Search
Who is Online
21 user(s) are online (21 user(s) are browsing Léxico Filosofia)

Members: 0
Guests: 21

more...
Novos Termos
Termos Populares
Home Léxico Filosofia  Léxico Filosofia K  K Kant Kant
Léxico Filosofia

 Browse by letter 
 | 0  | 1  | 2  | 3  | 4  | 5  | 6  | 7  | 8  | 9  |  A  |  B  |  C  |  D  |  E  |  F  |  G  |  H  |  I  |  J  |  K  |  L  |  M  |  N  |  O  |  P  |  Q  |  R  |  S  |  T  |  U  |  V  |  W  |  X  |  Y  |  Z  |

Kant

Definition:
Immanuel Kant (1724-1804)

Como consecuencia de la transformación del concepto de subiectum por Descartes (vid. Caminos de bosque, pp. 98 ss.), el concepto de objeto también adopta un nuevo significado. Para KANT, objeto significa lo que está enfrente [N. de los T: traducción literal del término “Gegenstand”, que precisamente significa ‘objeto’] y existe en la experiencia de las ciencias de la naturaleza. Todo objeto es algo que está enfrente, pero no todo lo que tenemos enfrente (por ejemplo, la cosa en sí) es un posible objeto. El imperativo categórico, el deber moral, la obligación, no son objetos de la experiencia de las ciencias naturales. Cuando reflexionamos sobre ellos, cuando aludimos a ellos en el actuar, no por eso los objetivamos. Heideggeriana: FenoTeo

Acerca de la pregunta e) ¿En qué sentido pensar y hablar son objetivadores y en qué sentido no lo son? Pensar y hablar son objetivadores, es decir, ponen lo dado como objeto, en el campo del representar técnico científico-natural. Aquí lo son necesariamente, porque este tipo de conocimiento tiene que plantear de antemano su tema al modo de un objeto calculable y explicable causalmente, es decir, como un objeto en el sentido definido por KANT. Heideggeriana: FenoTeo

Ciertamente, la metafísica representa a lo ente en su ser y, por ende, también piensa el ser de lo ente. Pero no piensa el ser como tal, no piensa la diferencia entre ambos (vid. Vom Wesen des Grundes, 1929, p. 8; también KANT und das Problem der Metaphysik, 1929, p. 225, y Sein und Zeit, p. 230). La metafísica no pregunta por la verdad del ser mismo. Por tanto, tampoco pregunta nunca de qué modo la esencia del hombre pertenece a la verdad del ser. Pero no se trata sólo de que la metafísica no haya planteado nunca hasta ahora esa pregunta, sino de que dicha pregunta es inaccesible para la metafísica en cuanto metafísica. El ser todavía está aguardando el momento en que él mismo llegue a ser digno de ser pensado por el hombre. Desde la perspectiva de una determinación esencial del hombre, da igual cómo definamos la ratio del animal y la razón del ser vivo, bien sea como “facultad de los principios”, como “facultad de las categorías” o de cualquier otro modo, pues, en cualquier caso, siempre y en cada ocasión, nos encontraremos con que la esencia de la razón se funda en el hecho de que para toda aprehensión de lo ente en su ser, el ser mismo se halla ya siempre aclarado como aquello que acontece en su verdad. Del mismo modo, con el término “animal”, zoon, ya se plantea una interpretación de la “vida” que necesariamente reposa sobre una interpretación de lo ente como zoe y physis dentro de la que aparece lo vivo. Pero, aparte de esto, lo que finalmente nos queda por preguntar por encima de todo es si acaso la esencia del hombre reside de una manera inicial que decide todo por anticipado en la dimensión de la animalitas. ¿De verdad estamos en el buen camino para llegar a la esencia del hombre cuando y mientras lo definimos como un ser vivo entre otros, diferente de las plantas, los animales y dios? Sin duda, se puede proceder así, se puede disponer de ese modo al hombre dentro de lo ente entendiéndolo como un ente en medio de los otros. De esta suerte, siempre se podrán afirmar cosas correctas sobre el ser humano. Pero también debe quedarnos muy claro que, procediendo así, el hombre queda definitivamente relegado al ámbito esencial de la animalitas, aun cuando no lo pongamos al mismo nivel que el animal, sino que le concedamos una diferencia específica. Porque, en principio, siempre se piensa en el homo animalis, por mucho que se ponga al animal a modo de animus sive mens y en consecuencia como sujeto, como persona, como espíritu. Esta manera de poner es, sin duda, la propia de la metafísica. Pero, con ello, la esencia del hombre recibe una consideración bien menguada, y no es pensada en su origen, un origen esencial que sigue siendo siempre el futuro esencial para la humanidad histórica. La metafísica piensa al hombre a partir de la animalitas y no lo piensa en función de su humanitas. Heideggeriana: CartaHumanismo

Aquello que sea el hombre, esto es, lo que en el lenguaje tradicional de la metafísica se llama la “esencia” del hombre, reside en su ex-sistencia. Pero, así pensada, la ex-sistencia no es idéntica al concepto tradicional de existentia, que significa realidad efectiva, a diferencia de la essentia, que significa posibilidad. En Ser y tiempo (p. 42) hemos subrayado la frase: “La ‘esencia’ del Dasein reside en su existencia”. Pero aquí no se trata de una oposición entre existentia y essentia, porque aún no se han puesto para nada en cuestión ambas determinaciones metafísicas del ser y mucho menos su mutua relación. Dicha frase encierra todavía menos algo parecido a una afirmación general sobre el Dasein entendido en el sentido de la existencia, en la medida en que esa denominación, que fue adoptada en el siglo XVIII para la palabra “objeto”, quiere expresar el concepto metafísico de realidad efectiva de lo real. Antes bien, lo que dice la frase es que el hombre se presenta de tal modo que es el “aquí”, es decir, el claro del ser. Este “ser” del aquí, y sólo él, tiene el rasgo fundamental de la ex-sistencia, es decir, del extático estar dentro de la verdad del ser. La esencia extática del hombre reside en la ex-sistencia, que sigue siendo distinta de la existentia metafísicamente pensada. La filosofía medieval concibe a esta última como actualitas. KANT presenta la existentia como la realidad efectiva, en el sentido de la objetividad de la experiencia. Hegel define la existentia como la idea de la subjetividad absoluta que se sabe a sí misma. Nietzsche concibe la existentia como el eterno retorno de lo igual. Desde luego, queda abierta la cuestión de si a través de estas interpretaciones de la existentia como realidad efectiva, que sólo a primera vista parecen tan diversas, queda ya suficientemente pensado el ser de la piedra, o incluso la vida en cuanto ser de los vegetales y los animales. En cualquier caso, los seres vivos son como son, sin que por ser como tal estén en la verdad del ser y sin que preserven en dicho estar lo que se presenta de su ser. De entre todos los entes, presumiblemente el que más difícil nos resulta de ser pensado es el ser vivo, porque, aunque hasta cierto punto es el más afín a nosotros, por otro lado está separado de nuestra esencia ex-sistente por un abismo. Por contra, podría parecer que la esencia de lo divino está más próxima a nosotros que la sensación de extrañeza que nos causan los seres vivos, entendiendo dicha proximidad desde una lejanía esencial que, sin embargo, en cuanto tal lejanía, le resulta más familiar a nuestra esencia existente que ese parentesco corporal con el animal que nos sume en un abismo apenas pensable. Semejantes reflexiones arrojan una extraña luz sobre la caracterización habitual, y por eso mismo todavía demasiado prematura, del ser humano como animal rationale. Si a las plantas y a los animales les falta el lenguaje es porque están siempre atados a su entorno, porque nunca se hallan libremente dispuestos en el claro del ser, el único que es “mundo”. Pero no es que permanezcan carentes de mundo en su entorno porque se les haya privado de lenguaje. En la palabra “entorno” se agolpa pujante todo lo enigmático del ser vivo. El lenguaje no es en su esencia la expresión de un organismo ni tampoco la expresión de un ser vivo. Por eso no lo podemos pensar a partir de su carácter de signo y tal vez ni siquiera a partir de su carácter de significado. Lenguaje es advenimiento del ser mismo, que aclara y oculta. Heideggeriana: CartaHumanismo

Pero el ser, ¿qué es el ser? El ser “es” él mismo. Esto es lo que tiene que aprender a experimentar y a decir el pensar futuro. El “ser” no es ni dios ni un fundamento del mundo. El ser está esencialmente más lejos que todo ente y, al mismo tiempo, está más próximo al hombre que todo ente, ya sea éste una roca, un animal, una obra de arte, una máquina, un ángel o dios. El ser es lo más próximo. Pero la proximidad es lo que más lejos le queda al hombre. El hombre se atiene siempre en primer lugar y solamente a lo ente. Cuando el pensar representa a lo ente como ente, a lo que se refiere es al ser. Pero lo que está pensando de verdad y en todo momento es sólo lo ente como tal y jamás el ser como tal. La “pregunta por el ser” sigue siendo siempre la pregunta por lo ente. La pregunta por el ser no es en absoluto todavía lo que designa ese título capcioso: la pregunta por el ser. Incluso cuando con Descartes y KANT se torna “crítica”, la filosofía también sigue siempre los pasos del representar metafísico. Piensa desde lo ente y hacia lo ente, pasando a través de cierta mirada al ser. Pues, efectivamente, toda salida desde lo ente y todo retorno a lo ente se encuentran ya a la luz del ser. Heideggeriana: CartaHumanismo

Pues bien, si de acuerdo con el significado fundamental de la palabra ethos el término ética quiere decir que con él se piensa la estancia del hombre, entonces el pensar que piensa la verdad del ser como elemento inicial del hombre en cuanto exsistente es ya en sí mismo la ética originaria. Pero este pensar tampoco es que sea ética por ser ontología. Porque la ontología piensa siempre y sólo lo ente (on) en su ser. Pero mientras no sea pensada la verdad del ser, toda ontología permanece sin su fundamento. Por eso el pensar que con Ser y tiempo trataba de pensar por adelantado en la verdad del ser fue designado ontología fundamental. Dicha ontología trata de remontarse al fundamento esencial del que procede el pensar de la verdad del ser. Planteando otro modo de preguntar, este pensar ha salido ya de la “ontología” de la metafísica (también de la de KANT). Pero “la ontología”, ya sea trascendental o precrítica, no está supeditada a la crítica por el hecho de que piense el ser de lo ente y al hacerlo constriña al ser a entrar en el concepto, sino porque no piensa la verdad del ser, y de este modo pasa por alto que existe un pensar que es más riguroso que el conceptual. Atrapado en la difícil situación de ser el primero en abrirse paso hacia la verdad del ser, el pensar que así se anticipa le aporta al lenguaje bien poco de esa dimensión completamente nueva. Además, el propio lenguaje se falsifica a sí mismo desde el momento en que todavía no consigue asir firmemente la ayuda esencial del modo de ver fenomenológico y al mismo tiempo también renuncia a la inadecuada pretensión de “ciencia” e “investigación”. Pero para hacer que se conozca y al mismo tiempo se entienda este intento del pensar dentro de la filosofía de hoy, por el momento sólo era posible hablar desde el horizonte de lo que hay actualmente y desde el uso de los términos o nombres que son más corrientes en ese marco. Heideggeriana: CartaHumanismo

Entre tanto, la “fenomenología” en el sentido de Husserl acabó construyéndose como una determinada posición filosófica, preasignada ya por Descartes, KANT y Fichte. Para ella, la historicidad del pensar permaneció completamente ajena (cf. el tratado de Husserl, al que muy poca atención se ha prestado: La filosofía como ciencia estricta, aparecido en 1910-11 en la revista Logos, p. 289 ss.). Heideggeriana: CartaPrologo

Los esbozos del himno, junto con títulos como “La serpiente”, “La ninfa”, “El signo”, llevan también el título de “Mnemosyne”. Esta palabra griega la podemos traducir a esta palabra alemana nuestra: Gedächtnis (memoria). Nuestra lengua dice: das Gedächtnis. Pero dice también: die Erkenritnis (el conocimiento), dice die Befugnis (la autorización) y, de nuevo, das Begräbnis (el entierro), das Geschehnis (el acontecimiento). KANT, en su lenguaje, dice tanto die Erkentnis (en femenino) como das Erkentnis (en neutro), y a menudo un término está muy cerca del otro. De ahí que nosotros, sin violentar la palabra, en correspondencia con el femenino griego podamos traducir menomosine por: die Gedächtnis, “la memoria”. Heideggeriana: QuePensar

El rasgo fundamental del pensar hasta ahora vigente ha sido el representar. Según la antigua doctrina del pensar, esta representación se cumplimenta en el logos, que es una palabra que aquí significa enunciado, juicio. La doctrina del pensar, del logos, se llama por esto Lógica. KANT toma de un modo simple la caracterización tradicional del pensar como representar cuando al acto fundamental del pensar, el juicio, lo determina como la representación de una representación del objeto (Kritik der reinen Vernunft. A. 68. B. 93). Si, por ejemplo, emitimos el juicio “este camino es pedregoso”, entonces, en el juicio, la representación del objeto, es decir, del camino, se representa a su vez, a saber, como pedregoso. Heideggeriana: QuePensar

La metafísica de Nietzsche es nihilista en la medida en que es un pensar en términos de valor y que éste se funda en la voluntad de poder como principio de toda posición de valores. De acuerdo con ello, la metafísica de Nietzsche se vuelve acabamiento del nihilismo propio porque es metafísica de la voluntad de poder. Pero si esto es así, la metafísica de la voluntad de poder es el fundamento del acabamiento del nihilismo propio, pero no puede ser de ninguna manera el fundamento del nihilismo propio en cuanto tal. Éste, aunque aún no haya llegado a su acabamiento, tiene que imperar en la esencia de la metafísica precedente. Esta última, si bien no es metafísica de la voluntad de poder, experimenta, sin embargo, al ente en cuanto tal en su totalidad como voluntad. Por más que la esencia de la voluntad que aquí se piensa pueda seguir siendo oscura en múltiples respectos, y quizá necesariamente, si se retrocede desde la metafísica de Schelling y Hegel hasta Descartes, pasando por KANT y Leibniz, el ente en cuanto tal se experimenta, en el fondo, como voluntad. Heideggeriana: NiilismoSer

La palabra nombra, por un lado, el pasar por encima del ente hacia lo que éste es en cuanto a su qué-es (su cualificación). El pasar por encima hacia la essentia es la trascendencia en el sentido de lo trascendental. KANT, de acuerdo con la limitación crítica del ente a objeto de la experiencia, equiparó lo trascendental con la objetividad del objeto. Pero trascendencia también significa, al mismo tiempo, lo trascendente, que, en el sentido del primer fundamento existente del ente en cuanto lo existente, pasa por encima de él y sobresaliendo, se eleva con toda la plenitud de lo esencial. La ontología representa la trascendencia en el sentido de lo trascendental. La teología representa la trascendencia en el sentido de lo trascendente. Heideggeriana: NiilismoSer

Ahora bien, la filosofía, en cuanto metafísica, trata de las “categorías” en un sentido destacado. Se habla así de una “doctrina de las categorías” y de una “tabla de las categorías”; KANT, por ejemplo, en su obra capital, la Crítica de la razón pura, enseña que la tabla de las categorías puede extraerse y deducirse de la tabla de los juicios. ¿Qué quiere decir aquí, en el lenguaje de la filosofía, “categoría”? ¿Cómo se relaciona el título filosófico “categoría” con la palabra prefilosófica kategoria? Aristóteles, que también emplea la palabra kategoria en el significado usual de interpelar una cosa respecto de su aspecto, eleva el nombre prefilosófico kategoria por primera vez y de un modo determinante para los dos milenios siguientes al rango de un nombre filosófico que nombra aquello que la filosofía de acuerdo con su esencia, tiene que considerar en su pensar. Esta elevación de rango de la palabra kategoria se lleva a cabo en un sentido auténticamente filosófico. En efecto, no se le atribuye a esta palabra un significado remoto cualquiera, fraguado de una manera presuntamente arbitraria y, como suele decirse, “abstracto”. El espíritu lingüístico y de contenido de la palabra misma se convierte en indicación de un posible significado, en ocasiones necesariamente diferente y al mismo tiempo más esencial. Cuando interpelamos “este algo aquí” (esta “puerta”) como puerta, en tal interpelación como puerta se halla ya otra interpelación. ¿Cuál? Ya la hemos nombrado al decir que “este algo aquí” es interpelado como puerta. Para que podamos interpelar lo así llamado como “puerta” y no como ventana, lo mentado tiene que haberse mostrado ya como “este algo aquí”, como esto que se hace presente desde sí de tal y cual manera. Previamente a y en la medida en que interpelamos lo mentado como “puerta”, ya se ha reivindicado tácitamente que es un “este algo aquí”, que es una cosa. No podríamos interpelar como puerta a lo así llamado si previamente no dejáramos que nos salga al encuentro como algo así como una cosa que está consistentemente por sí. La interpelación (kategoria) de que es una cosa se halla a la base de la interpelación “puerta”; “cosa” es una categoría más básica y originaria que puerta; es una “categoría”, una interpelación que dice con qué carácter de ser se muestra el ente nombrado: que es un ente por sí; como dice Aristóteles: un algo que es desde sí mismo por sí, tode ti. Heideggeriana: NiilismoEuropeu

La forma básica del interpelar cotidiano del ente es el enunciado, en términos aristotélicos, el logos apophantikos, el decir que está en condiciones de dejar que el ente se muestre desde sí mismo. Siguiendo el hilo conductor de este logos, Aristóteles enunció por vez primera las “categorías”, las interpelaciones no formuladas en el enunciar pero que sustentan todo enunciar. Lo que le importaba no era un “sistema” de las categorías. Siguiendo el antecedente de Platón, se encontró ante la muy distinguida tarea de mostrar ante todo que tales categorías pertenecen al ámbito de lo que la filosofía primaria y propiamente (en cuanto prote philosophia) tiene que pensar. El enunciado, enuntiatio, es comprendido luego como juicio. En los diferentes modos del juicio se hallan ocultas las diferentes interpelaciones, las diferentes categorías. Por ello KANT, en su Crítica de la razón pura, enseña que la tabla de las categorías tiene que obtenerse siguiendo el hilo conductor de la tabla de los juicios. Lo que enuncia aquí KANT es — aunque ciertamente en una forma que entretanto se ha modificado — lo mismo que llevó a cabo por primera vez Aristóteles más de dos mil años antes. Heideggeriana: NiilismoEuropeu

Cuando Nietzsche, en la sección B del fragmento n. 12, denomina a los valores supremos, sin más fundamentación, “categorías de la razón”, esta caracterización es nuevamente lo mismo que enseñaba KANT y que había pensado previamente Aristóteles. La expresión categorías de “la razón” quiere decir: la razón, el pensar racional, el juzgar del entendimiento, el logos apophantikos, la “lógica”, son aquello con lo que las categorías están en una relación eminente y que contribuye a determinar su esencia. El tipo de esta relación entre las categorías y la razón, el pensar judicativo, es concebido, sin embargo, de manera diferente por Aristóteles, KANT y Nietzsche, en concordancia con el modo en que determinan en cada caso la esencia de la “razón” y del logos, es decir, la esencia del hombre, con el modo en que, en conexión con lo anterior, experimentan e interpretan el ente en cuanto tal que muestra su articulación en las categorías. Heideggeriana: NiilismoEuropeu

Estamos tentados de pasar simplemente por alto este hecho o de catalogar esta interpretación de la historia de la metafísica como la visión historiográfica de la historia de la filosofía que le resultaba más cercana. Estaríamos entonces sólo ante una visión historiográfica junto a otras. Así, en el curso de los siglos XIX y XX la historiografía erudita se ha representado la historia de la filosofía a veces desde el horizonte de la filosofía de KANT o de la filosofía de Hegel, a veces desde el de la Edad Media, aunque con mayor frecuencia, por cierto, desde un horizonte que, gracias a la mezcla de las más diversas doctrinas filosóficas, aparenta una amplitud y una validez universal por la que todos los enigmas desaparecen de la historia del pensamiento. Heideggeriana: NiilismoEuropeu

Por eso Nietzsche habla — como si fuera la cosa más obvia del mundo — de unidad, totalidad, verdad, como “valores supremos”. Que éstos sean “valores” no es simplemente una interpretación agregada por Nietzsche ulteriormente. Es el paso primero y decisivo de la “transvaloración” misma. En efecto, si se piensa bien, la transvaloración llevada a cabo por Nietzsche no consiste en que ponga nuevos valores en lugar de los valores supremos válidos hasta el momento, sino en que concibe ya a “ser”, “fin” y “verdad” como valores y sólo como valores. La “trans-valoración” de Nietzsche es en el fondo el repensar en términos de valor todas las determinaciones del ente. En el fragmento n. 12, al “fin”, la “unidad”, la “totalidad”, la “verdad”, el “ser”, los llama también “categorías de la razón”. Efectivamente lo son para KANT y Fichte, para Schelling y Hegel. También para Aristóteles, y para él en primer lugar, las determinaciones del ente en cuanto tal son categorías, aunque no “categorías de la razón”, suponiendo que se comprenda aquí “razón” como esencia de la subjetividad, tal como ocurre en KANT y en el idealismo alemán. Así pues, cuando Nietzsche trata de las determinaciones del ente y las comprende como “valores cosmológicos”, se está expresando allí la interpretación metafísico-moderna de las determinaciones de ser del ente como categorías de la razón. Pero esa interpretación moderna es transformada a su vez por Nietzsche, de manera tal que ahora las categorías de la razón aparecen como valores supremos. Esta interpretación de las determinaciones de ser del ente, que surge en la época más reciente y en la última metafísica, es retrotraída a la filosofía griega, ya que toda la historia de la metafísica occidental aparece como historia de las posiciones de valores. Las posiciones metafísicas fundamentales anteriores no llegan a la palabra con la verdad que les es propia. Hablan el lenguaje de la filosofía de la voluntad de poder entendida como posición de valores. Heideggeriana: NiilismoEuropeu

Si consideramos además la prueba de la copertenencia esencial entre posición de valores y voluntad de poder, se muestra que: la interpretación nietzscheana de toda metafísica desde el pensamiento del valor hunde sus raíces en la determinación fundamental del ente en su totalidad como voluntad de poder. Este nombre es la palabra fundamental de la metafísica de Nietzsche. Ni Hegel ni KANT, ni Leibniz ni Descartes, ni el pensamiento medieval ni el helenístico, ni Aristóteles ni Platón, ni Parménides ni Heráclito saben de la voluntad de poder como carácter fundamental del ente. Por consiguiente, cuando Nietzsche ve la metafísica como tal y toda su historia en el círculo visual de la posición de valores, esta historia cae con ello en una perspectiva unilateral y la consideración historiográfica regida por ella se vuelve no verdadera. Heideggeriana: NiilismoEuropeu

Para Descartes y su posición metafísica fundamental, todos estos momentos tienen un significado diferente. Su posición metafísica fundamental no es independiente de la metafísica griega, pero está esencialmente alejada de ella. Puesto que hasta ahora la dependencia y el alejamiento nunca habían sido claramente distinguidos, ha sido posible que volviera siempre a introducirse furtivamente el engaño de que Protágoras sería de algún modo el Descartes de la metafísica griega; así como también ha sido posible aducir que Platón sería el KANT de la filosofía griega y Aristóteles su Tomás de Aquino. Heideggeriana: NiilismoEuropeu

De las observaciones introductorias destinadas a distinguir la sentencia de Protágoras de la frase de Descartes hemos inferido que la pretensión del hombre a un fundamento de la verdad encontrado y asegurado por él mismo surge de la “liberación” en la que el hombre se desprende del primordial carácter vinculante que tenían la verdad revelada bíblico-cristiana y la doctrina de la Iglesia. Sin embargo, toda auténtica liberación no es sólo romper las ataduras y eliminar los vínculos, sino que es, ante todo, una nueva determinación de la esencia de la libertad. Ser libre quiere decir ahora que, en lugar de la certeza de salvación que era criterio de medida para toda verdad, el hombre pone una certeza en virtud de la cual y en la cual alcanza certeza de sí como de aquel ente que de ese modo se coloca a sí mismo como su propia base. El modo en que se produce esta transformación implica que en muchos casos discurra aún en el lenguaje y en las representaciones de aquello que se abandona en tal transformación. A la inversa, una caracterización precisa de la misma no puede evitar hablar en el lenguaje de lo que sólo se alcanza gracias a ella. Si decimos, por ejemplo, radicalizando, que la nueva libertad consiste en que el hombre se da la ley a sí mismo, elige lo que es vinculante y se vincula a ello, hablamos ya en el lenguaje de KANT y acertamos, sin embargo, con lo esencial del comienzo de la época moderna, que conquista su figura histórica propia con una posición metafísica fundamental para la que la libertad se torna esencial de un modo peculiar (cfr. Descartes, Meditationes de prima philosophia, IV). El mero desprenderse, el mero arbitrio, no son nunca más que el lado oscuro de la libertad, mientras que su lado luminoso es la reivindicación de algo necesario como aquello que vincula y sustenta. Ambos “lados” no agotan, sin embargo, la esencia de la libertad, y ni siquiera dan con su núcleo. Para nosotros es importante ver que esa libertad cuyo reverso es la liberación de la creencia en la revelación, no solamente reivindica en general algo necesario sino que lo hace de manera tal que el hombre pone en cada caso desde sí mismo eso que es necesario y vinculante. Pero lo necesario se codetermina entonces de acuerdo con lo que necesite el hombre que se basa sobre sí mismo, es decir, de acuerdo con la dirección y con la altura, de acuerdo con el modo en el que el hombre se represente a sí mismo y represente su esencia. La nueva libertad, vista metafísicamente, es la apertura de una multiplicidad de aquello que en el futuro pueda y quiera ser puesto a sabiendas por el hombre mismo como necesario y vinculante. En el ejercicio de estos múltiples modos de la nueva libertad consiste la esencia de la historia de la época moderna. Puesto que por doquier de esta libertad forma parte que el propio hombre se vuelva señor de las propias determinaciones esenciales de la humanidad, y puesto que este volverse señor requiere el poder en un sentido esencial y expreso, por eso el esencial dar poder al poder sólo es posible como realidad fundamental en la historia de la época moderna y como esa historia. Heideggeriana: NiilismoEuropeu

2) ¿Qué proyecto del ente en dirección al ser corresponde a esta metafísica? Preguntado de otra manera: ¿cómo se determina la entidad del ente? Entidad quiere decir ahora re-presentatividad del sujeto que representa. Esto no significa de ninguna manera que el ente sea una “mera representación” y ésta algo que suceda en la “conciencia” humana, de manera tal que todo ente se volatilice en la forma etérea de meros pensamientos. Descartes, lo mismo que posteriormente KANT, no dudó nunca de que el ente y lo que se constata como tal no sea en sí y desde sí efectivamente real. Pero queda abierta la pregunta por lo que aquí quiera decir ser y por el modo en que el ente habrá de ser alcanzado y asegurado por el hombre en cuanto éste se ha convertido en sujeto. Ser es la re-presentatividad puesta en seguro en el representar calculante, por medio de la cual se asegura por doquier al hombre el proceder en medio del ente, la investigación del mismo, su conquista, dominio y puesta a disposición, de manera tal que él mismo puede ser, desde sí, amo de su propio aseguramiento y de su propia seguridad. Heideggeriana: NiilismoEuropeu

Vemos que en la historia de la proveniencia del pensamiento del valor la transformación de la idea en perceptio se vuelve decisiva. Sólo mediante la metafísica de la subjetividad se pone en libertad y entra entonces en juego sin trabas el rasgo esencial de la idea — ser lo que posibilita y condiciona — que en un principio estaba aún oculto y retenido. Lo más íntimo de la historia de la metafísica moderna consiste en el proceso por el que el ser adquiere el indiscutido rasgo esencial de ser condición de posibilidad del ente, es decir, en términos modernos, de lo re-presentado, de lo que está enfrentado, de los objetos. El paso decisivo en este proceso lo da la metafísica de KANT. Dentro de la metafísica moderna, constituye el centro, no sólo por la cronología sino desde una perspectiva histórico-esencial, por el modo en que se recoge en ella el comienzo de Descartes y se lo transforma en la confrontación con Leibniz. La posición metafísica fundamental de KANT se expresa en la proposición que el propio KANT determina, en la Crítica de la Razón Pura, como el principio supremo de su fundamentación de la metafísica (A 158, B 197). La proposición dice así: “Las condiciones de posibilidad de la experiencia en general son al mismo tiempo condiciones de posibilidad de los objetos de la experiencia”. Heideggeriana: NiilismoEuropeu

De manera explícita y determinante se le da aquí el título de “condiciones de posibilidad” a lo que Aristóteles y KANT llaman “categorías”. De acuerdo con la explicación de este nombre dada antes, por categorías se entienden las determinaciones esenciales del ente en cuanto tal, es decir la entidad, el ser; lo que Platón comprende como “ideas”. El ser es, según KANT, condición de posibilidad del ente, es su entidad. Aquí, entidad y ser, en concordancia con la posición fundamental moderna, quieren decir representatividad, objetividad. El principio supremo de la metafísica de KANT dice: las condiciones de posibilidad del re-presentar de lo re-presentado son al mismo tiempo, es decir, no son otra cosa que, condiciones de posibilidad de lo representado. Constituyen la representatividad; pero ésta es la esencia de la objetividad, y ésta es la esencia del ser. El principio dice: el ser es re-presentatividad. Pero re-presentatividad es estar remitido [Zugestelltheit], de manera tal que el que representa pueda estar seguro de lo así asentado y establecido. La seguridad se busca en la certeza. Ésta determina la esencia de la verdad. El fundamento de la verdad es el re-presentar, es decir, el “pensar” en el sentido del ego cogito, es decir, del cogito me cogitare. La verdad como representatividad del objeto, la objetividad, tiene su fundamento en la subjetividad, en el representar que se representa; pero esto porque el representar mismo es la esencia del ser. Heideggeriana: NiilismoEuropeu

KANT no repite simplemente lo que Descartes ya había pensado antes que él. Sólo KANT piensa de modo trascendental y concibe expresa y conscientemente lo que Descartes puso como comienzo del preguntar en el horizonte del ego cogito. Con la interpretación kantiana del ser se piensa por primera vez expresamente la entidad del ente en el sentido de “condición de posibilidad” y se franquea así el camino para el despliegue del pensamiento del valor en la metafísica de Nietzsche. No obstante, KANT no piensa aún el ser corno valor. Pero tampoco piensa ya el ser como idea en el sentido de Platón. Heideggeriana: NiilismoEuropeu

El pensar metafísico en términos de valor, es decir la interpretación del ser como condición de posibilidad, se prepara en sus rasgos esenciales a través de diferentes estadios: el comienzo de la metafísica en Platón (ousia como idea, idea como agathon), la mutación en Descartes (idea como perceptio) y KANT (ser como condición de posibilidad de la objetividad de los objetos). No obstante, estas indicaciones no son suficientes para hacer visible el origen metafísico del pensamiento del valor ni siquiera en sus rasgos fundamentales. Heideggeriana: NiilismoEuropeu

Con Leibniz todo ente se vuelve “de tipo subjetivo”, es decir, en sí mismo representante-apetente y por lo tanto eficaz [wirk-sam]. Directa e indirectamente (a través de Herder), la metafísica de Leibniz determinó el “humanismo” alemán (Goethe) y el idealismo (Schelling y Hegel). En la medida en que el idealismo se fundaba sobre todo en la subjetividad trascendental (KANT) y al mismo tiempo, pensaba de modo leibniziano, mediante una peculiar fusión y radicalización en dirección de lo incondicionado, se llegó a pensar aquí la entidad del ente a la vez como objetividad y como eficacia. La eficacia (realidad efectiva) es comprendida como voluntad que sabe (saber volitivo), es decir como “razón” y “espíritu”. La obra capital de Schopenhauer, El mundo como voluntad y representación, reúne, junto con una exégesis muy exterior y superficial del platonismo y de la filosofía kantiana, todas las direcciones fundamentales de la interpretación occidental del ente en su totalidad, desarraigándolas y llevándolas a un plano de comprensibilidad que se inclina hacia el emergente positivismo. La obra capital de Schopenhauer se convirtió para Nietzsche en la auténtica “fuente” para la forma y dirección de sus pensamientos. A pesar de ello, Nietzsche no tomó de los “libros” de Schopenhauer el proyecto del ente como “voluntad”. Schopenhauer sólo pudo “cautivar” al joven Nietzsche porque las experiencias fundamentales del pensador que se estaba despertando encontraron en esa metafísica sus primeros e insoslayables apoyos. Heideggeriana: NiilismoEuropeu

A la distinción de ser y ente no podemos sustraernos, ni siquiera cuando presuntamente renunciamos a pensar metafísicamente. En cualquier parte y constantemente estamos y nos movemos en el puente de esta distinción que nos lleva del ente al ser y del ser al ente, en todo comportarse respecto del ente, cualquiera sea su tipo y su rango, su certeza y su grado de accesibilidad. Por eso, hay una visión esencial en lo que dice KANT de la “metafísica”: “Y así, en todos los hombres, apenas la razón se amplía en ellos hasta la especulación, ha habido efectivamente en todos los tiempos alguna metafísica, y también la seguirá habiendo siempre” (Introducción a la segunda edición de la Crítica de la razón pura, B 21). KANT habla de la razón, de su ampliación a la “especulación”, es decir de la razón teórica, del re-presentar, en la medida en que se prepara a disponer sobre la entidad de todo ente. Heideggeriana: NiilismoEuropeu

Lo que KANT dice aquí respecto de la metafísica como una “especulación” desarrollada, o en desarrollo, de la razón, a saber, que es una “disposición natural” (ib., B 22), vale tanto más respecto de aquello sobre lo que se funda toda metafísica. Este fundamento es la distinción de ser y ente. Esta distinción es quizás el auténtico núcleo de la disposición de la naturaleza humana a la metafísica. ¡Pero entonces la distinción sería algo “humano”! ¿Y por qué no habría de ser esta distinción algo “humano”? Esta circunstancia podría servir para aclarar de la mejor manera y de modo definitivo la posibilidad y la necesidad de la exigencia planteada por Nietzsche de que los filósofos tendrían por fin que tomarse en serio la humanización de todo ente. Heideggeriana: NiilismoEuropeu

KANT remite la metafísica en cuanto “disposición natural” a la “naturaleza del hombre”. ¡Como si la “naturaleza del hombre” estuviera determinada de modo unívoco! ¡Como si la verdad de esa determinación y la fundamentación de esa verdad no fueran en absoluto problemáticas! Podemos, por supuesto, señalar que el propio KANT (cfr. KANT und das Problem der Metaphysik, 1929, pág. 197 ss.; 2.a ed., pág. 185 ss.) quiere expresamente que las cuestiones fundamentales de la metafísica y de la filosofía en general se remitan a la pregunta: “¿qué es el hombre?”. Podemos mostrar, incluso, por medio de una interpretación rectamente conducida de la filosofía kantiana, que KANT analiza la “naturaleza interna” del hombre y para ello hace uso de la distinción de ser y ente, y que reivindica como la esencia de la razón humana algo que señala en dirección de esa distinción. En efecto, KANT demuestra que, y cómo, el entendimiento humano piensa de antemano, a priori, en categorías, y que por medio de ellas se posibilita una objetividad de los objetos y un “conocimiento objetivo”. Heideggeriana: NiilismoEuropeu

Y sin embargo, KANT no pregunta qué carácter tiene este pensar en categorías, lo toma simplemente como un factum de la razón humana, es decir de la naturaleza del hombre, que también para KANT, de acuerdo con la antigua tradición, está determinada por la aserción: homo est animal rationale, el hombre es un ser viviente racional. Heideggeriana: NiilismoEuropeu

Pero si además se toma la ontología como una consigna, por ejemplo, en los ataques a KANT que hoy se han convertido en moda, o más claramente: en contra del espíritu de Lutero, o de forma aún más fundamental: contra todo preguntar abierto que no se atemorice de antemano ante sus propias consecuencias, en una palabra: si se entiende la ontología como un reclamo para la rebelión de los esclavos contra la filosofía como tal, entonces el término ontología en tanto que título no puede conducir sino a confusiones y errores. Heideggeriana: Hermeneutica1923

Los conceptos de hombre hoy accesibles y transitables, es decir, los dos conceptos que hemos señalado, se remontan a ambas fuentes, ya se desarrolle la idea de persona partiendo de KANT y del idealismo alemán, ya se la desarrolle enlazando con la teología medieval. Heideggeriana: Hermeneutica1923

Incluso la definición misma se ha disociado ya del suelo que tuvo en su origen y, por tanto, de una genuina posibilidad [Cfr. Aristoteles, Ética a Nicómaco. A 6.] de dar razón de ella, y la forma en que sigue operando en la filosofía moderna (KANT) viene, además, determinada por una interpretación en cuyo interior siguen jugando motivos teológicos de procedencia cristiana. El sentido de las ideas de humanidad, de personalidad, de ser persona, sólo resulta comprensible a partir de esas fuentes, es decir, como determinadas des-teologizaciones de tipo formalizador. Cfr. KANT, Religión dentro de los límites de la mera razón [En: Obras completas, VI, Lepzig 1968, p. 120.]. Heideggeriana: Hermeneutica1923

Scheler [El formalismo en la ética y la ética material de los valores. Jh. f. Philosophie und phänom. Forchung 2 (1916), p. 266] está tan lejos de entender el planteamiento básico de la idea de persona de KANT, que sólo considera el sentimiento de respeto [al que KANT apela] como una “singular excepción”, sin querer ver que su propia idea de persona (la de Scheler), no sólo se distingue de la idea kantiana en que es más dogmática y permite en mayor grado aún una confusión de los límites entre filosofía y teología, es decir, en que echa a perder la teología y daña a la filosofía y a las posibilidades de hacer preguntas críticamente planteadas, que caracterizan a la filosofía. Heideggeriana: Hermeneutica1923

Cuando Scheler [Zur Idee des Menschen, p. 346, 186] define al hombre como “intención y gesto de la ‘transcendencia’ misma”, como “buscador de Dios”, resulta que esto no se distingue básicamente del “tener respeto por” o “del respeto por” o del “respeto a” de KANT en tanto que un estar abierto para el deber como forma en que la ley nos topa. Heideggeriana: Hermeneutica1923

Quizá no sea casual que KANT determinara el principio fundamental de su ética en una manera que nosotros calificamos de formal. Posiblemente, por su familiaridad con el ser-ahí, sabía que éste es su “cómo”. Ha quedado reservado a los profetas contemporáneos organizar pro primera vez al ser-ahí de tal manera que el “cómo” permanezca encubierto. Heideggeriana: ConceitoTempo

Quizá no es una coincidencia que KANT determinara el principio fundamental de su ética de tal suerte que decimos que es formal. Tal vez sabía, en virtud de una familiaridad con el Dasein, que éste es el Cómo. Pero quedó reservado solamente para los profetas de hoy organizar el Dasein de manera tal que el cómo es encubierto. Heideggeriana: EL CONCEPTO DEL TIEMPO (1924)

Ya tempranamente reconoció y fijó Parménides la correlación entre einai y noein: to gar auto noein estin te kai einai (fragm. 3). Por cierto hay que hacer aquí a un lado, por lo pronto, malos entendidos. En el siglo XIX hay tentativas de reclamar esta sentencia para diversas concepciones de teoría del conocimiento. Se vio en ella, por ejemplo, un “primer destello del idealismo”, como si Parménides hubiese querido decir que el sujeto es aquello que primeramente pone al ente en cuanto ente, o como si hubiese pensado de la manera en que se entiende a KANT: que los objetos se rigen según el conocimiento. Todo esto contiene un cierto núcleo de verdad, en la medida en que con Parménides se expresa por primera vez que el ser está referido al sujeto. Pero aquí lo esencial es precisamente esto: el einai correlacionado con el noein no está, desde luego, diferenciado claramente del on, pero esto ciertamente no significa que el on sólo fuese ente en tanto que sea causado o producido por un noein, no se mienta aquí la dependencia óntica causal o el “poner”. Tan precipitado como hablar de causación óntica sería buscar en Parménides el así llamado prejuicio criticista, es decir, un motivo gnoseológico en el sentido del giro copernicano, lo cual, por lo demás, descansa en una mala comprensión de KANT. Heideggeriana: TranscendenciaST

Ha de emprenderse, por lo tanto, lo mismo que del Dasein, una interpretación originaria del tiempo, esto es, una elucidación originaria de la conexión entre ambos. Que el tiempo sea en to psyche, in anima, es una antigua visión (cf. Aristóteles y Agustín). Pero el tiempo es considerado como algo allí meramente dado, que de algún modo está presente (vorhanden) en el alma. Esto todavía está completamente inaclarado en KANT (como problema de la conexión de tiempo y yo pienso) y en sus sucesores. Recientemente Bergson ha buscado aprehender el concepto de tiempo más originariamente. Él ha hecho más nítida que todos los anteriores la imbricación del tiempo en la conciencia. Pero lo esencial permanece en él sin ser decidido, y ni siquiera llega a constituirse en problema. Desarrolla su interpretación del tiempo sobre el suelo del concepto tradicional de conciencia, de la res cogitans de Descartes. El problema metafísico fundamental de la conexión originaria entre Dasein y temporeidad no se plantea, ni menos el problema del ser en general, para el cual el primeramente mencionado debe ser preparatorio. Heideggeriana: TranscendenciaST

Pero si el ser tiene una referencia originaria al tiempo, y si la comprensión de ser pertenece originariamente a la esencia del Dasein, a su interna posibilidad, entonces el tiempo tiene que co-determinar esta posibilidad interna; es decir, hay que evidenciar la temporeidad como la constitución fundamental del Dasein, y esto en vista del problema del ser y conducido por éste. Pero a través de esto cambia el concepto mismo de tiempo. De aquí surge una posición fundamental con respecto a la historia de la metafísica en general. Escuchamos antes: ser — el apriori. Si el apriori es un carácter fundamental del ser, y si el apriori es una determinación de tiempo, pero tiempo y ser están interconectados, de modo tal que la comprensión de ser está arraigada en la temporeidad del Dasein, entonces subsiste una conexión interna entre el apriori y la temporeidad, es decir, la constitución de ser del Dasein, la subjetividad del sujeto. Entonces, por ende, no es ningún prejuicio idealista arbitrario, según se proclama hoy gustosamente, el que el problema del apriori, en Platón y Aristóteles, lo mismo que en Descartes, Leibniz, KANT y el idealismo alemán, esté entrelazado de la manera más estrecha con el problema del sujeto, por mucho que la conexión haya sido tan oscura hasta ahora. Heideggeriana: TranscendenciaST

En la renovación de la ontología se ve un retorno a la escolástica realista medieval y a Aristóteles, con lo cual éste aparece como embozado padre de la Iglesia. En este sentido se busca también en KANT el motivo ontológico. En Scheler, N. Hartmann y Heimsoeth se suscita la representación de que habría en KANT, junto a sus reflexiones gnoseológico-idealistas, otras de así llamado carácter ontológico-realista, tendencias a admitir también, y todavía, la consistencia del mundo objetivo. Esta representación de la ontología es un contrasentido y no es ni aristotélica ni kantiana. Heideggeriana: TranscendenciaST

Precisamente aquello que la putativa exégesis ontológica de KANT hace valer como teoría del conocimiento es la ontología propiamente tal; la metafísica no ha de ser contrapuesta a la teoría del conocimiento. Más bien es necesario poner de manifiesto que la analítica de la “Crítica de la razón pura” es el primer intento, desde Platón y Aristóteles, por hacer de la ontología efectivamente un problema filosófico. Pero se tiene una tal empresa por imposible, dado que KANT es criticista, es decir, porque se tiene la opinión kantianista de que el conocimiento no se rige por el objeto, sino que éste por el conocimiento. Heideggeriana: TranscendenciaST

Por cierto, no se puede apartar la peculiar cortedad de aliento del preguntar y pensar, pero se requiere de nuestro esfuerzo para no ser víctima suya de manera imprevista. Por una parte, sólo rara vez podemos recorrer en su integridad el cauce interno de una problemática y mantenerla viva y susceptible de transformación, o, por otra, cuando podemos hacerlo, no tenemos la fuerza para cobrar nuevo aliento con vistas a otras posibilidades igualmente esenciales. O, cuando esto es posible, entonces la correspondiente elaboración es más difícil, porque el desprenderse de lo antiguo es en el fondo una interna imposibilidad. Así, la respectiva apertura de los horizontes permanece; lo esencial siempre está entregado siempre al futuro, como la heredad propiamente tal. Pero no es lo esencial lo refutable y lo que discute el espíritu de la época. (Si KANT sólo hubiera sido como lo percibían los contemporáneos, que lo refutaron mal o bien, las cosas hubiesen estado mal para él.) Heideggeriana: Transcendencia ANEXO

En cualquier caso, la una no es la mera inversión de la otra. Al contrario, lo que ocurre es que intellectus y res se piensan de modo distinto en cada caso. Para darnos cuenta de esto tendremos que devolver la formulación habitual del concepto de verdad a su origen más próximo (el medieval). La veritas entendida como adaequatio rei ad intellectum no significa todavía lo que más tarde será la idea trascendental de KANT y que sólo es posible sobre el fundamento de la subjetividad del ser humano, esto es, que “los objetos se conforman a nuestro conocimiento”, sino que significa esa fe teológica cristiana que sostiene que las cosas, en lo que son y si son, sólo lo son en la medida en que, una vez creadas (ens creatum), corresponden a la idea previamente pensada en el intellectus divinus, es decir, en el espíritu de Dios, y por ende son de acuerdo a la idea (conformes) y, en este sentido, verdaderas. El intelecto humano también es un ens creatum. En cuanto facultad prestada al hombre por Dios, debe adecuarse a su idea. Pero el entendimiento sólo es conforme a la idea en la medida en que sus proposiciones adecuan lo pensado a la cosa, sin olvidar que la cosa también tiene que ser conforme a la idea. Si se parte de la suposición de que todo ente es “creado”, la posibilidad de la verdad del conocimiento humano se basa en el hecho de que cosa y proposición son en la misma medida conformes a la idea y, por eso, desde el punto de vista de la unidad del plano divino de la creación, se encuentran mutuamente acomodadas la una a la otra. En cuanto adaequatio rei (creandae) ad intellectum (divinum), la veritas es la que garantiza la veritas como adaequatio intellectus (humani) ad rem (creatam). La veritas siempre significa en su esencia la convenientia, la coincidencia de los distintos entes entre sí, en cuanto entes creados, con el creador, un modo de “concordar” que se rige por lo determinado en el orden de la creación. Heideggeriana: EssenciaVerdade

En el generoso rigor y la rigurosa generosidad de su dejar ser a lo ente como tal en su totalidad, la filosofía resulta ser un preguntar que no se puede atener únicamente a lo ente, pero que tampoco puede admitir ninguna imposición exterior. KANT ya intuyó este íntimo estado de necesidad del pensar; en efecto, dice así de la filosofía: “Aquí vemos cómo la filosofía se encuentra de hecho situada en una posición insegura que debe resultar firme, independientemente de que no pueda fijarla ni apoyarla en nada, ya sea en el cielo o en la tierra. Aquí tiene que demostrar su pureza como guardiana de sus propias leyes y no como heraldo de esas otras que un sentido innato o quién sabe qué naturaleza tutelar le sugieren… (Grundlegung der Metaphysik der Sitten, en Werke. Edición de la Academia IV, 425). Heideggeriana: EssenciaVerdade

Con esta interpretación de la esencia de la filosofía, KANT, cuya obra introduce el último giro de la metafísica occidental, está ya avistando un ámbito que, de acuerdo con su posición metafísica fundada sobre la subjetividad, ciertamente sólo podía concebir desde esta última, como un modo de cumplir sus propias leyes. Esta visión esencial de la determinación de la filosofía es, sin embargo, suficientemente amplia como para rechazar cualquier subordinación servil de su pensar, como aquella que encuentra su expresión más impotente y desafortunada refugiándose en esa vía de escape que le da como mucho a la filosofía el valor de mera “expresión” de la “cultura” (Spengler) y de prestigioso ornato de una humanidad creativa. Heideggeriana: EssenciaVerdade

Tres grandes potencias tuvieron su influjo reunidas en esto: 1. la Nueva poesía alemana (Klopstock, Herder, Goethe, Schiller y el Romanticismo), 2. la Nueva filosofía alemana (KANT, Fichte, Schleiermacher, Schelling, Hegel), y 3. la Nueva voluntad política alemana de los señores y los soldados del estado prusiano (Freiherr von Stein, Hardenberg, Humboldt, Scharnhorst, Gneisenau y von Clausewitz). Poetas y pensadores crearon un mundo espiritual nuevo, en el que fueran comprendidos y pensados en su conjunto el predominio de la naturaleza y de los poderes de la historia unificados en la esencia del absoluto. Heideggeriana: UniversidadeAlema2

A su vez, subyace en la esencia de lo matemático el que, en un resultado unificado se recojan y fundamenten como “sistema” todas las determinaciones del pensar. El impulso hacia el sistema y la construcción del sistema en la filosofía se hacen recién posibles, una vez que lo matemático se convierte en el principio más alto de todas las determinaciones del ser, desde Descartes. Ni Platon ni Aristóteles tuvieron un sistema, ni hablar entonces de los antiguos filósofos. Incluso KANT, que muestra — por vez primera, en la “Crítica de la razón pura” — lo legítimo del pensar dentro de sus límites, no pudo sustraerse a los rasgos del sistema, y esto debido a que finalmente, a pesar de la crítica, también para KANT se mantuvo inalterable el pensar, el juicio, como el tribunal de la determinación del ser, esto es, del ser como objetualización de la experiencia. Heideggeriana: EuropaFilosofia

Meister Eckart y Jakob Boehme, Leibniz y KANT, Schelling y Hölderlin, y finalmente Nietzsche buscan retroceder siempre de nuevo al fundamento del Ser, que se torna, siempre, en cada una de las diferentes interpretaciones, un abismo. Heideggeriana: EuropaFilosofia

La piedra del camino es una cosa y también el terrón del campo. El cántaro y la fuente del camino son cosas. Pero ¿y la leche del cántaro y el agua de la fuente? También son cosas, si es que las nubes del cielo, los cardos del campo, las hojas que lleva el viento otoñal y el azor que planea sobre el bosque pueden con todo derecho llamarse cosas. Lo cierto es que todo esto deberá llamarse cosa si también designamos con este nombre lo que no se presenta de igual manera que lo recién citado, es decir, lo que no aparece. Una cosa semejante, que no aparece, a saber, una “cosa en sí”, es por ejemplo, según KANT, el conjunto del mundo y hasta el propio Dios. Las cosas en sí y las cosas que aparecen, todo ente que es de alguna manera, se nombran en filosofía como cosa. Heideggeriana: ObraArte

Debemos pensar el término “situar” en el sentido de la thesis. Por ejemplo, en la página 52 se dice así: “Disponer y ocupar se han pensado siempre aquí (¡) a partir del sentido griego de la thesis, que significa poner en lo no oculto”. El “poner” griego quiere decir situar, en el sentido de dejar surgir, por ejemplo, dejar surgir una estatua, es decir, poner, depositar una ofrenda sagrada. Situar y depositar tienen el sentido del alemán Her [hacia aquí], vor [ante, delante] y bringen [traer], es decir, traer hacia lo no oculto o traer a la presencia, en definitiva, traer delante: ‘Hervorbringen’. Situar y poner no significan aquí nunca esa manera provocadora de ponerse en frente de (del Yo-sujeto) tal como lo concibe la modernidad. El alzarse de la estatua (es decir, la presencia del resplandor que nos contempla) es diferente del alzarse de eso que se alza enfrente al modo del objeto. “Erigirse, establecerse” es (vid. p. 29) la constancia del resplandecer. Por el contrario, en el contexto de la dialéctica de KANT y del Idealismo alemán, tesis, anti-tesis y síntesis significan una manera de situar dentro de la esfera de la subjetividad de la conciencia. En consecuencia, Hegel interpretó la thesis griega — desde su punto de vista con toda la razón — en el sentido de un poner inmediato del objeto. Si, para él, este poner sigue siendo no verdadero es porque no está mediado todavía por la antítesis y la síntesis (vid. Hegel und die Griechen, en Wegmarken, 1967). Heideggeriana: ObraArte

(6) A la esencia de la imagen le corresponde la cohesión, el sistema. Con esto no nos — referimos a la simplificación y reunión artificial y externa de lo dado, sino a la unidad de la estructura en lo re-presentado como tal, unidad que se despliega a partir del proyecto de objetividad de lo ente. En la Edad Media, el sistema es imposible, pues allí lo único esencial es el orden de las correspondencias, concretamente el orden de lo ente en el sentido de lo creado por Dios y previsto como tal creación suya. El sistema aun resulta más ajeno al mundo griego, por mucho que en los tiempos modernos se hable erróneamente de sistema platónico y aristotélico. En la investigación, la empresa es una determinada conformación y disposición de lo sistemático en las que éste determina al mismo tiempo la disposición en una relación de reciprocidad. Allí donde el mundo se convierte en imagen, el sistema se hace con el dominio, y no sólo en el pensamiento. Pero donde el sistema es guía, también cabe siempre la posibilidad de la degeneración hacia la exterioridad de un sistema que simplemente ha sido fabricado y ensamblado. De hecho, esto es lo que ocurre cuando falta la fuerza originaria del proyecto. Aún no se ha comprendido la singularidad, diversa en sí misma, de la sistemática que se advierte en Leibniz, KANT, Fichte, Hegel y Schelling. Su grandeza reside en que, frente a Descartes, no se despliega a partir del subjectum como ego y substancia finita, sino, ya sea, como en Leibniz, a partir de la mónada, como en KANT, a partir de la esencia trascendental de la razón finita, arraigada en la imaginación, como en Fichte, a partir del Yo infinito, como en Hegel, a partir del Espíritu como saber absoluto o, como en Schelling, a partir de la libertad en tanto que necesidad de todo ente, el cual como tal ente, sigue estando determinado por la diferencia entre fundamento y existencia. Heideggeriana: ImagemMundo

Se dice que la cantidad del material, la multiplicidad y la extensión de los diferentes ámbitos en los que habría tenido que probarse que la voluntad de poder era el carácter fundamental del ente, no podían ya ser dominadas de manera uniforme por un único pensador. Porque la filosofía tampoco puede sustraerse ya a la especialización del trabajo en disciplinas reinantes desde mediados del siglo pasado — lógica, ética, estética, filosofía del lenguaje, filosofía política, filosofía de la religión —, siempre que quiera producir algo más que frases hechas generales y vacías sobre lo que de todos modos ya se conoce de modo más fiable gracias a las diferentes ciencias. Puede que en la época de KANT, o quizás aun en la de Hegel fuera aún posible dominar de modo uniforme todos los ámbitos del saber. Mientras tanto, sin embargo, las ciencias del siglo XIX no sólo han ampliado de manera sorprendentemente rica y rápida el conocimiento del ente, sino que, sobre todo, han desarrollado la investigación de todas sus regiones de un modo tan multiforme, fino y seguro que un conocimiento aproximado de todas las ciencias apenas si roza su superficie. Pero el conocimiento de los resultados y de los modos de operar de todas las ciencias resulta necesario si se quiere establecer algo suficientemente fundado sobre el ente en su totalidad. Sin esa base científica toda metafísica no es más que un edificio construido en el aire. Tampoco Nietzsche podía alcanzar ya un dominio uniforme de todas las ciencias. Heideggeriana: VontadePoder

¿Qué es el conocimiento? ¿Qué es aquello por lo que propiamente preguntamos cuando formulamos la pregunta por la esencia del conocimiento? A la posición del hombre occidental en medio del ente, a la determinación, fundamentación y despliegue de esa posición respecto del ente, es decir a la determinación esencial del ente en su totalidad, es decir a la metafísica occidental, le es propia, esta peculiaridad única: que desde temprano el hombre occidental tuvo que preguntarse: ti estin episteme, “¿qué es el conocimiento?”. Sólo mucho después, en el curso del siglo XIX, esta pregunta metafísica se convirtió en objeto de tratamiento científico, lo que quiere decir en objeto de investigaciones psicológicas y biológicas. La pregunta por la esencia del conocimiento se transformó en una cuestión de “formación de teorías”, en la palestra de la teoría del conocimiento. Comparando retrospectivamente y con el impulso de las investigaciones historiográficas y filológicas del pasado, se encontró entonces que ya Aristóteles y Platón, e incluso Heráclito y Parménides, y después Descartes, KANT y Schelling, “también” habían “hecho” una “teoría del conocimiento” tal, aunque ciertamente la “teoría del conocimiento” del viejo Parménides tenía que ser necesariamente muy imperfecta aún, ya que no disponía todavía de los métodos y aparatos del siglo XIX y XX. Es cierto que Heráclito y Parménides, estos viejos y grandes pensadores, meditaron sobre la esencia del conocimiento; pero también es un “hecho” que hasta hoy apenas si vislumbramos y apreciamos rectamente lo que significa esta meditación sobre la esencia del conocimiento: el “pensar” como hilo conductor del proyecto del ente en su totalidad en dirección al ser, la inquietud oculta a sí misma por la encubierta esencia de este “hilo conductor” y del “carácter de hilo conductor” en cuanto tal. Heideggeriana: VontadePoder

Pero que esos pensadores, y análogamente los pensadores de la época moderna, hayan “hecho” “teoría del conocimiento” al modo de los estudiosos de la filosofía del siglo XIX es una opinión pueril, incluso si se concede que KANT ha administrado la cuestión “gnoseológica” mucho mejor que los “neokantianos” que lo “mejoraron” posteriormente. Esta alusión a la confusión propia de la “teoría del conocimiento” erudita podría haberse omitido tranquilamente si el propio Nietzsche, en parte a disgusto y en parte con curiosidad, no se hubiera movido dentro de ese aire enrarecido y no se hubiera vuelto dependiente de él. Puesto que incluso los pensadores más grandes, lo que quiere decir al mismo tiempo los más solitarios, no habitan en un espacio supraterrestre, en un sitio supramundano, sino que están siempre rodeados, afectados, influidos, como suele decirse, por lo contemporáneo y lo tradicional. Pero la cuestión decisiva es la de si su auténtico pensar se explica, o por lo menos se aclara preferentemente, a partir de las influencias del medio y de los efluvios de sus predisposiciones “vitales” o si, por el contrario, su pensamiento único se comprende desde orígenes esencialmente diferentes, esto es, desde aquello que precisamente abre y funda primariamente ese pensar. Al rastrear el pensamiento de Nietzsche acerca de la esencia del conocimiento no tendremos en cuenta lo “fatal” que hay en él en muchos sentidos, lo que hay en él de contemporáneo, es decir de “gnoseológico”, sino que atenderemos sólo a aquello en lo que se despliega y llega a su acabamiento la posición fundamental de la metafísica moderna. Pero este elemento “metafísico” se pone por sí mismo, por su propio peso esencial, en una oculta conexión histórica con el inicio del pensar occidental entre los griegos. A esta conexión del acabamiento de la metafísica occidental con su comienzo no la pensamos de modo historiográfico, como cadena de dependencias y relaciones entre opiniones, puntos de vista y “problemas” filosóficos; de esta conexión sabemos que es aquello que acontece y es, ahora y aún en el futuro. Heideggeriana: VontadePoder

La verdad — si es en esencia estimación de valor — es equivalente a tener por verdadero. Al tener algo por algo y ponerlo como tal se lo denomina también juzgar. Nietzsche dice: “El juzgar es nuestra creencia más antigua, nuestro más acostumbrado tener-por-verdadero o por no-verdadero” (n. 531; 1885-1886). El juicio, el enunciado de algo sobre algo, es en la tradición de la metafísica occidental la esencia del conocimiento, del que forma parte el ser verdadero. Y tener algo por lo que es, re-presentarlo como lo que es de tal o cual manera, adecuarse en el representar a lo que surge y sale al encuentro — ésta es la esencia de la verdad como corrección. Por consiguiente, en la frase comentada que dice que la verdad es una estimación de valor, Nietzsche no piensa en el fondo otra cosa que: la verdad es corrección. Parece haberse olvidado totalmente de la sentencia que afirmaba que la verdad era una ilusión. Parece incluso estar en total coincidencia con KANT, que en su Critica de la Razón Pura advierte en una ocasión que allí se “concede y presupone” la explicación de la verdad como “coincidencia del conocimiento con su objeto” (A 58, B 82). En pocas palabras: para KANT, la determinación de la verdad como corrección (en el sentido comentado) es intocable y está fuera de toda duda; y préstese atención, para KANT, que en su doctrina acerca de la esencia del conocimiento llevó a cabo el giro copernicano, según el cual el conocimiento no se debe regir por los objetos sino, a la inversa, los objetos por el conocimiento. Del mismo modo en que KANT explica la esencia general de la verdad, así piensan también los teólogos medievales y así piensan también Platón y Aristóteles acerca de la “verdad”. Nietzsche no sólo parece estar en armonía con esta tradición occidental, sino que lo está efectivamente; sólo por eso puede, más aún, tiene que diferenciarse de ella. La pregunta es por qué, y en qué sentido, piensa, sin embargo, la esencia de la verdad de un modo diferente. El lema acerca de la esencia de la verdad contiene por cierto como presuposición la posición implícita: verdad es corrección, pero dice además otra cosa, y esta otra cosa es esencial para Nietzsche; por eso la hace pasar inmediatamente al primer plano gracias al modo en que está construida y acentuada la frase: “La estimación de valor… “como esencia de la “verdad”.” Esto significa: la esencia de la verdad como corrección (la corrección como tal) es propiamente una estimación de valor. En esta interpretación de la esencia de la corrección (del concepto de verdad tradicional y obvio) se encuentra la visión metafísica decisiva de Nietzsche. Esto quiere decir: la esencia de la corrección no encuentra de ninguna manera su elucidación y fundamentación en el sentido de que se diga de qué modo el hombre, con las representaciones que tienen lugar en su conciencia y que son, por lo tanto subjetivas, podría regirse por los objetos presentes fuera de su alma, de qué modo podría franquearse el abismo entre el sujeto y el objeto para que fuera posible algo así como un “regirse por… Heideggeriana: VontadePoder

Entonces habría que preguntar, simplemente: ¿por qué sale al encuentro en primer lugar el “caos”, en qué medida la necesidad práctica es determinante para el conocer, y por qué el conocimiento es un “esquematizar? Pero preguntando de este modo, ¿podemos retroceder por detrás del estado del comportamiento cognoscente hacia aquel estado sólo desde el cual surge el conocer, conocer que supera la relación no cognoscitiva con el ente y produce y recoge en general por vez primera una relación con “algo”, es decir con lo que de alguna manera “es”? Evidentemente, en la determinación que hace Nietzsche de la esencia del conocimiento, al igual que en la que establecen otros pensadores — recordemos a KANT —, se produce un retroceso hacia lo que hace posible y sustenta esa única representación que inmediata y regularmente nos resulta familiar, la representación de un mundo ordenado y estructurado. De este modo se acomete el intento de ir cognoscitivamente por detrás del conocer. El conocer, concebido como esquematizar, es reconducido a la necesidad vital práctica y al caos como condiciones de su posibilidad y su necesidad. Si concebimos a la praxis vital, por un lado, y al caos, por otro, como algo que en todo caso no es una nada y por lo tanto como un ente que esencia de tal o cual manera, resulta que tal caracterización de la esencia del conocimiento implica reconducir su constitución esencial a algo ya ente, quizás incluso al ente en su totalidad. Heideggeriana: VontadePoder

¿Pero cómo llega el caos a ocupar el papel aludido de lo cognoscible en la determinación de la esencia del conocimiento? ¿Dónde la meditación sobre el conocimiento encuentra un motivo y un impulso para caracterizar aquello que sale al encuentro del conocer como caos, y además como “el caos” en sentido absoluto, no como un “caos” en algún sentido particular? ¿Es el concepto opuesto a “orden”? Atengámonos nuevamente a un ejemplo corriente: entramos en esta aula — supongamos que por primera vez — y comprobamos que en la pizarra hay escritas palabras griegas. En este conocimiento no nos encontramos de momento un caos, sino que vemos la pizarra y los caracteres; quizás no estemos ya todos en condiciones de comprobar que se trata de caracteres griegos, pero incluso entonces no estamos ante un caos, sino ante algo visiblemente escrito que no podemos leer. Se concederá que, ciertamente, el percibir y el enunciar se refieren a la pizarra que está aquí delante, constituida de tal o cual modo, y no a un caos. Esta concesión corresponde a la situación real, pero da ya por decidida la auténtica pregunta. “Esta pizarra”, ¿qué quiere decir esto? ¿No expresa el conocimiento ya realizado: la cosa como pizarra? Tenemos que haber reconocido ya esa cosa como una pizarra. ¿Qué pasa con este conocimiento? Los enunciados sobre la pizarra se basan todos ya en el reconocimiento de esta cosa como una pizarra. Para reconocer esta cosa como pizarra tenemos que haber fijado previamente lo que sale al encuentro como “cosa” y no, por ejemplo, como un proceso que pasa rápidamente. Lo que es tomado previamente y en general como cosa, eso que sale al encuentro, con lo que nos topamos y que, en lo que es y tal como es, nos golpea y nos concierne, tenemos que haberlo percibido ya en ese primer encuentro. Allí sale al encuentro algo negro, gris, blanco, castaño, duro, rugoso, sonoro (si se lo golpea), extenso, plano, móvil, o sea una multiplicidad de datos. ¿Pero se trata de datos, de algo que se da? ¿O es también algo recibido, recogido ya por la palabras negro, gris, duro, rugoso, extenso, plano? ¿No tenemos que retirar de lo que sale al encuentro la invasión que hemos hecho con la palabra con la que lo hemos fijado para tener así puramente lo que sale al encuentro, para dejar que salga al encuentro? Lo que sale al encuentro: ¿puede aún decirse algo de ello? ¿O comienza aquí el ámbito en que no hay más nada que decir, el ámbito de aquella renuncia donde ya no se puede o aún no se puede decidir acerca de si es, no es o es nada. ¿O tampoco respecto de esto que aquí sale al encuentro se ha renunciado aún a la palabra que lo nombra sino que, si bien no se lo denomina a él mismo, sí se lo designa según aquello por cuyo intermedio nos es aportado, por la vista, el oído, el olor, el gusto, el tacto y todo tipo de impresiones? A lo dado se lo denomina entonces multiplicidad de “sensaciones”. KANT llega a hablar de un “hervidero de sensaciones”, aludiendo así exactamente al caos, a la mezcla que, no sólo en el instante de la percepción de esta pizarra sino continuamente y en todo lugar, nos apremia — de modo aparentemente más exacto se suele decir que apremia a “nuestro cuerpo” —, nos tiene ocupados, nos afecta, nos baña y nos revuelve. En efecto, al mismo tiempo y junto con los datos de los así llamados sentidos externos, también apremian y revuelven, empujan y arrastran, cautivan y rechazan, desgarran y sostienen las “sensaciones” del sentido “interno”, a las que se fija — nuevamente de modo aparentemente exacto y correcto — como estados corporales. Heideggeriana: VontadePoder

Así pues, la razón, como lo fue viendo KANT de manera cada vez más clara en el curso de su pensamiento, es en su esencia “razón práctica”, lo que quiere decir: percepción proyectante de lo que en sí mismo tiende a posibilitar la vida. Proyectar la ley moral en la razón práctica quiere decir: posibilitar el ser hombre como persona, la cual está determinada por el respeto ante la ley. La razón despliega sus conceptos y categorías de acuerdo con la correspondiente dirección del aseguramiento de la existencia consistente. O sea: no es la razón misma, no es su esencia la que se desarrolla a partir de la necesidad de dominar el caos, sino que ella ya es en sí misma percepción del caos en la medida en que lo que embiste como algo confuso sólo se vuelve perceptible en el campo visual del orden y la consistencia y, en consecuencia, al ser lo que acosa de tal o cual manera, sugiere y exige esta o aquella fijación, esta o aquella formación de esquema. Heideggeriana: VontadePoder

En la medida en que conocemos lo que sale al encuentro como cosa, como teniendo tal o cual cualidad, como referido a otros de tal o cual manera, causado de tal o cual modo, de tal o cual tamaño, ya hemos de antemano trasladado inventivamente a lo que sale al encuentro la cosidad, la cualidad, la relación, el efecto, la causa, la magnitud. Lo inventado en este inventar son las categorías. Aquello que propiamente se nos aparece y se nos muestra en su aspecto: esta cosa en su cosidad así conformada — en griego, la “idea” — es de origen inventado; y por lo tanto de un origen superior, que está por encima de lo que nuestro quehacer inmediato recoge y cree sólo recoger como algo tangible y que está allí delante. Esta esencia inventiva de la razón no fue descubierta por primera vez por Nietzsche, sino que sólo la acentuó en ciertos aspectos de manera especialmente brusca y no siempre suficiente. El carácter inventivo de la razón fue explícitamente visto y pensado por primera vez por KANT en su doctrina de la imaginación trascendental. La concepción de la esencia de la razón absoluta en la metafísica del idealismo alemán (en Fichte, Schelling, Hegel) se funda totalmente en la visión kantiana de la esencia de la razón como una “facultad” “formativa”, inventiva. Heideggeriana: VontadePoder

Pero este pensamiento de KANT sólo expresa lo que tenía que decirse sobre la esencia de la razón en el terreno de la metafísica de la época moderna. La razón, experimentada en el modo de la modernidad, se vuelve equivalente a la subjetividad del sujeto humano y significa: el representar, con certeza de sí mismo, del ente en su entidad, es decir, aquí, en su objetividad [Objektivität, Gegenständlichkeit]. El representar tiene que tener certeza de sí porque se convierte ahora en el representar de los objetos que se basa puramente en sí mismo, es decir, que tiene el carácter de sujeto. En la certeza de sí la razón se asegura de que con su determinación de la objetividad asegura lo que sale al encuentro y de ese modo se pone ella misma en el círculo de la seguridad calculable en todas las direcciones. La razón se convierte así, de manera más explícita que nunca, en esa facultad que se imagina y conforma a si todo lo que el ente es. Se convierte en la imaginación pura y simple, así entendida. Cuando subrayamos que KANT “sólo” vislumbra y expresa de modo más claro esta esencia de la razón por vez primera en su conjunto y a partir de una mensuración real del ámbito de su facultad, con este “sólo” no se pretende de ninguna manera empequeñecer la doctrina kantiana de la imaginación trascendental. Sólo queremos y podemos aspirar en todo momento a salvar el carácter incomparable de este paso del pensar kantiano. Heideggeriana: VontadePoder

Ordenar es, previamente, instituir y tener la osadía de esa exigencia, es el descubrimiento de su esencia — descubrimiento que crea la exigencia misma — y la posición de su derecho. Este ordenar tomado en un sentido esencial es siempre más difícil que la obediencia en el sentido de acatar la orden ya dada. El auténtico ordenar es un obedecer frente a lo que reclama ser asumido con responsabilidad libre, cuando no directamente creado. El ordenar esencial es el primero en poner el hacia dónde y el para qué. Ordenar en cuanto anuncio de una exigencia ya formulada y ordenar en cuanto institución de esa exigencia y asunción de la decisión implícita en ella, son dos cosas fundamentalmente diferentes. El ordenar y el poder ordenar originarios surgen siempre de una libertad, son siempre una forma fundamental del auténtico ser libre. La libertad — en el sencillo y profundo sentido en que KANT comprendió su esencia — es en sí misma inventar, fundar sin fundamento un fundamento, de modo que ella misma se dé la ley de su esencia. Pero no otra cosa significa ordenar. Heideggeriana: VontadePoder

La metafísica, en cuanto verdad del ente perteneciente al ser, no es nunca en primer lugar la visión y el juicio de un ser humano, nunca sólo un edificio doctrinal y la expresión de su época. Todo esto también lo es, pero siempre como consecuencia posterior y en su faz externa. El modo, en cambio, en el que quien está llamado a salvaguardar la verdad en el pensar asume la rara disposición, fundamentación, comunicación y preservación de la verdad en el anticipador proyecto existencial-extático, delimita lo que se llamará la posición metafísica fundamental de un pensador. Por lo tanto, cuando se nombre a la metafísica, que pertenece a la historia del ser mismo, con el nombre de un pensador (la metafísica de Platón, la metafísica de KANT), esto no quiere decir aquí que la metafísica sea la obra, la posesión o la característica distintiva de esos pensadores como personalidades de la creación cultural. Ahora, la denominación significa que los pensadores son lo que son en la medida en que la verdad del ser se ha confiado a ellos para que digan el ser, es decir, en el interior de la metafísica, el ser del ente. Heideggeriana: MetafisicaNietzsche

Platón, con cuyo pensar comienza la metafísica, concibe el ente en cuanto tal, es decir el ser del ente, como idea. Las ideas son en cada caso lo uno respecto de lo múltiple, lo cual sólo aparece bajo su luz y sólo al aparecer así es. En cuanto son este uno que unifica, las ideas son al mismo tiempo lo consistente, verdadero, a diferencia de lo cambiante y aparente. Comprendidas desde la metafísica de la voluntad de poder, las ideas tienen que ser pensadas como valores y las unidades más altas como valores supremos. El propio Platón aclara la esencia de la idea a partir de la idea más alta, de la idea del bien (agathon). Pero “bien” es para los griegos aquello que hace apto para algo y lo posibilita. Las ideas, en cuanto ser, hacen al ente apto para ser algo visible, o sea presente, es decir, para ser un ente. Desde entonces el ser, en cuanto es lo uno que unifica, tiene en toda metafísica el carácter de “condición de posibilidad”. A este carácter del ser KANT le ha dado, mediante la determinación trascendental del ser como objetividad, una interpretación determinada desde la subjetividad del “Yo pienso”. Nietzsche, desde la subjetividad de la voluntad de poder, ha comprendido estas condiciones de posibilidad como “valores”. Heideggeriana: MetafisicaNietzsche

Ahora bien, la esencia de la subjetividad impulsa sin embargo desde sí misma y de modo necesario hacia la subjetividad incondicionada. La metafísica de KANT se resiste aún a este impulso esencial del ser, para establecer, no obstante, al mismo tiempo, el fundamento de su cumplimiento. En efecto, lleva por vez primera al concepto la esencia encubierta de la subjetividad como esencia del ser en general, metafísicamente comprendido: que el ser es la entidad en el sentido de la condición de posibilidad del ente. Heideggeriana: MetafisicaNietzsche

Decisivo: KANT, concretamente en esa doctrina que contiene de manera nada llamativa una observación marginal de la Crítica de la razón pura, agregada posteriormente, pero colmada de una intelección esencial y de la confrontación con Leibniz y toda la metafísica anterior tal como la ve KANT (cfr. Crítica de la razón pura, “Apéndice” a la analítica trascendental: “De la anfibología de los conceptos de la reflexión). Heideggeriana: HistoriaSer

Esta “intuición” en el sentido de KANT no puede equipararse nunca con la preeminencia de la aletheia, sino sólo con la preeminencia de la idea y con la transformación de la aletheia en omoiosis por la preeminencia de la idea, como germen del despliegue del representar en el sentido de la objetivación. Heideggeriana: HistoriaSer

La voluntad según KANT: obrar de acuerdo con conceptos. Heideggeriana: HistoriaSer

Para KANT, ser quiere decir: 1. Objetividad [Gegenständlichkeit-Objektivität] — certeza como representatividad de la experiencia; en lo cual: a) certeza de la síntesis, b) carácter de impresión de la sensación, ambas como realidad [Realität] (cfr. “Los postulados del pensamiento empírico en general”). 2. Realidad efectiva de la libertad — como cosa en sí, es decir, voluntad. 3. Cfr. 1 b. Carácter de impresión de la sensación; influjo [Einwirkung] — eficacia [Wirksamkeit]. Considerar si y cómo estas determinaciones del ser son pensadas unitariamente, o bien si la realidad efectiva (cfr. “Los postulados del pensamiento empírico en general”) puede quedar precisamente incuestionada desde un comienzo y cómo, a pesar de ello, es posible que la ontología exista como filosofía trascendental. Heideggeriana: HistoriaSer

En forma negativa, la tesis de KANT sobre el ser como “meramente la posición” quiere decir: ser no es ni un predicado real de un contenido de la cosa ni, en general, un predicado de alguna cosa u objeto. Heideggeriana: HistoriaSer

La tesis de KANT sobre el ser: una tesis ontoteológica, enunciada en el contexto de la pregunta por la existencia de Dios en el sentido del summum ens qua ens realissimum. Heideggeriana: HistoriaSer

En lo que para KANT es incuestionado está para nosotros lo digno de cuestión: la proveniencia esencial de la “posición” desde el dejar yacer delante de lo presente en su presencia. Heideggeriana: HistoriaSer

El sistema-Enciclopedia muestra en su construcción un decidido retroceso a la estructura fundamental de la metafísica vigente. A la metaphysica generalis corresponde la posición de preferencia de la “Ciencia de la lógica”. A la conclusión de la metaphysica specialis (a la verdadera metafísica en el sentido de KANT), es decir, a la theologia rationalis corresponde la Filosofía del espíritu absoluto. A la kosmologia rationalis corresponde la Filosofía de la naturaleza y a la psychologia rationalis la Filosofía del espíritu subjetivo y objetivo. Por cierto esta estructura tradicional se ha mantenido también en el sistema-Fenomenología, pero sólo para la segunda parte del sistema. Heideggeriana: HegelFenomenologia

La conciencia no es mera perceptio, re-presentar asidor, sino apperceptio, un pre-sentar-nos que nos comprende. Pero el sí mismo de este modo co-representado no se mueve según la esencia posteriormente, fuera de lo ya sabido, ni en la conciencia, que de lo contrario permanece dirigida de inmediato a las cosas. La autoconciencia no es una conciencia enriquecida en su contenido sólo por la representación del sí mismo, sino que la conciencia de las cosas es esencialmente y propiamente autoconciencia, aunque en la mayoría de los casos una tal que no representa expresamente al sí mismo y así en cierta manera lo olvida. El sí mismo en la autoconciencia es sobre todo un aspecto de la relación de la conciencia con lo sabido y es simultáneamente y propiamente toda esta relación misma. Esta relación contiene la constitución esencial de la conciencia. Hegel la denomina “reflexión”, pero no entiende este título psicológicamente como proceder, sino ontológicamente como la relación estructural de la flexión esencial y del reflejo de todo lo conciente como tal y con ello de la conciencia en el sí mismo. Entiende la “reflexión” no como retrodirección de la mirada, sino como retroflexión del brillar y aparecer, es decir, de la luz misma. (La “reflexión” — comp. ya KANT en la “Anfibolía de los conceptos de la reflexión” — está pensada metafísica ontológicamente, no subjetiva-psicológicamente). (La unidad esencial de “reflexión” y negatividad; la conciencia es el espíritu como reflexión idéntica en sí y otro). Heideggeriana: HegelFenomenologia

En la filosofía, es decir, en la metafísica, se trata del conocimiento de lo que verdaderamente es, o de lo que el ente en verdad es. El verdadero ente, para la metafísica del idealismo alemán, es el absoluto. Si en esta metafísica el absoluto ha de ser conocido, este propósito está a la sombra de la filosofía de KANT, cuya “Crítica de la Razón pura” tiene la intención de prestar claridad acerca de la esencia del conocimiento especulativo del absoluto a través de delimitaciones bien fundadas. El autoaseguramiento del proceder y de toda postura es en general un rasgo fundamental de la filosofía de la modernidad. De este modo corresponde en esta época a una “representación natural”, anticipar al conocimiento del absoluto una consideración examinadora del conocimiento mismo. Heideggeriana: HegelFenomenologia

De manera introductoria y casi incidentalmente, encubierta en proposiciones subordinadas, Hegel expresa en el primer parágrafo de la “Introducción” lo que sostiene su metafísica: el absoluto está ya en nosotros y quiere estar en nosotros. El conocer es el rayo del absoluto que nos toca, no un propósito que obtenemos “posteriormente” en dirección hacia el absoluto. Desde el auténtico recuerdo de la historia de la metafísica, debiéramos saber que ésta desde Platón y Aristóteles sólo piensa el ente como ente, en tanto a la vez piensa al máximo ente (timietaton on = to theion) y a su vez éste como el fundamento y la causa (arche — aition) de todo ente y con ello del ser. En tanto el ente es pensado como ente (on he on), la metafísica es ontológica. En tanto el ente como ente es pensado desde el máximo ente, la metafísica es teológica. La metafísica es en su esencia ontoteológica. Ello rige no sólo para la metafísica de Platón y para la de Aristóteles o hasta para la metafísica cristiana. También la metafísica moderna es de Descartes a Nietzsche ontoteológica. La fundamentación y evidencia del principio de autocerteza del ego cogito tiene su fundamento en la idea innata substantiae infinitae, es decir, Dei. Cada mónada divisa en una determinada perspectiva el universo y con él la mónada central de Dios. Toda razón del hombre, como relación fundamental de su esencia con el ente, está determinada según KANT por los postulados de la razón práctica, en los que está planteada la existencia del máximo bien como de lo incondicionado. Y el ser como “voluntad de poder” es también según Nietzsche sólo posible sobre el fundamento de lo incondicionado, que él sólo puede expresar todavía como “el eterno retorno de lo igual”. Heideggeriana: HegelFenomenologia

En tanto Hegel dice “El absoluto ya está en nosotros” y “el conocer es el rayo del absoluto que nos toca”, dice lo mismo. Pero dice esto mismo a la vez de otro modo — a saber desde una última incondicionalidad, que plantea como lo primero. A esta posición expresa y sabedora primera del primer supuesto de toda metafísica determinada ontoteológicamente, tenemos que concebirla finalmente como lo que es. Es la máxima decisión de la autorreflexión crítica, iniciada con Descartes, llevada recién por KANT a su ámbito (trascendental). Es lo contrario de una especulación sin límites, que dejara tras suyo los mojones fronterizos de la crítica. El saber de la esencia del saber absoluto se sabe ya a sí mismo como saber absoluto. Es el saber en su esencialidad, “la” ciencia simplemente, la única que puede y tiene que saber su propia esencia. Es la “Teoría de la ciencia”. Así reza según Fichte el nombre alemán y moderno para la metafísica absoluta. Esta metafísica no es el deshecho de la “crítica”, sino que concibe la “crítica” misma en su incondicionalidad. Considera que la máxima circunspección con respecto al conocimiento del absoluto reside en un previo comenzar en serio con lo que aquí es conocido. Pero si ahora “la ciencia” se expresa así, en forma directa, sobre el absoluto y el conocimiento del absoluto, entonces entra simplemente en cierto modo en medio del opinar diario y entre los hechos que aparecen como una entre otros. Mas el mero entrar y abrirse paso no es sin embargo legitimación alguna. Por ello Hegel dice hacia la conclusión del capítulo I de la “Introducción” (parágrafo 4): “Pero la ciencia por el hecho de que entra en escena, es ella misma un fenómeno; su entrar en escena no es aún ella llevada a cabo y desplegada en su verdad” (WW II, 62). Heideggeriana: HegelFenomenologia

Examen — se escucha en época de KANT como consideración “gnoseológico crítica” del conocer, que para tal intención es aislado por sí como un “medio”. Pero ante todo el pensar común plantea de inmediato la pregunta de dónde está tomada la regla de medida para este “examinar”. En tanto Hegel nuevamente se aventura en el opinar habitual sobre tomar-medida y examinar, dilucida cosas esenciales en el capítulo siguiente de la “Introducción” sobre el curso del presentarse del saber que aparece. Heideggeriana: HegelFenomenologia

¿Hasta qué punto la conciencia como tal y por consiguiente en sí es reguladora de medida, de tal modo que da ya la medida adecuada a su esencia por el hecho de que es conciencia, es decir, de que “da a ella misma su regla de medida”? Hegel dice con circunspección, “a ella misma”, no: a sí misma, para expresar a través de esto que la conciencia no tiene que desarrollarse recién posteriormente y además desde sí. Hegel no sólo la piensa en el sentido de Descartes en general como autoconciencia, de tal modo que todo lo conciente es lo que es para un yo, es decir, algo que se opone (objeto) al representar. Piensa por anticipado la autoconciencia a la vez en sentido “trascendental” kantiano, es decir, atendiendo a la objetividad del objeto de la conciencia. Pero lo objetivo del objeto se funda en y se determina desde las funciones originariamente unientes (sintéticas) de la autoconciencia. Ellas determinan la objetividad del objeto, de tal modo que cada objeto como tal, es decir, con respecto a su objetividad, se tiene que medir en la autoconciencia, es decir, en la esencia de la conciencia. Este es el único sentido del pensamiento a menudo citado y también a menudo malentendido y citado sólo fragmentariamente, que KANT expresa en el Prefacio a la segunda edición de su “Crítica de la Razón pura” (B XVI), en cuanto compara su cuestionamiento trascendental con el cuestionar de Copérnico. Las proposiciones rezan: “Hasta ahora se aceptó que todo nuestro conocimiento tiene que orientarse según los objetos; pero todos los intentos de determinar a priori algo sobre ellos a través de conceptos, a través de lo cual nuestro conocimiento sería ampliado, se desbarataron bajo este supuesto. De allí que se intente una vez, si no, no progresaríamos más en las tareas de la metafísica, aceptando que los objetos tengan que orientarse según nuestro conocimiento, lo que ya concuerda con la anhelada posibilidad de un conocimiento de los mismos a priori, que debe fijar algo sobre los objetos, antes de que nos sean dados. Con esto sucede como con el primer pensamiento de Copérnico, quien después de que con la explicación de los movimientos del cielo no lograba salir tan bien cuando admitía que todo el ejército de estrellas giraba en torno al espectador, intentó si no resultaba mejor si hacía girar el espectador y por el contrario [dejaba] las estrellas en calma”. Heideggeriana: HegelFenomenologia

Esta comparación para nada suena a “subjetivismo” en el sentido del pensar común. El espectador ha de girar en torno a las estrellas, no éstas en torno al espectador. Lo menciona KANT, para dilucidar su propio cuestionamiento a través de la comparación con el giro copernicano. ¿Pero dice KANT, sin embargo, que los objetos deben orientarse según nuestro conocimiento, por lo tanto las estrellas según el espectador? No — leamos con precisión. Dice: Los objetos deben orientarse “según nuestro conocimiento”, es decir, según la esencia de la conciencia. Esto quiere decir: KANT deja al ente en sí en calma y lo determina, no obstante, de tal modo que hace girar el aparecer y con ello el observador que representa a lo que aparece, en torno a la cosa misma. No quiere decir: este árbol aquí como árbol tendría que orientarse según lo que aquí pienso de él, sino: el árbol como objeto tiene la esencia de su objetividad en lo que previamente pertenece a la esencia de la objetividad. Ésta es la medida para el objeto; es decir, la originaria unidad de la autoconciencia y de su representar uniente es la regla de medida dada en la esencia de la autoconciencia para lo consiente como tal. Hegel dice: la conciencia se da a sí misma su regla de medida, porque ya siempre se expresa sobre la objetividad de sus objetos y así sobre sí misma. Pero no se detiene como KANT en la autoconciencia humana, sino que también convierte aún a la autoconciencia misma expresamente en objeto de sí misma y de este modo hace desplegar en ella misma reglas de medida más originarias. De hecho también KANT procede así, en tanto hace enunciados acerca de la esencia de la autoconciencia, que son medidos en general en la esencia de la razón. Pero la proposición de Hegel: “La conciencia da a sí misma su regla de medida”, no dice sólo que la regla de medida sea dada inmediatamente con la esencia de la conciencia y caiga en ésta; con el “da” dice al mismo tiempo que la conciencia, en su curso hacia su esencia, hace aparecer respectivamente la regla de medida de sí misma y de este modo es en sí conformadora de regla de medida. Ésta se modifica de grado en grado, en tanto paso a paso aparece la originaria elevation al absoluto y con ello éste mismo como la integridad de la esencia de la conciencia. Ella se relaciona como tal con su consiente (el “objeto”) y en tanto lo refiere a sí como sí misma, ya se relaciona también consigo misma. Según esto el objeto es lo que es para la autoconciencia. Pero también ésta es lo que es en tanto aparece para ella misma, a saber como lo que constituye la objetividad del objeto. La autoconciencia es en sí la regla de medida para su objeto. En tanto se relaciona con éste, el objeto, como lo por-medir, pero a la vez consigo misma como la que mide, se realiza en sí misma en esta doble relación la comparación de lo por-medir con su regla de medida. Para ella son simultáneamente lo por-medir y lo que mide como lo mismo. La conciencia es en sí misma esencialmente esta comparación. Y en tanto es en esta comparación, es esencialmente examen. Realiza el examen de su esencia no ocasionalmente en situaciones críticas sino en todo tiempo, en tanto como autoconciencia piensa en su esencia, es decir, la objetividad del objeto. Por ello Hegel dice: La conciencia se examina a sí misma (comp. parágrafo 13, WW II, 69). Cuanto menos la regla de medida es recién aportada a la conciencia de alguna parte, tanto menos el examen es realizado desde nosotros y ocasionalmente a ella. El curso de la conciencia hacia su propia esencia que aparece, es en sí a la vez conformador de regla de medida y examinador. Por lo tanto la conciencia es en sí una confrontación consigo misma. Heideggeriana: HegelFenomenologia

La aclaración del concepto de “experiencia” al interior del título “Ciencia de la experiencia de la conciencia” tiene que acertar el centro del despejamiento de este título y con ello el núcleo de la dilucidación de la esencia de la “Fenomenología del espíritu”. La calidad de única de esta obra surge de la posición fundamental que entretanto ha alcanzado la metafísica occidental. La metafísica es el conocimiento del ente como tal en totalidad a partir de su fundamento. Reconoce al verdadero ente en su verdad. Este es a consecuencia de la esencia onto-teológica de la metafísica el máximo ente de todo ente (ens entium), el ente sólo desde sí y por sí, el absoluto. El conocimiento metafísico es en su “objetivo final” (KANT) el conocimiento del absoluto. Recién la metafísica del idealismo alemán ha reconocido, clara y decididamente, que el conocimiento del absoluto sólo puede ser tal si al mismo tiempo conoce de manera absoluta. La pretensión de saber absoluto de la metafísica se ha de concebir ahora en su necesidad esencial. De allí que equitativamente esta pretensión tenga que legitimarse en su derecho, puesto que excede esencialmente los límites del conocer diario de las cosas finitas. El conocer tiene que ser examinado acerca de si y cómo puede ser un conocimiento absoluto. Este examen es hasta plenamente inevitable al interior del pensamiento moderno, según su propia actitud cognoscente; pues para el pensamiento moderno “verdad” significa la indudable certeza que se legitima a sí misma. Por eso tampoco la metafísica absoluta, y ella menos, puede sustraerse a la exigencia de “examen” y legitimación. Sin embargo, la pregunta decisiva es precisamente de qué tipo puede ser este examen del conocimiento absoluto y cómo tiene que ser realizado. Es, a saber, examinado el conocimiento; entonces existe ya antes de toda realización del examinar, para éste, una opinión previa sobre la esencia del conocer por examinar. Y la representación corriente del conocer se dirige a que éste es o un “instrumento”, o un medium y con ello en todo caso un “medio”, que se encuentra entre el cognoscente y lo conocido y no es ni uno ni otro. Pero si en el conocimiento absoluto el conocer fuera un mero “medio”, entonces permanecería “fuera” del absoluto y de este modo no sería absoluto. Pero como “relativo” el conocer está respectivamente “en relación con…, en referencia al absoluto. Por ello, es en cada caso necesario visualizar enseguida y previamente esta referencia al absoluto y tomarla por base como la esencia del conocer. Pero la referencia del conocer al absoluto sólo puede ser, supuesto que pensemos el absoluto como tal, la referencia del absoluto a nosotros, los cognoscentes. Pertenece al arte pensante de la fuerza pensante de presentación de Hegel, que nombre en la “Introducción” a esta esencia del conocer absoluto, casi sólo de paso, hacia el final del primer parágrafo, en proposiciones subordinadas. En forma de proposiciones conductoras Hegel dice sobre el absoluto y sobre el conocimiento del mismo esto: 1. El absoluto está en y para sí ya en nosotros y quiere estar en nosotros (comp. WW II, 60). 2. El conocer es “el rayo mismo, a través del cual la verdad nos toca” (ibíd.). Heideggeriana: HegelFenomenologia

Aunque KANT recién designa como “experiencia” (Erfahrung) lo que según Aristóteles se destaca [ya] esencialmente de la empeiria, el conocimiento de los diñti (es decir, kantianamente, de la causalidad), sin embargo ambos concuerdan en que la “experiencia” y la empeiria se refieren al ente mismo accesible inmediata y diariamente y de este modo son maneras de información y conocimiento. Heideggeriana: HegelFenomenologia

Pero lo que para Aristóteles es la empeiria, la anoticiada intención previa del estado de cosas — “Si…así…, (Si… entonces…) —, no es aún para KANT ninguna “experiencia” sino una “percepción”. Como ejemplo de tales conocimientos KANT pone en los “Prolegomena” la noticia de que cada vez que el sol brilla la piedra se calienta. Hay una “experiencia” en sentido kantiano recién cuando esta noticia se ha modificado esencialmente en el conocimiento: porque el sol brilla, entonces la piedra se calienta. La proposición “El sol calienta la piedra” da por encima de la percepción la noticia moderna de un estado de cosas perceptible sensiblemente, pero a la vez objetivo, válido para todos, a saber de una referencia causa-efecto. KANT dice: “Experiencia es un conocimiento empírico, es decir, un conocimiento que a través de percepciones determina a un objeto. Es por lo tanto una síntesis de percepciones, que en sí misma no está contenida en la percepción, sino que contiene la unidad sintética de lo diverso de las mismas en una conciencia, la cual (unidad) constituye lo esencial de un conocimiento de los objetos de los sentidos, es decir, de la experiencia (no meramente de la intuición o afección de los sentidos)” (Crítica de la Razón Práctica, B 218 y sigs. ). Lo que KANT concibe como “experiencia” está realizado como ciencia matemática de la naturaleza en el sentido de Newton. Heideggeriana: HegelFenomenologia

Pero el concepto hegeliano de “experiencia” es pues esencialmente — es decir, infinitamente — diferente — por lo tanto no sólo en algún aspecto — tanto de la empeiria de Aristóteles como también de la “experiencia” de KANT. Aunque KANT, a diferencia de Aristóteles, precisamente recién concibe como “experiencia” lo que según Aristóteles se diferencia esencialmente de la empeiria, a saber el conocimiento del diñti (expresado kantianamente [en] la representación de la síntesis-causa-efecto), sin embargo Aristóteles y KANT concuerdan en que la “experiencia” y la empeiria se refieren al ente accesible inmediatamente a diario. Lo que por el contrario Hegel denomina “experiencia” no se refiere al ente perceptible a diario, ni en general al ente, ni tampoco es la “experiencia” estrictamente tomada un “conocimiento” en el sentido de un proceder sólo representativo del hombre. ¿Qué es entonces la “experiencia” para Hegel? ¿Qué es su “objeto”, en tanto la experiencia se dirige en general a “algo”? Después de la primera proposición del parágrafo 14 y ante todo después de las palabras espaciadas en esta proposición, “experiencia” es el hacer surgir el “nuevo verdadero objeto”. Este hacer surgir lo realiza la conciencia. De este modo, el hacer surgir se muestra como un movimiento ejercido en la conciencia, de la conciencia misma. En este movimiento, el objeto que surge del mismo es devuelto a la conciencia, como ya perteneciente a ella de manera oculta, expresamente como su posesión esencial. La proposición final del parágrafo hasta dice: “Este nuevo objeto contiene la nulidad del primero, es la experiencia hecha sobre él” (WW II, 79). Heideggeriana: HegelFenomenologia

Con ello sale el primer rasgo fundamental y sostenedor de todos los otros momentos del concepto hegeliano de experiencia, a diferencia del aristotélico pero también del kantiano. La empeiria se dirige al ente accesible a diario por doquier. La “experiencia” kantiana es la ciencia natural matemática y como tal se orienta al objeto existente “naturaleza”. Sólo que justamente KANT es quien — pero también él por primera vez al interior del pensamiento moderno — ha realizado claramente la pregunta por el ser del ente y desplegado propiamente este preguntar en cuestionamiento y caracterizado a éste mismo. Para el pensamiento moderno el ente es en la conciencia y para ésta lo a ella representado y remitido. El ente es ahora sólo Gegen-stand u Objekt. “Gegenstand” es el nombre moderno para lo que realmente se opone al re-presentar que se sabe a sí mismo, el “objeto” para el sujeto. Pensado modernamente es lo real, es decir, el ente, esencialmente objeto. En el pensamiento griego no se encuentra en ninguna parte el concepto del Gegenstand y del Objekt, porque es imposible, dado que el hombre no se experimenta como “sujeto”. Aunque verdad es que, a través de la teoría platónica de las ideas, de manera decisiva, es preparada la interpretación del ser del ente como objetividad del objeto. En tanto, pues, según KANT la metafísica pregunta completamente en el sentido de los griegos no por el ente sino por el ser, pero al mismo tiempo en el sentido de Descartes la verdad del ente, por lo tanto el ser descansa en la certeza de la representatividad, kantianamente pensada, la pregunta por el ser del ente es la pregunta por la objetividad del objeto. Este asir la objetividad del objeto es un conocimiento enteramente propio y en relación con el conocer inmediato del ente, “de la naturaleza”, de tipo nuevo. Y por ello dice KANT: “Yo denomino trascendental a todo conocimiento que en general se ocupa no tanto con objetos sino con nuestro modo de conocimiento de objetos, en tanto éste debe ser posible a priori. Un sistema de tales conceptos habría de llamarse filosofía trascendental” (Crítica de la razón pura, Introducción, B 25). El conocimiento que se ocupa de los objetos mismos es según KANT la experiencia. Pero el conocimiento que piensa la objetividad de los objetos, pregunta por las condiciones de posibilidad del objeto de la experiencia. Este asir la objetividad del objeto de la experiencia en sentido kantiano es el conocimiento trascendental u ontológico. Y justamente a este hacer surgir el nuevo verdadero objeto a diferencia del antiguo, no verdadero, al asir trascendental de la objetividad del objeto denomina Hegel “experiencia”. Por lo tanto, para Hegel “la experiencia” no es como para KANT el conocimiento óntico, sino el ontológico. Esta experiencia trascendental hace surgir la objetividad del objeto “de la conciencia”, ante todo originarse, de tal modo que ahora esta objetividad misma es el objeto recién originado y por ello nuevo. Este, el objeto trascendental, es esencialmente, no sólo de paso, “el nuevo” objeto. Su objetividad consiste en la “novedad”, en el originamiento del originarse a través de la experiencia. Pero “originarse” (”ent-stehen”), no significa aquí: ser confeccionado como cosa, sino llegar a estar en medio del re-presentar y para éste, es decir, aparecer, pensado platónicamente: hacerse “visible”. Pero en tanto según el paso fundamental de KANT, determinado desde Descartes, las condiciones de posibilidad del objeto de la experiencia se encuentran “en la conciencia”, es decir, no son otra cosa que la “autoconciencia”, el objeto esencialmente nuevo, es decir, trascendental, es decir, de la “experiencia” hegeliana, no es otra cosa que la autoconciencia como tal. Pero en tanto ésta constituye la esencia de la conciencia, la experiencia trascendental es esencialmente “experiencia de la conciencia” y ello en el triple sentido: La conciencia es lo experimentado en esta experiencia, a saber la objetividad del objeto. Pero es al mismo tiempo la que experimenta, la que ejercita la experiencia. Y es entonces aquello a que lo experimentado y el experimentar pertenece, de modo que ella misma “es” esta experiencia. Heideggeriana: HegelFenomenologia

KANT dice: El conocimiento trascendental se ocupa de las condiciones de posibilidad del objeto de la experiencia (de la ciencia natural), es decir, de la objetividad. Por lo tanto ha de decirse ciertamente en sentido kantiano que el conocimiento trascendental tiene también su objeto, sólo que este objeto no es la naturaleza misma, sino la conciencia. Pero ¿por qué no ha de plantearse, pues, también con respecto a este objeto trascendental la misma pregunta, [es decir, la pregunta] por su objetividad? ¿Por qué no ha de ser interrogada la autoconciencia finita misma del hombre, donde KANT encuentra las condiciones de posibilidad del objeto, por lo tanto de la objetividad, acerca de a través de qué la autoconciencia es posible a priori? ¿Por qué ha de detenerse la pregunta trascendental ante el primer nuevo objeto, la objetividad de los objetos del conocimiento óntico de la ciencia natural matemática y cesar con su preguntar? No está aquí ante todo el inicio de un preguntar, según cuya esencia tenga siempre que surgir un nuevo objeto, las condiciones de las condiciones de posibilidad del objeto natural y así adelante hasta el primer incondicionado que condiciona todo y ya no es condicionado? Con este preguntar se pregunta “más allá” del cuestionamiento propio de KANT, pero observándolo bien, sólo sobre la vía abierta por primera vez por KANT. Sí, tenemos que decir aún más, si permanecemos atentos a las huellas de lo abismal siempre nuevamente hallables en el pensamiento de KANT y no rebajamos la “Crítica de la razón pura” a un libro escolar. KANT concibió la conciencia como autoconciencia, mas [entendiendo] el auto como “yo”; y [por eso] en la esencia del yo, es decir, en que pueda decir a sí mismo “yo”, ve KANT el fundamento de su esencia: la razón. En una “retractación” de su “Crítica de la razón pura” KANT escribe: “Cómo es posible que yo, el yo pienso, pueda ser a mí mismo un objeto (de la intuición), y de este modo distinguirme de mí mismo, es absolutamente imposible de aclarar, si bien es un factum indudable; pero indica una facultad tan elevada por encima de toda intuición sensible, que como fundamento de la posibilidad de un entendimiento, (…) asoma a una infinitud de propias representaciones y conceptos” (Sobre los progresos de la metafísica. Edición de la Academia XX,270; Meiner p.95). Heideggeriana: HegelFenomenologia

La diversidad de estas condiciones es una unidad desplegada y articulada desde lo incondicionado. La diversidad de estas condiciones que se muestran es irradiada de este modo previamente y por todas partes unida por lo que se muestra, es decir, la idea, que es el mismo espíritu absoluto. KANT dice al final de la “Crítica de la razón pura” en el parágrafo sobre la arquitectónica de la razón pura (A 832, B 860): “Pero yo entiendo por sistema la unidad de los diversos conocimientos bajo una idea”. Según ello la unidad de la diversidad de las condiciones trascendentales de la objetividad del objeto es sistemática. Y por ello habla también de inmediato en el pasaje mencionado, que dilucida la esencia del conocimiento trascendental, de un “sistema de los conceptos”. Para la experiencia hegeliana trascendental la verdad del nuevo objeto es la misma conciencia absoluta. Y conforme a ello la unidad como sistemática tiene que ser una tal del sistema absoluto. En el “Prefacio” a la “Fenomenología del espíritu” se dice: “La verdadera forma en la que la verdad existe sólo puede ser el sistema científico de la misma” (p.12). El sistema, como contexto incondicionado cierto de las condiciones en la unidad de lo incondicionado, pone en sí la diversidad de las condiciones en el orden de una “serie”. En el hacer nacer una respectiva condición de condiciones condicionantes originarias de la objetividad, inaugura previamente la experiencia, como el hacer surgir al nuevo verdadero objeto, el ámbito sistemático de la serie de experiencias. La experiencia trascendental es, como incondicionalmente trascendental, en sí sistemática. Y recién a partir de la plena esencia de la experiencia trascendental incondicionalmente-sistemática se puede inferir qué se entiende por “inversión de la conciencia”, perteneciente a la esencia de la experiencia como una “intervención” de parte nuestra. Heideggeriana: HegelFenomenologia

La pureza del mero mirar no consiste de manera alguna en el despojo de todo hacer, antes bien en la máxima realización del hecho que es esencialmente necesario para este ver y su posibilidad. Lo añadido de este hecho es aquí el prever lo incondicionado. El prever, como intervención del mirar, se muestra con ello como mero tomar a su cargo lo que en el mirar ya se encuentra como su condición esencial y lo que nos es irradiado por el nuevo verdadero objeto como el rayo y es exigido por nosotros: que expresamente lo aportemos. Únicamente la intervención, que domina en la inversión, posibilita el puro mirar esencialmente justo. La esencia así concebida de este mirar es la esencia de ese “ver” (speculari), que en la metafísica absoluta de la conciencia se llama “especulación”. El pensamiento especulativo hace mostrarse sistemáticamente a la conciencia en su verdad trascendental incondicionada y es de este modo un “a-cusar”, tomada la palabra en el sentido riguroso que tiene en el lenguaje de Hegel. (”Aufzeigen”, “acusar” = “saber no inmediato”; comp. certeza sensible, parágrafo 1.9). El a-tusar es un abrir que precede (la inversión), de modo que en lo abierto de esta apertura las figuras de la conciencia, saliendo a su objetividad, recién pueden mostrarse. El acusar es un mostrarse y a la vez un hacer-surgir(-originarse). De este modo el “mero mirar” como acusar trascendental tiene en cierta manera el carácter de la “actividad” (abrir), pero al mismo tiempo también el de la “pasividad” (hacerse mostrar y asumir). La unidad originaria de la facultad representativa, que en su representar sobre todo es “activa” y “pasiva”, se revela en lo que KANT — y con él el idealismo alemán — denomina “la imaginación trascendental”. La “inversión” de la conciencia es la esencia de la “experiencia de la conciencia”. La experiencia es el acusar sistemático-trascendental, que hace surgir al “nuevo verdadero objeto”. Este hacer surgir sigue al objeto que se origina justamente en el camino del regreso a sí mismo. Cuya objetividad es este originamiento que se muestra en tal seguir. El originamiento “es” y se esencia sólo en el originarse para el acusar, es decir, en y como experimentar. La experiencia es esencialmente un “curso”, es decir, un camino, en el que y por el que y al interior del cual la objetividad de la conciencia misma es andada y experimentada. La experiencia “hecha” de este modo no se pierde; pues en tanto rectifica esencialmente, es decir, [en tanto] conduce al verdadero objeto, como tal rectificación es la objetividad del verdadero objeto. Este camino es, como curso, el movimiento del devenir de la objetividad del objeto. Pero éste es la conciencia misma y su objetividad es el originarse de la suya en la verdad de su esencia. El camino es la conciencia misma como origen de su verdad. La objetividad del objeto es lo “formal” en el sentido estricto de lo determinante. (Comp. por ejemplo, la diferenciación kantiana de la naturaleza en el aspecto “formal” y “material”. La forma mienta la “existencia de las cosas” como el ser del ente. Lo material concierne a la extensión del mismo ente). Lo “formal” no es la insignificante forma exterior, sino la esencia esenciante de la conciencia, en tanto es en sí el propio aparecer, en cuyo aparecer manifiesta su objetividad. La experiencia, como curso trascendental-sistemático hacia la verdad de la conciencia, es en tanto acusar, al mismo tiempo, la presentación del saber que aparece. Como sistemática trascendental esta presentación es en sí misma “científica”, es decir, corresponde a la esencia del saber absoluto que se sabe a sí mismo. Por ello Hegel, inmediatamente después de la decisiva referencia a la “inversión de la conciencia”, dice de ella lo siguiente: “Esta consideración de la cosa es nuestra intervención, por la cual la serie de experiencias de la conciencia se eleva al curso científico, y la cual no es para la conciencia que consideramos” (p.74). Según la esencia de la experiencia, determinada por la inversión de la conciencia, subsiste en la experiencia necesaria y continuamente la diferencia entre lo que es “para nosotros” y “para ella”, es decir, para la conciencia. Heideggeriana: HegelFenomenologia

La objetividad (incondicionalmente trascendental) es la “negatividad”. Cómo se relaciona la “negatividad” con la objetividad determinada en primer lugar por KANT: Objetividad y negatividad y “negación” —- “reflexión” “pensar” —- Objetividad y certeza. Certeza y “la ciencia”. “La ciencia” y su justificación: en tanto el hacer aparecer su concepto. La ciencia y el sistema. Heideggeriana: HegelFenomenologia

El principio supremo de KANT de todos los juicios sintéticos y la fórmula hegeliana del Prefacio a la Filosofía del derecho dicen ambos a su manera, que ser es realidad — objetividad; que verdad es certeza. Heideggeriana: HegelFenomenologia

15. La metafísica de Schelling y Hegel. La metafísica de Schelling y de Hegel como acuñada por la filosofía trascendental de KANT (?) y retroceso esencialmente aclarado a Leibniz, de modo que su metafísica es ahora concebida metafísicamente en sentido trascendental — óntico. Heideggeriana: HegelFenomenologia

1. Dialéctica. Dialéctica (comp. como ejemplo “La certeza sensible”, parágrafo 20) como nombre para la objetividad (es decir, la verdad) de la conciencia en su aparecer, la. discutibilidad que se expresa, logos — dia. Platónica-trascendentalmente, no dialéctica trascendental de KANT. 2. Nuestra intervención (comp, p.118 sigs.). Nuestra intervención es la realización expresa del mirar, a saber del mirar-por… principal y conductor y de apertura, la expresa realización del yo uno, yo enlazo esencial trascendental en la misma conciencia. Pero lo trascendental es mentado inversamente en sí — re-flexión (ya en sí). El re — no además, sino ya oculto en el re-praesentare. Heideggeriana: HegelFenomenologia

Ahora bien, esa misma filosofía moderna que habita en la tierra de la autoconciencia exige, de acuerdo con el clima del lugar, tener la certeza previa de su propio principio. Quiere primero ponerse de acuerdo acerca del conocimiento por medio del que ella conoce de modo absoluto. Sin quererlo, el conocimiento aparece aquí como un medio acerca de cuyo buen uso debe preocuparse el conocimiento. Por un lado, se trata de reconocer y de elegir entre las diferentes maneras de representación la única destinada a alcanzar el conocimiento absoluto. Es la tarea de Descartes. Por otro lado, hay que medir la naturaleza y los límites de ese conocimiento de lo absoluto ya elegido. Es lo que hace KANT. Pero en cuanto se toma el conocimiento entendido como medio para apoderarse de lo absoluto como una preocupación, debe surgir el convencimiento de que en relación con lo absoluto todo medio, que en su calidad de medio es relativo será inapropiado para lo absoluto y necesariamente fracasará ante él. Si el conocimiento es un medio, toda pretensión de conocer lo absoluto se convierte en un propósito absurdo, ya tome dicho medio un carácter de instrumento o un carácter de intermediario. En un caso manejaremos activamente el conocimiento a modo de instrumento, en el otro, padeceremos el conocimiento al modo de un cauce por el que nos debe llegar la luz de la verdad. Heideggeriana: HegelExperiencia

A diferencia del uso lingüístico de Hegel, usamos el nombre “ser” tanto para aquello que Hegel, junto con KANT, llama la objetividad, como para aquello que él representa como lo verdaderamente efectivo, llamándolo realidad efectiva del espíritu. No interpretamos el einai, el ser de los griegos, desde el punto de vista de Hegel, como objetividad del representar inmediato de una subjetividad que aún no ha llegado a sí misma, esto es, no lo interpretamos desde tal, sino desde el griego aletheia, en tanto que venida a la presencia a partir de y en el desocultamiento. Pero la presencia, que acontece en la representación de la skepsis de la conciencia, es un modo de presencia que, como la ousiade los griegos, está presente a partir de una esencia todavía impensada de una época oculta. La entidad de lo ente, que desde los inicios del pensamiento griego hasta la doctrina de Nietzsche del eterno retorno de lo igual, ha acontecido como verdad de lo ente, para nosotros sólo es un modo del ser, si bien decisivo, que de ningún modo aparece necesariamente sólo como presencia de lo que se presenta. A juzgar por el modo en que Hegel emplea la palabra ser, desde un punto de vista riguroso, no debería seguir llamando a aquello que considera la verdadera realidad efectiva de lo efectivamente real, el espíritu, por medio de un nombre que todavía contiene la palabra “ser”. Sin embargo, eso es lo que ocurre en todas partes, desde el momento en que la esencia del espíritu permanece autoconciencia [ser-consciente-de sí]. Desde luego, este uso de la lengua no es el resultado de una terminología imprecisa o inconsecuente, sino que tiene su fundamento en la oculta manera en la que el ser se desvela y se oculta a sí mismo. Heideggeriana: HegelExperiencia

El título global, “Sistema de la Ciencia”, es en el momento de la primera aparición de la Fenomenología del Espíritu un título polivalente desde el punto de vista dialéctico-especulativo. No significa las ciencias clasificadas en grupos según un orden determinado. Tampoco significa la filosofía presentada como ciencia en su contexto y estructura. “Sistema de la ciencia” significa que la ciencia es, en sí, la absoluta organización de la absolutez de lo absoluto. La subjetidad del sujeto se presenta de tal modo que, sabiéndose a sí misma, se instala en la completitud de su estructura. Este instalarse es el modo del ser, en el que está la subjetidad. “Sistema” es la aparición conjunta de lo absoluto, que se recoge en su absolutez y por medio de su estructura es permanente en su propia presencia. La ciencia es el sujeto del sistema, no su objeto. Pero es el sujeto de tal manera que la ciencia, que forma parte de la subjetidad, constituye con ella la absolutez de lo absoluto. La ciencia es para Hegel, en la época de la primera publicación de la Fenomenología del Espíritu, el saber onto-teiológico de lo verdaderamente ente en tanto que ente. Despliega su totalidad doblemente en la “Ciencia de la Fenomenología del Espíritu” y en la “Ciencia de la Lógica”. La “Ciencia de la Lógica” de Hegel es, en torno a esta época, la absoluta teiología y no la ontología. Ésta se ha desplegado más bien como “Ciencia de la experiencia de la conciencia”. La fenomenología es la “ciencia primera”, la lógica es la auténtica ciencia dentro de la filosofía primera, en tanto que verdad de lo ente como tal. Esta verdad es la esencia de la metafísica. Pero al igual que, antes, KANT y, después, el tardío Schelling, Hegel no es en absoluto dueño del poder de la sistemática didáctica de la metafísica escolar, afianzado desde hace tiempo. Si Nietzsche arremete contra dicha sistemática, es únicamente porque su pensamiento tiene que permanecer dentro del sistema esencial onto-teiológico de la metafísica. Heideggeriana: HegelExperiencia

¿Por qué abandona Hegel el título escogido en primer lugar, “Ciencia de la experiencia de la conciencia”? No lo sabemos. Pero podemos suponerlo. ¿Se asustó de la palabra destacada por él mismo en el centro del título, “experiencia”? La palabra es ahora el nombre para el ser de lo ente. Para KANT es el nombre que designa el único conocimiento teórico posible de lo ente. ¿Es que parecía demasiado atrevido darle una nueva sonoridad a la resonancia que ya tenía el significado originario de la palabra “experimentar” y que seguramente vibraba todavía en el pensamiento de Hegel, esto es, entender experiencia como ese alcanzar que sale ansioso en pos y dicho alcanzar como el modo de la presencia, del einai, del ser? ¿Parecía demasiado atrevido elevar ese antiguo tono a la categoría de tono fundamental del lenguaje en el que habla la obra, incluso allí donde la palabra experiencia no aparece? Aparece en todos los pasajes decisivos de su marcha, en los pasajes de transición. Cierto que desaparece en la última parte principal, que presenta la manifestación de la conciencia como espíritu. Por otra parte, el prólogo escrito después de concluir la obra habla todavía de “sistema de la experiencia del espíritu”. Heideggeriana: HegelExperiencia

Esta frase nos revela que la fórmula de Nietzsche acerca de la muerte de Dios se refiere al dios cristiano. Pero tampoco cabe la menor duda — y es algo que se debe pensar de antemano — de que los nombres Dios y dios cristiano se usan en el pensamiento de Nietzsche para designar al mundo suprasensible en general Dios es e nombre para el ámbito de las ideas los ideales. Este ámbito de lo suprasensible pasa por ser, desde Platón o mejor dicho, desde la interpretación de la filosofía platónica llevada a cabo por el helenismo y el cristianismo, el único mundo verdadero y efectivamente real. Por el contrario, el mundo sensible es sólo el mundo del más acá un mundo cambiante por lo tanto meramente aparente, irreal. El mundo del más acá es el valle de lágrimas en oposición a la montaña de la eterna beatitud de más allá. Si, como ocurre todavía en KANT, llamamos al mundo sensible’mundo físico’ en sentido amplio, entonces el mundo suprasensible es el mundo metafísico. Heideggeriana: NietzscheDeus

En su fundamentación crítica de la metafísica, KANT piensa el último autoaseguramiento de la subjetividad trascendental como la quaestio juris de la deducción trascendental. Es la cuestión de derecho de la justificación del sujeto representador, que ha fijado su propia esencia en la autojustificacion de su “yo pienso”. Heideggeriana: NietzscheDeus

A partir de 1938 estuvo prohibida la mención de mi nombre en periódicos y revistas, incluida la recensión de mis escritos, dado que éstos todavía podían ser reeditados. Por último, fue prohibida la aparición de nuevas ediciones de Ser y Tiempo y del libro sobre KANT, pese a que los editores disponían del papel necesario. Heideggeriana: RepensandoReitorado

¿En qué medida, por medio del cuestionamiento trascendental, asegura KANT lo metafísico de la Metafísica moderna? En la medida en que la verdad se convierte en certeza y de este modo la entidad (ousia) del ente se transforma en la obstancia de la perceptio y de la cogitatio de la conciencia, del saber, el saber y el conocer pasan a primer plano. Heideggeriana: SuperarMetafisica

Lo característico de la Metafísica es que en ella, de un modo general y sin excepción, de la existentia, si es que se trata de ella, se trata sólo de un modo breve y como algo evidente y de lo que no hace falta hablar (cfr. la pobre explicación del postulado de realidad que se encuentra en la Crítica de la Razón Pura de KANT). La única excepción la constituye Aristóteles, que piensa a fondo la energeia, sin que nunca, en el futuro, este pensamiento haya podido convertirse en algo esencial en su originariedad. La transmodelación de la energeia en actualitas y realidad ha sepultado todo lo que aparecía en la energeia,. La conexión entre ousia, y energeia se oscurece. Hegel es el primero que vuelve a pensar a fondo la existentia, pero en su “Lógica”. Schelling la piensa en la diferenciación entre fundamento y existencia, una diferenciación, sin embargo, que está enraizada en la subjetividad. Heideggeriana: SuperarMetafisica

Al principio podemos representarnos la superación de la Metafísica sólo desde la Metafísica misma, como si ésta se pusiera por encima de sí misma por ella misma. En este caso hay razón aún para hablar de la Metafísica de la Metafísica, que es lo que hace, por encima, la obra KANT y el problema de la Metafísica cuando intenta explicar según este punto de vista el pensamiento kantiano que procede todavía de la mera crítica de la Metafísica racionalista. No hay duda, sin embargo, de que con esto se le asigna al pensamiento de KANT más de lo que él mismo era capaz de pensar dentro de los límites de su filosofía. Heideggeriana: SuperarMetafisica

¿De dónde viene el hecho de que la Metafísica de Nietzsche haya llevado al menosprecio del pensar reclamándose de “la vida”? Viene de esto, de que no se vio que el aseguramiento de lo consistente por la planificación y la representación (por medio del poder), según la doctrina de Nietzsche es igualmente esencial para la vida que la “intensificación” y la elevación. A ésta se la ha tomado sólo por el lado de la ebriedad (psicológicamente) y, una vez más, no desde el punto de vista, decisivo, que ve que aquella elevación es también lo que le da al aseguramiento de las existencias el impulso propio y siempre nuevo y la justificación de la intensificación. De ahí que lo propio de la voluntad de poder sea el dominio incondicionado de la razón calculadora y no las brumas y la confusión de un turbio bucear en la vida. El culto torcido a Wagner ha rodeado al pensamiento de Nietzsche y a la exposición de este pensamiento de un halo de “artisticidad” que, después del proceso de mofa de la Filosofía (es decir, Hegel y Schelling), que tuvo lugar por obra de Schopenhauer y después de la exégesis superficial que éste hizo de Platón y de KANT, dio lugar a que los últimos decenios del siglo XIX estuvieran maduros para un entusiasmo al que lo superficial y nebuloso de la ausencia de historia acontecida, tomados ya en sí mismos, sirvieran como signo distintivo de lo verdadero. Heideggeriana: SuperarMetafisica

KANT está en camino de considerar la esencia de la reflexión en el sentido trascendental, es decir, ontológico. Ello ocurre en forma de una reflexión insignificante que se encuentra en la Critica de la Razón Pura bajo el titulo: “De la anfibología de los conceptos de la reflexión”. El párrafo es un añadido pero está lleno de intuiciones esenciales; se enfrenta con Leibniz y en consecuencia con toda la Metafísica anterior, tal como KANT mismo la ve y, del modo como, en su constitución ontológica, está fundada en la yoidad. Heideggeriana: SuperarMetafisica

Visto desde fuera, parece que la yoidad sea únicamente la generalización y la abstracción posterior de lo yoico a partir de cada uno de los “yoes” del hombre. Es evidente que Descartes piensa ante todo en el “yo” de él mismo como el yo de la persona individual (res cogitans como substantia finita); en contraposición con esto, en cambio, KANT piensa la “conciencia en general”. Con todo, Descartes piensa su propio yo individual ya a la luz de la yoidad, si bien aún no representada de un modo propio. Esta yoidad aparece bajo la figura de lo certum, de la certeza, que no es otra cosa que el aseguramiento de lo representado para el representar. El velado respecto para con la yoidad en cuanto certeza de sí misma y de lo representado está ya prevaleciendo. Sólo desde este respecto es experienciable el yo individual como tal. El yo humano, como el sí mismo singularizado que se acaba en sí mismo, sólo puede quererse a la luz del respecto de la voluntad de la voluntad, todavía desconocida, hacia este yo. Ningún yo está presente “en sí” (an sich) sino que es siempre “en sí” sólo como algo que aparece “dentro de sí” (in sich), es decir, como yoidad. Heideggeriana: SuperarMetafisica

Un pensamiento que piensa la verdad del ser no se contenta, indudablemente, con la metafísica, pero no piensa tampoco contra la metafísica. Para hablar con una imagen, no arranca la raíz de la filosofía. Sólo remueve su terreno y ara su suelo. La metafísica sigue siendo lo primero de la filosofía. No llega a lo primero del pensamiento. La metafísica es superada por el pensamiento de la verdad del ser. La pretensión de la metafísica de administrar la relación con el ser y determinar de modo decisivo toda relación con el ente como tal, cae por tierra. Sin embargo, esta “superación de la metafísica” no desplaza la metafísica. Mientras el hombre sea animal rationale será animal metaphysicu. Mientras el hombre se comprenda como animal racional pertenecerá la metafísica, según las palabras de KANT, a la naturaleza del hombre. Aunque el pensamiento podría, si le fuera dable, retornar al fundamento de la metafísica, co-ocasionar una transformación de la esencia del hombre, con lo cual se llevaría a cabo una transformación de la metafísica. Heideggeriana: MetafisicaFundamento

Como la palabra dinc, en el uso lingüístico de la Metafísica occidental, nombra aquello que en general y de algún modo es algo, por esto el significado del nombre “cosa” cambia según sea una u otra la exégesis de aquello que es, es decir, del ente. KANT habla de las cosas del mismo modo que el Maestro Eckhart, y con este nombre se refiere a algo que es. Pero en KANT lo que es pasa a ser objeto del representar que ocurre en la autoconciencia del yo humano. La cosa en sí significa para KANT el objeto en sí. El carácter de “en sí” significa para KANT que el objeto en sí es objeto sin relación al representar humano, es decir, sin el “ob” (”enfrente”) por medio del cual, antes que nada, está para este representar. En sentido estrictamente kantiano, “cosa en sí” significa un objeto que para nosotros no es objeto alguno, porque tiene que estar sin un posible “ob” (”enfrente”): para el representar humano que se enfrenta a él. Heideggeriana: Coisa1949

Entre las experiencias extrañas que estoy haciendo con mi conferencia se encuentra ésta: se pregunta a mi pensar de dónde recibe su indicación, como si esta pregunta fuera necesaria sólo frente a este pensar. En cambio a nadie se le ocurre preguntar: ¿de dónde le viene a Platón la indicación de pensar el ser como idea?, ¿de dónde le viene a KANT la indicación de pensar el ser como lo trascendental de la objetualidad, como posición (estado de puesto)? Pero tal vez un día la contestación a esta pregunta se podrá sacar precisamente de aquellos intentos que, como los míos, dan la impresión de una arbitrariedad sin ley. Heideggeriana: Coisa1949

Los predicados que el pensar de la Metafísica atribuye desde antiguo al ser, según su última y suprema y por ello acabada figura, Schelling los encuentra en el querer. Sin embargo, la voluntad de este querer no está aquí pensada como capacidad del alma humana. La palabra “querer” es aquí el nombre del ser del ente en su totalidad. Éste es voluntad. Esto nos suena extraño y además lo será mientras sigan siéndonos extraños los pensamientos fundamentales de la Metafísica occidental. Seguirán siéndolo mientras no pensemos estos pensamientos sino que lo único que hagamos sea hablar de ellos. Se puede, por ejemplo, dar cuenta de un modo históricamente exacto, de los enunciados de Leibniz sobre el ser del ente sin que pensemos lo más mínimo de lo que él pensó cuando, a partir de la monada, determinaba el ser del ente como unidad de perceptio y appetitus, como unidad de representar y aspirar, es decir, como voluntad. Lo que piensa Leibniz llega, a través de KANT y Fichte, al habla como voluntad racional, una voluntad sobre la que Hegel y Schelling, cada uno a su manera, reflexionan. Lo mismo quiere decir Schopenhauer cuando da a su obra fundamental el título “El mundo (no el hombre) como voluntad y representación”. Lo mismo piensa Nietzsche cuando reconoce al ser originario del ente como voluntad de poder. Heideggeriana: NietzscheZaratustra

Pero aquí se interpreta la “idea” modernamente en el sentido de perceptio, del representar por un sujeto. Por otra parte, sigue siendo también asequible para usted la forma sólo en un ver. Es aquel ver que se llama en los griegos, idein, palabra que Platón usa para un mirar, el cual no mira lo mutable perceptible sensiblemente, sino lo inmutable, el ser, la idea. También usted caracteriza la forma como “ser en reposo”. La forma no es ciertamente ninguna “idea” en sentido moderno, por tanto tampoco ninguna representación regulativa de la razón en sentido de KANT. El ser en reposo sigue siendo para el pensar griego puramente distinto (diferente) frente al ente mutable. Esta diferencia entre Ser y ente aparece entonces, mirando desde el ente hacia el Ser, como la trascendencia, es decir, como lo metafísico. Pero la diferenciación no es ninguna separación absoluta. Lo es tan poco que en el presentar (ser) lo pre-sente (ente) es pro-ducido, pero sin embargo, no causado, en el sentido de una causalidad eficiente. Lo pro-ducente es a veces pensado por Platón como lo acuñante taepow (véase Teeteto, 192a, 194b). También usted piensa la relación de la forma para con lo que “forma”, como la relación del cuño y la acuñación. En todo caso, usted entiende el acuñar de modo moderno, como un conferir “sentido” a lo sin-sentido. La forma es “fuente de donación de sentido” (El trabajador, pág. 148). Heideggeriana: PreguntaSer

En la forma del trabajador y su dominio ya no se mira a la subjetiva, y mucho menos entonces a la subjetidad subjetivista de la esencia humana. El ver metafísico de la forma del trabajador corresponde al proyecto de la forma esencial de Zaratustra dentro de la metafísica de la voluntad de poder. ¿Qué se esconde en ese aparecer de la subjetividad objetiva del subjectum (del Ser del ente), que es pensada como forma humana, y no como un hombre aislado? Hablar de la subjetidad (no subjetividad) de la esencia humana como el fundamento de la objetividad de todo subjectum (de todo presente) parece en todos los aspectos paradójico y artificial. Esta apariencia tiene su fundamento en que apenas hemos comenzado a preguntar por qué y de qué manera será necesario dentro de la metafísica moderna un pensar que Zaratustra representa como forma. La información dada a menudo de que el pensamiento de Nietzsche había caído fatalmente en la poesía, es ella misma sólo el abandono del preguntar pensante. A pesar de todo, ni siquiera necesitamos volver a pensar hasta la deducción trascendental kantiana de las categorías para ver que, al mirar la forma como la fuente de la donación de sentido, se trata de la legitimación del Ser del ente. Sería una explicación demasiado grosera si se dijera que [397] aquí, en un mundo secularizado, el hombre como creador del Ser del ente ocupa el lugar de Dios. Que, en efecto, la esencia humana está en juego, no admite duda. Pero la esencia (verbal) del hombre, “el ser-ahí [Dasein] en el hombre” (véase KANT y el problema de la metafísica; 1 ed., 1929, § 43) no es algo humano. Para que la idea de la esencia humana pueda alcanzar el rango de lo que fundamenta ya a todo presente como la presencia, que permite primero una “representación” en el ente, y así legitima a éste como el ente, tiene el hombre ante todo que ser representado en el sentido de un fundamento normativo. Pero, ¿normativo para qué? Para el asegurarse del ente en su ser. ¿En qué sentido aparece “Ser” cuando se trata del asegurarse del ente? En el sentido de lo en todas partes y en todo tiempo constatable, es decir, representable. Descartes, entendiendo así el Ser, encontró la subjetividad del subjectum en el ego cogito del hombre finito. El aparecer de la forma metafísica del hombre como fuente de donación de sentido es la consecuencia última de la posición de la esencia humana como subjectum normativo. Conforme a ello, se transforma la forma interna de la metafísica, que consiste en lo que puede denominarse como la trascendencia. Ésta es dentro de la metafísica por razones esenciales ambigua. Allí donde esa ambigüedad no se tiene en cuenta se extiende una confusión incurable, que puede valer como característica del representar metafísico todavía hoy usual. Heideggeriana: PreguntaSer

Entre tanto he seguido siempre ese “nota bene” al leer sus escritos y me he preguntado si para usted los conceptos, los significados de palabras, y ante todo el lenguaje, sólo podrían ser un “sistema óptico” [402], si frente a esos sistemas hay una realidad en sí, de la que los sistemas al igual que aparatos atornillados pueden ser de nuevo quitados y sustituidos por otros. ¿No subyace ya al sentido de “magnitudes de trabajo” el que ellas sólo codeterminan la realidad, el carácter total de trabajo de todo lo real, en la medida en que ellas mismas ya están determinadas por él? Los conceptos están sin duda “para el comprender ahí”. Pero el representar moderno de lo real, la objetivación, en la que se mueve anticipadamente el com-prender, sigue siendo en general un ataque a lo real, en cuanto se le exige a éste que se muestre en el círculo visual del prender representante. La exigencia lleva consigo en el ámbito del com-prender contemporáneo-moderno el que la realidad com-prendida, de improviso, y sin embargo, durante largo tiempo desatendida, pase al contraataque, que sorprenda de repente, y a pesar de KANT, a la ciencia de la naturaleza moderna, y que sólo pueda explicarse esa sorpresa mediante descubrimientos propios dentro del proceder científico como un conocimiento asegurado. Heideggeriana: PreguntaSer

Sin embargo, en su caso y en el mío no se trata en absoluto sólo de conceptos de una ciencia, sino de palabras fundamentales como forma, dominio, representación, poder, voluntad, valor, seguridad; de la presencia [Praesenz] (presencia [Anwesen]) y de la Nada, que como ausencia de la presencia quiebra (”anonada”), sin aniquilar nunca. En cuanto que la Nada “anonada” se confirma más bien como una presencia distinguida, se encubre en cuanto ésta misma. En las palabras mencionadas impera otro decir que el enunciado científico. Es cierto que el representar metafísico conoce también conceptos. Sin embargo, éstos no son sólo respecto al grado de generalidad distintos de los conceptos científicos. KANT ha sido el primero en ver esto con toda claridad (Kritik der reinen Vernunft A 843, B 871). Los conceptos metafísicos son en esencia de otra clase, en cuanto que lo que comprenden y el comprender mismo siguen siendo lo mismo en un sentido originario. Por eso, en el ámbito de las palabras fundamentales del pensar es aún menos indiferente si se les olvida, o si se les sigue usando impertérritamente sin examinar, y sobre todo usadas allí donde debemos salir de la zona en la que aquellos “con-ceptos” mencionados por usted dicen lo decisivo en la zona del nihilismo consumado. Heideggeriana: PreguntaSer

Sin embargo, podemos seguir preguntando: ¿Qué es eso que llamamos “árbol”? Con la pregunta formulada ahora llegamos ya a la proximidad del ti estin griego. Es aquella forma del preguntar que desarrollaron Sócrates, Platón y Aristóteles. Preguntan, por ej.: ¿Qué es lo bello? ¿Qué es el conocimiento? ¿Qué es la naturaleza? ¿Qué es el movimiento? Pero ahora debemos observar que en las preguntas recién mencionadas no sólo se busca una delimitación más exacta de lo que es naturaleza, movimiento, belleza, sino que: también al mismo tiempo se da una interpretación de lo que significa el “qué” (”Was”), en qué sentido ha de entenderse el ti. Lo que el qué (Was) significa se lo llama el quid est, ti quid: la quidditas, la Washeit. Sin embargo, la quidditas se la determina de distinta manera en las distintas épocas de la filosofía. Así, por ej., la filosofía de Platón es una peculiar interpretación de lo que significa el ti. Significa, a saber, la idea. Que cuando preguntamos por el ti, por el quid, signifiquemos con ello la “idea”, no es de ningún modo cosa que se comprenda de suyo. Aristóteles da del ti una interpretación distinta de la de Platón. Otra interpretación del ti la da KANT, otra Hegel. Aquello que en el hilo conductor del ti, del quid, del “qué” se pregunta en cada caso, ha de determinarse cada vez de nuevo. De todos modos, vale lo siguiente: cuando en relación con la filosofía preguntamos: ¿Qué es eso?, entonces preguntamos una pregunta originariamente griega. Heideggeriana: QueFilosofia

Para Hegel, el asunto del pensar es el pensar en cuanto tal. A fin de no malinterpretar ni de modo psicológico ni desde la teoría del conocimiento esta delimitación del asunto, esto es, el pensar en cuanto tal, tenemos que añadir, a modo de aclaración, que nos referimos al pensar en cuanto tal — en la plenitud desarrollada de lo que fue pensado sobre lo pensado-. Lo que esto quiere decir aquí, sólo es comprensible desde KANT, a partir de la esencia de lo trascendental, que Hegel, sin embargo, piensa absoluta, lo que para él quiere decir, especulativa. A esto es a lo que se refiere Hegel cuando dice que el pensar del pensar en cuanto tal se desarrolla “puro en el elemento del pensar” (Introducción a la Enciclopedia, § 14). Esto quiere decir, si lo nombramos con una denominación concisa aunque difícil de pensar de modo conforme a su asunto, que para Hegel el asunto del pensar es “el pensamiento”, el cual, desarrollado hasta la máxima libertad de su esencia, es “la idea absoluta”. Hegel dice de ella, hacia el final de la Ciencia de la lógica (ed. Lass., tomo II, 484): “sólo la idea absoluta es ser, vida imperecedera, verdad que se sabe a sí misma, y toda verdad”. Con ello, Hegel mismo le da expresamente al asunto de su pensar ese nombre que está por encima de todo el asunto del pensar occidental: el nombre ser. Heideggeriana: OntoTeoLogia1957

Respecto a la segunda pregunta: Para Hegel, la norma que hay que adoptar para el diálogo con la historia de la filosofía, reza así: introducirse en la fuerza y el horizonte de lo pensado por los pensadores anteriores. No fue casual que Hegel presentase su máxima en el transcurso de un diálogo con Spinoza y antes de un diálogo con KANT (Ciencia de la lógica, III, Lasson, tomo II, pp. 216 ss.). Hegel encuentra consumado en Spinoza “el punto de vista de la substancia”, que sin embargo, no puede ser el más elevado, porque el ser aún no ha sido pensado desde el fundamento en cuanto pensar que se piensa a sí mismo en la misma medida y de modo tan decidido. El ser, en tanto que substancia y substancialidad, aún no se ha desarrollado como sujeto en su absoluta subjetividad. Con todo, Spinoza vuelve a expresar siempre de nuevo el pensamiento completo del Idealismo alemán, y al mismo tiempo lo contradice, porque hace comenzar el pensar con lo absoluto. Por el contrario, el camino de KANT es otro, y desde el punto de vista del pensar del Idealismo absoluto y de la filosofía en general, mucho más decisivo que el sistema de Spinoza. Hegel ve en el pensamiento kantiano de la síntesis originaria de la apercepción “uno de los principios más profundos para el desarrollo especulativo” (op. cit., p. 227). Hegel encuentra la fuerza de los pensadores en lo que pensó cada uno, en la medida en que esto puede ser asumido como un grado correspondiente del pensar absoluto. Y éste sólo es absoluto porque se mueve dentro de su proceso dialéctico-especulativo, para el que requiere la gradación. Heideggeriana: OntoTeoLogia1957

Así, la fórmula más adecuada del principio de identidad, A es A, no dice sólo que todo A es él mismo lo mismo, sino, más bien, que cada A mismo es consigo mismo lo mismo. En la mismidad yace la relación del “con”, esto es, una mediación, una vinculación, una síntesis: la unión en una unidad. Este es el motivo por el que la identidad aparece a lo largo de la historia del pensamiento occidental con el carácter de unidad. Pero esta unidad no es de ningún modo el vacío inconsistente de lo que, privado en sí mismo de relación, se detiene y persiste en una uniformidad. El pensamiento occidental ha precisado más de dos mil años para que la relación. de lo mismo consigo mismo que reina en la identidad y se anunciaba desde tiempos tempranos, salga decididamente con fuerza a la evidencia como tal mediación, así como para encontrar un lugar a fin de que aparezca la mediación en el interior de la identidad. Pues la filosofía del idealismo especulativo, preparada por Leibniz y KANT, y mediante Fichte, Schelling y Hegel, fue la primera en fundar un lugar para la esencia en sí misma sintética de la identidad. Tal lugar no puede ser mostrado aquí. Sólo hay que tener en cuenta una cosa: que desde la época del idealismo especulativo, al pensamiento le ha sido vedado representar la unida de la identidad como la mera uniformidad y prescindir de la mediación que reina en la unidad. En donde esto ocurre, la identidad se representa de modo solamente abstracto. Heideggeriana: PrincipioIdentidade

Hegel y los griegos — esto suena como: KANT y los griegos, Léibniz y los griegos, la escolástica medieval y los griegos. Suena así, pero es diferente. Pues Hegel piensa por primera vez la filosofía de los griegos como un todo, y este todo lo piensa filosóficamente. Lo cual es posible porque Hegel determina la historia de tal manera, que ella, en su rasgo fundamental, tiene que ser filosófica. La historia de la filosofía es para Hegel el proceso unitario y, por ello, necesario de la marcha del Espíritu hacia sí mismo. La historia de la filosofía no es una serie de opiniones y doctrinas diferentes que se van sucediendo las unas a las otras sin ninguna conexión entre sí. Heideggeriana: HegelGregos

De acuerdo con el título se debería exponer a continuación un fragmento doctrinario de la filosofía de KANT. Con ello nos informaríamos sobre una filosofía del pasado. Esto puede tener Su utilidad, aunque por cierto, sólo si aun se mantiene despierto el sentido de la tradición. Heideggeriana: KantSer

Sigamos el mencionado supuesto y oigamos de un pensador lo que tiene que decirnos sobre el ser. Oigamos a KANT. Heideggeriana: KantSer

¿Por qué oímos a KANT para experimentar algo sobre el ser? Por dos razones. En primer término, KANT ha dado un paso de gran alcance en la localización (Erörterung) del ser. Por otra parte, este paso de KANT, resulta de una fidelidad a la tradición, es decir, en discusión al mismo tiempo con ella, por lo que ésta alcanza nueva luz. Las dos razones de la referencia a la tesis de KANT sobre el ser, nos sirven de estímulo para la meditación. La tesis de KANT sobre el ser, según se formula en su obra capital, la Crítica de la razón pura (1781), dice: “Ser no es evidentemente un predicado real, es decir un concepto de algo que pueda añadirse al concepto de una cosa. Es sencillamente la posición de una cosa o de ciertas determinaciones en sí” (A 598, B 626). Heideggeriana: KantSer

En vista de aquello que hoy es, que nos oprime como el ente y nos amenaza como posible no-ser (Nichtsein), la tesis de KANT sobre el ser nos parece abstracta, insuficiente y pálida. Se ha exigido, entre tanto, de la filosofía que no se contente ya con interpretar el mundo y se entretenga en especulaciones abstractas, sino que llegue a transformar prácticamente el mundo. Pero la transformación del mundo pensada de ese modo, reclama ante todo que se transforme el pensar, como hay también ya, detrás de la mencionada exigencia, una transformación del pensar. (Vid.. Karl Marx, Deutsche Ideologie: Thesen über Feuerbach, ad Feuerbach, 11.: “Los filósofos sólo han interpretado el mundo de diversas maneras, de lo que se trata es de transformarlo”). Heideggeriana: KantSer

La tesis de KANT choca como abstracta e insuficiente. Sólo cuando se omite reflexionar en lo que KANT dice para explicarla, y cómo lo dice. Debemos seguir el camino de su explicación. Debemos visualizar el ámbito por el que corre el camino. Debemos pensar en el lugar al que pertenece lo que KANT explica la y localiza (erörter) bajo el nombre de “ser”. Heideggeriana: KantSer

Al intentar esto, se ve algo asombroso. KANT explica su tesis más bien “episódicamente”, es decir, en forma de intercalaciones, observaciones y apéndices a sus obras principales. La tesis no se establece, en correspondencia con su contenido y su gravitación, como el principio primigenio de un sistema, y no se desarrolla en un sistema. Lo que parece una carencia, tiene sin embargo la ventaja de que en los distintos pasajes episódicos se expresa siempre una meditación originaria de KANT, que nunca cree ser concluyente. Heideggeriana: KantSer

La siguiente presentación debe asemejarse al procedimiento de KANT. Está dirigida por el propósito de hacer ver como trasluce por doquier a través de todas las explicaciones de KANT, es decir, a través de su posición filosófica fundamental, el pensamiento conductor de su tesis. aun cuando este no forme el esqueleto especialmente construido de la arquitectónica de la obra. Por eso, el procedimiento que se sigue aquí, está delineado para contraponer recíprocamente los textos apropiados, de tal modo que ellos se iluminen alternativamente, y así cobre brillo aquello que no puede enunciarse inmediatamente. Heideggeriana: KantSer

Sólo si seguimos con el pensar la tesis de KANT, experimentaremos toda la dificultad de la pregunta por el ser, pero también lo decisivo y digno de ser cuestionado. Entonces la meditación hará sentir en qué medida el pensar actual tiene autoridad para atreverse a una discusión con la tesis de KANT; Es decir, para preguntar en qué se funda la tesis de KANT sobre el ser, en qué sentido permite una fundamentación, de qué modo puede ser localizada. Las tareas del pensar, caracterizadas de este modo, sobrepasan las posibilidades de una primera presentación, sobrepasan también, la capacidad del pensar aun hoy usual. Tanto más urgente será un oír la tradición reflexivamente, un oír que no dependa del pasado sino que considere el presente. Repitamos la tesis de KANT: “Ser no es evidentemente un predicado real, es decir un concepto de algo que pueda añadirse al concepto de una cosa. Es sencillamente la posición de una cosa o de ciertas determinaciones en sí” (A 598, B 626). Heideggeriana: KantSer

La tesis de KANT contiene dos enunciados. El primero es negativo, niega al ser el carácter de un predicado real, pero de ningún modo el carácter de un predicado en general. Conforme con ello, el siguiente enunciado afirmativo de la tesis caracteriza el ser como “sencillamente la posición”. Heideggeriana: KantSer

Aun ahora, que el contenido de la tesis está dividido en dos enunciados, es difícil que nos libremos de la opinión de que con la palabra “ser” no se puede pensar nada. Pero la perplejidad imperante se aminora y la tesis de KANT cobra familiaridad, si antes de una explicación más exacta prestamos atención al lugar en que KANT enuncia su tesis dentro de la construcción y del curso de la Crítica de la razón pura. Heideggeriana: KantSer

Recordemos aunque sea fugazmente, un acontecimiento innegable: el pensar europeo-occidental se ha guiado por la pregunta “¿Qué es el ente?”. De ese modo se pregunta por el ser. Dentro de la historia de este pensar, KANT lleva a cabo, en particular por la Crítica de la razón pura, un giro decisivo. En vista de ello esperábamos que KANT, con la localización del ser y el establecimiento de su tesis, pusiera en marcha el pensamiento orientador de su obra capital. No es este el caso. En su lugar, encontramos la tesis mencionada, sólo en el último tercio de la Crítica de la razón pura, y en verdad en la sección titulada “De la imposibilidad de una demostración ontológica de la existencia de Dios”. (A 592, B 620). Heideggeriana: KantSer

Que el ser se determine como fundamento se considera hasta ahora como lo más evidente; y sin embargo, es lo más cuestionable. En qué medida se llega a la determinación del ser como fundamento, en dónde reposa la esencia del fundamento, es algo que no puede discutirse aquí. Pero una reflexión aparentemente exterior impulsa ya a sospechar que en la determinación de KANT del ser como posición, actúa un parentesco con lo que llamamos fundamento. Positio, ponere, significa: poner (setzen), colocar (stellen), situar (legen), yacer (liegen), estar delante (vor-liegen), estar como fundamento (zum grunde liegen). Heideggeriana: KantSer

En el curso de la historia del preguntar onto-teológico, nace la tarea de mostrar no sólo que es el ente supremo, sino de demostrar que el más ente de los entes es, que Dios existe. Las palabras existencia, Dasein, efectividad (Wirklichkeit) nombran un modo del ser. En el año, 1763, casi dos décadas antes de la aparición de la Crítica de la razón pura, KANT publicó un escrito titulado “El único argumento posible para una demostración de la existencia de Dios”. La “Primera Consideración” de este escrito trata de los conceptos de “existencia en general” y de “ser en general”. Allí encontramos ya la tesis de KANT sobre el ser, y en verdad en la doble forma de enunciado negativo afirmativo. La redacción de ambos enunciados coincide en cierto modo con la de la Crítica de la razón pura. El enunciado negativo dice, en el escrito precrítico: “La existencia no es un predicado o determinación de cosa alguna”. El afirmativo: “El concepto de posición (Position) o el poner (Setzung) es completamente simple y el mismo que el de ser en general”. Heideggeriana: KantSer

Ante todo es preciso señalar que KANT expone la tesis dentro del círculo de cuestiones de la teología filosófica. Ésta domina la totalidad de la pregunta por el ser del ente, es decir, la metafísica en su contenido nuclear. Desde ahí se hace visible que la tesis sobre el ser no es una doctrina abstracta y aislada, cosa que nos podría sugerir fácilmente su significación literal. Heideggeriana: KantSer

En la Crítica de la razón pura el enunciado negativo preventivo se introduce con un “evidentemente”. En consecuencia, lo que dice debe ser igualmente claro a cualquiera: ser — no es “evidentemente” un predicado real. La proposición no es hoy, para nosotros, de ningún modo inmediatamente inteligible. Ser — esto significa, pues, realidad. ¿Cómo entonces el ser no es tenido por un predicado real? Para KANT la palabra “real” tiene todavía el significado originario. Mienta aquello que pertenece a una res, a una cosa (Sache), a la quiddidad (Sachgehalt) de una cosa (Ding). Un predicado real, una determinación que pertenece a la cosa, es, por ej. el predicado “pesado” con respecto a la piedra, tanto si la piedra existe o no efectivamente (wirklich). En la tesis de KANT “real” significa, pues, lo que hoy mentamos cuando hablamos de política realista (Realpolitik) que trabaja con hechos, efectividades. Realidad significa para KANT no efectividad (Wirlichkeit), sino quiddidad (Sachheit). Un predicado real es el que pertenece a la quiddidad de una cosa y puede atribuírsele. Nos representamos la quiddidad de una cosa en su concepto. Podemos representarnos lo que nombra la palabra piedra, sin que lo representado tenga que existir como una piedra justamente presente. Existencia, Dasein, es decir, ser, dice la tesis de KANT, “no es evidentemente un predicado real”. Lo manifiesto de este enunciado negativo se desprende en cuanto pensamos la palabra “real” en el sentido de KANT. El ser no es nada real. Heideggeriana: KantSer

¿Pero cómo? De una piedra que está ante nosotros decimos que ella, esa piedra, existe. Esta piedra es. En consecuencia se muestra con igual evidencia el “es”, es decir, el ser como predicado, en el enunciado de esta piedra, en cuanto sujeto del enunciado. Tampoco niega KANT en la Crítica de la razón pura que la existencia enunciada de una piedra presente sea un predicado. Pero el “es” no es un predicado real. ¿De qué se enuncia entonces el “es”? Evidentemente de la piedra presente. ¿Y qué dice este “es” en el enunciado “esta piedra de aquí es”? No dice nada de lo que (Was) es la piedra en cuanto piedra, sin embargo dice que (dass) [el hecho de que] lo que pertenece a la piedra, existe, es. ¿Qué significa ser? KANT contesta por el enunciado afirmativo de su tesis: ser “es simplemente la posición de una cosa o de ciertas determinaciones en sí mismas”. Heideggeriana: KantSer

El sentido literal de este enunciado lleva con facilidad a la opinión de que el ser en cuanto “simplemente la posición de una cosa” concierne a la cosa en el sentido de la cosa en y para sí. La tesis no puede tener este sentido, en cuanto ha sido enunciada dentro de la Crítica de la razón pura. Cosa significa tanto como: algo (Etwas), para ello dice también KANT: Objeto (Objekt) o Gegenstand [lo que está ahí enfrente]. Tampoco dice KANT que la posición concierne a la cosa con todas sus determinaciones reales; dice más bien: simplemente la posición de la cosa o de ciertas determinaciones en sí mismas. Dejamos por ahora abierto cómo ha de interpretarse el giro “o de ciertas determinaciones”. Heideggeriana: KantSer

La expresión “en sí mismas” no mienta algo “en sí”, algo que exista sin relación a una conciencia. El “en sí mismas” debemos entenderlo como la contradeterminación para eso que, con respecto a otro, se representa como esto y aquello. Este sentido del “en sí mismo” cobra ya expresión por el hecho de que KANT dice: ser “es simplemente la posición”. Este “simplemente” se oye como una delimitación, como si la posición fuese algo menor frente a la realidad, es decir, la quiddidad de una cosa. Sin embargo, el “simplemente” apunta al hecho de que el ser nunca se deja explicar a partir de lo que es, en cada caso, un ente, es decir, para KANT, a partir del concepto. El “simplemente” no delimita, sino que remite al ser a un ámbito desde el cual únicamente es caracterizable con pureza. “Simplemente” significa aquí: puro. “Ser” y “es”, pertenecen con todas sus significaciones y modificaciones a un ámbito propio. No son nada cósico (Dinghaft), es decir, para KANT, nada objetivo (Gegenständlich). Heideggeriana: KantSer

Para pensar “ser” y “es”, se requiere otra visión que no esté dirigida por la observación exclusiva de las cosas y por el cálculo de ellas. Podemos inquirir e investigar en todas direcciones una piedra que está ante nosotros, que evidentemente es pero nunca encontraremos el “es”. Y sin embargo, esta piedra es. ¿Por medio de qué recibe el “ser” el sentido de “simplemente la posición”? ¿De dónde y cómo se delimita el sentido del título “pura posición”? ¿Esta interpretación del ser como posición no sigue siendo extraña a nosotros, incluso arbitraria, en todo caso ambigua, y, por eso inexacta? KANT traduce, en verdad, “Position” por Setzung. Pero esto no ayuda mucho. Pues nuestra palabra alemana Setzung es tan ambigua como la latina positio. Esta puede significar: 1. Poner (setzen), colocar (stellen), tender (legen) en cuanto acción. 2. Lo puesto (das Gesetzte), el tema. 3. El estar puesto (die Gestzheit), la situación, la estructura (Verfassung). Pero aun podemos entender Position y Setzung, de modo tal, que esté unívocamente mentado: el poner lo puesto como tal en su posición. Heideggeriana: KantSer

En todo caso, la caracterización del ser como posición muestra una equivocidiad que no es contingente, ni tampoco nos es desconocida. Pues juega siempre en el ámbito de ese poner y colocar que conocemos como poner ahí delante o representar. Para esto, el lenguaje técnico de la filosofía tiene dos nombres característicos: representar es percipere, perceptio, tomar algo en sí, captarlo; repraesentare, tener algo enfrente, tenerlo presente. En el representar colocamos algo ante nosotros que está enfrente nuestro como lo así colocado (puesto), como objeto (Gegenstand). El ser como posición mienta la posición de algo en el representar ponente. Cada vez, según qué y cómo es puesta, la posición, Setzung, el ser, tiene otro sentido. Por eso KANT, después de sentar su tesis sobre el ser continúa diciendo en el texto de la Crítica de la razón pura: “En el uso lógico [a saber el ser como “simplemente la posición”] es únicamente la cópula del juicio. La proposición: Dios es Todopoderoso confiere dos conceptos que tienen sus objetos: Dios y omnipotencia; la partícula es, no es otro predicado más, sino solamente lo que pone al predicado [acusativo] en relación con el sujeto” Heideggeriana: KantSer

En la “Demostración”, la relación puesta por el “es” de la cópula entre el sujeto proposicional y el predicado, se llama respectus logicus. Lo que dice KANT, acerca del “uso lógico” del ser permite suponer que hay aun otro uso del ser. Al mismo tiempo, en este pasaje descubrimos algo esencial sobre el ser. Es “usado”, en el sentido de aplicado. El uso lo realiza el entendimiento, el pensar. Heideggeriana: KantSer

¿Qué otro uso del “ser” y del “es” hay, aparte del “lógico”? En la proposición “Dios es” no se añade al sujeto ningún predicado quiditativo, real. Más bien se pone el sujeto Dios, con todos sus predicados, “en sí mismo”. El “es” indica ahora: Dios existe, Dios está ahí. “Dasein”, “existencia” mientan, en verdad el ser, pero “ser” y “es” no en el sentido de la posición de la relación entre sujeto proposicional y predicado. La posición del “es” en la proposición “Dios es”, va más allá del concepto Dios y trae junto al concepto la cosa misma, el objeto Dios como lo que es ahí. A diferencia del uso lógico, el ser se usa en este caso con respecto al objeto existente en sí mismo. Por eso podemos hablar de un uso óntico, o mejor de un uso objetivo del ser. En el escrito precrítico escribe KANT: “Si no se considera simplemente esta relación [entre el sujeto de la proposición y el predicado], sino la cosa puesta en y para sí misma, entonces este ser es tanto como existencia”. Heideggeriana: KantSer

En una anotación sin fecha (WW AKA XVIII, N 6276) KANT resume brevemente lo expuesto hasta aquí: “Por el predicado de existencia no añado nada a la cosa, sino la cosa misma al concepto. Así pues, en una proposición existencial voy más allá del concepto, no hacia otro predicado, que el que estaba pensado en el concepto, sino a la cosa misma, justo con los mismos predicados, ni más, ni menos, sólo que sobre la posición relativa, se piensa aun la posición absoluta”. Heideggeriana: KantSer

Pero para KANT la cuestión acerca de sí y cómo y dentro de qué límites, es posible como posición absoluta la proposición “Dios es”, llega a ser y sigue siendo la espina oculta que aguijonea todo el pensar de la Crítica de la razón pura y mueve las obras principales siguientes. Hablar del ser como proposición absoluta o diferencia de la relativa, en cuanto lógica provoca en efecto la impresión de que en la posición absoluta no se pone ninguna relación. Si se trata en la posición absoluta del uso objetivo del ser en el sentido de Dasein y existencia, entonces el hecho de que también en ese caso se pone una relación y en consecuencia el “es” recibe 9a el carácter de un predicado, aunque no real, llega a ser para la reflexión crítica algo no sólo claro sino asediante. Heideggeriana: KantSer

En el uso lógico del ser (a es b) se trata de la posición de la relación entre sujeto proposicional y predicado. En el uso óntico del ser — esta piedra es (”existe”) — se trata de la posición de la relación entre yo-sujeto y objeto, esto, sin embargo, de tal modo, que de alguna forma la relación sujeto-predicado se interpola oblicuamente entre la relación sujeto-objeto. En esto reside que el “es” como cópula tiene en el enunciado de un conocimiento objetivo un sentido distinto y más rico que el exclusivamente lógico. Entre tanto se verá que KANT, llegó a esta idea sólo después de una larga meditación, incluso que la expresa por primera vez en la segunda edición de la Crítica de la razón pura. Seis años después de la primera edición es capaz de decir qué sucede con el “es”, es decir, con el ser. Sólo la Crítica de la razón pura lleva a su plenitud y precisa determinación la interpretación del ser como posición. Heideggeriana: KantSer

Si en la época de la redacción de su escrito precrítico sobre la “Demostración” alguien le hubiera preguntado a KANT cómo determinar con más exactitud lo que entiende por “existencia” en el sentido de posición absoluta, KANT lo habría remitido a su escrito, donde dice: “Este concepto [Dasein y Existencia] es tan simple que nada se puede decir para explicitarlo”. Heideggeriana: KantSer

KANT añade incluso una observación fundamental, que nos da una perspectiva de su postura filosófica antes de la época de la aparición de la Crítica de la razón pura: “Si se tiene presente que todo nuestro conocimiento acaba en último término en conceptos irreductibles, se comprenderá también que haya algunos que son casi irreductibles, es decir que las notas sólo son muy poco menos claras y simples que la cosa misma. Este es el caso de nuestra explicación de la existencia. Admito que por la misma el concepto de lo explicado, sólo se aclara en muy pequeño grado. Aunque la naturaleza del objeto en relación a la capacidad de nuestro entendimiento tampoco permite un grado más alto”. Heideggeriana: KantSer

La “naturaleza del objeto”, es decir, la esencia del ser no permite un grado más alto de clarificación. Sin embargo, una cosa es segura de antemano para KANT: piensa existencia y ser, “en relación con las facultades de nuestro entendimiento”. También en la Critica de la razón pura el ser se determinará, otra vez, como posición. La reflexión crítica tampoco alcanza, en verdad, un grado más alto de clarificación según el modo precrítico de explicar y analizar conceptos. Pero la “crítica” llega a una explicación distinta del ser y sus diversos modos, que conocemos bajo los nombres de ser posible, ser efectivo, ser necesario. Heideggeriana: KantSer

¿Qué ha ocurrido? ¿Qué debe haber ocurrido por obra de la Crítica de la razón pura si la meditación sobre el ser fue implantada como una meditación sobre “la relación” del ser “con las facultades de nuestro entendimiento”? KANT nos da la respuesta en la Crítica de la razón pura con esta afirmación. Heideggeriana: KantSer

Pero justamente esa explicación es la que intenta el mismo KANT en su período precrítico. Entre tanto llegó a comprender que relacionar al ser y los modos del ser sólo con las “facultades de nuestro entendimiento”, no garantiza un horizonte suficiente, desde el cual se pueda definir el ser y los modos del ser, es decir, ahora: “comprobar” su sentido. Heideggeriana: KantSer

Sin esta intuición, los conceptos de ser carecen de relación con el objeto; por esa sola relación reciben ellos lo que KANT llama su “significado”. “Ser” quiere decir posición, posición en el poner por medio del pensamiento en cuanto acción del entendimiento. Pero esta posición sólo es capaz de poner algo como objeto, es decir, como puesto enfrente y así hacerlo estar como objectum (Gegenstand), si por medio de la intuición sensible, es decir, por la afección de los sentidos se da a la posición algo que puede ser puesto. Sólo, la posición como posición de una afección, nos da a entender lo que significa para KANT el ser del ente. Heideggeriana: KantSer

En la afección por medio de nuestros sentidos se nos da siempre una multiplicidad de representaciones. Para que la “muchedumbre” dada, el flujo de esta multiplicidad, llegue un estar y se pueda mostrar así lo que está enfrente (Objeto), la multiplicidad debe estar ordenada, es decir, enlazada. El enlace no puede venir nunca por medio de los sentidos. Todo enlace surge, según KANT, de aquella facultad de representación que se llama entendimiento; cuyo rasgo fundamental es el poner, en cuanto síntesis. La posición tiene el carácter de proposición, es decir, de juicio, por el cual algo es antepuesto como algo, un predicado es atribuido a un sujeto por el “es”. Pero en cuanto la posición como proposición se relaciona necesariamente con lo dado en la afección, para que un objeto sea conocido por nosotros, el “es” como cópula recibe por eso un nuevo sentido. KANT lo determina por vez primera en la segunda edición de la Crítica de la razón pura (S19, B 140 ss.). Al comienzo del § 19 escribe: “Nunca me ha satisfecho la definición que los lógicos dan del juicio en general, es, como ellos dicen, la representación de una relación entre dos conceptos”. Heideggeriana: KantSer

Respecto de esta definición, KANT encuentra: “que no se determina en qué consiste esta relación”. En la definición lógica del juicio, KANT nota la ausencia de aquello en que se funda la posición del predicado al sujeto. Sólo como objeto para el yo-sujeto cognoscente, puede ser fundante el sujeto proposicional del enunciado. Al comenzar un nuevo párrafo del texto, KANT prosigue: “Pero cuando indago suficiente la relación de los conocimientos dados en todo juicio y distingo esa relación propia del entendimiento de la que se efectúa según leyes de la imaginación reproductora (la cual [relación] sólo tiene validez subjetiva) encuentro que el juicio no es otra cosa que la manera de traer los conocimientos dados a la unidad objetiva de la apercepción. A ello sirve la partícula relacional “es” en los mismos [juicios] para distinguir la unidad objetiva de las representaciones dadas de la subjetiva”. Heideggeriana: KantSer

Antes de aclarar cómo se presenta la copertenencia de ser y unidad en el pensamiento de KANT, y cómo a través de ella la tesis de KANT sobre el ser exhibe su contenido (Gehalt) recién fundamentado y más rico, citemos el ejemplo aducido por KANT que nos explica el sentido objetivo del “es” como cópula. Dice: “Si considero la sucesión de las representaciones sólo 15a como un proceso en el sujeto, según las leyes de asociación, entonces “sólo podría decir: cuando sostengo un cuerpo siento la impresión de su peso; pero no que él, el cuerpo, es pesado; lo cual equivale a expresar que esas dos representaciones están ligadas en el objeto, es decir, que son independientes del estado del sujeto y no están simplemente asociadas en la percepción (por más frecuentemente que se repita)” [B 142, § 19 in fine]. Heideggeriana: KantSer

Según la interpretación kantiana del “es” se expresa allí un enlace del sujeto proposicional y el predicado en el objeto. Todo enlace lleva consigo, una unidad, a la cual y en la cual enlaza la multiplicidad dada. Si la unidad no puede surgir sólo del enlace. porque éste está referido de antemano a aquella, ¿de dónde nace la unidad? Según KANT hay que “buscarla más alto”, sobre el poner que enlaza por medio del entendimiento. Es el §u (unidad unitiva) único que deja surgir todo saen (junto) de cada thesis (poner) [síntesis]. Por eso KANT la llama “la unidad sintética originaria”. En todo representar está presente (adest) ya de antemano en la percepción. Es la unidad de la síntesis originaria de la apercepción. Puesto que posibiIita el ser del ente, está más alto, más allá del objeto. Puesto que posibilita el ob-jectum (Gegenstand) en cuanto tal, se llama “apercepción trascendental”. De ella dice KANT al final del § 15 (B 131) que ella: “contiene el fundamento mismo de unidad de los diferentes conceptos, en consecuencia [el fundamento] de la posibilidad del entendimiento, incluso en su uso lógico”. Heideggeriana: KantSer

Mientras KANT en su escrito precrítico se contenta con que el ser y la existencia no puedan ser más ampliamente explicados en su relación con la facultad del entendimiento, en la Crítica de la razón pura llega no sólo a clasificar propiamente la facultad del entendimiento, sino incluso a definir la posibilidad del entendimiento mismo, desde su fundamento. En este retroceso al lugar de la posibilidad del entendimiento, en este paso decisivo desde la observación precrítica al ámbito del preguntar crítico, algo, en efecto, se mantiene intacto. Es el hilo conductor que conserva KANT en el planteamiento y explicación de su tesis sobre el ser: a saber, que el ser y sus modos deben determinarse a partir de su relación con el entendimiento. Heideggeriana: KantSer

Sin duda, una más originaria determinación crítica del entendimiento, da seguridad también para una explicación del ser más rica y cambiada. Pues ahora las modalidades, los modos del “Dasein” y su determinación, llegan propiamente al horizonte del pensar kantiano. KANT mismo vive en la certeza de haber alcanzado el lugar desde el cual puede ponerse en marcha la determinación del ser del ente. Esto se testimonia, otra vez, por una nota que está en el texto de la segunda edición de la Crítica de la razón pura (§ 16, B 134, nota): “Y así, la unidad sintética de la apercepción es el punto más alto al cual debe sujetarse todo uso del entendimiento, incluso toda la lógica, y tras ella la filosofía trascendental; esta facultad [la llamada apercepción ] es el entendimiento mismo”. Heideggeriana: KantSer

Apercepción significa: 1. lo que de antemano está en todo representar como lo que unifica. 2. lo que en ese previo darse de la unidad está al mismo tiempo referido a la afección. La percepción así entendida es “el punto más alto en el que 16… toda la lógica… debe fijarse”. KANT no dice: al que se debe fijar. De ese modo, toda la lógica se añadiría ulteriormente a algo subsistente sin esta “lógica”. La apercepción trascendental es más bien “el punto más alto al cual” la lógica en su totalidad como tal se fija y pende, que ella realiza en tanto toda su esencia depende de la apercepción trascendental, por eso debe pensársela a partir de este origen y sólo así. Heideggeriana: KantSer

KANT llama filosofía trascendental a la ontología transformada que sigue a la Crítica de la razón pura, la cual piensa el ser del ente como la objetividad del objeto de la experiencia se funda en la lógica. Pero la lógica no es ya la formal sino la lógica determinada a partir de la unidad sintética originaria de la apercepción trascendental. La ontología se funda en esa lógica. Esto confirma lo ya dicho: el ser y la existencia se determinan a partir de la relación con el uso del entendimiento. Heideggeriana: KantSer

El desarrollo crítico de la esencia del entendimiento va a la par con la limitación de su uso, a saber, la determinación de lo que se da por la intuición sensible y sus formas puras. A la inversa la restricción del uso del entendimiento a la experiencia abre la vía a una determinación esencial más originaria del entendimiento mismo. Lo puesto en la posición es lo puesto de algo dado, que por su lado, por ese poner y colocar, se convierte para éste en lo que está colocado enfrente, en ob-jectum, en lo proyectado contra, en objeto. La posición (Gesetzheit), es decir, el ser, se transforma en objetividad (Gegensändigkeit). También en la Crítica de la razón pura, cuando KANT habla de la cosa, como por ejemplo en el enunciado afirmativo de su tesis del ser, “cosa” mienta siempre, objectum (Gegen-stand), objeto en el sentido más amplio de algo representado, de una X. Así, dice KANT en el Prólogo de la segunda edición de la Crítica de la razón pura (B XXVII) que la crítica “enseña a tomar el objeto en una doble significación, a saber, como fenómeno o como cosa en sí mismo”. Heideggeriana: KantSer

La “crítica” no prescindirá ni de una determinación del ser como posición, ni aun en general del concepto de ser. Por eso, es un error del neokantismo, aun hoy influyente, opinar que por la filosofía de KANT se ha “liquidado”, como se dice, el concepto de ser. El sentido del ser que impera desde antiguo (la presencia constante) no sólo se conserva por medio de la interpretación crítica de KANT, del ser como objetividad del objeto de la experiencia, sino que por la determinación como “objetividad”, sale nuevamente a luz en una forma eminente, mientras que por la interpretación del ser, que dominaba antes en la historia de la filosofía, como substancialidad de la substancia, se ocultaba e incluso trastocaba. KANT determina a su vez lo “substancial” en el sentido de la interpretación crítica del ser como objetividad. Lo substancial no significa otra cosa: “que el concepto del objeto en general, que subsiste si en él se piensa solamente el sujeto trascendental sin predicado alguno” (A 414, B 441). Heideggeriana: KantSer

De acuerdo con esto, la interpretación sistemática del ser del ente, es decir, de la objetividad del objeto de la experiencia, sólo puede realizarse por principios. En estas circunstancias está puesto el fundamento para que por medio de Hegel, por el camino que pasa por Fichte y Schelling, “la ciencia de la lógica” se convierta en dialéctica, en un movimiento de principios que gira en sí mismo, que es él mismo la absolutez del ser. KANT introduce la “Representación sistemática de todos los principios sintéticos” del entendimiento puro con la frase siguiente: (A 158-159, B 197-198): “Que haya en general principios es atribuible únicamente al entendimiento puro, que no es sólo la facultad de las reglas con respecto a lo que sucede, sino aun la fuente de los principios, según la cual todo (lo que se nos puede presentar como objeto) está necesariamente bajo reglas, porque sin ellas nunca podría convenir a los fenómenos el conocimiento de un objeto correspondiente”. Heideggeriana: KantSer

Aquellos principios, que propiamente “explican” las modalidades del ser, se llaman según KANT “Los postulados del pensamiento empírico en general”. KANT subraya expresamente que ha “elegido con toda intención” las “denominaciones” para los cuatro grupos en la “tabla de los principios” (a saber: “axiomas de la intuición”, “anticipaciones de la percepción”, “analogías de las experiencias”, “postulados del pensamiento empírico en general”) “para que sobresalgan las diferencias que tienen en cuanto a la evidencia y a la práctica de estos principios” (A 161, B 200). Ahora nos limitaremos a la caracterización del cuarto grupo, “los postulados”, y en verdad con la única intención de hacer ver cómo sale a luz en estos principios el concepto orientador del ser como posición. Heideggeriana: KantSer

Vamos a posponer la explicación del título “Postulados”, pero recordemos, sin embargo, que este título se vuelve a encontrar en el punto más alto de la auténtica metafísica de KANT, donde se trata de los postulados de la razón práctica. Heideggeriana: KantSer

No pretendemos en una primera acometida entender en toda su transparencia el contenido de estos principios. Sin embargo ya estamos preparados para una primera comprensión, y en verdad por aquello que KANT define en el enunciado negativo de su tesis sobre el ser: “Ser no es evidentemente un predicado real”. En esto reside que, el ser y por tanto también los modos del ser — posible, efectivo, necesario — no expresan nada acerca de, qué es el objeto, sino acerca del cómo, de la relación del objeto al sujeto. Respecto de ese cómo los mencionados conceptos del ser, se llaman “modalidades”. El mismo KANT comienza su explicación de los “Postulados” con la siguiente frase: “Las categorías de la modalidad tienen en sí de particular que no aumentan en nada, como determinación del objeto, el concepto (a saber, el del sujeto de la proposición) a que se unen como predicados, sino que sólo expresan la relación con la facultad de conocer” (A 219, B 266). Heideggeriana: KantSer

Observemos otra vez: KANT no explica ahora el ser y la existencia desde la relación con la facultad del entendimiento, sino desde la relación con la facultad del conocimiento, es decir, con el entendimiento, en efecto, con el juicio, pero de tal modo que éste recibe su determinación desde la referencia a la experiencia (sensación). Ser sigue siendo posición, pero incluido en la relación con la afección. En los predicados de ser posible, efectivo y necesario yace una “determinación del objeto”, aunque sólo una “cierta” determinación, en tanto se enuncia algo del objeto en sí mismo, de él en cuanto objeto, a saber respecto de su objetividad, es decir, el “estar frente a” respecto de su propia existencia, pero no respecto de su realidad (Ralitat), esto es: quiddidad (Sachheit). Para la interpretación crítico-trascendental del ser del ente, ya no vale la tesis precrítica de que el ser “no es un predicado”. Ser no es, como ser posible, efectivo, necesario, un predicado real (óntico), pero sí un predicado trascendental (ontológico). Heideggeriana: KantSer

Ahora entendemos el giro, al principio extraño, que KANT utiliza en el texto de la Crítica de la razón pura, en el enunciado afirmativo de su tesis sobre el ser: “ser… es simplemente la posición de una cosa (Ding) o de ciertas determinaciones en sí mismas”. “Cosa” (Ding) mienta ahora, según el lenguaje de la “Crítica”, objeto, lo que está enfrente (Gegenstand). Las “ciertas” determinaciones del objeto, como objeto del conocimiento, son las determinaciones no reales, las modalidades del ser. Como tales son posiciones. A partir del contenido de los tres Postulados del pensamiento empírico en general, se podrá ver en qué medida esto es acertado. Heideggeriana: KantSer

Ahora sólo prestaremos atención al hecho y a la manera en que se piensa el ser como posición en la interpretación de KANT de los modos del ser. Heideggeriana: KantSer

En cada una de las modalidades impera la posición de una relación, distinta en cada caso, con aquello que se exige para la atención de un objeto de la experiencia. Las modalidades son predicados de la relación exigida en cada caso. Los principios que definen estos predicados postulan lo exigible para la existencia posible, efectiva, necesaria, de un objeto. Por eso, KANT presenta estos principios con el nombre de Postulados. Son postulados del pensar en el doble sentido de que las exigencias nacen, por un lado, desde el entendimiento como fuente del pensar, luego valen al mismo tiempo para el pensar, en la medida en que éste debe determinar, por medio de las categorías, lo dado en la experiencia para el objeto existente. “Postulados del pensamiento empírico en general”, este “en general” quiere decir: en la tabla de los principios del entendimiento puro se nombran los postulados sólo en el cuarto y último lugar; sin embargo, según su rango son los primeros, en cuanto todo juicio sobre un objeto de la experiencia debe satisfacerlos de antemano. Heideggeriana: KantSer

Los postulados nombran lo exigible de antemano para la posición de un objeto de la experiencia. Los postulados nombran el ser, que pertenece a la existencia del ente, que como fenómeno es objeto para el sujeto cognoscente. Vale aun la tesis de KANT sobre el ser: es “simplemente la posición”. Pero ahora la tesis muestra su contenido más rico. El “simplemente” mienta la pura relación de la objetividad del objeto con la subjetividad del conocimiento humano. Posibilidad, efectividad, necesidad, son posiciones de los diversos modos de esta relación, la diferente posición se determina desde la fuente de la posición originaria. Esta es la síntesis pura de la apercepción trascendental. Es el acto primigenio del pensar cognoscente. Heideggeriana: KantSer

Puesto que el ser no es predicado real, pero es, sin embargo, predicado, en consecuencia, atribuido al objeto, pero no es inferible del contenido quidditativo (Sachgehalt) del objeto, los predicados de ser de la modalidad no pueden surgir del objeto, más bien, como modos de la posición, han de tener su origen en la subjetividad. La posición y sus modalidades de existencia se determinan desde el pensar. Tácitamente vibra en la tesis de KANT sobre el ser, el lema: ser y pensar. Heideggeriana: KantSer

En la “explicación” de los postulados, y ya antes en la presentación de la tabla de categorías, distingue KANT entre posibilidad, efectividad, y necesidad, sin que se diga o siquiera se pregunte dónde reside el fundamento de la distinción entre ser posible y ser efectivo. Heideggeriana: KantSer

Sólo diez años después de la Crítica de la razón pura toca KANT esta cuestión hacia el final de su tercera obra capital, la “Crítica del Juicio” (1790), y otra vez en verdad “episódicamente”, en el § 76, que lleva el título de “Observación”, Schelling, a los veinte años, en su primer escrito, aparecido cinco años después (1795), “Del yo como Principio de la filosofía o sobre lo incondicionado en el saber humano” termina con la siguiente frase la nota final de su obra: “Tal vez nunca se agolparon en tan pocas páginas tantos pensamientos profundos como en la crítica del juicio teleológico § 76” (Philosophische Schriften, Erster Band, S. 114 W W. I, 242). Heideggeriana: KantSer

Puesto que lo que dice allí Schelling es exacto, no deberíamos pretender penetrar por completo con el pensamiento este § 76. Conforme con el propósito de esta exposición basta con hacer visible cómo KANT mantiene en la nombrada declaración sobre el ser, la determinación directriz del mismo en cuanto posición. Dice KANT: “El fundamento” “indispensablemente necesario para el entendimiento humano” para la distinción entre posibilidad y efectividad de las cosas, “está en el sujeto y en la naturaleza de sus facultades de conocer”. Heideggeriana: KantSer

Para el ejercicio de los mismos “se nos exigen”, a nosotros los hombres, “dos cosas totalmente heterogéneas”. ¿En qué sentido? El entendimiento y la intuición sensible son de especie completamente distinta; aquel es exigible “para los conceptos”, ésta “para los objetos que les corresponden”. Nuestro entendimiento nunca es capaz de darnos un objeto. Nuestra intuición sensible tampoco es capaz de poner lo dado por ella como objeto en su objetividad. Nuestro entendimiento tomado en sí, puede pensar por medio de sus conceptos un objeto únicamente en su posibilidad. Para conocer el objeto como efectivo, se requiere la afección por los sentidos. En virtud de lo ya observado, entendemos la siguiente frase decisiva de KANT: “Ahora bien, toda nuestra distinción de lo mero posible y de lo efectivo descansa en que lo primero significa la posición de la representación de una cosa con respecto a nuestro concepto y en general a la facultad de pensar, pero lo último [lo efectivo] la posición de la cosa en sí misma (fuera de ese concepto).” Heideggeriana: KantSer

De las propias palabras de KANT resulta que posibilidad y efectividad son distintos modos de la posición. La diferencia de las mismas es indispensable para nosotros los hombres, porque la quiddidad de un objeto, su realidad, es objetiva para nosotros sólo cuando la objetividad, en cuanto dada sensiblemente, es determinada por el entendimiento y a la inversa, cuando al entendimiento le es dado lo que debe ser determinado por él. Heideggeriana: KantSer

KANT usa el título “realidad objetiva” — es decir la quiddidad puesta como objeto — para el ser de aquel ente que nos es accesible como objeto de la experiencia. Conforme a esto dice KANT en un pasaje decisivo de la Crítica de la razón pura: “Para que un conocimiento pueda tener realidad objetiva es decir, referirse a un objeto, y tener en él su sentido y significación, es necesario que el objeto se pueda dar de alguna manera” (A 155, B 194). Heideggeriana: KantSer

Por medio de la indicación acerca de lo inevitable de la diferencia entre posibilidad y efectividad y su fundamento, se muestra que en la esencia del ser del ente, en la posición, impera la articulación de la necesaria diferencia entre posibilidad y efectividad. Si se mira este fundamento de la articulación del ser, parece que ha alcanzado lo máximo que KANT es capaz de decir sobre el ser. Así parece, de hecho, si buscamos los resultados, en lugar de prestar atención al camino de KANT. Heideggeriana: KantSer

Sin embargo KANT da un paso más amplio aun en la determinación del ser, y lo hace otra vez sólo como si lo vislumbrara, de modo que no llega a una exposición sistemática del ser como posición. Visto desde la obra de KANT esto no significa un defecto, porque los enunciados episódicos sobre el ser como posición, pertenecen al estilo de su obra. Heideggeriana: KantSer

Podemos aclararnos lo ineludible de este paso extremo de KANT, con la siguiente reflexión. KANT llama a sus enunciados sobre el ser “aclaración” (Erklärung) y “explicación” (Erläuterung). Ambas tienen que hacer ver con claridad y pureza lo que él entiende por ser. En tanto lo determina como “simplemente la posición”, entiende el ser desde un lugar ilimitado, a saber, desde el poner como acción de la subjetividad humana, es decir, del entendimiento humano referido a lo dado sensiblemente. Traer de vuelta al lugar (Ort) lo llamamos localizar (Erörterung). La aclaración y explicación se fundamentan en el localizar. A través de él se constituye en primer término el lugar, pero todavía no es visible la cuadrícula (Ortsnetz), esto es, aquello desde donde se determina propiamente el ser como posición, es decir, por su parte, esta misma posición. Heideggeriana: KantSer

Ahora bien, al final de la parte positiva de su interpretación de la experiencia humana del ente y de su objeto, esto es, al final de su ontología crítica, KANT colocó un apéndice bajo el título: “De la anfibología de los conceptos de reflexión”. Presumiblemente este “apéndice” se intercaló muy tarde, sólo después de la terminación de la Crítica de la razón pura. Considerado desde un punto de vista histórico filosófico nos ofrece la polémica de KANT con Leibniz. Pero observado desde él propio pensamiento de KANT, este “Apéndice” contiene una meditación retrospectiva de los pasos dados por el pensamiento y de la dimensión recorrida. La misma meditación retrospectiva es un nuevo paso, el extremo, que dio KANT en la interpretación del ser. En cuanto esta interpretación consiste en una restricción del uso del entendimiento a la experiencia, se trata en ella de una delimitación del entendimiento. Por eso en la “Nota” a este “Apéndice” (A 280 B 336) dice KANT que la localización de los conceptos de la reflexión es “de gran utilidad para determinar y asegurar de modo fidedigno los límites del entendimiento”. Heideggeriana: KantSer

El “Apéndice” asegura la certidumbre por la cual la Crítica de la razón pura de KANT afianza el conocimiento teorético del hombre en su gravedad. También aquí tendremos que darnos por satisfechos con una indicación que muestre únicamente en qué medida KANT traza, en este “Apéndice”, las líneas de la cuadrícula (Ortsnetz) a la que pertenece el ser como posición. En la interpretación del ser como posición está incluido el hecho de que posición y posicionalidad (Gesetzheit) del objeto, se explican desde las distintas relaciones con el conocimiento, es decir, en retroferencia hacia él, en la retroflexión, en la reflexión. Si con la mirada se captan propiamente como tales estas diversas relaciones reflexivas y se las compara mutuamente, se hará patente que la interpretación de estas relaciones de reflexión resulta de determinados respectos. Heideggeriana: KantSer

Esta observación se orienta hacia “el estado del ánimo”, (auf den Zustand des Gemüts) es decir, al sujeto humano. La observación ya no va derechamente al objeto de la experiencia, hace una flexión atrás, hacia el sujeto que experimenta, es reflexión. KANT habla de “Überlegung” [meditación sobre]. Si la reflexión presta atención a aquellos estados y relaciones del representar, por los que en general es posible la delimitación del ser del ente, entonces la reflexión sobre la cuadrícula del lugar de ser, es una reflexión trascendental. Así escribe KANT (A 261, B 317): “El acto mediante el cual junto la comparación de las representaciones con la facultad de conocer donde aquella se realiza, y por el cual distingo si se comparan entre sí como pertenecientes al entendimiento puro o a la intuición sensible, es lo que yo denomino reflexión trascendental.” Heideggeriana: KantSer

Puesto que con ayuda de estos conceptos se determina la relación de reflexión, se llaman conceptos de reflexión. Sin embargo, el modo por el que se determinan los conceptos de reflexión, es él mismo, una reflexión. La máxima determinación del ser como posición se cumple, para KANT, en una reflexión sobre la reflexión — en consecuencia en un modo eminente del pensar. Este estado de la cuestión, acrece el derecho a poner la meditación de KANT sobre el ser, bajo el título, ser y pensar. El título parece hablar unívocamente. Sin embargo, en él se oculta lo oscuro. Heideggeriana: KantSer

Antes de los mencionados conceptos trascendentales de la reflexión “materia y forma”, “interior y exterior”, KANT habla aun de “uniformidad y diversidad”, de “concordancia y desacuerdo”. De los conceptos de reflexión “materia y forma”, nombrados por último en cuarto lugar, dice sin embargo: “Son dos conceptos que sirven de fundamento a todas las demás reflexiones tan inseparablemente unidos están con todo uso del entendimiento. El primero [materia] significa lo determinable en general, el segundo su determinación”. (A 266, B 322). Heideggeriana: KantSer

Ya la mera enumeración de los conceptos de reflexión nos da una advertencia para una comprensión más fundamental de la tesis de KANT sobre el ser como posición. La posición se muestra en la articulación de forma y materia. Ésta se interpreta como diferencia del determinar y lo determinable, es decir, con respecto a la espontaneidad de la acción del entendimiento en su referencia a la receptividad de la percepción sensible. El ser como posición se localiza, es decir, se coloca en la articulación de la subjetividad humana, como el lugar de su procedencia esencial. Heideggeriana: KantSer

El acceso a la subjetividad es la reflexión. En tanto la reflexión, como reflexión trascendental, no se orienta directamente al objeto, sino a la relación de la objetividad del objeto con la subjetividad del sujeto, por consiguiente, en tanto el tema de la reflexión es ya por su parte en cuanto tal relación, una retroferencia al yo pensante, la reflexión por la que KANT aclara y localiza el ser como posición se muestra como una reflexión sobre la reflexión, como un pensar del pensar referido a la percepción. El lema para la interpretación Kantiana del ser, mencionada ya varias veces, la expresión ser y pensar, nos habla ahora con más claridad en su más rico contenido. Sin embargo, ese lema conductor sigue siendo oscuro en su sentido normativo. Pues en su expresión formal se oculta una ambigüedad, que requiere ser meditada, si es que el título Ser y Pensar caracteriza no sólo la interpretación kantiana del ser, sino que designa también el rasgo fundamental que da forma a toda la marcha de la historia de la filosofía. Heideggeriana: KantSer

Para terminar, se requeriría que antes de hacer patente la mencionada ambigüedad mostrásemos, aunque sólo al vuelo, cómo habla la tradición en la interpretación de KANT del ser como posición. De la “Demostración”, el temprano escrito de KANT, concluimos que la explicación del ser aparece con referencia a la existencia, porque el tema en consideración es la “Demostración de la existencia de Dios” (Dasein Gottes) — El lenguaje de la metafísica dice también en lugar de Dasein, existencia (Existenz). Es suficiente recordar esta palabra para reconocer en el sistere, en el setzen, la conexión con el ponerse y la posición; la existentia es el actus quo res sistitur, ponitur extra statum possibilitatis (cf. Heidegger, Nietzsche, 1961, vol. II. pág. 417 sig.). Heideggeriana: KantSer

Éste tiene que preguntar: ¿Qué significa pues, ser, para que se lo pueda determinar desde el representar, como posición y, posicionalidad? Esta es una pregunta, que nunca planteó KANT, como tampoco las siguientes: ¿Qué significa ser, para que se pueda determinar la posición por la articulación de forma y materia? ¿Qué significa ser, para que en la determinación de la posicionalidad de lo puesto, éste aparezca en la doble forma de sujeto, unas veces como sujeto proposicional en relación al predicado, otras como yo-sujeto en relación al objeto? ¿Qué significa ser, para que sea determinable desde el subiectum, es decir, desde el hypokeimenon? El sujeto es lo que yace de antemano ahí delante (das Zum-vorarus-schon-Vorliegende), porque está permanentemente presente. Desde el momento que el ser se determina como presencia (Anwesenheit) , lo ente es lo que de antemano yace aquí y delante (das Da-und Vorliegende), el hypokeimenon La relación con lo ente es el hacer yacer de antemano ahí delante como un modo del tender, del ponere. Allí está incluida la posibilidad del poner y del colocar. Puesto que el ser se despeja como presencia, la referencia al ente como eso que yace de antemano ahí delante puede llegar a ser tender, disponer, representar, poner. En la tesis de KANT sobre el sercomo posición, también en todo el ámbito de su interpretación del ser del ente como objetividad y realidad objetiva, impera el ser en el sentido de un permanente estar presente. Heideggeriana: KantSer

¿Qué es lo que todavía está oscuro en el lema orientador “Ser y Pensar”? Si insertamos en este título aquello que ha resultado de la exposición de la tesis de KANT, podemos decir en lugar de ser: posición, en lugar de pensar: reflexión de la reflexión. Entonces el título “Ser y Pensar” dice tanto como: Posición y reflexión de la reflexión. Lo que está a cada lado de la conjunción “y”, se ha aclarado según el sentido de KANT. Heideggeriana: KantSer

Pero, por la exposición de la tesis kantiana se ha mostrado indiscutiblemente que el ser como posición se determina a partir de la relación con el uso empírico del entendimiento. La “y” en el lema orientador, mienta esta relación, que según KANT tiene su punto de apoyo en el pensar, es decir, en una acción del sujeto humano. Heideggeriana: KantSer

¿Y la tesis de KANT sobre el ser como pura posición? Si la posicionalidad, la objetividad, se manifiesta como una modificación de la presencialidad, entonces la tesis de KANT sobre el ser pertenece a aquello que ha quedado sin pensar en toda metafísica. Heideggeriana: KantSer

En cierto modo, la tesis de KANT sobre el ser como pura posición sigue siendo una cumbre, desde la cual la mirada hacia atrás alcanza hasta la determinación del ser como hypokeimenon y hacia delante señala la interpretación dialéctica-especulativa del ser como concepto absoluto. Heideggeriana: KantSer

Si Platón se representa al ser como idea y como koinonia de las ideas, Aristóteles como energeia, KANT como posición, Hegel como el concepto absoluto, Nietzsche como voluntad de poder, no son éstas doctrinas producidas al azar, sino palabras del ser como respuestas a una apelación que habla en el destinar que se oculta a sí mismo, en el “Se da el ser”. En cada caso retenido en la destinación que se retira, el ser con su plenitud de transformaciones es desocultado al pensar. En la tradición de las épocas del destino-del-ser queda atado el pensar, y también cuando, y precisamente cuando, cobra memoria de cómo y de dónde recibe en cada caso el ser mismo la determinación que le es propia, a saber, desde el: Se da el ser. El dar se mostró como destinar. Heideggeriana: TempoYSer

Si debemos, empero, caracterizar al tiempo desde el presente, entendemos éste como el ahora a diferencia del ahora-ya-no del pasado y del ahora-todavía-no del futuro. Pero el presente significa a la vez presencia o asistencia. Sin embargo, no estamos acostumbrados a determinar lo propio del tiempo desde la perspectiva del presente en semejante sentido. Mucho más es representado el tiempo — la unidad de presente, pasado y futuro desde el ahora. Ya dice Aristóteles que lo que es del tiempo, es decir, lo que está presente del tiempo, es el ahora de cada instante. Pasado y futuro son un me on tip: algo no ente, que no es desde luego una pura nada, sino más bien algo que está presente, pero al que algo falta, la cual falta es nombrada mediante el “ya no”-ahora y el “todavía no”-ahora. Visto así, el tiempo aparece como la secuencia de los ahora, cada uno de los cuales, apenas nombrado, se desvanece ya en lo recién pasado y es ya seguido por lo inmediatamente venidero. KANT dice del tiempo así representado: “Tiene sólo una dimensión” (Crítica de la razón pura, A31, B47). El tiempo conocido como secuencia en la sucesión de los ahora es el que se tiene en la mente cuando se mide y calcula el tiempo. El tiempo calculado está — así lo parece — a nuestro inmediato alcance, cuando echamos mano del reloj, el aparato que mide el tiempo, miramos la posición de las agujas y constatamos: “ahora son las 20 (horas) 50”. Al decir “ahora” tenemos en mente al tiempo. Pero en ninguna parte del reloj, que nos indica el tiempo, encontramos el tiempo, ni en la esfera ni en el aparato de relojería. Igual de escasamente encontramos al tiempo en los modernos cronómetros técnicos. Cabe afirmar: cuanto más técnico es el cronómetro, es decir, más exacto y expedito en el efecto de la medición, tanto menos aún nos da la ocasión de pensar a fondo lo propio del tiempo. Heideggeriana: TempoYSer

Lo que nosotros, empero, llamamos en nuestra enumeración la cuarta dimensión es la primera según la cosa, a saber, la regalía que todo lo determina. Ella aporta en el porvenir, en el pasado y en el presente el estar presente que le es propio a cada uno, los mantiene esclarecedoramente separados y los mantiene también juntos en la cercanía, de la cual quedan las tres dimensiones mutuamente cercanas. Por eso denominamos al primero, inicial y en el sentido literal in-iciante extender, en el que reposa la unidad del tiempo auténtico, la cercanía acertante, “cercanidad” [”Naheit”] — una antigua palabra todavía utilizada por KANT —. Pero ella acerca mutuamente porvenir, pasado y presente, en la medida en que los aleja. Pues mantiene abierto lo sido, en tanto le recusa su porvenir como presente. Este acercar de la cercanía mantiene el advenir desde el futuro, en tanto que precontiene el presente en el venir. La cercanía acertante tiene el carácter de la recusación y de la retención. Ella mantiene juntos de antemano, en su unidad, los modos del extender de pasado, advenir y presente. Heideggeriana: TempoYSer

Pero, ¿qué es entonces aquello en que la ciencia moderna de la naturaleza y la técnica moderna concuerdan siendo de esta forma lo mismo? ¿Qué es lo propio y genuino de ambas? Para traer y poner esto ante nuestra vista, al menos de forma aproximada, es menester reflexionar sobre lo nuevo de la ciencia moderna de la naturaleza. Ésta de forma más o menos consciente viene determinada por la siguiente pregunta que le sirve de hilo conductor: ¿cómo hay que proyectar de antemano la naturaleza como ámbito objetual [como ámbito de conocimiento MJR] para que los procesos naturales resulten de antemano susceptibles de cálculo? Esta pregunta encierra dos cosas: por un lado una decisión acerca del carácter de la realidad de la naturaleza. Max Planck, el fundador de la física cuántica, expresó esta decisión con una frase muy breve: “Es real lo que puede medirse”. Sólo lo que de antemano es susceptible de cálculo y medición, sólo lo que ya de entrada resulta abordable en términos de cálculo, puede considerarse ente. Además la pregunta rectora de la ciencia de la naturaleza incluye el principio del primado del método, es decir, del primado del procedimiento sobre aquello que en tal proceder contra la naturaleza, es decir, que en tal procedimiento, queda asegurado como un objeto susceptible de determinarse y someterse a comprobación. Un rasgo característico de este procedimiento es que en la física teórica el principio de no contradicción de los enunciados y la simetría de las ecuaciones se consideran de antemano determinantes. Mediante la proyección matemática de la naturaleza, que la física teórica efectúa, y mediante una inquisición experimental adecuada a esa proyección, la naturaleza es desafiada a responder, se le exige, por así decir, que dé razón de sí en determinados aspectos. A la naturaleza se la pone por así decir en la perspectiva de un haber de mostrarse en una objetualidad u objetividad susceptible de cálculo (KANT). Heideggeriana: LinguagemTecnica

Primero se dijo sin rodeos: “Desde el alba del pensar occidental europeo hasta hoy, ser quiere decir lo mismo que asistir o estar presente.” ¿Qué sucede con este enunciado? Si ser quiere decir algo así como estar presente, ¿lo quiere decir de una manera exclusiva o en todo caso con una prioridad tal que puedan ser pasadas por alto sus otras determinaciones? ¿Es la determinación del ser como estar presente, que únicamente aparece en esta conferencia, un resultado obtenido tan sólo desde el propósito de ella, que intenta pensar conjuntamente ser y tiempo? ¿O es que tiene el estar presente, en la totalidad de las determinaciones del ser, una prioridad “conforme a la cosa”, independiente del propósito de esta conferencia? ¿Qué sucede ante todo con la determinación del ser como fundamento? Estar presente, presencia, habla en todos los conceptos metafísicos del ser, habla en todas las determinaciones del ser. Incluso el fundamento como lo ya preexistente, como lo subyacente, conduce, considerado en sí mismo, al demorar, al durar, al tiempo, al presente. No sólo en las determinaciones griegas del ser, sino también acaso en la “posición” kantiana y en la dialéctica hegeliana como el movimiento de tesis, antítesis y síntesis (por tanto, también aquí de nuevo posicionalidad) habla el presente, se anuncia una primacía del estar presente (cfr. Nietzsche, II, pp. 399 ss., y además Wegmarken [Jalones del camino] [1967], pp. 273 ss., “Kants These über das Sein” [Las tesis de KANT sobre el ser]). Heideggeriana: ProtocoloTempoYSer

Mediante la referencia del estar presente a la aletheia, le es sustraída a la problemática kantiana de la constitución de los objetos la entera pregunta por el ser de lo ente, si bien la mencionada posición kantiana ha de ser ella misma entendida — retrospectivamente — desde el aletheuein, como lo atestigua el tratamiento de la facultad de imaginación en el libro sobre KANT. Heideggeriana: ProtocoloTempoYSer

De entrada, no cabe negar una cercanía y una chocante analogía entre Heidegger y Hegel. De ahí que domine ampliamente en Francia la impresión de que el pensamiento de Heidegger sea una reformulación — como profundización y ampliación — de la filosofía de Hegel, de análoga manera a como representa Leibniz una reformulación de Descartes o Hegel de KANT. Si el pensar de Heidegger fuese visto fundamentalmente desde semejante perspectiva, entonces es innegable que cabría encontrar correspondencias inequívocas entre todos los aspectos de ese pensar y los de la filosofía de Hegel. Tales correspondencias permiten casi montar una tabla de concordancias y certificar así que Heidegger dice aproximadamente lo mismo que Hegel. Pero toda esta manera de ver da por supuesto que haya una filosofía de Heidegger. Si ello así no fuera, entonces toda comparación adolecería de falta de base que la hiciese posible, sin que esto quiera, empero, decir que la imposibilidad de comparación sea equivalente a la ausencia de relación. Heideggeriana: ProtocoloTempoYSer

De la finitud del ser se habló primero en el libro sobre KANT. La finitud, aludida durante el seminario, del acaecimiento apropiador, del ser, de la cuaterna, se diferencia empero de aquélla, por cuanto ya no es pensada desde la referencia a la infinitud, sino como finitud en sí misma: finitud, fin, límite, lo propio — estar oculto en lo propio-. En esta dirección — esto es, desde el acaecimiento apropiador mismo, desde el concepto de propiedad — es pensado el nuevo concepto de la finitud. Heideggeriana: ProtocoloTempoYSer

SPIEGEL: En otros tiempos — y no sólo en otros — se ha pensado que de todos modos la filosofía actúa indirectamente con frecuencia, directamente rara vez, pero que podría actuar indirectamente muchas veces, que ha ayudado a que irrumpan nuevas corrientes. Si se piensa, tan sólo entre los alemanes, en los grandes nombres de KANT, Hegel, hasta Nietzsche, por no mencionar a Marx, puede comprobarse cómo, mediante rodeos, la filosofía ha tenido un enorme efecto. ¿Cree Vd. que este efecto de la filosofía ha terminado? Y cuando Vd. dice que la filosofía ha muerto, que ya no existe, ¿se incluye en ello la idea de que este efecto de la filosofía, aunque alguna vez se dio, hoy ya no se da? HEIDEGGER: Lo acabo de decir: mediante otro pensamiento es posible un efecto indirecto, pero ninguno directo, como si el pensamiento pudiera ser la causa de un cambio del estado de cosas del mundo. Heideggeriana: DerSpiegel

SPIEGEL: Hemos nombrado ya a KANT, Hegel y Marx como grandes incitadores. Pero también de Leibniz han partido impulsos para el desarrollo de la física moderna y, con ello, para el surgimiento del mundo moderno. Creemos — lo ha dicho antes — que Vd. no cuenta ya hoy con tales efectos. HEIDEGGER: En el sentido de la filosofía, ya no. El papel que la filosofía ha tenido hasta ahora lo han asumido hoy las ciencias. Para esclarecer suficientemente el “efecto” del pensamiento tendríamos que dilucidar más detenidamente qué significan aquí efecto y acción de producir. Sería necesario distinguir cuidadosamente entre ocasión, impulso, fomento, ayuda, impedimento y cooperación. Pero sólo lograremos la dimensión adecuada para estas distinciones cuando hayamos dilucidado suficientemente el principio de razón. La filosofía se disuelve en ciencias particulares: la psicología, la lógica, la politología. SPIEGEL: ¿Y quién ocupa ahora el puesto de la filosofía? HEIDEGGER: La cibernética. SPIEGEL: ¿O la devoción, que se mantiene abierta? HEIDEGGER: Pero eso ya no es filosofía. SPIEGEL: ¿Qué es entonces? HEIDEGGER: Yo lo llamo el otro pensar. SPIEGEL: Vd. lo llama el otro pensar. ¿Podría formularlo un poco más claramente? HEIDEGGER: ¿Ha pensado Vd. en la frase con la que acaba mi conferencia “La cuestión de la técnica”: “Preguntar es la devoción del pensamiento”?. SPIEGEL: Hemos encontrado en el curso sobre Nietzsche una frase iluminadora. Dice Vd.: “Como en el pensamiento filosófico domina la más alta vinculación posible, por ello todos los grandes pensadores piensan lo mismo. Pero este “lo mismo” es tan fundamental y rico que nunca un individuo lo agota, sino que cada uno se vincula a los otros cada vez más rigurosamente”. Sin embargo, precisamente este edificio filosófico parece, en su opinión, haber llegado a su fin. HEIDEGGER: Ha llegado a su fin, pero no ha desaparecido, sino que se hace presente de nuevo en el diálogo. Todo mi trabajo en los cursos y seminarios de los últimos treinta años sólo ha sido, en lo fundamental, interpretación de la filosofía occidental. El retorno a las bases históricas del pensamiento, repensar las cuestiones todavía no cuestionadas desde la filosofía griega, no es disolver la tradición. Pero sí afirmo: el modo de pensar de la metafísica tradicional, que ha acabado con Nietzsche, no ofrece ya posibilidad alguna de experimentar con el pensamiento la era técnica que ahora comienza. Heideggeriana: DerSpiegel

El texto que servirá de base para el trabajo es El único Fundamento posible de una prueba de la existencia de Dios (KANT, 1763), y más precisamente el capítulo 1: De la existencia en general — Vom Dasein überhaupt. Heideggeriana: SeminarioThor1969

El objetivo de este seminario es aclarar indirectamente el texto de KANT. En efecto, es necesario tener presente que KANT mismo modificó su comprensión del ser veinte años más tarde. Heideggeriana: SeminarioThor1969

¿Pero qué es el fenómeno en sentido griego? En lenguaje moderno, el fenómeno griego es justamente el no-fenómeno moderno; es la cosa misma, la cosa en sí. Abismo entre Aristóteles y KANT. Cuidarse aquí de cualquier interpretación retrospectiva. Es necesario pues plantearse la cuestión decisiva: ¿En qué son sinónimos, para los griegos, ta onta y ta phainomena? ¿En qué lo presente, lo que entra en presencia (das Anwesende) y lo que se muestra por sí-mismo (das Erscheinende, das Sichzeigende), es todo uno? Para KANT, una unidad semejante es simplemente imposible. Heideggeriana: SeminarioThor1969

Para KANT, las cosas me aparecen. Heideggeriana: SeminarioThor1969

Toda la metafísica hasta Hegel seguirá pensando el tiempo a partir de las interpretaciones reinantes del ser del ente. Así, por ejemplo en KANT, el tiempo es comprendido en el horizonte de la objetividad (Gegen-ständlichkeit) como lo que se mantiene constantemente en el flujo continuo de los ahoras. Heideggeriana: SeminarioThor1969

Ahora bien, hallamos que, por un feliz azar, luego de dos sesiones, el trabajo emprendido en Le Thor se ha concentrado en el texto La tesis de KANT sobre el ser, en el que se estudia la significación del ser que — aunque de manera no reconocida — está en el fondo de toda la ciencia moderna y de su espíritu técnico. Heideggeriana: SeminarioThor1969

Hay un texto de KANT donde esta unidad de articulación aparece explícitamente: es el prefacio a los Primeros principios metafísicos de una ciencia de la naturaleza — en el que ya el título señala la conexión de ambos dominios. Heideggeriana: SeminarioThor1969

Este prefacio de KANT, hace notar Heidegger de paso, sería un excelente texto para un seminario: en efecto, se encuentra planteado allí el problema de la movilidad — central ya para la Física de Aristóteles — pero que, notable acontecimiento y signo de modernidad, no es ya aprehendida por KANT en el interior del cuadro de Categorías, lo que viene a decir que la relación de la movilidad con el ser permanece en KANT inexplicada. Heideggeriana: SeminarioThor1969

La noción científica de efecto se aclara con el enunciado de la segunda analogía de la experiencia de KANT: “Todo lo que comienza a ser supone algo de lo que se sigue según una regla”. Comprender bien “de lo que” en el sentido de la simple sucesión y no en el sentido de a partir. Para la física moderna, el trueno sigue sin más al rayo. Esta física sólo ve a la naturaleza como cosas que se suceden unas a otras, y no ya como cosas que se suceden saliendo unas de otras, como en Aristóteles. Heideggeriana: SeminarioThor1969

Considerada desde la diferencia ontológica, la proposición de Hegel se mueve de la diferencia: la pendiente ontológica. Su cuestión es enunciar el ser del ente — que, después de KANT, es la objetividad del objeto. Heideggeriana: SeminarioThor1969

Reference: Heidegger-Kant

Submitted on 18.09.2023 17:29
This entry has been seen individually 507 times.

Bookmark to Fark  Bookmark to Reddit  Bookmark to Blinklist  Bookmark to Technorati  Bookmark to Newsvine  Bookmark to Mister Wong  Bookmark to del.icio.us  Bookmark to Digg  Bookmark to Google  Share with friends at Facebook  Twitter  Bookmark to Linkarena  Bookmark to Oneview  Bookmark to Stumbleupon Bookmark to StudiVZ

Powered by XOOPS © 2001-2012 The XOOPS Project