moral

Category: Heidegger - Obra em espanhol
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moral

Como consecuencia de la transformación del concepto de subiectum por Descartes (vid. Caminos de bosque, pp. 98 ss.), el concepto de objeto también adopta un nuevo significado. Para Kant, objeto significa lo que está enfrente [N. de los T: traducción literal del término “Gegenstand”, que precisamente significa ‘objeto’] y existe en la experiencia de las ciencias de la naturaleza. Todo objeto es algo que está enfrente, pero no todo lo que tenemos enfrente (por ejemplo, la cosa en sí) es un posible objeto. El imperativo categórico, el deber MORAL, la obligación, no son objetos de la experiencia de las ciencias naturales. Cuando reflexionamos sobre ellos, cuando aludimos a ellos en el actuar, no por eso los objetivamos. Heideggeriana: FenoTeo Cuando el pensar se encamina a su fin por haberse alejado de su elemento, reemplaza esa pérdida procurándose una validez en calidad de techne, esto es, en cuanto instrumento de formación y por ende como asunto de escuela y posteriormente empresa cultural. Paulatinamente, la filosofía se convierte en una técnica de explicación a partir de las causas supremas. Ya no se piensa, sino que uno se ocupa con la “filosofía”. En mutua confrontación, esas ocupaciones se presentan después públicamente como una serie de… ismos e intentan superarse entre sí. El dominio que ejercen estos títulos no es fruto del azar. Especialmente en la Edad Moderna, se basa en la peculiar dictadura de la opinión pública. Sin embargo, la que se suele llamar “existencia privada” no es en absoluto el ser-hombre esencial o, lo que es lo mismo, el hombre libre. Lo único que hace es insistir en ser una negación de lo público. Sigue siendo un apéndice suyo y se alimenta solamente de su retirada fuera de lo público. Así, y contra su propia voluntad, dicha existencia da fe de la rendición ante los dictados de la opinión pública. A su vez, dicha opinión es la institución y autorización de la apertura de lo ente en la objetivación incondicionada de todo, y éstas, como procedentes del dominio de la subjetividad, están condicionadas metafísicamente. Por eso, el lenguaje cae al servicio de la mediación de las vías de comunicación por las que se extiende la objetivación a modo de acceso uniforme de todos a todo, pasando por encima de cualquier límite. Así es como cae el lenguaje bajo la dictadura de la opinión pública. Ésta decide de antemano qué es comprensible y qué es desechable por incomprensible. Lo que se dice en Ser y tiempo (1927), §§ 27 y 35, sobre el “uno” impersonal no debe tomarse de ningún modo como una contribución incidental a la sociología. Pero dicho “uno” tampoco pretende ser únicamente la imagen opuesta, entendida de modo ético-existencial, del ser uno mismo de la persona. Antes bien, lo dicho encierra la indicación que remite a la pertenencia inicial de la palabra al ser, pensada desde la pregunta por la verdad del ser. Bajo el dominio de la subjetividad, que se presenta como opinión pública, esta relación queda oculta. Pero cuando la verdad del ser alcanza por fin el rango que la hace digna de ser pensada por el pensar, también la reflexión sobre la esencia del lenguaje debe alcanzar otra altura. Ya no puede seguir siendo mera filosofía del lenguaje. Éste es el único motivo por el que Ser y tiempo (§ 34) hace una referencia a la dimensión esencial del lenguaje y toca la simple pregunta que se interroga en qué modo del ser el lenguaje es siempre como lenguaje. La devastación del lenguaje, que se extiende velozmente por todas partes, no sólo se nutre de la responsabilidad estética y MORAL de todo uso del lenguaje. Nace de una amenaza contra la esencia del hombre. Cuidar el uso del lenguaje no demuestra que ya hayamos esquivado ese peligro esencial. Por el contrario, más bien me inclino a pensar que actualmente ni siquiera vemos ni podemos ver todavía el peligro porque aún no nos hemos situado en su horizonte. Pero la decadencia actual del lenguaje, de la que, un poco tarde, tanto se habla últimamente, no es el fundamento, sino la consecuencia del proceso por el que el lenguaje, bajo el dominio de la metafísica moderna de la subjetividad, va cayendo de modo casi irrefrenable fuera de su elemento. El lenguaje también nos hurta su esencia: ser la casa de la verdad del ser. El lenguaje se abandona a nuestro mero querer y hacer a modo de instrumento de dominación sobre lo ente. Y, a su vez, éste aparece en cuanto lo real en el entramado de causas y efectos. Nos topamos con lo ente como lo real, tanto al calcular y actuar como cuando recurrimos a las explicaciones y fundamentaciones de la ciencia y la filosofía. Y de éstas también forma parte la aseveración de que algo es inexplicable. Con este tipo de afirmaciones creemos hallarnos ante el misterio, como si de este modo fuera cosa asentada que la verdad del ser pudiera basarse sobre causas y explicaciones o, lo que es lo mismo, sobre su inaprehensibilidad. Heideggeriana: CartaHumanismo El olvido de la verdad del ser en favor de la irrupción de eso ente no pensado en la esencia es el sentido de lo que en Ser y tiempo se llamó “caída”. La palabra no alude a un pecado original del hombre entendido desde la perspectiva de la “filosofía MORAL” y a la vez secularizado, sino que se refiere a la vinculación esencial del hombre con el ser inscrita dentro de la relación del ser con el ser humano. De acuerdo con esto, los títulos utilizados a modo de preludio, “propiedad” e “impropiedad”, no significan una diferencia de tipo moral-existencial ni de tipo “antropológico”, sino la relación “extática” del ser humano con la verdad del ser, que debe ser pensada alguna vez antes que ninguna otra, puesto que hasta ahora se le ha ocultado a la filosofía. Pero dicha relación no es como es basándose en el fundamento de la ex-sistencia, sino que es la esencia de la ex-sistencia la que es destinalmente extático-existencial a partir de la esencia de la verdad del ser. Heideggeriana: CartaHumanismo El fragmento lleva por título: “Caducidad de los valores cosmológicos”, y está dividido en dos secciones, A y B, de desigual extensión, rematadas por una observación final. La primera sección, A, dice así: “El nihilismo, en cuanto estado psicológico tendrá que sobrevenir, en primer lugar, cuando hayamos buscado en todo acontecer un “sentido” que no se encuentra en él: con lo que el que busca termina por desanimarse. El nihilismo es entonces el volverse consciente del prolongado despilfarro de fuerza, el tormento del “en vano”, la inseguridad, la falta de oportunidad de recuperarse de algún modo, de sosegarse a propósito de algo, la vergüenza ante sí mismo, como si uno hubiera estado engañándose durante demasiado tiempo … Aquel sentido podría haber sido: el “cumplimiento” de un canon MORAL supremo en todo acontecer, el orden MORAL del mundo; o el aumento del amor y de la armonía en la relación entre los seres; o el acercamiento a un estado de felicidad universal; o incluso el dirigirse a un estado de nada universal, pues una meta es siempre un sentido. Lo común a todos estos tipos de representación es que se alcanza un algo por medio del proceso mismo: y entonces se comprende que con el devenir no se llega a nada, no se alcanza nada… O sea, la decepción acerca de un presunto fin del devenir como causa del nihilismo: ya sea respecto de un fin totalmente determinado, ya sea, de modo generalizado, la comprensión de la insuficiencia de todas las hipótesis finalistas hechas hasta el momento que se refieren a la totalidad del “desarrollo” (el hombre, ya no es colaborador, y mucho menos centro, del devenir). Heideggeriana: NiilismoEuropeu Los epígrafes cosmología, psicología y teología — o la trinidad naturaleza, hombre, Dios — circunscriben el ámbito en el que se mueve todo el representar occidental cuando piensa el ente en su totalidad en el modo de la metafísica. Por eso, al leer el título “Caducidad de los valores cosmológicos” suponemos inmediatamente que Nietzsche, de los tres ámbitos usuales de la metafísica destaca uno determinado, el de la cosmología. Esta suposición es errónea. Cosmos no significa aquí “naturaleza” a diferencia del hombre y de Dios, sino que significa lo mismo que “mundo”, y mundo es el nombre del ente en su totalidad. Los “valores cosmológicos” no son una determinada clase de valores que están junto a otros del mismo rango o a los que podrían incluso subordinarse. Determinan, por el contrario, “aquello a lo que ella [la vida humana] pertenece, “naturaleza”, “mundo”, la completa esfera del devenir y lo transitorio” (La genealogía de la MORAL, VII, 425; 1887); designan el más amplio anillo que abraza todo lo que es y deviene. Fuera de ellos y por encima de ellos no hay nada. El nihilismo, en cuanto desvalorización de los valores supremos, es: caducidad de los valores cosmológicos. Si se entiende el epígrafe de manera correcta, el fragmento trata de la esencia del nihilismo. Heideggeriana: NiilismoEuropeu Nietzsche entiende aquí por “sentido” (cfr. el primer y cuarto párrafo) lo mismo que “fin”.Y con éste nos referimos al para qué y al por lo cual de todo actuar, comportarse y acontecer. Nietzsche enumera lo que el “sentido” buscado podría haber sido, es decir, pensado históricamente, lo que ha sido, y con singulares transformaciones aún es: “el orden MORAL del mundo”; “el aumento del amor y de la armonía en la relación entre los seres”, el pacifismo, la paz perpetua; “el acercamiento a un estado de felicidad universal”, como la mayor felicidad posible del mayor número posible; “o incluso el dirigirse a un estado de nada universal”, pues incluso este dirigirse a esta meta tiene aún un sentido: “una meta es siempre un sentido”. ¿Por qué? Porque tiene un fin, porque ella misma es el fin. ¿La nada es una meta? Ciertamente, pues el querer-nada aún le permite querer a la voluntad. La voluntad de destrucción sigue siendo voluntad. Y puesto que querer es quererse-a-sí-mismo, incluso la voluntad de nada le sigue permitiendo a la voluntad: ser ella misma, ser la voluntad. Heideggeriana: NiilismoEuropeu La voluntad humana “necesita una meta, y prefiere querer la nada antes que no querer”. Pues la “voluntad”, en cuanto voluntad de poder, es: poder del poder o, como igualmente podemos decir: voluntad de voluntad, voluntad de permanecer arriba y de poder ordenar. Aquello ante lo que la voluntad retrocede espantada no es la nada, sino el no querer, la aniquilación de sus propias posibilidades esenciales. El horror ante el vacío del no querer — ese “horror vacui” — es el “hecho fundamental de la voluntad humana” . Y precisamente de este “hecho fundamental” de la voluntad humana, de que prefiera ser voluntad de nada antes que no querer, saca Nietzsche la prueba de su tesis de que la voluntad es, en su esencia, voluntad de poder (cfr. Genealogía de la MORAL, V11, 399; 1887). “Sentido”, “meta”, “fin” son lo que permite y posibilita a la voluntad que sea voluntad. Donde hay voluntad no hay sólo un camino sino, ante todo, una meta para ese camino, aunque ella “sólo” sea la voluntad misma. Heideggeriana: NiilismoEuropeu LA INTERPRETACIÓN “MORAL” DE LA METAFÍSICA POR PARTE DE NIETZSCHE Heideggeriana: NiilismoEuropeu La voluntad que quiere este “hombre bueno” es una voluntad de sometimiento a ideales como algo que existe en sí, algo sobre lo cual el hombre no debe tener ya poder alguno. La voluntad que quiere el “hombre bueno” y sus ideales es una voluntad de poder de esos ideales y con ello una voluntad de impotencia del hombre. La voluntad que quiere el hombre bueno es también voluntad de poder, pero bajo la forma de la impotencia de poder del hombre. A esta impotencia de poder del hombre le deben los valores supremos válidos hasta el momento su proyección a lo suprasensible y su elevación a un mundo en sí como único inundo verdadero. La voluntad que quiere el “hombre bueno” y el “bien”, entendido en ese sentido, es la voluntad “MORAL”. Heideggeriana: NiilismoEuropeu Por MORAL Nietzsche entiende generalmente el sistema de aquellas estimaciones de valor en las que se pone como determinante y deseable un mundo suprasensible. Nietzsche comprende siempre la “MORAL” de modo “metafísico”, es decir, en atención a que en ella se decide sobre la totalidad del ente. En el platonismo esto sucede por medio de la escisión del ente en dos mundos, el mundo suprasensible de lo ideal, de lo debido, de lo en sí verdadero, y el mundo sensible al que le corresponde esforzarse entender y subordinarse a lo válido en sí que, en cuanto incondicionado, lo condiciona todo. Por eso Nietzsche puede decir (n. 400): “En la historia de la MORAL se expresa, pues, una voluntad de poder, por la cual unas veces los esclavos y oprimidos, otras los malogrados y los que sufren de sí mismos, otras los mediocres, intentan imponer los juicios de valor más favorables para ellos”. Heideggeriana: NiilismoEuropeu Y en el n. 358: “El esclavo ideal (el “hombre bueno”). Quien no puede ponerse a sí mismo como “fin” ni, en general, poner fines desde sí mismo, rinde honores, instintivamente, a la MORAL de la negación de sí. Todo lo persuade en favor de ella: su sagacidad, su experiencia, su vanidad. E incluso la fe es una negación de sí”. Heideggeriana: NiilismoEuropeu En lugar de abnegación también podemos decir: renuncia a ponerse uno mismo como el que ordena, es decir impotencia de poder, “abandono de la voluntad de existencia” (n.11). Pero la impotencia de poder es sólo un “caso especial” de la voluntad de poder, y esto implica: “Los valores supremos válidos hasta el momento son un caso especial de la voluntad de poder” (XVI, 428). La posición de estos valores y su transposición a un mundo en sí suprasensible al que el hombre debe someterse surgen de un “empequeñecimiento del hombre” (n. 898). Toda metafísica que se caracterice por la posición de un mundo suprasensible como mundo verdadero por sobre el mundo sensible como mundo aparente surge de la MORAL. De allí la frase: “Que la verdad sea de más valor que la apariencia no es más que un prejuicio MORAL” (Más allá del bien y del mal, 34; VII, 55). Heideggeriana: NiilismoEuropeu En el mismo escrito, Nietzsche determina así la esencia de la MORAL: “La MORAL, pues, entendida como doctrina de las relaciones de dominio bajo las que se origina el fenómeno “vida”” (ib., 19; VII, 31). Heideggeriana: NiilismoEuropeu Y en La voluntad de poder (n. 256): “Entiendo por “MORAL” un sistema de estimaciones de valor que linda con las condiciones de vida de un ser”. Heideggeriana: NiilismoEuropeu Aquí Nietzsche sigue comprendiendo la MORAL de modo “metafísico”, en referencia al ente en su totalidad y a la posibilidad de la vida en general, y no de modo “ético”, en relación con el “modo de vivir”, pero no piensa ya en la “MORAL” que condiciona el platonismo. Así pues, incluso en el significado metafísico, hay “MORAL” y “MORAL” para Nietzsche. Por un lado, en el sentido más amplio, significa todo sistema de estimaciones y relaciones de valor; aquí se la entiende de manera tan amplia que incluso pueden llamarse “morales” las nuevas posiciones de valor, simplemente porque ponen las condiciones de la vida. Por otro, en cambio, y por lo general, MORAL designa para Nietzsche el sistema de aquellas estimaciones de valor que incluye en sí la postulación de valores supremos incondicionados en el sentido del platonismo y del cristianismo. La MORAL es la MORAL del “hombre bueno”, que vive de y en la oposición con el “mal”, y no “más allá del bien y del mal”. En la medida en que su metafísica está “más allá del bien y del mal” y en que previamente trata de constituir y de ocupar este lugar como posición fundamental, Nietzsche puede designarse a sí mismo como “inmoralista”. Heideggeriana: NiilismoEuropeu Este título no quiere decir de ninguna manera que su pensamiento y su orientación sean inmorales en el sentido de que tomen posición en contra del “bien” y a favor del “mal”. “Sin MORAL” significa: más allá del bien y del mal. Y esto, nuevamente, no quiere decir fuera de toda legalidad y de todo orden, sino dentro de la necesidad que surge de una nueva posición de un orden diferente frente al caos. Heideggeriana: NiilismoEuropeu La MORAL del “hombre bueno” es el origen de los valores válidos hasta el momento. El hombre bueno pone estos valores como incondicionados. Son así las condiciones de su “vida” que, en cuanto impotente para el poder, exige para sí la posibilidad de poder mirar a lo alto hacia un mundo suprasensible. Desde aquí comprendemos también qué quiere decir Nietzsche en la sección final del fragmento n. 12 con la “ingenuidad hiperbólica” de los hombres. Heideggeriana: NiilismoEuropeu El “hombre bueno” de la “MORAL” es, pensado metafísicamente, aquel hombre que nada sabe del origen de los valores a los que se subordina como ideales incondicionados. Este no saber acerca del origen de los valores mantiene por lo tanto al hombre alejado de toda reflexión explícita sobre la proveniencia de los valores: o sea, sobre el hecho de que son condiciones de sí misma puestas por la propia voluntad de poder. La “ingenuidad” es equivalente a la “inocencia psicológica”; de acuerdo con lo dicho antes, esto significa: ignorar cualquier cómputo del ente, y por lo tanto de la vida y sus condiciones, respecto de la voluntad de poder. Puesto que, de este modo, al hombre psicológicamente inocente (”ingenuo”) le permanece oculto que los valores provienen de la estimación que hace de ellos el hombre en términos de poder, este hombre ingenuo toma a los valores (fin, unidad, totalidad, verdad) como si le llegaran de algún lado, como si descendieran del cielo y estuvieran en sí por encima de él como algo ante lo que simplemente tendría que inclinarse. La ingenuidad, en cuanto desconocimiento del origen de los valores en la voluntad de poder humana, es, por lo tanto, “hiperbólica” (de Hyperbollein). El “hombre bueno”, sin saberlo, arroja los valores más allá de sí y hace que se arroguen ser algo en sí. Lo que está condicionado únicamente por el hombre lo considera, al revés, como lo incondicionado que plantea exigencias al hombre. Por eso Nietzsche concluye su recálculo del origen de la creencia en los valores supremos y en las categorías de la razón, y con él todo el fragmento n. 12, con la afirmación: “Sigue siendo la ingenuidad hiperbólica del hombre lo que le hace ponerse a sí mismo como sentido y medida del valor de las cosas.” Heideggeriana: NiilismoEuropeu Por qué citamos esta nota precisamente ahora, se verá apenas hayamos aclarado nuevamente la marcha de nuestro preguntar. Se trata, frente a lo que Nietzsche deja ver como historia de la metafísica, de lanzar una mirada más originaria hacia ella. Con este propósito tenía que aclararse mejor, en primer lugar, la exposición y la concepción nietzscheana de la metafísica Es una concepción “MORAL”. “MORAL” quiere decir aquí: sistema de las estimaciones de valor. Toda interpretación del mundo, ya sea ingenua o llevada a cabo por medio del cálculo, es una posición de valores y con ello un formar y configurar el mundo a imagen del hombre. Sobre todo la posición de valores que se toma en serio el conocimiento del origen humano de los valores y lleva a su acabamiento el nihilismo tiene que comprender y querer expresamente al hombre como legislador. Tiene que buscar lo verdadero y real en la incondicionada humanización de todo ente. Heideggeriana: NiilismoEuropeu Si consideramos rectamente la diferencia que así sale a la luz entre las posiciones metafísicas fundamentales, podrían surgir dudas acerca de si se mantiene algo único e igualmente esencial para ambas que nos autorice a hablar, en los dos casos, de posiciones fundamentales de la metafísica. Pero el propósito de esta contraposición es, precisamente, el de hacer visible en esto, que es en apariencia totalmente diferente, no, por cierto, algo idéntico, pero sí lo mismo, y de este modo la oculta esencia unitaria de la metafísica, para alcanzar por esta vía un concepto más originario de la metafísica frente a la interpretación sólo MORAL, es decir determinada desde el pensamiento del valor, que hace Nietzsche de ella. Heideggeriana: NiilismoEuropeu Por eso, en la obra Genealogía de la MORAL, agregada a Más allá del bien y del mal “para completarla y aclararla” (al año siguiente, 1887), Nietzsche dice lo siguiente, en el tercer tratado, n. 12: “”Objetividad”, esta última entendida no como “intuición desinteresada” (como lo cual sería un absurdo y un contrasentido), sino como la facultad de tener en su poder el pro y el contra y de conectarlos y desconectarlos: de manera tal que se sepa hacer útil para el conocimiento precisamente la diversidad de las perspectivas y de las interpretaciones de los afectos”. Heideggeriana: NiilismoEuropeu Para Nietzsche, la subjetividad también es incondicionada, pero en otro sentido, de acuerdo con la esencia de la verdad determinada de otro modo. Aquí la verdad misma es en esencia error, con lo que pierde validez la distinción entre verdad y no verdad. La distinción queda entregada a la sentencia soberana de la voluntad de poder, que dispone de manera incondicionada de los respectivos papeles de las respectivas perspectivas según las necesidades de poder del caso. Puesto que la disposición sobre lo verdadero y lo no verdadero, la sentencia sobre el respectivo papel de la respectiva apariencia y error, así como la producción de apariencia para la conservación y el acrecentamiento de poder están únicamente a cargo de la voluntad de poder, la esencia de la verdad adecuada al poder es, para Nietzsche, la “justicia”. Sin embargo, para comprender el sentido nietzscheano de esta palabra “justicia” tenemos que dejar de lado inmediatamente todas las representaciones sobre la “justicia” que provengan de la MORAL cristiana, humanista, iluminista, burguesa y socialista. Heideggeriana: NiilismoEuropeu Si ahora, por ejemplo, los ingleses destruyen las unidades de la flota francesa amarradas en el puerto de Orán, esto es, desde el punto de vista de su poder, totalmente “justo”; porque “justo” sólo quiere decir: lo que sirve al acrecentamiento del poder. Con ello queda dicho al mismo tiempo que nosotros no podemos ni debemos jamás justificar ese proceder; todo poder tiene, pensado metafísicamente, su derecho. Y sólo por impotencia llega a no estar justificado. No obstante, a la táctica de todo poder le es inherente no poder ver cualquier proceder del poder contrario bajo la perspectiva propia de ese poder, sino que el proceder contrario queda sometido a la medida de una MORAL humana universal que sólo tiene, sin embargo, un valor propagandístico. Heideggeriana: NiilismoEuropeu “Este pensamiento de mí mismo, que me hace consciente de los objetos de los sentidos y de mi propia acción resultante, añade algo a los objetos de los sentidos. Es algo muy distinto que yo piense en un color o que yo reflexione al mismo tiempo sobre ese pensamiento, del mismo modo que el propio color es diferente del yo que to piensa. Y como me doy cuenta de que también otros seres podrían tener el derecho de decir yo, o que podríamos decirlo por ellos, entiendo ahora lo que se suele designar en general con el término substancia. Se trata de la consideración de mí mismo, que me proporciona también otros conceptos metafísicos como la causa, efecto, acción, similitud, etc., esto es, incluso los conceptos fundamentales de la Lógica y de la MORAL.” Heideggeriana: CursoMarburgo En el ser-aquí se le devuelve al hombre el fundamento esencial y durante mucho tiempo infundamentado gracias al cual el hombre puede ex-sistir. Aquí, “existencia” no significa existentia en el sentido del aparecer y del “Dasein” (estar ahí delante) de un ente. Pero “existencia” tampoco significa aquí, al modo “existencial”, el esfuerzo MORAL del hombre por su sí-mismo edificado sobre una constitución corporal y anímica. La ex-sistencia que tiene sus raíces en la verdad como libertad es la ex-posición en el desocultamiento de lo ente como tal. Todavía incomprendida, ni siquiera necesitada de una fundamentación esencial, la ex-istencia del hombre histórico comienza en ese instante en el que el primer pensador se pone al servicio del desocultamiento de lo ente preguntando qué sea lo ente. En esta pregunta es en donde por vez primera se experimenta el desocultamiento. Lo ente en su totalidad se desvela como physis, la “naturaleza”, que aquí todavía no alude a un ámbito especial de lo ente, sino a lo ente como tal en su totalidad, concretamente con el significado de un venir surgiendo y brotando a la presencia. La historia sólo comienza cuando lo ente es elevado y preservado expresamente en su desocultamiento y cuando esa preservación es concebida desde la perspectiva de la pregunta por lo ente como tal. El inicial desencubrimiento de lo ente en su totalidad, la pregunta por lo ente como tal y el inicio de la historia occidental son lo mismo y son simultáneos en un “tiempo” que, siendo él mismo inconmensurable, abre por vez primera lo abierto, es decir, la apertura, a cualquier medida. Heideggeriana: EssenciaVerdade En las ciencias naturales es Alexander von Humboldt quien presiona para salir por sobre la especulación filosófica hacia una visión más amplia y rica de la naturaleza. En la zona limítrofe entre la ciencia natural y la ciencia espiritual surgió la geografía comparada de Karl Ritter. Las ciencias naturales, por su parte, hicieron fecundar a la medicina. De esa forma, el espíritu científico fue extendió desde las dos regiones principales de la Facultad de Filosofía, la historia por una parte y la naturaleza por la otra, a la Facultad de Derecho y a la Facultad de Medicina. Pero naturaleza e historia eran apreciadas, por su parte, como las formas máximas de manifestación del espíritu absoluto, que fuera concebido por la filosofía. En este lapso de tiempo, la filosofía era vista como el centro interno de todas las ciencias. También la teología fue determinada, tanto en sus disciplinas históricas (Historia de la Iglesia y Exégesis) como en las especulativas (Dogmática y Doctrina MORAL), desde el espíritu vivo de la Facultad de Filosofía. Heideggeriana: UniversidadeAlema2 Así pues, la razón, como lo fue viendo Kant de manera cada vez más clara en el curso de su pensamiento, es en su esencia “razón práctica”, lo que quiere decir: percepción proyectante de lo que en sí mismo tiende a posibilitar la vida. Proyectar la ley MORAL en la razón práctica quiere decir: posibilitar el ser hombre como persona, la cual está determinada por el respeto ante la ley. La razón despliega sus conceptos y categorías de acuerdo con la correspondiente dirección del aseguramiento de la existencia consistente. O sea: no es la razón misma, no es su esencia la que se desarrolla a partir de la necesidad de dominar el caos, sino que ella ya es en sí misma percepción del caos en la medida en que lo que embiste como algo confuso sólo se vuelve perceptible en el campo visual del orden y la consistencia y, en consecuencia, al ser lo que acosa de tal o cual manera, sugiere y exige esta o aquella fijación, esta o aquella formación de esquema. Heideggeriana: VontadePoder “Inmoralista”: esta palabra nombra un concepto metafísico. “MORAL” no quiere decir aquí ni “moralidad” ni “doctrina de las costumbres”. “MORAL” tiene para Nietzsche el significado amplio y esencial de posición de lo ideal, en el sentido de que lo ideal, en cuanto es lo suprasensible fundado en las ideas, constituye la medida de lo sensible, mientras que lo sensible es considerado como lo inferior y carente de valor y por lo tanto, como lo que tiene que ser combatido y erradicado. En la medida en que toda metafísica se funda en la distinción del mundo suprasensible como mundo verdadero y el mundo sensible como mundo aparente, todo metafísica es “MORAL”. El inmoralista se opone a la distinción “MORAL” que funda toda metafísica, niega la distinción de un mundo verdadero y un mundo aparente y el orden jerárquico puesto en ella. “Nosotros, inmoralistas” quiere decir: nosotros que estamos fuera de la distinción que sostiene a la metafísica. En ese sentido hay que tomar también el título de la obra que publicó Nietzsche en sus últimos años: Más allá del bien y del mal. Heideggeriana: VontadePoder No admitir ya la distinción de un mundo verdadero y un mundo aparente, ser inmoralista, significa ir hacia ese extremo en el que no está permitido ya recoger de un mundo en sí verdadero los fines y los criterios para un mundo aún no verdadero e imperfecto. Nietzsche dice que los “príncipes europeos” (los que conforman y dirigen la historia y el destino de los pueblos) deberían reflexionar acerca de si aún pueden prescindir del apoyo de los inmoralistas. Esto quiere decir: deberían tener claro si las metas que proponen o admiten como válidas para sus naciones son aún verdaderas metas, si las hipócritas apelaciones a la MORAL, a los valores culturales, a la civilización y el progreso, no tienen como fondo una metafísica hace tiempo derrumbada. Los “príncipes” deberían reflexionar sobre si éstas son aún metas fundamentables o una simple fachada, despojos ya no pensados a fondo de un mundo metafísico en ruinas; deberían reflexionar sobre si se pueden crear metas a partir de “este mundo” y para él, sobre si aún está vivo un saber que pueda saber acerca de la esencia de las metas y de su fundación. Heideggeriana: VontadePoder ¿Qué quiere decir Nietzsche con la palabra “justicia”, que nosotros inmediatamente relacionamos con el derecho y la jurisprudencia, con la moralidad y la virtud? Para Nietzsche, la palabra “justicia” no tiene ni un significado “jurídico” ni un significado “MORAL”, sino que, antes bien, nombra aquello que debe asumir y ejecutar la esencia de la omoiosis: la asimilación al caos, es decir al ente en su totalidad, y por lo tanto éste mismo. Pensar el ente en su totalidad, más concretamente, pensarlo en su verdad y pensar la verdad en él, eso es metafísica “Justicia” es aquí el nombre metafísico para referirse a la esencia de la verdad, al modo en el que en el final de la metafísica occidental tiene que pensarse la esencia de la verdad; el mantenimiento de la esencia de la verdad como omoiosis y la interpretación de ésta como justicia hacen del pensamiento metafísico que lleva a cabo esta interpretación el acabamiento de la metafísica. Heideggeriana: VontadePoder ¿Hacia dónde va este mirar previo que abre, qué vista ofrece? Nietzsche responde en primer lugar de modo indirecto nombrando las perspectivas más allá de las cuales se ve: “las pequeñas perspectivas del bien y del mal”. Bien y mal son los títulos que corresponden a las distinciones fundamentales de la “MORAL”. A la MORAL Nietzsche la comprende de modo metafísico. El “bien” es el “ideal”, la idea y lo que está aún más allá de ella, lo propiamente ente, ontos on. El “mal” es el nombre metafísico de lo que no debe ser un ente, el me on. Pero en esto reside la distinción del mundo verdadero (en sí ente) y el mundo aparente. Esta distinción alude a perspectivas respecto de las cuales la justicia ve más allá. Justicia es ir con la visión más allá de esas pequeñas perspectivas hacia una gran perspectiva. El ver más allá de las perspectivas tenidas hasta el momento corresponde al carácter eliminador del modo de pensar constructivo como el cual ha sido determinada anteriormente la justicia. Pero el construir se aclara ahora con el carácter de mirar lejos en torno, de abrir una gran perspectiva. La justicia no “tiene” una perspectiva, ella es la perspectiva misma en cuanto la erige, la abre y la mantiene abierta. Heideggeriana: VontadePoder La “voluntad de poder” es la esencia del poder. Esta esencia del poder, y nunca sólo un quantum de poder, sí constituye la meta de la voluntad, en el significado esencial de que la voluntad sólo puede ser ella misma voluntad en la esencia del poder. Por eso la voluntad precisa necesariamente esa meta. Por ello, en la esencia de la voluntad reina el terror al vacío. Éste consiste en la extinción de la voluntad, en no querer. Por eso, puede decirse de la voluntad: “prefiere querer la nada antes que no querer” (Genealogía de la MORAL, 3, n.1). “Querer la nada” quiere decir aquí: querer el empequeñecimiento, la negación, la aniquilación, la devastación. En un querer tal, el poder se asegura aún la posibilidad de ordenar. Así pues, incluso la negación del mundo no es más que una escondida voluntad de poder. Heideggeriana: MetafisicaNietzsche El concepto platónico del bien no contiene, sin embargo, el pensamiento del valor. Las ideas de Platón no son valores; en efecto, el ser del ente no ha sido aún proyectado como voluntad de poder. No obstante, Nietzsche, desde su posición metafísica fundamental, puede interpretar la comprensión platónico del ente, las ideas y por lo tanto lo suprasensible, como valores. En esta interpretación, toda la filosofía desde Platón se convierte en metafísica de los valores. El ente en cuanto tal se comprende en su totalidad desde lo suprasensible y se reconoce a éste, al mismo tiempo, como lo verdaderamente ente, ya sea lo suprasensible en el sentido del Dios creador y redentor del cristianismo, la ley MORAL, o la autoridad de la razón, el progreso, la felicidad de la mayoría. En todos los casos, lo sensible que está allí delante se mide respecto de algo deseable, de un ideal. Toda metafísica es platonismo. El cristianismo y las formas de su secularización moderna son “platonismo para el pueblo” (VII, 5). Lo deseable lo piensa Nietzsche como “valores supremos”. Toda metafísica es un “sistema de estimaciones de valor o, como dice Nietzsche, una MORAL, “entendida como doctrina de las relaciones de dominio bajo las que se origina el fenómeno “vida”” (Más allá del bien y del mal, n. 19). Heideggeriana: MetafisicaNietzsche La interpretación de toda metafísica llevada a cabo desde el pensamiento del valor es la interpretación “MORAL”. Pero Nietzsche no realiza esta interpretación de la metafísica y de su historia como una consideración historiográfico-erudita del pasado sino como una decisión histórica de lo venidero. Si el pensamiento del valor se convierte en hilo conductor de la reflexión histórica sobre la metafísica en cuanto fundamento de la historia occidental, esto quiere decir ante todo: la voluntad de poder es el principio único de la posición de valores. Allí donde la voluntad de poder osa reconocerse como el carácter fundamental del ente, todo tiene que estimarse en referencia a si acrecienta o disminuye e inhibe la voluntad de poder. En cuanto carácter fundamental, la voluntad de poder condiciona todo ente en su ser. Esta condición suprema del ente en cuanto tal es el valor determinante. Heideggeriana: MetafisicaNietzsche Mientras que la metafísica existente hasta el momento no conoce propiamente a la voluntad de poder como principio de la posición de valores, en la metafísica de la voluntad de poder ésta se convierte en “principio de una nueva posición de valores”. Puesto que desde la metafísica de la voluntad de poder toda metafísica se comprende de modo MORAL como una valoración, la metafísica de la voluntad de poder se vuelve una posición de valor, una “nueva” posición de valor. Su novedad consiste en una “transvaloración de los valores validos hasta el momento”. Heideggeriana: MetafisicaNietzsche Esta legalidad es la historicidad de la historia occidental, experimentada desde la metafísica de la voluntad de poder. En cuanto legalidad de la historia, el nihilismo despliega una serie de diferentes estadios y formas de sí mismo. Por ello, el simple término nihilismo dice demasiado poco, ya que oscila dentro de una pluralidad de sentidos. Nietzsche rechaza la opinión de que el nihilismo sea la causa de la decadencia señalando que, al ser la “lógica” de la decadencia, impulsa precisamente más allá de ella. La causa del nihilismo es, en cambio, la MORAL, en el sentido de la instauración de ideales supranaturales de lo verdadero, lo bueno y lo bello que tienen validez “en sí”. La posición de los valores supremos pone al mismo tiempo la posibilidad de su desvalorización, que comienza ya con el hecho de que se muestren como inalcanzables. De ese modo, la vida aparece como inepta y como lo menos apropiada para realizar esos valores. Por eso, la “forma preliminar” del nihilismo auténtico es el pesimismo (La voluntad de poder, n. 9). Heideggeriana: MetafisicaNietzsche No obstante, para pensar la esencia de la justicia de manera adecuada a esta metafísica hay que excluir todas las representaciones acerca de la justicia que provienen de la MORAL cristiana, humanista, iluminista, burguesa y socialista. Lo justo [das Gerechte] sigue siendo, ciertamente, lo que se adecua a lo “recto” [das Rechte]. Pero lo recto, lo que indica la dirección [Richtung] y da la medida, no existe en sí. Lo recto da el derecho [das Recht] a algo. Pero lo recto se determina a su vez a partir de lo que es de “derecho”. La esencia del derecho la define Nietzsche, sin embargo, del siguiente modo: “Derecho = la voluntad de eternizar una respectiva relación de poder” (XIII, 205). La justicia es entonces la facultad de poner el derecho así comprendido, es decir, de querer esa voluntad. Este querer sólo puede ser como voluntad de poder. Por eso, la segunda nota de Nietzsche sobre la justicia, casi contemporánea de la primera (del año 1884), dice lo siguiente: Justicia como función de un poder que mira lejos en torno a sí, que ve más allá de las pequeñas perspectivas del bien y del bien y del mal, que tiene, por lo tanto, un horizonte de ventaja más amplio; la intención de conservar algo que es más que esta o aquella persona.” (XIV, 80) Heideggeriana: MetafisicaNietzsche ¿Es pues, necesariamente, toda metafísica verdad del ente en cuanto tal en su totalidad en ese doble sentido? ¿Verdad sobre el ente porque verdad que proviene del ser del ente? ¿Si es así, esta proveniencia de la esencia de la verdad dice algo sobre ella misma? ¿En cuanto proviene de este modo, no es en sí misma histórica? ¿Esta proveniencia de la esencia de la verdad no dice al mismo tiempo algo de la esencia de la metafísica? Efectivamente, dice lo siguiente, expresado en primer lugar sólo de modo negativo: La metafísica no es una fabricación del hombre. Pero por eso tiene que haber pensadores. Éstos se sitúan en cada caso primeramente en el desocultamiento que se prepara el ser del ente. La “metafísica de Nietzsche”, es decir, ahora, la verdad del ente en cuanto tal en su totalidad preservada en la palabra desde su posición fundamental, es, conforme a su esencia histórica, el rasgo fundamental de la historia de la época que, sólo desde su incipiente acabamiento, se da comienzo a sí misma como tiempo de la modernidad: “Un período en el que la vieja mascarada y el aderezamiento MORAL de los afectos provoca repugnancia: la naturaleza desnuda; en el que las cantidades de poder son simplemente reconocidas como decisivas (como determinantes del rango); en el que vuelve a aparecer el gran estilo, como consecuencia de la gran pasión.” (La voluntad de poder, n. 1024 Heideggeriana: MetafisicaNietzsche Toda experiencia es, como experiencia, dolorosa, porque en tanto experiencia es [siempre] una “mala experiencia”, es decir, una tal en la que se manifiesta la malignidad (no la maldad MORAL) de la violencia de lo negativo. También la experiencia aparentemente “buena” y “grata” es, entendida esencialmente, “mala”. Heideggeriana: HegelFenomenologia Se traduce to agathón mediante la expresión aparentemente inteligible de “el bien”. Se piensa en ella generalmente el “bien MORAL”, llamado así porque es conforme a la ley MORAL, interpretación ésta que es ajena al pensar griego, por más que Platón, al interpretar el agathón como idea, haya dado la base para pensar “el bien” como “bien MORAL” y, finalmente, registrarlo erróneamente como un “valor”. El concepto de valor que prospera en el siglo XIX como intrínseca consecuencia de la moderna concepción de la “verdad” es el más tardío y a la vez el más endeble retoño del agathón. En tanto “el valor” y la interpretación en base a los “valores” sustentan la metafísica de Nietzsche, y esto en la forma incondicionada de una “transvaluación de todos los “valores”, es también Nietzsche, en virtud de que para él todo saber procede del origen metafísico del “valor”, el platónico más desenfrenado en la historia de la metafísica occidental. Vale decir, en tanto él concibe el valor como la condición puesta por la “vida misma” para la posibilitación de la “vida”, Nietzsche ha asido la esencia del agathón, más libre de prejuicios que los que corren detrás de esa deformidad absurda de los “valores válidos en sí”. Heideggeriana: PlatoVerdade El comienzo de la metafísica en el pensar de Platón es al mismo tiempo el comienzo del “humanismo”, palabra que aquí es pensada en su significado esencial y, por consiguiente, más amplio. Además “humanismo” mienta el proceso ensamblado con el comienzo, el desenvolvimiento y el fin de la metafísica, por el cual el hombre. siempre según perspectivas diferentes, pero a sabiendas, se desplaza hacia un término medio del ente, sin ser, por ello, él mismo el ente supremo. “El hombre” significa aquí. ora una humanidad o la naturaleza humana, ora el individuo o una comunidad, ora el pueblo o un grupo de pueblos. De modo que, en el dominio de una conexión metafísica fundamental del ente, siempre se trata de llevar al “hombre” que desde aquí se ha determinado, al animal rationale, a la liberación de sus posibilidades, a la certidumbre acerca de su destino y a la preservación de su “vida”. Esto acontece como acuñación de la actitud “MORAL”, como redención del alma inmortal, como despliegue de las fuerzas creadoras, como perfeccionamiento de la razón, como cuidado de la personalidad, como estímulo del civismo, como adiestramiento del cuerpo o como unión apropiada de algunos o de todos estos “humanismo?. En órbitas amplias o reducidas, siempre se consuma un girar metafísicamente definido en torno al hombre. Con la culminación de la metafísica también el “humanismo” (o dicho en “griego”: la antropología) irrumpe en las más extremas y, al mismo tiempo, incondicionadas “posiciones”. Heideggeriana: PlatoVerdade El ámbito para la esencia el acontecimiento del nihilismo es la propia metafísica, siempre que supongamos que bajo este nombre no entendemos una doctrina o incluso una disciplina especial de la filosofía, sino la estructura fundamental de lo ente en su totalidad, en la medida en que éste se encuentra dividido entre un mundo sensible y un mundo suprasensible y en que el primero está soportado y determinado por el segundo. La metafísica es el espacio histórico en el que se convierte en destino el hecho de que el mundo suprasensible, las ideas, Dios, la ley MORAL la autoridad de la razón, el progreso, la felicidad de la mayoría la cultura y la civilización, pierdan su fuerza constructiva y se anulen. Llamamos a esta caída esencial de lo suprasensible su descomposición. La falta de fe en el sentido de la caída del dogma cristiano, no es por lo tanto nunca la esencia y el fundamento del nihilismo, sino siempre una consecuencia del mismo; efectivamente, podría ocurrir que el propio cristianismo fuese una consecuencia y variante del nihilismo. Heideggeriana: NietzscheDeus Mientras sigamos confundiendo el nihilismo con lo que sólo son sus manifestaciones, la postura respecto al mismo será siempre superficial. Tampoco se irá más lejos por el hecho de armarse de un cierto apasionamiento en su rechazo basado en el descontento con la situación del mundo, en una desesperación no del todo confesada, en el desánimo MORAL o en la superioridad autosuficiente del creyente. Heideggeriana: NietzscheDeus Por eso, la voluntad de poder tampoco puede ser contrapuesta a una voluntad de otra cosa, por ejemplo a una “voluntad de nada”, porque incluso esta voluntad es todavía voluntad de voluntad, de tal modo que Nietzsche puede decir (Para una Genealogía de la MORAL, tercer tratado, afor. 1 del año 1887): “antes prefiere [la voluntad] querer la nada que no querer”. Heideggeriana: NietzscheDeus Una explicación exacta de estos pensamientos sobrepasaría el marco de la meditación aquí emprendida. Será suficiente remitir al ámbito esencial del que forma parte la justicia pensada por Nietzsche. Para prepararnos a la comprensión de la justicia que Nietzsche tiene a la vista, tendremos que apartar de nuestra mente todas las representaciones sobre la justicia procedentes del ámbito de la MORAL cristiana, humanista, ilustrada, burguesa y socialista. Efectivamente, Nietzsche no entiende en absoluto la justicia primordialmente como una determinación del ámbito ético y jurídico. Antes bien, la piensa a partir del ser de lo ente en su totalidad, esto es, a partir de la voluntad de poder. Así, justo es lo que se adecua a derecho. Pero qué sea de derecho es algo que se determina a partir de eso que es en cuanto ente. Por eso dice Nietzsche (XIII, afor. 462 del año 1883: “Derecho = la voluntad de eternizar una relación de poder determinada. Estar satisfecho con esto es el presupuesto. Todo lo que es digno de veneración se ve empujado a lograr que el derecho aparezca como lo eterno”. Heideggeriana: NietzscheDeus La venganza no es aquí simplemente un tema de la MORAL Y la liberación de la venganza no es una tarea de la educación MORAL. Del mismo modo, la venganza y el ansia de venganza no son un objeto de la Psicología. La esencia y el alcance de la venganza los ve Nietzsche metafísicamente. Pero ante todo, ¿qué significa venganza? Si, con la amplitud de miras necesaria, nos atenemos primero al significado de la palabra, podemos sacar de este modo una seña. Rache (venganza), räche, wreken, urgere significa: golpear, empujar, hacer avanzar delante de uno, perseguir, ir a la caza. ¿En qué sentido la venganza es un ir a la caza? Ella no busca meramente dar caza a algo, cogerlo, apropiárselo. Tampoco busca simplemente abatir aquello a la caza de lo cual va. Este ir a la caza para vengarse se opone de antemano a aquello en lo que se venga. Se opone a ello de este modo: rebajándolo, con el fin de, frente a lo que ha rebajado, ponerse a sí mismo en una posición de superioridad y, de este modo, reconstruir su propia validez, que es tenida como lo único que cuenta. Porque la sed de venganza es excitada por el sentimiento de ser vencido y perjudicado. Por los años en los que Nietzsche creaba su obra Así hablaba Zaratustra, escribió esta observación: “Recomiendo a todos los mártires que reflexionen si no fue la sed de venganza lo que los empujó a lo extremo”. (XII, p. 298). Heideggeriana: NietzscheZaratustra En el utensilio sacrificial que está delante y que está a punto prevalecen, pues, cuatro modos del ser responsable. Son distintos entre sí y, no obstante, se pertenecen mutuamente. ¿Qué es lo que los une de antemano? ¿En qué tiene lugar el juego conjunto de los cuatro modos del ser responsable? ¿De dónde procede la unidad de las cuatro causas? ¿Qué significa, pensado al modo griego, este ser responsable? Los hombres de hoy nos inclinamos con excesiva facilidad a entender el ser responsable, o bien en sentido MORAL, como un estar en falta, o bien si no como un modo del efectuar. En ambos casos nos cerramos el camino hacia el sentido inicial de eso que más tarde se denominó causalidad. Mientras no se abra este camino tampoco avistaremos lo que es propiamente lo instrumental que descansa en lo causal. Heideggeriana: PreguntaTecnica Las nuevas teorías, esto es, los métodos de medición del tiempo y del espacio — la teoría de la relatividad, la teoría cuántica y la física nuclear — no han cambiado el carácter paramental de tiempo y espacio. Tampoco pueden producir tal modificación. Si lo pudieran, entonces colapsaría por sí misma toda la estructura de las ciencias naturales contemporáneas. Nada augura hoy la posibilidad de tal colapso. Todo indica lo contrario y, ante todo, la carrera por la fórmula matemático-teórica del mundo físico. Con todo, el impulso para esta carrera no surge primeramente de la pasión personal de los investigadores. La naturaleza de éstos está ya provocada por un reto que domina el pensamiento moderno entero. “Física y responsabilidad” — esto está bien y es importante para la crítica situación contemporánea. Pero siguen siendo una doble contabilidad detrás de la que se oculta una ruptura que no puede ser curada ni por las ciencias ni por la MORAL — suponiendo siquiera que pueda ser curada. Heideggeriana: EssenciaLinguagem

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