath. que cayó en Verdun en 1916, publicó por vez primera las traducciones de Píndaro a partir de manuscritos de HÖLDERLIN. Luego, en 1914, siguió la primera edición de los Himnos tardíos de HÖLDERLIN. Ambos libros fueron, para nosotros estudiantes, como un terremoto. El propio Stefan George, quien había orientado a Norbert v. Hellingrath hacia HÖLDERLIN, recibió por medio de estas publicaciones — lo mismo que Rilke — impulsos decisivos. Desde entonces la poesía de Stefan George se acerca cada vez más al canto. Con ello presiente ya lo que dice Nietzsche en la tercera parte de Así habló Zarathustra, al final de la obra titulada De la Gran Nostalgia: “Oh mi alma, ahora te lo he dado todo y también mi último bien, y contigo todas mis manos se han vaciado: que yo te pidiera cantar, ves, éste era mi último bien!” (WW VI, 32?). Heideggeriana: EssenciaLinguagem

HÖLDERLIN. en la quinta estrofa del himno Germania, hace decir al águila de Zeus a “la más quieta hija de dios”: Y secretamente, mientras soñabas, al mediodía Te dejé, partiendo, un signo de amistad, La flor de la boca y tú hablabas, solitaria. Pero también plenitud de doradas palabras enviaste ¡Afortunada! con los ríos y brotan inagotables A todas las regiones. Heideggeriana: EssenciaLinguagem

Para mejor penetrar estos versos con el pensamiento conviene reflexionar acerca de lo que HÖLDERLIN dice en otra versión de este mismo fragmento que, por lo demás. exige una reflexión todavía más profunda:Larga y difícil es la palabra de este advenimiento, pero Blanco (luminoso) es el instante. Los servidores de los Celestiales son Conocedores de la tierra, su paso es hacia el abismo Juvenilmente más humano pero aquello en las profundidades es antiguo. (vid Hellingrath IV2. anexo p. 322) Heideggeriana: EssenciaLinguagem

Nos quedaríamos suspendidos en la metafísica si quisiéramos entender como metáfora esta expresión de HÖLDERLIN en la frase “Palabras, como flores”. Heideggeriana: EssenciaLinguagem

Por lo demás. Gottfried Benn dice en su curiosa conferencia Problemas de la lírica (1951, p. 16): “Este como es siempre una ruptura en la visión, va a buscar; compara, no es un poner primario… (primäre Setzung), “una disminución de la tensión verbal, una debilidad de la transformación creadora”. Esta interpretación puede ser generalmente válida para grandes y pequeños poetas. Pero no es válida para el decir de HÖLDERLIN cuya poesía Gottfried Benn — con toda la lógica de su punto de vista — considera como un “herbario”, una colección de plantas secas. Heideggeriana: EssenciaLinguagem

Pensemos, desde este lugar y por un instante, acerca de lo que pregunta HÖLDERLIN en su elegía Pan y Vino (estrofa VI): ¿Por qué son silencio también ellos. los antiguos sagrados teatros? ¿Por qué, pues, no se alegra la consagrada danza? A la sede donde antaño los Dioses hacían su aparición le es retenida la palabra; la palabra tal como ya fue una vez palabra. ¿Cómo fue entonces? En el decir mismo tenía lugar la aproximación del Dios. El decir era en sí un dejar aparecer de aquello que entreveían los dicientes. pues ellos mismos habían sido contemplados con anterioridad por la mirada de eso entrevisto. Esta mirada conducía a los dicientes y a los oyentes a la in-finita intimidad de la contienda entre los hombres y los dioses. Mas, en esta contienda rige lo que se halla aún por encima de los dioses y los hombres; como dice Antígona: No fue. pues. Zeus quien me dio el mensaje (sino Otra cosa. aquella rectora usanza). No desde hoy ni desde ayer sino desde siempre y siempre. Asciende (Aufgehet) (ò nomos: la usanza rectora. Brauch) y nadie ha alzado la mirada hacia la sede desde donde accedió a la luz. Heideggeriana: Palavra1958

Con la debida cautela y la necesaria reserva, al tantas veces aludido carácter precursor del pensar de Heidegger se le puede aplicar translaticiamente lo que HÖLDERLIN escribe en una carta a Böhlendorf (otoño de 1802): Yo pienso, mi querido amigo, que no nos entretendremos en comentar a los poetas habidos hasta nuestro tiempo, sino que la poesía, en general, cobrará otro carácter, […]. Heideggeriana: ProtocoloTempoYSer

Así en la conferencia “Sobre la identidad”, si se la piensa desde su final, se dice lo que el acaecimiento apropiador apropia, esto es, trae a lo propio y mantiene en el acaecimiento apropiador: a saber, la copertenencia de ser y hombre. En esta copertenencia no son ya entonces los copertenecientes ser y hombre, sino — como apropiados-; los mortales en la cuaterna del mundo. De lo apropiado, de la cuaterna, hablan de otra manera en cada caso la conferencia “Hölderlins Erde und Himmel” [La tierra y el cielo de HÖLDERLIN] (Hölderlin-Jahrbuch 1960, pp. 17 ss.) y la conferencia “La cosa”. También pertenece a esto todo lo que se dijo del habla como dicción (De camino al habla [viii], 1959). Heideggeriana: ProtocoloTempoYSer

Que el pensar atraviese el estadio de la preparación, no quiere decir que la experiencia sea de otra esencia que el mismo pensar preparador. El límite del pensar preparador reside en otra parte. Por un lado reside en el hecho de que posiblemente la metafísica subsiste en la fase terminal de su historia de una manera tal que hace imposible hasta la aparición del otro pensar, el cual, sin embargo, es. La consecuencia es que el pensar, que en su condición de precursor mira anticipadoramente en el acaecimiento apropiador y sólo puede señalar, esto es, dar señales que deban posibilitar la dirección de la entrada en el paraje del acaecimiento apropiador, pasa por un trance análogo al de la poesía de HÖLDERLIN, que hace un siglo no estaba ahí — y, sin embargo, estaba-. Por otro lado, el mencionado límite reside en el hecho de que la preparación del pensar sólo puede ser realizada en un respecto particular. De modo distinto en cada caso, esa preparación es asimismo llevada a cabo en la poesía, en el arte, etc., donde también acontecen un pensar y un hablar. Heideggeriana: ProtocoloTempoYSer

¿Y hoy? Los antiguos dioses han desaparecido. HÖLDERLIN, quien, como ningún otro poeta antes o después que él, experimentara esta huida y la fundara en la palabra, preguntaba en su Elegia “Pan y Vino”, la cual fuera consagrada al dios del vino, Diónisos (IV. estrofa): ¿Dónde es que brillan, entonces, los dichos que alcanzan a lo remoto? — Delfos dormita y ¿dónde habrá de tañer el gran destino? ¿Existe hoy, tras dos milenios y medio, todavía, un arte que se halle bajo la misma apelación que como lo estuviera el arte antes en la Hélade? Y si no, ¿desde qué ámbito proviene la apelación a la que corresponde el arte moderno en todas sus áreas? Sus obras ya no surgen más dentro de los límites acuñados por un mundo de lo comunitario y nacional [Volkshafte u. Nationale]. Pertenecen a la universalidad de la civilización mundial [Weltzivilisation], cuya constitución y organizaciones son proyectadas y conducidas por la técnica científica. Ella ha decidido sobre la índole y las posibilidades de la morada mundial del hombre. La confirmación de que vivimos en un mundo científico y de que con el rótulo “ciencia” se designa a la ciencia natural, la física matemática, sólo acentúa, por cierto, lo ya de sobras conocido. Heideggeriana: ArtePensar

SPIEGEL: ¿Cómo se desarrollaron sus relaciones con el NSDAP, una vez que se retiró del rectorado? HEIDEGGER: Tras la retirada del rectorado retorné a mis tareas docentes. En el semestre de verano mis clases versaron sobre “Lógica” 2. En el siguiente semestre 1934-1935 di el primer curso sobre HÖLDERLIN. En 1936 empezaron los cursos sobre Nietzsche. Todos los que pudieron oírlas entendieron que se trataba de una discusión con el nacionalsocialismo. SPIEGEL: ¿Cómo se desarrolló la transmisión del cargo? ¿No participó Vd. en la ceremonia? HEIDEGGER: No, rehusé participar en ella. SPIEGEL: ¿Fue su sucesor un miembro comprometido del partido? HEIDEGGER: Era de Derecho; Der Alemanne, el periódico del partido, anunció su nombramiento como rector con grandes titulares: “El primer rector nacionalsocialista de la Universidad”. SPIEGEL: ¿Tuvo Vd. después dificultades con el partido o cómo fue la cosa? HEIDEGGER: Estaba permanentemente vigilado. SPIEGEL: ¿Puede Vd. dar un ejemplo? HEIDEGGER: Sí, el caso del Dr. Hanke. SPIEGEL: ¿Cómo llegó a saberlo? HEIDEGGER: Porque él mismo vino a decírmelo. Se había ya doctorado en el semestre de invierno de 1936-1937, y durante el semestre de verano del 37 fue miembro de mi seminario. Había sido enviado por el SD para vigilarme. SPIEGEL: ¿Y cómo decidió de repente ir a verle? HEIDEGGER: Tras mi seminario sobre Nietzsche del semestre de verano del 37 y tal como en él se desarrolló el trabajo, me confesó que no podía ya aceptar la vigilancia que le habían encomendado y que quería poner en mi conocimiento esta situación, con vistas a mi ulterior actividad académica. Heideggeriana: DerSpiegel

SPIEGEL: ¿No tuvo Vd. además otras dificultades con el partido? HEIDEGGER: Sólo sé que mis escritos no podían ser reseñados, por ejemplo, el artículo “La doctrina de Platón acerca de la verdad”. Mi conferencia sobre HÖLDERLIN, que pronuncié en 1936 en el Instituto Germánico de Roma, fue atacada de forma rastrera en la revista de las Juventudes Hitlerianas Wille und Macht. La polémica que en el verano de 1934 se inició contra mí en la revista de E. Krieck Volk im Werden deberían volverla a leer los interesados. En el Congreso Internacional de Filosofía de Praga, en 1934, no formé parte de la delegación alemana ni fui invitado a participar. De igual forma, seguí siendo excluido en el Congreso Internacional de Descartes de París, en 1937, lo cual resultó en París tan extraño que la dirección del Congreso allí — el profesor Bréhier, de la Sorbona — se dirigió por su cuenta a mí para preguntarme por qué yo no formaba parte de la delegación alemana. Contesté que podrían informarse de este caso en el ministerio de Educación del Reich, en Berlín. Algún tiempo después me llegó de Berlín el requerimiento de integrarme con posterioridad en la delegación, cosa que rechacé. Las conferencias “¿Qué es Metafísica” y “De la esencia de la verdad” tuvieron que venderse, sin título en la cubierta, bajo cuerda. Después de 1934, el discurso del rectorado fue inmediatamente retirado de la venta por orden del partido. Sólo debía ser comentado en los campamentos de profesores nacionalsocialistas como objeto de polémica política. SPIEGEL: Cuando en 1939 la guerra… HEIDEGGER: En el último año de guerra, quinientos de los más conocidos científicos y artistas fueron liberados de cualquier tipo de servicio militar. A mí no me incluyeron entre ellos; al contrario, fui destinado en el verano de 1944 a trabajos de atrincheramiento al otro lado del Rin, en Kaiserstuhl. Heideggeriana: DerSpiegel

SPIEGEL: Siempre ha sido, claro está, un malentendido de la filosofía pensar que el filósofo debía producir directamente con su filosofía algún tipo de efecto. Volvamos al principio. ¿No cabría entender el nacionalsocialismo como la realización de ese “encuentro planetario”, por un lado, y, por otro, como la última, peor, más fuerte y a la vez más importante protesta contra ese encuentro de la “técnica planetariamente establecida” y el hombre moderno? Manifiestamente hay en Vd. una tensión interna, pues muchos productos secundarios de su actividad no pueden verdaderamente explicarse más que porque Vd. se agarra con distintas partes de su ser, que no afectan al meollo filosófico, a muchas cosas que, como filósofo, sabe que no tienen consistencia, tales como los conceptos de “patria”, “arraigo” o similares. ¿Cómo se armoniza esto, técnica planetaria y patria? HEIDEGGER: Yo no diría eso. Me parece que Vd. toma la técnica como algo demasiado absoluto. Yo veo la situación del hombre en el mundo de la técnica planetaria no como un destino inextricable e inevitable, sino que, precisamente, veo la tarea del pensar en cooperar, dentro de sus límites, a que el hombre logre una relación satisfactoria con la esencia de la técnica. El nacionalsocialismo iba sin duda en esa dirección; pero esa gente era demasiado inexperta en el pensamiento como para lograr una relación realmente explícita con lo que hoy acontece y que está en marcha desde hace tres siglos. SPIEGEL: Esa explícita relación, ¿la tienen hoy los norteamericanos? HEIDEGGER: Tampoco la tienen. Están todavía enredados en un pensamiento que, como buen pragmatismo, ayuda sin duda al operar y manipular técnico, pero al mismo tiempo obstruye el camino de una reflexión sobre lo peculiar de la técnica moderna. Entretanto en los EE. UU. se suscitan aquí y allí intentos de liberarse del pensamiento pragmático-positivista. ¿Y quién de nosotros puede decidir si un día en Rusia y en China no resurgirán antiguas tradiciones del “pensamiento”, que colaboren a hacer posible para el hombre una relación libre con el mundo técnico? SPIEGEL: Pero si nadie la tiene y si el filósofo no puede dársela… HEIDEGGER: Hasta dónde podrá llegar mi pensamiento y en qué medida vaya a ser acogido y fructifique, es algo que no depende de mí. En 1957, en una conferencia titulada “El principio de identidad”, que pronuncié con ocasión del jubileo de la Universidad de Friburgo, me atreví a mostrar en unos pocos pasos en qué medida, a una experiencia pensante de aquello en lo que descansa lo peculiar de la técnica moderna, se le abre la posibilidad de que el hombre experimente la relación con una exigencia, que no sólo puede oír, sino que él mismo pertenece a ella. Mi pensamiento está en una ineludible relación con la poesía de HÖLDERLIN. Tengo a HÖLDERLIN no por un poeta cualquiera cuya obra es, junto a otras muchas, tema de los historiadores de la literatura. HÖLDERLIN es para mí el poeta que enseña el futuro, que espera al dios, y que, por tanto, no puede quedar como mero objeto de investigación histórico-literaria. Heideggeriana: DerSpiegel

SPIEGEL: A propósito de HÖLDERLIN — le pedimos disculpas porque, una vez más, tenemos que citar-: en su curso sobre Nietzsche decía Vd. que “el tan citado antagonismo entre lo dionisíaco y lo apolíneo, entre la pasión sagrada y la representación serena, es una oculta ley de estilo que determina históricamente lo alemán, y tenemos que prepararnos y estar dispuestos a que un día cobre forma. Esa oposición no es una fórmula con la que nos limitemos a describir “cultura”. HÖLDERLIN y Nietzsche han colocado, con este antagonismo, un signo de interrogación ante la tarea que los alemanes tienen de encontrar su esencia histórica. ¿Entenderemos este signo? Una cosa es segura: si no lo entendemos, la historia nos lo hará pagar caro”. No sabemos en qué año escribió Vd. esto, pero suponemos que en 1935. HEIDEGGER: Presumiblemente la cita pertenece al curso sobre Nietzsche de 1936-1937 La voluntad de poder como arte. Pero puede haber sido escrito en los años siguientes. SPIEGEL: Sí. ¿Podría Vd. explicar esto algo más? Pues es algo que nos lleva de un camino general a un destino concreto de los alemanes. HEIDEGGER: Lo que esa cita dice podría también decirlo así: estoy convencido de que sólo partiendo del mismo lugar del que ha surgido la técnica moderna puede prepararse un cambio, que no puede producirse mediante la adopción del budismo zen o de cualquier otra experiencia oriental del mundo. Para una transformación del pensamiento necesitamos apoyarnos en la tradición europea y reapropiárnosla. El pensamiento sólo se transforma por un pensamiento que tenga su mismo origen y determinación. SPIEGEL: Precisamente en ese lugar, en el que ha surgido el mundo técnico, tiene él, cree Vd… HEIDEGGER: …que ser superado en sentido hegeliano, no eliminado, sino superado, pero no únicamente por el hombre. Heideggeriana: DerSpiegel

SPIEGEL: ¿Atribuye Vd. a los alemanes una tarea especial? HEIDEGGER: Sí, en el sentido del diálogo con HÖLDERLIN. SPIEGEL: ¿Cree Vd. que los alemanes tienen una cualificación específica para ese cambio? HEIDEGGER: Pienso en el particular e íntimo parentesco de la lengua alemana con la lengua de los griegos y con su pensamiento. Esto me lo confirman hoy una y otra vez los franceses. Cuando empiezan a pensar, hablan alemán; aseguran que no se las arreglan con su lengua. SPIEGEL: ¿Se explica Vd. así que en los países románicos, sobre todo en Francia, haya Vd. tenido tan gran influencia? HEIDEGGER: Porque ven que con toda su gran racionalidad no consiguen calar en el mundo actual, cuando se trata de comprender el origen de su esencia. El pensamiento se traduce tan escasamente como la poesía. Como mucho puede transcribirse. En cuanto se hace una traducción literal, todo resulta alterado. SPIEGEL: Un pensamiento desazonante. HEIDEGGER: Sería bueno que esta desazón trajese seriedad a gran escala y se considerase por fin qué decisiva transformación ha sufrido el pensamiento griego al ser traducido al latín, un acontecimiento que aún hoy nos impide una comprensión suficiente de las palabras clave del pensamiento griego. Heideggeriana: DerSpiegel

Un poeta extraño, si es que no misterioso. Existe: se llama HÖLDERLIN. Heideggeriana: Poema1968

En la poesía de HÖLDERLIN experimentamos poéticamente el poema. “El poema” — esa palabra revela ahora su ambigüedad. “El poema” puede significar: el poema en general, el concepto de poema, válido para toda la literatura universal. Pero “el poema” puede significar también: el poema excepcional, marcado por el hecho de que él solo nos afecta por destino, porque él nos poetiza a nosotros mismos el destino en que estamos, lo sepamos o no, tanto si estamos dispuestos a aceptar un destino en él como si no. Heideggeriana: Poema1968

Que HÖLDERLIN poetiza al poeta y su determinación, y por tanto lo peculiar del poema, lo suyo propio, lo muestran títulos de poemas como Vocación de poeta, Ánimo de poeta, y estos poemas mismos en sus diversas versiones. Heideggeriana: Poema1968

Además, el pensar poético de HÖLDERLIN trata también de la poesía en forma de artículos y esbozos: Sobre el modo de proceder del espíritu poético, Sobre la diferencia de los modos de poetizar, Sobre las partes del poema (StA IV, p. 241 SS.); y más ampliamente aún por la comprensión poética, en sus traducciones de las Tragedias de Sófocles, en las Observaciones sobre el Edipo, en las Observaciones sobre Antígona (StA V, p. 193 ss., 263 ss.). Heideggeriana: Poema1968

Que HÖLDERLIN, por razón de su manera de ser, fácilmente destructible y a menudo replegada en sí, sabe con toda claridad la índole propia de su poema, lo dice en la tercera estrofa de la elegía Pan y vino, que dedica a su amigo poeta Heinze, al que apela (StA II, p. 91, v. 41 ss.): ¡Ven pues! para que miremos a lo Abierto. — para que busquemos algo propio, por distante que esté. — … a cada cual también se le asigna algo propio, — ahí va y viene cada cual hacia donde puede. Heideggeriana: Poema1968

Lo propio de su poema no lo ha inventado el poeta. Le ha sido asignado. Se acomoda a su determinación y sigue la vocación. HÖLDERLIN la nombra en una variante del mismo canto. Heideggeriana: Poema1968

En la obra poética de HÖLDERLIN y su transmisión en manuscritos hay una situación especial con las variantes. Las palabras y giros que no se aceptan en el poema terminado, contienen a veces bruscas y profundas miradas penetrantes en lo peculiar de su poema. El modo de leer de los versos 45-46 de Pan y vino dice (StA II, p. 597): Antes del tiempo! es vocación de los cantores sagrados y así — también sirven y transforman adelantándose a un gran destino. Heideggeriana: Poema1968

“¡Antes del tiempo!” ¿Antes de qué tiempo dicen su palabra los poetas vocados a ello? ¿Qué es ese gran destino? HÖLDERLIN habla del tiempo en referencia al cual el poeta habla antes de tiempo, en el cántico Mnemosyne (StA II, p. 193, v. 16 ss.): Largo es — el tiempo. Heideggeriana: Poema1968

Pero ¿debe entonces advertir todavía lo que está “presente”? “Advenimiento” no quiere decir aquí: haber llegado ya, sino el acontecer del advenimiento temprano. Los que así advienen se muestran en un peculiar acercamiento. En ese venir están a su manera en presencia del poeta: los que advienen son dioses presentes, en presencia. Los dioses presentes que lo son porque advienen así, claro que no son los dioses huidos que regresan, los dioses de la antigua Grecia, aunque también éstos permanecen presentes a su manera para HÖLDERLIN, en cuanto que son los huidos, y afectan al poeta. El comienzo de la segunda estrofa del himno Germanía dice así (StA II, p. 149): Dioses huidos! también vosotros, oh presentes, entonces — más verdaderos, vosotros tuvisteis vuestro tiempo! Heideggeriana: Poema1968

Los presentes antaño más verdaderos no han pasado, no se han extinguido, sino que sólo se han apartado. El advenimiento de los dioses presentes no significa por tanto de ningún modo el regreso de los antiguos dioses. Del advenimiento que HÖLDERLIN percibe poéticamente, habla más claramente otra variante de la elegía Pan y vino (StA II, p. 603, 19 ss.): Larga y difícil es la palabra de ese advenimiento pero — blanco es (esto es, luminoso) el instante. Servidores de los celestiales son — pero, sabedores de la tierra, su paso es contra el abismo de los hombres. Heideggeriana: Poema1968

Si pudiéramos interpretar bien este texto, nos ofrecería una ayuda para percibir lo peculiar del poema que HÖLDERLIN se aprestó a poetizar. Pero este texto ofrece para la meditación a que ahora nos atrevemos dificultades demasiado grandes; por tanto elegimos otra palabra del poeta. Heideggeriana: Poema1968

Inmediatamente nos sale esa palabra, con toda la densidad poética de su articulación, al encuentro de nuestra pregunta por el poema de HÖLDERLIN. Las palabras del poeta a continuación comentadas son también una variante, y precisamente de su gran cántico El archipiélago v. 261-268 (StA II, p. 111). Heideggeriana: Poema1968

Tan pronto como HÖLDERLIN tiene “lo suyo” está firmemente en la determinación que le corresponde, es el poeta de su poema. Preguntamos por la peculiaridad de éste. Ha de percibirse cuando nos metamos en las siguientes preguntas: ¿Qué es “lo suyo” para el poeta? ¿Qué es lo propio que le ha correspondido? ¿Hacia dónde le obliga a ir su necesidad? ¿De dónde viene esa necesidad? ¿De qué modo obliga? Pero porque están tan cerca los dioses presentes — debo estar yo como si estuvieran lejos, y oscuro en las nubes — debe estarme su nombre … Oímos dos veces “deber”. Una, al comienzo del segundo verso, otra al comienzo del tercero. “Debo” se refiere a la relación del poeta con la presencia de los dioses presentes. El otro “debe” se refiere al modo de los nombres con los que el poeta nombra a los dioses presentes. En qué medida el uno y el otro “deber” se corresponden mutuamente y afectan a lo mismo, esto es, el poetizar, se echará de ver en cuanto se haga más claro a qué modo de poetizar debe ajustarse el poeta. Heideggeriana: Poema1968

Hasta que se ha encontrado la palabra y ha florecido, es preciso sustentar lo difícil y pesado. Este difícil lleva el decir poético a la necesidad. Obliga. Viene de la “esfera del dios”. El elemento de lo divino es lo sagrado. Por eso dice HÖLDERLIN en el cántico A la fuente del Danubio (StA II, p. 128, v. 89 ss.): Te nombramos, movidos por sagrada necesidad, te nombramos — oh Naturaleza!, y nuevo, como del baño surge — de ti lo divinamente nacido. Heideggeriana: Poema1968

“Movidos por sagrada necesidad” — esas palabras sólo las oímos una vez en este lugar dentro de toda la obra poética de HÖLDERLIN. Expresa la exigencia dominante por todas partes en ella sin expresarse y bajo la cual está su poetizar. Esas palabras significan para nosotros el “debe” que obliga al poeta “para que tenga su — haber”. Heideggeriana: Poema1968

La palabra “Naturaleza” que acabamos de oír es el nombre verdaderamente oscuro, velador y desvelador, en la poesía de HÖLDERLIN. Si precisamente el nombrar está “divinamente obligado”, entonces los nombres en que ella llama, deben ser nombres sagrados. Heideggeriana: Poema1968

En la estrofa conclusiva de la elegía Retorno a la patria, que surgió poco después del regreso de HÖLDERLIN desde Suiza — el poeta había residido allí sólo unos pocos meses como preceptor doméstico en Hauptwil, cercana aquí a nosotros — se dice (StA II, p. 99, v. 101): Callar debemos a menudo: faltan nombres sagrados … Heideggeriana: Poema1968

HÖLDERLIN confiesa: … sólo que, antes que la mañana — se me ilumine, antes que la vida arda al mediodía — me los nombro yo en silencio … Heideggeriana: Poema1968

El poeta se nombra “en silencio” “los dioses presentes”. “En silencio” significa: acallado, llegado al reposo, a ese reposo en que reposa el ajustarse a lo asignado, en cuanto que corresponde a la sagrada obligación y con ello se contenta. En el cántico de HÖLDERLIN Fiesta de la paz vuelve a hablar una vez y otra la palabra “en silencio”. Heideggeriana: Poema1968

El nombrar por sagrada obligación debe acontecer antes que empiece el verdadero advenimiento en la mañana del día de los dioses y llegue a su plenitud en el mediodía, cuando arde el fuego en el cielo. En ese tiempo aparece “El dios envuelto en acero”. Así dice HÖLDERLIN en la estrofa final del Himno al Rhin (StA II, p. 148, v. 210 ss.). En el esbozo para una poesía posterior (StA II, p. 249, v. 6 ss.) habla del “acero de fuego del hogar con calor de vida”. (El acero produce chispas y queda así referido al fuego.) “El dios envuelto en acero” significa: el dios envuelto en el fuego del cielo, o en nubes. El fuego celeste que ciega los ojos no es menos velador que la oscuridad de las nubes. Heideggeriana: Poema1968

La determinación temporal “antes” significa ese “antes del tiempo” al que los poetas están lanzados por delante con su decir nombrador. “sólo … — me los nombro yo en silencio” — el “me” podría referirse al Yo de la persona de HÖLDERLIN, si no siguieran, excluyéndolo directamente, estas palabras en el mismo verso: … para que el poeta tenga — su haber … Heideggeriana: Poema1968

¿Qué le aguarda allí? HÖLDERLIN lo dice en el comienzo de su último gran himno Mnemosyne, que surgió el año 1800 (StA II, p. 197, v. 5 ss.): Y mucho — como en los hombros — una carga de leños — ha de mantenerse. Heideggeriana: Poema1968

La lejanía del dios que se acerca relega a los poetas en la dirección hacia ese lugar de su existencia donde se le hunde y desaparece a ésta el suelo, el fundamento sustentador. La ausencia de ese fundamento es lo que HÖLDERLIN llama el “abismo”. En la citada variante de la elegía Pan y vino que empieza “Larga y difícil es la palabra de ese advenimiento” dice HÖLDERLIN de los “servidores de los celestiales”, esto es, de los poetas: Su paso va contra el abismo — de los hombres. “Contra” significa: en dirección hacia el abismo. Heideggeriana: Poema1968

Y en el canto surgido un año antes (en torno a 1800) El archipiélago dice HÖLDERLIN (StA II, p. 104, v. 60 ss.): Siempre necesitan, como los héroes la corona, los consagrados — elementos, para gloria, el corazón de los hombres que sienten. Heideggeriana: Poema1968

Con esa palabra arriesgada tímidamente sobre la necesidad de los dioses y el correspondiente ser necesitado del poeta, HÖLDERLIN reposa en la experiencia básica de su condición poética. Para pensar esa experiencia conforme a la realidad, para preguntar por el dominio en que se desarrolla, todavía no se ha puesto a la altura debida el pensamiento hasta ahora. Heideggeriana: Poema1968

El poema, el poema de HÖLDERLIN reúne el poetizar como el nombrar, por sagrada obligación, necesitado por los celestiales, de los dioses presentes en ese decir articulado que, desde que lo ha dicho HÖLDERLIN, habla en nuestra lengua, tanto si se lo oye como si no. Heideggeriana: Poema1968

La oda titulada Animación, acabada por el poeta a comienzos del año 1801, empieza con una llamada: “ ¡Eco del cielo!” Ese eco es el poema de HÖLDERLIN. Pero porque están tan cerca los dioses presentes — debo estar yo como si estuvieran lejos, y oscuro en las nubes — debe estarme su nombre, sólo que, antes que la mañana — se me ilumine, antes que la vida arda al mediodía — me los nombro yo en silencio, para que el poeta tenga — su haber, pero cuando desciende la luz celeste — me gusta pensar en la del pasado y digo: ¡florece sin embargo! Heideggeriana: Poema1968

Ubicándonos ahora ante la sinonimia entre ente y fenómeno, preguntamos: ¿cómo surge la filosofía desde el seno de ese morar de los griegos en medio de los fenómenos? ¿Cómo es que la filosofía no puede y no ha podido nacer más que entre los griegos? ¿De dónde le viene a la filosofía el impulso primario que la pone en camino? Brevemente: ¿cómo nace la filosofía? Estas preguntas remiten a una pregunta central: ¿Hay, en la relación de la humanidad griega al ente en cuanto revelado y fenómeno, algo que hace necesaria la filosofía (como búsqueda del ser del ente)? Por más difícil que sea para nosotros cumplir nuevamente lo hecho por los griegos al pensar al ente como fenómeno fuera del ocultamiento, como elevarse-fuera-del-ocultamiento (en el sentido de la physis), preguntamos: ¿qué ocurre en el hecho de elevarse-en-la-aletheia? ¿Qué es lo que se nombra de golpe con el verbo phyein? Es la sobreabundancia, la sobredimensión del presente. Pensemos aquí en la anécdota de Tales: él es ese hombre fascinado por una sobreabundancia estelar que lo lleva a dirigir la mirada únicamente hacia el cielo. En el clima griego (HÖLDERLIN, Segunda carta a Böhlendorff), el hombre está sumergido por la entrada en presencia de lo presente, que lo obliga a la pregunta por el presente en cuanto presente. Los griegos denominan thaumazein a la relación con este aflujo de la presencia (cf. Teeteto 155 d). Heideggeriana: SeminarioThor1969

Heidegger señala que para HÖLDERLIN, por el contrario, el nombrar es un llamado (”bei HÖLDERLIN ist das Nennen ein Rufen”); se constata la naturaleza no poética de la comprensión griega de la lengua. ¡Y sin embargo no hay poesía más elevada que la griega! Heideggeriana: SeminarioThor1969

En primer lugar: ¿Qué es necesario para que se produzca una iluminación interior tal? Respuesta: que el ser mismo se manifieste; dicho de otro modo, que el Dasein despliegue lo que Ser y Tiempo llama “una comprensión del ser”. Que en Ser y Tiempo la pregunta del ser como ser sea planteada como pregunta es una transformación tal de la comprensión del ser, que llama a una renovación de la lengua. Pero la lengua de Ser y Tiempo, dice Heidegger, carece de seguridad. La mayor parte del tiempo habla aún con expresiones tomadas de la metafísica, e intenta decir lo que debe ser dicho con ayuda de nuevas formaciones, creando palabras nuevas. En 1959, aporta Jean Beaufret, Gadamer decía de su maestro: “Es HÖLDERLIN quien lo ha desatado de la lengua”. Heidegger precisa que fue a través de HÖLDERLIN que comprendió la inutilidad de forjar nuevas palabras; fue después de Ser y Tiempo que se dio cuenta de la necesidad de un retorno a la simplicidad esencial de la lengua. Heideggeriana: SeminarioThor1969

En la penúltima estrofa de su oda Vocación de poeta HÖLDERLIN confiesa: Y se asocia con gusto, para que a comprender ayuden, a otros un poeta. Heideggeriana: NomesSagrados

¿Quiénes son estos “otros”? ¿Son otros poetas? ¿Son tales que dicen de otro modo que como los poetas dicen? ¿Quizás los que piensan? Han de “ayudar a comprender”. ¿Qué quiere decir aquí comprender? ¿Cómo puede aquí prestarse ayuda? Ante todo, ¿qué es lo que aquí se trata de comprender? ¿La palabra de HÖLDERLIN, o aquello que al poeta antes de todo y sin cesar lo urge (nötigt) a su decir? Preguntas sobre preguntas, a donde sólo viene claridad si escuchamos meditando la palabra de HÖLDERLIN, que divisa muy de antemano: dominio y maquinación de los titanes. Los titanes Pero no es el tiempo. Todavía están sin ligaduras. Lo divino no toca a los que no participan. Heideggeriana: NomesSagrados

P. ¿La técnica es para el hombre el supremo peligro? Heidegger: Usted conoce las palabras de HÖLDERLIN: ‘Pero allí donde crece el peligro, crece también lo que salva’. Heideggeriana: Towarnicki

P. Usted habla de HÖLDERLIN como del ‘poeta de los tiempos de angustia’, sin embargo, Nietzsche, según usted, ¿no pertenecería a este tiempo? Heidegger: Nietzsche es sin duda el último gran pensador de la metafísica occidental. P. ¿Por qué el último? Heidegger: Nietzsche ha puesto la pregunta fundamental de los tiempos modernos al preguntarse por el Superhombre. Ha reconocido la llegada de tiempos donde el hombre se apresta a extender su dominio sobre toda la tierra, y se pregunta si es digno de una tal misión, o si su esencia no debe ser igualmente transformada. A esta pregunta, Nietzsche ha respondido: ‘El hombre es una cosa que debe ser sobrepasada, convertirse en el Superhombre’. Heideggeriana: Towarnicki

P. Ha sorprendido frecuentemente una ruptura similar presente en su obra. Se habla de un Heidegger I y de un Heidegger II. Bruscamente sobreviene un cambio de estilo. Parece abandonar el camino árido de la interrogación metafísica para interrogar a los poetas, HÖLDERLIN, Morike, Hebel, Rilke y especialmente Trakl. Heidegger: Ya lo he escrito: la filosofía y la poesía se encuentran sobre montes opuestos, pero sin embargo dicen la misma cosa. Heideggeriana: Towarnicki

P. Entre los poetas ¿por qué ha interrogado especialmente a HÖLDERLIN? Heidegger: Porque HÖLDERLIN no es solamente un gran poeta. Es de alguna manera el poeta de la esencia misma de la poesía. Heideggeriana: Towarnicki
Reference: Hölderlin

Submitted on 18.09.2023 17:34
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