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experiencia

Definition:
La obra que se denomina brevemente "Fenomenología del espíritu", de Hegel, apareció en el año 1807 bajo el título "Sistema de la ciencia. Primer tomo. La fenomenología del espíritu". E1 verdadero cuerpo de la obra se inicia con una reflexión, que al reaparecer en la edición de Obras completas apenas abarca trece páginas, siendo dotada aquí expresamente del título "Introducción" (WW II, 59-72). Con ciertas reservas podríamos denominar a esta reflexión "Introducción", aunque este título falte en la primera edición. Ya en ésta se antepone un extenso Prefacio (WW II,3-58), que comprende cuarenta y una páginas. Después del Prefacio y antes de la "Introducción" se encuentra en algunos ejemplares de la primera edición una portada para toda la obra con el título "Ciencia de la experiencia de la conciencia". Durante la impresión Hegel reemplazó este título por el siguiente: "Ciencia de la fenomenología del espíritu". En la edición completa de sus obras, iniciada inmediatamente después de su muerte por sus discípulos, esta obra apareció en 1832 bajo el título de "Fenomenología del espíritu". (Este título es ya empleado por Hegel mismo en la Introducción de la "Lógica" 1812, p. X). El artículo determinado y determinante "la" es dejado fuera. Puesto que poco tiempo antes de su muerte había comenzado a revisar esta obra, puede suponerse que esta modificación del título, y de modo semejante la interpolación del título "Introducción", se remonta a él mismo. Heideggeriana: HegelFenomenologia

Desde estas observaciones se hace claro que nuestro intento de dilucidar lo que es la "Fenomenología del espíritu" permanece cuestionable en todo respecto. ¿Cómo hemos de proceder cuando además no suponemos ahora el conocimiento de la obra misma ni el del "Prefacio" y la "Introducción"? Reivindicamos la ayuda que Hegel mismo ofreció con la "Introducción" a su obra. En todo caso tenemos que asegurar antes estas pocas hojas como lo que por fin tienen que ser reconocidas y concebidas. Ellas son, a saber, la explicación del título, que está ante toda la obra y que reza: "Ciencia de la experiencia de la conciencia". Ahora bien, Hegel durante la impresión suprimió justamente este título. Permaneció sólo en algunos ejemplares de la primera edición (1807). En lugar del título suprimido pone la versión definitiva: "Ciencia de la fenomenología del espíritu". En la edición de la "Fenomenología" dentro de las Obras completas (1832), que es la mayormente utilizada, falta el título suprimido, de tal modo que la "Introducción" referida a él queda sin indicación expresa de la relación en la que habla. Frente al pujante "Prefacio", la "Introducción" aparece además insignificante, de modo que en el mejor de los casos se toma de ella a veces uno que otro pasaje como "citas" - y son siempre las mismas mal entendidas-. La "Introducción" explica, por qué la "Ciencia de la experiencia de la conciencia" es necesaria y qué es ella misma en razón de su necesidad. Mantengamos cerca el segundo título "Ciencia de la fenomenología del espíritu", entonces veremos enseguida, aunque primero sólo formalmente, esto: La "Fenomenología del espíritu" es "la experiencia de la conciencia". Dilucidar la "Fenomenología del espíritu" significa según ello: exponer sobre la base de la "Introducción" lo que Hegel piensa cuando habla aquí, a saber, en el ámbito de la metafísica absoluta y la "especulación", de "la experiencia"; significa exponer cómo se entiende lo que se denomina "la experiencia de la conciencia"; significa exponer en qué sentido tiene que ser pensada la "Ciencia de la experiencia de la conciencia" (comp. Infra: III, § 3). Para que alcancemos claridad aquí, se requiere antes una dilucidación de lo que dice el título "conciencia" en la metafísica moderna. Heideggeriana: HegelFenomenologia

En nuestro lenguaje podemos decir también: La con-ciencia es ahora la esencia del ser de todo ente. Todo ser es objetividad de la "conciencia". La metafísica moderna es lo que es en el elemento de la conciencia. Si por ello Hegel tituló por un momento esta obra, en la que se acaba la metafísica moderna: "Ciencia de la experiencia de la conciencia", entonces no podemos dejar pasar la claridad de este momento, sino que tenemos que intentar aclarar la obra desde ella. No se ha de eludir esta necesidad, sobre todo porque a pesar de la nueva desaparición del mencionado título, por doquier en el curso de la obra en pasajes decisivos se habla de la "experiencia". Preguntamos por lo tanto: ¿qué significa aquí, en el ámbito de la metafísica absoluta y de su especulación incondicionada, "experiencia"? ¿Qué significa "experiencia de la conciencia"? La dilucidación del título "Ciencia de la experiencia de la conciencia" en base a la Introducción, evidentemente no puede en la presente oportunidad ser realizada como debiera a través de una interpretación formal, continua del texto introductorio. Una vista general y un rápido examen de la construcción de la "Introducción" debe bastar como recurso. La "Introducción" consiste en dieciséis parágrafos (1-16), que nosotros articulamos en cinco capítulos (I-V). Sean aquí dilucidados sólo los primeros cuatro capítulos (1-15). Heideggeriana: HegelFenomenologia

¿Qué es "la Fenomenología del espíritu"? La respuesta a esta pregunta la tomamos de la "Introducción", que Hegel hace preceder a la obra después de un extenso "Prefacio". ¿Qué y cómo introduce la "Introducción"? Ella es la preparación del arranque del salto al pensar, que en la obra piensa. La preparación del salto se realiza como dilucidación del título "Ciencia de la experiencia de la conciencia". Pero este titulo falta en la obra publicada en 1807, igualmente en la publicación de 1832. Por ello no es de inmediato manifiesta la verdadera determinación de la "Introducción". Que Hegel denomine "sistema" a una parte esencial misma del "Sistema de la ciencia", es comprensible después del precedente de la "Teoría de la ciencia" de Fichte. Del mismo modo no puede extrañar que para el sistema de la metafísica moderna, que ha encontrado su fundamento y suelo en la "conciencia", "la conciencia" sea tema. La caracterización de la metafísica como "ciencia de la conciencia" parece evidente. Por el contrario nos sorprende que en el título de una obra de la metafísica especulativa absoluta asome la palabra "experiencia"; pues lo "empírico" es, sin embargo, justamente aquello que en toda metafísica, no sólo en la moderna, permanece inesencial y sólo menesteroso de la esencialidad de la esencia. Heideggeriana: HegelFenomenologia

La aclaración del concepto de "experiencia" al interior del título "Ciencia de la experiencia de la conciencia" tiene que acertar el centro del despejamiento de este título y con ello el núcleo de la dilucidación de la esencia de la "Fenomenología del espíritu". La calidad de única de esta obra surge de la posición fundamental que entretanto ha alcanzado la metafísica occidental. La metafísica es el conocimiento del ente como tal en totalidad a partir de su fundamento. Reconoce al verdadero ente en su verdad. Este es a consecuencia de la esencia onto-teológica de la metafísica el máximo ente de todo ente (ens entium), el ente sólo desde sí y por sí, el absoluto. El conocimiento metafísico es en su "objetivo final" (Kant) el conocimiento del absoluto. Recién la metafísica del idealismo alemán ha reconocido, clara y decididamente, que el conocimiento del absoluto sólo puede ser tal si al mismo tiempo conoce de manera absoluta. La pretensión de saber absoluto de la metafísica se ha de concebir ahora en su necesidad esencial. De allí que equitativamente esta pretensión tenga que legitimarse en su derecho, puesto que excede esencialmente los límites del conocer diario de las cosas finitas. El conocer tiene que ser examinado acerca de si y cómo puede ser un conocimiento absoluto. Este examen es hasta plenamente inevitable al interior del pensamiento moderno, según su propia actitud cognoscente; pues para el pensamiento moderno "verdad" significa la indudable certeza que se legitima a sí misma. Por eso tampoco la metafísica absoluta, y ella menos, puede sustraerse a la exigencia de "examen" y legitimación. Sin embargo, la pregunta decisiva es precisamente de qué tipo puede ser este examen del conocimiento absoluto y cómo tiene que ser realizado. Es, a saber, examinado el conocimiento; entonces existe ya antes de toda realización del examinar, para éste, una opinión previa sobre la esencia del conocer por examinar. Y la representación corriente del conocer se dirige a que éste es o un "instrumento", o un medium y con ello en todo caso un "medio", que se encuentra entre el cognoscente y lo conocido y no es ni uno ni otro. Pero si en el conocimiento absoluto el conocer fuera un mero "medio", entonces permanecería "fuera" del absoluto y de este modo no sería absoluto. Pero como "relativo" el conocer está respectivamente "en relación con...", en referencia al absoluto. Por ello, es en cada caso necesario visualizar enseguida y previamente esta referencia al absoluto y tomarla por base como la esencia del conocer. Pero la referencia del conocer al absoluto sólo puede ser, supuesto que pensemos el absoluto como tal, la referencia del absoluto a nosotros, los cognoscentes. Pertenece al arte pensante de la fuerza pensante de presentación de Hegel, que nombre en la "Introducción" a esta esencia del conocer absoluto, casi sólo de paso, hacia el final del primer parágrafo, en proposiciones subordinadas. En forma de proposiciones conductoras Hegel dice sobre el absoluto y sobre el conocimiento del mismo esto: 1. El absoluto está en y para sí ya en nosotros y quiere estar en nosotros (comp. WW II, 60). 2. El conocer es "el rayo mismo, a través del cual la verdad nos toca" (ibíd.). Heideggeriana: HegelFenomenologia

Si para Hegel "la experiencia" no es todo esto, ¿qué es entonces? Experiencia (Erfahrung) es "la experiencia de la conciencia". ¿Pero qué mienta esto? Intentaremos ahora, en una enumeración aparentemente externa, nombrar los momentos de la esencia de la experiencia, en continua referencia a la dilucidación de la "Introducción" hasta ahora ofrecida. Heideggeriana: HegelFenomenologia

La experiencia es "el movimiento dialéctico". Es un viajar (pervagari), que recorre un "camino". Pero el camino no existe en sí para el viajar. El camino es un curso en el doble sentido de andar (curso por el campo) y pasaje (curso subterráneo). Dicho más precisamente, recién en el curso como andar es experimentado (er-fahren) el curso como pasaje, es decir, es andado (er-gangen), y ello quiere decir: inaugurado, de modo que puede mostrarse algo manifiesto. Lo que anda de ese andar y la abertura del pasaje es la conciencia como re-presentar. E1 re-presentar-se se adelanta e inaugura y presenta y se convierte de este modo en el éter del mostrarse y aparecer. Heideggeriana: HegelFenomenologia

La experiencia, como el curso (pervagari) así caracterizado, es al mismo tiempo experiencia en el sentido originario de la peira. Ésta significa el aventurarse a algo a partir de visualizar lo que allí surge. Este aventurarse a lo todavía-no-aparecido, como lo todavía no decidido, tiene su lugar esencial en el ámbito de la competición y mienta aquí: el aventurarse al adversario, el "asumir" al mismo. La experiencia como probare es examen, que visualiza aquello que en su curso como curso ha de tener a su cargo. Heideggeriana: HegelFenomenologia

La experiencia, en tanto este curso de examen, examina la conciencia en lo que ella misma es, en su esencia, en la que como autoconciencia continuamente se mide. Este ponderante experimentar no se dirige al ente sino al ser, a saber la conciencia. La experiencia no es óntica sino ontológica, o dicho kantianamente: experiencia trascendental. Heideggeriana: HegelFenomenologia

Sólo que este medir y ponderar (librare) trascendental es, en tanto probare y pervagari, un curso, que examinando recorre la sucesión esencial de las figuras de la conciencia, es decir, pasa-por. La experiencia es un "pasar por"; y ello por una parte en el sentido de soportar y sufrir, a saber la violencia esencial en la conciencia de su propia esencia absoluta. El pasar por es un ser arrebatado a la altura esencial de la oculta e incondicionada elevation; pero es al mismo tiempo "pasar por" en el sentido de absolver, del pasaje por la integridad de los grados y figuras del ser de la conciencia, predeterminados desde la elevación. Heideggeriana: HegelFenomenologia

La experiencia de la conciencia es, en tanto este pasar por de doble sentido, el pasaje por la sobreasunción (Aufhebung) de triple sentido. Pero a ésta pertenece la negación de la tesis a través de la antítesis, de tal modo que lo negado en esta negación es conservado, y por su parte la negación de la antítesis es negada a través de la síntesis. El pasar-por tiene el rasgo fundamental de esta originaria doble negación, que exige un continuo abandono de lo presuntamente alcanzado. El curso de la experiencia es un "camino de la desesperación" y por ello la experiencia es esencialmente una "dolorosa experiencia". Hegel piensa, pues, también el dolor siempre de modo metafísico, es decir, como un tipo de "conciencia", la conciencia del ser otro, del desgarro, de la negatividad. La experiencia de la conciencia es, como experiencia trascendental-dialéctica, siempre la "mala" experiencia, en la que lo respectivamente conciente resulta de otro modo que como respectivamente aparece en primer lugar. La experiencia es el dolor trascendental de la conciencia. La experiencia de la conciencia es en tanto "el dolor" al mismo tiempo el pasar-por en el sentido de poner de relieve las figuras esenciales de la autoconciencia que aparece. La experiencia es "el trabajo del concepto", quiere decir el ponerse de relieve de la conciencia en la integridad incondicionada de la verdad del concebirse a sí misma. Es el trabajo trascendental, que se ajetrea al servicio de la violencia incondicionada del absoluto. Es el trabajo trascendental de la conciencia. Heideggeriana: HegelFenomenologia

La experiencia de la conciencia es como curso, como examen, como pasar por (solventar y acabar), como dolor, como trabajo, siempre también y por doquier una información y noticia. Pero esta información nunca es un mero percibir, sino el hacer aparecer, que como curso y andar cada vez experimenta, es decir, alcanza una figura esencial de la conciencia. Heideggeriana: HegelFenomenologia

Pero el experimentar como alcanzar es sólo el despliegue de la conciencia hacia la verdad de su ser. La experiencia de la conciencia no es sólo ni en primer lugar un tipo de conocimiento, sino un ser, y a saber el ser del absoluto que aparece, cuya esencia misma descansa en el incondicionado aparecer de sí mismo. El absoluto es para Hegel "el concepto", en el sentido del incondicionado concebirse a sí misma de la razón. Y este concepto incondicionado es la esencia del espíritu. El espíritu es en sí y para sí "la idea absoluta". "Idea" quiere decir: el mostrarse, pero pensado modernamente: como representarse al mismo que representa - representación incondicionada, manifestación de sí mismo en la verdad incondicionada de su propia esencia, que modernamente determinada es certeza y saber. El espíritu es el saber absoluto. La experiencia de la conciencia es el presentarse del saber en su aparecer. "La experiencia de la conciencia" es la esencia de la "Fenomenología". Pero ésta es "la Fenomenología del espíritu". Heideggeriana: HegelFenomenologia

Si se logra pensar los mencionados momentos de la esencia de la experiencia unitariamente, desde el fundamento de su unidad, entonces estaremos recién en la situación de pensar en verdad, es decir, metafísica-especulativamente el texto de los títulos "la Experiencia de la conciencia" y "la Fenomenología del espíritu". Heideggeriana: HegelFenomenologia

Ambos títulos contienen en su constitución lingüística un genitivo. Preguntamos: ¿Es pues el genitivo un genitivos objectivus o un genitivos subjectivus? ¿Mienta "la experiencia de la conciencia" sólo esto, que la conciencia es el Objekt y el Gegenstand de la experiencia? Evidentemente no, pues la experiencia es ella misma, en su esencia como curso y venir a sí misma, el ser de la conciencia. "Experiencia", plenamente concebida, dice sólo lo que en la palabra Bewusst-sein (conciencia) significa la palabra sein (ser). La conciencia es el "sujeto" de la experiencia, es lo que la experiencia pasa-por con ella misma. Por lo tanto el genitivo tiene que ser entendido como genitivos subjectivus. Sólo que la esencia del sujeto como autoconciencia consiste justamente en que la conciencia no es sólo conciencia de algo y tiene su objeto, sino que ella misma es objeto para sí misma. Por lo tanto la experiencia por la que pasa la conciencia es al mismo tiempo la experiencia que ella hace "consigo misma" como objeto. Con ello el genitivo es a la vez también un genitivos objectivus. Pero, no obstante el genitivo no es simplemente sólo ambos juntos, sino que es un genitivo que nombra la unidad del sujeto y el objeto y el fundamento de su unidad, es decir, la elevation y síntesis en la esencia metafísica de la conciencia. El genitivo en los títulos "la Experiencia de la conciencia" y "la Fenomenología del espíritu" es el genitivo especulativo-metafísico. Todos los genitivos del lenguaje de la "Fenomenología del espíritu" son de este tipo. Sí, no sólo los genitivos, sino también los casus restantes y todas las declinaciones de las palabras tienen sentido especulativo. Sólo si consideramos y ejercitamos esto, podemos seguir la trama de este lenguaje, es decir, entender el texto. Heideggeriana: HegelFenomenologia

Es necesario seguir esta indicación para siquiera pensar correctamente el título completo de la obra: "Ciencia de la experiencia de la conciencia", "Ciencia de la fenomenología del espíritu". El genitivo "Ciencia de..." es especulativo; [esto significa que] la ciencia no trata sólo acerca de la experiencia de la conciencia, sino que tiene la conciencia como su sujeto, que soporta y determina. Ciencia es conocer. Pero el conocer, según la expresión del primer parágrafo de la Introducción, es "el rayo a través del cual la verdad nos toca". Nuestro conocer, el pensar especulativo del absoluto, es sólo si y en tanto que es el rayo, y en tanto que iluminado por este rayo él mismo irradia. Heideggeriana: HegelFenomenologia

1. El concepto "ontológico" hegeliano de experiencia Heideggeriana: HegelFenomenologia

El parágrafo 14 comienza: "Este movimiento dialéctico, que la conciencia ejerce en sí misma, tanto en su saber como en su objeto, en tanto de ello le surge el nuevo verdadero objeto, es propiamente aquello que es denominado experiencia" (WW II, 70). Si por lo precedente la esencia del curso dialéctico es determinada como el hacer aparecer las figuras esenciales de la conciencia, por lo tanto en el movimiento dialéctico aparece el absoluto, y si esta esencia del "movimiento dialéctico" debe constituir la esencia de la "experiencia", entonces el concepto hegeliano de "experiencia" no puede ser confundido con el corriente de "empíria". Y sin embargo se mostrará que el concepto hegeliano de experiencia, y sólo él y por primera vez, recuerda los momentos esenciales ocultos de la experiencia, que también, aunque casual y no unitariamente, a veces se anuncian en el concepto de experiencia de la "vida" diaria. Para poder destacar lo singular del concepto hegeliano de experiencia con la necesaria agudeza, tenemos que tener en la memoria el concepto tradicional de "experiencia", al menos en dos de sus figuras principales. Por ello, sea anticipado un breve recuerdo del concepto aristotélico de empeiria y del concepto kantiano de "experiencia". Heideggeriana: HegelFenomenologia

Pero lo que para Aristóteles es la empeiria, la anoticiada intención previa del estado de cosas - "Si...así...", (Si... entonces....) -, no es aún para Kant ninguna "experiencia" sino una "percepción". Como ejemplo de tales conocimientos Kant pone en los "Prolegomena" la noticia de que cada vez que el sol brilla la piedra se calienta. Hay una "experiencia" en sentido kantiano recién cuando esta noticia se ha modificado esencialmente en el conocimiento: porque el sol brilla, entonces la piedra se calienta. La proposición "El sol calienta la piedra" da por encima de la percepción la noticia moderna de un estado de cosas perceptible sensiblemente, pero a la vez objetivo, válido para todos, a saber de una referencia causa-efecto. Kant dice: "Experiencia es un conocimiento empírico, es decir, un conocimiento que a través de percepciones determina a un objeto. Es por lo tanto una síntesis de percepciones, que en sí misma no está contenida en la percepción, sino que contiene la unidad sintética de lo diverso de las mismas en una conciencia, la cual (unidad) constituye lo esencial de un conocimiento de los objetos de los sentidos, es decir, de la experiencia (no meramente de la intuición o afección de los sentidos)" (Crítica de la Razón Práctica, B 218 y sigs. ). Lo que Kant concibe como "experiencia" está realizado como ciencia matemática de la naturaleza en el sentido de Newton. Heideggeriana: HegelFenomenologia

Pero el concepto hegeliano de "experiencia" es pues esencialmente - es decir, infinitamente - diferente - por lo tanto no sólo en algún aspecto - tanto de la empeiria de Aristóteles como también de la "experiencia" de Kant. Aunque Kant, a diferencia de Aristóteles, precisamente recién concibe como "experiencia" lo que según Aristóteles se diferencia esencialmente de la empeiria, a saber el conocimiento del diñti (expresado kantianamente [en] la representación de la síntesis-causa-efecto), sin embargo Aristóteles y Kant concuerdan en que la "experiencia" y la empeiria se refieren al ente accesible inmediatamente a diario. Lo que por el contrario Hegel denomina "experiencia" no se refiere al ente perceptible a diario, ni en general al ente, ni tampoco es la "experiencia" estrictamente tomada un "conocimiento" en el sentido de un proceder sólo representativo del hombre. ¿Qué es entonces la "experiencia" para Hegel? ¿Qué es su "objeto", en tanto la experiencia se dirige en general a "algo"? Después de la primera proposición del parágrafo 14 y ante todo después de las palabras espaciadas en esta proposición, "experiencia" es el hacer surgir el "nuevo verdadero objeto". Este hacer surgir lo realiza la conciencia. De este modo, el hacer surgir se muestra como un movimiento ejercido en la conciencia, de la conciencia misma. En este movimiento, el objeto que surge del mismo es devuelto a la conciencia, como ya perteneciente a ella de manera oculta, expresamente como su posesión esencial. La proposición final del parágrafo hasta dice: "Este nuevo objeto contiene la nulidad del primero, es la experiencia hecha sobre él" (WW II, 79). Heideggeriana: HegelFenomenologia

En primer lugar ha de preguntarse: ¿Qué mienta aquí el discurso acerca "del nuevo verdadero objeto"? De la proposición introductoria resulta que la experiencia es ejercida en la conciencia como "movimiento dialéctico". Pero la conciencia es en sí el tener conciente un objeto, al que está inmediatamente referida. Sin embargo, en tanto se habla de un "nuevo verdadero objeto" que surge antes que todo "de la conciencia", ella "tiene" en esta experiencia propiamente "dos objetos". Hegel dice: "Vemos que la conciencia ahora tiene dos objetos, el uno el primer en si, el segundo el ser-para-ella de este en sí" (ibíd). Consideremos, por ejemplo, la conciencia en la figura de una intuición sensible, como ésta de este libro aquí. El objeto de esta intuición sensible (en sentido amplio) es este libro aquí, y es mentado como este objeto sensible. Este libro aquí, según la opinión de la intuición sensible el ente en sí, es sin embargo "también" intuido y "es" por ello como intuido al mismo tiempo por cierto "para ella", a saber para la conciencia que intuye. En el "en sí" como lo así mentado enteramente legítimo, se encuentra sin embargo el "ser-para-ella (la conciencia)" del en sí. Pero este ser-para-sí no es otra cosa que el ser objeto del objeto "libro". El ser objeto y todo lo que le pertenece se llama la objetividad de este objeto. La objetividad no es ella misma nada, sino algo tal que hasta ahora y continuamente sólo permaneció desconocido al intuir sensible. La objetividad del objeto es, en tanto sale por encima de todo objeto conocido y habitual, algo "nuevo". Si acaso la objetividad misma es expresamente representada y mentada, entonces ella es "el nuevo objeto". El ser objeto del objeto (libro) se determina a través del ser-para-la conciencia del libro y parece precisamente no ser otra cosa que el saber acerca del libro en el modo del intuir al mismo. Sólo que, examinada con precisión, la objetividad del objeto no es algo que sólo es adherido al objeto, sin interesarle por el contrario "algo". El primer objeto (libro) se convierte ahora él mismo más bien en otro; pues ahora como objeto recién ha llegado a lo que es, es decir, a su esencia, a saber, a la objetividad. Pero la esencia de algo es lo "verdadero" "en" un objeto. La objetividad como esencia del objeto es por ello no sólo "el nuevo objeto", sino al mismo tiempo y ante todo "el verdadero objeto". Y este nuevo verdadero objeto contiene según la proposición final del parágrafo "la nulidad del primero". Esto quiere decir: El primer objeto no es "en sí" lo verdadero y a saber precisamente porque es sólo "en sí", de modo que su objetividad, es decir, su verdad, no surge aún. El primer objeto (por ejemplo, el libro) es, visto así, lo no-verdadero, no-propiamente-verdadero, visto desde la esencia, lo "nulo". Sin embargo, el nuevo objeto como objetividad del objeto "es" su verdad. Pero de este modo "contiene" lo que el no verdadero es en verdad como no verdadero; contiene su nulidad. El nuevo objeto "es" la experiencia hecha sobre el primero. Heideggeriana: HegelFenomenologia

¿Qué es lo experimentado en tal experiencia? Es algo nuevo y es lo verdadero, a saber la objetividad del objeto. El objeto de la "experiencia de la conciencia" es la objetividad. Heideggeriana: HegelFenomenologia

Con ello sale el primer rasgo fundamental y sostenedor de todos los otros momentos del concepto hegeliano de experiencia, a diferencia del aristotélico pero también del kantiano. La empeiria se dirige al ente accesible a diario por doquier. La "experiencia" kantiana es la ciencia natural matemática y como tal se orienta al objeto existente "naturaleza". Sólo que justamente Kant es quien - pero también él por primera vez al interior del pensamiento moderno - ha realizado claramente la pregunta por el ser del ente y desplegado propiamente este preguntar en cuestionamiento y caracterizado a éste mismo. Para el pensamiento moderno el ente es en la conciencia y para ésta lo a ella representado y remitido. El ente es ahora sólo Gegen-stand u Objekt. "Gegenstand" es el nombre moderno para lo que realmente se opone al re-presentar que se sabe a sí mismo, el "objeto" para el sujeto. Pensado modernamente es lo real, es decir, el ente, esencialmente objeto. En el pensamiento griego no se encuentra en ninguna parte el concepto del Gegenstand y del Objekt, porque es imposible, dado que el hombre no se experimenta como "sujeto". Aunque verdad es que, a través de la teoría platónica de las ideas, de manera decisiva, es preparada la interpretación del ser del ente como objetividad del objeto. En tanto, pues, según Kant la metafísica pregunta completamente en el sentido de los griegos no por el ente sino por el ser, pero al mismo tiempo en el sentido de Descartes la verdad del ente, por lo tanto el ser descansa en la certeza de la representatividad, kantianamente pensada, la pregunta por el ser del ente es la pregunta por la objetividad del objeto. Este asir la objetividad del objeto es un conocimiento enteramente propio y en relación con el conocer inmediato del ente, "de la naturaleza", de tipo nuevo. Y por ello dice Kant: "Yo denomino trascendental a todo conocimiento que en general se ocupa no tanto con objetos sino con nuestro modo de conocimiento de objetos, en tanto éste debe ser posible a priori. Un sistema de tales conceptos habría de llamarse filosofía trascendental" (Crítica de la razón pura, Introducción, B 25). El conocimiento que se ocupa de los objetos mismos es según Kant la experiencia. Pero el conocimiento que piensa la objetividad de los objetos, pregunta por las condiciones de posibilidad del objeto de la experiencia. Este asir la objetividad del objeto de la experiencia en sentido kantiano es el conocimiento trascendental u ontológico. Y justamente a este hacer surgir el nuevo verdadero objeto a diferencia del antiguo, no verdadero, al asir trascendental de la objetividad del objeto denomina Hegel "experiencia". Por lo tanto, para Hegel "la experiencia" no es como para Kant el conocimiento óntico, sino el ontológico. Esta experiencia trascendental hace surgir la objetividad del objeto "de la conciencia", ante todo originarse, de tal modo que ahora esta objetividad misma es el objeto recién originado y por ello nuevo. Este, el objeto trascendental, es esencialmente, no sólo de paso, "el nuevo" objeto. Su objetividad consiste en la "novedad", en el originamiento del originarse a través de la experiencia. Pero "originarse" ("ent-stehen"), no significa aquí: ser confeccionado como cosa, sino llegar a estar en medio del re-presentar y para éste, es decir, aparecer, pensado platónicamente: hacerse "visible". Pero en tanto según el paso fundamental de Kant, determinado desde Descartes, las condiciones de posibilidad del objeto de la experiencia se encuentran "en la conciencia", es decir, no son otra cosa que la "autoconciencia", el objeto esencialmente nuevo, es decir, trascendental, es decir, de la "experiencia" hegeliana, no es otra cosa que la autoconciencia como tal. Pero en tanto ésta constituye la esencia de la conciencia, la experiencia trascendental es esencialmente "experiencia de la conciencia" y ello en el triple sentido: La conciencia es lo experimentado en esta experiencia, a saber la objetividad del objeto. Pero es al mismo tiempo la que experimenta, la que ejercita la experiencia. Y es entonces aquello a que lo experimentado y el experimentar pertenece, de modo que ella misma "es" esta experiencia. Heideggeriana: HegelFenomenologia

Kant dice: El conocimiento trascendental se ocupa de las condiciones de posibilidad del objeto de la experiencia (de la ciencia natural), es decir, de la objetividad. Por lo tanto ha de decirse ciertamente en sentido kantiano que el conocimiento trascendental tiene también su objeto, sólo que este objeto no es la naturaleza misma, sino la conciencia. Pero ¿por qué no ha de plantearse, pues, también con respecto a este objeto trascendental la misma pregunta, [es decir, la pregunta] por su objetividad? ¿Por qué no ha de ser interrogada la autoconciencia finita misma del hombre, donde Kant encuentra las condiciones de posibilidad del objeto, por lo tanto de la objetividad, acerca de a través de qué la autoconciencia es posible a priori? ¿Por qué ha de detenerse la pregunta trascendental ante el primer nuevo objeto, la objetividad de los objetos del conocimiento óntico de la ciencia natural matemática y cesar con su preguntar? No está aquí ante todo el inicio de un preguntar, según cuya esencia tenga siempre que surgir un nuevo objeto, las condiciones de las condiciones de posibilidad del objeto natural y así adelante hasta el primer incondicionado que condiciona todo y ya no es condicionado? Con este preguntar se pregunta "más allá" del cuestionamiento propio de Kant, pero observándolo bien, sólo sobre la vía abierta por primera vez por Kant. Sí, tenemos que decir aún más, si permanecemos atentos a las huellas de lo abismal siempre nuevamente hallables en el pensamiento de Kant y no rebajamos la "Crítica de la razón pura" a un libro escolar. Kant concibió la conciencia como autoconciencia, mas [entendiendo] el auto como "yo"; y [por eso] en la esencia del yo, es decir, en que pueda decir a sí mismo "yo", ve Kant el fundamento de su esencia: la razón. En una "retractación" de su "Crítica de la razón pura" Kant escribe: "Cómo es posible que yo, el yo pienso, pueda ser a mí mismo un objeto (de la intuición), y de este modo distinguirme de mí mismo, es absolutamente imposible de aclarar, si bien es un factum indudable; pero indica una facultad tan elevada por encima de toda intuición sensible, que como fundamento de la posibilidad de un entendimiento, (...) asoma a una infinitud de propias representaciones y conceptos" (Sobre los progresos de la metafísica. Edición de la Academia XX,270; Meiner p.95). Heideggeriana: HegelFenomenologia

La experiencia como el hacer surgir trascendental del nuevo verdadero objeto está necesariamente referida a una infinitud, es decir, a la conciencia como lo in-finito, o sea, no finito, sino originariamente uno, es decir, a la conciencia como lo incondicionado que todo lo condiciona. Pero la referencia de la experiencia trascendental a lo incondicionado de la conciencia es de tal tipo que esta "experiencia de la conciencia" hace aparecer a ésta en su incondicionada verdad y mostrarse en su completo condicionamiento, que determina unitariamente a todo objeto en su posibilidad. Según ello, el concepto hegeliano de "experiencia" es no sólo en general - a diferencia del concepto kantiano, óntico ontológico -, expresado kantianamente, trascendental, sino que la experiencia en sí trascendental se dirige a lo incondicionado de todo condicionamiento y de este modo a todo el contexto de condicionamiento. La "experiencia" es incondicionalmente un trascendental hacer surgir la conciencia, el hacer aparecer sus figuras en la incondicionalidad de su condicionar de todo objeto condicionado como tal. Hegel - y la metafísica del idealismo alemán en general - toma con seriedad el "asomarse a esa infinitud de representaciones y conceptos de propia autoría". Pero tomar con seriedad no significa aquí sólo agregar este asomarse como complemento al planteo trascendental kantiano y recién en él ver el fin, sino iniciar con este asomarse en lo incondicionado y hacer determinarse todo "ver" desde aquí. Heideggeriana: HegelFenomenologia

De esto se hace claro que Hegel reivindica la palabra "experiencia" como nombre para el "conocimiento" trascendental incondicional. Este tipo de experiencia se diferenciará por ello esencialmente de la habitualmente así llamada. Al inicio del próximo parágrafo 15 hace referencia expresa a una tal diferencia, para con ayuda de esta alusión introducir el paso hacia aquella determinación de la esencia de la "experiencia" que intenta captar su más íntimo núcleo. La experiencia rectifica (conduce a la verdad). Hegel dice: "en esta presentación del transcurso de la experiencia hay un momento a través del cual no parece concordar con aquello que se suele entender por experiencia. El tránsito del primer objeto y el saber del mismo al otro objeto, en el cual se dice que la experiencia ha sido hecha, fue indicado de tal modo, que el saber del primer objeto, o el para-la-conciencia del primer en-sí, debe convertirse en el segundo objeto mismo. Por el contrario, no parece sino que hiciéramos la experiencia de la no verdad de nuestro primer concepto en otro objeto, que acaso encontraríamos como casual y exteriormente, de modo que cayera en nosotros sólo la mera aprehensión de lo que es en y para si" (Hoffmeister p. 73). Heideggeriana: HegelFenomenologia

¿Qué ocurre con la "demás" experiencia que hacemos habitualmente? La experiencia usual está dirigida al ente. Hacemos nuestras experiencias sobre algo en algo. En esto pasamos de aquello sobre lo cual hacemos la experiencia y que en cierta manera conocemos, tenemos por correcto y así sujetamos y "tenemos" en primer lugar, a lo otro, en lo que hacemos la experiencia. La experiencia es así una transición. Tenemos por ejemplo, nuestra representación de lo que es un árbol y hemos tomado esta representación de la intuición de abedules y hayas. Ahora bien, nos sale al paso en nuestro camino y recorrido a través del ente un objeto, que es otra cosa que abedules y hayas. En este "otro" objeto, a saber el abeto, se nos desbarata la representación vigente "árbol" (por ejemplo, con respecto al tipo de hojas que un árbol puede tener). La representación tenida en primer lugar de árbol, este primer objeto, se nos manifiesta a través del otro objeto que nos toca en suerte en su inadecuación, es decir, como objeto no verdadero. La experiencia de la no verdad del primer objeto es hecha en otro, a saber de modo que sólo necesitamos ahora mirar al otro ya presente - el abeto - para rectificar nuestro conocimiento del árbol a través de la experiencia. E1 primer objeto no es requerido en la nueva experiencia, en tanto la experiencia no es hecha ahora en él. La experiencia permanece en su dirección hacia los entes, sólo que va ahora en medio del ámbito de esta dirección no hacia el primero sino hacia el otro. El experimentar es de este modo la asunción de un estado, que es hallado en otro objeto hallable, es decir, igualmente ya presente. En este experimentar nuestra parte es, según parece, únicamente el mero concebir y mirar; pues el otro objeto fue evidentemente hallado en la misma dirección de mirada: nos tocó en suerte. Heideggeriana: HegelFenomenologia

Pero ¿qué ocurre con el tránsito en la experiencia trascendental? Pone en vista y consideración la objetividad del objeto. Lo que es el primer objeto, o sea lo que experimentamos sobre él como objeto, su objetividad, no se muestra aquí en "otro" objeto, sino justamente en este primero mismo y sólo en él. Aquí no dejamos ir al primer objeto, sino que lo experimentamos, pasamos por él en cierto modo a través. Y a saber, se muestra lo que experimentamos, o sea la experiencia que hacemos, de tal modo, en el primero, que él mismo se convierte en otro, es decir, resulta en su objetividad. Este otro objeto, en el cual tenemos ahora en consideración lo a experimentar, surgió sin embargo recién a través de la experiencia como este otro devenido. En la experiencia habitual, vamos del primer objeto a otro objeto ya presente en la dirección directa de la conciencia acostumbrada, apartándonos de [ese] algo para sólo comprender este otro. Por el contrario, en aquella experiencia trascendental permanecemos justamente en el primer objeto de la conciencia, de modo que se muestra lo conciente como conciente de una conciencia de él. El primer objeto y no otro sino él mismo se muestra ahora él mismo pero en la dirección de su o-ponerse al representar. En esta dirección, en la que el objeto se opone a la conciencia, la objetividad del objeto - es decir, el otro nuevo objeto - llega a "consideración". Por ello Hegel dice de esta consideración, con referencia a lo que llega a "consideración" en la experiencia trascendental: "Pero en esa consideración se muestra el nuevo objeto como devenido a través de la inversión de la conciencia misma" (p.73 y sig.). Con ello se dice: 1. La objetividad del nuevo objeto es el originamiento (Enständnis). 2. La experiencia trascendental en la que se da este originarse es una autoinversión de la conciencia. La experiencia trascendental, en la que se ha de mostrar el otro nuevo objeto mismo, no es según ello ninguna mera aprehensión y ningún mero "mirar". La inversión de la conciencia, que domina y sostiene la experiencia trascendental, es un mirar singular y tan "singular" que Hegel tiene que decir lo siguiente de este tipo de consideración: "Esta consideración de la cosa es nuestra intervención, por la cual la serie de experiencias de la conciencia se eleva al curso científico, y la cual no es para la conciencia que consideramos" (p.74). Heideggeriana: HegelFenomenologia

Por lo tanto, la "experiencia", es decir, el dejarse mostrar del objeto en su objetividad, no es por cierto ningún mero mirar ni asumir, sino [una] "intervención". Sin embargo, ahora recordamos que Hegel en los parágrafos precedentes, que se dirigen al concepto esencial de experiencia - y su delimitación al inicio del parágrafo 14 -, orienta todo a mostrar que la presentación del saber que aparece tiene que permanecer en su aparecer [como] un "mero mirar". Hegel anota expresamente al final del parágrafo 12: "Pero lo esencial es fijar para toda la investigación que estos dos momentos, concepto y objeto, ser para otro y ser en sí mismo, caen en el saber mismo que investigamos y con ello no necesitamos aportar reglas de medida ni aplicar nuestras ocurrencias y pensamientos en la investigación; en tanto los dejamos alcanzamos a considerar la cosa como ella misma es en y para sí (p.71). Y el inicio del parágrafo 13 que se conecta inmediatamente prosigue aún con mayor claridad: "Pero no sólo según este aspecto de que concepto y objeto, regla de medida y lo a examinar, están presentes en la misma conciencia, una intervención nuestra se hace superflua, sino que somos dispensados también del esfuerzo de comparación de ambos y del verdadero examen, de tal modo que en tanto la conciencia misma se examina, también desde este aspecto nos queda sólo el mero mirar" (p.72). Heideggeriana: HegelFenomenologia

Pero si a la esencia de la experiencia de la conciencia pertenece la inversión trascendental y si esta inversión es intervención nuestra, entonces la experiencia no puede ser un "mero mirar". Ahora bien, ¿nos hemos aclarado suficientemente lo que en el ámbito cuestionable es algo como "el mero mirar"? De ninguna manera. Si aún no conocemos esto en su esencia, tampoco es directamente decidible que "el mero mirar" excluya por sí toda intervención. Podría ser que el "mero mirar" exija "la intervención" en un sentido destacado y no pueda ser sin ésta lo que es. Se trata de aclarar la esencia de esta "intervención" y examinar si y hasta qué punto pertenece al "mero mirar". Heideggeriana: HegelFenomenologia

Nuestra intervención es la "inversión de la conciencia". En tanto preguntamos trascendentalmente, es decir, [en tanto] dirigimos nuestra mira a que se muestre la objetividad del objeto, giramos la dirección de la mirada de la conciencia, que si no va a los objetos, [va] a la dirección opuesta, a saber, a la conciencia de los objetos. El objeto que se muestra en esta percepción trascendental, a saber, el anterior en el cómo de su objetividad, es decir, ésta misma, es el objeto que así recién se origina y [es] con ello nuevo. Hegel denomina a este objeto nuevo, trascendental, en la decisiva determinación de la esencia de la experiencia, pero al mismo tiempo [lo llama] el "objeto verdadero". La verdad del objeto se encuentra en lo que condiciona y constituye su objetividad en su esencia. Pero la experiencia hegeliana trascendental no se detiene en la autoconciencia como condición de la objetividad del objeto natural sino que - después del proceso de Fichte y Schelling - también interroga a la autoconciencia kantiana trascendental finita, como primer objeto nuevo, en su objetividad, y de este modo se interna a preguntar en un contexto indicador de condiciones y [en] su condicionamiento, que se trasciende hasta lo incondicionado. La novedad del nuevo objeto y la verdad del objeto verdadero consisten en la integridad de su surgimiento, es decir, de su originarse. Esta integridad del aparecer reposa sin embargo originariamente en la autoconciencia incondicionada, absoluta. La conciencia absoluta "es" la verdad del objeto verdadero. La conciencia absoluta, es decir, esencialmente absolverte, "es" el originamiento, es decir, la novedad del nuevo objeto, es decir, su continuo aparecer. El aparecer es precisamente el ser-nuevo.(Un "nuevo libro" nos es "nuevo" en tanto que aparece, concebido en el aparecer). Heideggeriana: HegelFenomenologia

La diversidad de estas condiciones es una unidad desplegada y articulada desde lo incondicionado. La diversidad de estas condiciones que se muestran es irradiada de este modo previamente y por todas partes unida por lo que se muestra, es decir, la idea, que es el mismo espíritu absoluto. Kant dice al final de la "Crítica de la razón pura" en el parágrafo sobre la arquitectónica de la razón pura (A 832, B 860): "Pero yo entiendo por sistema la unidad de los diversos conocimientos bajo una idea". Según ello la unidad de la diversidad de las condiciones trascendentales de la objetividad del objeto es sistemática. Y por ello habla también de inmediato en el pasaje mencionado, que dilucida la esencia del conocimiento trascendental, de un "sistema de los conceptos". Para la experiencia hegeliana trascendental la verdad del nuevo objeto es la misma conciencia absoluta. Y conforme a ello la unidad como sistemática tiene que ser una tal del sistema absoluto. En el "Prefacio" a la "Fenomenología del espíritu" se dice: "La verdadera forma en la que la verdad existe sólo puede ser el sistema científico de la misma" (p.12). El sistema, como contexto incondicionado cierto de las condiciones en la unidad de lo incondicionado, pone en sí la diversidad de las condiciones en el orden de una "serie". En el hacer nacer una respectiva condición de condiciones condicionantes originarias de la objetividad, inaugura previamente la experiencia, como el hacer surgir al nuevo verdadero objeto, el ámbito sistemático de la serie de experiencias. La experiencia trascendental es, como incondicionalmente trascendental, en sí sistemática. Y recién a partir de la plena esencia de la experiencia trascendental incondicionalmente-sistemática se puede inferir qué se entiende por "inversión de la conciencia", perteneciente a la esencia de la experiencia como una "intervención" de parte nuestra. Heideggeriana: HegelFenomenologia

La conciencia absoluta tiene que enajenarse en su figura más externa. Pero porque en este apartamiento de sí misma en su plenitud, sin embargo sólo se dirige nuevamente a sí misma, aunque en su vacío, este apartamiento es sólo un volverse, en el que la conciencia absoluta no renuncia ni se abandona. Recién a través de este volverse a la alienación se abre a la conciencia la extensión de un alejamiento de sí misma. Este trayecto abierto del propio alejamiento de sí, al interior de sí misma, es como extensión la vía libre para el andar de la experiencia. Este pasaje abierto recién es inaugurado en el curso de la experiencia, es decir, [es] andado y en la marcha experimentado. Y recién en este pasaje que se abre la conciencia absoluta tiene la posibilidad del regreso a sí misma. Pero en este regreso a sí misma como verdad incondicionada, ésta llega a aparecer, justamente, como lo incondicionalmente condicionante en su condicionamiento. El viraje hacia la alienación es necesario a causa del absoluto, para que él mismo tenga una posibilidad de regreso a sí mismo. Por ello la "Fenomenología del espíritu" se inicia con la presentación de la figura más pobre y menos verdadera de la conciencia, con la "certeza sensible", y termina con la figura del saber de sí absoluto del espíritu, es decir, con la metafísica absoluta. La "Fenomenología del espíritu" de ninguna manera se inicia con la "certeza sensible" como consecuencia de una consideración pedagógica del hombre, para de este modo introducir el curso con una figura de la conciencia más fácilmente inteligible. La primera figura de la conciencia en la "Fenomenología del espíritu", la certeza sensible, es en verdad, en lo que respecta a nuestro poder entender, lo más difícil de entender, porque ya en ella tiene que ser pensado el absoluto, aunque en su pobreza y no verdad (verdad todavía inacabada). No por nosotros, sino por el absoluto - y sólo por él - el curso de la "Fenomenología del espíritu" es como es. ¡Y cómo podía ser de otra manera si el conocer del absoluto es el rayo como el cual el absoluto nos toca, para que pensemos según su voluntad y no la nuestra, supuesto que pensemos! Heideggeriana: HegelFenomenologia

La pureza del mero mirar no consiste de manera alguna en el despojo de todo hacer, antes bien en la máxima realización del hecho que es esencialmente necesario para este ver y su posibilidad. Lo añadido de este hecho es aquí el prever lo incondicionado. El prever, como intervención del mirar, se muestra con ello como mero tomar a su cargo lo que en el mirar ya se encuentra como su condición esencial y lo que nos es irradiado por el nuevo verdadero objeto como el rayo y es exigido por nosotros: que expresamente lo aportemos. Únicamente la intervención, que domina en la inversión, posibilita el puro mirar esencialmente justo. La esencia así concebida de este mirar es la esencia de ese "ver" (speculari), que en la metafísica absoluta de la conciencia se llama "especulación". El pensamiento especulativo hace mostrarse sistemáticamente a la conciencia en su verdad trascendental incondicionada y es de este modo un "a-cusar", tomada la palabra en el sentido riguroso que tiene en el lenguaje de Hegel. ("Aufzeigen", "acusar" = "saber no inmediato"; comp. certeza sensible, parágrafo 1.9). El a-tusar es un abrir que precede (la inversión), de modo que en lo abierto de esta apertura las figuras de la conciencia, saliendo a su objetividad, recién pueden mostrarse. El acusar es un mostrarse y a la vez un hacer-surgir(-originarse). De este modo el "mero mirar" como acusar trascendental tiene en cierta manera el carácter de la "actividad" (abrir), pero al mismo tiempo también el de la "pasividad" (hacerse mostrar y asumir). La unidad originaria de la facultad representativa, que en su representar sobre todo es "activa" y "pasiva", se revela en lo que Kant - y con él el idealismo alemán - denomina "la imaginación trascendental". La "inversión" de la conciencia es la esencia de la "experiencia de la conciencia". La experiencia es el acusar sistemático-trascendental, que hace surgir al "nuevo verdadero objeto". Este hacer surgir sigue al objeto que se origina justamente en el camino del regreso a sí mismo. Cuya objetividad es este originamiento que se muestra en tal seguir. El originamiento "es" y se esencia sólo en el originarse para el acusar, es decir, en y como experimentar. La experiencia es esencialmente un "curso", es decir, un camino, en el que y por el que y al interior del cual la objetividad de la conciencia misma es andada y experimentada. La experiencia "hecha" de este modo no se pierde; pues en tanto rectifica esencialmente, es decir, [en tanto] conduce al verdadero objeto, como tal rectificación es la objetividad del verdadero objeto. Este camino es, como curso, el movimiento del devenir de la objetividad del objeto. Pero éste es la conciencia misma y su objetividad es el originarse de la suya en la verdad de su esencia. El camino es la conciencia misma como origen de su verdad. La objetividad del objeto es lo "formal" en el sentido estricto de lo determinante. (Comp. por ejemplo, la diferenciación kantiana de la naturaleza en el aspecto "formal" y "material". La forma mienta la "existencia de las cosas" como el ser del ente. Lo material concierne a la extensión del mismo ente). Lo "formal" no es la insignificante forma exterior, sino la esencia esenciante de la conciencia, en tanto es en sí el propio aparecer, en cuyo aparecer manifiesta su objetividad. La experiencia, como curso trascendental-sistemático hacia la verdad de la conciencia, es en tanto acusar, al mismo tiempo, la presentación del saber que aparece. Como sistemática trascendental esta presentación es en sí misma "científica", es decir, corresponde a la esencia del saber absoluto que se sabe a sí mismo. Por ello Hegel, inmediatamente después de la decisiva referencia a la "inversión de la conciencia", dice de ella lo siguiente: "Esta consideración de la cosa es nuestra intervención, por la cual la serie de experiencias de la conciencia se eleva al curso científico, y la cual no es para la conciencia que consideramos" (p.74). Según la esencia de la experiencia, determinada por la inversión de la conciencia, subsiste en la experiencia necesaria y continuamente la diferencia entre lo que es "para nosotros" y "para ella", es decir, para la conciencia. Heideggeriana: HegelFenomenologia

Pero lo que en la experiencia de la conciencia es "para nosotros", la verdad esencial de su objetividad, se muestra sólo según la inversión. En ésta tomamos al objeto no según lo que por el contenido nos atrae en él, de modo que dirigiéndonos hacia él lo tomemos por delante. En la inversión de la conciencia, es decir, en el mirar a la objetividad del objeto, no nos dirigimos a éste sino que vamos en torno y lo tomamos en cierto modo por detrás. Pero la objetividad a la que mira la experiencia que invierte, es la conciencia misma. Por ello Hegel dice acerca del origen del nuevo objeto, que "en cierto modo procede detrás de sus espaldas (a saber, de la conciencia)" (ibíd.). Para la conciencia, es decir, "para ella", todo lo que en ella se origina es sólo como lo originado mismo. "Para nosotros" el objeto originado es como el "nuevo verdadero objeto", es decir, en su originarse, es decir, el objeto "al mismo tiempo como movimiento y devenir" (ibíd.). Pero este originarse es en su originamiento la esencia y la verdad de la conciencia. Este originarse es con ello, como esta esencia, un necesario destacarse, una necesidad de la conciencia misma, si por otra parte su verdad es la incondicionada certeza de sí misma en la integridad de lo esencialmente por saber. Heideggeriana: HegelFenomenologia

Ahora se hacen más comprensibles las proposiciones con las que concluye el parágrafo 15 y a la vez conduce a un breve parágrafo intermedio, que conforma el puente al parágrafo 16 como capítulo V: "Sólo que esta necesidad misma, o el origen del nuevo objeto, que se ofrece a la conciencia sin saber cómo le acontece, es lo que para nosotros en cierto modo procede detrás de sus espaldas. Llega a través de ello, a su movimiento, un momento del ser en sí o ser para sí, que no se presenta a la conciencia, que es concebida en la experiencia misma; pero el contenido de lo que se nos origina, es para ella, y nosotros concebimos sólo lo formal del mismo o su puro originarse; para ella es esto surgido sólo como objeto, para nosotros al mismo tiempo como movimiento y devenir" (ibíd). Heideggeriana: HegelFenomenologia

De ahí resulta que la presentación trascendental sistemática no es propuesta como añadidura de la experiencia de la conciencia, sino que la misma experiencia como el hacer surgir al "nuevo verdadero objeto" es un a-cusar y con ello una pre-sentación. Este presentar sigue al regreso de las condiciones al condicionamiento de lo incondicionado y es a través de ello un curso, que recibe su necesidad de la esencia de la objetividad del nuevo objeto. De este modo se da para Hegel la proposición, en la que resume la discusión vigente de la "Introducción", para expresar a través de ella la interpretación del título de la obra: "A través de esta necesidad es este camino hacia la ciencia, ya él mismo ciencia, y con ello según su contenido ciencia de la experiencia de la conciencia " (ibíd) En otras palabras y dicho retrospectivamente al inicio de la "Introducción" esto significa: la "experiencia de la conciencia" es la perteneciente a su esencia y a ella como curso que conduce a la autoconciencia. Porque el conocer del absoluto es esencialmente curso, es decir, camino, el examen que examine al conocer absoluto nunca puede tomar este conocer como un "medio", ni como un "instrumento" disponible, ni como un "medium" presente. La presentación del saber que aparece es, en tanto la ciencia incondicionada trascendental-sistemática, aquello hacia donde la misma experiencia de la conciencia se despliega: el éter a ella adecuado. El aparecer de esta ciencia no incurre en la apariencia de cualquier entrar en escena, a tiro de pistola, en un circuito indeterminado. El aparecer de la ciencia es el presentarse de la experiencia, que - desde su esencia, a saber, desde la inversión - inaugura el ámbito del aparecer de la conciencia para ésta, pero a la vez determina necesariamente también el inicio, el progreso y ante todo el objetivo del curso del aparecer. (Comp. Prefacio, sobre la "experiencia", p.32). En el mismo regreso, ya tracendentalmente dirigido, de la conciencia absoluta desde la alienación a sí misma, se realiza justamente el aparecer del condicionamiento de lo incondicionado. La conciencia aparece, es decir, sale de sí a la "vista", en tanto vuelve a sí. Se manifiesta en la entrada a su concepto (logos), que es para sí misma. La conciencia es phainomenon, lo que aparece, como logia en el modo de tal ciencia. La conciencia es conciencia como "Fenomenología". Pero porque la conciencia es el saber que aparece, mas el saber absoluto de sí es el espíritu, la Fenomenología es esencialmente "la Fenomenología del espíritu". En el curso de su aparecer la conciencia, porque se destaca en el regreso, es esencialmente una "inversión". Pero si la inversión es nuestra "intervención" para con el "mirar", entonces esta intervención no agrega nada extraño a la conciencia. Sólo lleva el mirar a la realización de su más íntima esencia. Es el acto primero y sumo del mirar, que de este modo previamente mira, es decir, mira y atiende a que el absoluto sea considerado como absoluto y de este modo llegue a aparecer sólo él y no cualquier otra cosa. La "experiencia de la conciencia" es la "fenomenología del espíritu". Pero la "experiencia" es sólo tal en tanto se presenta como ciencia. La "Ciencia de la experiencia de la conciencia" es la "Ciencia de la fenomenología del espíritu". Heideggeriana: HegelFenomenologia

Recién ahora podemos advertir el contenido oculto de estos dos títulos. En primer lugar y directamente el título "Ciencia de la experiencia de la conciencia" nos designa una ciencia "de la" experiencia, experiencia que es hecha "sobre la" conciencia. Pensamos ambos genitivos como genitivus objectivus y asimos el título en tanto aseguramos su contenido significativo en la palabra, primeramente nombrada, "ciencia". Pero si tenemos ahora memoria de la dilucidación dada de la "Introducción", entonces sabemos que la misma conciencia exige y realiza a partir de sí la "experiencia", de modo que esta experiencia que se realiza debe necesariamente presentarse como ciencia. Luego tenemos que entender el título a partir de su última palabra, en dirección contraria. Esta "inversión" significa a la vez, que los genitivos tienen que ser pensados no como genitivus obiectivus sino como genitivus subiectivus. La conciencia es el sujeto, lo fundamental de la experiencia; ésta es el sujeto de la ciencia. Pero este genitivus subiectivus es aquí, donde la palabra "conciencia" es el "sujeto" no sólo gramática lógicamente sino según su contenido esencial metafísico, un genitivus subiectivus en "sentido enfático"; pues la conciencia es esencialmente "sujeto" con el significado de "autoconciencia"; pero cuya esencia consiste en que se sabe a sí misma, en tanto sabe al mismo tiempo su otro, es decir, el objeto. Con referencia a la subjetividad nombrada esencialmente en el título a través de la palabra "conciencia", no puede entonces el genitivus subiectivus ser uno tal en sentido habitual, sino dado que el sujeto siempre permanece referido al objeto, es al mismo tiempo también un genitivus obiectivus. De allí que el título tenga que ser pensado de tal modo que los genitivos sean entendidos primero, es decir, de manera determinante, como genitivus subiectivus, lo que sin embargo incluye entenderlos a la vez como genitivus obiectivus. Sólo que no alcanzaríamos aún el núcleo de la verdad del título, si pensáramos que los genitivos tuvieran que ser pensados tanto como "subjetivos" que como "objetivos". Lo decisivo reside en reconocer que no alcanza ni la interpretación "tética", que se encuentra primero, del título (en el sentido del gen. obj.), ni la "antitética" (en el sentido del gen. subj.). El genitivo por pensar aquí es el "sintético", pero que no acerca ambos con ulterioridad, sino piensa originariamente el fundamento de su unidad. Y este fundamento es la esencia de la misma "experiencia", en la que el saber que aparece, la conciencia, se aparece a sí misma en su aparecer como "ciencia". El "genitivo" por pensar aquí es el originariamente sintético, es decir, el genitivo "dialéctico-especulativo", en cuyo modo habla por doquier el lenguaje de esta obra. Heideggeriana: HegelFenomenologia

Por lo tanto, entendemos la primera, determinante comunicación de la "Fenomenología del espíritu", es decir, su primer título elegido e interpretado en la "Introducción", "Ciencia de la experiencia de la conciencia", recién cuando el sonido de la palabra y la comprensión sugerida primero por éste se nos ha verdaderamente desaparecido en el saber. Pero este desaparecer tiene que realizarse en el hacer desaparecer. Ello sucede en la "experiencia" de que ninguna interpretación de los "genitivos" es suficiente, sean tomados por sí o juntos, para captar lo esencial. Mas porque sucede así con el lenguaje del pensar pensante, no está abandonado a la arbitrariedad, sino atado a un rigor, con respecto al cual toda mera adecuación a los objetos del describir y relatar queda infinitamente rezagada. Heideggeriana: HegelFenomenologia

Pero entonces ¿por qué Hegel ha hecho desaparecer el título "Ciencia de la experiencia de la conciencia"? ¿Le estaba la palabra "experiencia" demasiado fuertemente gravada en dirección del empleo no especulativo, es decir, "empírico"? Sólo que la palabra "experiencia" y "experimentar" vuelve continuamente a la obra - y a saber en el sentido de la "Introducción" - en el curso de la "Fenomenología del espíritu", asimismo impreso en cursiva en el Prefacio, escrito después de la Introducción (Hoffmeister p.32) (lo inmediato como lo inexperimentado). Entonces esta palabra y lo que ella significa no puede oponerse al mismo espíritu y su "fenomenología". Y tampoco le es opuesto. Pues, ¿qué es el "espíritu"? Hegel concluye su segundo y definitivo sistema, el "sistema-Enciclopedia", no con una palabra propia, sino con un texto griego, cuyas proposiciones están tomadas del libro A de la "Metafísica" de Aristóteles (cap.7). En las proposiciones habla el inicio de la metafísica occidental, como cuyo acabamiento Hegel entiende su propia obra. En las proposiciones hace decir al mismo espíritu de la metafísica occidental, desde su inicio, lo que el espíritu es. El espíritu es el noein. Y de la "realidad" del noein Aristóteles dice en el pasaje citado por Hegel: he gar nous energeia zoe (A 7,1072 b 27). "El estar a partir de sí en la obra, es decir, el estar presente del percibir a la presencia de todo presente, es vida". Modernamente traducido: "La realidad del espíritu, a saber, es vida". Heideggeriana: HegelFenomenologia

2. Proposiciones conductoras con respecto al concepto de experiencia de Hegel Heideggeriana: HegelFenomenologia

Entonces sabemos: La conciencia es el espíritu que aparece, por lo tanto "la vida" en su aparecer-se. Pero si la "experiencia" se determina a partir de la esencia de la conciencia, surge su esencia de la esencia "de la vida". A la vida pertenece la "experiencia". Vivir la "vida" no significa otra cosa que estar experimentado en la experiencia de la vida. Si reflexionamos en este contexto, entonces ya no puede extrañar que en el concepto de "experiencia" de Hegel, justamente porque está tomado trascendentalmente y de este modo mienta el experimentar no empírico, especulativo del espíritu, vengan a luz los elementos esenciales ocultos y dispersos de la "experiencia". Sea intentado, en la serie de sucintas proposiciones conductoras nombrar los momentos esenciales, que se manifiestan en tal concepto. Heideggeriana: HegelFenomenologia

1.La experiencia es pervagari - un recorrer que atraviesa cursos. Heideggeriana: HegelFenomenologia

3. El experimentar que recorre-inaugura es experiencia en el sentido originario de la peira. Ésta mienta el aventurarse a algo a partir del mirar a lo que allí sale, es decir, aparece. El "aventurarse a...", en cierto modo el "aceptar" al enfrente para la competencia, trae cada vez, de un modo u otro, una decisión. La experiencia es la confrontación con algo, es "dialéctica", en tanto la confrontación esencialmente pone a luz lo confrontado, es decir, [lo] hace aparecer. Heideggeriana: HegelFenomenologia

4. Como este aventurarse a a

Submitted on 05.03.2007 17:06
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