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Léxico Filosofia

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desocultamiento

Definition:
Igualmente por ello observaría Husserl, magnánimo, pero en el fondo reprobando el asunto, cómo yo, además de mis cursos y clases prácticas, estudiaba semanalmente en grupos de seminario y con alumnos más avanzados las Investigaciones lógicas. La preparación de ese seminario resultaría fructífera sobre todo para mí. Allí es donde me percataría - llevado primero más por un presentimiento que por una inteligencia fundada de la cosa - de lo único esencial, a saber, que lo ejecutado en relación con la fenomenología de los actos de conciencia como el darse a ver los fenómenos a sí mismos es lo que viene pensado por Aristóteles y en todo el pensamiento y la existencia griegos como aletheia, como el desocultamiento de aquello que hace acto de presencia, como su «desalbergarse», su mostrar-se. Lo que las investigaciones fenomenológicas habían encontrado de manera nueva como sustentación del pensar se probaba como el rasgo fundamental del pensamiento griego, si es que no de la filosofía en cuanto tal. Heideggeriana: CaminoFenomenologia

Y cuanto más clara se me hacía esa intelección, con tanta mayor fuerza surgía la pregunta: ¿De dónde viene y cómo se determina aquello que ha de ser experimentado, de acuerdo al principio de la fenomenología, como «la Cosa misma»? ¿Se trata de la conciencia y de su objetividad, o del ser del ente en su desocultamiento y en su acción de ocultarse? Heideggeriana: CaminoFenomenologia

A través de la inmediata experiencia del método fenomenológico en diálogos con Husserl preparose el concepto de fenomenología presentado en la Introducción a Ser y Tiempo (§ 7). En ella jugó un papel normativo la remisión a las palabras fundamentales del pensar griego, correspondientemente interpretadas: logos (hacer manifiesto) y phainesthai (mostrarse). [Heidegger presenta, en el semestre de invierno de 1923-24, la remisión por vía etimológica del concepto de fenomenología a sus precedentes griegos. La noción plena — que implica la tematización de ocultamiento y desocultamiento (v. nota 3) — es alcanzada por primera vez en el semestre de verano de 1925.] Heideggeriana: CartaPrologo

Un renovado estudio de los tratados aristotélicos (en especial, del noveno libro de la Metafísica y del sexto libro de la Ética Nicomaquea) entregó la visión del aletheuein como desocultar (entbergen) y la caracterización de la verdad como desocultamiento Unverborgenheit), a que todo mostrarse del ente pertenece. [NT: Los estudios aristotélicos a que se refiere Heidegger, y que están acreditados por su propia enseñanza en Freiburg y Marburg, se extienden desde 1921 a 1924. La comprensión de aletheia como desocultamiento se configura por primera vez a fines de 1922, en la traducción de textos de la Etica Nicomaquea.] Cierto es que se piensa demasiado poco o incluso nada, cuando se contenta uno con la constatación: Heidegger concibe la verdad como desocultamiento. Como si con la aletheia no compareciese recién de modo liminar y aproximado lo propiamente digno de pensar. Tampoco ayuda al asunto proponer, en vez de "desocultamiento", la traducción "desolvido" (Unvergessenheit). Pues el "olvido" tiene que ser pensado a la griega, como retirada (Entzug) en el ocultamiento. De modo correspondiente, el fenómeno contrario del olvidar, el recordar, tiene que ser interpretado a la griega: como procuración, como solicitación de lo desoculto. La anamnesis de las ideas de Platón quiere decir: el volver-a-tener-visión, el desocultar, a saber, el ente en su aspecto. Heideggeriana: CartaPrologo

Con la percepción de la aletheia como desocultamiento llegó a reconocerse el rasgo fundamental de la ousia, del ser del ente: la presencia (Anwesenheit). [NT: La fijación de este "rasgo" parece haberse producido en 1924, en relación con los análisis de la Etica Nicomaquea. El plexo de relaciones entre Anwesenheit, Gegenwart y Präsenz es explorado por Heidegger entre 1924 y 1926, y debía ser sistemáticamente expuesto en la Tercera Sección de Ser y Tiempo, que fue abortada. Véase, a propósito de esto, el curso "Problemas fundamentales de la fenomenología" (Gesamtausgabe, vol. 24).] Pero la traducción literal, es decir, la que el pensar extrae de la cosa, habla recién cuando lo contenido en la cosa, aquí la presencia como tal, es traído ante el pensar. La pregunta inquietante y siempre vigil por el ser como presencia (presente [Gegen-wart]) se desplegó en la pregunta por el ser en vista de su carácter tempóreo (Zeitcharakter). Pronto mostrose que el concepto tradicional del tiempo no basta en ningún respecto, aunque sólo fuese para plantear, en recta conformidad con la cosa, la pregunta por el carácter tempóreo de la presencia, para no decir nada de responderla. El tiempo se volvió problemático del mismo modo que el ser. La temporalidad extático-horizontal caracterizada en Ser y Tiempo no es de ningún modo ya aquello propísimo (Eigenste) del tiempo, buscado en correspondencia con la pregunta del ser. Heideggeriana: CartaPrologo

Ni es el mérito de mi preguntar ni el edicto de mi pensar el que este pertenecer y aportar repose en el aconteciente a.propiar y se llame Ereignis (cf. Identidad y Diferencia, p. 30 ss.). Que aquello que, muy sin pensar, nombramos "verdad", para los griegos se llame ‘a-letheia, y por cierto, tanto en la lengua poética y en la no-filosófica como en la filosófica, no es invención ni arbitrio de ellos. Es la más alta dote de su lengua, en la cual lo presenciante como tal alcanzó el desocultamiento y — el ocultamiento. Quien no tenga sentido para avistar el dar de un tal don, para el destinar de algo así destinado, no comprenderá jamás el discurso del destino del ser, tan escasamente como el ciego de nacimiento podrá jamás experimentar qué son luz y color. Heideggeriana: CartaPrologo

Porque es verdad: lo dicho hasta ahora, y toda la dilucidación que sigue, no tiene nada que ver con la ciencia, y ello precisamente cuando la dilucidación podría ser un pensar. El fundamento de este estado de cosas está en que la ciencia no piensa. No piensa porque, según el modo de su proceder y de los medios de los que se vale, no puede pensar nunca; pensar, según el modo de los pensadores. El hecho de que la ciencia no pueda pensar no es una carencia sino una ventaja. Esta ventaja le asegura a la ciencia la posibilidad de introducirse en cada zona de objetos según el modo de la investigación y de instalarse en aquélla. La ciencia no piensa. Para el modo habitual de representarse las cosas, ésta es una proposición chocante. Dejemos a la proposición su carácter chocante, aun cuando le siga esta proposición: que la ciencia, como todo hacer y dejar de hacer del hombre, está encomendada al pensar. Ahora bien, la relación entre la ciencia y el pensar sólo es auténtica y fructífera si el abismo que hay entre las ciencias y el pensar se hace visible, y además como un abismo sobre el que no se puede tender ningún puente. Desde las ciencias al pensar no hay puente alguno sino sólo el salto. El lugar al que éste nos lleva no es sólo el otro lado sino una localidad completamente distinta. Lo que se abre con ella no se deja nunca demostrar, si demostrar significa esto: deducir proposiciones sobre un estado de cosas desde presupuestos adecuados y por medio de una cadena de conclusiones. Aquel que a lo que sólo se manifiesta en tanto que aparece desde sí ocultándose al mismo tiempo, aquel que esto sólo lo quiere demostrar y sólo lo quiere ver demostrado, éste en modo alguno juzgará según un módulo superior y riguroso de saber. Sólo calcula con un módulo, y además con un módulo inadecuado. Porque a lo que sólo da noticia de sí mismo apareciendo en su autoocultamiento, a esto sólo podemos corresponder señalándolo y, con ello, encomendándonos nosotros mismos a dejar aparecer lo que se muestra en su propio estado de desocultamiento. Este simple señalar es un rasgo fundamental del pensar, el camino hacia lo que, desde siempre y para siempre, da que pensar al hombre. Demostrar, es decir, deducir de presupuestos adecuados, se puede demostrar todo. Pero señalar, franquear el advenimiento por medio de una indicación, es algo que sólo puede hacerse con pocas cosas y con estas pocas cosas además raras veces. Heideggeriana: QuePensar

Lo presente es lo que mora y perdura, y que esencia en dirección al desocultamiento y dentro de él. El estar presente acaece de un modo propio sólo donde prevalece ya el estado-de-desocultamiento. Pero lo presente, en tanto que mora y perdura entrando en el estado-de-desocultamiento, es presente. Heideggeriana: QuePensar

En el ser, que ha aparecido como estar presente queda, sin embargo, no pensado el estado-de-desocultamiento que allí prevalece, del mismo modo como la esencia de presente y tiempo que prevalece allí. Presumiblemente, estado de desocultamiento y presente, como esencia del tiempo, se pertenecen el uno al otro. En la medida en que percibimos el ente en su ser, en la medida en que - para decirlo en el lenguaje moderno - representamos los objetos en su objetualidad, estamos ya pensando. De esta manera estamos pensando ya desde hace tiempo. Sin embargo, a pesar de esto, todavía no estamos pensando de un modo propio mientras quede sin pensar dónde descansa el ser del ente cuando aparece como presencia. Heideggeriana: QuePensar

El ser mismo permanece impensado en la metafísica porque ésta piensa el ente en cuanto tal. ¿Qué significa: el ente en cuanto tal es pensado? En ello está implícito: el ente mismo sale a la luz. Está en la luz [Licht]. El ente está despejado [gelichtet]. El ente mismo está desoculto. El ente está en el desocultamiento. Ésta es la esencia de la verdad que aparece inicialmente y que enseguida vuelve a desaparecer. Heideggeriana: NiilismoSer

¿En qué verdad está el ente cuando es pensado como ente en la metafísica? Evidentemente, la metafísica misma es esta verdad del ente en cuanto tal. ¿Cuál es el tipo esencial de este desocultamiento? ¿Dice alguna vez la metafísica algo sobre la esencia de la verdad en la cual y desde la cual ella misma piensa el ente, verdad como la que esencia [west] incluso ella misma? Jamás. ¿O sólo hablamos así, en apariencia desmesuradamente, porque hasta ahora hemos buscado vanamente lo que dice la metafísica sobre la esencia de la verdad en que ella misma está? ¿Acaso hemos buscado vanamente sólo porque preguntábamos de un modo aún insuficiente? Heideggeriana: NiilismoSer

Radica en que la metafísica deja impensado el ser mismo. Al pensar el ente en cuanto tal, roza el ser de modo pensante para pasarlo enseguida por alto en beneficio del ente, al cual regresa y en el cual se aloja. Por eso, la metafísica piensa efectivamente el ente en cuanto tal, pero no piensa el «en cuanto tal» mismo. En el «en cuanto tal» se dice: el ente está desoculto. El he en el on he on, el qua en el ens qua ens, el «en cuanto» en el «ente en cuanto ente», nombran el desocultamiento, impensado en su esencia. Algo tan significativo cobija el lenguaje de manera tan poco visible en voces [Wörter] tan sencillas cuando éstas son efectivamente palabras [Worte]. El «en cuanto tal» roza, nombrándolo, el desocultamiento del ente en su ser. Pero puesto que el ser mismo permanece impensado, también el desocultamiento del ente permanece impensado. Heideggeriana: NiilismoSer

¿Qué pasaría si aquí y allá lo impensado fuera en cada caso lo mismo? Entonces, el impensado desocultamiento del ente sería el impensado ser mismo. Entonces, el ser mismo esencia [west] como ese desocultamiento, como la desocultación. Heideggeriana: NiilismoSer

Mientras tanto, sin embargo, se ha vuelto más claro lo siguiente: el ser mismo esencia [west] como el desocultamiento en el que presencia [anwest] el ente. El desocultamiento mismo, sin embargo, permanece oculto en cuanto tal. En él mismo, en el desocultamiento, éste permanece apartado respecto de sí mismo. Permanece el ocultamiento de la esencia del desocultamiento. [«Despejamiento...»] Permanece en el ocultamiento del ser en cuanto tal. El ser mismo permanece fuera. Heideggeriana: NiilismoSer

En la medida en que en el desocultamiento su propio «des-» permanece apartado respecto de sí mismo y en que permanece el ocultamiento del ser, el permanecer fuera muestra el rasgo de la ocultación. ¿En qué sentido hay que pensar esta ocultación? ¿Es esta ocultación sólo un encubrir o es al mismo tiempo un retirar para cobijar y un salvaguardar? El permanecer fuera «del» ser mismo es tal siempre en referencia al ente. ¿En el permanecer fuera, se le retiene el ser al ente? ¿Es este retener acaso un rehusar? No hacemos más que preguntar, y preguntamos qué podemos presumir respecto del permanecer fuera del ser mismo. Admitiendo que el permanecer fuera «es» el ser mismo, aquél dependerá de éste y del modo en que impresione [anmutet] a nuestro propio pensar para que desde allí presumamos [vermuten] cuáles son los rasgos que esencian en el permanecer fuera. En primer lugar, sólo prestamos atención a aquello que pertenece al permanecer fuera mismo. Tampoco rehuimos confesar que la discusión del ser en cuanto ser habla aún un lenguaje insuficiente, en la medida en que el ser mismo continuamente nombrado es dicho con el nombre que siempre de nuevo aleja el decir del ser en cuanto tal. Heideggeriana: NiilismoSer

El ser mismo se sustrae. La sustracción acontece. El abandono del ente en cuanto tal por parte del ser acontece. ¿Cuándo acontece? ¿Ahora? ¿Sólo hoy? ¿O desde hace tiempo? ¿Desde hace mucho? ¿Desde cuándo? Desde que el ente en cuanto ente mismo llegó a lo desoculto. Desde que aconteció ese desocultamiento, la metafísica es; pues la metafísica es la historia de ese desocultamiento del ente en cuanto tal. Desde que esta historia es, es históricamente la sustracción del ser mismo, es el abandono del ente en cuanto tal por parte del ser, es la historia de que del ser no hay nada. Desde entonces y como consecuencia de ello, el ser mismo queda impensado. Heideggeriana: NiilismoSer

La esencia del nihilismo propio es el ser mismo en el permanecer fuera de su desocultamiento, el cual, en cuanto suyo, es Él mismo y determina, en el permanecer fuera, su «es». Heideggeriana: NiilismoSer

El pensar también pertenece al permanecer fuera del ser en cuanto tal no en el modo de que compruebe ese quedar fuera, como si estuviera en algún lado el ser como algo separado y de la misma manera, el pensar que, basado sólo sobre sí mismo, pudiera ocuparse o no del ser en su desocultamiento. El pensar no es de ninguna manera un hacer de este tipo que estuviera enfrente del ser y por lo tanto se mantuviera por sí, tampoco en el modo de que, en cuanto actividad representativa del sujeto, tuviera ya consigo y en sí mismo al ser como lo representado con la mayor universalidad. Heideggeriana: NiilismoSer

Prescindiendo de que esta caracterización desconoce el simple aparecer y el mentar propio del pensar en cuanto tal, con este asentamiento del ser dentro del campo de disposición del sujeto representante no se podría ver ni comprender que, y de qué modo, el ser en cuanto tal, en su desocultamiento, se sustrae con éste al pensar, y lo hace mientras y en la medida en que el pensar ya siempre representa el ente en cuanto tal, es decir el ser. Por el contrario, el pensar pertenece al ser mismo en cuanto que, desde su esencia, queda involucrado en aquello que no le llega nunca al ser desde otro lado ni simplemente se le añade sino que proviene del ser mismo, y precisamente en cuanto Él mismo, y que «es» conjuntamente el ser mismo. Qué es esto? Heideggeriana: NiilismoSer

Aquello por lo que aquí preguntamos y aquello que se trata de experimentar en su sencillez, ya lo hemos nombrado inadvertidamente cuando nos disponíamos a caracterizar el permanecer fuera «del» ser como un rasgo del ser mismo. Se dijo entonces que el ser no se mantiene separado en alguna parte. ¿De qué habría de separarse jamás el ser? No del ente, que descansa en el ser, aunque el ser permanezca en diferencia respecto de lo ente. No del ser, como el cual el ser mismo «es» Él mismo. No obstante, en el permanecer fuera esencia la referencia a algo así como un lugar, alejándose del cual el permanecer fuera resulta lo que es: el permanecer fuera del desocultamiento en cuanto tal. Este lugar es el refugio [Bleibe] en el que se detiene [verbleibt] esencialmente el permanecer fuera [Ausbleiben]. Si, no obstante, en el permanecer fuera del desocultamiento en cuanto tal permanece precisamente el ocultamiento, entonces el permanecer del ocultamiento mantiene también su referencia esencial al mismo lugar. Heideggeriana: NiilismoSer

El permanecer fuera del desocultamiento en cuanto tal y el permanecer del ocultamiento esencian en un refugio que es ya el albergue [Unterkunft] para la esencia propia de ambos. Pero el permanecer fuera del desocultamiento y el permanecer del ocultamiento no buscan sólo ulteriormente un albergue, sino que éste esencia con ellos como el advenimiento [Ankunft] como el cual es el ser mismo. Este advenimiento es en sí mismo el advenimiento de su albergue. La localidad del lugar del ser en cuanto tal es el ser mismo. Heideggeriana: NiilismoSer

Pero esta localidad es la esencia del hombre. La localidad no es el hombre por sí como sujeto, en cuanto sólo se mueve a su alrededor dentro de lo humano, en cuanto se toma a sí mismo como un ente entre otros y en el caso de que se encuentre con el ser explícitamente, lo explica inmediata y continuamente sólo desde el ente en cuanto tal. Pero en la medida en que ya se relaciona con el ser incluso cuando lo conoce exclusivamente desde el ente en cuanto tal, el hombre se relaciona, efectivamente, con el ser. El hombre está en la referencia del ser mismo a él, al hombre, en la medida en que, en cuanto hombre, se relaciona con el ente en cuanto tal. El ser mismo, al trasladarse al desocultamiento de sí mismo - y sólo así es el ser - se dota de la localidad de su advenir como albergue de su permanecer fuera. Ese donde, en cuanto ahí del albergue, pertenece al ser mismo, «es» ser mismo, y por eso se llama ser-ahí [Da-sein]. Heideggeriana: NiilismoSer

«El ser ahí en el hombre» es la esencia que pertenece al ser mismo, esencia a la cual pertenece, sin embargo, el hombre, de manera tal que tiene que ser ese ser. El ser-ahí concierne al hombre. En cuanto esencia suya es en cada caso lo suyo, aquello a lo que pertenece, pero no lo que crea y ejerce como si fuera algo hecho por él. El hombre se vuelve esencial al penetrar propiamente en su esencia. Está en el desocultamiento del ente en cuanto localidad oculta como la cual el ser esencia desde su verdad. Está en esa localidad. Esto quiere decir: está en ella de modo extático, en cuanto siempre y en todas partes es tal como es desde la referencia del ser mismo a su esencia, es decir a la localidad del ser mismo. Heideggeriana: NiilismoSer

Nihilismo - que del ser mismo no hay nada - para el pensar metafísico significa siempre y exclusivamente: del ente en cuanto tal no hay nada. La metafísica, por lo tanto, se cierra ella misma el camino para experimentar la esencia del nihilismo. En la medida en que la metafísica somete a decisión en cada caso la afirmación o la negación del ente en cuanto tal y considera que su primera y última tarea se halla en la correspondiente explicación del ente desde un fundamento que es, ha cometido, inadvertidamente, la inadvertencia de que ya con la preeminencia de la pregunta por el ente en cuanto tal el ser mismo queda fuera y, quedando fuera, entrega el pensar de la metafísica a su propio modo, es decir a dejar fuera ese permanecer fuera en cuanto tal y a no dejarse involucrar en ese dejar fuera. En la medida en que este pensar que se ha vuelto histórico como metafísica pertenece por su esencia al ser mismo, en la medida en que piensa desde el desocultamiento del ente en cuanto tal, también lo impropio del nihilismo se determina desde el ser mismo. Heideggeriana: NiilismoSer

El nihilismo impropio es lo impropio en la esencia del nihilismo en la medida en que precisamente lleva a su acabamiento lo propio. En la unidad esencial del nihilismo esencia una diferencia. Lo impropio del nihilismo no cae fuera de su esencia. En ello se muestra: la inesencia pertenece a la esencia. Podría creerse que la relación de lo propio respecto de lo impropio indicada en el nihilismo es un caso especial de la relación universalmente válida entre esencia e inesencia, de manera tal que podría tomarse a aquella como un ejemplo de esta última. Pero la proposición: la inesencia pertenece a la esencia no es el enunciado formal y universal de una ontología acerca de la esencia que se represente metafísicamente como «esencialidad» y que aparezca de modo determinante como «idea». La proposición piensa en la palabra «esencia» [Wesen], comprendida de modo verbal (verbum), el ser mismo en el modo en que Él mismo, el ser, es. Pero Él es en el modo del permanecer fuera de sí mismo, el cual, en cuanto tal, encuentra albergue en un dejar fuera y queda así preservado. Este permanecer fuera mismo, sin embargo, en conformidad con el ocultamiento del desocultamiento del ser, esencia en lo sustraído. Por ello, el pensar que, en cuanto metafísico, se representa el ente en cuanto tal en el modo del permanecer fuera, es tan poco capaz de penetrar en el permanecer fuera como de experimentar el abandono del ente en cuanto tal por parte del ser mismo. Heideggeriana: NiilismoSer

Superar y querer superar el nihilismo, pensado éste ahora en su esencia, querría decir que el hombre vaya desde sí en contra del ser mismo en su permanecer fuera. Pero ¿quién o qué sería jamás lo suficientemente poderoso como para ir en contra del ser mismo, en cualquier respecto y con cualquier finalidad que sea, y de someterlo a la tutela del hombre? Una superación del ser mismo no sólo no puede llevarse a cabo nunca, sino que ya el intento de hacerlo se tornaría en el propósito de arrancar de sus goznes la esencia del hombre. Pues los goznes de esta esencia consisten en que el ser mismo, de cualquier modo que sea, incluso en el de su permanecer fuera, reivindica la esencia del hombre, esencia que es el albergue con el que se dota el ser mismo para trasladarse a un albergue tal como el advenir del desocultamiento. [Acaecimiento apropiante.] Heideggeriana: NiilismoSer

No se trata de que, en el intento de ir en contra del permanecer fuera del ser en cuanto tal y con ello en contra de éste mismo, no se siga una regla del pensar, sino de que el ser mismo no es dejado como ser, de que Él mismo es, por el contrario, dejado fuera. En tal dejar fuera reconocimos, sin embargo, un rasgo esencial del nihilismo. Querer ir de modo inmediato en contra del permanecer fuera del ser mismo querría decir no respetar al ser mismo como ser. La superación del nihilismo así querida sólo sería una severa recaída en lo impropio de su esencia, que desfigura lo que en él es propio. ¿Pero qué pasaría si la superación no fuese inmediatamente en contra del permanecer fuera de ser mismo y omitiera pretender medirse con el ser mismo yendo en contra del dejar fuera del permanecer fuera? Este dejar fuera, en la forma de la metafísica, es la obra del pensar humano. ¿Cómo no habría de ir éste en contra de su propia omisión, de la omisión de pensar el ser mismo en su desocultamiento? Heideggeriana: NiilismoSer

Casi nadie querrá poner en discusión la necesidad de un esfuerzo tal, pero esta necesidad tiene que ser previamente experimentada. Esto comporta, sin embargo, que el hombre experimente este dejar fuera en cuanto tal, es decir, que experimente lo impropio en la esencia del nihilismo. ¿Pero cómo podría ocurrir esto sin ser previamente afectado por lo propio, por el permanecer fuera del ser en su desocultamiento? Heideggeriana: NiilismoSer

No obstante, el ser no sólo retiene en sí su ocultamiento y lo conserva, por así decirlo, para sí, sino que, en conformidad con la esencial referencia del ser mismo a la esencia del hombre, el ser mismo contribuye al mismo tiempo a determinar que su dejar fuera acontezca en el pensar del hombre y por su intermedio. También una superación de ese dejar fuera sólo podría acontecer por parte del hombre de modo mediato, es decir, de modo tal que previamente el ser mismo, de modo inmediato, pretenda de la esencia del hombre que experimente el permanecer fuera del desocultamiento del ser en cuanto tal como un advenimiento del ser mismo y que piense lo así experimentado. Heideggeriana: NiilismoSer

En lugar de ello, sólo es necesaria una cosa: que previamente el pensar, impresionado por el ser mismo, piense al encuentro del ser en su permanecer fuera en cuanto tal. Tal pensar al encuentro [Forma previa del decir que corresponde y resigna [Ent-sagen] en el acaecimiento apropiante.] se basa en primer lugar en el reconocimiento de que el ser mismo se sustrae, pero en cuanto tal sustracción [Entzug] es precisamente la referencia [Bezug] que reivindica la esencia del hombre como el albergue de su advenir (del advenir del ser). Con este albergue sucede ya el desocultamiento del ente en cuanto tal. Heideggeriana: NiilismoSer

En lugar de precipitarse en una superación del nihilismo que siempre calcula con demasiada cortedad, el pensar que es afectado por la esencia del nihilismo se demora en el advenimiento del permanecer fuera y lo espera, para sólo entonces aprender a pensar el permanecer fuera del ser en lo que quisiera ser desde sí mismo. En el permanecer fuera en cuanto tal se oculta el desocultamiento del ser, se oculta como lo que esencia del ser mismo. En la medida, sin embargo, en que el ser es como desocultamiento del ente en cuanto tal, ya ha dirigido su palabra [zugesprochen] a la esencia del hombre. El ser mismo, en cuanto se retiene y se reserva a sí mismo en el desocultamiento de su esencia, ya se ha anunciado con su palabra [vorgesprochen] en la esencia del hombre y ha intercedido [eingesprochen] en ella. Heideggeriana: NiilismoSer

El ser que dirige de este modo su palabra, pero que se retiene en el quedar fuera, es la promesa [Versprechen] de si mismo. Pensar al encuentro del ser en su permanecer fuera quiere decir: penetrar en esa promesa, como la cual «es» el ser mismo. Es, sin embargo, en cuanto permanece fuera, es decir, en la medida en que de él mismo no hay nada. Esta historia, es decir la esencia del nihilismo, es el destino del ser mismo. En su esencia y pensado respecto de lo propio, el nihilismo es la promesa del ser en su desocultamiento, de manera tal que se oculta precisamente en cuanto tal promesa y; en el permanecer fuera, ocasiona al mismo tiempo que se lo deje fuera. Heideggeriana: NiilismoSer

Lo que por su esencia oculta salvaguardando y en esa esencia suya permanece allí oculto a sí mismo y por lo tanto, en general, y sin embargo de cierto modo aparece, es, en sí mismo, lo que denominamos misterio. En lo impropio de la esencia del nihilismo acontece el misterio de la promesa, como el cual el ser es Él mismo reservándose como tal. La historia de este misterio, él mismo en su historia, es la esencia de la historia del dejar fuera el permanecer fuera del ser. El dejar fuera el ser mismo en el pensar del ente en cuanto tal es la historia del desocultamiento del ente en cuanto tal. Esta historia es la metafísica. Heideggeriana: NiilismoSer

La metafísica sólo llega a su esencia en la medida en que se la piense del modo intentado, según la historia del ser. A la metafísica misma, por su propia esencia, ésta le queda sustraída. Todo concepto metafísico de la metafísica consigue que ésta quede bloqueada frente a su propia proveniencia esencial. Pensada según la historia del ser, «superación de la metafísica» siempre quiere decir únicamente: abandono de la interpretación metafísica de la metafísica. El pensar abandona la mera «metafísica de la metafísica» al dar el paso atrás, desde el dejar fuera del ser hacia su permanecer fuera. En el paso atrás el pensar ya se ha puesto en camino de pensar al encuentro del ser en su sustraerse, sustraerse que, en cuanto es del ser, sigue siendo un modo del ser, un advenir. Al pensar al encuentro del ser, el pensar no deja fuera al ser sino que lo deja entrar: entrar en el desocultamiento del ser que es él mismo y que sólo ahora se desvela. Heideggeriana: NiilismoSer

Según su esencia, el nihilismo es la historia de la promesa como la cual el ser mismo se reserva en un misterio que, él mismo histórico, salvaguarda el desocultamiento del ser desde aquella historia en la forma de la metafísica. La totalidad de esta esencia del nihilismo, en la medida en que, en cuanto historia del ser, se traslada a la esencia del hombre como albergue, da al pensamiento todo que pensar. Lo que de este modo se da al pensamiento como lo que hay que pensar, lo denominamos el enigma. Heideggeriana: NiilismoSer

El ser, la promesa de su desocultamiento como historia del misterio, es él mismo el enigma. El ser es lo que desde su esencia da que pensar únicamente esta esencia. El hecho de que Él, el ser, dé que pensar, y no ocasionalmente y en algún respecto, sino siempre y según cualquier respecto, puesto que es Él, el ser, quien entrega su esencia al pensar, [El acaecimiento apropiante.] esto es un rasgo del ser mismo. El ser mismo es el enigma. Esto no significa, en el caso de que aún sea admisible una comparación tal, que el ser sea lo irracional contra lo que rebota todo lo racional para caer en la incapacidad del pensar. Por el contrario, el ser, en cuanto aquello que da que pensar, es decir como lo que hay que pensar, es también lo único que plantea desde sí la reivindicación de ser lo que hay que pensar; «es», en cuanto tal, la reivindicación misma. Ante el ser mismo, el indigno juego de escondite que se daría entre lo irracional y lo racional queda desbaratado por su carencia de pensamiento. Heideggeriana: NiilismoSer

¿Lo que Nietzsche experimenta y piensa, la historia de la desvalorización de los valores supremos, se mantiene por sí mismo? ¿No esencia en esa historia la esencia del nihilismo según la historia del ser? Que la metafísica de Nietzsche interprete el ser como un valor es el efectivo-eficaz [wirklich-wirksam] dejar fuera del permanecer fuera del ser mismo en su desocultamiento. Lo que llega al lenguaje en esa interpretación del ser como valor es lo impropio que acontece en la esencia del nihilismo, lo cual no se conoce a sí mismo y sin embargo sólo es desde la unidad esencial con lo propio del nihilismo. Si Nietzsche experimentó realmente una historia de la desvalorización de los valores supremos, lo así experimentado, junto con la experiencia misma, es el real dejar fuera del permanecer fuera del ser en su desocultamiento. Heideggeriana: NiilismoSer

Ahora bien, la diferencia de lo impropio y lo propio que impera en la unidad esencial del nihilismo podría ciertamente divergir hasta llegar a que lo impropio se aparte de modo extremo de lo propio. Entonces, la unidad esencial del nihilismo, de conformidad con el sentido que le pertenece, tendría que ocultarse al extremo. Tendría que desaparecer como una nula nada dentro del desocultamiento del ente en cuanto tal, que vale en todas partes como el ser mismo. Tendría que parecer entonces como si del ser mismo, en el caso de que algún pensamiento pudiera aún llegar a ello, no hubiera en verdad nada. Heideggeriana: NiilismoSer

Cuando el pensar se dispone a pensar, está ya en la admisión del enigma de la historia del ser. En efecto, apenas piensa, el ser ya se le ha dado a pensar. El modo de la impresión inicial es el permanecer fuera del desocultamiento del ser en lo desoculto del ente en cuanto tal. Heideggeriana: NiilismoSer

De inmediato, y por un largo tiempo, el pensar no presta atención a esto. Ello le impide experimentar que las manifestaciones del nihilismo tal como es comprendido habitualmente son desencadenadas por el desprenderse del ser, que abandona el permanecer fuera de su desocultamiento al dejar fuera por parte de la metafísica, que al mismo tiempo y de modo oculto impide el advenir del ser que se oculta. En la medida en que las manifestaciones nihilistas vienen del desprenderse del ser, son ocasionadas por el predominio del ente mismo e impulsan el apartarse del ente del ser mismo. Heideggeriana: NiilismoSer

Pero esta historia de la metafísica en cuanto historia del desocultamiento del ente en cuanto tal, es la historia del ser mismo. La moderna metafísica de la subjetividad es la permisión [Zulassung] del ser mismo que, en el permanecer fuera de su verdad, ocasiona [veranlasst] el dejar fuera [Auslassen] de ese permanecer fuera. Pero la esencia del hombre, que, de modo oculto, es el albergue, perteneciente al ser mismo, del ser en su advenir, resulta tanto más dejada fuera cuanto más esenciantemente [wesender] se preserva este advenir en la forma de la sustracción del ser. Frente a su propia esencia, que permanece en la sustracción junto con el ser mismo, el hombre se vuelve inseguro, sin poder experimentar el origen ni la esencia de esa inseguridad. En su lugar, busca lo primariamente verdadero y consistente en la seguridad de sí mismo. Por eso aspira a un aseguramiento de sí en medio del ente que sea organizable por él mismo, para lo cual investiga al ente respecto de las posibilidades de aseguramiento nuevas y cada vez más fiables que ofrece. De este modo se muestra que, de entre todos los entes, el hombre se ve llevado a la inseguridad de una manera especial. Esto permite suponer que, precisamente en su relación con su esencia, es quien está puesto en juego en mayor grado. Con ello se alumbra la posibilidad de que el ente en cuanto tal pueda esenciar de modo tal que ponga todo en juego: que sea él mismo ese «juego del mundo». Heideggeriana: NiilismoSer

En el imperar a veces claro y a veces confuso del juego del mundo pensado metafísicamente, el ente en cuanto tal se desvela a veces como voluntad de voluntad y a veces vuelve a ocultarse. En todas partes, el ente en cuanto tal se ha llevado a un desocultamiento que lo hace aparecer como lo que se pone-sobre-sí y lo que se-lleva-a-sí-mismo-ante-sí. Éste es el rasgo fundamental de la subjetidad. El ente, en cuanto subjetidad, deja fuera de una manera decisiva la verdad del ser mismo, en la medida en que la subjetidad, desde su propia voluntad de aseguramiento, pone la verdad del ente como certeza. La subjetidad no es algo hecho por el hombre, sino que el hombre se asegura como el ente que está en conformidad con el ente en cuanto tal en la medida en que se quiere como sujeto-yo y como sujeto-nosotros, en que se re-presenta [vor-stellt] a sí y de ese modo se remite [zu-stellt] a sí. Heideggeriana: NiilismoSer

El hecho de que el ente en cuanto tal sea en el modo de la subjetidad y de que de acuerdo con ello el hombre busque y revise en medio del ente todas las vías de asegurar su seguridad, no hace más que testimoniar en todas partes lo siguiente: en la historia de su permanecer fuera, el ser mismo retiene en sí su desocultamiento. El ser mismo esencia como este retener en sí. Pero esta esencia del ser no acontece por detrás y por encima del ente, sino, en caso de que sea admisible la representación de una relación tal, más bien delante del ente en cuanto tal. Por eso, lo presuntamente real del nihilismo en su representación habitual queda por detrás de su esencia. El hecho de que nuestro pensar, habituado desde hace siglos a la metafísica, no llegue aún a captarlo, no es una prueba en favor de la opinión contraria. Del mismo modo, habría que preguntarse aquí si, en general, las pruebas del pensar, de cualquier tipo que sean, son lo esencial; o más bien las señas del ser. Heideggeriana: NiilismoSer

Lo que esencia en el nihilismo es el permanecer fuera del ser en cuanto tal. En el permanecer fuera se promete él mismo en su desocultamiento. El permanecer fuera se entrega al dejar fuera del ser mismo en el misterio de la historia como la cual la metafísica mantiene oculta la verdad del ser en el desocultamiento del ente. En cuanto promesa de su verdad, el ser retiene en sí su propia esencia. Desde este retener en sí acontece la permisión de dejar fuera de permanecer fuera. El retener en sí desde la respectiva lejanía de la sustracción, retener que se oculta en la correspondiente fase de la metafísica, determina en cada caso, en cuanto epoche del ser mismo, una época de la historia del ser. [Cfr. Holzwege, Anaximandro. [GA, 5 tr. cit.: Caminos de bosque, «La sentencia de Anaximandro».]] Heideggeriana: NiilismoSer

Así como el desocultamiento del ente, en cuanto verdad de este último, se ha convertido en un valor, así también, como consecuencia esencial de esta interpretación de la esencia de la verdad, ese tipo de desocultamiento que se llama ámbito público se vuelve un valor necesario del aseguramiento de la existencia consistente de la voluntad de poder. Se trata en cada caso de interpretaciones Metafísicas, o lo que aquí es lo mismo, antimetafísicas, acerca de qué tiene que valer como ente y qué como no ente. Pero el ente así objetivado no es, sin embargo, lo que es. Heideggeriana: NiilismoSer

Lo que es es lo que acontece. Lo que acontece ya ha acontecido. Esto no quiere decir que sea pasado. Lo que ya ha acontecido es sólo aquello que se ha recogido en la esencia del ser, lo esenciado [Ge-Wesen], desde lo cual y como lo cual es el advenir del ser mismo, aunque sea en la forma del sustraerse que permanece fuera. El advenir mantiene al ente en cuanto tal en su desocultamiento y le deja este último como el impensado ser del ente. Lo que acontece [geschieht] es la historia [Geschichte] del ser, es el ser como historia del permanecer fuera. Éste va al encuentro de la esencia del hombre, y lo hace en la medida en que el hombre de nuestra época no conoce ni lleva a cabo la admisión de que su propia esencia le es escatimada. El permanecer fuera del ser va al encuentro de la esencia del hombre de manera tal que éste, en su referencia al ser, sin conocerlo, lo esquiva, en cuanto comprende el ser sólo desde el ente y quiere que toda pregunta por el «ser» se entienda de este modo. Heideggeriana: NiilismoSer

El pensar según la historia del ser deja que el ser advenga en el espacio esencial del hombre. En la medida en que este recinto esencial es el albergue con el que se dota el ser en cuanto ser mismo, esto quiere decir: el pensar según la historia del ser deja que el ser esencie como ser mismo. El pensar da el paso atrás que sale del representar metafísico El ser se despeja [lichtet sich] como el advenir del retener en sí el rehusar de su desocultamiento. Lo que se nombra con «despejar», « advenir», «retener en sí», «rehusar», «desocultar», «ocultar», es lo esenciante mismo y uno [das Selbe und Eine Wesende]: el ser. [Acaecimiento apropiante.] Heideggeriana: NiilismoSer

Su permanecer fuera es la sustracción de sí mismo en el retener en sí su desocultamiento, el cual promete en el ocultarse que rehúsa. Así, el ser esencia como la promesa en la sustracción [Entzug]. Pero ésta no deja de ser una referencia [Bezug], una referencia como la cual el ser mismo hace llegar a sí su albergue, es decir, lo trae y ocupa [be-zieht]. [(Inicia, in-cipit [an-fängt])] En cuanto tal referencia, incluso en el permanecer fuera de su desocultamiento el ser no deja escapar [ablassen] nunca a éste, el cual, en el retener en sí, queda sólo desprendido [losgelassen] como desocultamiento del ente en cuanto tal. El ser, en cuanto tal advenir que no deja escapar nunca su albergue, es lo que no-deja-de, lo incesante [Un-ab-lässige]. De este modo, es necesitante [nötigend] El ser esencia así en la medida en que, en cuanto advenir del desocultamiento, necesita [be-nötigt] de este último, no como algo extraño sino como ser mismo. El ser precisa el asilo. Al necesitarlo, lo requiere. Heideggeriana: NiilismoSer

El ser es necesitante en este sentido doblemente unitario: es lo incesante y lo que precisa, en la referencia y ocupación del albergue como el cual esencia la esencia a la que pertenece el hombre, en cuanto es aquel de quien se precisa. Lo doblemente necesitante es, y se denomina, necesidad [Not]. En el advenir del permanecer fuera de su desocultamiento, el ser mismo es la necesidad. Heideggeriana: NiilismoSer

Pero en el permanecer fuera, que al mismo tiempo permanece encubierto por el dejar fuera de la verdad de ser en la historia de la metafísica, la necesidad queda velada. En el interior del desocultamiento del ente en cuanto tal, desocultamiento como el cual la historia de la metafísica determina el acontecer fundamental, la necesidad del ser no llega a aparecer. El ente es y suscita la apariencia de que el ser es sin la necesidad. Heideggeriana: NiilismoSer

Pero la falta de necesidad que se instaura como dominio de la metafísica lleva al ser mismo al extremo de su necesidad. Ésta no es sólo lo necesitante en el sentido del requerimiento que no cesa y que requiere el albergue en cuanto lo precisa como el desvelamiento del advenir, es decir, en cuanto lo deja esenciar como la verdad del ser. Lo incesante de su precisar va tan lejos en el permanecer fuera de su desocultamiento que el albergue del ser, es decir, la esencia del hombre, es dejado fuera, el hombre es amenazado con la aniquilación de su esencia y el ser mismo puesto en peligro en el precisar de su albergue. Yendo tan lejos en el permanecer fuera, el ser se dota del peligro de que la necesidad como la que esencia en cuanto necesitante no sea nunca históricamente para los hombres la necesidad que ella es. En el extremo, la necesidad del ser se vuelve falta de necesidad. El predominio de la falta de necesidad, que en cuanto tal permanece velada, del ser que, en su verdad, sigue siendo la necesidad doblemente necesitante del incesante precisar del albergue, no es otra cosa que la preponderancia incondicionada, dentro de la esencia del nihilismo, de su inesencia completamente desplegada. Heideggeriana: NiilismoSer

El permanecer fuera del desocultamiento del ser en cuanto tal deja que todo lo salutífero [das Heilsame] se desvanezca en el ente. Este desvanecerse de lo salutífero se lleva consigo y cierra la dimensión abierta de lo sagrado [das Heilige]. El cierre de lo sagrado ensombrece todo lucir de lo divino. Este ensombrecer solidifica y oculta la falta de Dios. La oscura falta hace que todo el ente esté en el desamparo [im Unheimischen], al mismo tiempo que, en cuanto es lo objetivo de una objetivación sin limites, parece tener una posesión segura y ser siempre familiar. El desamparo del ente en cuanto tal saca a la luz la apatridad [Heimatlosigkeit] del hombre histórico en medio del ente en su totalidad. El dónde de un habitar en medio del ente en cuanto tal parece aniquilado, porque el ser mismo, en cuanto aquello que esencia en todo albergue, se rehúsa. Heideggeriana: NiilismoSer

La apatridad del hombre respecto de su esencia, a medias reconocida y a medias negada, es reemplazada por la instauración de la conquista de la tierra como planeta y por la expansión al espacio cósmico. El hombre apátrida se deja llevar - por el éxito de sus realizaciones y por el ordenamiento de masas cada vez más grandes de su especie - a la fuga de su propia esencia, para representarse esa fuga como el retorno a la verdadera humanidad del homo humanus y acogerla en su propia esencia. El embate de lo efectivo y lo eficaz se acrecienta. La falta de necesidad en referencia al ser se consolida con el acrecentado necesitar del ente y a causa de él. Cuanto más necesita el ente del ente menos siente la falta del ente en cuanto tal, para no hablar de que quiera atender en algún caso al ser mismo. La indigencia del ente respecto del desocultamiento del ser llega a su acabamiento. Heideggeriana: NiilismoSer

La época del ocultamiento del ser en el desocultamiento del ente del tipo de la voluntad de poder es la edad de la acabada indigencia del ente en cuanto tal. Pero esta época sólo comienza a instaurar en su completitud el dominio de la inesencia del nihilismo. El curso histórico de esta época se encuentra bajo la apariencia de que el hombre, que se ha liberado para acceder a su humanidad, ha tomado libremente en su poder y a su disposición el ordenamiento del universo. Lo recto parece haber sido encontrado. Sólo resta instituirlo correctamente e instituir así el dominio de la justicia como supremo representante de la voluntad de voluntad. Heideggeriana: NiilismoSer

Pero el pensar que pregunta al encuentro del permanecer fuera del ser ni se funda en la ciencia ni puede jamás encontrar su camino delimitándose respecto de ella. El pensar, si lo es, sólo es siendo ocasionado [in der Veranlassung] desde el ser mismo y, como tal ocasión [Anlass], en la medida en que se deja involucrar [sich einlässt] en el desocultamiento del ser. Heideggeriana: NiilismoSer

El pensar del ser está tan decididamente implicado en el pensar metafísico del ente en cuanto tal que sólo puede abrir y andar su camino con la vara y el bastón que toma prestados de la metafísica. La metafísica ayuda e impide al mismo tiempo. Pero dificulta la marcha no porque sea metafísica sino porque mantiene su propia esencia en lo impensable. Sin embargo, sólo esta esencia de la metafísica, el que ocultando cobije el desocultamiento del ser y sea así el misterio de la historia del ser, concede a la experiencia del pensar según la historia del ser el pasaje a la dimensión libre como la cual esencia la verdad del ser mismo. Heideggeriana: NiilismoSer

Si la falta de necesidad es la necesidad extrema y es precisamente como si no fuera, entonces, para que la necesidad pueda ser necesitante [nötigen] en el ámbito esencial del hombre, la capacidad de éste tiene que ser llevada antes a la falta de necesidad. Experimentar esta falta como tal, ésta es la necesariedad [Notwendigkeit]. Pero dando por supuesto que ésta es la necesidad [Not] del ser en cuanto tal, dando por supuesto que el ser en cuanto tal permanece confiado de antemano y exclusivamente sólo al pensar, entonces la causa [Sache] del ser, es decir, que en su desocultamiento sea el ser del ente, se trasladará al pensar. Para éste, el ser mismo en su desocultamiento, y de este modo el desocultamiento mismo, tienen que volverse previamente dignos de cuestión; pero esto en la época de la metafísica, por la cual el ser ha perdido su dignidad para convertirse en valor. La dignidad del ser en cuanto ser no consiste, sin embargo, en tener vigencia como valor, aunque sea el valor supremo. El ser esencia en la medida en que - libertad de lo libre mismo - libera a todo ente hacia él y queda para el pensar como lo que hay que pensar. Que sin embargo el ente sea como si el ser no «fuera» lo incesante y lo que precisa albergue, como si no «fuera» la necesidad necesitante de la verdad misma, esto es el consolidado dominio de la falta de necesidad en la metafísica acabada. Heideggeriana: NiilismoSer

La frase de Protágoras dice inequívocamente que «todo» ente está referido al hombre en cuanto ego (yo) y que el hombre es la medida del ser del ente. ¿Pero de qué tipo es esta referencia del ente al «yo», suponiendo que para entender la sentencia pensemos de modo griego y no introduzcamos en ella inadvertidamente representaciones del hombre como «sujeto»? El hombre percibe lo presente en el entorno de su percibir. Este presente se mantiene en cuanto tal y de antemano en un ámbito de accesibilidad, ya que este ámbito es un ámbito de desocultamiento. La percepción de lo presente se funda en el permanecer de éste en el interior del ámbito del desocultamiento. Heideggeriana: NiilismoEuropeu

Nosotros, hombres de hoy, y algunas generaciones antes de nosotros, hace tiempo que hemos olvidado este ámbito del desocultamiento del ente y sin embargo recurrimos constantemente a él. Opinamos que un ente se vuelve accesible por el hecho de que un yo, en cuanto sujeto, representa un objeto. ¡Como si para ello no tuviera que imperar previamente una dimensión abierta, dentro de cuya apertura pueda volverse accesible algo como objeto para un sujeto y pueda la accesibilidad misma ser recorrida como algo experimentable! Los griegos, en cambio, aunque de modo suficientemente indeterminado, sabían de este desocultamiento, entrando en el cual el ente presencia y que de cierto modo lleva a éste consigo. A pesar de todo lo que se ha acumulado desde entonces entre los griegos y nosotros en cuanto a interpretación metafísica del ente, podemos recordar este ámbito de desocultamiento y experimentarlo como aquello en lo que reside nuestro ser hombre. Es posible atender de modo suficiente al desocultamiento sin que volvamos a ser y pensar de modo griego. Por demorarse en el ámbito de lo desoculto el hombre pertenece a un entorno fijo formado por lo que le es presente. Por la pertenencia a este entorno se asume al mismo tiempo un límite frente a lo no presente. Aquí, por lo tanto, el sí mismo del hombre queda determinado como el respectivo «yo» por la limitación a lo desoculto que lo rodea. La limitada pertenencia al entorno de lo desoculto contribuye a constituir el ser sí mismo del hombre. El hombre se convierte en ego por la limitación, y no por un volverse ilimitado en el modo de que el yo que se representa a sí mismo se eleve previamente a medida y centro de todo el ente. «Yo» es para los griegos el nombre para el hombre que se inserta en esta limitación y de ese modo, cabe sí, es él mismo. Heideggeriana: NiilismoEuropeu

El hombre que está en la relación fundamental con el ente experimentada de modo griego es metron, medida, en cuanto deja que la mesura que se atiene al entorno de lo desocupo, limitado para el respectivo sí mismo, se convierta en rasgo fundamental de su esencia. Esto encierra, al mismo tiempo, el reconocimiento de un desocultamiento del ente y la admisión de una indecidibilidad acerca de la presencia y la ausencia, acerca del aspecto del ente en general. Por eso dice Protágoras (Diels, Die Fragmente der Vorsokratiker, Protágoras, B 4) «Acerca de los dioses no estoy en condiciones de saber algo (esto quiere decir, en griego: de recibir en la «visión» algo desoculto), ni de que son ni de que no son, ni de cómo son en cuanto a su aspecto»; «pues es múltiple lo que impide percibir el ente como tal; tanto el no revelarse (es decir el ocultamiento) del ente como la brevedad de la historia del hombre». Heideggeriana: NiilismoEuropeu

¿Podemos sorprendernos de que Sócrates, ante esta sabiduría de Protágoras, dijera de él (Platón, Teeteto, 152 b): «es de suponer que, siendo (Protágoras) un hombre sabio, no habla (en su sentencia acerca del hombre como metron panton chrematon) simplemente por hablar»? El modo en el que Protágoras determina la relación del hombre respecto del ente no hace más que recalcar la limitación del desocultamiento del ente al respectivo entorno de la experiencia que se hace del mundo. Esta limitación presupone que impera el desocultamiento del ente, más aún, que ese desocultamiento ya ha sido experimentado como tal y elevado al saber como carácter fundamental del ente mismo. Esto ocurrió en las posiciones metafísicas fundamentales de los pensadores del inicio de la filosofía occidental: en Anaximandro, Heráclito y Parménides. La sofistica, dentro de la que se cuenta a Protágoras como su principal pensador, sólo es posible sobre la base y como un derivado de la sophia, es decir de la interpretación griega del ser como presencia y de la determinación griega de la esencia de la verdad como aletheia (desocultamiento). El hombre es en cada caso la medida de la presencia y el desocultamiento mediante la mesura y la limitación que se atiene a lo abierto más próximo, sin negar lo cerrado más lejano ni arrogarse una decisión sobre su presencia y ausencia. Aquí no hay en ningún lado la menor huella de que se piense que el ente en cuanto tal tenga que regirse por el yo basado sobre sí mismo como sujeto, de que este sujeto sea el juez de todo ente y de su ser, y de que, gracias a esa función judicial, decida desde la certeza incondicionada sobre la objetividad de los objetos. Aquí, por último, tampoco hay huella de ese proceder de Descartes que intenta incluso demostrar como incondicionalmente cierta la esencia y la existencia de Dios. Si pensamos en los cuatro «momentos» que determinan la esencia de la metafísica puede decirse ahora lo siguiente respecto de la sentencia de Protágoras: 1) El «yo» se determina para Protágoras por la pertenencia, en cada caso limitada, a lo desoculto del ente. El ser sí mismo del hombre se funda en la fiabilidad del ente desoculto y de su entorno. 2) El ser tiene el carácter esencial de la presencia. 3) La verdad es experimentada como desocultamiento. Heideggeriana: NiilismoEuropeu

4) «Medida» tiene el sentido de mesura que se atiene al desocultamiento. Heideggeriana: NiilismoEuropeu

Lo dicho puede aclararse ahora diferenciando de acuerdo con los cuatro respectos, las representaciones metafísicas fundamentales de Protágoras y de Descartes. Para evitar repeticiones se hará en la forma de breves tesis: 1) Para Protágoras, el hombre está determinado en su ser sí mismo por la pertenencia a un entorno de lo desoculto. Para Descartes, el hombre está determinado como sí mismo por el retrotraer del mundo al representar del hombre. 2) Para Protágoras, la entidad del ente es - en el sentido de la metafísica griega - el presenciar en lo desoculto. Para Descartes, entidad quiere decir: ser representado por y para el sujeto. 3) Para Protágoras, verdad significa desocultamiento de lo presente. Para Descartes: certeza del representar que se re-presenta y asegura. 4) Para Protágoras, el hombre es la medida de todas las cosas en el sentido de la mesurante limitación al entorno de lo desoculto y al límite de lo oculto. Para Descartes, el hombre es la medida de todas las cosas en el sentido en que se arroga la pérdida de límites del representar para conducirlo a la certeza que se asegura a sí misma. El dar medida somete todo lo que puede valer como ente al cálculo del re-presentar. Heideggeriana: NiilismoEuropeu

Análogo a esto es lo que ocurre con nuestro conocer en cuanto captación del ente en su ser, es decir en la idea. El conocer no sería capaz de conocer y el ente no estaría en condiciones de ser conocido, es decir de ser percibido como lo desoculto, si no hubiera un tercer elemento que proporcionara al conocer la capacidad de conocer y a lo conocido el desocultamiento. Este tercer elemento es tou agathou idea, «la idea del bien». El bien tiene su imagen correspondiente en el sol. Pero éste no sólo brinda luz, que en cuanto claridad posibilita el ver y la visibilidad, o sea el desocultamiento. Al mismo tiempo también brinda calor, sólo gracias al cual la facultad de ver y las cosas visibles se vuelven «entes», es decir, en griego, aquello que puede presenciar en lo desoculto, en cada caso según su especie. Heideggeriana: NiilismoEuropeu

Por eso, del agathon se dice: «El bien está en dignidad y en potencia, es decir en basileia, en dominio, más allá aún del ser», no sólo más allá del desocultamiento. Heideggeriana: NiilismoEuropeu

Ahora bien, la expresión aquí utilizada y necesaria, «dejar ser a lo ente», no piensa en el desinterés o la indiferencia, sino en todo lo contrario. Dejar ser es el meterse en lo ente. Naturalmente, esto tampoco se entiende como mera puesta en marcha, protección, cuidado y planificación de lo ente que sale al encuentro o que se busca. Dejar ser - esto es, dejar ser a lo ente como eso ente que es - significa meterse en lo abierto y en su apertura, una apertura dentro de la cual se encuentra todo ente al punto de llevarla como quien dice consigo. Este ámbito abierto fue concebido en sus inicios por el pensar occidental como aletheia, lo no oculto. Si traducimos aletheia con el término «desocultamiento» en lugar de con «verdad», dicha traducción no sólo será «más literal», sino que contendrá también la indicación de volver a pensar o pensar de otro modo el concepto habitual de verdad, en el sentido de la conformidad del enunciado, dentro de ese ámbito aún no comprendido del desocultamiento y desencubrimiento de lo ente. Meterse en el desocultamiento de lo ente no es perderse en él, sino que es un retroceder ante lo ente a fin de que éste se manifieste en lo que es y tal como es, a fin de que la adecuación representadora extraiga de él su norma. En cuanto un dejar ser semejante, se expone a lo ente como tal trasladando a lo abierto todo comportarse. El dejar ser, es decir, la libertad, es en sí misma ex-ponente, ex-sistente. La esencia de la libertad, vista desde la esencia de la verdad, se revela como un exponerse en el desocultamiento de lo ente. Heideggeriana: EssenciaVerdade

La libertad no es sólo lo que el sentido común quiere entender bajo ese nombre: el antojo ocasional que a la hora de la elección se inclina de este lado o del otro. La libertad no es la falta de ataduras que permite poder hacer o no hacer. Pero la libertad tampoco es la disponibilidad para algo exigido y necesario (y, por lo tanto, en algún modo, ente). La libertad es antes que todo esto (antes que la libertad «negativa» y «positiva») ese meterse en el desencubrimiento de lo ente como tal. El propio desocultamiento se preserva en el meter-se ex-sistente por el que la apertura de lo abierto, o, lo que es lo mismo, el «aquí», es lo que es. Heideggeriana: EssenciaVerdade

En el ser-aquí se le devuelve al hombre el fundamento esencial y durante mucho tiempo infundamentado gracias al cual el hombre puede ex-sistir. Aquí, «existencia» no significa existentia en el sentido del aparecer y del «Dasein» (estar ahí delante) de un ente. Pero «existencia» tampoco significa aquí, al modo «existencial», el esfuerzo moral del hombre por su sí-mismo edificado sobre una constitución corporal y anímica. La ex-sistencia que tiene sus raíces en la verdad como libertad es la ex-posición en el desocultamiento de lo ente como tal. Todavía incomprendida, ni siquiera necesitada de una fundamentación esencial, la ex-istencia del hombre histórico comienza en ese instante en el que el primer pensador se pone al servicio del desocultamiento de lo ente preguntando qué sea lo ente. En esta pregunta es en donde por vez primera se experimenta el desocultamiento. Lo ente en su totalidad se desvela como physis, la «naturaleza», que aquí todavía no alude a un ámbito especial de lo ente, sino a lo ente como tal en su totalidad, concretamente con el significado de un venir surgiendo y brotando a la presencia. La historia sólo comienza cuando lo ente es elevado y preservado expresamente en su desocultamiento y cuando esa preservación es concebida desde la perspectiva de la pregunta por lo ente como tal. El inicial desencubrimiento de lo ente en su totalidad, la pregunta por lo ente como tal y el inicio de la historia occidental son lo mismo y son simultáneos en un «tiempo» que, siendo él mismo inconmensurable, abre por vez primera lo abierto, es decir, la apertura, a cualquier medida. Heideggeriana: EssenciaVerdade

Entendida de este modo, en cuanto dejar ser a lo ente, la libertad consuma y lleva a cabo la esencia de la verdad en el sentido del desocultamiento de lo ente. La «verdad» no es una característica de una proposición conforme enunciada por un «sujeto» humano acerca de un «objeto» y que luego «valga» no se sabe en qué ámbito, sino que la verdad es ese desencubrimiento de lo ente mediante el cual se presenta una apertura. En ese ámbito abierto se expone todo comportarse humano y su actitud. Por eso, el hombre es al modo de la ex-sistencia. Heideggeriana: EssenciaVerdade

El encubrimiento le impide a la aletheia, desencubrir y tampoco le permite ser todavía steresis (privación), sino que preserva lo que le resulta más propio en cuanto propiedad. Así pues, y pensado desde la perspectiva de la verdad como desocultamiento, el encubrimiento es el no-desocultamiento y por ende la no-verdad más auténtica y propia de la esencia de la verdad. El encubrimiento de lo ente en su totalidad no se presenta sólo a posteriori como consecuencia del fragmentario conocimiento de lo ente. El encubrimiento de lo ente en su totalidad, la auténtica no-verdad, es más antiguo que todo carácter abierto de este o aquel ente. También es más antiguo que el propio dejar ser, el cual, desencubriendo, ya mantiene oculto y se comporta ateniéndose al encubrimiento. ¿Qué preserva el dejar ser en esta relación con el encubrimiento? Nada menos que el encubrimiento de lo que está oculto en su totalidad, de lo ente como tal, es decir, del misterio. No se trata de un misterio aislado sobre esto o aquello, sino sólo de una única cosa: que, en general, el misterio (el encubrimiento de lo oculto) penetra y domina como tal todo el ser-aquí del hombre. Heideggeriana: EssenciaVerdade

Lo que un ente es, lo que se ha puesto en la patencia de él mismo, es lo verdadero. Y ¿qué quiere decir verdad? Los griegos dicen: a-létheia, el desocultamiento; en el inicio de la filosofía griega la verdad pertenece a la esencia del Ser. Verdad es allí no sólo y meramente, como lo será más tarde y todavía hoy, una propiedad del enunciado y de la proposición, que el hombre dice y continua diciendo sobre el ente, sino el acontecimiento fundamental del ente mismo, de este que entra en la patencia o, como es hecho patente, por ejemplo, en el arte a través de su obra; pues el arte es el poner-en-obra de la verdad, la patencia de la esencia de las cosas. Heideggeriana: EuropaFilosofia

Todas las palabras fundamentales para el ser y la verdad y, según ésto, todo preguntar y decir que se ha adecuado a ello, está dominado por entero por esta determinación esencial inicial del ser en el sentido del aparecido estar en sí, que se despliega [west], a su vez, en cuanto que verdad, como desocultamiento. Heideggeriana: EuropaFilosofia

¿Y la esencia de la verdad? Inicialmente fue concebida como la alétheia, desocultamiento del ente, como un acontecer fundamental del ser mismo, en el que el hombre está inserto, para dominarlo, preservarlo y perderlo. Heideggeriana: EuropaFilosofia

La tendencia a considerar el entramado materia-forma como la constitución de cada uno de los entes recibe sin embargo un impulso muy particular por el hecho de que, debido a una creencia, concretamente la fe bíblica, nos representamos de entrada la totalidad de lo ente como algo creado, o lo que es lo mismo, como algo elaborado. La filosofía de esta fe puede permitirse asegurar que nos debemos imaginar toda la actividad creadora de Dios como algo diferente al quehacer de un artesano, pero cuando al mismo tiempo o incluso previamente pensamos el ens creatum a partir de la unidad de materia y forma - siguiendo la presunta prederminación de la filosofía tomista para la interpretación de la Biblia - entonces interpretamos la fe a partir de una filosofía cuya verdad reposa en un desocultamiento de lo ente completamente diferente a ese mundo en el que cree la fe. Heideggeriana: OOA1935

¿Qué ocurre aquí? ¿Qué obra dentro de la obra? El cuadro de Van Gogh es la apertura por la que atisba lo que es de verdad el utensilio, el par de botas de labranza. Este ente sale a la luz en el desocultamiento de su ser. El desocultamiento de lo ente fue llamado por los griegos aletheia. Nosotros decimos «verdad» sin pensar suficientemente lo que significa esta palabra. Cuando en la obra se produce una apertura de lo ente que permite atisbar lo que es y cómo es, es que está obrando en ella la verdad. Heideggeriana: OOA1935

Pero ¿por qué traer aquí la tierra tiene que suponer que la obra se retire dentro de ella? ¿Qué es entonces la tierra, para que acceda al desocultamiento de semejante manera? La piedra pesa y manifiesta su pesadez. Pero al confrontarnos con su peso, la pesadez se vuelve al mismo tiempo impenetrable. Si a pesar de todo partimos la roca para intentar penetrarla, veremos que sus pedazos nunca muestran algo interno y abierto, sino que la piedra se vuelve a refugiar en el acto en la misma sorda pesadez y masa de sus pedazos. Si intentamos captar la pesadez de otra manera - esto es, depositando la piedra sobre una báscula -, lo único que conseguiremos es introducirla en el mero cálculo de un peso. Esta determinación de la piedra, tal vez muy exacta, no es más que un número, mientras que el peso se nos ha hurtado. El color luce y sólo quiere lucir. Si por medio de sabias mediciones lo descomponemos en un número de vibra

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