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humanas

Definition:
Suponiendo que el hombre pueda pensar en el futuro la verdad del ser, pensará desde la ex-sistencia. Ex-sintiendo, el hombre se encuentra ya en el destino del ser. La ex-sistencia del hombre es, en cuanto tal, histórica, pero no en primer lugar o incluso no únicamente por lo que les pueda suceder al hombre y a las cosas humanas en el transcurso del tiempo. Es precisamente porque se trata de pensar la ex-sistencia del ser-aquí por lo que en Ser y tiempo le importa de modo tan esencial al pensar que se experimente la historicidad del Dasein. Heideggeriana: CartaH

Si pensamos la esencia del nihilismo en el modo intentado, entonces pensamos el nihilismo desde el ser mismo como su historia, como la cual el ser mismo "es" ser. Ahora bien, la esencia del nihilismo de acuerdo con la historia del ser no muestra, sin embargo, aquellos rasgos que usualmente caracterizan a lo que se alude con el nombre corriente de "nihilismo": lo que degrada y destruye, la declinación y la decadencia. La esencia del nihilismo no contiene nada negativo en el modo de algo destructivo que tuviera su sede en las convicciones humanas y se ejerciera a través de las acciones humanas. La esencia del nihilismo no es en absoluto cosa del hombre, sino del ser mismo, y por ello, entonces sí, es también cosa de la esencia del hombre y, sólo en esa secuencia, al mismo tiempo cosa del hombre; y presumiblemente no sólo una más entre otras. Heideggeriana: NiilismoSer

Resultado final: todos los valores con los que hasta ahora hemos buscado, en primer lugar, hacernos apreciable el mundo y por ello mismo, finalmente, lo hemos desvalorizado al demostrarse que eran inaplicables, todos estos valores, recalculados psicológicamente, son resultados de determinadas perspectivas de utilidad para conservar y acrecentar formaciones de dominio humanas: y sólo falsamente proyectadas en la esencia de las cosas. Sigue siendo la ingenuidad hiperbólica del hombre lo que le hace ponerse a sí mismo como sentido y medida del valor de las cosas." Heideggeriana: NiilismoEuropeu

Repitamos la oración principal del párrafo final: "todos estos valores, recalculados psicológicamente, son resultados de determinadas perspectivas de utilidad para conservar y acrecentar formaciones de dominio humanas: y sólo falsamente proyectadas en la esencia de las cosas. Sigue siendo la ingenuidad hiperbólica del hombre lo que le hace ponerse a sí mismo como sentido y medida del valor de las cosas." Heideggeriana: NiilismoEuropeu

A pesar del comentario que acaba de realizarse de la expresión "ingenuidad hiperbólica", aún subsiste el peligro de que esta importante afirmación final del fragmento n. 12 sea profundamente mal comprendida. Ella encierra el resumen muy comprimido, y por ello fácilmente equívoco, de un importante pensamiento. Efectivamente, apelando a la afirmación de Nietzsche se podría sugerir que éste, de acuerdo con el tenor literal de la misma, dice lo contrario de lo que nosotros hemos dilucidado como esencia de la ingenuidad hiperbólica. Si la ingenuidad consiste en no saber que el origen de los valores está en que son puestos por los propios hombres en términos de poder, ¿cómo puede ser una "ingenuidad hiperbólica" "ponerse a sí mismo como sentido y medida del valor de las cosas"? Esto último es algo totalmente diferente de la ingenuidad. Es la suma consciencia del hombre que se apoya sobre sí mismo, es explícita voluntad de poder y de ningún modo impotencia de poder. Si tuviéramos que comprender la afirmación de ese modo, Nietzsche estaría diciendo: la "ingenuidad hiperbólica" consiste en no ser en absoluto ingenuo. No podemos atribuirle tamaña insensatez. ¿Qué dice entonces la afirmación? De acuerdo con la determinación que hace Nietzsche de la esencia de los valores, incluso aquellos que se ponen desconociendo el origen de los valores tienen que surgir de las posiciones humanas, es decir, de modo tal que el hombre se ponga a sí mismo como sentido y medida del valor: la ingenuidad no consiste en que el hombre ponga los valores y actúe como sentido y medida del valor. El hombre es ingenuo en la medida en que pone los valores como la "esencia de las cosas" que recae sobre él, sin saber que es él que las pone y que lo que las pone es una voluntad de poder. Heideggeriana: NiilismoEuropeu

El hecho de que al poner los valores supremos se transpongan a las cosas posiciones humanas es para Nietzsche legítimo. Pero la humanización del ente es aún inocente y por lo tanto no incondicionada. Puesto que en un primer momento el auténtico origen, es decir el origen relativo al poder, de los valores supremos válidos hasta el momento queda oculto, pero sin embargo, con el despertar y desarrollarse de la autoconciencia del hombre, no puede quedar constantemente oculto, resulta que, con el creciente conocimiento del origen de los valores, tiene que caducar la creencia en ellos. Pero el conocimiento del origen de los valores, de la posición humana de los valores y de la humanización de las cosas no puede detenerse en que, después del desvelamiento de tal origen y de la caducidad de los valores, el mundo aparezca como carente de valor. De este modo faltaría todo "valor" y por lo tanto las condiciones de la vida, con lo que ésta no podría ser. Lo que tiene que suceder, sin embargo, ante la aparente carencia de valor del mundo, aquello en que tiene que consistir la transvaloración de los valores válidos hasta el momento, ya está decidido y prefigurado por el conocimiento del origen de los valores. Nietzsche ha condensado la nueva tarea en una nota que data de 1888 y que nos muestra la oposición más extrema a la ingenuidad hiperbólica. Dice así: "Toda la belleza y toda la sublimidad que le hemos prestado a las cosas reales e imaginadas quiero reivindicarla como propiedad y producto del hombre: como su más bella apología. El hombre como poeta, como pensador, como Dios, como amor, como poder: ¡oh, la real generosidad con la que ha obsequiado a las cosas, para él empobrecerse y sentirse miserable! Éste ha sido hasta ahora su mayor desprendimiento, que admirara y adorara y supiera ocultarse que era él quien había creado eso que admiraba" (La voluntad de poder, XV, 241). Heideggeriana: NiilismoEuropeu

Nietzsche emprende este intento en su metafísica de la voluntad de poder. Si al mundo material, sin vida, lo piensa ya desde el hombre y de acuerdo con pulsiones humanas, con mayor razón interpretará de modo humano el mundo viviente e histórico. Comenzamos a presentir de qué modo decisivo el pensamiento del valor, en cuanto cómputo de todo ente de acuerdo con el valor básico de la voluntad de poder, tiene ya como fundamento esencial lo siguiente: que se interprete en general el ente en cuanto tal según el ser del hombre, y no sólo que dicha interpretación sea llevada a cabo "por medio" del hombre. Heideggeriana: NiilismoEuropeu

Pero la novedad de este proceso no reside en absoluto en el hecho de que ahora la posición del hombre en medio de lo ente sea sencillamente otra diferente respecto a la del hombre medieval o antiguo. Lo decisivo es que el hombre ocupa esta posición por sí mismo, en tanto que establecida por él mismo, y que la mantiene voluntariamente en tanto que ocupada por él y la asegura como terreno para un posible desarrollo de la humanidad. Sólo a partir de este momento puede decirse que existe algo similar a una posición del hombre. El hombre dispone por sí mismo el modo en que debe situarse respecto a lo ente como lo objetivo. Comienza ese modo de ser hombre que consiste en ocupar el ámbito de las capacidades humanas como espacio de medida y cumplimiento para el dominio de lo ente en su totalidad. La época que se determina a partir de este acontecimiento no sólo es nueva respecto a la precedente a los ojos de una contemplación retrospectiva, sino que es ella la que se sitúa a sí misma y por sí misma como nueva. Ser nuevo es algo que forma parte del mundo convertido en imagen. Heideggeriana: EIM

Lo clásico de este darse forma del hombre que se toma a sí mismo en sus manos consiste en el simple rigor de simplificar todas las cosas y todos los hombres en algo único: el incondicionado dar poder a la esencia del poder para el dominio sobre la tierra. Las condiciones de este dominio, es decir, todos los valores, son puestos y llevados a efecto por medio de una completa "maquinalización" de las cosas y por medio de la selección del hombre. Nietzsche reconoce el carácter metafísico de la máquina y expresa ese conocimiento en un "aforismo" de la obra El caminante y su sombra (1880): "La máquina como maestra. La máquina enseña por sí misma el engranaje de masas humanas en acciones en las que cada uno tiene que hacer una sola cosa: proporciona el modelo de la organización de partidos y del modo de hacer la guerra. No enseña, por el contrario, la soberanía individual: de muchos hace una máquina y de cada individuo un instrumento para un fin. Su efecto general es: enseñar la utilidad de la centralización." (III, 317) Heideggeriana: MetafisicaNietzsche

La usura de todas las materias, incluida la materia prima "hombre", para producir técnicamente la posibilidad incondicionada de producirlo todo, está determinada en lo oculto por el vacío total en el que está suspendido el ente, las materias de lo real. Este vacío tiene que ser llenado, pero como el vacío del ser, sobre todo cuando no puede ser experienciado como tal, nunca es posible llenarlo con la plenitud del ente, para escapar a él sólo queda organizar el ente de un modo incesante sobre la permanente posibilidad de la ordenación como forma del aseguramiento del actuar. Vista desde esta perspectiva, la técnica, por estar referida sin saberlo al vacío del ser, es la organización de la carencia. Dondequiera que falte. ente - y para la voluntad de voluntad que se afirma cada vez más siempre falta - la técnica tiene que salir al quite recambiando lo que falta y consumiendo materia prima. Pero en realidad el "recambio" y la producción en masa de estas piezas de recambio no son un recurso pasajero sino la única forma posible como la voluntad de voluntad, el aseguramiento total "sin fisuras" del ordenamiento del orden, se mantiene en marcha y de este modo puede ser "ella misma" como "sujeto" de todo. El crecimiento del número de masas humanas se impulsa intencionadamente por medio de planificaciones, para que nunca falte la ocasión de reclamar mayores "espacios vitales" para las grandes masas, espacios que, por su magnitud, exigirán a su vez, para su instalación, masas humanas, que consecuentemente serán mayores. Este movimiento circular de la usura por mor del consumo es el único proceso que distingue la historia de un mundo que se ha convertido en inmundo. "Dirigentes natos" son aquellos que, por la seguridad de su instinto, se dejan enrolar en este proceso como sus órganos de dirección. Son los primeros empleados en el negocio de la usura incondicionada del ente al servicio del aseguramiento del vacío del abandono del Ser. Este negocio de la usura del ente desde el inconsciente rechazo del Ser excluye de antemano las diferencias entre lo nacional y los pueblos como momentos de decisión aún esenciales. Del mismo modo como ha quedado obsoleta la diferencia entre guerra y paz, queda obsoleta también la distinción entre "nacional" e "internacional". El que hoy piensa "de un modo europeo" ya no se expone al reproche de ser un "internacionalista". Pero tampoco es ya un nacionalista, porque no piensa menos en el bienestar de las demás naciones que en el de la suya propia. Heideggeriana: SM

Así, el hombre de la era atómica se vería librado, tan indefenso como desconcertado, a la irresistible prepotencia de la técnica. Y efectivamente lo estaría si el hombre de hoy desistiera de poner en juego, un juego decisivo, el pensar meditativo frente al pensar meramente calculador. Pero, una vez despierto, el pensar meditativo debe obrar sin tregua, aun en las ocasiones más insignificantes; por tanto, también aquí y ahora, y precisamente con ocasión de esta celebración conmemorativa. Ella nos da que pensar algo particularmente amenazado en la era atómica: el arraigo de las obras humanas. Heideggeriana: Serenidade1955

Rige así en todos los procesos técnicos un sentido que reclama para sí el obrar y la abstención humanas (Tun und Lassen), un sentido no inventado ni hecho primeramente por el hombre. No sabemos qué significación atribuir al incremento inquietante del dominio de la técnica atómica. El sentido del mundo técnico se oculta. Ahora bien, si atendemos, continuamente y en lo propio, al hecho de que por todas partes nos alcanza un sentido oculto del mundo técnico, nos hallaremos al punto en el ámbito de lo que se nos oculta y que, además, se oculta en la medida en que viene precisamente a nuestro encuentro. Lo que así se muestra y al mismo tiempo se retira es el rasgo fundamental de lo que denominamos misterio. Denomino la actitud por la que nos mantenemos abiertos al sentido oculto del mundo técnico la apertura al misterio. Heideggeriana: Serenidade1955

Lo que habitualmente vemos del mundo, lo que vemos de las cosas humanas y divinas adquiere, gracias al decir poético, un nuevo rostro, precioso y rico en misterio. Un lenguaje elevado da el sello de este ennoblecimiento. Pero la elevación tiende hacia la simplicidad. El lenguaje se eleva hacia la simplicidad cuando el dulce brillo y el sonido apacible de la palabra hacen aparecer todas las cosas bajo una nueva luz. Este decir ennoblecedor caracteriza la vocación poética de Johann-Peter Hebel. Heideggeriana: HebelAmigo

Es menester para esto constructores que sepan que el hombre no vivirá de la energía atómica sino que podrá cuando más perecer - es decir -, que perderá su esencia inclusive si esta energía atómica es empleada únicamente para fines pacíficos, mientras esos fines pacíficos continúen siendo los únicos decisivos para toda ambición y toda determinación humanas. Ante esta situación, los verdaderos constructores piensan que el simple hecho de vivir no es todavía habitar: pues el hombre, cuando habita, "habita", de acuerdo con la frase de Hölderlin, "poéticamente sobre esta tierra". Heideggeriana: HebelAmigo

El concepto conductor de la cibernética, la información, es por tanto lo suficientemente amplio para que un día la exigencia de la cibernética haga tributaria suya a las ciencias históricas del espíritu (NT: o ciencias humanas). Esto resultará cuanto más fácil, en la medida en que la relación del hombre actual hacia la tradición histórica se transforme visiblemente en una mera necesidad de información. Mas en la medida que el hombre se entienda todavía como una naturaleza histórica libre, se va a proteger ante todo de abandonarse a la determinación del hombre al modo del pensar cibernético. Por de pronto, la cibernética misma acepta el que ella se topa aquí con preguntas difíciles. Con todo, las ve en el fondo como algo solucionable, y considera al hombre por ahora como un "factor de perturbación" en el cálculo cibernético. Entretanto, ella puede estar segura ya de su asunto, a saber: de calcular todo lo que es como proceso controlado, porque ya surge la idea de determinar la libertad del hombre como libertad planeada, es decir, controlable. Puesto que, esta última sola todavía parece garantizar la posibilidad del habitar humano para la sociedad industrial, en el mundo técnico que puja siempre cada vez más decididamente hacia adelante. Heideggeriana: AssuntoPensar

A pesar de ello, tenemos que preguntar aún más exactamente: ¿Hacia dónde se dirige la mirada aconsejadora e iluminadora de la diosa Atenea? Para hallar la respuesta, tengamos presente el relieve consagrado a la diosa Atenea, en el museo de la Acrópolis. Desde él, Atenea se presenta como la skeptoméne, la meditabunda. ¿Hacia dónde se dirige la mirada meditabunda de la diosa? Hacia el monolito fronterizo, hacia el límite. El límite, sin embargo, no es sólo contorno y marco, ni solamente aquello en lo que algo termina. Límite mienta aquello mediante lo cual algo se halla reunido en lo suyo propio, para aparecer desde allí en su plenitud, hacerse presente. Al meditar el límite, Atenea ya tiene en la mirada aquello, hacia donde tiene que mirar previamente el actuar humano, para hacer aparecer lo así divisado en la visibilidad de una obra. Más aún: la mirada meditabunda de la diosa no sólo contempla la figura invisible de posibles obras humanas. La mirada de Atenea descansa ante todo, ya, sobre aquello que deja que las cosas, que no necesitan primeramente de la producción humana, surjan desde sí mismas en la moldura de su presencia. A esto lo llamaron los griegos desde antaño la physis. La traducción romana de la palabra physis por natura y, finalmente, el concepto de naturaleza, que desde aquí se hizo rector en el pensamiento occidental - europeo, encubren el sentido de aquello que physis mienta: lo que surge por sí mismo en su respectivo límite y permanece en él. Heideggeriana: ArtePensar

SPIEGEL: Sin embargo, hay que decir que estamos bien aquí y que en nuestro tiempo no tendremos que marcharnos; pero, ¿quién sabe si el destino del hombre es estar en la Tierra? Es pensable que el hombre no tenga destino alguno. Pero, de todos modos, puede contemplarse también como una posibilidad humana salir de la Tierra a otros planetas; para lo cual falta aún seguramente mucho tiempo. Pero, ¿dónde está escrito que el hombre tenga aquí su sitio? HEIDEGGER: Si no estoy mal orientado, sé, por la experiencia e historia humanas, que todo lo esencial y grande sólo ha podido surgir cuando el hombre tenía una patria y estaba arraigado en una tradición. La literatura actual, por ejemplo, es en gran parte destructiva. SPIEGEL: Nos molesta la palabra destructiva en la medida en que suena a nihilismo, palabra que, debido precisamente a Vd. y a su filosofía, ha ampliado enormemente su contexto significativo. Nos sorprende oír la palabra "destructiva" con relación a la literatura, aunque Vd. podría o tendría que verla formando parte íntegramente de ese nihilismo. HEIDEGGER: Yo diría que la literatura a la que me he referido no es nihilista en el sentido que esta palabra tiene en mi pensamiento (Nietzsche, II, p. 335 y ss.) Heideggeriana: DerSpiegel

Submitted on 12.03.2007 21:06
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