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advenimiento

Definition:
Aquello que sea el hombre, esto es, lo que en el lenguaje tradicional de la metafísica se llama la «esencia» del hombre, reside en su ex-sistencia. Pero, así pensada, la ex-sistencia no es idéntica al concepto tradicional de existentia, que significa realidad efectiva, a diferencia de la essentia, que significa posibilidad. En Ser y tiempo (p. 42) hemos subrayado la frase: «La ‘esencia’ del Dasein reside en su existencia». Pero aquí no se trata de una oposición entre existentia y essentia, porque aún no se han puesto para nada en cuestión ambas determinaciones metafísicas del ser y mucho menos su mutua relación. Dicha frase encierra todavía menos algo parecido a una afirmación general sobre el Dasein entendido en el sentido de la existencia, en la medida en que esa denominación, que fue adoptada en el siglo XVIII para la palabra «objeto», quiere expresar el concepto metafísico de realidad efectiva de lo real. Antes bien, lo que dice la frase es que el hombre se presenta de tal modo que es el «aquí», es decir, el claro del ser. Este «ser» del aquí, y sólo él, tiene el rasgo fundamental de la ex-sistencia, es decir, del extático estar dentro de la verdad del ser. La esencia extática del hombre reside en la ex-sistencia, que sigue siendo distinta de la existentia metafísicamente pensada. La filosofía medieval concibe a esta última como actualitas. Kant presenta la existentia como la realidad efectiva, en el sentido de la objetividad de la experiencia. Hegel define la existentia como la idea de la subjetividad absoluta que se sabe a sí misma. Nietzsche concibe la existentia como el eterno retorno de lo igual. Desde luego, queda abierta la cuestión de si a través de estas interpretaciones de la existentia como realidad efectiva, que sólo a primera vista parecen tan diversas, queda ya suficientemente pensado el ser de la piedra, o incluso la vida en cuanto ser de los vegetales y los animales. En cualquier caso, los seres vivos son como son, sin que por ser como tal estén en la verdad del ser y sin que preserven en dicho estar lo que se presenta de su ser. De entre todos los entes, presumiblemente el que más difícil nos resulta de ser pensado es el ser vivo, porque, aunque hasta cierto punto es el más afín a nosotros, por otro lado está separado de nuestra esencia ex-sistente por un abismo. Por contra, podría parecer que la esencia de lo divino está más próxima a nosotros que la sensación de extrañeza que nos causan los seres vivos, entendiendo dicha proximidad desde una lejanía esencial que, sin embargo, en cuanto tal lejanía, le resulta más familiar a nuestra esencia existente que ese parentesco corporal con el animal que nos sume en un abismo apenas pensable. Semejantes reflexiones arrojan una extraña luz sobre la caracterización habitual, y por eso mismo todavía demasiado prematura, del ser humano como animal rationale. Si a las plantas y a los animales les falta el lenguaje es porque están siempre atados a su entorno, porque nunca se hallan libremente dispuestos en el claro del ser, el único que es «mundo». Pero no es que permanezcan carentes de mundo en su entorno porque se les haya privado de lenguaje. En la palabra «entorno» se agolpa pujante todo lo enigmático del ser vivo. El lenguaje no es en su esencia la expresión de un organismo ni tampoco la expresión de un ser vivo. Por eso no lo podemos pensar a partir de su carácter de signo y tal vez ni siquiera a partir de su carácter de significado. Lenguaje es advenimiento del ser mismo, que aclara y oculta. Heideggeriana: CartaH

Lo que ocurre es, más bien, que el hombre se encuentra «arrojado» por el ser mismo a la verdad del ser, a fin de que, ex-sistiendo de ese modo, preserve la verdad del ser para que lo ente aparezca en la luz del ser como eso ente que es. Si acaso y cómo aparece, si acaso y de qué modo el dios y los dioses, la historia y la naturaleza entran o no en el claro del ser, se presentan y se ausentan, eso es algo que no lo decide el hombre. El advenimiento de lo ente reside en el destino del ser. Pero al hombre le queda abierta la pregunta de si encontrará lo destinal y adecuado a su esencia, aquello que responde a dicho destino. Pues, en efecto, de acuerdo con ese destino, lo que tiene que hacer el hombre en cuanto ex-sistente es guardar la verdad del ser. El hombre es el pastor del ser. Esto es lo único que pretende pensar Ser y tiempo cuando experimenta la existencia extática como «cuidado» (vid. § 44a, pp. 226 ss.). Heideggeriana: CartaH

Dicha sentencia de Heráclito reza así (frag. 119): ethos anthropo daimon. Se suele traducir de esta manera: «Su carácter es para el hombre su demonio». Esta traducción piensa en términos modernos, pero no griegos. El término ethos significa estancia, lugar donde se mora. La palabra nombra el ámbito abierto donde mora el hombre. Lo abierto de su estancia deja aparecer lo que le viene reservado a la esencia del hombre y en su venida se detiene en su proximidad. La estancia del hombre contiene y preserva el advenimiento de aquello que le toca al hombre en su esencia. Eso es, según la frase de Heráclito el daimon, el dios. Así pues, la sentencia dice: el hombre, en la medida en que es hombre, mora en la proximidad de dios. Existe un relato contado por Aristóteles (de part. anim. A 5, 645a 17) que guarda relación con la sentencia de Heráclito. Dice así: Herakleitos légetai prós toüs xénous eipeïn toùs boulomènous entycheïn auto, oi, epeide prosióntes eïdon autón therómenon prós tõ ipnõ, éstesan, ekélene gàr autoùs eisienai tharroùntas: eïnai gàr kaì entaütha theoús. Heideggeriana: CartaH

Lo que pasa es que, por ser un buscar y un indagar en lo no pensado, el pensar no es sólo une aventure. Como pensar del ser, el pensar es reclamado por el ser en su esencia. El pensar se refiere al ser en cuanto eso que adviene (l’avenant). En cuanto tal pensar, el pensar está vinculado al advenimiento del ser, y en cuanto advenimiento está vinculado al ser. El ser ya se ha destinado al pensar. El ser es en cuanto destino del pensar. Pero el destino es en sí mismo histórico. Su historia ya ha llegado al lenguaje en el decir de los pensadores. Heideggeriana: CartaH

El único asunto del pensar es llevar al lenguaje este advenimiento del ser, que permanece y en su permanecer espera al hombre. Por eso, los pensadores esenciales dicen siempre las mismas cosas, lo cual no significa que digan cosas iguales. Naturalmente, sólo se las dicen al que se compromete a seguirles con el pensar y a repensarlos. Desde el momento en que, rememorando históricamente, el pensar toma en cuenta el destino del ser, ya se vincula a lo conveniente y conforme al destino. Huir a refugiarse en lo igual está exento de peligro. El peligro está en atreverse a entrar en la discordia para decir lo mismo. Amenazan la ambigüedad y la mera discordancia. Heideggeriana: CartaH

Los mortales habitan en la medida en que esperan a los divinos como divinos. Esperando les sostienen lo inesperado yendo al encuentro de ellos; esperan las señas de su advenimiento y no desconocen los signos de su ausencia. No se hacen sus dioses ni practican el culto a ídolos. En la desgracia esperan aún la salvación que se les ha quitado. Heideggeriana: ConstruirHabitar

Porque es verdad: lo dicho hasta ahora, y toda la dilucidación que sigue, no tiene nada que ver con la ciencia, y ello precisamente cuando la dilucidación podría ser un pensar. El fundamento de este estado de cosas está en que la ciencia no piensa. No piensa porque, según el modo de su proceder y de los medios de los que se vale, no puede pensar nunca; pensar, según el modo de los pensadores. El hecho de que la ciencia no pueda pensar no es una carencia sino una ventaja. Esta ventaja le asegura a la ciencia la posibilidad de introducirse en cada zona de objetos según el modo de la investigación y de instalarse en aquélla. La ciencia no piensa. Para el modo habitual de representarse las cosas, ésta es una proposición chocante. Dejemos a la proposición su carácter chocante, aun cuando le siga esta proposición: que la ciencia, como todo hacer y dejar de hacer del hombre, está encomendada al pensar. Ahora bien, la relación entre la ciencia y el pensar sólo es auténtica y fructífera si el abismo que hay entre las ciencias y el pensar se hace visible, y además como un abismo sobre el que no se puede tender ningún puente. Desde las ciencias al pensar no hay puente alguno sino sólo el salto. El lugar al que éste nos lleva no es sólo el otro lado sino una localidad completamente distinta. Lo que se abre con ella no se deja nunca demostrar, si demostrar significa esto: deducir proposiciones sobre un estado de cosas desde presupuestos adecuados y por medio de una cadena de conclusiones. Aquel que a lo que sólo se manifiesta en tanto que aparece desde sí ocultándose al mismo tiempo, aquel que esto sólo lo quiere demostrar y sólo lo quiere ver demostrado, éste en modo alguno juzgará según un módulo superior y riguroso de saber. Sólo calcula con un módulo, y además con un módulo inadecuado. Porque a lo que sólo da noticia de sí mismo apareciendo en su autoocultamiento, a esto sólo podemos corresponder señalándolo y, con ello, encomendándonos nosotros mismos a dejar aparecer lo que se muestra en su propio estado de desocultamiento. Este simple señalar es un rasgo fundamental del pensar, el camino hacia lo que, desde siempre y para siempre, da que pensar al hombre. Demostrar, es decir, deducir de presupuestos adecuados, se puede demostrar todo. Pero señalar, franquear el advenimiento por medio de una indicación, es algo que sólo puede hacerse con pocas cosas y con estas pocas cosas además raras veces. Heideggeriana: QuePensar

Lo preocupante, en este tiempo nuestro que da que pensar, se muestra en que todavía no pensamos. Todavía no pensamos porque lo que está por-pensar le da la espalda al hombre, y en modo alguno sólo porque el hombre no se dirija de un modo suficiente a aquello que está por pensar. Lo por-pensar le da la espalda al hombre. Se retira de él reservándose en relación con él. Pero lo reservado (Vorenthalten) nos está ya siempre pre-sentado. Lo que se retira según el modo del reservarse no desaparece. Pero ¿de qué modo podemos saber algo, aunque sea lo más mínimo, de aquello que se retira de esta manera? ¿Cómo podemos llegar siquiera a nombrarlo? Lo que se retira, rehúsa el advenimiento. Pero... retirarse no es lo mismo que nada. Retirada es aquí reserva y como tal... acaecimiento propio. Lo que se retira puede concernirle al hombre de un modo más esencial y puede interpelarlo de un modo más íntimo que cualquier presente que lo alcance y le afecte. A lo que nos afecta de lo real nos gusta considerarlo como lo que constituye la realidad de lo real. Pero precisamente la afección que tiene lugar por obra de lo real puede encerrar al hombre aislándolo de lo que le concierne, que le concierne de un modo ciertamente enigmático: el de concernirle escapándosele al retirarse. La retirada, el retirarse de lo que está por-pensar, podría, por esto, como acaecimiento propio, ser ahora más presente que todo lo actual. Heideggeriana: QuePensar

Ciertamente, lo que se retira de nosotros del modo como hemos dicho se marcha de nosotros. Pero en esto justamente tira con él de nosotros y, a su modo, nos atrae. Lo que se retira parece estar totalmente ausente. Pero esta apariencia engaña. Lo que se retira está presente, y lo hace de modo que nos atrae, tanto si nos percatamos de ello de inmediato como si no nos damos cuenta para nada. Lo que nos atrae ya ha concedido advenimiento. Cuando conseguimos estar en el tirón de la retirada, estamos ya en la línea que nos lleva a aquello que nos atrae retirándose. Heideggeriana: QuePensar

En el supuesto de que la afirmación de que todavía no pensamos sea verdadera, ella dice también que nuestro pensar aún no se mueve propiamente en su elemento propio, y ello porque lo que está por-pensar se nos retira. Lo que se nos reserva de este modo y que, por ello, permanece no pensado, no podemos, desde nosotros mismos, forzarlo al advenimiento, aun en el caso favorable de que pensáramos ya de antemano y de un modo claro en dirección a lo que se nos reserva. Heideggeriana: QuePensar

El permanecer fuera del desocultamiento en cuanto tal y el permanecer del ocultamiento esencian en un refugio que es ya el albergue [Unterkunft] para la esencia propia de ambos. Pero el permanecer fuera del desocultamiento y el permanecer del ocultamiento no buscan sólo ulteriormente un albergue, sino que éste esencia con ellos como el advenimiento [Ankunft] como el cual es el ser mismo. Este advenimiento es en sí mismo el advenimiento de su albergue. La localidad del lugar del ser en cuanto tal es el ser mismo. Heideggeriana: NiilismoSer

El ser mismo, desde el albergue de su advenimiento - Él en cuanto tal albergue -,concierne al hombre con esta esencia suya. [«Despejamiento... de la presencia.»] En cuanto así concernido por el ser, el hombre es aquel que piensa. Aquel «sea..., sea...» en el que se anuncia para el pensar la posibilidad esencial de ser de esta u otra manera está, en cierto modo, en el pensar del hombre, pero descansa, sin embargo, en el ser mismo que, en cuanto tal, puede sustraerse y se sustrae mostrándose en el ente en cuanto tal. Pero aquella posibilidad del pensar, puesto que se refiere a la esencia del hombre, descansa también en cierto modo en esta esencia, la cual, no obstante, en cuanto localidad del ser, descansa a su vez en el ser mismo. [Lo que hace falta [Brauch] en el acaecimiento apropiante.] Heideggeriana: NiilismoSer

No obstante, el ser no sólo retiene en sí su ocultamiento y lo conserva, por así decirlo, para sí, sino que, en conformidad con la esencial referencia del ser mismo a la esencia del hombre, el ser mismo contribuye al mismo tiempo a determinar que su dejar fuera acontezca en el pensar del hombre y por su intermedio. También una superación de ese dejar fuera sólo podría acontecer por parte del hombre de modo mediato, es decir, de modo tal que previamente el ser mismo, de modo inmediato, pretenda de la esencia del hombre que experimente el permanecer fuera del desocultamiento del ser en cuanto tal como un advenimiento del ser mismo y que piense lo así experimentado. Heideggeriana: NiilismoSer

En lugar de precipitarse en una superación del nihilismo que siempre calcula con demasiada cortedad, el pensar que es afectado por la esencia del nihilismo se demora en el advenimiento del permanecer fuera y lo espera, para sólo entonces aprender a pensar el permanecer fuera del ser en lo que quisiera ser desde sí mismo. En el permanecer fuera en cuanto tal se oculta el desocultamiento del ser, se oculta como lo que esencia del ser mismo. En la medida, sin embargo, en que el ser es como desocultamiento del ente en cuanto tal, ya ha dirigido su palabra [zugesprochen] a la esencia del hombre. El ser mismo, en cuanto se retiene y se reserva a sí mismo en el desocultamiento de su esencia, ya se ha anunciado con su palabra [vorgesprochen] en la esencia del hombre y ha intercedido [eingesprochen] en ella. Heideggeriana: NiilismoSer

Pero ¿cómo puede esta necesidad en cuanto tal afectar expresamente al hombre, afectarlo en la lejanía esencial que tiene respecto de sí mismo? ¿Qué puede hacer el hombre, si la necesidad es en verdad necesidad del ser mismo? La necesidad del ser mismo, como la cual la esencia del nihilismo es históricamente y que traerá - quizá el advenimiento de lo esencial en él, no es, evidentemente, una necesidad de un tipo tal que el hombre pueda afrontarla manejándola y defendiéndose de ella. Aún suponiendo que defenderse no sea, respecto de esta necesidad, una relación contraria a su esencia, ¿cómo habría de hacerlo si no la conoce? Heideggeriana: NiilismoSer

Lleva lo que viene en presencia y lo que de ella se ausenta cada vez a lo suyo propio desde lo cual se muestra en sí mismo y perdura a su modo. El hacer propio que trae, que aporta, el que remueve el Decir en tanto que Mostración en su mostrar, lo llamaremos apropiación (Ereignen). Produce el libre espacio del Claro en el que pueden perdurar las presencias y del cual pueden des-aparecer a la ausencia, manteniendo y guardando perduración en este su retirar. Lo que la apropiación por el Decir produce no es jamás el efecto de una causa ni consecuencia de un fundamento. El hacer propio aportador, la apropiación, consiente más que todo obrar, que todo hacer y todo fundar. Lo que apropia es el advenimiento apropiador mismo - y nada más [Vid. Identität und Differenz, 1957, p. 28 ss.]. El advenimiento apropiador percibido en el Mostrar del Decir, no se deja representar ni como evento ni como suceso sino que sólo se puede hacer su experiencia en el Mostrar del Decir, entendido como lo que consiente. No hay otra cosa a la cual aún pudiera remitirse el advenimiento apropiador, o desde la cual incluso pudiera ser explicado. La apropiación no es la suma (resultado) de otra cosa., sino la donación, cuyo gesto donante sólo y primeramente consiente algo como un Es gibt, un «hay», del que incluso «el ser» está necesitado para alcanzar lo suyo propio en tanto que presencia. [Sein und Zeit, 1927, párr. 44.] Heideggeriana: CaminhoLinguagem

El advenimiento apropiador recoge el trazo abriente del Decir y lo despliega en estructura de los múltiples modos del Mostrar. El advenimiento apropiador es lo más inaparente de lo inaparente, lo más simple de lo simple, lo más próximo de lo próximo v lo más lejano de lo lejano, dentro de lo cual nuestra vida de mortales tiene siempre su morada. Heideggeriana: CaminhoLinguagem

Lo que prevalece en el Decir, el advenimiento apropiador, sólo lo podemos nombrar diciendo: Él - el advenimiento apropiador - hace propio (Es - das Ereignis - eignet). Diciendo esto hablamos en nuestra propia lengua ya hablada. Escuchemos unos versos de Goethe que emplean el verbo eignen, sich eignen (hacer propio; ser apropiado), en la proximidad de sich zeigen (mostrarse), bezeichnen (designar, señalar), aunque no en la perspectiva de la esencia del habla. Goethe dice: Von Aberglauben früh und spät umgarnt: Es eignet sich, es zeigt sich an, es warnt. [Faust, Segunda parte de la tragedia, acto V: media noche.] (Rodeado de supersticiones mañana y tarde: se hace propio. se viene a mostrar, pone en guardia). Heideggeriana: CaminhoLinguagem

El advenimiento apropiador confiere a los mortales la morada en su esencia para que puedan ser los hablantes. Si por «ley» entendemos el recogimiento de lo que deja venir en presencia cada cosa en lo suyo propio, o sea, que lo deja pertenecer a su pertenecimiento, entonces el advenimiento apropiador es la más simple y gentil de todas las leyes, más gentil aún que aquella que Adalbert Stifter había reconocido como «la ley gentil». Con todo, el advenimiento apropiador no es una ley en el sentido de una norma que planea en algún lugar sobre nosotros; no es un decreto que ordena y regula un proceso. Heideggeriana: CaminhoLinguagem

El advenimiento apropiador es la ley, en la medida en que congrega los mortales a la apropiación de su ser propio y los retiene en él. Heideggeriana: CaminhoLinguagem

Al ser el Mostrar del Decir el «hacer-propio», el poder escuchar el Decir, el pertenecerle, también reside él mismo en el advenimiento apropiador. Para percibir en toda su amplitud la cuestión de la que aquí se trata, sería necesario pensar de manera suficientemente completa la esencia de los mortales en todos sus aspectos y, antes que nada, sin duda, el advenimiento apropiador como tal. Aquí deberá bastar una indicación. [Véase Vorträge und Aufsätze (1954): Das Ding (La cosa). Bauen Wohnen Denken pág. 145 ss. (Edificar Habitar Pensar), Die Frage nach der Technik pág. 13 ss. (La pregunta por la técnica) Hoy cuando lo apenas pensado o lo pensado a medias está propulsado de inmediato en una forma cualquiera de publicación, a muchos puede parecerles increíble el hecho de que el autor emplee en sus manuscritos desde hace veinticinco años la palabra Ereignis para la cuestión aquí pensada. Esta cuestión, aunque en sí misma sencilla, sigue, por ahora, como algo difícil de pensar porque el pensamiento debe comenzar por perder la costumbre de caer en la opinión de que aquí se piensa el «ser» como advenimiento apropiador. Pero el advenimiento apropiador es algo esencialmente distinto porque es más rico que toda determinación metafísica del ser. En cambio, el ser, en cuanto a la procedencia de su esencia. se deja pensar a partir del advenimiento apropiador.] Heideggeriana: CaminhoLinguagem

El advenimiento apropiador. en su percepción (Er-äugen) del despliegue de la esencia humana, apropia los mortales en cuanto que los pone en lo propio de lo que se le revela al hombre en el Decir, desde todas partes y hacia lo oculto (zusagt). La puesta en lo propio del hombre en tanto que «escuchante» del Decir, tiene su rasgo característico en esto que le libera a lo suyo propio. pero solamente para que. en tanto que hablante, o sea, diciente, pueda ir al encuentro y contestar al Decir desde lo que es lo suyo propio. Y esto es: el resonar de la palabra. El decir de los mortales que viene al encuentro es el responder. Toda la palabra hablada ya es siempre respuesta: contra-Decir, decir que viene al encuentro, decir «escuchante». La puesta en lo propio de los mortales en el Decir libera al ser humano a la usanza (Brauch) desde la cual el hombre está puesto en uso (gebraucht) para llevar el Decir insonoro a la resonancia del habla. Heideggeriana: CaminhoLinguagem

El advenimiento apropiador en el «uso» de la puesta en lo propio, deja que el Decir alcance el hablar. El camino al habla pertenece al Decir, que viene determinado desde el advenimiento apropiador. En este camino, que pertenece al despliegue del habla, se oculta lo propio del habla. El camino es apropiante. Heideggeriana: CaminhoLinguagem

El advenimiento apropiador apropia el hombre a su propia puesta en uso del advenimiento apropiador. Apropiando el Mostrar como el hacer propio, el advenimiento apropiador es la puesta-en-camino del Decir al habla. Heideggeriana: CaminhoLinguagem

La puesta-en-camino lleva el habla (el despliegue del habla) como habla (el Decir) al habla (a la palabra resonante). Hablar ahora del camino al habla no significa ya solamente, ni en primer lugar, la andanza de nuestro pensamiento que medita tras el habla. El camino al habla se ha transformado en camino. De nuestro obrar humano se ha desplazado al despliegue del habla apropiada. Con todo, la transformación del camino al habla nos parece solamente a nosotros y en consideración a nosotros, un desplazamiento que sólo ahora acaba de producirse. En verdad, el camino al habla ya tiene siempre su única sede en el despliegue del habla misma. Pero esto significa a la vez: el camino que teníamos presente hasta ahora no queda descartado, al contrario, sólo el camino auténtico, o sea, la puesta-en-camino apropiante en su puesta en uso, lo hace primeramente posible y necesario. Dado que el despliegue del habla como Decir mostrante descansa en el advenimiento apropiador que confía a los humanos en lo propio a la serenidad que hace posible una libre escucha, por eso la puesta-en-camino del Decir abre ella sola los senderos en los cuales meditamos tras el verdadero camino al habla. Heideggeriana: CaminhoLinguagem

La fórmula del camino: llevar el habla como habla al habla ya no contiene solamente una indicación para nosotros que pensamos acerca del habla, sino que dice la «forma», la figura de la vertebración en la que se pone-en-camino el despliegue del habla que descansa en el advenimiento apropiador. Heideggeriana: CaminhoLinguagem

El habla que habla diciendo, se cuida de que nuestro hablar, estando a la escucha de lo inhablado, corresponda a lo dicho por el habla. Así, también el silencio, al que se suele atribuir el origen del hablar, es ya de por sí un corresponder. [Vid. Sein und Zeit, 1927, párr. 34.] El silencio (Schweigen) corresponde a la inaudible llamada de la calma (Stille) del Decir apropiador-mostrante. El Decir que descansa en el advenimiento apropiador es, en tanto que mostrar, el modo más propio de apropiar. El advenimiento apropiador es diciente. El habla habla en este sentido cada vez según el modo en el cual el advenimiento apropiados en tanto que tal se desocupa o se retira. Un pensamiento que piensa en pos del advenimiento apropiador tan sólo puede conjeturarlo, sin embargo, puede hacer ya la experiencia del mismo en la esencia de la técnica moderna que se denomina por el aún desconcertante nombre de Ge-stell, [Vid. Vorträge und Aufsätze, 1954, pág. 31 ss.] Dispositivo. En la medida en que el Dispositivo desafía al hombre, o sea, lo reta a atender (bestellen) a todo lo presente como un inventario técnico, la unidad de todos los modos de puesta en posición - el Dispositivo - se despliega según el modo del advenimiento apropiados y esto de tal manera que al mismo tiempo disimula (verstellt) a éste último porque todo cometido (Bestellen) se ve remitido al pensamiento calculador y así habla el lenguaje del Dispositivo. El habla está desafiada a corresponder en todos los sentidos a la disponibilidad (Bestellbarkeit) técnica de todo lo presente. Heideggeriana: CaminhoLinguagem

El habla así dispuesta (gestellt) se torna información. [Vid. Hebel-der-Hausfreund, 1957, pág. 34 ss.] Se informa sobre sí misma con el fin de asegurar su propio procedimiento por medio de las teorías de la información. El Dispositivo - el despliegue de la técnica moderna que gobierna en todas partes - ordena para sus fines (bestellt sich) el lenguaje formalizado, aquella clase de información en virtud de la cual el hombre está con-formado, o sea, instalado en la esencia técnica-calculadora abandonando poco a poco el «habla natural». Incluso allí donde la teoría de la información debe admitir que el lenguaje formalizado debe siempre ser remitido al «habla natural» con objeto de llevar, por medio del habla no formalizada, el Decir del inventario técnico al habla, esta circunstancia supone para la acostumbrada auto-interpretación de la teoría de la información meramente un estado provisional. Pues el «habla natural», de la que forzosamente hay que hablar, está, de entrada, puesta en juego como el habla aún no formalizada pero ordenada a la formalización. La formalización, la calculada disponibilidad del decir es meta y norma. Lo que, en la voluntad de formalización, está todavía tolerado casi por fuerza como lo «natural» del habla, no está experimentado en la perspectiva de la naturaleza originaria del habla. Esta naturaleza es la physis, que, a su vez, reside en el advenimiento apropiados a partir del cual el Decir se transmuta en lo que se agita en éste (... in ihr Regsarnes aufgeht). La teoría de la información concibe lo natural como carencia de formalización. Heideggeriana: CaminhoLinguagem

Pero ¿y si el «habla natural», que para la teoría de la información no es más que un residuo molesto, entresacara su naturaleza - o lo desplegante de la esencia del habla - del Decir? ¿Y si el Decir, en lugar de sólo molestar a lo destructivo de la información. se hubiera ya adelantado a ella desde lo in-disponible (Unbestellbaren) del advenimiento apropiador? ¿Y si el advenimiento apropiador - nadie sabe cuando ni cómo - se hiciera in-tuito (Eirz-Blick)cuyo fulgor iluminante entra en aquello en lo que es y en lo que se toma por ente? ¿Y si por esta su entrada el advenimiento apropiador sustrajera todo lo presente de su sujeción a la mera disponibilidad y lo devolviera a lo que le es propio? Heideggeriana: CaminhoLinguagem

Toda habla humana está apropiada en el Decir y, en tanto que tal, es, en el sentido estricto de la palabra. habla verdadera - si bien según distintas medidas de proximidad al advenimiento apropiados. Toda habla verdadera, por estar dirigida al hombre por la puesta-en-camino del Decir, está asignada, destinada y por ello es de carácter (históricamente) destinado. Heideggeriana: CaminhoLinguagem

Recordemos para terminar, como al comenzar, la frase de Novalis: «Precisamente esto, lo que el habla tiene de propio, a saber, que sólo se ocupa de sí misma, nadie lo sabe». Novalis entiende «lo propio» en el sentido de lo particular que caracteriza al habla. Por la experiencia del despliegue de la esencia del habla en tanto que Decir, cuyo mostrar reside en el advenimiento apropiador, lo propio llega a la proximidad del hacer propio y del apropiar. Lo propio obtiene de aquí su determinación original, aunque no sea éste el lugar para pensar tras ella. Heideggeriana: CaminhoLinguagem

Lo propio del habla, determinado desde el advenimiento apropiador, se deja conocer todavía menos que lo particular del habla si por conocer entendemos el haber visto algo en la totalidad de su esencia, haberlo abarcado en la percepción. No podemos abarcar el despliegue del habla porque nosotros, que sólo podemos decir en cuanto que re-decimos el Decir, pertenecemos dentro del Decir. El carácter de monólogo del despliegue del habla tiene su trabazón en el trazo abriente del Decir, que no cubre ni puede cubrir el «monólogo» pensado por Novalis porque él representa el habla dialécticamente desde la subjetividad en el horizonte del idealismo absoluto. Heideggeriana: CaminhoLinguagem

El Decir que descansa en el advenimiento apropiador es, en tanto que mostrar, el modo más propio del apropiar. Esto suena como un enunciado. Si sólo lo oímos como tal, entonces no dice lo que está por pensar. El Decir es el modo por el que habla el advenimiento apropiador: el modo no tanto corno modalidad o género, sino como el melos, el canto que cantando, dice. Porque el Decir apropiador lleva lo presente al esplendor desde su propiedad, desde aquello adonde pertenece como presencia, lo alaba, esto es, lo enaltece a su ser propio (.. erlaubt es in sein eigenes Wesen). Al inicio de la octava estrofa de la Fiesta de la paz Hölderlin canta: Mucho desde la mañana, Desde que somos una plática y oímos los unos de los otros, Ha aprendido el hombre: pero pronto canto seremos (nosotros). Heideggeriana: CaminhoLinguagem

Se ha denominado al habla «la casa del ser». [Vid. Brief über den Humanismus, 1947.] Es la custodia de la venida en presencia en la medida en que su brillo permanece confiado al mostrar apropiador del Decir. La casa del ser es el habla porque, en tanto que Decir, el habla es el modo del advenimiento apropiador. Heideggeriana: CaminhoLinguagem

Para reflexionar en pos del despliegue del habla, re-decir tras el lo que es lo suyo, se necesita de una transformación del habla que no podemos ni forzar ni inventar. La transformación no se produce por la adquisición de palabras y series de palabras de nuevo cuño. La transformación concierne a nuestra relación con el habla. Esta relación está determinada por el destino; de si y de qué modo el despliegue del habla - entendido corno decir inaugural del advenimiento apropiador - nos re-tiene en éste. Porque el advenimiento apropiador haciendo propio-teniendo-reteniéndose en sí, es la relación de todas las relaciones. Por esto nuestro decir, en tanto que contestar, permanece siempre dentro del género de lo relacional. La Relación (Ver-hältnis) está aquí siempre pensada desde el advenimiento apropiador y no ya en forma de mera referencia (Relation). Nuestra relación con el habla se determina en virtud del modo como nosotros, en tanto que puestos en uso y necesitados, pertenecernos al advenimiento apropiador. Heideggeriana: CaminhoLinguagem

Dilucidar el habla quiere decir no tanto llevarla a ella, sino a nosotros mismos al lugar de su esencia, a saber: al recogimiento en el advenimiento apropiador (Ereignis). Heideggeriana: Linguagem1950

Sólo la tercera estrofa reúne la invocación de las cosas y la invocación del mundo. Pues la tercera estrofa llama originariamente desde la simplicidad de la íntima invocación que llama a la Diferencia al tiempo que la deja sin decir. La llamada originaria que invita a venir a la intimidad entre mundo y cosa, es la verdadera invocación. Es la esencia del hablar. En lo hablado del poema se despliega (west) el hablar. Es el hablar del habla. El habla habla. Habla invocando lo encomendado. Cosa-mundo y mundo-cosa, al Entre de la Diferencia. Lo que es invocado de este modo es mandado a la Diferencia para el advenimiento de la Diferencia. Pensamos aquí en el antiguo sentido de «mandar» que aún conocemos de la frase: «Encomienda tus caminos al Señor». La invocación del habla encomienda de este modo su invocación al mandato (Geheiss) de la Diferencia. Ésta deja reposar el «cosear» de las cosas en el «mundear» del mundo. La Diferencia ex-propia la cosa para apropiarla a la quietud de la Cuaternidad. Tal ex-propiación no sustrae nada a la cosa. Al contrario. la lleva a lo que le es propio: a que demore mundo. El resguardar en la quietud es el apaciguar (Stillenj. La Diferencia apacigua la cosa en tanto que tal cosa llevándola al mundo. Heideggeriana: Linguagem1950

El habla habla en tanto que son del silencio (Die Sprache spricht als das Geläut der Stille). El silencio apacigua llevando a término mundo y cosa en su esencia. Llevar a término mundo y cosa en el modo del apaciguamiento es el advenimiento apropiador de la Diferencia. El habla - el son del silencio - es en cuanto que se da propiamente la Diferencia. El habla se despliega como el advenimiento de la Diferencia para mundo y cosa. Heideggeriana: Linguagem1950

Ocaso, mentado en sentido esencial, es el camino a la callada preparación de lo venidero, del instante y del sitio, en los que cae la decisión acerca del advenimiento y la falta de los dioses. Este ocaso es el primer comienzo de todos. Pero la in-esencia del ocaso va por su propio y otro camino y es ensacarse, ya no poder, cesar tras la apariencia de lo gigantesco y masivo y de la primacía de la organización ante lo que ella debe cumplir. Heideggeriana: EreignisFuturos

Pero ¿y si aquel ámbito de decisión en conjunto, huida o advenimiento de los dioses, fuera justamente el final mismo? ¿Y si, más allá de eso, el ser debiera comprenderse por primera vez en su verdad como el acontecer-apropiador, que como tal hace acontecer Aquello que denominamos denegación? Heideggeriana: EreignisDeus

No se trata de una huida ni de un advenimiento, pero tampoco de algo que fuera tanto una huida como conjuntamente un advenimiento, sino de algo originario, el pleno concederse del ser en la denegación. Aquí se funda el origen del estilo futuro, e. d. del comportamiento en la verdad del ser. Heideggeriana: EreignisDeus

En la vuelta juegan las señales del último dios como acometida y falta del advenimiento y de la huida de los dioses y de sus dominios. Heideggeriana: EreignisDeus

Él tiene su esenciar en la señal, en la acometida y la falta tanto del advenimiento como de la huida de los dioses que han sido y de sus cambios ocultos. El último dios no es el acontecimiento-apropiador mismo, aunque precisa de él como de aquello a lo cual pertenece el fundador-Ahí. Heideggeriana: EreignisDeus

Con la interpretación del hombre como subjectum, Descartes crea el presupuesto metafísico para la futura antropología, sea cual sea su orientación y tipo. En el advenimiento de la antropología Descartes celebra su mayor triunfo. Con la antropología se inaugura el paso de la metafísica hacia el proceso del mero cese y eliminación e toda filosofía. Que Dilthey negara la metafísica, que en el fondo ya no comprendiera su planteamiento y se sintiera impotente frente a la lógica metafísica, es la consecuencia interna de su posición fundamental antropológica. Su «filosofía de la filosofía» es una forma elegante de supresión antropológica y no una superación de la filosofía. Por eso, toda antropología - en la que ciertamente se usa a placer de toda la filosofía existente hasta ahora, aunque se declara superflua en tanto que filosofía - goza ahora de la ventaja de ver claramente lo que conlleva la afirmación de la antropología. Con ello, la situación intelectual alcanza determinada claridad, mientras que las trabajosas elaboraciones de productos tan absurdos como las filosofías nacionalsocialistas sólo crean lograr confusión. Es verdad que la visión del mundo requiere y usa la erudición filosófica, pero no precisa de ninguna filosofía, porque en tanto que visión del mundo ha adoptado una interpretación y conformación propia de lo ente. Hay algo que, sin embargo, ni siquiera la antropología puede conseguir: superar a Descartes o incluso rebelarse contra él, porque ¿cómo puede la consecuencia atacar al fundamento sobre el que se alza? Heideggeriana: EIM

Hölderlin es el precursor de los poetas en tiempos de penuria. Por eso, ningún poeta de esta época puede superarlo. Sin embargo, el precursor no se marcha hacia un futuro, sino que vuelve de él, de tal modo, que sólo en el advenimiento de su palabra se hace presente el futuro. Cuanto más puro es ese advenimiento, tanto más presente será su permanencia. Cuanto más escondidamente se reserva lo que viene en la predicción, tanto más puro es el advenimiento. Por eso, sería erróneo pensar que sólo llegará el tiempo de Hölderlin cuando «todo el mundo» entienda su poema. Nunca llegará por esa vía, porque es la propia penuria la que le presta a la edad del mundo fuerzas con las que, ignorante de su hacer, impide que la poesía de Hölderlin se adecue a los tiempos. Heideggeriana: ParaQuePoetas

Si el precursor no puede ser superado, tampoco puede perecer, porque su poesía permanece como algo que ya ha estado presente. Lo presente del advenimiento se recoge y refugia en el destino. Lo que de este modo no cae nunca en el transcurso del perecer, supera de antemano toda caducidad. Lo que sólo es pasado, ya es, antes de su paso, lo carente de destino. Por el contrario, lo que ya ha sido es lo destinal. En lo supuestamente eterno sólo se esconde algo caduco y echado a un lado, retirado al vacío de un ahora sin duración. Heideggeriana: ParaQuePoetas

Otra cosa está en el compromiso del advenimiento o alejamiento de la verdad del ser : ni la constitución de la filosofía, ni sólo la filosofía misma, sino la cercanía y alejamiento de aquello de lo que la filosofía como pensar representante del ser en cuanto tal, recibe su necesidad y su esencia. Es menester decidir si el ser mismo puede, desde su peculiar verdad, llevar a cabo su relación con la esencia del hombre, o si la metafísica en su alejamiento de su fundamento, impide, aún, que la relación del ser al hombre, desde la esencia de esta relación misma, traiga una luz que restituya al hombre en su pertenencia al ser. Heideggeriana: EWM

El paso hacia atrás que va de un pensamiento al otro no es, ciertamente, un simple cambio de toma de posición Esto no puede ser nunca así porque todas las tomas de posición, junto con los modos de su cambiar, están presas ya en la zona del pensar que representa. Este paso hacia atrás lo que hace es abandonar la zona de la mera toma de posición. Este paso hacia atrás toma su residencia en un corresponder que, interpelado en el ser mundo de ésta, le responde en el interior de ésta. En vistas al advenimiento de la cosa como cosa, un simple cambio de toma de posición no es capaz de nada, del mismo modo que todo aquello que ahora se levanta como objeto en lo in-distante nunca se deja cambiar sin más en cosa. Por otra parte, las cosas como cosas jamás llegarán por el hecho de que nosotros nos limitemos a rehuir los objetos y llamemos a la memoria (re-cordemos, interioricemos) viejos objetos de antaño que quizás alguna vez estuvieron en camino de convertirse en cosas e incluso de estar presentes como cosas. Heideggeriana: COISA

En el pensar del ser no se re-presenta nunca únicamente algo real y no se da como lo verdadero a esto que se ha representado. Pensar el «ser» significa corresponder a la interpelación de su esencia. El corresponder proviene de la interpelación y se libera hacia ella. El corresponder es un retirarse ante la interpelación y, de este modo, un entrar en el lenguaje. Pero a la interpelación del ser pertenece lo tempranamente desvelado (aletheia, logos, physis) así como el velado advenimiento de aquello que se anuncia en la posible torna del estado de olvido del ser (hacia el acaecer de verdad de su esencia). A todo esto a la vez, desde una larga concentración y en un continuo ejercicio del oído, debe prestar atención de un modo especial este corresponder, para oír una interpelación del ser. Pero precisamente es en esto donde puede equivocarse este escuchar. En este pensar, la posibilidad del extravío es máxima. Este pensar no puede nunca acreditarse como lo hace el saber matemático. Pero tampoco es algo arbitrario sino algo atado al sino de la esencia del ser, pero a su vez él tampoco es nunca vinculante como enunciado, más bien sólo como posible ocasión de andar el camino del corresponder y de andarlo en la plena concentración del estado de atención sobre el ser ya llegado al lenguaje. Heideggeriana: COISA

La falta de Dios y de lo divino es ausencia. Ahora bien, la ausencia no se identifica con la nada sino que es precisamente la presencia de la que primero hay que apropiarse, en la ocultada plenitud de lo sido y de lo así esenciante, de lo divino en el mundo griego, en las profecías judías, en la predicación de Jesús. Este ya-no es de suyo un aún-no del velado advenimiento de su esencia inagotable. La guarda del ser, porque el ser no es nunca sólo lo que justamente es real, no puede en modo alguno equipararse a la función de un puesto de guardia que en un edificio protege de atracadores a unos tesoros guardados allí. La guarda del ser no mira fijamente hacia algo presente. En esto que está presente, tomado en sí mismo, no se puede encontrar nunca la interpelación del ser. Guarda es atención vigilante al sino que a la vez ha sido y está viniendo, desde un largo y siempre renovado estado de atención que presta atención a la indicación de cómo el ser interpela. En el sino del ser no hay nunca una mera sucesión: ahora estructura de emplazamiento, luego mundo y cosa, sino siempre paso y simultaneidad de lo temprano y de lo tardío. En la Fenomenología del Espíritu de Hegel la aletheia esencia, aunque transformada. Heideggeriana: COISA

Muchas veces me ocurre, y precisamente con personas cercanas, que la gente oye con atención y con gusto la presentación de la esencia de la jarra, pero que cierran los oídos así que se habla de objetualidad, de pro-veniente y de procedencia del estado de producido, cuando se habla de la estructura de emplazamiento. Pero todo esto pertenece de un modo necesario al pensar de la cosa, un pensar que piensa en el posible advenimiento de mundo y, en esta rememoración, tal vez ayuda, aunque sea en una medida mínima y casi inapreciable, a que este advenimiento llegue a la región abierta de la esencia del hombre. Heideggeriana: COISA

Sin embargo, porque el Ser se ha destinado en cuanto esencia de la técnica en lo dis-puesto, pero la esencia-humana pertenece a la esencia del Ser, en cuanto que la esencia del Ser necesita a la esencia humana, para quedar custodiado [gewahrt] en cuanto Ser según la propia esencia en medio de lo ente, y así esenciar como lo Ser, por ello la esencia de la técnica no puede ser conducida a la transmutación de su destino sin la asistencia de la esencia-humana. Mas, con eso la técnica no es superada [überwunden] humanamente. Por el contrario, la esencia de la técnica es restablecida [verwunden] en su verdad, todavía oculta. Este restablecimiento es semejante al que acontece en el ámbito humano cuando alguien se sana de un dolor. Pero el restablecimiento de un destino del Ser, aquí y ahora, el olvido de lo dis-puesto, se acontece-apropia cada vez desde el advenimiento de un otro destino, que ni se puede precalcular lógico-historiográficamente, ni construir metafísicamente como consecuencia de un proceso histórico. Pues lo histórico, o, pues, el acontecer, historio-gráficamente concebido, jamás determina al destino, sino que, cada vez el acontecer y el concebir a éste asignado, sus componentes son ya lo destinados de un destino del Ser. Heideggeriana: Kehre1949

Pero, es de suponer que se acontezca-apropie esta vuelta, la del olvido del Ser hacia la guardianía de la esencia del Ser, sólo si llega propiamente a la luz el volviente peligro - oculto en su esencia - siquiera una vez en cuanto el peligro que él es. Quizás que nosotros estamos ya en las sombras, arrojadas anticipadamente, del advenimiento de esta vuelta. Cuándo y cómo ella se acontezca-apropie destinalmente, no lo sabe nadie. Tampoco es necesario saber tal cosa. Un saber de este tipo sería incluso perniciosísimo para el hombre, porque la esencia de éste es ser el aguardador, que aguarda la esencia del Ser, protegiéndola pensando. Sólo si el hombre, en cuanto pastor del Ser, aguarda la verdad del Ser, puede él esperar un advenimiento del destino del Ser, sin caer en el mero afán de saber. Heideggeriana: Kehre1949

Si es el peligro en cuanto peligro, entonces se acontece apropia su esencia. Pero el peligro es el posponer [Nachstellen] en cuanto el cual el Ser mismo, en el modo de lo dis-puesto, pospone [nachsetz] la guardianía del Ser en el olvido. En el posponer esencia esto, que el Ser des-tituye [ent-setz] su verdad en el olvido, de tal manera que el Sea rehúsa su esencia. Por tanto, si es el peligro en cuanto peligro, entonces propiamente se acontece-apropia el posponer, en cuanto el cual, el Ser mismo pospone su verdad con el olvido. Si propiamente se acontece-apropia este posponer-con-olvido [mit-Vergessenheit-Nachstellen], entonces ingresa el olvido en cuanto tal. De tal manera, arrebatado [entrissen] por el ingreso al suprimir [Entfallen], no es más olvido. En tal ingreso, el olvido de la guardianía del Ser no es más el olvido del Ser, sino que, ingresando, se vuelve hacia la guardianía del Ser. Si el peligro es en cuanto peligro, se acontece-apropia con la vuelta del olvido, la guardianía del Ser, se acontece-apropia mundo (Cf. Vortäge und Aufsätze, p. 163 ss.: "La Cosa"). Que mundo se acontezca-apropie en cuanto mundo, que cosee [dinge] la cosa, esto es el lejano advenimiento de la esencia del Ser mismo. Heideggeriana: Kehre1949

Mientras dura este advenimiento de la gracia, mientras ocurre esto, logra el hombre medirse con la divinidad. Si este medir acaece propiamente, entonces el hombre poetiza desde la esencia de lo poético. Si acaece propiamente lo poético, entonces el hombre mora poéticamente sobre esta tierra; entonces, como dice Hölderlin en su último poema, «la vida del hombre» es una «vida que habita» (Stutt. Ausg. 2, 1 p. 312). La visión: Cuando a la lejanía se va la vida, habitando, de los hombres, Donde en dirección a la lejanía resplandece el tiempo de los sarmientos, Está también la vacía campiña de verano, El bosque aparece en su imagen oscura. Que la Naturaleza complete la imagen de los tiempos, Que se demore, que ellos pasen deslizándose veloces, Es por su perfección; la cumbre de los cielos brilla Entonces para los hombres, como las flores coronan los árboles. Heideggeriana: HomemHabita

Para protegernos de las interpretaciones equivocadas del ser responsable de las que hemos hablado, aclararemos los cuatro modos de esta responsabilidad a partir de aquello de lo que ellos son responsables. Según el ejemplo, son responsables del estar-delante y del estar-a-punto de la copa de plata como utensilio sacrificial. El estar-delante y el estar-a-punto (hypokeisthai) caracterizan la presencia de lo presente. Los cuatro modos del ser responsable llevan a algo a aparecer. Lo dejan venir a darse en la presencia. Lo sueltan en esta dirección y de este modo le da ocasión a que venga, a saber, a su acabado advenimiento. El ser responsable tiene el rasgo fundamental de dejar venir al advenimiento. En el sentido de este dejar venir, el ser responsable es el ocasionar. Desde la mirada sobre aquello que los griegos experienciaron en el ser responsable, en la aitia, damos ahora a la palabra ocasionar un sentido más amplio, de modo que esta palabra dé nombre a la esencia de la causalidad pensada como la pensaron los griegos. En el significado corriente y más restringido de la palabra ocasionar, en cambio, ésta significa sólo algo así como estimular y desatar, y mienta una especie de causa secundaria dentro del todo de la causalidad. Heideggeriana: QCT

Entonces, el poeta debería alegrarse de semejante experiencia, pues le brinda la mayor alegría que pueda serle acordada a un poeta. En su lugar el poema dice: «Así aprendí triste la renuncia». El poeta está, por tanto, abatido por su renuncia porque significa una pérdida. Pero la renuncia, tal como vimos, no es una pérdida. El «triste» tampoco se refiere a la renuncia sino al aprendizaje de la misma. A su vez, la tristeza no es ni mero abatimiento ni melancolía. La verdadera tristeza está en una relación de consonancia con lo que es verdadera alegría, por cuanto que esta alegría se retira, vacila en su retirada y se mantiene en reserva. Al aprender esta renuncia. el poeta hace la experiencia con el alto reino de la palabra. Recibe el conocimiento inaugural (Ur-Kunde) de la tarea asignada al decir poético: las sublimes y permanentes cuestiones que le son prometidas a la vez que retenidas. El poeta no podría hacer la experiencia que hace con la palabra si esta experiencia no estuviese templada por la tristeza, esto es, por la serena disposición de ánimo para la proximidad de lo que se ha retirado y que así está, a la vez, reservado para un advenimiento inaugural. Heideggeriana: EssenciaLinguagem

Los que «oímos los unos de los otros» - éstos son los hombres y los dioses. El canto es la celebración del advenimiento de los dioses - en este advenimiento todo se torna silencio. El canto no es lo opuesto al diálogo, sino la más íntima afinidad con él; pues también el canto es habla. En la estrofa precedente, la séptima, dice Hölderlin: Ley del destino es que todos se conozcan, - Que, cuando retorna el silencio, haya también un habla. Heideggeriana: EssenciaLinguagem

Debemos abdicar de la opinión de que la vecindad entre poesía y pensamiento se agota en la turbia y vociferante amalgama de ambos modos del decir, donde cada uno se apropia de aspectos inciertos del otro. Aquí y allá puede, a veces, parecerlo. Pero en verdad, y en virtud de su esencia, a la poesía y al pensamiento los mantiene separados una delicada aunque, luminosa diferencia, cada uno sostenido en su propia oscuridad: dos paralelas, en griego, ...., la una al lado de la otra; una frente a otra, trascendiendo, sobrepasándose cada uno a su modo. Poesía y pensamiento no están separados si por separación se entiende: relegado a no poder sostener relación alguna. Las paralelas se entrecruzan en el in-finito. Allí se entrecruzan en un cruce que no hacen ellas mismas. Por este cruce están primeramente cortadas, esto es, dibujadas al designio de su esencia vecinal. Este dibujo es el trazo (Riss). Traza abriendo de golpe la poesía y el pensamiento a su mutua proximidad. La vecindad entre poesía y pensamiento no es el resultado de un proceso por el que poesía y pensamiento vendrían - no se sabe de donde - primeramente a juntarse, originándose de este modo una proximidad; una vecindad. La proximidad que aproxima es el advenimiento apropiador (Ereignis) mismo, desde el cual poesía y pensamiento están remitidos a lo propio de su esencia. Heideggeriana: EssenciaLinguagem

Sin embargo, si la proximidad de poesía y pensamiento es la del decir, entonces nuestro pensamiento llega a la suposición de que el advenimiento apropiador prevalece como aquel Decir donde el habla nos dice su esencia. Su consentimiento no divaga en la vaciedad. De hecho, ya ha dado en la meta. ¿A quién sino al ser humano? Porque el ser humano sólo lo es en la medida en que es prometido al decir confiador del habla; en que está puesto en uso y necesitado para el habla, para hablar el habla. Heideggeriana: EssenciaLinguagem

Para mejor penetrar estos versos con el pensamiento conviene reflexionar acerca de lo que Hölderlin dice en otra versión de este mismo fragmento que, por lo demás. exige una reflexión todavía más profunda:Larga y difícil es la palabra de este advenimiento, pero Blanco (luminoso) es el instante. Los servidores de los Celestiales son Conocedores de la tierra, su paso es hacia el abismo Juvenilmente más humano pero aquello en las profundidades es antiguo. (vid Hellingrath IV2. anexo p. 322) Heideggeriana: EssenciaLinguagem

La puesta en camino del en-frente-mutuo en la Cuaternidad de mundo hace advenir proximidad. es la proximidad en tanto que Nahnis ¿Debería acaso la misma puesta-en-camino llamarse el advenimiento apropiador del silencio? Heideggeriana: EssenciaLinguagem

Pero ¿debe entonces advertir todavía lo que está «presente»? «Advenimiento» no quiere decir aquí: haber llegado ya, sino el acontecer del advenimiento temprano. Los que así advienen se muestran en un peculiar acercamiento. En ese venir están a su manera en presencia del poeta: los que advienen son dioses presentes, en presencia. Los dioses presentes que lo son porque advienen así, claro que no son los dioses huidos que regresan, los dioses de la antigua Grecia, aunque también éstos permanecen presentes a su manera para Hölderlin, en cuanto que son los huidos, y afectan al poeta. El comienzo de la segunda estrofa del himno Germanía dice así (StA II, p. 149): Dioses huidos! también vosotros, oh presentes, entonces - más verdaderos, vosotros tuvisteis vuestro tiempo! Heideggeriana: Poema1968

Los presentes antaño más verdaderos no han pasado, no se han extinguido, sino que sólo se han apartado. El advenimiento de los dioses presentes no significa por tanto de ningún modo el regreso de los antiguos dioses. Del advenimiento que Hölderlin percibe poéticamente, habla más claramente otra variante de la elegía Pan y vino (StA II, p. 603, 19 ss.): Larga y difícil es la palabra de ese advenimiento pero - blanco es (esto es, luminoso) el instante. Servidores de los celestiales son - pero, sabedores de la tierra, su paso es contra el abismo de los hombres. Heideggeriana: Poema1968

«Antes» es una determinación temporal, y precisamente del tiempo que se temporaliza sólo por advenimiento y cercanía, por huida y elusión de los dioses. Heideggeriana: Poema1968

El nombrar por sagrada obligación debe acontecer antes que empiece el verdadero advenimiento en la mañana del día de los dioses y llegue a su plenitud en el mediodía, cuando arde el fuego en el cielo. En ese tiempo aparece «El dios envuelto en acero». Así dice Hölderlin en la estrofa final del Himno al Rhin (StA II, p. 148, v. 210 ss.). En el esbozo para una poesía posterior (StA II, p. 249, v. 6 ss.) habla del «acero de fuego del hogar con calor de vida». (El acero produce chispas y queda así referido al fuego.) «El dios envuelto en acero» significa: el dios envuelto en el fuego del cielo, o en nubes. El fuego celeste que ciega los ojos no es menos velador que la oscuridad de las nubes. Heideggeriana: Poema1968

Al poeta le está asignado durar tenazmente en el decir de la palabra del advenimiento: «para que tenga su - haber». El acento no está puesto sólo en la palabra «lo suyo», «su haber», sino igual y aún más en el «haber», palabra que está destacada en el comienzo de la siguiente línea. Se trata de llevar a plenitud el auténtico haber de lo propio. Se trata de «mantener la carga». Se trata de prevalecer y durar en la necesidad del decir nombrador del advenimiento. Se trata de llevar «en silencio» ese nombrar. Heideggeriana: Poema1968

Pero lo suyo no le pertenece tampoco al poeta como una posesión que se haya ganado él mismo. Lo suyo consiste más bien en que el poeta pertenezca a aquello para lo que se le necesita. Pues el decir del poeta está tomado, indicando, velando al desvelar, en su uso de dejar aparecer el advenimiento de los dioses, que necesitan la palabra del poeta para su aparición, para que empiecen a ser ellos mismos en su aparecer. Heideggeriana: Poema1968

Nada es la característica del ser. Este no es el ente pero en un sentido completamente diferente de la proposición: el ente no es (que sería una proposición óntica). Decir, al contrario: la nada caracteriza al ser, es un enunciado ontológico. Considerado a partir del horizonte óntico, el ser, justamente, no es el ente; considerado a partir de las categorías, éste no es. Dicho de otro modo: en la medida en que la nada y su anonadar no son entendidos negativamente, el ser es algo completamente distinto del ente. Lo importante en la fórmula participial anonadante, es que el participio indica una cierta actividad del ser, por la cual sólo el ente es. Se puede hablar de proveniencia, a condición de dejar de lado cualquier matiz óntico-causal: hay acontecimiento (survenue) del ser como condición del advenimiento del ente: el ser deja ser al ente. Heideggeriana: SeminarioThor1969

La primera observación recalca que la palabra francesa avènement (advenimiento) es completamente inadecuada para traducir Ereignis. Volvemos por lo tanto a la traducción intentada en Temps et Etre, Ereignis, l’appropriement, el apropiamiento. Heideggeriana: SeminarioThor1969

Submitted on 24.02.2007 18:35
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